Inicio

De sópitu

Deja un comentario

De Sópitu. Forma Antiqva, Pablo García-López (tenor), Aarón Zapico (idea, selección musical y arreglos). Sello: Zapico Records. Tiempo total: 61:30. Libreto en asturiano, castellano e inglés. Ref.: ZAP001

(Reseña escrita desde el teléfono y enviada a LNE del viernes 21, con el añadido de los links siempre enriquecedores, tipografía que no siempre la prensa puede adaptar, y fotos propias)

En la tarde de ayer jueves se presentaba “De Sópitu” en la Sala de Cámara del auditorio ovetense el último trabajo de Forma Antiqva, con sello propio en el amplio sentido de la palabra, y en el mismo lugar donde se realizó la grabación el pasado mes de junio con la producción de Fernando Arias (sentado entre el público) que salía a la venta y ya pude escuchar con detenimiento.

Aarón Zapico, el ideólogo de este proyecto (del que ya disfrutaron en vivo durante el Festival Internacional de Santander allá por junio de 2023 en Torrelavega y Noja , más en el ciclo CIMCO el pasado 13 de junio), estuvo acompañado por sus dos hermanos Pablo y Daniel, junto a Ismael G. Arias y la periodista María Herrero ejerciendo de presentadora y amiga de todos (también estudió música con los Zapico), sonsacándoles algunos secretos e interioridades de este trabajo, desde la selección, búsqueda en archivos, descartes y aciertos, hasta la recuperación del rigodón de Santiago de Murcia, titulado La asturiana, en la Biblioteca Nacional por parte de Pablo, que junto a Daniel la reconstruyeron (e interpretaron en vivo).

No faltó el hermanamiento de las Cuencas con el socarrón Mael añadiendo anécdotas de su Teverga y los ancestros de unas canciones sin fronteras, el garrotín más asturiano (cantado por la Lola con El pescadilla) y Beethoven cuya marcha escocesa seguro “ye nuestra”, pues la historia bien pudo pasar por Requejo (el alcalde de Mieres Manuel Álvarez, también presente en la sala, asentía y sonreía).

Producto de los Zapico de principio a fin, desde la grabación en la propia sala de cámara con el “sonido Arias” impecable con discográfica propia, un libreto trilingüe (asturiano, castellano e inglés) y las bellas fotos y diseño de Ricardo Villoria.

Música inédita, fresca, valiente y original en su concepción, música que nos pertenece a todos desde la óptica siempre abierta de la formación asturiana, con aires barrocos siempre tan actuales, el disco recoge 24 cortes alternando páginas instrumentales y vocales con el “fichaje” del tenor cordobés Pablo García-López (el último Don Basilio de las bodas mozartianas en la Ópera de Oviedo) a quien habrá que adoptar para la gran familia Zapico que sigue creciendo y enriqueciendo un repertorio de lo más exportable, muy recordado en la presentación (cantando estos días “La flauta mágica” en Tours), quien nos dejó grabado en vídeo un afectuoso saludo desde la ciudad francesa, con la gratitud y toda su entrega, además de la emoción vertida en este proyecto desde sus inicios.

Interesante la selección y arreglos de distintos temas del folklore asturiano, cántabro, leonés y hasta irlandés, la inspiración desde los tiempos de estudiante en La Haya del mayor de los hermanos, donde pudo beber de las fuentes originales que incluían la herencia de la llamada música popular, el folklore que ya utilizaron Händel (Sinfonía de los pastores), Purcell (Danza de los marineros) o Matteis (Danza según el humor escocés), pero también nuestros Martín Codax (Ondas do mar de Vigo), Gaspar Sanz (Marionas), Santiago de Murcia (Rigodón) y si me apuran hasta el mismísimo Rimsky-Korsakov con la Alborada y el Fandango que también aparece “De repente”, páginas que estaban esperando en carpetas desde 2016 para crecer en Pandemia y finalmente salir para hacerlas sonar. También pudimos ver un par vídeos de la grabación (más el tráiler de promoción en las redes sociales) donde seguir disfrutando del repertorio atemporal que se ha reunido en este disco compacto.

La alternancia de temas nos dejan unas combinaciones plenamente internacionales, instrumentalmente con el cello de Ruth Verona, a quien hace tiempo le cambié el apellido por Zapico (es la “cuarta hermana” de la formación de los langreanos desde los inicios), capaz de emocionarnos en un canto melancólico introductorio alternando con el rítmico de la muñeira de Chantada donde las flautas del astur-leonés Alejandro Villar aportan ese matiz celta (comentado por Ismael con el asentimiento de Lisardo Lombardía (uno más entre el numeroso público asistente). Las músicas que Aarón Zapico recogió, tras consultar con Mael, su hija Sara, Miriam Perandones o Héctor Braga, amalgaman páginas reconocibles por todos los “omnívoros musicales” que siempre tenemos presente lo cercano, «desentrañando las raíces» de unas melodías tan apegadas al terruño. Por supuesto la percusión de Pere Olivé, otro “imprescindible” de Forma Antiqva junto a los tres hermanos (Aarón en el órgano, Dani con la tiorba y Pablo a la guitarra barroca y el archilaúd), redondean el orgánico de este proyecto que patrocinado por la Consejería de Cultura, Política Lingüística y Deporte del Principado de Asturias ya queda para la posteridad de nuestro patrimonio.

Punto y aparte merece el tenor cordobés, ya adoptado porque parece de Mieres por su impecable dicción y musicalidad (“El señor cura de la Piñera”, “Tengo al mio Xuan en la cama” o esa joya intimista que es “¡Que m’escurez”), recitando “Una fatal ocasión” (mientras suena por debajo “Mangas verdes” y “La giga de nadie” de John Playford), junto a la emocionante interpretación de “Santa Barbara bendita” que cierra el disco (y la presentación en vídeo), pero igual de bien con el galaicoportugués del trovador Martín Codax (con Villar a la zanfona) y hasta el inglés del “Danny Boy” gaitero rezando por las montañas y casi invitándonos a tomarnos unas pintas (o unos culines en Requejo).

De momento lo podrán escuchar en Córdoba aunque los Zapico no paren: una “Vivaldiana” el próximo 6 de marzo en Los Conciertos del Auditorio o ya el 1 de julio en una romería gijonesa dentro del Festival de Música Antigua. Lo que sí podemos decir, con más de 20 años a la espalda, como preguntaba María, Forma Antiqva son «Marca Asturias» y un activo a mimar plenamente exportable.

Carambeando con La Caramba

2 comentarios

Forma Antiqva: CD La Caramba, Winter&Winter, N° 910 289-2.

Se llamaba María Antonia Vallejo Fernández y había nacido en Motril justo a mitad del siglo XVIII, en 1751, la mujer más querida de su época, la más influyente, la que atraía todas las miradas. Cantante, actriz, bailarina y empresaria que movió masas, molestó al poder instaurado y dictó modas en los atuendos, aunque fue todo eso y mucho más. ‘La Caramba’ se instaló en 1776 en Madrid, ciudad en la que moriría tan solo 11 años más tarde. La historia cuenta que tras desempeñarse como artista en diversas poblaciones de Andalucía y triunfar en otras ciudades más allá de Despeñaperros, como Zaragoza, con un gran éxito, y en 37 años de vida civil pero solo una década de vida artística, puso «patas arriba» el panorama de la escena de su tiempo. De hecho, se llamó ‘caramba’ al ostentoso tocado con el que solía adornar sus peinados. Símbolo de moda femenina de la época, fue la gran estrella de la tonadilla, género musical por excelencia en aquel tiempo y ahora felizmente recuperado gracias al trabajo de la Musicología española que está en un momento dulce esperando puedan mantener.

Forma Antiqva, conjunto instrumental y vocal creado en Langreo (Asturias), es un veterano y exitoso proyecto artístico de los hermanos Aarón, Daniel y Pablo Zapico que con distintas formaciones variables siguen recuperando nuestro patrimonio musical, llevándolo tanto al directo como a las grabaciones para el sello alemán del que son artistas exclusivos, siempre rodando primero en directo cada nuevo proyecto antes de llevarlo al disco para seguir promocionándolo posteriormente (espero pronto en nuestra tierra asturiana) aunque lo alternen con distintos programas.

