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Lorca, fuente de inspiración

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CD «LORCA DE AMOR Y MUERTE, Canciones con poemas de Federico García Lorca». Naroa Intxausti (soprano), Aurelio Viribay (piano).

Cezanne Producciones, CZ159 / M-16989-2025 / 0 793150 230570

Creo que Federico García Lorca es el poeta más musicado de la Generación del 27, con una amplia difusión de su «obra cantada» en todos los estilos e intérpretes. Incluso se ha dicho que García Lorca primero fue músico, pues hay grabaciones con el granadino al piano recogiendo canciones populares que elevó a la categoría de concierto, auténtico lied español. Y en este ámbito de la llamada canción de concierto española, si alguien merece destacarse por la recuperación y difusión de muchísimo repertorio español, así como el apoyo a compositores actuales, es el profesor y maestro vitoriano Aurelio Viribay Salazar, que ha vuelto a los estudios de grabación de Javier Monteverde esta vez para el debut discográfico de la soprano bilbaína Naroa Intxausti, en uno nuevo álbum donde Lorca es musicado por cuatro compositores de nuestro tiempo: Miguel Asins Arbó (Barcelona, 1916 – Valencia, 1996), Hermes Luaces (Madrid, 1975), Borja Mariño (Vigo, 1982) y Elisenda Fábregas (Tarrasa, 1955), cada uno eligiendo unos poemas que son lírica pura en el sentido de la propia musicalidad que esconden, y con sus lenguajes característicos adaptan, y adoptan, para la voz y el piano toda la carga literaria, emocional pero también patrimonial.

Precisamente escuchando al maestro Viribay hace siete años en Valdediós con la asturiana Lola Casariego, titulaba aquel recital como «Poesía es música», y solo queda reafirmar este concepto que define la propia definición del adjetivo «lírica» por parte del diccionario de la RAE: Perteneciente o relativo a la lira, a la poesía apropiada para el canto o a la lírica.

De esta grabación merece destacarse la excelente calidad en la toma de sonido de un productor como Javier Monteverde que se presente en su web como «La Producción de Audio convertida en arte», pues conoce las necesidades y «requisitos» para un dúo de voz y piano, así como Aurelio Viribay confía en los Estudios Cezanne desde hace tiempo, importante para sentirse cómodo en el proceso de llevar al disco un repertorio que a menudo ya ha recorrido escenarios sin perder esa frescura. Escuchando en mi cadena (siempre mejor que en las redes sociales -RRSS-) el CD sin problemas de volumen, la sensación es tener a los intérpretes a mi lado con toda la gama de dinámicas sin perderse ni siquiera las respiraciones. Y si la parte sonora es impecable, el libreto que lo acompaña es un detallado estudio de los compositores del disco y un análisis pormenorizado de cada obra, a cargo del matemático, musicólogo, crítico y académico José Luis García del Busto Arregui (Xátiva, 1947), otra buena opción para hacerse con esta grabación en el formato físico (me reconozco «mayor» por seguir atesorando discos en mi casa), aunque en las RRSS podamos escucharlo e incluso ver muchas de las obras en directo por los propios intérpretes. Por supuesto se incluyen los poemas del universal y atemporal Federico con las referencias a las obras originales.

Hace unos días, la soprano vizcaína y el pianista gasteiztarra presentaban esta nueva grabación en el programa «Radar Clásico», una antología lorquiana camerística que arrancaba como proyecto hace dos años de quince canciones que engrandecen nuestro legado de «la canción española de concierto» con la lírica atemporal de Lorca.

El disco lo abre Miguel Asins Arbó y sus Tres romances gitanos (del primer «Romancero gitano»): La casada infiel, recitado solo seguido del piano que alterna compás de aire andaluz, La monja gitana con XX y ese piano cual cuco en el reloj del convento también respirando la raíz de la capital nazarí, «con garbo» y «con gracia» con la voz sentida fiel al texto, y Romance de la luna, luna, una joya del compositor valenciano donde se subraya el dramatismo en la voz de Intxausti y un interludio pianístico de Viribay realzando el hechizo de esa luna sempiterna del poeta granadino. Como escribe García del Busto «un continuo musical que -en paralelo a los versos- adquiere intensidad creciente hasta alcanzar en los últimos compases el pico de fuerza expresiva».

Otro tríptico de «gacelas» a las que el madrileño Hermes Luaces pone música adaptada para la soprano (pues el original es para mezzo): Tres gacelas de amor y de muerte (de «Diván del Tamarit») escritas en agosto de 2014 y estrenadas en 2016: Gacela del amor imprevisto, Gacela de la raíz amarga y Gacela de la muerte oscura. Interesante composición y homenaje explícito a la poesía arábiga de la Granada lorquiana donde Luaces cita como introducción a cada gacela (referida al amor, al erotismo y a la muerte) sendos compases de La bohéme, magisterio pianísitico y belleza vocal. El amor imprevisto con pasión amorosa y el piano inquietante para reflejar esa atmósfera; el dramatismo de la raíz amarga con aires del cante jondo que Lorca elevó al paraíso vocal y el músico madrileño tamiza hasta el salón. Y finalmente la muerte obsesiva desde la languidez de una nana que nos lleva al sueño eterno.

El gallego Borja Mariño estrenaba sus Vaqueros en Nueva York en la madrileña Fundación Juan March el 22 de mayo del pasado año con la soprano Raquel Lojendio y el propio Aurelio Viribay en el concierto titulado «Lorca en forma de canciones»  -que sigue teniendo recorrido en directo llegando al Festival de Granada de este año– dentro del ciclo «El universo musical de Federico García Lorca». Cuatro canciones: Vals en las ramas y Muerte (de «Poetas en Nueva York») más La balada del agua del mar Muerte y Veleta (de «Libro de poemas», 1920). El propio Mariño en las notas al ya citado ciclo celebrado en «La March» el año pasado, justifica que en sus canciones incluya “como fantasmagorías, […] ecos velados de Gershwin, de Joplin, Berlin o Porter, que quizás resonaron alguna vez durante las noches [de Lorca] en la gran ciudad, pero disueltos desde la esencia de la poesía descarnada del poeta que ansía volver a sus raíces con los poemas escritos en su Granada natal” y que estas cuatro canciones establecen una suerte de forma sonata libre, con materiales independientes en cada una de ellas, igualmente recogido en las notas de García del Busto:

La primera, «Vals en las ramas», comienza en un amable 3/4 del que pronto se desviará, con un ritmo de baile imposible que va transitando por compases de 2, 3 y 4, al hilo también de las referencias numéricas del poema y atento a algunas repeticiones que no hacen sino expresar la desazón del poeta ante una visión decadente del mundo (el vals como danza burguesa del fin de siglo, el otoño que llega inexorablemente, la necesidad de evadirse de la existencia para poder sobrevivir a sus envites).

En «Balada del agua del mar» hay, en efecto, referencias acuáticas (arpegios, trémolos) con acordes alterados y oscuros, mientras sigue un diálogo entre el poeta y diferentes personajes de carácter sensual que aportan diferentes voces a las intervenciones de la solista.

Para «Muerte», de nuevo un sentimiento de frustración se acompaña con ostinatos de acordes contrastantes y líneas que intentan ascender en la voz con intervalos que ineludiblemente se van acortando, igual que el poema muestra la imposibilidad de ser otra cosa que la que marca la propia naturaleza («qué esfuerzo»), incluyendo la sentencia final de la muerte con un clima descarnado y desasosegante.

Para «Veleta», una suerte de rondó, se escuchan los giros y requiebros de cromatismos descendentes y ascendentes, sobre ritmos diferentes a merced de la velocidad con que va girando el elemento de la veleta –una imagen de los amores que se van sucediendo en nuestras vidas–, mientras la voz canta una tonada impetuosa, llena de ardor, para cerrar el ciclo.

Nada mejor para expresar lo que el dúo Intxausti-Viribay lleva al disco: aires musicales cercanos y actuales desde un vals nuestro que sobrevuela cantado revestido por un piano igual de cantarín, balada limpia, cristalina con sabor a salitre atlántico tanto en la voz como en las teclas, muerte entremezclada de esperanza y convencimiento, diálogo entre el piano y la voz siempre de dicción precisa, resaltando cada verso lorquianos, y finalmente una veleta que gira con la soprano volcando el ardor necesario del hermoso texto escrito por Federico con aires musicales de un ragtime neoyorquino traído de vuelta por los vientos cambiantes.

El disco lo cierran las Cinco canciones de la egarense (y estadounidense) Elisenda Fábregas: El silencio, Las seis cuerdas y Clamor («Poema del cante jondo», 1931), De la mano imposible («El diván del Tamarit», Casida VI) más La luna negra (poesía varia). Meditación silenciosa y por momentos etérea, sugerente en el piano, sentida en la voz («un silencio ondulado»), con saltos interválicos precisos y acordes apoyando la armonía. No una sino las dos manos de Aurelio presentando el siguiente poema lleno de misterio y simbolismo en la voz de Naroa, otra visión de la muerte que atormentaba y presagiaba nuestro poeta más universal, finalizando con «la sábana blanca de mi agonía» rubricado por el piano solista siempre coprotagonista. De la luna lorquiana a la que pocos compositores e intérpretes han podido sustraerse, estaba claro que Don Aurelio es cual hombre lobo que sabe elegir y sacar el máximo partido a esta composición dual, misteriosa y mágica, contagiada a una Naroa subyugada en una línea de canto sugerente. Y otro referente de Lorca, admirador de Sainz de la Maza, las guitarra que «hace llorar a los sueños», cada palabra vibrante como cada cuerda en los ocho versos, registros extremos en el instrumento con forma de mujer y recia madera en la interpretación de los dos artistas, antes del Clamor final, doblar de campanas repicando en un piano catedralicio, el dramatismo vocal de plegaria y llanto, oscuridad de liturgia musical fielmente reflejada para el propio sentir de los versos de Lorca.

