Miércoles 6 de marzo, 20:00 horas. Oviedo, Sala de cámara del Auditorio Príncipe Felipe: XI Primavera Barroca (CNDM, Fundación Municipal de Cultura). ARMONÍA CONCERTADA: The Josquin songbook. Música para dos voces y vihuela. Obras de Vásquez, Willaert, Arcadelt, Josquin y otros.
Ya son once ediciones de esta más que asentada «Primavera Barroca» ovetense, aunque llegue con los fríos invernales, siempre contando con el CNDM dentro de su ciclo «Circuitos», con un público fiel que responde casi en masa en una sala ideal por tamaño y acústica. El primero de los seis conciertos programados contó además en paralelo con su respectiva conferencia previa por parte de los intérpretes en colaboración con el CONSMUPA y la Universidad de Oviedo.
Para este primer evento en este frío invernal de marzo, llegaban a Oviedo estos músicos argentinos a quienes escuché en Granada el pasado Festival pero sólo a dúo, debiéndose sumar en Oviedo el tenor, que por problemas de «disfonía parcial» nos privaron de un programa en torno a Josquin «el Divino» del que Pablo J. Vayón titulaba en sus notas ‘Josquin de bolsillo’ (también sonará si nada lo impide en León), correspondiendo al vihuelista afincado en Sevilla Ariel Abramovich la charla previa de las 18:00 horas, mientras en el concierto el cambio de planes trajo dos bloques con todo el peso en la soprano María Cristina Kiehr con la vihuela, lo que resultó más «monotonía acompañada» que la esperada «mezcla de rigor e imaginación» que nos vendería el instrumentista presentando cada obra del nuevo programa, algo que también quita tiempo al concierto en sí.
Evidentemente es de agradecer tener un «plan B» que en su mayor parte ofreció las obras de su trabajo discográfico «Imaginario: de un libro de música de vihuela« con obras a 4 y 5 voces pero sólo con la soprano cantando, dejando un enorme y exquisito trabajo para la vihuela de Abramovich, una en sol de Martin Haycock y otra más afinada en la, del luthier granadino Francisco Hervás para las cuatro últimas obras previstas para el programa inicial de «The Josquin Songbook« que también han grabado.
La voz de María Cristina Kiehr (Tandil, 1967) que fue alumna de René Jacobs, no es agradecida en volumen, suficiente para la sala y con ese acompañamiento, ni en color, muy homogéneo pero falto de mayores matizaciones o expresión pese a una dicción correctísima en los idiomas utilizados, aunque tampoco las obras elegidas permitan muchos lucimientos dramáticos e interpretativos (menos aún en las obras con textos sacros) con este formato a dúo recreando la tablatura que pasa a la vihuela una polifonía renacentista con solo una voz realmente cantada, completando el resto la cuerda pulsada (laúd o en este caso vihuela) completando un contrapunto delicado que siempre respeta la voz más aguda. Así pues de los cincuenta minutos de la primera parte descontando las presentaciones detalladas (casi otra conferencia) y el «solo» de vihuela en el Ricercar de Segni da Modena (originalmente para laúd) o La canción del Emperador (excelente por otra parte) es más que suficiente para comprender esta soporífera sensación mía sólo salvada en un par de obras que curiosamente rompieron la atmósfera intimista alejada de la luminosidad musical, más introspección y recogimiento que primaveral regocijo barroco (hoy más renacentista).
Seguramente de tener a Jonatan Alvarado en plenas facultades, la tímbrica de las dos líneas cantadas hubiera resultado más jugosa por contar con unas voces que empastan a la perfección, pero el esfuerzo del tenor (con un interesante registro grave) ya se dejaría ver en la nota manuscrita que leería la soprano tras el segundo Arcadelt y donde además del verbo -o prosa- fácil sobre la cancelación, reconocía que el canto también es «carne, músculo y materia», dejándonos disfrutarlo tan solo en el arreglo del Kyrie de la Missa de Peñalosa y en Nymphes, nappés lo que hubiera sido y no fue…
La atmósfera de todo el recital fue ideal (Ariel hizo la broma con los de laúd «para dos o tres personas en una pequeña habitación con suelo de madera y sin muebles») y el público que casi llenó este salón aplaudió todas y cada una de las obras.
En agradecimiento por el respeto y comprensión, el dúo bisaría Se pur ti guardo de Willaert, que junto a «nuestro» Vásquez De los álamos vengo, madre resultaron lo más expresivo de este inicio de «Primavera Barroca» hoy renacentista y accidentada pero al menos sin cancelar.
PROGRAMA:
«Imaginario: de un libro de música de vihuela»
Juan VÁSQUEZ (c. 1500-c. 1560): O dulce contemplación, a 4.
Adrian WILLAERT (1490-1562): O dolce vita mia, a 4.
Juan VÁSQUEZ: Qué sentís coraçon mío, a 4
J. SEGNI da MODENA (1498-1561): Ricercar (vihuela).
Jacques ARCADELT (c. 1504 – 1568): Chiare fresche et dolci acque, a 5.
Anónimo, Cancionero de Uppsala (pub. 1556): Si de vos bien me aparto, a 5.
Jacques ARCADELT: Se per colpa del vostro fiero sdegno, a 4.
Adrian WILLAERT: Se pur ti guardo, a 4.
C. de RORE / anon (Ms Castelfranco Veneto): Anchor che col partir, a 4 (madrigal).
Juan VÁSQUEZ: Si no os hubiera mirado, a 4.
De los álamos vengo madre, a 4.
Quien dice que l’ausencia causa olvido, a 3.
Josquin DESPREZ (ca. 1450-1521): La canción del emperador del quarto tono de Jusquin, a cuatro (Luis de Narváez, Los seys libros del delphín, 1538).
Cristóbal de MORALES (1500-1553): De la Missa Mille regretz, a tres (Miguel de Fuenllana, Orphénica lyra, 1554): Benedictus.
Josquin DESPREZ: Fantasía I del primer tono, a cuatro (Luis de Narváez, Los seys libros del delphín, libro i, 1538).
Francisco de PEÑALOSA (ca. 1470-1528): De la Missa Adieu mes amours, a cuatro (ms. 2-3 de Tarazona): Kyrie.
Josquin DESPREZ: Nymphes, nappés, a seis, IJ 115.
Nymphes des bois, La déploration sur la mort de Johannes Ockheghem
María Cristina Kiehr (soprano) – Jonatan Alvarado (tenor) – Ariel Abramovich (vihuela)













