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Nadine Valéry la Traviata de Granada

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74º Festival Internacional de Música y Danza de Granada (día 23). Ópera.

Viernes 11 de julio, 22:00 horas. Palacio de Carlos V: Verdi: La traviata. Ópera en tres actos, versión concierto. Fotos propias y ©Fermín Rodríguez.

Hace ahora dos años que disfrutábamos en Granada del Turandot llegado del Teatro Real en versión concierto, y esta vigésimo tercera noche de mi festival nos traían La traviata, sin la escena de Willy Decker, pero ideal para quienes no gusten de nuevas producciones, pese a que la madrileña estrenada en Salzburgo es ya un «clásico» tras dos décadas (guardando el DVD como oro en paño junto a otras versiones igualmente referentes), manteniendo el festival nazarí la apuesta por seguir ofreciendo ópera a tantos aficionados que llegan de todas partes para escuchar a un elenco de voces internacionales en este entorno único.

La expectación previa era grande ante esta ópera que aterrizaba desde el Real madrileño con un elenco de altura, donde Nadine Sierra protagonizaba una entrevista a toda página en el diario granadino Ideal:

Ya la propia web nos anunciaba este título verdiano que muchos conocemos casi como si lo hubiésemos cantado a lo largo de nuestra vida:

La ópera de las óperas
Después del exitoso Turandot de 2023, vuelven los conjuntos del Teatro Real al Palacio de Carlos V, esta vez con la que puede ser considerada la ópera más famosa y popular de todos los tiempos. Inspirada en La dama de las camelias de Dumas hijo, Verdi se acercó en La traviata a conflictos de su época para abordar temas como el amor, el sacrificio y la hipocresía social con una fuerza por completo inédita en su tiempo. Dos de los grandes cantantes de las escenas líricas internacionales de nuestros días, la soprano estadounidense Nadine Sierra y el tenor donostiarra Xabier Anduaga pondrán sus voces al servicio de los principales protagonistas. La batuta estará en las manos del húngaro Henrik Nánási, reconocido especialista que frecuenta los grandes templos líricos centroeuropeos, de Viena a Múnich.

Nadine Sierra fue la figura de la noche, la mejor Violetta Valéry del momento, de belleza absoluta con una interpretación llena de personalidad, expresividad, encanto, mandando en los tempi de  un excelente concertador como el húngaro Henrik Nánási al que se le notó el trabajo previo y las funciones que lleva en Madrid, encajando todo al detalle con una Orquesta y Coro Titulares del Teatro Real impecables. Desde la primera aparición en escena la soprano marcó un personaje que lo siente, manejando el escenario de izquierda a derecha con una voz prodigiosa que además de fiato único, crescendi, pianissimi y todas las virtudes que debe tener una cantante verdiana, cautivó en cada aria, en cada dúo, logrando los silencios de un público embelesado ya desde el brindis inicial al trágico Addio, del passato, la progresión dramática a lo largo de esta ópera que nos dejó hechizados.

El donostiarra Xabier Anduaga interpretó un Alfredo de buena escuela, de color homogéneo en un grave ya asentado, unos medios redondos y unos agudos valientes, muy matizado y perfectamente implicado en la acción, no solo en sus arias y dúos (convincente con Giorgio)  sino mostrando una línea de canto elegante para secundar a la Violetta arrolladora.

El barítono polaco Artur Rucinski nos dejó un Giorgio Germont joven en carácter y presencia, aún sin redondear aristas y luchando por mantener volumen con una poderosa orquesta detrás, pero de técnica suficiente con un fraseo muy ligado y acertado, redondeando el trío protagonista de esta Traviata granadina.

La moscovita Karina Demurova como Flora Bervoix lució sin desentonar en sus apariciones y concertantes, no así la Annina de la mezzo gerundense Gemma Coma-Alabert, muy oscurecida en sus breves intervenciones.

Del resto del elenco, el bajo Giacomo Prestia (Grenvil) le dio el caracter solemne a su personaje, presente aunque limitado en volumen, y correctos el barítono Tomeu Bibiloni como Douphol , David Lagares (marqués de Obigny) con un discreto Albert Casals como Gastone.

No hacía falta escena porque todos se movieron por el escenario delante de la orquesta, transitando de izquierda a derecha incluso delante del director, entradas y salidas donde lo que faltaba lo suplíamos con nuestros recuerdos e imaginación, carnaval del coro, toreros de negro, un casino imaginario y la Violetta único foco de atención con su rojo pasional y sanguíneo hasta la muerte.