Excelente tributo al Lorca de muerte y amor, con una buena elección de poemas por parte de los compositores, unido al olfato y magisterio del Doctor Aurelio Viribay encontrando siempre la voz adecuada para su amplio repertorio, en este caso la soprano Naroa Intxausti a quien le auguro una larga trayectoria lírica en todos los estilos y mucho éxito en este género del lied español tan exportable, sin complejos, como el propio Federico García Lorca.

CORTES y enlaces a las Plataformas Digitales:

Miguel Asins Arbó (1916-1996): 01.-03. Tres romances gitanos:

01. La casada infiel; 02. La monja gitana; 03. Romance de la luna, luna.

Hermes Luaces (1975): 04.-06. Tres gacelas de amor y de muerte:

04. Gacela del amor imprevisto; 05. Gacela de la raíz amarga; 06. Gacela de la muerte oscura.

Borja Mariño (1982): 07.-10. Vaqueros en Nueva York:

07. Vals en las ramas; 08. La balada del agua del mar; 09. Muerte; 10. Veleta.

Elisenda Fábregas (1955): 11.-15. Cinco canciones:

11. El silencio; 12. De la mano imposible; 13. La luna negra; 14. Las seis cuerdas; 15. Clamor.

Arranca otro curso musical

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Septiembre es el mes de «la vuelta al cole», y en música supone también arrancar un nuevo curso, el 2025-26 lleno de ilusión, que en mi caso suele estar centrado entre Oviedo -con tan amplia oferta que me ha llevado a bautizarla como «La Viena Española»- y Gijón, aunque haga escapadas puntuales a otras ciudades que desde mi condición de jubilado desde hace tres años ya me puedo permitir sin consultar el calendario escolar.

Este viernes 12 de septiembre comienza la LXXVIII Temporada de Ópera ovetense con un título que supone su primera representación en el Teatro Campoamor: Hänsel und Gretel (1893) de Engelbert Humperdinck (1854-1921), a menudo catalogada como ópera de hadas (Märchenspiel) mejor que ópera infantil, aunque así se ha entendido a lo largo de tanto tiempo, incluso con traducciones a distintos idiomas de este cuento muy popular no solo en Alemania sino en todos los países nórdicos, siendo una ópera que no suele faltar por navidades y que además se estrenó en Weimar un  23 de diciembre de 1893 dirigida por un joven Richard Strauss, y casi un año después por Mahler en Hamburgo (25 de septiembre de 1894), por lo que debía refrescar el oído y prepararme para este estreno en la capital asturiana.

De mi discoteca saqué y llevo días escuchando una de mis joyas, considerada como una de las grabaciones clásicas imprescindibles (1971): la de Kurt Eichhorn dirigiendo a Anna Moffo y Helen Donath en los papeles de los hermanos o el padre de Fischer Dieskau entre otros, considerada como «una de las mejores grabaciones de la era estéreo, con ambiente claro y vocales evocadoras. Cristalina y poderosa destaca Christa Ludwig como La Bruja con un papel lleno de matices: comicidad e intimidación en perfecta mezcla, incluso con vívida caracterización vocal (risas, gruñidos) según MusicWeb Internationalclassicalcandor.blogspot.com, además de admirada por su profundidad dramática en este papel donde La Ludwig está insuperable.

Y la Ópera de Oviedo iniciaba este martes su ciclo de conferencias previo a los títulos programados en el Club de Prensa LNE, esta vez a cargo de la catedrática de Filología Inglesa de la Universidad de Oviedo Socorro Suárez Lafuente (Gijón, 1951), ya jubilada, que fue presentada por Adolfo Domingo, director de Publicaciones de Ópera de Oviedo.

El título ya nos puso claro que no deben faltar los cuentos en nuestra vida: «Hansel y Gretel: entre un mendrugo y un mazapán». Un placer escucharla decirnos que «contar cuentos a los niños siempre ha conllevado simplificar un mundo profundamente contradictorio», así Hänsel und Gretel refleja pobreza, hambre y valentía aunque el libreto de Adelheide Wette, la hermana de Humperdinck, endulza el libreto homónimo de los Hermanos Grimm con algunas variaciones: «Los padres no actúan por maldad, sino por necesidad, y eso introduce una crítica social aún vigente; en la vida real no hay héroes puros ni villanos absolutos, solo personas con motivaciones complejas. Pero para que los niños lo entiendan, hay que simplificar», remarcó la profesora.

Si Richard Strauss y Mahler dirigieron sus estrenos, en el asturiano tendremos al ovetense Pablo González, quien en una entrevista para LNE del pasado 30 de agosto comentaba: «Me quedé de piedra cuando supe que esta ópera nunca se había representado en Oviedo, estoy seguro de que, una vez que se estrene, volverá regularmente», añadiendo que «es un tesoro que va a fascinar en Oviedo», que contará con la escenografía del avilesino Raúl Vázquez (1982) al que «nacieron en en Bilbao» o el Coro Infantil Divertimento, verdaderos ángeles dirigidos por Cristina Langa, para enamorarnos a todos.

Socorro Suárez destacó que las numerosas vertientes del análisis crítico-literario de la obra, desde la teoría feminista, la psicología o la ecocrítica: «No se puede pedir más a una narración: niños que enfrentan la muerte, mujeres que encarnan tanto la crueldad como la valentía, un bosque que es al mismo tiempo amenaza y rito de paso, y una música que recoge la tradición del folclore alemán». Y el dulce que para la infancia es tentación y también deseo de algo que no estaba al alcance de los niños pobres, la casa de chocolate o mazapán, las galletas o incluso el fuego (purificador o infernal) así como las moralejas en unas narraciones que hoy no serían políticamente correctas.

Tampoco le faltó comentar versiones o recopilaciones de estos cuentos populares tras la transmisión oral al papel ya en el siglo XVIII, sin olvidarse de las recopilaciones españolas: desde las famosísimas de Saturnino Calleja (incluso fue muy famosa la frase «Tienes más cuento que Calleja«), Cecilia Böhl de Faber (que firmaba como Fernán Caballero) o el Padre Luis de Coloma con El ratoncito Pérez para el niño desdentado de su primer diente, el futuro Alfonso XIII. Y en un cuento (más aún en la ópera), el relato no es solo una aventura infantil sino el reflejo brutal de la pobreza, del abandono, del hambre y del miedo,  también de la valentía: «Gretel es valiente, no solo sobrevive, sino que toma la decisión de matar a la bruja para salvar a su hermano. En un contexto donde los niños sufren las consecuencias del conflicto entre el bien y el mal, se convierten también en los portadores de la esperanza», resaltó la profesora.

Y si la ópera es subir mi telón musical, aún queda por delante otra increíble temporada: el 27º ciclo «Conciertos del Auditorio»  y 34º de las Jornadas de Piano «Luis G. Iberni» del 29 de octubre de 2025 al 4 de junio de 2026, presentados en julio, la Temporada de Abono de la OSPA, ya con el nuevo gerente Oriol Roch Izard generando enormes expectativas para estos próximos años.

En el caso de la orquesta de todos los asturianos, el aperitivo será precisamente la ópera de Humperdinck, más 16 programas para los abonados en el Auditorio, a los que sumar los conciertos extraordinarios (en Semana Santa tendremos la Misa Nelson de Haydn), escolares, familiares, teniendo repertorio variado con nombres como Ian Bostridge, François Leleux, Bezhod Abduraimov, Vadym Kholodenko, Antje Weithaas, Shunske Sato, Javier Comesaña, Matthias Höfs, entre otros, tres nuevos artistas colaboradores (el violonchelista Nicolas Altstaedt, la flautista Clara Andrada y el pianista gijonés Martín García García), reivindicando siempre el talento asturiano con directores invitados como Pablo González, Óliver Díaz y Marco Antonio García de Paz, además de estrenos de compositores de la tierra como Jorge Muñiz, Gonzalo Martínez y Guillermo Martínez (1).

No quiero olvidarme de otro Ciclo CIMCO a partir del 18 de septiembre, con un concierto mensual hasta Navidad, o el Primer Festival de Piano «Joaquín Achúcarro», que ya dejé reflejo en este blog en su presentación, los próximos días 22, 23 y 24 de septiembre para poner bien alto este primer mes del curso escolar.

Por aquí seguiremos para reflejar toda la música que disfruto.

(1): Este jueves 11 me llegó por correo (cosas de vivir en una aldea) la programación de la OSPA que dejo a continuación:

Cendoya y el legado pianístico de Ponce

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Ponce: Complete Piano Works, Vol. 4. Álvaro Cendoya (piano). GRAND PIANO RECORDS, GP916 / LC 05537.

El 17 de abril del pasado año estuve en el Teatro Jovellanos gijonés para escuchar al pianista vasco de madre iraní Álvaro Cendoya Shishine-Kahal (San Sebastián, 1960), dentro de la temporada de la Sociedad Filarmónica de Gijón donde pude disfrutar de varias obras de Manuel María Ponce (1882-1948), una de las figuras más fecundas y apreciadas en la vida musical de México que abarcó la mayoría de los géneros, como bien explicaba el profesor Cendoya en sus notas al programa, y cuya integral para piano del mexicano está llevando al disco en el sello Naxos, siempre de agradecer el poder recuperar estas páginas donde conjuga la escritura clásica de un virtuoso con la popular o «indigenista mexicana».

En tiempo vacacional nunca viene mal volver a leer artículos guardados y seguir escuchando buena música, bien en mi formato habitual del CD cuando estoy en casa, como desde las muchas listas que aparecen en plataformas como Spotify©, gratis con anuncios, o de pago si se prefiere evitarlos o querer reproducirlos en cualquier momento, y mejor aún en el llamado «Streaming» como la presentación del mismo en YouTube©.

