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Plácido Domingo 40 años después

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Plácido Domingo regresa a Oviedo después de 40 años para ofrecer una Gala extraordinaria junto a Sabina Puértolas, Ismael Jordi, Oliver Díaz y la OFIL

Cuarenta años después de su última actuación en Oviedo, el legendario artista y Premio Príncipe de Asturias de las Artes, Plácido Domingo, regresa a la ciudad el próximo 10 de enero para protagonizar una Gala extraordinaria en el Auditorio Príncipe Felipe.

El concierto, que cuenta con la colaboración de la Fundación Municipal de Cultura de Oviedo y el patrocinio de Riesco Abogados y Grupo Resnova, reunirá además en el escenario a la soprano Sabina Puértolas y el tenor Ismael Jordi, bajo la dirección del maestro Oliver Díaz al frente de la Orquesta Oviedo Filarmonía

En palabras del propio artista, “regresar a Oviedo después de tantos años, me produce una gran emoción. Esta ciudad ocupa un lugar muy especial en mí y me trae recuerdos memorables de los inicios de mi trayectoria artística en España. Estoy feliz de volver en este momento de mi vida”, ha señalado Plácido Domingo.

El programa, especialmente seleccionado para la ocasión, recorrerá algunos de los momentos más emblemáticos del repertorio operístico y sinfónico, combinando la fuerza de las grandes arias con la complicidad de los dúos y la elegancia de las obras orquestales. La presencia de Sabina Puértolas e Ismael Jordi, dos de las voces más destacadas del panorama lírico español, completa el cartel de lujo de esta producción que contará con la dirección musical del maestro Oliver Díaz, uno de los más reconocidos de su generación.

Las entradas estarán disponibles a partir de este jueves 20 de noviembre en la taquilla del Teatro Campoamor y en la web entradas.oviedo.es.

Precio localidades: Butaca de Patio 89 € – Anfiteatro 79 €.

La Fundación Municipal de Cultura señala que, con este evento, Oviedo vuelve a situarse en el centro del mapa lírico internacional, reafirmando su compromiso con la excelencia artística y la celebración de la música como patrimonio vivo.

Amor a la primera nota

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Domingo 12 de octubre de 2025, 19:00 horas. Teatro Campoamor, Oviedo: LXXVIII Temporada de Ópera. Charles Gounod (1818-1893): «Roméo et Juliette». Coproducción de la Ópera de Oviedo y ABAO. Fotos de Iván Martínez y propias.

(Crítica para Ópera World del lunes 13, con el añadido de los siempre enriquecedores links, tipografía y colores que no siempre se pueden utilizar ni quedan igual, más el añadido de mis fotos)

Segunda función y segundo título de la septuagésimo octava temporada ovetense con «Roméo et Juliétte» de Charles Gounod, heredera de la grand opéra a la manera de Meyerbeer y de un bel canto francés donde la emoción se derrama con elegancia. Un argumento anterior a Shakespeare, pero inmortalizado por él, ese “amor sin desarrollo, pero eterno de dos jóvenes que mueren muy jóvenes”, como recordaba la doctora María Sanhuesa en la conferencia previa del pasado 8 de octubre, como también en el libreto donde recoge sus lúcidas observaciones: “Son un mero proyecto. No llegan a vivir, pero en su truncamiento encuentran su eternidad”.

Y con ese destino tan bellamente fatal, Gounod compuso una partitura llena de melancolía y dulzura, donde cada dúo amoroso es un eco de lo que pudo haber sido. La doctora Sanhuesa habló del “hechizo de Italia”, de su influjo irresistible, ese país y sus pasiones desbordadas, sus balcones y su catolicismo trágico que empapan la ópera. “No hay neutralidad ante Verona y sus amantes -afirmó-, porque todos reconocemos en ellos el anhelo de un amor sin concesiones, aunque sea breve como una vida interrumpida”.

Oviedo echaba de menos este título, ausente desde las funciones de 1983 y 2002 -con Ainhoa Arteta y un joven Rolando Villazón, de las que queda una grabación en vivo del sello RTVE tan rara como fallida.

