Jueves 22 de mayo, 19:30 horas. Auditorio de Oviedo, Sala de cámara, XII Primavera Barroca: CNDM y FMC del Ayuntamiento de Oviedo. #Palestrina.500, Vox Luminis, Lionel Meunier (bajo y dirección). Obras de Lasso y Palestrina.
La aclamada agrupación vocal Vox Luminis, bajo la dirección de Lionel Meunier, en esta gira que prosigue en Madrid y Estocolmo, llegaba para clausurar el ciclo Primavera Barroca de Oviedo (en colaboración con el CNDM «Circuitos OVIEDO») en el marco del ciclo #Palestrina.500, que sigue celebrando el quinto centenario del nacimiento del gran compositor italiano Giovanni Pierluigi da Palestrina, uno de los máximos exponentes del repertorio polifónico del Renacimiento.
En este concierto se abordaron las lamentaciones Hieremiae prophetae lamentations de Orlando di Lasso y la famosa Missa Papae Marcelli de Palestrina, probablemente su obra más conocida y una de las grandes obras polifónicas de todos los tiempos.
Dejo a continuación parte de las notas de Luis Gago, citando a Orlando de Lassus y el paralelismo con Palestrina:
«(…) cuando ocupó el puesto de maestro di cappella de la basílica de San Giovanni in Laterano en 1555, su antecesor había sido un jovencísimo Orlando de Lassus, que decidió dejar Roma para cuidar de sus padres enfermos (…)
Al duque de Baviera le interesaba tanto la música litúrgica que mantuvo durante casi un año (…) una correspondencia sobre su fisonomía con tres cardenales residentes en Roma, Otto Truchsess von Waldburg, Carlo Borromeo y el citado Vitellozzo Vitelli, que le enviaron a Múnich dos misas de Palestrina, la Missa Papae Marcelli y la Missa Benedicta es. Curiosamente, Lassus pondría música a los textos de las Lamentaciones de Jeremías (tres para cada uno de los días que integran el Triduum Sacrum, interpretadas en el servicio de maitines) hacia el final de su vida, en 1585, el mismo año de las compuestas por Tomás Luis de Victoria y tres años antes que las de Palestrina. Y el destino quiso que el alemán y el italiano murieran ambos en el mismo año, 1594. Esta música de un extraño fervor expresivo, concentrada, intensa y dolorida, refleja el talento superlativo de un compositor que Felipe Pedrell, en un texto que escribió sobre Palestrina en abril de 1908, situó junto con Victoria como «los rivales más significados entre sus contemporáneos».
Por lo tanto el programa de Vox Luminis unía a estos dos grandes polifonistas, comenzando con las Lamentaciones de Lasso y terminando con la más famosa de las misas de Palestrina, aún celebrando el quinto centenario de su nacimiento y compartiendo ambos, por esas curiosas coincidencias, año de fallecimiento.
Con catorce voces (detalladas en el excelente programa de mano y sobre estas líneas), la agrupación fundada por Meunier demostró «a capella» el dominio de ambas obras, con afinación impecable aunque personalmente faltó más uniformidad de color en el cantus, pues las dos mujeres junto al contratenor poseían un timbre que sobresalía por momentos del resto del coro, más compacto en el resto de cuerdas, así como un «tactus» marcado por el francés (también cantando de bassus) no siempre al servicio del latín con dicción italiana junto a un juego de matices que tuvo igualmente «desajustes» porque la emisión se hacía más abierta en los forti mientras en los piani se mantuvo la homogeneidad polifónica y el empaste, con una cuerda de graves siempre sustento y cimiento ideal sobre el que construir esos templos góticos de Lasso y Palestrina, incluso cambiando las posiciones para uno y otro dada la combinación de las obras (a cinco voces en las Lamentaciones y a seis en la Misa), además de una colocación circular para aprovechar la acústica ideal de la sala de cámara del auditorio capitalino.
De Lasso las Hieremiae Prophetae Lamentations tomaron las del viernes (Secundi Diei) y sábado santo (Tertii Diei) con una pausa entre ambas de un largo silencio monacal, dramático tras las últimas palabras: Jerusalem, Jerusalem / Convertere ad Dominum Deum tuum (regresa a Dios, tu Señor), los finales homofónicos labiales bien marcados creando ese ambiente de reflexión tras casi una hora donde disfrutar del gótico vocal que es esta polifonía renacentista antes de «compartirla» con la Missa Papae Marcelli que ocuparía la segunda parte.