En mi cadena llevo días escuchando el volumen 4 de la integral de Ponce del profesor donostiarra grabado en el auditorio de «su casa» en Musikene (San Sebastián) el 24 de marzo de 2024 en un maravilloso  y nunca bien valorado Bösendorfer Concert Grand 280VC, hoy casi pieza de museo ante el empuje y fama de otros fabricantes de pianos, siendo el productor e ingeniero de sonido Juanan Ros y el profesor Paolo Mello como editor, con una toma de sonido clara y limpia, que poniendo el volumen al máximo tal parece que estuviese tocando en el salón de mi casa, constatando que se grabó en un solo día y «de un tirón».

Veinticinco cortes donde volver a revivir algunas de las partituras escuchadas en Gijón llenas de esa feliz unión entre lo clásico y lo popular, si bien aquélla siempre ha bebido de ésta, el mestizaje del trasvase oceánico con músicas de ida y vuelta.

Obras y cortes:

01. Romanza de amor (1914).

02. Rapsodia Mexicana I (1911); 03. Rapsodia Mexicana II (1912).

04. Arrulladora (1935).

05. Dos danzas: nº 1, Mexicana, Danza romántica (ca. 1916).

06. El riego (1908)*.

07. Mazurka nº 16 in B flat minor (1910); 08. Mazurka nº 17 in E minor (1913); 09. Mazurka nº 18 (27) in E minor (1917).

10. Melodía (c. 1895-99) -version for piano-.

11. Intermezzo (nº 3) (GLOSARIO ÍNTIMO: IX. Alma Triste (pub. 1921).

12-25. Trozos románticos (c. 1907-11):

12-13: Cuaderno I: nº1 Barcaroletta; nº2 Cuando viene la primavera.

14-15: Cuaderno II: nº 3 Souvenir; nº 4 Malinconia.

16-17: Cuaderno III: nº5 Quimera; nº6 Su primera mirada.

18-19: Cuaderno IV: nº7 Berceuse; nº8 A toi.

20-21: Cuaderno V: nº9 Deseo; nº10 Hoja de álbum.

22-23: Cuaderno VI: nº11 Petit prélude; nº12 Jeunesse.

24-25: Cuaderno VII: nº13 Página de álbum; nº14 Scherzino.

(*) Primera grabación mundial

Sin entrar al detalle con cada una de las piezas, bien analizadas por Paolo Mello en el libreto del que dejo copia y del que tomaré algunas frases, paso a reflejar mis sensaciones tras varias escuchas.

El disco se abre con Romanza de amor (1914),  pieza expresiva y conmovedora plenamente romántica dedicada «A Clema» (Clementina Muriel) prometida de Ponce con quien llegaría a casarse tres años más tarde.

Foto en la contraportada del libreto

Continúa el CD con dos de sus rapsodias mexicanas fruto de las recopilaciones que Ponce realizó de los cantos populares, y así la número 1 se basa en dos motivos contrastantes del conocido baile Jarabe tapatío, mientras que la segunda se construye a partir de la popular canción de cumpleaños Las mañanitas, trabajadas en forma de variaciones, con una interpretación magistral del maestro Cendoya.

La Arrulladora la escribe en 1935 tras volver de París y con cierto aire modernista, utilizando nuevamente una canción popular mexicana y tan del gusto de la llamada «música de salón», una pieza ideal como propina, verdadero regalo para cualquier público amante del piano.

Prosigue el aire romántico en las siguientes dos danzas, melodías sensibles y con un toque de añoranza como las describe Mello junto al auténtico sabor de la «danza mexicana de salón». El Riego es el nombre de un balneario en Tehuacán y que da nombre a esta pieza que Ponce transcribió de memoria y sin piano, con un lenguaje distinto a las anteriores por un ambiente de incertidumbre que en las notas la relaciona tras la estancia de compositor en Venecia, y que reescribiría tras esa estancia más relajante de vuelta a su tierra.

También comentaba en este blog tras el concierto (arriba una foto de mismo) las 25 mazurcas que se conservan del compositor, muy chopinianas y virtuosas. Las de este volumen están en los cortes 7 al 9: la número 16 en si bemol menor (1910), 17 en mi menor (1913) y la 18 (1917) en esa misma tonalidad. Plenamente románticas sin perder nunca esa esencia popular mexicana, no en vano se habla de «Nacionalismo musical», que supongo costaría elegir para poderlas incluir en esta integral de Ponce. Expresividad en una forma rondó, lirismo y exuberancia que Cendoya transmite en estas tres con «una nostálgica evocación decimonónica».

La pieza Melodía no está fechada aunque puede ser de finales del XIX cuando Ponce era organista en Aguascalientes, y el manuscrito indica «para piano o armonio», con un aire de coral muy apropiado para el templo de San Diego.

De sus intermezzos, el número 3 (del Glosario Íntimo, IX. «Alma triste», publicado en 1921) está en la tonalidad  de re bemol, siendo una de las preferidas en los recitales del compositor mexicano, «deudor» del virtuoso Ignaz Moscheles, y que el donostiarra interpreta desde su magisterio y profundo conocimiento de estas páginas, no tan populares como las que escribió para guitarra pero que son un verdadero legado pianístico, aún mayor en las manos de Cendoya.

Los Trozos románticos son una colección de 14 piezas publicadas en 1912 con títulos que aluden a distintas formas musicales, a sentimientos, a momentos determinados y a recuerdos particulares de Ponce, donde apreciar las influencias de los compositores románticos europeos del siglo XIX, y dedicados a sus alumnas y personas relacionadas con el mundo musical mexicano. Elegantes, frescas, sencillas pero llenas de musicalidad e intimismo, más allá de páginas de estudio como ya había compuesto el siempre recordado Chopin, siendo el último corte un Scherzino que cierra ciclo y grabación.

El libreto hace notar que para estas grabaciones se consultaron los manuscritos autógrafos del compositor y las primeras ediciones, fuentes ubicadas en el «Archivo Manuel M. Ponce» que está custodiado en la Facultad de Música de la UNAM, en un ímprobo trabajo por parte del profesor y pianista donostiarra que no solo nos ha dejado grabado este inmenso legado del compositor mexicano, sino que también forma parte de sus conciertos, aportando un repertorio siempre agradecido en vivo, aunque los discos nos permitan paladearlos al detalle, y sirva esta entrada para dejar constancia de ello.

Cuartetos de Brunetti

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GAETANO BRUNETTI: «Strings Quartets, Op. 3 (1774). Concerto 1700, Daniel Pinteño (violín y director). Ref.: 1700 Classics, 170008 (2025) / BI-0133-2025 / 84357604530. Duración: 64:35 minutos. Fotos del CD: Elvira Megías.

El pasado 7 de abril salía a la venta el nuevo disco de Concerto 1700, «Gaetano Brunetti: String Quartets Op. 3», coincidiendo con el décimo aniversario de la formación fundada por el malagueño Daniel Pinteño, otra grabación con su propio sello discográfico -con lo que ello supone de libertad en el repertorio e interpretación- y también un programa que llevarán al directo tanto en San Lorenzo de El Escorial (donde fueron compuestos estos cuartetos) como en Colmenar de la Oreja (donde viviría desde los 18 años, se casaría, moriría y está enterrado), todo un homenaje a Cayetano Brunetti (Fano -Estados Pontificios- 9 de agosto de 1744 / Colmenar de la Oreja -Madrid- 16 de diciembre de 1798) y ampliando la riqueza del patrimonio musical de la España del siglo XVIII.

Con este nuevo trabajo continúan avanzando en la senda camerística abierta tras la publicación de los otros CDs «Gaetano Brunetti: Divertimenti» (2021) y «José Castel: String Trios» (2022), en este caso con la primera grabación en tiempos modernos de una integral de los cuartetos de cuerda de Gaetano Brunetti y siempre con el trabajo de investigación de Ars Hispana, donde el riojano Raúl Angulo Díaz también aporta en el libreto unas excelentes notas en cuatro idiomas (español, inglés, francés y alemán), lo que también ayudará a una difusión internacional de este octavo disco en el propio sello de Concerto 1700.

Los seis cuartetos que conforman el opus 3, fueron compuestos en San Lorenzo de El Escorial (Madrid) en el otoño de 1774 durante la estancia de la corte en la localidad de la sierra madrileña, como explico más adelante. Gaetano Brunetti fue, desde 1771, el máximo responsable de la música que se interpretaba en la cámara del Príncipe de Asturias (futuro Carlos IV), siendo encargado no solo de componer música nueva para las veladas de su ilustre protector, sino también de seleccionar el repertorio a escuchar. Desde esta posición privilegiada, Brunetti contribuyó a la difusión en España de las novedades musicales que procedían del resto de Europa, especialmente de París y Viena.

El cuarteto de cuerda puede ser considerado el rey de las formaciones camerísticas y con este trabajo Concerto 1700 pone su mirada en las primeras décadas del género en las que España tiene mucho que decir con compositores como Brunetti o Boccherini, que ya han llevado en concierto, un lugar donde se establece un diálogo cortés e ilustrado entre los instrumentos, dejando atrás la jerarquía que la música del barroco imponía, y dejo a continuación lo escrito tanto en la web de Concerto 1700 como la de ArsHispana sobre este CD:

«No obstante, a pesar de la evidencia del cultivo del cuarteto en suelo hispano, el melómano aún tiene que enfrentarse a prejuicios muy arraigados. Uno de ellos es el nacionalismo que ha excluido de la historia de la música española a autores como Boccherini o Brunetti, cuyas carreras se desenvolvieron dentro del marco de las instituciones españolas.