En este trabajo, con una formación de orquesta barroca (siempre contando con músicos de reconocida y atractiva trayectoria, «habituales» en grupos de fama internacional), los asturianos abordan de manera original diecisiete páginas donde conviven ritmos y giros melódicos derivados del folclore, con la frescura y desparpajo que caracterizaron el estilo de ‘La Caramba’, a quien el mayor de los Zapico ha bautizado como «La Rosalía del XVIII» por sus actuaciones atrevidas, llamativas exhibiciones públicas y escandalosas relaciones amorosas que culminarían en un episodio místico, pues la tonadillera abandonó los escenarios en 1785 para dedicarse a la oración y a la penitencia. Los restos mortales de ‘La Caramba’ descansan en la Iglesia de San Sebastián de la madrileña calle Atocha.

Este disco culmina un proyecto que empezó hace años para realizar un retrato musical de María Antonia Vallejo Fernández ‘La Caramba’ (1751-1787), y hacerlo con Winter & Winter le otorga un mayor reconocimiento internacional a esta música española, o como ha escrito Aarón Zapico, supone «una muesca más en nuestra ecléctica carrera. Hemos recuperado música (‘La Caramba’, ‘Sancta Ovetensis’, ‘Baset’), hemos hecho ‘Las Cuatros Estaciones’ de Vivaldi y músicas contemporáneas escritas para nosotros», un álbum que recoge la historia de esta tonadillera motrileña de carrera meteórica y verdadera revelación en el mundo teatral y la farándula madrileña, con los mejores compositores de tonadillas escribiendo para ella en la forma musical más importante de entonces.

Las tonadillas que han elegido Forma Antiqva reflejaban los dimes, diretes y cotilleos de la época, y pese a tener casi 300 años, ‘La Caramba’ sigue siendo moderna por mujer valiente, individual y con firmes convicciones, bien intercaladas con páginas instrumentales que los asturianos tienen como «fondo de armario» y les sirven para organizar estos espectáculos que además encontraron en la soprano barcelonesa María Hinojosa la perfecta «alter ego» para recrear una música tan actual como en sus tiempos, a quien descubrí como «La Xirgu» en el Ainadamar del Campoamor hace diez años.

A finales de julio del «año Covid» estrenaban en El Escorial (dejo el link de la crítica para Scherzo del siempre recordado Eduardo Torrico) el espectáculo con propuesta escénica de Pablo Viar, promovido por Juan Carlos Garvayo, director artístico del Festival Música Sur que ese 2020 llegaría al Motril natal del músico y la tonadillera, con la colaboración de Ars Hispana, grupo de investigación especialista en la recuperación de melodías olvidadas. Aarón Zapico cuenta: «Tomé las tonadillas originales –estreno en tiempos modernos– y las completamos con música contemporánea para crear un espectáculo lo más homogéneo posible». Suenan José Castel, Bernardo Álvarez Acero o Pablo Esteve, que en el «espectáculo lírico escenificado» se puede disfrutar cómo la soprano se dirige tanto a los músicos como al público para establecer con ellos un juego en el que música y palabra se entrelazan, completando el retrato del personaje, la gran ‘influencer’ de su tiempo capaz de llenar escenarios, salones y bulevares con su sola presencia, como describe José Antonio Muñoz en la web de Forma Antiqva.

Los números instrumentales de Forma Antiqva tienen las señas de identidad de la formación asturiana: contrastes llevados al extremo en dinámicas o tempi con primeros atriles de sonoridad limpia y precisa más un conjunto equilibrado de tímbricas cuidadas (destacar la pareja de trompas) e intervenciones que parten de un trabajo minucioso de «reconstrucción» ante lo poco que se conserva en los originales, con un fandango de Álvarez Acero arrancado por la guitarra barroca de Pablo Zapico casi flamenca y el ensemble «carambeando», siempre con la percusión que aporta a la rítmica empuje y colorido (castañuelas y pandereta sobremanera) transportándonos al Madrid castizo donde ‘La Caramba’ revolucionó la escena. En un entrevista para el Diario de Sevilla Aarón Zapico cuenta que «se trata de «una música abierta a la interpretación. Las partituras están prácticamente en blanco, no hay un solo detalle interpretativo que esté en la partitura. Había una serie de automatismos a la hora de escribir, porque se hacía con prisa, porque había que crear la tonadilla en un día, hacer las partes, ensayarla… y no se ponían a pensar si esto es fuerte o piano y si ahora quitamos los oboes para hacer la escena más íntima», por lo que el trabajo de los asturianos rebosa  imaginación como es costumbre en ellos, coloreando el continuo, el añadido de la percusión, quitando oboes y trompas en otros momentos, que también se hacían en la época, aunque no esté escrito, dejándonos una «orquesta sinfónica» de época totalmente cercana y actual.

Para el acompañamiento vocal en las dos tonadillas de Esteve, más la de Castel o la anónima de 1776 que prosigue al Allegro inicial de la sinfonía nº 3, Forma Antiqva arropa, con una excelente mezcla de estudio, la voz carnosa con canto «natural» de María Hinojosa personalmente encantadora en «Los mormuradores», de cambio notable en el color para las partes declamadas, si bien echo de menos en alguna tonadilla, especialmente en los aires rápidos, una mejor dicción para unos textos que se incluyen en el libreto del CD, incluso traducidos al inglés precisamente para su proyección internacional, así como las excelentes notas del antes citado Juan Carlos Garvayo («Los pecados de María Antonia») y de Nieves Pascual León, verdadera aportación a la musicología hispana.

La grabación, con el patrocinio de una Beca Leonardo de la Fundación BBVA, se realizó en Estudio Uno de Colmenar Viejo en julio de 2022 con Eduardo Lavilla de ingeniero de sonido, editándose, mezclándose y masterizándose entre marzo y julio de este año en el estudio de Adrian von Ripka en Steinenbronn (Alemania).

PISTAS:

Sinfonía nº 3 [José Castel, 1737-1807]: 1. Allegro.

La Caramba (1776) [Anónimo]: 2. Allegro ­– Allegretto / 3. Coplas: Allegro / 4. Seguidillas: Andante allegretto – Allegretto – Andantino.

Los duendecillos (1782) [Pablo Esteve, ca. 1730-1794]: 5. Allegro – Recitado: Andante / 6. Andantino gracioso / 7. Coplas: Allegro / 8. Seguidillas: Allegro moderato – Allegretto.

Obertura »Iphigenia en Tracia« [José de Nebra, 1702-1768]: 9. Allegro.

El arrendador del sebo [José Castel]: 10. Andante moderato – Más andante / 11. Coplas: Allegretto – Andantino / 12. Vivo / 13. Seguidillas: Andantino.

14. Fandango [Bernardo Álvarez Acero, 1766-1821].

Los mormuradores [Pablo Esteve]: 15. Andante moderato y cantable – Allegro – Como prima – Allegro / 16. Coplas: Allegretto vivo – Andante – Fandango – Allegro / 17. Seguidillas: Allegretto moderato.

MÚSICOS:

María Hinojosa [soprano].

Forma Antiqva:

Aarón Zapico [director]; Jairo Pablo Gimeno y Pepe Reche [trompas]; Pedro Castro y Daniel Ramírez [oboes]; Jorge Jiménez, Roger Junyent, José Manuel Navarro, Daniel Pinteño, Pablo Prieto y Fumiko Morie [violines]; Ruth Verona y Ester Domingo [cellos]; Jorge Muñoz [contrabajo]; Daniel Oyarzábal [clave]; Pere Olivé [percusión]; Pablo Zapico [guitarra barroca]; Daniel Zapico [tiorba].

Scaramouche, un francés en Gijón

Deja un comentario

Miércoles 6 de octubre, 20:00 horas. Teatro Jovellanos, Sociedad Filarmónica de Gijón, concierto inaugural de la temporada: Forma Antiqva: Les Scaramouches (farsa, sátira, tragedia y comedia en la noche francesa). Música del barroco francés.