Luis Gago titula sus notas al programa «La misa de un papa dedicada a un rey» de donde paso a destacar y resumir los distintos párrafos con referencias al último cónclave papal analizando las obras de Palestrina y sus dedicatorias a los papas Julio III, Paulo III que le nombraría director de la Cappella Giulia y al poco de la publicar las misas lo admitiría en su capilla. Episodios dignos de novela puesto que dos meses más tarde fallecería el pontífice que tras otro cónclave eligió sucesor: el cardenal Marcello Corvini, Marcelo II destinatario de esta misa para otro breve papado, ya que moriría a los veintitrés días de ascender al cielo la esperada fumata bianca. Evidentemente hubo otro cónclave (casi tan breve como el reciente para la elección de León XIV) que duró nueve días, siendo elegido Gian Pietro Carafa, decano del colegio cardenalicio, tomando el nombre de Paulo IV, otro papado que ¿sorprendentemente? sería muy breve (poco más de cuatro años), aunque nada propicio a los intereses de Palestrina, pues sería expulsado de la capilla papal en septiembre de 1555 junto con otros dos cantores (por estar casado y tener dos hijos, algo que contravenía las nuevas normas de celibato). La historia aparentemente novelesca parece plenamente actual por lo bien narrada a cargo del profesor Gago, quien prosigue comentando cómo Palestrina se iría de maestro de capilla primero a la basílica de San Juan de Letrán y después, en 1561, a Santa Maria Maggiore (donde reposan ahora los restos del papa Francisco). Y es que Palestrina todavía seguiría en activo en el Collegio Romano y, para cerrar el círculo, en 1571 recuperó su antiguo puesto en la Cappella Giulia aunque seguiría componiendo no solo misas sino motetes y madrigales.
En 1570 se publicaría el Missarum liber secundus, colección de siete misas que se cerraba con esta del Papa Marcelo pero dedicada a Felipe II (ya sabemos lo de «más papista que el Papa») y de aquí el título de las notas de Gago. La Missa Papae Marcelli sigue siendo desde entonces el modelo a seguir para esta forma religiosa impulsada tras el Concilio de Trento, conocida como Contrarreforma para intentar frenar el ascenso de la Reforma luterana con la posterior gran escisión, también musical, que tantas consecuencias tendría para el devenir entre católicos y protestantes.
Pero mientras Lutero se apoyaría en los sencillos corales (de melodías fáciles y textos en la lengua vernácula), Palestrina rompería esa línea partiendo de una polifonía católica y en latín, llena de complicados elementos contrapuntísticos donde las superposiciones textuales hacían difícil la inteligibilidad, además de impedir la participación del pueblo, por lo que pasaría a componer una polifonía más «transparente» y de textos más comprensibles, un empeño alentado por el Papa Marcelo II. Desde entonces, la Missa Papae Marcelli (escrita dos años antes de su publicación) conlleva esa leyenda de «nueva polifonía católica» buscando el equilibrio entre homofonía y polifonía, lo que el padre Samuel Rubio llamaría «la polifonía clásica».
Más equilibrado sonó Palestrina que Lasso, no ya por la citada claridad textual sino también por la colocación de las voces, un «tactus» más variado y con la acústica pétrea de los antiguos depósitos de agua ovetenses, sin la reverberación catedralicia y un empaste distinto al de otras formaciones, básicamente inglesas pero también asturianas, igualmente válido. El público guardó un respeto aún mayor que si de la liturgia se tratase, y Vox Luminis resultaron «luminosos» especialmente en el Sanctus, con el «Dios de los ejércitos» resonando con alegría antes de rogar la piedad en el Agnus Dei que nos dio la paz.
Final de esta duodécima Primavera Barroca plenamente asentada en la vida musical asturiana, con gran éxito de un público fiel a la mal llamada música antigua, cada vez más moderna, que mantiene a Oviedo como «La Viena Española» que llevo años reivindicando por su amplia oferta, aspirando a convertirse en Capital Europea de la Cultura para 2031. Ya queda poco para cerrar esta temporada y lo iré contando desde aquí.
PROGRAMA:
Orlando di LASSO (1532-1594):
De Hieremiae Prophetae Lamentations, a cinco, LV 815-823 (1585)
Viernes Santo / Secundi Diei
Lamentatio prima – Lamentatio secunda – Lamentatio tertia
Sábado Santo / Tertii Diei
Lamentatio prima – Lamentatio secunda – Lamentatio tertia










































































