Inicio

Consagración joven

Deja un comentario

Sábado 26 de julio, 20:00 horas. Teatro de la Laboral, Gijón: Joven Orquesta Nacional de España (JONDE), Francisco Fullana (violín), Nuno Coelho (director). Obras de Fabià Santcovsky, Isaac Abéniz – Francisco Guerrero e Igor Stravinsky. Entrada: 6 €.

Cada vez que acudo a un concierto sinfónico con orquestas jóvenes mantengo la esperanza de creer en parte de una generación con poca visibilidad que se sacrifica para dedicar su vida al siempre difícil mundo musical donde poder ganarse la vida, esperando mantener vivo este capital humano para que no tenga que emigrar y demostrando cómo los avances logrados durante tres generaciones nuestro país ha pasado de importar músicos a exportarlos por medio mundo, y conozco muchos.

La JONDE (Joven Orquesta Nacional de España) es como la selección nacional juvenil de los mejores músicos españoles que ya «juegan ligas europeas» en distintas capitales, y celebraba su segundo encuentro del presente año en el Teatro de La Laboral de Gijón preparando una mini-gira que arrancaba este sábado en la capital de la Costa Verde para proseguir en el Palau de la Música Catalana en el Festiva Grec de Barcelona este lunes 28, para volar hasta Alemania, primero a Wiesbaden (viernes 1) en el Kurhaus Wiesbaden dentro del Rheingau Musik Festival, y después en el  Konzerthaus de Berlín (el domingo 3) en el Young Euro Classic Festival.

Muchos días de trabajo previo con una selección de profesores especialistas en cada instrumento llegados de las mejores orquestas europeas, ensayando por parciales y secciones, más un equipo docente formado por unos profesionales que funcionan cual claustro musical, con los primeros «tutti» dirigidos por Miguel Sepúlveda (director asistente de la JONDE) y en los conciertos con el maestro portugués Nuno Coelho (Oporto, 1989), titular de nuestra OSPA, más el violinista mallorquín Francisco Fullana, al que se sumará para Wiesbaden Thibaut Garcia a la guitarra, sin olvidarme, dentro de estos invitados, al compositor catalán Fabià Santcovsky Reschini (Barcelona, 1989), XLI Premio Reina Sofía de Composición Música 2023 (quien comentaba esta semana en el Instagram© de la JONDE: “Es un gran regalo trabajar con estos músicos porque tienen lo mejor de todos los mundos, por un lado lo mejor de una orquesta joven con esta energía y lo mejor de una orquesta profesional”) de quien interpretan su concierto para violín solo y gran orquesta Concierto de los Elementos I&II, pues como toda orquesta profesional, estos jóvenes deben preparar obras de su tiempo sin olvidarse del llamado repertorio sinfónico, que tampoco puede faltar en los programas. El violín solista citaba del compositor catalán en la misma red social:  “Da gusto trabajar con Fabià con esa energía, esa creatividad y ese propio lenguaje que crea con esta obra”.

En Gijón la JONDE mostró una calidad suprema en un repertorio exigente, difícil, plenamente entregados, viéndoles disfrutar, además de seguir formándose, con un Coelho cuyas virtudes ya conocemos y que volvió a demostrar al frente de unos músicos excelentes en todas y cada una de las familias y secciones. De ellos también comentaba en Instagram© el director invitado de este segundo encuentro: “Siempre es una experiencia muy bonita estar con la JONDE. Los músicos tocan todo, tienen muchísimas ganas de mejorar, de tocar en conjunto, de trabajar cada detalle, y la verdad es que se les puede pedir todo y lo hacen siempre con una sonrisa”.

Del compositor Santcovsky, formado en Alemania y con un gran catálogo de obras, se ha escrito que «su música es fruto de un imaginario en el que se invoca la representación de ciertos arquetipos de la idea de naturaleza como forma de plantear un lenguaje constituido en el límite entre lo humano y lo natural. Como contraste a esta línea de trabajo, en sus óperas ha desarrollado un lenguaje acompañado de medios electrónicos y planteamientos temáticos inspirados en la ciencia ficción y en la especulación sobre el futuro de la tecnología como motor de cambio de la condición, la forma y la cultura del ser humano». Su Concierto de los elementos I&II para violín y orquesta consta de dos partes: La última representación del mirlo y Resonancia sin nombre. En palabras del propio autor “Este concierto es un conjunto de elementos que propongo entenderlos como fenómenos de un mundo que no sólo se compone de objetos, sino que se manifiesta a través de ellos”, donde cada instrumento es utilizado cual «objeto sonoro». Su estrenó corrió a cargo de la Orquesta de RTVE con su titular Christoph König y el ilerdense Joan Espina de solista el pasado 11 de octubre, y la JONDE lo ha incorporado para esta gira de verano.