La directora de escena italiana Giorgia Guerra escribe que su propuesta busca “maximizar las atmósferas emocionales” de todos los protagonistas. Lo logra con el apoyo de las videoproyecciones narrativas de Davide Giannoni y Francesca Pasquinucci -bellas las animaciones sincronizadas en la ruptura de las arcadas góticas del baile-, un vestuario de época (de Lorena Marin) que distingue a las familias por color, y un espacio escénico único: un cubo atemporal con un monolito central que se transforma simbólicamente en cada acto (balcón, iglesia, habitación, cripta). Minimalismo eficaz, siempre al servicio de las voces.

Y desde el primer acorde de la obertura se sintió el flechazo: ‘amor a la primera nota’. La Oviedo Filarmonía, poderosa y empastada, brilló bajo la dirección de la francesa Audrey Saint-Gil, que repetía en el foso tras su memorable «Hamlet» de hace tres años. Su lectura fue clara, lírica, de pulso firme, apoyando sin invadir y cuidando los clímax orquestales que Gounod reserva con mimo para su partitura.

Con la buena escena y la dirección musical aseguradas, el reparto redondeó el éxito ante un Teatro Campoamor casi lleno en la tarde de “El Pilar”, con un público entregado que premió las arias más célebres y, sobre todo, al Coro Intermezzo, dirigido por Pablo Moras, que fue coprotagonista tanto en la acción dramática como en los pasajes corales: afinado, rotundo incluso fuera de escena, con un sonido amplio y redondo, especialmente en las voces graves.

El dúo protagonista fue puro magnetismo: debutante en Oviedo la soprano mexicana Génesis Moreno (formada en Venezuela) y el tenor jerezano Ismael Jordi. Ella, luminosa desde el primer acto, ofreció una Julieta fresca, segura y de voz radiante, dueña de un “Je veux vivre” que enamoró a todas las butacas, y de un estremecedor “Dieu! quel frisson” antes de la boda frustrada con Pâris (Sebastià Peris). El andaluz de canto elegante y sincero, fue creciendo hasta firmar un inspirado “Lève-toi, soleil”, recibido con una gran ovación. Los dúos sonaron empastados, medidos y sentidos, especialmente el delicioso “Nuit d’Hyménée!” con el monolito o cubo elevándose del suelo, auténtica química entre la pareja protagonista.

Entre los secundarios, todos encontraron su momento sin excepción. La mezzo ucraniana Olga Syniakova (Stéphano) volvió a conquistar Oviedo con su gracia y seguridad; Sandra Pastrana (Gertrude) ofreció buen fraseo, aunque algo eclipsada por la intensidad de su Julieta. Entre los barítonos, el bilbaíno José Manuel Díaz (Grégorio) demostró solvencia, calidad y calidez; el francés Régis Mengus firmó un espléndido Mercutio que no merecía morir; y el catalán Enric Martínez-Castignani, como Capulet, equilibró voz y presencia escénica con gran naturalidad en el rol de padre de Julieta. El Hermano Laurent del bajo-barítono onubense  David Lagares fue rotundo, cada vez más sólido sobre las tablas carbayonas que lleva pisando desde sus inicios.

Completaron el reparto Carlos Cosías (Tybalt), Emmanuel Faraldo (Benvolio) y Juan Laborería (Duque de Verona), todos en un nivel homogéneo que sumó al conjunto.

Una ópera de final conocido y siempre trágico, cerrada con un guiño escénico: los amantes sepultados bajo el túmulo, bañados por una luz cenital, despidiéndose entre veneno y acero. Una imagen perfecta para esta música maravillosa de Gounod, interpretada con las cuatro patas sobre las que toda ópera debe sostenerse: escena, orquesta, voces y dirección musical.

FICHA:

Domingo 12 de octubre de 2025, 19:00 horas. Teatro Campoamor, Oviedo: LXXVIII Temporada de Ópera. Charles Gounod (1818-1893): «Roméo et Juliétte», ópera en un prólogo y cinco actos, con libreto de Jules Barbier y Michel Carré, basado en la tragedia “Romeo and Juliet” (1596) de William Shakespeare. Estrenada en el Théâtre-Lyrique de París, el 27 de abril de 1867. Coproducción de la Ópera de Oviedo y ABAO.