Precisamente, estos dos autores son los que de manera más intensa y prolongada cultivaron en España el género del cuarteto, siendo Boccherini, además, uno de los protagonistas de su surgimiento y afianzamiento en toda Europa. Un segundo prejuicio radica en la posición central que ocupa el cuarteto vienés en el canon del llamado «clasicismo». De acuerdo a un punto de vista tradicional, el «verdadero» cuarteto de cuerda, tal como se encarna en el Op. 33 de Haydn y en los cuartetos «Haydn» de Mozart, presenta unas características que lo sitúan en la cúspide de la música de cámara. El cuarteto de cuerda se distinguiría por tener cuatro movimientos contrastantes y relacionados entre sí, el protagonismo de la forma sonata, exhibir un concienzudo trabajo motívico o conceder a los cuatro instrumentos un tratamiento independiente e igualitario. Este tipo ideal ha servido de medida para evaluar los cuartetos que se compusieron durante la segunda mitad del siglo XVIII. Aquellos cuartetos que tienen dos o tres movimientos, que priorizan el encanto melódico o la yuxtaposición de atractivas melodías, que inciden en los contrastes de timbre, dinámica y textura o que buscan deslumbrar a través del virtuosismo de los intérpretes, se condenan como ejemplares inmaduros o imperfectos. Boccherini, Brunetti, así como otros músicos que trabajaron en España, prefirieron seguir unas vías que les alejaron del modelo que hoy se tiene por canónico, pero no por ello son menos válidas».

Otro enorme trabajo de investigación ArsHispana y Pinteño con «su» Concerto 1700 que con esta grabación aportan luz a los primeros años del género a través de un lenguaje elegante y refinado, con una excelente toma de sonido en grabación realizada el pasado mes de septiembre en el Auditorio Fray Luis de León (Guadarrama, Madrid), con la asturiana Sonia Gancedo y el pacense Víctor Sordo (VN Studio) como ingenieros de sonido. Bien diferenciados y balanceados los cuatro instrumentistas que interpretan estas joyas (como sus instrumentos de época), en una buena mezcla donde se nota la profesionalidad del tándem Gancedo-Sordo, que además son los supervisores artísticos. De las cinco series compuestas entre 1773 y 1776 (con otras más espaciadas hasta 1791) son estos seis cuartetos opus 3. Destacar, como refleja Angulo, que «en 1774 Brunetti llegó a componer dos series de cuartetos: los de la Opera 2ª y los de la Opera 3ª», y que «los doce cuartetos de estas series se hallan recogidos actualmente en una partitura autógrafa custodiada en la Biblioteca Nacional de Francia (Ms. 1635) mientras que los de la Opera 3ª se compusieron en «San Lorenzo» (…) lo que permite fechar con más precisión los cuartetos en dicho año 1774».

Estos seis cuartetos escritos en dos movimientos siguen el modelo del opus 15 del también «madrileño» Boccherini y no los cuatro del austriaco Haydn (de su opus 9), movimientos breves, con menos virtuosismo y variados en la forma, sin un esquema fijo en los aires aunque se tiende al lento-rápido, y demostrando cómo Brunetti estaba al día de las modas europeas, conformando todo un hallazgo en nuestro siglo XXI de la música de cámara del XVIII español y un grato descubrimiento para todos los melómanos. Dejo a continuación detallados y no en orden cronológico, sino buscando la buena alternancia de tempi, para degustar en este «estreno en tiempos modernos» con los doce cortes:

Cortes 01-02: String Quartet in C Major, L158: Largo sostenuto – Allegretto / Tempo di Minuetto.

Cortes 03-04: String Quartet in A Major, L157: Larghetto espressivo / Allegro non Molto.

Cortes 05-06: String Quartet in E flat Major, L160: Largo Cantabile con sordini / Allegro con Spirito.

Cortes 07-08: String Quartet in G Major, L161: Andantino con variazioni / Allegro.

Cortes 09-10: String Quartet in F Major, L156: Allegro Moderato / Rondeau. Allegretto.

Cortes  11-12: String Quartet in A Major, L159: Andantino con un poco di Moto / Allegro non Molto.

Hoy en día gracias a las distintas plataformas se puede escuchar el CD, y personalmente me encantan todos, tanto independientes, en modo random (aleatorio) o directamente manteniendo el orden del disco. El empaste de los cuatro intérpretes (que dejo al final de esta entrada) es impecable: un solo corazón latiendo en perfecta conjunción, de amplias dinámicas, fraseos claros, afinación impoluta y esa sonoridad «clásica» llena de matices y contrastes con una textura donde todos tienen protagonismo (hay momentos casi orgánicos), participando en los ricos materiales melódicos de un felizmente recuperado Don Cayetano. Difícil escoger alguno en especial, aunque me quedo con el primero escrito en fa mayor (L156) y el segundo en la mayor (L157) por su frescura compositiva, aunque todos sean un descubrimiento dentro de la música camerística desde el formato de cuarteto de cuerda que tanta literatura ha dado a la historia de la música y que en España también se apostó por él.

CONCERTO 1700:

DANIEL PINTEÑO, violín I – FUMIKO MORIE, violín II – ISABEL JUÁREZ, viola – ESTER DOMINGO, violoncello.

Fogosas pasiones

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Spain On Fire – Divine and human passions in the Spanish Baroque

Accademia del Piacere | Fahmi Alqhai | Quiteria Muñoz

CC 720018 – CD – Challenge Classics

Grabado en: Espacio Turina & Espacio Maravillas, Sevilla.

Productores: Rami Alqhai / Alqhai & Alqhai.
Mezclado por Andrés Torres & Jordi Gil (Sputnik Recording Studios) y Rami Alqhai. Masterizado por Jordi Gil. Ingeniero de sonido: Félix Vázquez.

Este viernes 7 de marzo sale a la venta el último trabajo de la formación de los hermanos Alqhai con el título de España en llamas. Pasiones humanas y divinas del Barroco Español, una grabación para el sello Challenge Records con difusión mundial y que recoge una selección de obras muy conocidas en nuestro tiempo, autores en la memoria de todo melómano, con una música barroca que sigue cada vez más actual llenando conciertos, y que muchas formaciones españolas están ayudado a mantenerlo vivo, como es el caso de la sevillana Accademia del Piacere que estarán llevando estos programas por distintos escenarios.

Entre las señas de identidad de Los Alqhai destaca su especial sonoridad con las violas de gamba, junto a un continuo de guitarra (igualmente solista) y clave acertados, más la percusión detallista y colorida que forman este ensamble siempre con el rico sentir mestizo desde sus orígenes palestinos hasta la Sevilla natal, el acercamiento a la música barroca española que no puede evadirse de la raíz flamenca en una retroalimentación de danzas inspiradoras, junto a la tradición romántica que ejerció España: la imagen de oscuridad y exotismo, el lugar en el que triunfaban las pasiones sobre la racionalidad, una tierra prometida en la que las emociones auguraban una vida intensa de esta Iberia que cautivó a tantos viajeros desde el siglo XIX hasta hoy en día, siendo este «On Fire» su banda sonora.

Hay que sumar al orgánico la voz de la experimentada soprano valenciana Quiteria Muñoz , de color y timbre ideal para este repertorio, muy expresiva en su línea de canto y de dicción clara, siempre bien arropada por una formación académica que en este programa, llevado al disco, el crítico Pablo J. Vayón ha calificado como «una fiesta popular para los sentidos».

Quince cortes, que detallo más abajo, alternando los temas vocales de Quiteria, sentidos, intimistas y hasta salerosos, con el acompañamiento del orgánico que tiene sus números instrumentales de protagonismos alternados en arreglos muy interesantes. Versiones propias de tiempos variados, canciones ‘populares’ y danzas que nos hacen mover los pies sin perder nunca el peculiar sello Alqhai, respetuoso y actualizado, perfecta fusión en el amplio sentido de la palabra.

Impecable la toma de sonido y una mezcla donde poder degustar cada detalle, con amplias dinámicas de un disco que espero siga sonando en vivo, acercándonos una música siempre actual, plenamente exportable y fácil de escuchar.

Dejo a continuación las notas del crítico, profesor, productor musical y violagambista Juan Ramón Lara, buen conocedor de estos músicos y repertorio, que explican muy bien el contenido de Spain On Fire:

«Durante siglos Europa miró a España con una mezcla de rechazo y fascinación, como un lugar oscuro, exótico y salvaje en el que las pasiones elementales del ser humano triunfaban sobre la racionalidad, pero también una tierra prometida en la que las emociones desbordadas prometían una vida intensa. Esa imagen se remonta al siglo XVII, cuando la moda à l’espagnole invadió la envarada corte de Versalles con una música pasional, preñada de glosas y libres improvisaciones, reflejo del fuego en el que ardía la España barroca. Sevilla era el vértice de esa España, como su puerto de Indias y paradigma de diversidad y duros contrastes: en ella se mezclaron, juntas y revueltas, la pobreza más lacerante con el despilfarro del oro de América, la brillantez intelectual con la censura, el puritanismo con la depravación… De ese picadillo de ideas y personas emergió una era dorada de las artes y de la música, que disfrutó de una riqueza de estilos y géneros deslumbrante y rara vez repetida: la vieja polifonía policoral en las iglesias, los tonos humanos en los palacios, las zarzuelas en los teatros, la guitarra de moda en los hogares y las barberías… Desde la Sevilla actual Accademia del Piacere y Fahmi Alqhai reviven esa apasionada música, los “lascivos bailes que parece que el demonio los ha sacado del infierno”, en palabras de Rodrigo Caro (1626), que desembarcaban en su puerto de manos de los esclavos procedentes de las colonias de América: zarabandas, pasacalles, chaconas “y otra gran tropa de este género” que pasaron pronto de las calles a los libros de guitarra y los entreactos teatrales, y de ahí a los salones de la aristocracia. Sus ritmos, muy “flamencos” formaron la base del folklore español, a la vez que sus acordes y ritmos, pasados por Vivaldi y Bach, pusieron el fundamento de lo que conocemos como música barroca».