Forma Antiqva tiene varios equipos para competir en todas la categorías: sala, liga nacional y Champions. Este miércoles en Gijón trajo su alineación de gala capitaneada por Aarón Zapico con once artistas conocidos, figuras todas seleccionadas por el «boss» que nos hicieron pensar en el próximo derby  asturiano por los colores azul y rojo, pero finalmente resultó la tricolor francesa que sobrevoló todo un espectáculo donde la actriz Ana Villa puso en escena la dramaturgia de Natalia Huarte dando unidad a esta pantomima en la línea esperada de la formación asturiana que nunca defrauda, con ideas siempre originales que podemos disfrutar en cualquier escenario.

Importante amar y armar un programa con un hilo conductor desde el barroco francés, algo que el seleccionador  Zapico ya conoce con otro equipo, tras su último proyecto educativo junto a la OSPA (El Gato con botas), para centrarse de nuevo en el personaje de la Comedia del Arte, Scaramouche. Volver de Gijón por «la minera» escuchando por la radio el Italia-España también marcará esta entrada de lo más futbolísitica, pues los símiles taurinos parecen no sentarles bien a algunos seguidores de este blog.

La salida al terreno de juego, con un público más expectante que nunca, arrancó por la banda con una carrera en solitario del imprescindible mago de la percusión David Mayoral ambientando el primer número de las cuatro partes, francesas hasta en los títulos de cada bloque (a la una, a las dos, a las tres y ¡voilá!) para ir combinando entre todos, dando juego y color en un potente medio del campo con las flautas de Alejandro Villar y Guillermo Peñalver, reforzados con el cello de Ruth Verona (la cuarta Zapico) y el contrabajo de Jorge Muñoz doblando los laterales cual carrileros, la defensa sólida en banda con la viola de José Vélez, y la retaguardia de los tres Zapico con el mayor cual cancerbero ordenando, para dejar una delantera de dos estiletes del violín: Jorge Jiménez y Daniel Pinteño.

Un once internacional en un fluir de combinaciones tímbricas, farsa y sátira de textos delineados por Villa, pasos de la tragedia a la comedia pintada por sutiles triangulaciones arrancando desde atrás, músicos cómodos en cualquier ritmo y diseño en un escenario donde poder pasar del control Lully al «tiki taka» de Corrette, cambios de banda largos sin perder la identidad de conjunto, líneas de juego amplio pero igualmente en corto, que la maestría en cada demarcación alcanzó como equipo de Champions barroco.

Si Lully ponía la tranquilidad, Couperin sería la inspiración hispana, podemos presumir de exportarla, Leclair sería el toque sutil y Marais la esencia. Cuatro tiempos en uno, ataque y defensa balanceados en un equipo que se conoce, jugando y disfrutando, escuchándose, integrados con unos textos que fueron creciendo y cambiando en una Villa camaleónica donde el color de las chaquetas, las gafas de sol trágicas o el autodiálogo fraterno, la plegaria serena o los movimientos sencillos pasando por el palco escénico, nos hacían deambular imaginariamente (sin enfermar) por estancias insondables que la música unía como sólo ella es capaz. Banda sonora del exquisito barroco francés ejecutada con pasión y precisión por un once que enamora.

Triunfo arrollador de Forma Antiqva y excelente arranque de una prometedora temporada gijonesa cuya centenaria Sociedad Filarmónica estrena directiva joven tan ilusionada como nosotros, nos regaló una bolsa de tela con su logo para seguir llenándola de buena música. El próximo concierto será de los «históricos» y con dos grandes intérpretes de casa, que espero seguir contando desde aquí.

Esplendor catedralicio

1 comentario

Sábado 21 de agosto, 20:00 horas. Catedral de Oviedo: 1200 años de historia, «Oviedo, origen del camino». Esplendor musical en la Catedral de OviedoJone Martínez (soprano), Forma Antiqva, Orquesta Barroca, Aarón Zapico (director). Obras del Archivo de la Catedral de Oviedo. Entrada libre (aforo completo).

El tiempo inexorable no transcurre igual para todos, pues parece que fue ayer cuando descubríamos el archivo musical de la Sancta Ovetensis, gracias a mi siempre recordada Inmaculada Quintanal, al gran Benito Lauret y la Capilla Polifónica de Oviedo, y por supuesto al eterno Emilio Casares, un Joaquín Lázaro (Aliaga, 1746 – Mondoñedo, 1786) que volvería a sonar en «su casa» demasiados años más tarde, ya en marzo de 2012 precisamente por la labor de María Sanhuesa con Aarón Zapico, Forma Antiqva y María Espada, pidiendo entonces desde este blog más Lázaro. El archivo sigue siendo fuente inagotable pero a menudo infranqueable a pesar del interés por parte de investigadores e intérpretes asturianos que ya demostraron el tesoro escondido de una Catedral de la que se celebran los 1.200 años de su fundación precisamente en este Xacobeo pandémico, recordando que Oviedo es el Orígen del Camino.

De nuevo Forma Antiqva con Aarón Zapico han retomado casi 20 años después la difusión del turolense  Joaquín Lázaro, algunos de los músicos de entonces más los nuevos fichajes para una orquesta barroca que también guardaremos su grabación de estos días para el sello alemán de los langreanos, y sobre todo la soprano vizcaína Jone Martínez a la que tendremos que seguir muy de cerca porque la juventud pisa fuerte y está muy preparada, más en esta música que ya domina como una veterana, con una voz limpia, esmaltada, bien proyectada, de emisión clara aunque la gran reverberación catedralicia no ayude, pero que una vez plasmada en disco podremos saborear estas joyas en todo su esplendor.

Al menos los medios de comunicación se hicieron eco de este concierto, implicándose tanto el  Arzobispado, la propia Catedral, el Ayuntamiento de Oviedo y hasta la correspondiente Consejería del Principado (ahí estuvo presente su viceconsejera de turismo Graciela Blanco), con respuesta increíble de un público que no quería perderse esta tarde sabatina primera del verano astur, agotándose las entradas el mismo lunes que salieron en la web municipal, y demostrando no ya la contrastada afición sino la responsabilidad ante las medidas de higiene, pues una vez más queda claro que la cultura es segura.

Forma Antiqva en formación orquestal al uso, estuvo formada por: Gerard Serrano y Pepe Reche (trompas), Antonio Campillo y Liza Patron (traversos), Jorge Jiménez (concertino), Víctor Martínez, José Vélez, Cecilia Clares y Roldán Bernabé (violines I), Daniel Pinteño, José Manuel Navarro, Pablo Prieto, Roger Junyent y Belén Sancho (violines II), Ruth Verona y Ester Domingo (violonchelos), Jorge Muñoz (contrabajo), Javier Núñez (órgano), Daniel Zapico (tiorba) y Pablo Zapico (archilaúd), más la citada soprano Jone Martínez y Aarón Zapico en la dirección. Destacar el equilibrio entre secciones aunque algo opacas las flautas y el continuo, más los problemas de afinación habituales en las trompas naturales, pero la sonoridad de la música del Maestro Lázaro es única, un clasicismo precoz que bebe del Barroco final como seña de identidad de unas partituras en castellano, más las músicas de procesión que figuran como anónimas porque siempre se pretendía la posteridad de las obras más que los autores, auténticos obreros del pentagrama con la Catedral de patronal exigente.

Escuchar in situ páginas tricentenarias no tiene precio y disfrutar del trabajo de entonces en nuestros días es un placer total, sin olvidarnos que estamos redescubriendo una mínima parte, un patrimonio que es obligado recuperar, promocionar y mantener sin reparar en gastos, pues nada es gratis. Al menos pedir no ya apoyo sino también facilidades para que cada uno haga su trabajo.

El navarro José Castel (1737-1807) contemporáneo de Lázaro, y al que equipararon con Haydn, abría concierto con el Allegro de la Sinfonía nº 3 y todo el orgánico orquestal perfecto para enlazar y dar paso a Jone Martínez en su primera intervención, Dios mío, calla (que bisaría al final), aria de tempo medio y ritmo ternario donde la instrumentación y melodía son escénicas sino operísticas, el estilo que se impondrá y del que el turolense daría buena cuenta en el resto de obras del concierto, silencios dramáticos que reverberaban en toda la catedral, melodía vocal inspirada con un texto siempre reforzado y subrayado por la orquesta.