FICHA TÉCNICA:

Dirección musical: Audrey Saint-Gil – Dirección de escena: Giorgia Guerra – Diseño de escenografía: Federica Parolini – Diseño de vestuario: Lorena Marin – Diseño de iluminación: Fiammetta Baldiserri – Videoproyecciones: Imaginarium Studio (Davide Giannoni y Francesca Pasquinucci) – Figurinista repositora: Anna Penazzo – Iluminadora repositora: Giulia Bandera – Dirección del coro: Pablo Moras – Maestros repetidores: Edward Liddall, Mario Álvarez.

REPARTO:

Juliette: Génesis Moreno (soprano) – Stéphano: Olga Syniakova (mezzo) – Gertrude: Sandra Pastrana (mezzo) – Roméo: Ismael Jordi (tenor) – Tybalt: Carlos Cosías (tenor) – Benvolio: Emmanuel Faraldo (tenor) – Mercutio: Régis Mengus (barítono) – Pâris: Sebastià Peris (barítono) – Grégorio: José Manuel Díaz (barítono) – Capulet: Enric Martínez-Castignani (barítono) – Hermano Laurent: David Lagares (bajo-barítono) – El duque de Verona: Juan Laborería (barítono).

Orquesta Oviedo Filarmonía

Coro Titular de la Ópera de Oviedo (Coro Intermezzo)

Tres décadas del Festival de Teatro Lírico de Oviedo

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El Festival de Teatro Lírico de Oviedo cumple tres décadas

El ciclo de este año incluye cuatro títulos más la Gala Lírica. Arrancará en febrero, con la zarzuela de José Picón, “Pan y toros”, Los abonos salen a la venta mañana miércoles, día 21.