Cortes:

HENRY DE BAILLY (1590-1637):
[1] Yo soy la locura

CARLES BLANCH (1993) / FAHMI ALQHAI (1976):
[2] Tarantela & Canarios

LUIS DE BRICEÑO (ca. 1610-1630):
[3] Ay, amor loco

GIOVANNI BATTISTA VITALI (1632-1692) / FAHMI ALQHAI:
[4] Glosa en canon sobre el Passa Galli de Vitali

ANTONIO DE CABEZÓN (1510-1566):
[5] Diferencias sobre el canto llano del cavallero

SANTIAGO DE MURCIA (1673-1739) / CARLES BLANCH:
[6] Folías gallegas

FAHMI ALQHAI:
[7] Folías de España

LUIS DE BRICEÑO:
[8] La bella Çelia que adora

ALONSO DE MUDARRA (1510-1580) / FAHMI ALQHAI:
[9] Glosa e improvisación sobre Conde Claros

JOSÉ MARÍN (1618-1699):
[10] Niña, como en tus mudanzas

ANTONIO MARTÍN Y COLL (1650-1734):
[11] Bayle del Gran Duque

[12] Flores de música (1706) – Pasacalles

MATEO FLECHA EL VIEJO (1481-1553):
La Negrina

[13] Florida estava la rosa

[14] San Sabeya, gugurumbé

ANÓNIMO / ANTONIO DE CABEZÓN:
[15] Himno Pange Lingua ‘More Hispano’ y su glosa

Duración total: 61:15

Músicos:

Accademia del Piacere

Fahmi Alqhai (arreglos, dirección musical, viola da gamba) – Quiteria Muñoz  (soprano).

Johanna Rose (viola de gamba) – Rami Alqhai (viola de gamba, violón) – Javier Núñez (clave) – Carles Blanch (guitarra barroca) – Agustín Diassera (percusión).

De sópitu

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De Sópitu. Forma Antiqva, Pablo García-López (tenor), Aarón Zapico (idea, selección musical y arreglos). Sello: Zapico Records. Tiempo total: 61:30. Libreto en asturiano, castellano e inglés. Ref.: ZAP001

(Reseña escrita desde el teléfono y enviada a LNE del viernes 21, con el añadido de los links siempre enriquecedores, tipografía que no siempre la prensa puede adaptar, y fotos propias)

En la tarde de ayer jueves se presentaba “De Sópitu” en la Sala de Cámara del auditorio ovetense el último trabajo de Forma Antiqva, con sello propio en el amplio sentido de la palabra, y en el mismo lugar donde se realizó la grabación el pasado mes de junio con la producción de Fernando Arias (sentado entre el público) que salía a la venta y ya pude escuchar con detenimiento.

Aarón Zapico, el ideólogo de este proyecto (del que ya disfrutaron en vivo durante el Festival Internacional de Santander allá por junio de 2023 en Torrelavega y Noja , más en el ciclo CIMCO el pasado 13 de junio), estuvo acompañado por sus dos hermanos Pablo y Daniel, junto a Ismael G. Arias y la periodista María Herrero ejerciendo de presentadora y amiga de todos (también estudió música con los Zapico), sonsacándoles algunos secretos e interioridades de este trabajo, desde la selección, búsqueda en archivos, descartes y aciertos, hasta la recuperación del rigodón de Santiago de Murcia, titulado La asturiana, en la Biblioteca Nacional por parte de Pablo, que junto a Daniel la reconstruyeron (e interpretaron en vivo).

No faltó el hermanamiento de las Cuencas con el socarrón Mael añadiendo anécdotas de su Teverga y los ancestros de unas canciones sin fronteras, el garrotín más asturiano (cantado por la Lola con El pescadilla) y Beethoven cuya marcha escocesa seguro “ye nuestra”, pues la historia bien pudo pasar por Requejo (el alcalde de Mieres Manuel Álvarez, también presente en la sala, asentía y sonreía).

Producto de los Zapico de principio a fin, desde la grabación en la propia sala de cámara con el “sonido Arias” impecable con discográfica propia, un libreto trilingüe (asturiano, castellano e inglés) y las bellas fotos y diseño de Ricardo Villoria.

Música inédita, fresca, valiente y original en su concepción, música que nos pertenece a todos desde la óptica siempre abierta de la formación asturiana, con aires barrocos siempre tan actuales, el disco recoge 24 cortes alternando páginas instrumentales y vocales con el “fichaje” del tenor cordobés Pablo García-López (el último Don Basilio de las bodas mozartianas en la Ópera de Oviedo) a quien habrá que adoptar para la gran familia Zapico que sigue creciendo y enriqueciendo un repertorio de lo más exportable, muy recordado en la presentación (cantando estos días “La flauta mágica” en Tours), quien nos dejó grabado en vídeo un afectuoso saludo desde la ciudad francesa, con la gratitud y toda su entrega, además de la emoción vertida en este proyecto desde sus inicios.

Interesante la selección y arreglos de distintos temas del folklore asturiano, cántabro, leonés y hasta irlandés, la inspiración desde los tiempos de estudiante en La Haya del mayor de los hermanos, donde pudo beber de las fuentes originales que incluían la herencia de la llamada música popular, el folklore que ya utilizaron Händel (Sinfonía de los pastores), Purcell (Danza de los marineros) o Matteis (Danza según el humor escocés), pero también nuestros Martín Codax (Ondas do mar de Vigo), Gaspar Sanz (Marionas), Santiago de Murcia (Rigodón) y si me apuran hasta el mismísimo Rimsky-Korsakov con la Alborada y el Fandango que también aparece “De repente”, páginas que estaban esperando en carpetas desde 2016 para crecer en Pandemia y finalmente salir para hacerlas sonar. También pudimos ver un par vídeos de la grabación (más el tráiler de promoción en las redes sociales) donde seguir disfrutando del repertorio atemporal que se ha reunido en este disco compacto.

La alternancia de temas nos dejan unas combinaciones plenamente internacionales, instrumentalmente con el cello de Ruth Verona, a quien hace tiempo le cambié el apellido por Zapico (es la “cuarta hermana” de la formación de los langreanos desde los inicios), capaz de emocionarnos en un canto melancólico introductorio alternando con el rítmico de la muñeira de Chantada donde las flautas del astur-leonés Alejandro Villar aportan ese matiz celta (comentado por Ismael con el asentimiento de Lisardo Lombardía (uno más entre el numeroso público asistente). Las músicas que Aarón Zapico recogió, tras consultar con Mael, su hija Sara, Miriam Perandones o Héctor Braga, amalgaman páginas reconocibles por todos los “omnívoros musicales” que siempre tenemos presente lo cercano, «desentrañando las raíces» de unas melodías tan apegadas al terruño. Por supuesto la percusión de Pere Olivé, otro “imprescindible” de Forma Antiqva junto a los tres hermanos (Aarón en el órgano, Dani con la tiorba y Pablo a la guitarra barroca y el archilaúd), redondean el orgánico de este proyecto que patrocinado por la Consejería de Cultura, Política Lingüística y Deporte del Principado de Asturias ya queda para la posteridad de nuestro patrimonio.

Punto y aparte merece el tenor cordobés, ya adoptado porque parece de Mieres por su impecable dicción y musicalidad (“El señor cura de la Piñera”, “Tengo al mio Xuan en la cama” o esa joya intimista que es “¡Que m’escurez”), recitando “Una fatal ocasión” (mientras suena por debajo “Mangas verdes” y “La giga de nadie” de John Playford), junto a la emocionante interpretación de “Santa Barbara bendita” que cierra el disco (y la presentación en vídeo), pero igual de bien con el galaicoportugués del trovador Martín Codax (con Villar a la zanfona) y hasta el inglés del “Danny Boy” gaitero rezando por las montañas y casi invitándonos a tomarnos unas pintas (o unos culines en Requejo).

De momento lo podrán escuchar en Córdoba aunque los Zapico no paren: una “Vivaldiana” el próximo 6 de marzo en Los Conciertos del Auditorio o ya el 1 de julio en una romería gijonesa dentro del Festival de Música Antigua. Lo que sí podemos decir, con más de 20 años a la espalda, como preguntaba María, Forma Antiqva son «Marca Asturias» y un activo a mimar plenamente exportable.

Un trabajo «made in Asturias»

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Martes 5 de noviembre, 18:00 horas. Club de Prensa LNE, presentación del CD «Mysterium» (©2024 Eudora Records, SL).

Este martes se presentaba el nuevo disco de la pianista Noelia Rodiles (Oviedo, 1985) con la Orquesta Oviedo Filarmonía (OFil), dirigida por el maestro Lucas Macías. Además la intérprete estuvieron el director titular -y reciente «fichaje» de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla-, el compositor Manuel Martínez Burgos y Pilar Rubiera, presidenta de la Fundación Musical Ciudad de Oviedo, que haría de maestra de ceremonias y moderadora.

El quinto disco de la pianista «avilesina» y cuarto con el sello Eudora, contiene dos obras para piano solista y orquesta que pude disfrutar en el estreno del 24 de noviembre del pasado año, y grabadas entre el 31 de enero y el 2 de febrero de este año: la Partita nº 4 de Julián Orbón, y Cloches del maestro Martínez Burgos.

Tras unas primeras palabras de Pilar Rubiera con los agradecimientos y reconocimientos (sin olvidar la Beca Leonardo del BBVA) comenzaría con una semblanza de la artista avilesina y la presentación de la mesa, pudimos ver el vídeo con la génesis de este CD (en la propia web de Noelia Rodiles), que dejo a continuación.