Ya escuchada en 2012 el aria para tiple, trompas, flautas, cuerda y continuo Noche preciosa clara, viva además de bien contrastada, volvió a dejarnos una grata impresión de la soprano vasca pletórica aunque contenida, con soltura y frescura. Después el primer anónimo de las «músicas de procesión», un Moderato  sin flautas para estas páginas exportables que la plantilla elegida hacen esplendorosas. Me imagino los ministriles de entonces, probablemente en menor número, haciendo sonar estas partituras que con Forma Antiqva mantienen su impronta barroca con el aire preclásico ideal de todo el concierto.

El aria Encendida en vivo fuego solo con cuerda y continuo trajo de nuevo la voz diáfana de Martínez mejor arropada sin los vientos, maravilla musical asombrosa para su tiempo que refuerza la necesidad de conocer este repertorio del Maestro Lázaro, fuego vocal e instrumental. Otro tanto con la más ornamentada vocalmente aria Del risco se despeña, agilidades limpias de la soprano, silencios subrayando estos dramas musicados por el presbítero aragonés y orquestación ideal.

El oficio se demuestra en la reutilización de melodías vestidas de distinta forma, y volvimos a disfrutar del aria A Eulalia dichosa, la patrona de la diócesis Santa Eulalia de Mérida, que «atraía la lluvia», obra sin flautas y técnicamente similar a la primera pero con giros y «da capo» siempre distintos, ricos en la voz de Jone Martínez, color ideal para este repertorio donde se la nota cómoda por tesitura y estilo.

Segunda música de procesión «anónima», esta vez un Allegretto para toda la orquesta, más compacta aún que en el Moderato anterior, Aarón Zapico impulsando con su personal versión de los aires y claroscuros instrumentales, pinceladas de calidad en unos violines en perfecto entendimiento y un contrabajo que asentaba la extensión escrita, luminosa y contenida.

Para finalizar y recordar aquel 25 de abril, el recitativo y cavatina Reparad qué luz clara y peregrina con una introducción de Pablo Zapico al archilaúd impoluta, suya, más el acompañamiento íntimo antes de la cavatina que Jone Martínez bordó de principio a fin, amplitud de matices desde la aparente simplicidad de esta partitura que brilló de nuevo con más esplendor catedralicio.

Enhorabuena al trabajo infatigable de años en el archivo de la incombustible doctora María Sanhuesa, el encuentro y apuesta de Aarón Zapico con Forma Antiqva para la ocasión, desando largo recorrido en esta ardua labor por poner a Joaquín Lázaro donde debe, agradeciendo el «fichaje» de Jone Martínez para este proyecto así como a una plantilla orquestal de confianza que sigue conjugando lo mejor del panorama español en este repertorio siempre actual. Si en breve habrá en el mercado nueva grabación de los langreanos, la Sancta Ovetensis asombrará igualmente y pondrá la música hecha en Asturias como verdadera seña de identidad a nivel mundial.

Dejo finalmente los textos del director asturiano para este concierto:

«Esplendor musical en la Catedral de Oviedo

Una música superlativa. Un patrimonio formidable.

La hipérbole es constante cuando hablamos de la música conservada en el Archivo Capitular de la Catedral de Oviedo o Sancta Ovetensis. Legajos de partituras conservadas durante centurias que el próximo 21 de agosto verán la luz en el preciso lugar para el que fueron creadas. Es el Maestro de Capilla Joaquín Lázaro (1746-1786) el representante escogido para mostrar parte de esta exuberancia a través de melodías refinadas y solemnes ritmos que dan vida y color a unos textos plenos de poesía.
Este concierto es la guinda de un proyecto colectivo perseguido durante mucho tiempo y que contribuye de manera definitiva a dotar a Asturias de un patrimonio inigualable del que sentirse muy orgullosos
«.

Farándula astur

Deja un comentario

Miércoles 26 de mayo, 19:00 horas. Sala de cámara del Auditorio de Oviedo: VIII Primavera Barroca (Circuitos CNDM). Farándula castiza, Forma Antiqva, Aarón Zapico (clave y dirección).

Llega a su fin esta primavera barroca con entradas agotadas y demostrando que la cultura es segura en tiempo difíciles para todos, donde la música nos ha mantenido vivos, y con todas las cancelaciones que ha habido,

España ha marcado diferencias. La formación que comanda el langreano Aarón Zapico no escapó a un calendario de fechas verdaderamente loco, perdiendo múltiples compromisos como el del Festival Halle en Alemania, donde iba a llevar el previsto A Pleasure Garden, pero la versatilidad de estos músicos y lo amplio de sus programas cambiaron los «perfumes» por su ya «rodada» Farándula castiza en Oviedo, con una formación camerística de cuerda y percusión afrontando sin complejos a músicos que son parte de la propia historia de «la familia Zapico», desde Santiago de Murcia a Nebra, pero también los Castel, Conforto, Corselli o la última incorporación de Baset, adelantándonos el propio Aarón Zapico que en agosto grabarán parte del archivo musical de la Catedral de Oviedo, continuando la apuesta por sacar a la luz y airear tesoros musicales que podemos y debemos presumir de ellos.

La farándula astur se organizó en tres «jornadas» con obertura y fin, además de dos propinas «marca de la casa», bien ordenadas para poder comprobar el nivel de esta formación al uso, combinaciones de todos los instrumentos de cuerda más las pinceladas de una percusión siempre discreta que lució especialmente en las castañuelas de los fandangos, como no podía ser menos.

Impecable el empaste y sonoridad de los violinistas Jorge Jiménez y Daniel Pinteño, igualmente maestros en estos repertorios, sumándose la viola de Jose Ángel Vélez y el contrabajo de Jorge Muñoz, unidos a este «Equipo Zapico» donde la canaria que llamo cuarta hermana (Ruth Verona)  sigue aportando con su chelo el plus a un continuo con los gemelos y el mayor de la estirpe de este trío langreano, perfecta fusión donde Andalucía se suma a nuestra tierra.

Si en el siglo XVIII Madrid era villa y descanso de la corte, la capital del Principado en el XXI es escaparate barroco desde donde exportar talento y mostrar un patrimonio único que Forma Antiqva lleva más de veinte años trabajándolo con valentía, profesionalidad, entusiasmo y originalidad en todas sus propuestas, desde el trío básico a grandes «ensembles». El tamaño medio fue el que trajo cerrando la primavera barroca ovetense en colaboración con el CNDM (hoy con su director Francisco Lorenzo entre nosotros, renovando el compromiso con estos Circuitos donde Oviedo sigue en la brecha), formación ideal para una selección de obras y autores que recrearon la música de la fiesta madrileña en nuestro salón de cámara carbayón.

Imposible desgranar cada etapa, cada jornada, cada partitura elegida, así que dejo arriba al inicio de la entrada el programa para hacerse una idea de las combinaciones entre iguales, tanto de los compositores que hicieron de España su patria como Forma Antiqva y todas sus variaciones desde Asturias.

Combinar una obertura operística de José de NEBRA (1702-1768) con el fandango de Bernardo ÁLVAREZ ACERO (1766-1821) es arriesgar nada más comenzar; emparejar dos sinfonías de José CASTEL (1737-1807) y Niccolò CONFORTO (1718-1793) todo un acierto (verdadera joya el andante francés de La Nitteti, 1756).

No podía faltar en esta fiesta madrileña el recuperado Vicente BASSET (1719-1764) que aparecería varias veces, pues sus sinfonías interpretadas por Forma Antiqva son otro monumento sonoro que tiene protagonismo per se.  Segunda jornada donde tampoco podía faltar el italiano más madrileño, Luigi BOCCHERINI (1743-1805) con su Trío para cuerdas en sol menor, op. 6, no 5, G 93 (1771) para deleitarnos con Jiménez, Pinteño y Verona en su Tempo di minuetto
contrastado con el Andante de Giovanni Battista MELE (ca. 1701-1752) perteneciente a su Sinfonía de Angelica e Medoro (1747), para convivir de nuevo con nuestro Fandango de Conforto y la «Apertura a más instrumentos» del citado Baset con ese presto final perfectamente ensamblado por los músicos.