El presidente de la Fundación Municipal de Cultura, José Luis Costillas, ha presentado esta mañana próxima temporada del Festival Lírico de Oviedo, “nuestro querido festival de Zarzuela, con una efeméride muy especial este año, ya que se cumplen 30 años del Festival de Zarzuela de Oviedo, uno de las pocas temporadas estables de este género en toda España, junto con, por supuesto, el teatro de la Zarzuela de Madrid”. Le han acompañado Cosme Marina González, Director artístico del Festival; María Ablanedo, Vicepresidenta de la Fundación Musical Ciudad de Oviedo; Dolores Sánchez García-Conde, jefa de coro de la Capilla Polifónica Ciudad de Oviedo y Gonzalo Martínez Peón, Director de La Nueva España.
Costillas ha agradecido la colaboración de todos ellos y ha detallado que “serán un total de cuatro títulos más la Gala Lírica los que pasarán por las tablas del teatro Campoamor, con una excelente selección a cargo de la dirección musical, que sigue acercando este género a los aficionados ovetenses y asturianos. Arrancará la temporada en febrero, con la Zarzuela de José Picón “Pan y toros”, un clásico del género que se estrenó a mediados del XIX en el teatro de la Zarzuela de Madrid. La orquesta Oviedo Filarmonía pondrá música a este primer título de la temporada y también contaremos con la colaboración del coro de la Capilla Polifónica. Y cabe destacar el nombre del que es el director de escena de esta nueva producción del teatro de la Zarzuela con la que estrenamos la trigésima …. Un hombre al que estamos acostumbrados a ver encima del escenario o en la pantalla, que es el actor Juan Echanove, que también desarrolla esta faceta artística al frente de la escenografía”.
Le sucederá, en el mes de marzo, “la Gala Lírica a cargo de los intérpretes Sabina Puértolas e Ismael Jordi, con la OFIL y la dirección de Lucas Macías«. En abril, el título “La Dolores”, con música y libreto de Tomás Bretón, otro clásico que contará con la dirección escénica de Amelia Ochandiano. También con música de la OFIL, en este caso, bajo la dirección de Oliver Díaz, y con el coro de la Capilla Polifónica”, ha subrayado el responsable municipal de Cultura.
El tercer título de la temporada: “Entre Sevilla y Triana”, llegará a finales de mayo, “una co-producción que se realiza en colaboración entre cuatro destacados teatros de nuestro país, el Arriaga de Bilbao, el de la Maestranza de Sevilla, los teatros del Canal de Madrid y, cómo no, nuestro Campoamor. El cuarto de los títulos de la temporada de Zarzuela llegará a finales de junio, y será la comedia “El Caserío”, con la dirección musical de Lucas Macías, también coproducción entre el Campoamor y el Arriaga. El director musical se extenderá ahora en los detalles de esta selección, pero desde la Fundación Municipal de Cultura queremos destacar el orgullo que nos produce el haber sido capaces de mantener una temporada estable que ya sopla 30 velas, con una fiel afición y nuevos devotos cada año. Números que no hacen más que engrandecer el enorme repertorio musical que ofrece la ciudad de Oviedo a sus habitantes y a los que nos visitan, que son muchos y lo hacen, muchas veces atraídos por la extensa oferta cultural de la capital del Principado”.
Costillas también ha adelantado que “los abonos se pondrán a la venta mañana miércoles 21, tanto los abonos del Festival como las localidades para la Gala Lírica, por los cauces habituales. Y que, como siempre me gusta recordar, es una excelente excusa para regalar cultura por Navidad y contribuir así al tejido empresarial que constituye la gran familia de la cultura de nuestra ciudad”. Y ha cerrado su intervención con ¡una mención especial al premio que conocíamos ayer concedido por la entidad Ópera XXI, el Premio a la Mejor Iniciativa, Intérprete, Dirección o Producción de Repertorio Lírico Español, que ha recaído en el Festival de Teatro Lírico Español, en nuestra Temporada de Zarzuela, así que finalizamos el año con muy buenas noticias. Enhorabuena a los responsables. El año pasado se lo llevó la Ópera de Oviedo. La lírica goza de muy buena salud en nuestra ciudad”.
Gonzalo Martínez Peón, ha destacado que “tres décadas y el premio de ayer de Ópera XXI evidencian el ‘milagro musical de Oviedo’, No hay ciudad en España con una programación musical tan importante y tan intensa. Gracias a la FMC, a la Ópera y a todas las entidades que hacen posible esta programación y como no, al gran apoyo ciudadano. Felicidades por estos 30 años y por el Premio de Ópera XXI”.
María Ablanedo también se ha referido al Premio de Ópera XXI que “nos da un espaldarazo nacional para que este festival siga creciendo y se siga manteniendo. Muchos de los que ya no están con nosotros lo celebrarían por todo lo alto. La zarzuela es una joya del patrimonio musical de este país. En Oviedo somos únicos, con Madrid, en potenciar este género. Tenemos el deber de cuidarlo, seguir inyectando dinero para fortalecerlo porque el Campoamor es el teatro de los ovetenses pero también de todos los asturianos”.
Dolores Sánchez García-Conde ha subrayado “el esfuerzo incansable de la Fundación Municipal de Cultura y del Ayuntamiento de Oviedo en mantener esta Temporada, la segunda más importante de España y del mundo. Es un orgullo para la Capilla Polifónica Ciudad de Oviedo compartir escenario. Regalemos zarzuela. Feliz Navidad y que el año que viene venga cargado de buena música”.
El director musical de la temporada del Festival Lírico, Cosme Marina, ha indicado que “la lírica española es mucho más extensa que la zarzuela es un universo de géneros que convierten a España, junto con Italia, en el país con mayor número de obra lírica escrita”. Este Festival “incluye mucho más que zarzuela (…) uno de los escasísimos géneros españoles. Para nosotros el Premio de Ópera XXI es un respaldo a un trabajo colectivo”.
La XXX edición se ha pensado “como una fiesta en la que se ha hecho lírica española de gran calidad”. El número de asistentes a la edición del año pasado fue de 10.000.
TRAILER «Pan y toros»:
TÍTULOS Y FECHAS:
“PAN Y TOROS”, jueves 23 y sábado 25 de febrero.
“LA DOLORES”, jueves 27 y sábado 29 de abril.
“ENTRE SEVILLA Y TRIANA”, jueves 25 y sábado 27 de mayo.
“EL CASERÍO”, jueves 22 y sábado 24 de junio.
Gala Lírica de Sabina Puértolas e Ismael Jordi y Oviedo Filarmonía bajo la dirección de Lucas Macías, viernes 31 de marzo.

Enlace con más información y entradas.

Doña Paquita de Pasqual

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Miércoles 29 de mayo, 20:00 horas. Teatro de la Zarzuela, Madrid; retransmisión en vivo (desde los canales propios del teatro en Facebook, YouTube y Web): Doña Francisquita (música de Amadeo Vives, texto de Federico Romero y Guillermo Fernández Shaw inspirada en «La discreta enamorada» de Lope de Vega). Adaptación de Lluis Pasqual. Fotos ©TeatroDeLaZarzuela (capturas de pantalla de la emisión).