La música del compositor catalán es un verdadero cambio que musicalmente bebe del atonalismo para trabajar con texturas, timbres casi ornitológicos (el mirlo que se hace violín y vuelve al pájaro en un perpetuum mobile del arco sobre las cuerdas) en un delicado trabajo tanto del violín solista como de toda la orquesta, transitando en la búsqueda de sonoridades distintas en cada instrumento cual objeto sonoro. Santcovsky tras ganar el premio pedía para su música, y en general para la de nuestro tiempo, en una entrevista para el periódico La Vanguardia «generosidad para recibir su discurso” y proseguía: “Cualquier música que no se ha oído antes va a ser rechazada por el público”, definiendo su estilo como similar a la corriente pictórica del informalismo de mediados de siglo XX, que se desarrolla sobre todo en Italia, y tiene en España a Tàpies como su principal representante». Tras su interpretación puedo afirmar que tanto orquesta como solista y director fueron generosos, entregados, disciplinados, ilusionados y muy aplaudidos junto al compositor, que subió a saludar y felicitar a todos al finalizar, pues esta obra es de nuestro tiempo, y tanto músicos como melómanos debemos consumir lo actual, educarnos en estos lenguajes que beben del pasado pero aportan nuevas sensaciones. Me gustó la comparación con Tàpies y personalmente, tras escuchar las siguientes obras, pensé en Las Meninas de Picasso como reutilización o inspiración en «los clásicos» para poder alcanzar una nueva visión desde lo conocido, o si se quiere, cocinar con los mismos ingredientes combinados desde las técnicas actuales, pues de los pucheros tradicionales hemos pasado a los laboratorios gastronómicos.

Fullana ya en solitario nos regalaría una interpretación «sui generis» del arreglo de Ruggiero Ricci para violín de los conocidos Recuerdos de la Alhambra (Tárrega) antes de seguir con el gerundense Isaac Albéniz (1860-1909) y tres números de su Suite Iberia compuestos entre 1905 y 1909: Málaga, El Corpus Christi en Sevilla y El Albaicín en las orquestaciones de Francisco Guerrero Marín (Linares, 1951 – Madrid, 1997), un jienense de la que se ha llamado «Escuela granadina» (alumno de Juan-Alfonso García) emigrado a Alemania que entroncaba muy bien con el precedente del catalán (“Tienes que vaciar el ruido mental de tu propio discurso interno para poder dar albergue a la propuesta de otra persona”), uno de los primeros en partir de la receta tradicional del piano para volver a cocinarla con una riquísima orquestación, como otros ya han hecho con esa «biblia pianística» del compositor de Campodrón, eligiendo los números que les inspirarían en la búsqueda de sonoridades. Desde Fernández Arbós y Frühbeck de Burgos pasando por David del Puerto, Mauricio Sotelo o José Luis Turina, solo por citar algunos de quienes buscaron en esta Iberia, la cocina orquestal de Paco Guerrero es de un respeto al original pianístico para engrandecerlo con un trato delicado de la tímbrica, una rítmica bien marcada utilizando nuestras panderetas y castañuelas, con unas dinámicas extremas que en la orquesta resultan verdaderamente ricas, cierto gusto francés (en la memoria siguen Ravel o Debussy pero también el Falla parisino), todo con una opulencia tal vez excesiva pero ideal para poner a prueba a una JONDE donde Coelho volvió a marcar al detalle los motivos, las contestaciones, las combinaciones con un balance muy trabajado de intensidades y planos. Si la cuerda asombró en el concierto del catalán, en este Albéniz de Guerrero brilló con una calidad impecable en todo con arpas, la madera no se quedó atrás, los metales, especialmente las trompas, siempre presentes y afinadas pero contenidas, completando la plantilla una percusión (con celesta) dando las pinceladas que Guerrero remarca al piano de Albéniz en una ruta andaluza que hizo el trayecto de Málaga a Sevilla con final en Granada.