La pianista formada en La Villa del Adelantado nos contaría su acercamiento a nuestro compositor Julián Orbón (Avilés, 1925 – Miami, 1991), sin dudarlo uno de los grandes desconocidos en España y cuyo archivo se conserva felizmente en Indiana (Universidad de Bloomington) donde acudió Noelia guiada primero por la curiosidad desde su conservatorio de Avilés que lleva el nombre del compositor, y después para ahondar en la producción y seguimiento para «redescubrir» esa joya que es la Partita nº 4, que tras su estreno e interpretación por medio mundo, tras su fallecimiento y del de su alumno y valedor el director Eduardo Mata, que la estrenó caería en el olvido hasta nuestros días. Menos mal que Noelia pudo revivirla primero en el concierto ya citado, y poder llevarla al disco, preservando esta obra que esperamos siga sonando; este proyecto se uniría al Cloches en un trabajo en paralelo de ambas obras llenas de misticismo, la inspiración en Victoria y su Magnum Mysterium más la de nuestra campana catedralicia, «La Wamba» de la que nos hablaría a continuación el compositor.

Manuel Martínez Burgos nos contaría cómo fue gestando Cloches desde su llegada a Oviedo -hace ya 9 años- y haber leído que la capital asturiana «sonaba a música», atmósferas como la propia sonoridad de la ciudad convertida en obra musical, uniendo sus dos ciudades anteriores (Oxford y París) para este triángulo de catedrales que se convirtieron en tres de los cinco movimientos de este concierto para piano. Destacó la implicación de todos los intérpretes con un trabajo conjunto y pausado por el tiempo transcurrido entre el estreno y la grabación en febrero, aún en la memoria reciente de los músicos pero reposado lo suficiente para lograr sacar todos los detalles que podemos disfrutar en el CD.

A continuación el titular de la OFil, Lucas Macías nos transmitiría cómo mantiene un recuerdo maravilloso tanto del estreno como de la grabación donde coincide con el compositor, destacando lo fácil que resultó trabajar con la pianista y el catedrático, pudiendo aportar ideas para redondear un trabajo difícil pero con una orquesta motivada y disfrutando todos con ambas obras.

Con la presencia de varios miembros de la propia OFil, Pilar Rubiera invitaría a Marina Gurdzhiya, ayudante de concertino desde su llegada a la capital asturiana en 2002, contándonos cómo fue el trabajo, sintiéndose orgullosa del mismo unido a las emociones tales como la confianza que le dio el maestro Macías cuando estuvo tres años cubriendo la baja del concertino Andrei Mijlin, la entrega de Noelia (sin necesidad de conocer el curriculum), y cómo pese a ser obras nuevas hubo entrega total, disfrutando de nuevo la pasada semana con el último estreno Martínez Burgos, esperando pueda grabarse igualmente.

Pilar nos hablaría de la lotería de poder tener en Oviedo a tres músicos «de aquí» (Lucas y Manuel casi reconocidos como asturianos adoptivos), yo llamo a todo este proyecto «Made in Asturias», formados fuera de nuestras fronteras para abrir un breve debate sobre qué se puede mejorar en la educación musical tan diferente a la nuestra por parte de estos tres grandes músicos: Noelia desde su trabajo docente en Zaragoza retomaría lo apuntado al inicio del encuentro por la Presidenta de la FMC ovetense, los profesores deben ser músicos en activo (algo que en España es difícil y en Asturias imposible) y así se les exige; Manuel pide más dotación a los centros de enseñanza, aquí como en otras ciudades compartidos entre los grados Profesional y Superior, además de mayor inversión y entender la  cultura como bien inmaterial; Lucas recordaría su paso en el año 2000 por la Mahler Jugendorchestre donde sólo eran seis españoles y hoy es nuestro país el que más  músicos aporta (también a la European Union Youth Orchestra), aunque muchos hayan salido tristemente de centros privados más que de los públicos, siendo un talento joven de difícil retorno a casa.

El coloquio se abriría a los presentes con el tema de la presencia de público joven en los conciertos y óperas , aunque está claro que depende de ciudades. Juan Carlos R. Ovejero preguntaba a Macías por la clave para captar público nuevo, comentando el maestro onubense cómo su padre desde el Teatro de la Maestranza sevillano le enviaba un mensaje admirado por el lleno de jóvenes en el ensayo general del «Turandot«, o cómo tener precios especiales para ellos, como también hace Granada o Tenerife, puede ser una solución.

Finalmente se comentaría la tradición coral asturiana pero que salvo honrosas excepciones las formaciones vocales están envejecidos en su mayoría, y cómo buscar la participación con orquestas como apuntaba Lucas, quien apunta como una de las soluciones la integración de la música en los centros desde edades tempranas, contándonos su propia experiencia buscando uno para sus hijos, todavía buscando encajar el transporte escolar para su nuevo destino hispalense, y optando en Sevilla por el Colegio Internacional Europa que cuenta con cuatro coros (Rosetta, Mozart, Palestrina y Brahms) dentro de sus actividades extraescolares, un ejemplo privado en el que debería mirarse la educación pública.

Un encuentro interesante que finalizaría con la firma de discos por parte de Noelia Rodiles, hoy verdadera protagonista en el Club de Prensa.

Buena poesía para Borja Mariño

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CD «Mientras se borra el mundo. Lírica de cámara de Borja Mariño». Mar Morán – Gabriel Alonso – Aurelio Viribay.

Cezanne Producciones: CZ132 / M-10393-2024 / 0 793150 230280

Este viernes 13 de septiembre a las 12:30 se presenta en el ambigú del Teatro de la Zarzuela el último trabajo discográfico de Borja Mariño (Vigo, 1982) en el sello que dirige Javier Monteverde y grabado a finales de abril del presente año.

Del músico gallego hay mucho que escribir, aunque nadie mejor que mi admirado Arturo Reverter en el fenomenal texto introductorio «Al calor de los poemas» (que dejo íntegro al final de esta entrada). Borja Mariño conoce como pocos la voz humana pues no debemos perder de vista su enorme trabajo como maestro repetidor (para quien lo desconozca: el que trabaja desde el piano las partituras orquestales) en los mejores teatros de ópera, siendo larga la lista de grandes voces que han tenido la suerte de tenerle a su lado. Probablemente le viene de aquí esta vocación por la llamada «Canción de concierto», así que nadie mejor para sentarse al piano que el vitoriano Aurelio Viribay Salazar (a quien Don Arturo ha bautizado como «arqueólogo de la canción española»), una autoridad en este repertorio y que conoce bien tanto las composiciones del compositor gallego como la sabia elección de las voces para este disco que recoge cinco del compositor vigués: la soprano pacense Mar Morán (con quien llevó al disco tanto a García-Leoz como el pasado año las canciones de Manuel Palau) y el barítono ferrolano Gabriel Alonso (recuperando a compositores gallegos de distintas épocas en No camiño). Esta es una recopilación de los principales ciclos de Mariño con ese título tan enigmático como Mientras se borra el mundo organizadas alternando las voces, la soprano «Versos de mujer», «Campanas de sol y aire» más «Cuatro canciones antiguas sobre textos sefardíes» mientras el barítono canta el «Tríptico de Hierro» y los «Tres poemas de guerra y un sueño», todas ellas con el magistral piano del vitoriano.

Como en toda canción denominada lírica, incluso desde su propia acepción de adjetivo ‘perteneciente o relativo a la lira, a la poesía apropiada para el canto o a la lírica’, los textos (que se incluyen en el libreto) son inseparables de la música, así que la (s)elección de Borja Mariño no puede ser mejor, engrandeciendo la palabra al elevarla con su música, de cuño propio y actual pero que conoce toda la evolución del género y estilo. Y si además hay un guiño a las mujeres, el resultado final es óptimo, dejándonos en este último trabajo una producción que ya ha sonado en diferentes escenarios e incluso orquestada a lo largo de estos últimos años con elencos de talla internacional.

De los textos, en el caso de «Versos de mujer» que abre la grabación, es un homenaje a la poesía femenina con textos de Dulce María Loynaz (1903-1997), Alfonsina Storni (1892-1938), Josefina de la Torre (1907-2002) y Carmen Jodra (1980-2019), junto a dos escritoras vivas como Carmina Casala (Atienza, Guadalajara) y la asturiana Dalia Alonso (Gijón, 1996).

Por comentar brevemente todas las canciones comenzaré con las de Mar Morán, las primeras seis pistas del disco:

Quiéreme toda (Loynaz), La falda eléctrica (J. de la Torre), Bola de nieve (D. Alonso), ¡Agua, agua! (A. Storni), Adiós, amor (C. Casala), y Cita final (C. Jodra). Seis cuadros de mujer, con la primera desde una introducción de piano plenamente «entera» y tan lírica como la voz de la cantante extremeña, fraseos sentidos y llevados por el propio texto, de agudos extremadamente matizados junto a los puentes instrumentales más allá del acompañamiento. «Electrizante» y cautivadora la segunda, auténtico lied hispano de protagonismo entre sus intérpretes, escritura de herencia hispana y creatividad gallega para estos versos de saltos casi acrobáticos en registros agudos sin perder nunca el buen gusto. Intimismo de nieve que cala por su sensibilidad a pares la tercera contrastado en carácter con el agua matadora de la argentina Alfonsina que Mariño traslada la inquietud tanto a la palabra cantada como al piano. Tras la angustia vital la del alma, el adiós sentido y plenamente romántico pero de nuestro tiempo, el canto casi susurro acunado por el piano con los silencios justos para redondear la musicalidad. Y el breve final de estos versos en femenino plural, alegres y optimistas con un maravilloso piano vistiendo la melodía cautivadora.

«Campanas de sol y aire» es un canto a la milenaria Hispalis sobre poemas de cuatro escritores  contemporáneos sevillanos: Juan Lamillar (1957), Lutgardo García Díaz (1979), José María Jurado (1974) e Ignacio Trujillo, quienes imprimieron en sus poesías, desde su propia perspectiva, la belleza y el carácter de la capital andaluza, y que la soprano extremeña ya ha interpretado en el Ateneo de Sevilla así como en Mérida, ocupando aquí las pistas undécima a decimocuarta:

Mientras se borra el mundo (J. Lamillar) da título al álbum, perfecta conjunción de voz y piano, fraseos compartidos jugando con un rubato mínimo adecuado al texto. Milagro en Valdezufre (L. García Díaz) de musical aire francés pero sin fronteras, melodía cantada revestida por un piano para tejer una página atemporal. El bosque, la flor y la muerte (J. Mª. Jurado), el texto, la voz y el piano, esencia de la canción, nuestro «lied hispano» desde una raíz más allá del folklore para disfrutar cada frase. Y Alta torre (I. Trujillo), bravura sin complejos explorando todos los registros de voz y piano para comprobar esa altura sevillana entendida como metáfora musical.