Desde sus orígenes la escena siempre ha sido objeto de visiones distintas con un mismo original. Teatro y Lírica forman parte de ello y hace años que los directores de escena y dramaturgos han querido revisar, actualizar o versionar con distinto criterio muchas obras maestras. En el caso de la ópera aún tengo mi primer recuerdo de Peter Sellars con un Cossì mozartiano ambientado en el «Despina’s caffe» o más recientemente una Bohème de Damiano Michieletto con la Netrebko, Beczala y sus amigos «yonkis», escenografías que comenzarían a romper moldes en aquella recordada Traviata de Salzburgo con Villazón firmada por Willy Decker, sin olvidarme de los muchos Elisir solo citando DVDs que tengo en casa. De las muchas «actualizaciones» que han pasado por el Campoamor tengo buen recuerdo de unos Diálogos de Carmelitas de Carsen increíbles frente a la época de balnearios, albornoces y toallas (probablemente portuguesas) pero también el Sagi que ambientó en Llanes el archirrepresentado Elisir amén de las óperas barrocas que continúan la línea escénica en boga.

A nuestra zarzuela también ha llegado este interés por las «revisiones» con mayor o menor acierto, pues Calixto Bieito o La Fura resultan habitualmente «taquilleros» además de controvertidos por desvirtuar la acción original (como en tantas óperas), encumbrando a los directores de escena como los divos actuales, obligando a actuar en condiciones antinaturales para cualquier cantante, buscando más la visión estética que la musical, primando la belleza de cantantes más que su voz, una tiranía en la sociedad del placer. No tengo buenos recuerdos en algunos montajes finalizando con un Sobre Verde que sobraba, y en cambio la última Africana presentada por Joan Font resultaba por lo menos respetuosa desde lo actual. Hay que reconocer que los escándalos y las críticas negativas se hacen virales, ayudan a llevar más público, unos por morbo, otros para comprobar y a veces corroborar lo leído, pero los que se estrenen me preocupa se lleven una visión parcial de grandes obras musicales donde la escena sigue ocupando tres cuartas partes de las críticas.

Mi generación creció con el audio (radio, vinilos, cassettes y CD), y tras la llegada de la televisión y el vídeo (luego el LaserDisc, el DVD o el BlueRay) supuso un avance al acercarnos la otra mitad tan importante como la música: la escena. La llamada «era de internet» es la última revolución que en el acceso a la lírica en general supone «universalizar», pero no siempre con la calidad deseada, aunque siempre con excepciones y la controversia siga vigente.

Toda esta introducción viene a cuento por la última producción del Teatro de la Zarzuela coproducida con el Liceu barcelonés y la ópera de Lausanne de Doña Francisquita y música del maestro Vives y un elenco de primeras figuras que con una excelente realización en directo (que disfruté en el televisor) y una toma de sonido impecable, hicieron llegar a todo el mundo (twitter echaba humo) esta joya de nuestro género por excelencia que llegaba con mucha polémica previa no siempre educada y perdiendo el respeto por quienes trabajan en ella, con mucho dinero invertido en vestuario, luces, atrezzo, escena y todo el personal. Si es gratis apagamos en caso de que no guste, si pagamos podemos no aplaudir, pedir la hoja de reclamaciones (porque quien paga tiene derecho a protestar), aportar opiniones razonadas siempre discutibles (el debate mantiene la mente despejada) e incluso silbar o patear al final del aria, romanza o toda la función (he vivido algunos momentos así con cantantes y últimamente más con las escenografías, lanzamiento de zapato incluido), pero nunca faltar al respeto, algo que tristemente se está dando en nuestra sociedad de la que la zarzuela o la ópera tampoco se escapan, fiel reflejo de estos tiempos, y que la zarzuela siempre criticó por ser algo vivo, irrepetible cada día.

Vuelven los tiempos de los escándalos por Jesucristo Superstar, el desnudo de Victoria Vera en Equus y los mal llamados conservadores que enarbolan la bandera de su moralidad y pensamiento único. Tendremos que recuperar aquel espíritu de libertad y de buenos modales que se han perdido.