Tras el descanso para reubicar plantilla en el escenario, cambiar la concertino de la primera parte por otro en la segunda (los nombres no estaban especificados en el programa de mano), la gran obra que toda orquesta necesita para comprobar su estado de madurez es La consagración de la primavera (1910-1913) de Igor Stravinski (1882-1971). Inmenso sinfonismo e instrumentación más allá de la visión «danzable» del ruso, con las dos partes donde disfrutar con una JONDE magistralmente llevada por Nuno Coelho atento a cada detalle, cada entrada, cada matiz… Desde el jugoso fagot inicial de la Introducción de la «Adoración de la tierra» cada intervención de los primeros atriles era una pugna por la mayor musicalidad, el empaste de cada sección impecable, las amplísimas dinámicas asombrosas y la entrega total. Las dos grandes danzas (de la tierra en la primera parte y la sagrada de la segunda) solo serían los broches desde la Adoración a El sacrificio de una interpretación madura, rica, limpia y clara, arrebatadoramente rítmica e íntimamente entendida. Recordando otras versiones de afamadas orquestas internacionales, esta sabatina en Gijón será un modelo a seguir que estoy seguro aplaudirán en su gira, que vuelve a poner a España en el sitio de la calidad musical que tiene nada menos que en el epicentro sinfónico alemán.

Y música de España para una «tercera parte» de propinas que con estos intérpretes fueron verdaderos regalos para todos los presentes por el ímpetu, musicalidad, entrega y sorprendente calidad. Comenzaron con el conocido intermedio de La Boda de Luis Alonso (G. Giménez) plena, matizada, con el director portuense jugando con el «tempo», una admirable percusión por compenetración y riqueza interpretativa de tres castañuelas a dos manos alternando con panderetas, unos metales broncíneos, las maderas líricas y la cuerda nuevamente asombrosa.

A este final de fiesta se sumaría de nuevo el Guarnieri «Mary Portman» (1735) de Francisco Fullana para interpretar al mejor y mayor virtuoso navarro Pablo Sarasate (1844-1908), sus Aires gitanos en otra demostración de buen hacer musical por parte de todos, con Nuno Coelho excelente concertador de una JONDE maravillosa en conjunto y el violín zíngaro siempre presente, donde la técnica siempre estuvo al servicio de una música atemporal.

Ya con la alegría del buen trabajo hecho, Coelho se limitó a dar la entrada al «himno no oficial» de la JONDE que es Amparito Roca (Jaume Texidor) para un arreglo de orquestación prodigiosa donde jalear al flautín, trompeta y demás solistas que pusieron en pie tanto a los músicos felices tras el éxito de esta apertura de gira, como al público plenamente entregado y agradecido por esta carga de emoción y adrenalina de una generación JASP (acrónimo de «Jóvenes Aunque Sobradamente Preparados») que ya es un eslogan para no olvidar.

Último día con una mañana de homenajes

1 comentario

74º Festival Internacional de Música y Danza de Granada (día 25 a). Música de cámara.

Domingo 13 de julio, 12:30 horas: Solistas de la Orquesta Ciudad de Granada (OCG), Lluïsa Espigolé (piano), Annette Schönmüller (mezzo), Nacho de Paz (director). Obras de Stravinsky, F. Guerrero, Boulez, Ravel, García Román y Berio. «Juan-Alfonso García y la Nueva Música en Granada». Fotos , propias y ©Fermín Rodríguez.

Último día de Festival con un concierto matutino repleto de homenajes a los nacimientos del «medio vasco» Maurice Ravel (150 años) más Boulez y el italiano Luciano Berio en su centenario, sin olvidarse de la llamada Nueva Música en Granada y los «herederos» de Juan-Alfonso García con obras de Francisco Guerrero y un estreno de García Román, presente en un abarrotado crucero del Hospital Real granadino.

La web nos presentaba esta matiné con las siguientes palabras:

Aniversarios y homenajes
Uno de los más importantes directores españoles vinculados a la creación actual, Nacho de Paz, se pone al frente de un conjunto de solistas de la OCG, la pianista Lluïsa Espigolé y la mezzo alemana Annette Schönmüller, todos especialistas en contemporánea, para acercarse a músicas del último siglo y recorrer algunas de las celebraciones del Festival: los 150 años de Ravel, aquí con una delicia para arpa y conjunto de 1905; los 100 años de Luciano Berio, representado por una de sus creaciones más populares, las Folk Songs y los 100 años de Pierre Boulez, con sus fascinantes miniaturas para piano Douze notations, testimonio sonoro de su época. Además, un estreno de José García Román, Camino blanco y sin término, que no estará solo como miembro de la escuela granadina de composición ya que se ha programado también el Concierto de cámara de Guerrero. Todo se abre con el Stravinsky serial de las Tres canciones sobre Shakespeare.