Por último las «Cuatro canciones antiguas sobre textos sefardíes» (cortes 18 a 21), una de las primeras obras para voz del compositor vigués, ciclo que gira en torno a los cuatros modos de la música antigua con textos recogidos por la musicóloga Susana Weich, que representan diversos momentos vitales: el casamiento, la muerte, una nana y una canción de juegos, estrenadas en el año 2000 por Patricia Blanco (posteriormente orquestadas con gran repercusión en la personal interpretación que hizo en 2013 la soprano Saioa Hernández en el Auditorio Nacional de Madrid con Alejandro Jassán al frente de la Sinfónica Chamartín):
Entender esa cultura no tan conocida pese a la cercanía nos trae primero Demudada de mi amado (textos recogidos en Sofía, Bulgaria), melismas sinceros más que adornos, calderones y la voz desnuda rápidamente arropada al piano con formas de cantar que se mantienen en nuestra tierra y Mariño actualiza desde su magisterio. Altas voces doloridas (textos recogidos en Tetuán, Marruecos) de aires renacentistas como tantos otros compositores han tomado para la canción de concierto, la música modal tan rica y paulatinamente adoptada en la actualidad. La cabecita de la luna (textos recogidos en Jerusalén), recordando «otras lunas» por ambos intérpretes, siempre inspiradora en música, que en esta bellísima nana del compositor vigués ha encontrado en Mar y Aurelio sus mejores transmisores de emociones. Para finalizar con Juego de niños (textos recogidos en Israel y Quintana del Monte, León), el carácter infantil con la óptica adulta de una escritura musical que no tiene nada de juego sino de estudio y conocimiento vocal e instrumental, perfecto cierra de esta grabación.

En la voz de Gabriel Alonso comento el resto de pistas:

«Tres poemas de guerra y un sueño» con textos de Antonio Machado (Sevilla, 1875 – Colliure, 1939), es un encargo del propio barítono que forma parte de un proyecto de tres ciclos de tres autores escritos para su trabajo de fin de carrera. Mariño se centra en los últimos poemas del escritor sevillano donde encara el exilio y los estragos de la Guerra Civil española, canciones que dibujan la profunda desolación retratada por el poeta, intercaladas por una cuarta, Sueño, que da un pequeño respiro a tanta oscuridad. El ciclo fue estrenado por Alonso junto al piano de Duncan Gifford en 2021 (en el Auditorio Sony de la Escuela Superior de Música Reina Sofía) que también se interpretó en el Ward Recital Hall de Washington (por el barítono Gustavo Ahualli junto al pianista Agustín Muriago):

Estos tres poemas son ideales para el color vocal del ferrolano (de sus características remito de nuevo a Don Arturo), pero mis impresiones tras su repetida escucha van desde el Horizonte, de nuevo con un piano introductorio que prepara el fraseo cantado desde una escritura actual perfectamente adaptada al texto del poeta sevillano, La primavera esperanzadora con unas sombras planteadas en el «acompañamiento» tan protagonista y descriptivo, junto a una línea de canto exigente bien resuelta por el barítono en todo el registro desembocando en un final luminoso. Prosigue el desgarrador Sueño cual copla de ciego actual sin «tonalidad» como el propio poema, y La muerte del niño herido, marcha fúnebre para un dolor creativo desde todos los puntos de vista, nana perpetua en una penumbra musical bien escrita y ejecutada por ambos intérpretes.

«Tríptico de Hierro» fue compuesto para conmemorar en 2022 el centenario del premiado con el Príncipe de Asturias de las Letras en 1981, el poeta madrileño José Hierro (1922-2002), tríptico estrenado por el barítono David Oller con el propio Mariño (también tiene versión sinfónica estrenada en el Auditorio Manuel de Falla de Granada y con César San Martín y la Orquesta de Getafe en 2023, dirigida por Carlos Díez en el Teatro García Lorca).

El buen momento parece describir el que comparten intérpretes y compositor, la poesía de Pepe Hierro que tan bien casa en la música del compositor gallego con la entrega de voz y piano en este universo férreo, Las nubes que dibujan formas e inspiran un canto emotivo, entregado, revestido de un teclado evocador como la propia «firma», para terminar con el Paseo, sincopado con paso firme, los acentos poéticos que se enriquecen en esta página de Mariño, «eternamente joven» en ese calendario desgranado en una verdadera «crónica del dolor» hecho canción y así entendida por Gabriel y Aurelio.

AL CALOR DE LOS POEMAS Más

Locos sones para todos los tiempos

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CD Back to Follia. Concerto 1700, Daniel Pinteño.

Sello: 1700 Classics; Ref. 170007 / B-1504-2024 / 8435633928513

Nueva y original grabación de Daniel Pinteño con su formación Concerto 1700 donde están sus «habituales» Pablo Zapico a la guitarra barroca con la percusión de Pere Olivé e Ismael Campanero al bajo en una propuesta que, pese a parecer alejarse de la llamada interpretación historicista y convenciones estilísticas de nuestras músicas de los siglos XVI y XVII, suponen la libertad creativa de hacer sonar estas páginas, muchas sólo cual bocetos o borradores de aquellos estudiantes universitarios, verdaderos tunantes y rufianes que cantaban estos foligones. Podríamos llamar rompedora esta apuesta incluso en el diseño de la portada, pero escuchando los once cortes del disco compacto suenan tan actuales como entonces esos sones «que evocan las pequeñas partículas de música que flotaban en el aire y se podían moldear hasta donde llegara la imaginación sonora» como bien escribe en las interesantísimas notas la doctora en Musicología Ana Lombardía traducidas al inglés, francés y alemán.

Chaconas, jácaras, zarambeques, fandangos o folías con las que muchos aficionados seguimos disfrutando y viajando a una época llena de tanta música popular que también serviría de inspiración a la «música académica», manteniendo el espíritu gamberro de unos bailes cantados que Daniel Pinteño lleva al violín con una percusión llena de color, básicamente ritmos ternarios que contagian, la armónica guitarra igualmente empujando a mover los pies, más el necesario sustento de un bajo siempre en su sitio (impecable igualmente con el violón), abundantes solos de lucimiento por parte de los cuatro músicos con la improvisación como algo habitual en estas músicas donde el bagaje de su interpretación nos lleva a reconocer otras melodías, mochilas llenas de tantas horas de estudio y trabajo con estos repertorios donde «Pinteño y los 1700» han transitado desde hace años.

Grabado en La Cabrera, Madrid (Centro Comarcal de Humanidades Sierra Norte) el pasado mes de agosto de 2023, con dos ingenieros de sonido también músicos como Sonia Gancedo y Víctor Sordo (de VN Studio) que también aparece cantando un fragmento de «Yo soy la locura» (Yo soy el pasacalles-). El sonido es perfecto en dinámicas, balances, tanto escuchándolo por los altavoces como todos los detalles con auriculares.

Interesantísima la elección de las obras y los títulos de cada corte donde estos «sones y tonos» que viajaron fuera de nuestra península, siendo casi «Greatest hits», vuelven a nosotros, aquellas canciones censuradas publicadas más allá de los Pirineos y felizmente recuperadas, obteniendo el III Premio a la producción artística del Ayuntamiento de Málaga y la Fundación «La Caixa».

Una grabación llena de desinhibición, optimismo, mucho colorido aportado por los cuatro instrumentistas, que exprimen al máximo la tímbrica, calidad interpretativa en todos ellos y la alegría contagiosa en los tiempos intermedios y rápidos con el intimismo necesario de los lentos (especialmente en el inicio de las bautizadas Las españoletas de Marizápalos desde Gaspar Sanz). Imposible destacar alguna en especial , y volviendo a citar a Ana Lombardía «… acaso el bucle de un bajo ostinato se puede llegar a interrumpir en nuestra mente. Más bien, quien escuche estos sones se quedará algo hipnotizado, embriagado, prendado en el mejor de los casos, y soñará con algunos de estos loops del Barroco», música de siempre que comienza a sonar en vivo.

CONCERTO 1700:

Daniel Pinteño, violín y director – Pablo Zapico, guitarra barroca – Ismael Campanero, contrabajo y violón (cortes 7 y 10) – Pere Olivé, percusión. Artista invitado: Víctor Sordo, tenor (corte 5).

CORTES:

1. Zarambeques Teques -after Lucas Ruiz de Ribayaz (1626-ca. 1677), Santiago de Murcia (1673-1739), Diego Fernández de Huete (1650-1705) & Salamanca Manuscript (ca. 1659)-.

2. Canarios -after Gaspar Sanz (1640-ca. 1710) & Paul de la Pierre (1612-ca. 1692)-.

3. Las españoletas de Marizápalos -after Anonymus s.XVII & Gaspar Sanz-.

4. Fandangos de norte a sur -after Stockholm Manuscript (ca. 1755) & Antonio Soler (1739-1783)-.

5. Yo soy el pasacalles -after Henry du Bailly (before 1637) & Heinrich Ignaz Franz Biber (1644-1704)-.

6. La Jotta -after Santiago de Murcia-.

7. El que gustare de folías antigua ponga cuido en estas modernas -after Gaspar Sanz, Salamanca Manuscript & Arcangelo Corelli (1653-1713)-.