Lluis Pasqual, como tantos otros, decide cambiar la acción original de Doña Francisquita del Madrid que arrancaba el pasado siglo, a tres momentos en cada acto (1934 grabando un disco, 1964 en aquella televisión del UHF que en la actualidad parece estar en las madrugadas o madrugando, y un ensayo general de nuestros días), teniendo que introducir al narrador que nos explique su personal visión con textos propios (genialmente interpretado por Gonzalo de Castro) y centrarnos en un argumento perdido con escenografía y bellísimo vestuario de Alejandro Andújar, aunque también hay crítica propia de estas «actualizaciones» por parte de Doña Francisca, que la asturiana Mª José Suárez bordó en cada intervención (seguro que también lleva más de cuarenta representaciones). De los tres actos el segundo me pareció el más logrado.

Las voces principales estuvieron a la altura esperada: Sabina Puértolas (Doña Francisquita) en un rol debutado sin problemas aunque le queda «hacerse con él», e Ismael Jordi (Fernando) que está en un momento álgido de rotundidad vocal aunque sigamos recordando al irrepetible Alfredo Kraus (dedicatario de este título). Los dos lucieron en las romanzas y nos dejaron unos dúos impecables.

No se quedaron atrás Ana Ibarra (Aurora), para mí la verdadera triunfadora de la noche en una complicada partitura que defendió con calidad y belleza a «La Beltrana», más Vicenç Esteve (Cardona), junto a un excelente Santos Ariño (Don Matías).

El cuerpo de baile lució y se lució más allá del esperado Fandango donde la incombustible Lucero Tena volvió a brillar como la figura mundial que es con las castañuelas (el público verdaderamente la aclamó), si bien no entendí que se repitiera, no era un bis, con ella sentada, dentro de esa idea de ambientar como ensayo el último acto.

El coro titular que dirige Antonio Fauró ayudó a completar una escena variada y variable (sentados todo el primer acto) pero perfectamente empastados y con los protagonismos esperados, sumando al conjunto desde su calidad habitual.

Redondearon la música la Orquesta de la Comunidad de Madrid y el titular Óliver Díaz, verdadero maestro sacando de todos lo mejor, defendiendo desde el teatro de la calle Jovellanos nuestras partituras, trabajador incansable, cuidando las dinámicas y los tempi que favorecieron el lucimiento de un elenco vocal que dignifica nuestro género, algo que siempre reclamamos para poder exportar nuestro patrimonio musical al resto del mundo.

Personalmente he visto cosas peores y he disfrutado como algunos otros, aunque esta «Doña Paquita de Pasqual» no sea la genuina «Doña Francisquita» sino más bien un homenaje (o salto en el tiempo) desde una óptica no bien explicada o entendida por muchos.

Músicas en verano, toma uno

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Finalizada la temporada ordinaria, entendiendo como tal la coincidente con mi curso escolar, el verano también tiene su hueco musical en mis vacaciones, siendo habitual lecturas variadas a las que dedicaré alguna entrada, escuchar Radio Clásica (ahí está Bayreuth o los PROMS siempre completados por unos comentarios del magnífico José Luis Pérez de Arteaga que continúa asombrándome cada vez que le escucho), pero donde tampoco faltan otras retransmisiones «on line» o en streaming, así como una agenda veraniega de ciclos que llenan muchos festivales, algunos también gracias a Internet en la pantalla del ordenador con sonido conectado a la cadena de música, y por culpa de la dichosa crisis, recortes, sueldo congelado hace años pese a los calores, pérdida de poder adquisitivo y demás «robos consentidos», también tengo recitales y conciertos cercanos, donde el Falstaff de Verdi que dirigirá Muti en Oviedo me recortó parte del presupuesto estival, pero no podía faltar a esta cita única en España desde casa, que contaremos con detalle como es costumbre, incluso algunos más desde las páginas del diario La Nueva España.

Quiero comenzar recordando el Gianni Schicchi con escenografía de Woody Allen (que estuvo de turismo por Asturias despreocupado de la capital) desde el Teatro Real en «El Palco de La2″ el pasado día 12 de julio que también pude seguir en la propia web de RTVE (de donde son las capturas de pantalla), precedido de unos fragmentos -ni siquiera completo– del llamado «concierto» (!) de Plácido Domingo que parece pegó la espantá como protagonista, intentando complacer a los que pagaron su entrada con este «formato«, supongo que sin hacerles mucha gracia ni tampoco a los compañeros de reparto que tuvieron más trabajo del previsto.