Iré intecarlando las notas al programa de Stefano Russomano, que titula Un menú de homenajes y aniversarios con mis impresiones en otro orden al del novelista, ensayista y crítico musical.

El asturiano Nacho de Paz (Oviedo, 1974) se ponía al frente de unos excelente músicos para presentar un programa bien organizado donde ir alternando distintos ensambles con el piano impecable, docto, bien tratado y mejor interpretado de la catalana Lluïsa Espigolé que iría enhebrando y engarzando unas perlas como los Six encores de Berio y las Douze notations (1945) de Boulez.

El amor a las estructuras caracteriza la obra de Pierre Boulez (100 años del nacimiento): estructuras entendidas no como simple andamiaje, sino como revelación del pensamiento a través de los sonidos. Esta línea cartesiana y racional se combina en el veinteañero Boulez con el descubrimiento de la dodecafonía. Ahí surgen las tempranas Douze notations para piano, ciclo de miniaturas en las que la magia del número doce, con sus espejos y permutaciones, se mezcla con la frescura de un temperamento juvenil e intenso.

En una época en la que el furor vanguardista aupaba todo tiempo de excomuniones y exclusiones, Luciano Berio (100 años de su nacimiento) propició en muchas de sus piezas el encuentro crítico entre lenguajes (…) También los Six Encores constituyen, dentro de su brevedad, una reflexión y reinterpretación de gestos, figuras y sonoridades ligadas a la historia del piano.

En un estrado más amplio para cobijar todo el orgánico dispuesto para la ocasión, se abría esta matinal de domingo con Stravinsky y sus Three songs of William Shakespeare para mezzo, flauta, clarinete y viola, donde la cantante alemana Annette Schönmüller se presentó con una alergia al polen de esta tierra (también al asturiano) que no sólo mermó esta primera obra sino que finalmente y con un tremendo disgusto, hubo de cancelar la última obra que además era el eje de todo el programa. Una pena comprobar el estado anímico de la mezzo que con tanta ilusión había preparado sus dos intervenciones, estando dispuesta incluso a cantar en esas condiciones, pero tras el aviso de Paolo Pinamonti el público entendió y respetó una decisión que nunca se quiere tomar. Le deseo desde aquí la pronta recuperación de una espléndida cantante que desconsolada no pudo mostrar sus cualidades.

Abren el programa las Tres canciones de William Shakespeare de Stravinsky, pertenecientes a su etapa serial, donde un halo de sobriedad se impone con respecto al colorismo encendido y a la ferocidad rítmica de su período ruso, o a la ironía cortante y juguetona de su fase neoclásica. Apoyada en una tímbrica exquisita y cristalina (flauta, clarinete y viola) claramente influida por Anton Webern, la poesía de Shakespeare se envuelve en un halo intemporal al mismo tiempo que la música plasma con inmediata evidencia la imagen del sonido de las campanas (en Full fadom five) y la del canto del cuco (en When dasies pied).

La participación de los solistas de flauta, clarinete y viola (de la OCG) bien llevados por De Paz en este Stravinsky, nos mostraron una calidad de sonido y empaste que volveríamos a disfrutar en el resto del programa.

También discípulo de Juan-Alfonso García fue Francisco Guerrero, aquí representado por una obra en ciertos aspectos atípica dentro de su catálogo, el Concierto de cámara. Si el lenguaje guerreriano suele caracterizarse por una densa y compacta polifonía, la necesidad de amoldarse a una plantilla más heterogénea impulsa en este caso el desempeño solista de la flauta, que actúa en la primera parte como instrumento concertante y tiene a su cargo una extensa candencia. El resultado es una de las páginas más brillantes y luminosas del compositor.

Esta 74ª edición del festival nos ha sacado a la luz una generación de músicos granadinos en torno a Juan-Alfonso que pese a unos estilos heterogéneos, el paso de los años no debería seguir denominándoseles «vanguardias» porque su música debería ser la actual y programarse para ir educando al público en otras sonoridades. Este Concierto de cámara del jienense Guerrero con flauta, clarinete bajo y cuarteto de cuerda no solo debería programarse más a menudo, es que el juego tímbrico resulta cercano pese a los 28 años transcurridos desde su estreno. Virtuoso y casi protagonista Manuel Alejandro Recena y un empaste con el clarinete bajo de Israel Matesanz más el cuarteto de cuerda cómplice de sus compañeros, sacaron con la dirección de Nacho de Paz una interpretación seria, profunda y luminosa en una mañana dominical calurosa.