Y si en Madrid convivían músicas, Forma Antiqva las revive, los hermanos Zapico con la percusión de Pere Olivé nos recordaron a Santiago de MURCIA (1673-1739) y sus Cumbees en el mismo plano de calidad que el invitado Conforto cuya Sinfonía de Siroe (1752) mantuvo «la ira» en intensidades, la elegancia francesa del Andante y el alegre final compartido con otro nombre felizmente recuperado para los programas y grabaciones barrocas: Francisco CORSELLI (1705-1778), cuya Obertura de La cautela en la amistad y robo de las sabinas (1735) confirmó la «buena Forma» y mejor hacer de unos intérpretes que dominan este repertorio, el importado y el nacional de nuevo con el gran Nebra del que su Obertura de Iphigenia en Tracia (1747) sería la penúltima grandiosa parada antes del final, junto a otra sinfonía de Castel emparejada con la de Baset, encajes de cuerda, diría que encaje de bolillos por el primor en la ejecución de estas páginas que siguen sonando actuales y jóvenes, la farándula madrileña en manos de una generación de músicos que triunfan sin complejos y trabajan duro por mantener viva esta llama barroca que en Oviedo sigue encendida. Brillante colofón en casa y con los de casa, dos bises con poesía dramatizada (Aarón rapsoda) y fandango en tutti. Gracias Forma Antiqva.

FORMA ANTIQVA:

Jorge Jiménez y Daniel Pinteño VIOLINES

José Ángel Vélez VIOLA

Ruth Verona VIOLONCHELO

Jorge Muñoz CONTRABAJO

Pablo Zapico GUITARRA BARROCA

Daniel Zapico TIORBA

Pere Olivé PERCUSIÓN

Aarón Zapico CLAVE Y DIRECCIÓN

Sestiere Forma Antiqva

1 comentario

Miércoles 24 de abril, 20:00 horas. Auditorio de Oviedo, Sala de cámara: VI Primavera Barroca. Forma Antiqva: Notte Italiana. Música del Seicento para Consort de Continuo. Obras de Kapsperger, Frescobaldi, Bartolotti, Selma y Salaverde, Picchi, Roncalli, Vitali, D. Gabrielli y Diego Ortiz.

Por esta noche Venecia resultó Oviedo, los seis barrios de La Serenissima unos músicos de casa con los hermanos Zapico (sin Aarón en escena) y cuatro invitados habituales, la sala de cámara un verdadero palacio donde disfrutar de un paseo musical con Forma Antiqva que volvió a prepararnos un festín del seiscientos con un continuo protagonista absoluto y un lleno demostrando que se puede ser profeta en tu tierra, 20 años largos de trayectoria, brillando al nivel de figuras internacionales que continúan desfilando por «La Viena del Norte».

Aarón Zapico hizo de presentador en un concierto donde acudió por vez primera como público al ser jurado del Premio Princesa de las Artes y no poder compaginar ambas obligaciones, pero Daniel Oyarzábal sin «jetlag» pese a su ajetreada agenda (en parte como el resto), es un Zapico más que sumar a la familia como ya lo es Ruth Verona aumentando con Elisa Joglar, dos chelistas que ayudaron al espectacular concierto de esta primavera barroca ovetense.

A destacar lo bien que Forma Antiqva organiza sus proyectos, conciertos exportables, temáticos y siempre con protagonismo para sus componentes en cualquier formato, siendo el de trío, cuarteto o este sexteto para la ocasión. Bloques de dos compositores con Frescobaldi sustento en la mayoría de ellos como pilar en cada uno de los 455 puentes, esta vez reducidos a ocho, jugando con aires, intervenciones solistas en cada uno de ellos, inspiración vocal en la edad dorada del virtuosismo instrumental como lo fueron los propios autores, bien defendidos por todos en un paseo nocturno por los intrincados vericuetos venecianos que nunca sabes dónde terminan, asomando a un canal que parece no tener salida, apareciendo una iglesia en otra esquina, carnavales en algún palacio, bailes señoriales o aires españoles flotando por los canales, músicas como las 118 islas unidas de esta Venecia única.

Todo un viaje musical bien ensamblado con seis instrumentos habitualmente continuo pero más solistas que nunca desde el directo único y sorpresivo que ya esperamos de Forma Antiqva, solos, dúos, tríos y combinaciones de este «sestiere»: con Frescobaldi se emparejaron Kapsperger, Bartolotti, Picchi y hasta nuestro Diego Ortiz, pero también Bartolomé de Selma y Salaverde en solitario con una fantasía y passeggiata bellísimas en ornamentos o el «dúo» Roncalli y Vitali cual puente de Rialto por el bullicio bergamasco. Una hora larga de música llena de color en las cuerdas frotadas y punteadas, apariciones puntuales del órgano dando la pincelada y el fondo para sus compañeros, chelos con efecto estéreo al situarse a los lados Ruth y Elsa, sobre todo con la Sonata de Domenico Gabrielli, compartiendo partes en silencio, buscando claroscuros contrapuestos a los brillos, dramatismos y tormentas impetuosas al lado de recreaciones de las canzonas reinterpretadas desde la particular visión de estos grandes intérpretes.

También se lucieron los gemelos Pablo y Daniel Zapico como «Villanos de España» (Villan di Spagna) de su último trabajo para el sello alemán, y la última Recercada de Ortiz colocada de cierre alternando con Frescobaldi como queriendo volver al puente inicial tras esta noche veneciana que el público disfrutó desde el respetuoso silencio envidiable en todos los eventos, admiración para los langreanos universales.

Aarón Zapico no podía quedarse sentado y la propina, ya distendido con el recorrido veneciano finalizado nos devolvió al Madrid dieciochesco de Luigi Boccherini con su conocida Música nocturna por las calles de Madrid deleitándonos con un «duelo de chelos» cantando la famosa melodía, el «Zapico Power» con Oyarzábal al órgano positivo dejando el clave a Aarón para sumarse a esta fiesta barroca con la que Forma Antiqva nos dejó con ganas de más.

FORMA ANTIQVA:
Ruth Verona y Elisa Joglar, violonchelos
Daniel Oyarzabal, clave y órgano
Daniel Zapico, tiorba
Pablo Zapico, guitarra barroca

Feliz desfile barroco

1 comentario

Miércoles 2 de mayo, 20:00 horas. Auditorio de Oviedo, sala de cámara, V Primavera Barroca: Sara Mingardo (contralto), Forma Antiqva, Aarón Zapico (clave y dirección): “Una dulce promesa”, obras del Seicento italiano. CNDM, Fundación Municipal de Cultura.

Crítica para La Nueva España publicada el viernes 4 añadiendo «links», fotos propias y cambiando la tipografía eliminando comillas para utilizar negrita y cursiva:

Los hermanos Zapico siguen trabajando casi a destajo entre Europa y América, enlazando proyectos como el último Literes en la Fundación March con su nuevo disco, séptimo con el sello alemán Winter & Winter, triunfando allá donde van. Volvían este miércoles sin rencores a la casa de la que les echaron (desdichas políticas, burocráticas…) pero llevando igualmente el nombre de Oviedo, de Sama y de Asturias por todo el mundo, haciendo disfrutar el barroco desde su visión personal, atrevida, valiente y respetuosa, que quita capas oscuras y devuelve brillo a lienzos opacos o apagados, casi como nuestra sociedad actual.
Forma Antiqva llenaron la sala triunfando en su tierra además de traernos un regalo, toda una leyenda del canto como la contralto veneciana Sara Mingardo (1961), quien hace diez años cerraba temporada cantando los Kindertotenlieder de Mahler con la OSPA y Valdés, aún en mi recuerdo. Figura de talla mundial que ha actuado junto a grandes batutas y orquestas, un referente en el barroco de amplio catálogo discográfico plagado de premios y reconocimientos, ‘La Mingardo’ resultó un auténtico lujo tenerla en Oviedo, la Viena del Norte, junto a ‘Los Zapico’ (que acompañaron en esta misma temporada a otra italiana de altura como Anna Caterina Antonacci), y un día después los madrileños en el Auditorio Nacional.