Insistir en la buena dirección musical de Henrik Nánási que jugó con los tempi llevados por Nadine Sierra o algo más ligeros para el coro. A la batuta nos dejó dos preludios matizadísimos, con una concertino y un oboe a destacar, y «llevando de las manos» la concertación exacta con los protagonitas. Tan solo tachar de excesiva la colocación de la «banda fuera de escena» que por la acústica palaciega rebotaba en la cúpula interior dando la sensación de estar ubicada encima y que en el primer dúo de Violetta y Alfredo les dejaron «emparedados» a nivel sonoro, mientras ayudó al tenor en el Sempre libera más presente que en un teatro fuera de escena.

Pasadas las cinco de la madrugada dejo estas primeras impresiones ante un fin de festival don programas dobles que seguiré contando desde aquí.

FICHA

La Traviata. Ópera en tres actos (1853). Versión concierto.

Música de Giuseppe Verdi (1813-1883)
Libreto de Francesco Maria Piave, basado en La dama de las camelias de Alexandre Dumas hijo

ELENCO:

Orquesta y Coro Titulares del Teatro RealHenrik Nánási (director musical) – José Luis Basso (director del coro).

Nadine Sierra, soprano (Violetta Valéry) – Karina Demurova, mezzosoprano (Flora Bervoix) – Gemma Coma-Alabert, mezzosoprano (Annina) – Xabier Anduaga, tenor (Alfredo Germont) – Artur Rucinski, barítono (Giorgio Germont) –  Albert Casals, tenor (Gastone, vizconde de Létonières) – Tomeu Bibiloni, barítono (El barón Douphol) – David Lagares, bajo (El marqués de Obigny) – Giacomo Prestia, bajo (Doctor Grenvil) – Joan Laínez, tenor (Giuseppe)

Otro barbero en Oviedo

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Sábado 5 de octubre de 2024, 19:00 horas. Teatro Campoamor, Oviedo: LXXVII Temporada de Ópera. Gioachino Rossini (1792-1868): «Il barbiere di Siviglia».

(Borrador de mi Crítica para Ópera World del lunes 7 con el añadido de los links siempre enriquecedores, tipografía que no siempre se puede adaptar, y fotos de Iván Martínez)

Segundo título de la septuagésimo séptima temporada ovetense con «El barbero de Sevilla» considerada por público y crítica como una de las cumbres del arte cómico del gran Rossini y de toda la ópera bufa, ya no solo por su música única y de calidad suprema, también por el texto de Beaumarchais que el libreto de Sterbini respeta, algo nada habitual entonces. Un título siempre agradecido en la capital asturiana donde se ha representado desde 1892 hasta dieciséis veces, recordando personalmente 1973 con un reparto donde estaban Ernesto Palacio, el gran Enzo Dara, la asturiana Fefi Arregui, Vicente Sardinero y el irrepetible Paolo Montarsolo. Este 2024 además de programar cinco funciones (donde no faltará el “viernes joven” con el segundo reparto) se incluirán dos representaciones más para el día 19 (con pases a las 17:30 y 19:30) en una cuidadísima versión de Maite García Heres y la Compañía musical infantil “La Federica” (residente de la Ópera de Oviedo) titulada «El barbero de Sevilla para la infancia», para un público de 9 a 99 años que espero podamos disfrutar igualmente.

Y es que “El barbero” no falla al hacernos un poco más felices estos tiempos grises, porque Rossini entendió la ópera como su propia vida, apurándola al principio para disfrutarla en su vejez. Este barbero de Oviedo no resultó como hubiésemos querido pese a contar con todos los elementos para triunfar, pues los desajustes entre foso y escena fueron muchos, especialmente en los siempre difíciles concertantes solventados como bien se pudieron para convertir los dos actos en un “totum revolutum” que tornó en disparate el propio argumento, incluyendo una figuración que ayudó a ese “horror vacui” sólo explicable en el interludio de la tormenta del segundo acto donde no faltaron los paraguas, para una escena por otra parte sencilla y siguiendo las pautas de Rita Consentino de “humor e ironía para una crítica social” como bien explica en el libro de este título, y que contagiaron el momento actual de cierto descontrol donde lo importante como se suele decir era encajar inicio y final para dejar que el resto rodase por sí solo, manteniendo la comicidad que no faltó nunca aunque hubiese momentos de sobreactuación por parte de todos, salvando el personaje mudo del criado Ambrogio con Aarón Martín cual Buster Keaton casi omnipresente.

La famosísima obertura pintaba bien con Oviedo Filarmonía compacta y matizada para levantar el telón y contemplar las cuatro cajas de embalajes con distintos tamaños y etiquetas de esta producción propia que irían albergando todas las escenas: el balcón de Rosina, la casa de Bartolo o la barbería de Fígaro, todo sencillo pero efectista más un vestuario de Gabriela Hilario que como la producción que llega al teatro, ha ido incorporando de todo, pero a partir de ahí llegaría el resto.