Comentaba anteriormente la alternancia entre las obras camerísticas con la pianista catalana, y llegaba el otro homenaje a Ravel:

Las efemérides de tres compositores (Ravel, Boulez, Berio), junto con el homenaje a la escuela granadina de composición, conforman en buena medida el variado mosaico sonoro de este programa. Los 150 años del nacimiento de Maurice Ravel justifican la presencia de su díptico Introduction et Allegro, una página de carácter demostrativo –surgió como encargo de la casa Erard para poner de relieve las posibilidades del arpa cromática– donde el autor cumple a rajatabla el objetivo sin renunciar a las cualidades intrínsecas de su música: finísima sensibilidad tímbrica, elegancia en el tratamiento armónico y claridad en el trazado formal.

Escuchar a Ravel es delicioso porque en toda su amplia producción el color y estilo ya son propios y sus instrumentaciones originales que el tiempo sigue teniendo de referente. En esta Introduction et allegro  (1905) sería protagonista el arpa solista de Daniela Iolkicheva, el sonido mágico y angelical, etéreo y la mejor publicidad para la marca que la encargó, como bien explica Russomano, juegos tímbricos de armónicos, efectos de glissandi, arpegios (palabra derivada precisamente del propio instrumento) y un verdadero catálogo de musicalidad francesa con el ropaje de flauta, clarinete y el cuarteto de cuerda, con De Paz controlando los balances y dejando fluir esta pequeña joya del vasco-español.

El presente programa homenajea al compositor granadino José García Román con el estreno de Camino blanco y sin término, que tiene como punto de partida melodías y armonías encriptadas extraídas de la pieza para órgano In Memoriam de su maestro Juan-Alfonso García. Inspirado en versos de León Felipe, este tríptico encierra, en palabras del autor, la aspiración a una «blancura infinita»: un camino blanco y sin término «acompañado de la música de una fluida acequia. Y la brisa. Sí, la brisa».

El estreno de García Román fue lo mejor de la velada, obra, como me comentaba el propio compositor al final del concierto, autodedicada, con «su» León Felipe y que baja toda la verticalidad de Juan-Alfonso a una horizontalidad con su firma para un ensamble que serviría también para el finalmente cancelado Berio. Si los solistas de la OCG ya demostraron un excelente empaque sonoro, añadir a dos percusionistas con un amplísimo «set» convirtió este Camino blanco infinito  en un derroche instrumental con flauta (y flautín) más clarinete (y clarinete bajo) , sincronía y ajuste de Nacho de Paz, defensor de esta partitura de la que estaré al tanto cuando salga a las ondas de Radio Clásica, que grabó para su posterior emisión, y supongo editarán los muchos espacios entre cada obra, por lo que suponía de recolocar a los intérpretes, aunque temo que las toses servirán de «fiel testigo» de un directo vivido y disfrutado en primera persona, rodeado de unas páginas musicales de nuestro tiempo que se deben promocionar, porque no solo de «los clásicos» viven los aficionados y el menú debe incorporar nuevos sabores, educar el paladar con estas experiencias muy necesarias en estos tiempos.

INTÉRPRETES:

Nacho de Paz (director) – Lluïsa Espigolé (piano) –  Annette Schönmüller (mezzo) – Manuel Alejandro Recena (flauta) – Israel Matesanz (clarinete) – Daniela Iolkicheva (arpa) – Noelia Arco y Jaume Esteve (percusiones) – Peter Biely y Birgit Kolar (violines) – Hanna Nisonen (viola) – Arnaud Dupont (violonchelo)

PROGRAMA:

Igor Stravinsky (1882-1971)

Three songs of William Shakespeare (mezzosoprano, flauta, clarinete y viola, 1953)

Musick to heare

Full fadom five

When dasies pied

Luciano Berio (1925-2003)

De Six encores (piano):

I. Brin (1991)

II. Leaf (1990)

III. Wasserklavier (1965)

Francisco Guerrero Marín (1951-1997)

Concierto de cámara (flauta, clarinete bajo y cuarteto de cuerda, 1977)

Pierre Boulez (1925-2016)

De Douze notations (piano, 1945)