Aarón, el mayor de los hermanos, al clave y dirección junto a los gemelos Daniel (tiorba) y Pablo (guitarra barroca) se rodearon para esta cita especial de otros cuatro músicos habituales en sus proyectos: la chelista canaria Ruth Verona, a quien suelo llamar “la cuarta Zapico” por los años y proyectos juntos, el dúo de violines catalán y malagueño respectivamente, Jorge Jiménez y Daniel Pinteño, más Alejandro Villar en las flautas de pico, un leonés en la gran ‘Familia Antiqva’, presentándonos un recital variado en combinaciones y “afectos” de casi noventa minutos con siete bloques diferenciados más por los aplausos que por el orden establecido, siendo la cantante italiana quien tornase silencios en vítores como solo figuras de su talla son capaces de lograr. La alternancia entre instrumentales y vocales tuvieron una continuidad muy buscada y trabajada, preparando ánimos, tonos, ritmos, combinaciones tímbricas y armónicas entre los siete músicos antes de la feliz irrupción de los textos cantados desde el dominio total de Sara Mingardo.

Un aria de Biagio Marini abría velada, el instrumental Antiqva cual taller de costura que iría confeccionando a medida de la señora Mingardo toda una colección de “los felices 600” para vestirla de pies a cabeza sin olvidar complemento alguno: joyas, tocados o calzado. Su voz el cuerpo con melodías de líneas siempre bellas en su desnudez, bien conservadas, todavía carnosas en emisión, delicadamente perfecta y derrochando musicalidad con todo: la mirada, una sonrisa, un leve gesto nunca afectado, quedando aún el ropaje y los accesorios, las armonías y el “bajo ostinado”, el grave para pisar con seguridad, los agudos cual sombrero con plumaje, y los distintos vestidos un verdadero desfile de calidades, señorío y elegancia natural con perlas al clave marca de la casa o caídas en rasgueos gemelos.

Los compositores como diseños o patrones conocidos comenzando con Andrea Falconieri, O bellissimi capelli junto a las “folías hechas para su señora Doña Tarolilla de Carallenos”, terciopelo con hilo de plata, dúos de violines y flauta cantada sin palabras, tejidos de abrigo previo al gran Monteverdi vestido nupcial, Voglio di vita uscir etéreo con el ‘cuarteto Zapico’, sensual, susurrado, cortando silencios antes de romperlos con atronadores aplausos. Otro tanto el conocido Lamento d’Arianna confeccionado desde la Sinfonía 15 “Dolente partita” (Kapsperger), el taller musical completo, satén y otras calidades en una capa antes de resbalar dejando entrever el juego de la disonancia tensa que resuelve relajada en feliz compañía para descubrir otro monteverdiano Quel sguardo sdegnosetto, improvisaciones sobre la Capona y la Chacona, alfombra roja tejida y teñida con esmero, lentamente, sumando tiorba, guitarra, clave y el último chelo impulsando el pie de Doña Sara para pisar con aplomo, ritmo y elegancia. Misma hechura con la última folía de Merula, veneciana en todo su esplendor como partitura y cantante.

No todo sería oropel y encaje, la cantata de CarissimiDeh, memoria, e che più chiedi?” traería sedas naturales tejidas en la Cuenca del Nalón por los hermanos para lucir casi en la intimidad, sin complejos y a la medida de la señora, recreándose en cada bordado ornamento tras la preparación de “La Loda” (Merula) a cargo del taller musical completo, mismo diseño elegido para el cierre de este desfile barroco. No quiero olvidarme de Allor che Tirsi udia (Giovanni Salvatore), casi tocado o zapatos a medida como accesorios de este atelier instrumental, pues su canto lo confeccionaron entre todos salvo Villar, que usaría tres tesituras de flautas cual canto sin palabras a lo largo de este catálogo primaveral.

Aarón Zapico agradecía el apoyo y confianza en ellos depositada por quienes siguen creyendo en sus proyectos, a los que han estado siempre a su lado en esta sólida carrera que despegaba hace veinte años en Sama con su padre Eloy siempre en el recuerdo. Comentó finalmente que el programa era osado, valiente, lleno de sorpresas, y así fue sin defraudar en ningún momento. El conjunto dio juego tanto solo como acompañando a la leyenda italiana, dando una verdadera lección de canto, un bis del primer Falconieri siempre distinto, del que confesó fue la primera obra aprendida, despidiéndose con la perspectiva y madurez que da una carrera como la suya, dejándonos una paleta de colores para vestir toda la gama emocional y pureza de la contralto junto a estos acompañantes.

Musika Música toma 6

2 comentarios

Sábado 7 marzo 2015, 19:00 horas: Músika-Música 2015, Bilbao. Palacio EuskaldunaSala Rúspoli: Forma Antiqva, Aarón Zapico (director). Haendel: Concerti Grossi op. 6 números 5, 11 y 10, HWV 323, 329 y 328. Entrada: 6€.

Para cerrar este sábado nos mudamos a la más pequeña y coqueta Sala Rúspoli, otro nuevo lleno con entradas agotadas, y es que el barroco está de moda, con una entrevista en la edición local del periódico «El Mundo» precisamente a los asturianos Forma Antiqva, que dejo abajo, pues el titular «El futuro pasa por ser barroco» parece decirlo todo y donde la foto de Iñaki Andrés es realmente espectacular con muchas interpretaciones y lecturas para todas las edades, tal y como sucede con sus conciertos. Un orgullo verlos en la prensa y moviendo juventud allá donde actúan.
Aarón Zapico, que no parará en este fin de semana de «Musika Música», al frente de Forma Antiqva nos deleitaron con tres de los doce Concerti Grossi op. 6 en los que Händel volcará su arte orquestal reinterpretado con el sello Zapico.
La acústica de la sala pequeña del Euskalduna es perfecta para estos repertorios que los asturianos afrontaron en su formato ideal, agrupación media con el continuo habitual de los gemelos más la «adoptada» Ruth Verona, órgano y clave más un «violone» que supone el sustento grave, y que son realmente una seña de identidad. No puedo dejar de mencionar el trabajo de recuperación y recreación de los giros «da capo» donde los punteos de Pablo al laúd, los arpegios y «ripienos» de Daniel a la tiorba o las ornamentaciones organísticas de Silvia Márquez son de un gusto y ejecución especiales, volviendo a disfrutar de las intervenciones del cello que parecen auténticos fragmentos de las suites bachianas tamizadas por el aire del compositor del momento, esta tarde Händel.
Y del «grosso» por supuesto la cuerda que parece llevar toda la vida juntos en el sentido del entendimiento, contestaciones y un sonido compacto, sedoso, con movimientos sonando casi camerísticos. En el primero de los conciertos, número 5 de los opus 6, contábamos además con una madera siempre colorista y afinada, que redondeó el primero de los tres grossi de los doce que conforman estos conciertos escritos en un mes allá por octubre de 1739, de estilo o regusto italiano pero con el sello propio, como los Forma Antiqva, auténticos dominadores del compositor de Halle y ofrecidos en el siguiente orden:
Concerto grosso en re mayor, op. 6 nº 5 HWV 323, donde aparecen temas de la «Oda a Santa Cecilia» con la que abrían participación en la maratón barroca bilbaína, realmente brillante en sus seis movimientos, Obertura – Allegro – Presto – Largo – Allegro y Minuetto, contrastes de aire, intensidades, afectos, solos y «grueso» perfectamente engarzados desde una dirección de Aarón Zapico implicado en cada detalle a pesar de los distintos programas que lleva en los últimos tiempos, pero que como estudioso y trabajador incansable, continúa sonsacando y limpiando partituras que en sus versiones suenan siempre nuevas, puede que con la necesidad de revisar la propia historia de la música como ya sucediese y comentase el paralelismo con las pinturas de Velázquez tras ser limpiadas del paso del tiempo y redescubrir colores que plantean escribir de nuevo la estética de este tiempo. Destacables los tiempos extremos precisamente por luminosidad y aire festivo, con un Stefano Rossi de concertino más un violín segundo siempre impactantes como solistas y compañeros, además del ya destacado continuo.
Concerto grosso en la mayor, op. 6 nº 11 HWV 329, cinco movimientos con partes del de órgano ejecutados en «Alexander’s Feast», que destilan aires regios y cortesanos, difíciles rítmicamente y con acelerandos difíciles de encajar fueron otra sorpresa: el Andante Largheto e staccato supuso paladear hasta los silencios y el lirismo del concertino casi rememorando el Carlos Mena del día anterior (con quien los asturianos ya han trabajado), formación ya sin viento pero con ataques y fraseos capaces de creer en la respiración para las cuerdas. Los siguientes movimientos desgajados del primero para tomar protagonismo, Allegro, Largo e staccato realmente asombrosos antes del Andante que sirve para enlazar contrastes, luces y sombras antes del último Allegro que cierra un círculo virtuoso marcado por el mayor de los Zapico con respuesta de mosqueteros musicales.
No eran fuegos artificiales, que podrían serlo, pero la traca final resultó el Concerto grosso en re menor, op. 6 nº 10 HWV 328, volviendo a los cinco movimientos en el llamado modo triste y no por ello oscuro, dramaturgia musical para una mañana soleada dentro y fuera del Euskalduna. De la Obertura al Allegro moderato el magisterio barroco de Forma Antiqva volvió a quedar patente, los comentarios del público corroboraban mis impresiones, sin cegarme la pasión, las texturas alcanzadas por el grueso contrastado con los solistas y el continuo que da la profundidad traían un auténtico paisaje sonoro lleno de detalles, colores y afectos. Un orgullo haber compartido estos momentos irrepetibles que le cargan a uno de energía, la que necesitaríamos todos porque aún queda un domingo realmente ilusionante.