Olvidando críticas que siempre son muy distintas del auténtico e inigualable directo, me hubiera gustado que hubiesen retransmitido también las Goyescas de Granados que completaban el programa doble, en un encaje de función algo difícil de entender. Mi apuesta hubiese sido Il trittico pucciniano al completo, como debería ser «lo habitual».

En el reparto estuvieron una convincente Maite Alberola como Lauretta, y el «sustituto» Lucio Gallo, más que correcto en el papel protagonista aunque me hubiese encantado tener a Luis Cansino de suplente porque está en un momento vocal excelente (el actoral lleva tiempo), como demostró en su impecable Marco. También la mezzo asturiana María José Suárez encarnó con seguridad y convencimiento a La Ciesca, para entender lo importante de un reparto equilibrado que augure un resultado total más que aceptable (también quiero citar al tenor barcelonés Albert Casals como Rinuccio o a la mezzo Elena Zilio en el papel de Zita), y una puesta en escena algo oscura (al menos en pantalla) con la dirección de Giuliano Carella al frente de una OSM titular del teatro que sonó siempre en su sitio, aunque hubiese cortes en la retransmisión y una toma de sonido no todo lo buena que cabría esperar del ente público que todos pagamos con nuestros impuestos.

Totalmente distinta la siempre irrepetible Traviata verdiana desde el Liceu retransmitida al aire libre en varios lugares de Cataluña y en el Canal 33 de la televisión autonómica catalana la noche del 18 de julio, con interacción en Twitter© (#Traviata33 y #liceualafresca) realmente interesante como encuentro de melómanos de todo el mundo con escenografía conocida de McVicar también algo oscura aunque la luz de la partitura y la entrega de todo el reparto fue digna de recordarse.

La conexión estuvo precedida del «introito» a cargo de Ramón Gener que tras su catalana «Òpera en texans» ha dado el salto nacional (con perdón) con «This is Opera».

Con todo mi arsenal tecmológico desplegado (ordenador, tableta y móvil) pude disfrutar escuchando, capturando pantallas y realizando comentarios desde la comodidad de casa, destacando la Violeta de la soprano rumana Anita Hartig, enamorándonos a todos por entrega y carisma, el Alfredo del tenor jerezano Ismael Jordi creciéndose en cada intervención, con un color vocal realmente hermoso, y un Giorgio Germont poderoso de Gabriele Viviani que sin ser Leo Nucciel barítono«), a los que también escuchamos en Oviedo, completó un trío protagonista equilibrado, creíble, sin sobreactuaciones.

Como siempre los mal llamados secundarios lograron una representación para recordar, con el Gastone asturiano Jorge Rodríguez-Norton entre ellos.

Evelino Pidò fue el responsable musical al frente de la orquesta y coros del Liceu que completaron La Traviata de realización impresionante para alcanzar un éxito que llegó a millones de espectadores gracias a estas iniciativas que deberían convencer a los ignorantes recalcitrantes, algunos metidos en política, que la ópera es accesible a todos los públicos y no es el espectáculo de élite que algunos quieren seguir manteniendo para un alejamiento de la realidad en busca de populismos y prioridades mal entendidas. No hablaremos de las subvenciones para la cultura, que es un derecho, ni todo el empleo que genera la música en todos los países, auténtica inversión y motor de una sociedad que se ha sacrificado para tener algo irrenunciable, como otros logros que con la disculpa del momento intentan quitarnos.

De la pasión por la música y más por la ópera hay que dar la bienvenida a un nuevo blog, El palco número 18 que curiosamente arranca con La Traviata de Verdi, como no podría ser menos, a cargo de otra apasionada que firma «Pauline Viardot«, con quien seguimos tuiteando después de «la fresca». Sólo tenemos esta vida y debemos vivirla en plenitud y apasionadamente, porque de lo contrario sólo nos quedará ignominia, un erial oscuro y  arrasado sobre el que no volveremos a poder construir absolutamente nada.

Defender la música es apostar por el futuro. Disfrutarla ya es otra cosa que requiere educación, tiempo, y sobre todo querer. Desde aquí continuaremos…