I. Fantasque – Modéré

II. Très vif

III. Assez lent

IV. Rythmique

V. Doux et improvisé

VI. Rapide

Maurice Ravel (1875-1937)

Introduction et allegro (arpa solista, flauta, clarinete y cuarteto de cuerda, 1905)

Luciano Berio:

De Six encores:

IV. Erdenklavier (1969)

V. Luftklavier (1985)

VI. Feuerklavier (1989)

José García Román (1945):

Camino blanco y sin término * (flauta, clarinete, dos percusionistas y cuarteto de cuerda, 2025)

I. Desnudo y vacío el corazón

II. Nieve altanera

III. El bordón solo

Pierre Boulez:

De Douze notations:

VII. Hiératique

VIII. Modéré jusqu’à très vif

IX. Lointain – Calme

X. Mécanique et très sec

XI. Scintillant

XII. Lent – Puissant et âpre

Luciano Berio (1925-2003):

Folk Songs (mezzosoprano, flauta, clarinete, dos percusionistas, arpa, viola y violonchelo, 1964)

* Estreno absoluto

En el 150 aniversario del nacimiento de Maurice Ravel y el centenario del nacimiento de Pierre Boulez y Luciano Berio

Inquietud y sosiego

3 comentarios

74º Festival Internacional de Música y Danza de Granada (día 18a). Conciertos matinales.

Domingo 6 de julio, 12:30 horas. Crucero del Hospital Real. Trío Arbós. Juan-Alfonso García y la Nueva Música en Granada. Obras de Bach, Busoni, Sánchez-Verdú, Manuel Hidalgo, García Román y Francisco Guerrero. Fotos propias y ©Fermín Rodríguez.

Finalizando mi tercera semana de Festival volvía en sesión matinal al crucero del Hospital Real para seguir recordando a Juan-Alfonso en otra de la llamada «Nueva Música en Granada» que verdaderamente siempre suena nueva, y más en nuestro caso.

La web del Festival presentaba este aperitivo musical del domingo así:

La Nueva Música en Granada y Bach
El Trío Arbós presenta un fascinante diálogo entre Johann Sebastian Bach y la Nueva Música granadina, bajo el magisterio de Juan-Alfonso García. Juan Carlos Garvayo ha tomado algunos de los corales de Bach que Ferruccio Busoni transcribió para el piano y los ha convertido en piezas camerísticas vibrantes, que resuenan al contacto con la música de vanguardia de cuatro compositores que, desde distintos puntos de Andalucía, representan sensibilidades diferentes: el antequerano Manuel Hidalgo y el algecireño José María Sánchez-Verdú con su fuerte conexión con la creación germana; el linarense Francisco Guerrero, con su indomable y volcánica personalidad, en una obra para piano que preservó como la primera de su catálogo; y el granadino José García Román rindiendo homenaje a «la ciudad del corazón y de la amistad».

Nueva música en Granada de una escuela así bautizada desde Madrid con una conexión andaluza entre sus compositores y «Mein Gott, padre de todas las músicas», con transcripciones para trío de Juan Carlos Garvayo (también autor de las notas al programa) que fueron estreno absoluto, y donde explica a la perfección cómo unir el Bach de Busoni para recrearlo y combinarlo desde el preludio inicial al cierre desde un círculo virtuoso perfecto en un programa de Inquietud y sosiego, pues pese a que esta generación de compositores (dos de ellos presentes entre el público) no es tan nueva, menos aún se puede seguir denominando «vanguardias» tras 20, 30 o 40 años, aunque siguen provocando muchas preguntas al oyente que sólo, y siempre, dios Bach -en cualquier versión- es capaz de responder.

Explica y escribe el compositor además de pianista Juan  Carlos Garvayo (Motril, 1969):