Pirotecnia inglesa desde una Suite real

2 comentarios

Martes 13 de enero, 20:00 horas. Conciertos del Auditorio: «The Royal Händel. Händel regio, Händel real«. Forma Antiqva, Aarón Zapico (director). Obras de Purcell, Telemann y Händel.

Nuevo trabajo el que presentó Forma Antiqva con el mayor de los Zapico al frente, en el Auditorio de Oviedo, su residencia, conformando un programa basado en la suite como conjunto de danzas contrapuestas tan barroco y además plenamente británico, en suite también como alojamiento de lujo porque estar como en casa siempre ayuda al bienestar anímico, laboral y lúdico.

Con una orquesta «ad hoc» para este concierto, con músicos habituales en otros proyectos (Ruth Verona casi de la «familia») y fichajes específicos (incluso el cambio por fuerza mayor del concertino Jorge Jiménez perfectamente suplido por Stefano Rossi, que dejó su lugar como principal de los segundos a José Manuel Navarro), está claro que los Zapico cada vez son más internacionales y su nombre es sinónimo de calidad además de mucho investigación y trabajo previo. Lástima no disponer de más tiempo para acabar de perfilar pequeños detalles que no empañaron el gran resultado global, pues todos los músicos son excelentes, aunque los ensayos siempre limitados para estas formaciones y obras necesiten un mayor «ensemble» que sólo se alcanza con muchos más días. Hubo algunos desajustes en entradas y retardandos finales pero el disfrute, tanto sobre el escenario como entre el público, más numeroso de lo habitual, fue de menos a más.

Original y muy bien organizada la elección de obras y planificación de «La gran suite», sin descanso que rompiese la unidad buscada, con dos partes que abría Purcell, con dos chaconas: de «The Fairy Queen» Z. 629 con los músicos tocando por el patio de butacas hacia el escenario ante cierto desconcierto del público que aplaudía o seguía murmurando, y la escrita en sol menor, Z. 730 para la segunda, antes del espectáculo final que siempre supone Händel y su Music for the Royal Fireworks (Música para los Reales Fuegos Artificiales) HWV 351. No faltó el propio alemán nacionalizado inglés en las dos partes previas con fragmentos de las suites de su Water Music (Música Acuática) HWV 348 sabiamente intercalados con Telemann, el tercer inglés de la noche con espíritu de gran suite que la orquesta barroca de Forma Antiqva fue desgranando entre auténticos contrastes, sorpresas siempre gratas, y una sonoridad exquisita, partiendo de una plantilla equilibrada incluso visualmente sobre la escena. Genial utilizar timbales y tambor para homogeneizar volúmenes y colores.

Dejo aquí escaneado en grande el programa del que quiero destacar algunas cosas: el Menuet II comenzó solamente con los gemelos Zapico (Daniel a la tiorba y Pablo a la guitarra barroca) en la introducción antes del resto de la cuerda, un auténtico placer de volúmenes pianísimos; la sorpresa y descubrimiento del Allegro de Telemann cual juego de «T» por trompas, tambor, timbales y tempo, rápido, con cuerdas y ese par de claves (Silvia Márquez y Alfonso Sebastián) que redondean una sonoridad muy buscada, la Hornpipe cambiando metal por madera y guitarra en el inicio y luego toda la cuerda y el «tutti» con ataques en esforzando subrayados por un tambor sutil, apenas perceptible pero redondeando colorido propio, eligiendo un tempo no muy movido para degustarse sin prisas.

También m resultó muy especial el Air con el inicio solo de la madera y la posterior suma de una cuerda de prodigiosas calidades en sonorido y dinámicas. El regreso de Telemann y la Suite «Alster» enriqueció no ya el concepto de contrastes totales sino de las sorpresas y el humos utilizando ese Capriccio de «ranas y cuervos» tan poco escuchado y preparando el difícil Allegro haendeliano, especialmente para las trompas y tambor, mejor que los timbales, que se unieron en buenos planos sonoros sin exagerar presencia.

La pirotecnia final no se hizo esperar, manteniendo color y calor con las aportaciones necesarias de Forma Antiqva en la «Música para los Reales Fuegos Artificiales» y así tras una Overture realmente solmente y luminosa, el puente al Allegro lo realizó un solo de tiorba espléndido de Daniel. Sabemos lo difícil que es tocar instrumentos de época, sobre todo los metales naturales, y así las trompas resultaron algo destempladas, más notorio por el tempo tan exigente por lo rápido, que Aarón Zapico imprimió en cada Allegro, supercontrastados con el Lentement. La Bourrée sin metales mejoró en todo, jugando con el color incluso la entrada maderas para La Paix, donde trompas y trompetas sonaron más contenidos, y todos con un sutil acompañamiento de la guitarra creando un clima más que londinense, madrileño por el recuerdo a Boccherini. Como si realmente del espectáculo con fuegos artificiales se tratase, La Rejouissance sonó poderosa con el tambor que equilibró la dinámica ajustada y nunca excesiva. El Menuet I-II supuso otra delicia en la cuerda y madera con metales y percusión comedidos al ser un tempo casi marcial, con madera y clave jugosos más guitarra en pianissimi mágicos rotos en el final por el tutti en fortísimo sin perder la marcialidad, sin excesos sonoros para la «traca final»que remató un concierto en casa pero como reyes en la mejor suite del auditorio ovetense como es la sala principal, hoy con sabor británico.

Enhorabuena como responsable final a Aarón Zapico por pergeñar esa «The gran suite» para celebrar quince años, con las estancias, habitaciones o suites preparatorias del espectáculo total que siempre supone el barroco inglés y que bien explicaba María Sanhuesa Fonseca en sus siempre agradables y originales notas al programa, al frente de una señora orquesta de época con músicos experimentados en estos repertorios que dan siempre lo mejor de sí haciendo sonar el trabajo previo para que resultase todo un «regio acierto». De regalo bisaron el Menuet I de la Suite en fa mayor HWV 348.

El programa tiene mucho recorrido y Forma Antiqva lo sabe mover muy bien, llevando la marca Oviedo, de Asturias, finalmente de España, por todo el mundo. Felicidades y como digo siempre «MUCHO CUCHO»© allá donde vayan. Esta vez la pólvora no se mojó ni hizo estragos.