La escena primera de Fiorello y Almaviva para la serenata traía al coro vestido de bailaores con sombrero cordobés, pues bien podría haberse pensado en una rondalla o mejor una tuna, aún vigente en pleno siglo XXI que hubiese dado más “realismo” y hasta colorido, bien siempre vocalmente el Coro Intermezzo (mejor aún como soldados), comprobando el buen estado vocal del barítono zaragozano Isaac Galán en los mal llamados secundarios y el timbre peculiar del tenor maltés Nico Darmanin con sus “desdoblamientos” algo desiguales: mejor como Lindoro o el soldado borracho que su Alonso desencajado en exceso (Pace e gioia sia con voi),

y la primera aparición de Karina Demurova desde el balcón con un ligero desafine (las alturas no suelen ser buenas para el oído), interesante la elección de la mezzo rusa para una Rosina enorme en todos los aspectos: por su color vocal en los agudos que difería en el registro grave aunque de volumen suficiente ante un foso que no ayudaba precisamente a las voces, desde la conocida Una voce poco fa de la escena segunda, bien ornamentada y el clave-arpa en el foso que resultó el mejor hilo conductor para toda la ópera más allá de los recitativos, siendo lo mejor a nivel instrumental escuchar una guitarra perfecta (Manuel Paz en el foso) que aún lo sería más en las manos del mexicano Germán Olvera, el barbero protagonista de escena prodigiosa ya desde su salida de la caja-barbería, vocalidad perfecta aunque dubitativo y agudos algo cortados en el Largo al factótum que finalmente solventó con su volumen poderoso, más el control necesario en el resto de sus intervenciones, de menos a más con los problemas citados de desajustes en los concertantes, donde la maestra Lucía Marín no encontró el equilibrio ni tempi para que todo fluyese cómodo dentro de las enormes dificultades que Rossini vertió en su partitura, textos rapidísimos de agilidades complicadas y exigentes empastes.

Siguiente aparición el “Bártolo” del barítono asturiano David Menéndez que con los años gana en registro grave sin ser bajo con la bis cómica del personaje que le permite recrearlo, tal vez sobreactuado, especialmente en los conjuntos, pero plenamente interiorizado este rol que irá afianzando en esta etapa madura.

De lo más completo del elenco vocal estuvo el rol de Berta con la soprano asturiana Yolanda Montoussé que tendría su momento álgido en el aria Il vecchiotto cerca moglie tras una interrupción por un imprevisto sanitario que movilizó a los muchos y verdaderos doctores entre el público, retomando tras quince minutos la acción con temple, una comicidad desde su primera aparición en la escena segunda, unos concertantes bien empastados con sus compañeros y el excelente gusto de su aria final reposada. Esperaba más del Basilio de un Fernando Latorre muy querido en Oviedo, pero a su “calumnia” le faltó peso, poso y entendimiento con la dirección musical.

Había mimbres musicales, vocales y actorales, para un “barbiere di caulitá” que con estar entretenido porque Rossini no defrauda, merecía más complicidad en este sábado lluvioso de chubasqueros formando parte del vestuario de “El barbero de Oviedo” que sin perder comicidad o ironía le faltó más musicalidad y entendimiento, algo que esperamos se alcance en las próximas funciones.

FICHA:

Sábado 5 de octubre de 2024, 19:00 horas. Teatro Campoamor, Oviedo: LXXVII Temporada de Ópera. Gioachino Rossini (1792-1868): «Il barbiere di Siviglia». Libreto de Cesare Sterbini, basado en la comedia “Le Barbier de Séville ou La précaution inutile” de Pierre-Augustin Caron de Beaumarchais (1775) y en el libreto de Giuseppe Petrosellini para “Il barbiere di Siviglia” de Giovanni Paisiello (1782). Comedia en dos actos.

Estrenada en el Teatro Argentina de Roma el 20 de febrero de 1816. Nueva producción de la Ópera de Oviedo.

FICHA TÉCNICA:

Dirección musical: Lucía Marín – Dirección de escena: Rita Cosentino – Diseño de escenografía: David Pizarro – Diseño de vestuario: Gabriela Hilario – Diseño de iluminación: David Bofarull – Coreografía: Cristina Arias – Dirección del coro: Pablo Moras.

REPARTO:

El conde de Almaviva: Nico DarmaninBartolo: David MenéndezRosina: Karina DemurovaFigaro: Germán OlveraBasilio: Fernando LatorreFiorello: Isaac GalánAmbrogio: Aarón MartínBerta: Yolanda MontousséUn oficial: Francisco SierraUn notario: Eduardo Pintado.

Orquesta Oviedo Filarmonía – Coro Titular de la Ópera de Oviedo (Coro Intermezzo).