Escuela juanalfonsina de composición

«Sólo cuando existe un nexo vital, efectivo y afectivo entre maestro y discípulo (como en los viejos talleres de arte), sólo entonces se puede hablar con algún sentido de escuela. Y puede que algo de esto exista entre nosotros». Estas palabras de Juan-Alfonso García pronunciadas en su discurso de contestación al de ingreso de José García Román en la Real Academia de Nuestra Señora de las Angustias de Granada, describen a la perfección la esencia de esa supuesta «escuela granadina de composición» —así denominada desde Madrid—, que engloba a los compositores incluidos en este programa en torno a su maestro común, Juan-Alfonso García. Sin embargo, la ausencia de rasgos estilísticos y estéticos comunes entre ellos, frente a la vigencia de los mencionados nexos vitales, efectivos y afectivos, nos inclinan más bien a hablar de una «escuela juanalfonsina de composición». La música de Juan-Alfonso no suena en este programa, pero su presencia simbólica aflora abrazando las músicas diversas y únicas de sus queridos discípulos, a través de cinco de los corales de Bach que Busoni reinterpretó en sus geniales versiones pianísticas. El copioso material polifónico y tímbrico propuesto por Busoni, invita a una nueva reelaboración del material, en este caso para trío con piano, que entronca con una práctica común entre los compositores representados: desde las originales orquestaciones guerrerianas de la Iberia de Albéniz, los corales de Franck orquestados por García Román, las reelaboraciones de obras beethovenianas de Hidalgo, hasta las recientes adaptaciones de Lieder de Schubert para voz y cuarteto de cuerda de Sánchez-Verdú. Describe José Luis Téllez el Trío III «Wie ein Hauch aus Licht und Schatten» (Como un soplo de luz y sombra) de Sánchez-Verdú como «una fascinadora exploración por los diferentes tipos de armónicos y de sonidos concomitantes […] para generar una música ingrávida y casi fantasmal que surge de la nada y a ella regresa». Sus nueve secciones van precedidas, como una suerte de guía emocional para los intérpretes, de versos extraídos de Poemas de la consumación de Vicente Aleixandre. Algunos de ellos («Ignorar es vivir: saber, morirlo» o «Pero ya no amanece») definen el pulso poético y trascendente en el que flota la obra. De civitate cordis de José García Román forma parte del ciclo de ciudades reales o metafóricas iniciado con la obra De civitate aquae en el año 2000. Esta «ciudad del corazón y de la amistad» rinde un homenaje criptográfico a José Luis Ocejo y a su Coral Salve de Laredo. Un fugaz motivo extraído del Te Deum gregoriano es sometido a sorprendentes combinaciones tímbricas y rítmicas entre violín, chelo y piano dibujando un personal y delicado trazo sonoro pleno de luminosidad y belleza. La música del antequerano residente en Alemania Manuel Hidalgo ha sido descrita como «sensual, arcaica, irrespetuosa, libre de dogmas» (F. Kämper). El particular universo de su Trío esperando reconstruye, mediante gestos precisos, elocuentes y un exquisito equilibrio de dinámicas y timbres, estilemas sonoros alojados en nuestra memoria musical más profunda. La obra sucede milagrosamente durante la espera de una resolución que nunca llega. Op. 1 Manual de Francisco Guerrero es fruto de un nuevo periodo en el decurso compositivo de Francisco Guerrero iniciado en 1976. Marcado por exigentes procesos de construcción formal que emanan de «acontecimientos» (que el propio compositor define como modos de ataque, diseños sobre los que estos actúan y duraciones), su título alude a los manuales o teclados del órgano —instrumento de su maestro Juan Alfonso— y a su capacidad de espacialización sonora. Articulada en cuatro secciones sin solución de continuidad, su ejecución supone un verdadero tour de force, un gesto casi heroico de naturaleza xenakiana.

«Efectivo» utilizar el Bach tamizado por Busoni, más actualizado que los corales originales y donde Garvayo desmenuza para el trío los registros organísticos y pianísticos de ambos. «Afectivo» alternarlo con esta «escuela granadina» donde Juan-Alfonso sigue presente en un festival que también dirigió y donde el órgano catedralicio fue su herramienta, pero sobre todo la ciudad que le inspiró tan vasta producción musical para saber aglutinar en su entorno una verdadera escuela «abrazando las músicas diversas y únicas de sus queridos discípulos«.

El Preludio-Coral BWV 667 es grandioso en «el rey de los instrumentos», Busoni lo reduce y Garvayo para su Trío Arbós lo reelabora tras la «deconstrucción» italiana y enlazarlo con el algecireño Sánchez-Verdú (1966), compositor residente de la pasada edición al que «los Arbós» ya han intrepretado, esta vez su trío III Wie ein Hauch aus Licht und Schatten para pasar del sosiego a la inquietud, una auténtica «Arquitectura de la ausencia» del gaditano muy exigente para un trío que debe trabajar unas tímbricas especiales, resonancias, golpes y una reflexión sonora que ya tiene 25 años pero sigue causando al menos perplejidad, con una interpretación rica por parte del Trío Arbós.