Pasiones y afectos de Forma Antiqva

2 comentarios

Martes 15 de julio, 20:00 horas. XVII Festival Música Antigua, Gijón: Centro de Cultura Antiguo Instituto. «Crudo Amor«. Pasiones y afectos en la voz de Agostino Steffani (1654-1728), Forma Antiqva: María Eugenia Boix (soprano), Carlos Mena (alto), Ruth Verona (chelo), Pablo Zapico (guitarra barroca), Daniel Zapico (tiorba), Aarón Zapico (clave y dirección).

Éxito total en la tercera jornada del festival gijonés tanto por la entrada, nuevamente aforo completo incluso en la planta primera con abundante público de pie, como por el programa donde Forma Antiqva estrenaba su último proyecto, Crudo amor, una excelente selección de cantatas de cámara para soprano, contratenor y bajo continuo del recuperado Steffani, todo un personaje capaz de protagonizar novelas y quién sabe si películas, un encargo del Festival «Ludwigsburger Schlossfestpiele» alemán para la formación asturiana que sigue viajando y triunfando allá donde va. Gijón ha sido como su punto de partida a lo largo de muchos años y el afecto es mutuo, algo que se notó desde la primera nota. Además la formación para este programa era igualmente capaz de llenar el antiguo Instituto Jovellanos, con los hermanos Zapico más Ruth casi «cuarta hermana», y dos voces de referencia: el contratenor alto Carlos Mena de reconocida fama mundial, inmenso en un registro como el suyo donde la musicalidad está presente siempre, y la soprano Mª Eugenia Boix a la que he visto crecer musicalmente en cada concierto cerca o directamente en nuestra tierra, demostrando este martes un momento espléndido, que comentaremos más adelante, con un grave más equilibrado, un centro y agudos hermosos en presencia y una vocalización más clara, sumándose a la plantilla de Forma Antiqva donde las voces femeninas siempre han brillado a gran altura.

Apuntaba la recuperación de Agostino Steffani en estos tiempos gracias a artistas y grabaciones mediáticas donde no ha faltado la novela oportuna para que muchos melómanos descubriesen a este polifacético personaje, aunque me consta que los hermanos Zapico llevaban más tiempo en este proyecto, por lo que no se han apuntado a modas sino que la tendencia les ha venido bien para programar la hermosísima música de Steffani, comentando a la salida que va a suceder algo parecido a Salieri tras la película «Amadeus». Bienvenidas sean estas hornadas de fama para poder disfrutar de partituras que dormían el sueño eterno hasta que alguien las resucita. En el caso de Forma Antiqva no solo han seleccionado a la perfección para la plantilla del momento sino que han realizado edición propia para tres de las seis cantatas escuchadas: todo un placer comprobar el detalle de cada interpretación, solos oportunos de cada instrumento, dúos elegidos según la pasión textual y vocal, tutti en la medida exacta, planos sonoros bien diferenciados, doblando partes cantadas, completándolas, coprotagonizando solos y duetos, alternancias de soprano y alto con los instrumentos propicios siempre desde la labor musicológica de los Zapico que continúan asombrando con un magisterio en este periodo musical adaptado siempre a las necesidades.

Entrando ya en las seis cantatas elegidas, textos italianos del sempiterno tema amoroso con sus pasiones y afectos (también en el sentido musical de la teoría) reflejados en cada palabra, en cada párrafo donde el inicial titula cada una de ellas y donde la música complementa una letra de por sí plena: Begl’i occhim oh Dio, no più abría concierto, cuatro números perfectamente combinados vocal e instrumentalmente, comenzando a dúo para alternar solo de alto (Clori mia), de soprano (Se la tua gelosia) y cerrar nuevamente a duo. Primera alegría comprobar el perfecto empaste vocal de dos colores conocidos en solitario que combinaron perfectos en sus dos dúos, tras demostrar sus capacidades solísticas en unas arias siempre difíciles.

Dimmi, dimmi, Cupido en edición de Forma Antiqva, volvía a jugar con los mimbres elegidos en nueva combinación y mayor riqueza emocional: solo de Mena, dúo (Son’erede dei tormenti) pleno en calor y color, solo de Boix (Ah, che quei piendi oh Dio) carnoso en todo el registro, y dúo (Non bastava al Dio d’Amore) final corroborando las sensaciones de la primera cantata: juego emocional desde la dicción, emisión y color con la orfebrería instrumental ahora complemento y después compañera, todo desde esta versión propia que enriquece un de por sí bello original.

Podría repetir lo mismo para Occhi, perché piangete? en cuanto a edición hecha a medida, pero la sorpresa y la teatralidad van de la mano en estos «proyectos Zapico», por lo que el inicio solo con la guitarra de Pablo suponía apostar por colores y afectos, también efectos, siguiendo el clave de Aarón antes del lento que comienza cantando Mª Eugenia y continúa Carlos antes del tutti, matemática musical combinatoria ceñida a las expresiones italianas donde cada intervención instrumental parece subrayar palabras y responder preguntas, como la tiorba de Daniel y el cello de Ruth ante las palabras de soprano y alto. Las indicaciones de los tres movimientos (Lento: Occhi, perché piangete?, Allegro: Stolto e ben chi vi crede, y Lento: Dal nostro planto amaro) solo indicativas puesto que cada uno de ellos fluctúa en su microcosmos para buscar la terminación rápida mucho más adecuada anímicamente.

La cuarta cantata que da título al concierto, Crudo Amor, consta de seis movimientos difíciles todos ellos, jugando con todos los elementos barrocos del contraste y pasión textual corroborada en cada instrumento. Así comenzaban las voces a duo con emparejamientos instrumentales igualmente complejos, continuando el recitativo del alto Come nel mar d’Amore como si de una ópera en miniatura se tratase seguido del endiablado arioso bien ejecutado por Carlos Mena Egualmente mi nega opuesto al tranquilo recitativo La stella ch’a me splende y aria Oh, toglimi la speme de Mª Eugenia Boix con el acompañamiento de clave, hermosos y con unas agilidades para degustar antes del dueto final a tutti caminar antes de correr como las propias líneas de canto rotas tras la calma, especialmente al cantar «Speme lusingare» con la guitarra rasgueando cual folia inconclusa y sorpresiva. Tensiones bien resueltas por parte de todos, haciendo que lo difícil parezca fácil en cada intervención y sobre todo con la sensación de grupo compacto, de idea compartida donde todos reman en la misma dirección.

Aún quedaba mucho todavía en este drama musical que eran las cantatas, y así Sol negl’i occhi arrancaba con un solo de cello a cargo de Ruth «Zapico» casi bachiano, fraseado como la posterior tiorba de Daniel llevando casi de la mano a soprano y después alto, juegos amorosos desde la música como el solo Filli, filli crudele de soprano con cello y clave de pureza barroca previo al contrastante de alto Ma, se nel tuo bel viso con tiorba y guitarra sumándose el cello en una catarata de agilidades dificilísimas para todos, especialmente para unas voces siempre completando tesitura en ambos extremos para concluir en el dueto final Chi vedesse la beltá con todos en «tempo giusto» y volúmenes apropiados desde un ensamble y empastes globales dignos de admiración. Sabiduría interpretativa y técnica por parte de todos y cada uno de estos músicos que se volcaban en cada cantata sin tiempo para el desaliento.

La última Placidissime catene, también en edición de Forma Antiqva, remataría un programa estructurado al detalle para cada uno de los seis músicos de la formación, alternancias vocales e instrumentales jugando y buscando el color adecuado, el plano perfecto incluso en los tutti, respirando en la parte del compás precisa, fraseos estudiados al detalle que redondearon un programa perfecto en cada cantata, muy aplaudidas por un público tan pasional y afectuoso como el título elegido.

Y la propina permitió disfrutar con todos ellos desde la calidad y belleza de toda la música escuchada, aunque esta vez Monteverdi, primero el cuarteto y después ambas voces entrando entre bastidores para cantar el dúo de amor final de L’incoronazione di Poppea, última degustación de Poppea y Nerón, Pur ti miro, pur ti godo Boix y Mena en perfecta unión con el acompañamiento nuevamente a la altura del reparto vocal y coprotagonistas siempre con este barroco en el que Forma Antiqva siguen sorprendiendo y los alemanes sacarán provecho de ello…

Older Entries