Tras los aplausos el despertar bachiano de su cantata BWV 140 con el posterior coral BWV 645 del que el Trío Arbós cantó sin palabras y devolvió sonoridades que Busoni en cierto modo «robó» para engrandecer el piano, ahora devuelta la raíz con los registros de las dos manos y pies traídos al violín, cello y piano «esperando» el trío del antequerano Manuel Hidalgo (1956) emigrado a Alemania pero de «escuela juanalfonsina» como la llama Garvayo. Nuevo desasosiego que explica el anterior y prepara los posteriores: recursos tímbricos, texturas y estructuras de hace 30 años que hoy en día siguen sonando novedosas para muchos (alguno se fue de la sala).

El coral BWV 615 nos «devolvió la alegría» (In dir ist die Freude) triplicada desde Busoni en otra interesante reconstrucción del compositor motrileño. Riqueza sonora más allá del piano con un buen «reparto» entre un violín casi viola y un chelo agradecido, enlazando sin respiro con De civitate cordis de otro alumno «juanalfonsino», el granadino José García Román (1945), una obra de 2004 que titula en latín «De la ciudad del corazón» con un lenguaje instrumental moderno, abriendo camino idiomático a sus continuadores pero sin olvidar los cánones compositivos clásicos, innovador en el tratamiento y desarrollo temático que el Trío Arbós interpretó con la profesionalidad y respeto a estas partituras, recibiendo el aplauso del autor al finalizarlo.

Como si corriese aire fresco el siguiente coral pedía «Ahora alégrense, queridos cristianos» (Nun freut euch, lieben Christen) BWV 734, más garbayiano que busoniano, ligerísimo en el trío que además coincidiría con un despliegue de abanicos sincronizados cual coreografía visual al «dios Bach», aplaudido sin dejar conectar con el siguiente como había sucedido en los anteriores.

Y sería el propio Juan Carlos Garbayo en solitario quien derrocharía todo el poderío, técnica, tímbrica, sonoridad, efectos y dominio del lenguaje contemporáneo en el piano del compositor linarense Francisco Guerrero (1951-1997), siempre recordado al que podría llamarle uno de los pioneros en aquella España de 1974 (junto a mi admirado Luis Vázquez del Fresno) con su colosal Op. 1 Manual -que revisaría en 1981- para abrir camino tras unos años oscuros pero esperanzadores, al igual que este programa de la mañana dominical que he titulado, y repito, como de «Inquietud y sosiego».

Mientras estaba finalizándola, volvían casi de puntillas al estrado Trematore y Gómez para enlazar con «dios Bach», desandar lo andado gracias a la maravillosa invocación del coral al Hijo, Ich ruf´ zu dir, Herr Jesu Christ, BWV 639: relajación, meditación y paz, tanto de Busoni como del Trío Arbós en el que Garbayo nos devolvería nuevamente unas sonoridades que ya han hecho nuestras con la «Nueva música en Granada» que lo es cada vez que la escuchamos en cada irrepetible y único directo (Radio Clásica lo grabaron para emitirlo en diferido gracias a unos técnicos que seguramente mejorarán lo vivido para revivirlo en las ondas).

INTÉRPRETES:

Trío Arbós:

Ferdinando Trematore (violín) – José Miguel Gómez (violonchelo) – Juan Carlos Garvayo (piano).

PROGRAMA:

Johann Sebastian Bach (1685-1750) Ferruccio Busoni (1866-1924)
Komm, Gott Schöpfer!, BWV 667 (1747-49) *
José María Sánchez-Verdú (1968)
Trío III «Wie ein Hauch aus Licht und Schatten (2000)
Johann Sebastian Bach / Ferruccio Busoni
Wachet auf, ruft uns die Stimme, BWV 645 (c. 1746) *
Manuel Hidalgo (1956)
Trío esperando (1995)
Johann Sebastian Bach / Ferruccio Busoni
In dir ist die Freude, BWV 615 (c. 1713-17) *
José García Román (1945)
De civitate cordis (2004)
Johann Sebastian Bach / Ferruccio Busoni
Nun freut euch, lieben Christen, BWV 734 (1708-17) *
Francisco Guerrero (1951-1997)
Op. 1 Manual (1974, rev. 1981)
Johann Sebastian Bach / Ferruccio Busoni
Ich ruf´ zu dir, Herr Jesu Christ, BWV 639 (c. 1713-17) *

* Transcripciones para trío de Juan Carlos Garvayo (estreno absoluto)