8. Marionas -after Santiago de Murcia-.

9. El baile de la chacona encierra la vida bona -after Salamanca Manuscript & José Marín (1618-1699)-.

10. Recercadas en el tiempo -after Diego Ortiz (ca. 1510-ca. 1576)-.

11. Jácaras de lo humano y lo divino -after Sebastián Durón (1660-1716), Gaspar Sanz & Anonymus s.XVII)-.

Recuperando «lieder» de Manuel Palau

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CD Canciones para voz y piano de Manuel Palau. «LUNA MUERTA».
Mar Morán, Aurelio Viribay.
Cezanne Producciones: CZ119 / 0 718157 641464 / M-29961-2023

Manuel PALAU BOIX (Alfara del Patriarca, 4 de enero de 1893 – Valencia, 18 de febrero de 1967) fue un pedagogo además de músico prolífico y polifacético no lo suficientemente reconocido en la llamada «canción de concierto» del que el vitoriano Aurelio Viribay Salazar (1963) nos cuenta en las notas del álbum que «por su excepcional calidad y originalidad la extensa producción para voz y piano (…) ocupa un lugar de especial relevancia en la evolución de la canción de concierto española a lo largo de los dos primeros tercios del siglo XX. El maestro de Alfara del Patriarca expresó reiteradamente su afinidad y predilección por un género del que se ocupó ininterrumpidamente y con especial dedicación a lo largo de su dilatada trayectoria compositiva y al que prefería referirse como ‘Lied’ por entenderlo como fruto de la completa fusión entre poesía y música». Y nadie mejor que este pianista, investigador, docente, recuperador, estudioso de nuestro patrimonio vocal, todo un especialista en este repertorio como el maestro Viribay Salazar para contarnos y transmitirnos en esta selección de canciones una pequeña muestra del legado de Palau con la voz de la soprano pacense Mar Morán (1992) -estos días en Oviedo cantando «La Traviata»– en quien ha encontrado la intérprete ideal no ya para este repertorio sino también para el de otros compositores españoles como García Leoz en su anterior trabajo «Luna clara», del que esta «Luna muerta» es continuación en un proyecto que seguramente encuentre más calificativos a la siempre encantadora luna lorquiana en un dúo que tiene aún mucho recorrido.

Muy interesante y abundante la producción del compositor valenciano, que en el terreno del lied nos encontramos más de 100 canciones con textos en distintas lenguas (galaico-portugués, gallego, brasileño, francés o alemán) aunque el grueso de su obra liederística se basa en textos valencianos y castellanos, las dos lenguas que Palau utilizaba asiduamente. Para esta grabación Morán y Viribay se han centrado solo en las compuestas en castellano -con la excepción de una canción en gallego- presentando veintinueve canciones, algunas formando colección con título propio denominadas por el propio compositor «Lieder», indicativo de su conocimiento del género y con una visión europea más que española, junto con otras canciones «sueltas» de distinta temática, todas ellas compuestas entre 1924 y 1955 «cuya sorprendente y rica disparidad estética revela un original eclecticismo como principal rasgo estilístico de la obra para voz y piano de Manuel Palau» citando de nuevo y como haré a lo largo de esta reseña las notas de Don Aurelio en el magnífico libreto que acompaña el CD, donde tampoco pueden faltar las letras, pues la comunión texto-música es la base para paladear el lied y entender mejor estos lieder españoles.

Arranca la grabación con un primer bloque de canciones que «refleja la mirada al pasado del compositor, ejemplificada en un estilo neoclásico en lo musical y en la utilización de textos antiguos en lo literario. Cinco de los ‘Seis Lieder’ que abren esta selección ponen música a textos del Cancionero anónimo de la Edad Media mientras que la primera canción del grupo, «Por el montecico sola», se basa en un texto de Lope de Vega en el que la temerosa inquietud de la protagonista abandonada es traducida con gran belleza por el compositor». Un piano hondo preludia y acompaña el primer lied con la voz rotunda y delicada de la soprano pacense, una galería de personajes femeninos de este primer grupo de canciones, dramatismo vocal en el siguiente, Gritos daba la morenica, campanadas al piano y voz cuyo grito es matizado y realzando el texto, tesitura amplia con homogeneidad en el color de la soprano, al igual que una tristeza de enamorada bien reflejada en Mal ferida iba la garza que reflejan ambos intérpretes con delicadeza y dolor en el agudo mientras el piano casi acuna cual aleteo; buen gusto y preciosismo pianísitico de La flor de la villa, aire de inspiración popular pero escritura «clásica».

Los dos siguientes lieder, ¿Con qué la lavaré? y De los álamos vengo, madre, conocidos por las recreaciones que hizo Joaquín Rodrigo en sus célebres e interpretadísimas «Cuatro madrigales amatorios«, Palau como bien explica Viribay en las notas, «no recurre a citas musicales preexistentes sino que utiliza música de nueva creación: desnudos acordes pianísticos subrayan la solitaria tristeza de la protagonista en la primera canción mientras un movimiento continuo de dinámicas semicorcheas dibuja la agitación de las hojas de los álamos movidas por el viento en la segunda». Si no conociésemos las del compositor de Sagunto, son dos visiones nuevas de unos textos atemporales que Mar Morán desgrana deleitándose en cada nota y el acompañamiento de Aurelio Viribay casi sosteniendo esa fresca vocalidad del compositor recuperado en estas bellísimas páginas líricas, la primera sosegada y la segunda con brisa mediterránea.

Siguiente bloque con ‘Dos canciones amatorias’ que Palau busca en la musicología a historia su inspiración: No me habléis, conde sobre un texto anónimo del siglo XVI y en el “Cancionero de Uppsala” para Ya no más. De nuevo creatividad musical para unos pentagramas delicados en voz y piano, cristalinos y pausados, cual viaje al pasado desde una perspectiva muy actual que refleja el compositor valenciano en estos cantos de amor.

Tras el díptico, otro lied inspirado en un texto anónimo del siglo XVI, ¿Qué sentís, coraçón mío?, otro itinerario histórico a la época y textos cantados desde un lenguaje sencillo y atractivo, sin prisa, diálogo más que voz con acompañamiento, articulación exacta en la soprano y perlas al piano.

Continúan el disco con dos lieder basados en textos de Lope de Vega, Elegía al Caballero de Olmedo y Villancico. En la primera con extenso piano inicial de protagonista como «llamadas de trompetería» que vuelve a transportarnos al contexto de la época de sus versos, y la soprano dramatizando una escritura muy exigente en tesitura y matices que la pacense afronta sin problemas; la segunda cual oposición y contraste, «íntima, tierna y delicada, como corresponde a una canción de cuna de contexto navideño» precisamente en estas fechas, nana que arrullan ambos intérpretes desde una dicción perfecta para la excelente combinación de palabra y música.

Prosigue el ambiente navideño pero con una escritura más «neoclásica» de Palau con La Virgen va caminando, muestra de la gran cultura del compositor valenciano capaz de escribir en estilos distintos, una canción con texto de una copla popular malagueña y piano que envuelve la hermosa melodía. La palmera es la segunda de las ‘Dos canciones de Navidad’, árboles importados que no faltan como símbolo de nuestra emigración y convertidos aquí en árbol navideño. Para el maestro Viribay una de las joyas de la producción de canciones de Manuel Palau y «una de las más bellas canciones de concierto españolas del siglo XX», pues si alguien conoce este repertorio es el pianista vitoriano, y corroboro su afirmación pues hay una delicadeza vocal que refleja a la perfección la ternura del poema de Gerardo Diego y un piano sugerente que no distrae en ningún momento.

En Partida el compositor vuelve a cambiar de estilo, ahora «neorromántico» pero manteniendo la inspiración y métrica que la poesía impone, con largas frases largas que expresan la tristeza por el marinero que no volverá sobre un poema del valenciano Lluís Guarner Pérez. La poesía siempre en la base de todo lied, Palau utiliza al gaditano José María Pemán para Arroyuelo del molino, melodía sencilla y piano manteniendo la pulsación que recrea el fluir constante del agua moviendo las aspas.

La única canción en gallego, Chove, toma un desolador poema del orensano José Ramón Fernández-Oxea, y como bien explica en las notas del disco, «pertenece a la colección de canciones gallegas encargadas por el crítico Antonio Fernández-Cid a diferentes compositores españoles. Utiliza un lenguaje impresionista que describe musicalmente la lluvia en las corcheas iniciales de una parte pianística que adquiere paulatinamente una complejidad paralela a la exigente parte cantada». Importante la lengua gallega en la escritura de tantas canciones como el propio Aurelio Viribay nos dejó en su trabajo ‘No Camiño’ recorriendo distintos compositores, podría decir que con ésta se completa este ciclo con el valenciano Palau en versión para soprano y piano que seguirá aumentando el repertorio de concierto.

Cierran este tercer bloque dos páginas, Tonadilla Chiquilla, de las primeras canciones de Palau con textos de la colección poética Mil y un cantares del valenciano Estanislao Alberola, que está en mis estanterías literarias. Musicalmente siguen mostrando el «oficio» del valenciano ya en estos inicios, no importa calificarlas de «canción de concierto» o «canción ligera», Chiquilla es una copla casi de las llamadas «folklóricas» (que también habría que situar en su contexto y no desmerecen en nada de estas que comento), pues parece que el ánimo del valenciano era «llamar la atención de un público foráneo ávido de tópicos costumbristas de carácter españolizante, de los que también participa ‘Tonadilla’». Desde la humildad del propio compositor, si Rossini confesaba «pecados de vejez» sus últimas obras una vez abandonada la ópera, el valenciano consideraba estas dos “pecados de juventud”, pero que ayudan a comprobar la evolución de su escritura vocal.

Y con otro cambio estilístico, retomando la idea de un «lied español» por el coprotagonismo de piano con voz y el texto centro de cada pentagrama, Ávila y Montesa, sobre poemas del valenciano Joan Lacomba i Guillot, que pertenecientes a la colección de cinco “Evocaciones de España”, posteriormente se publicaron como Dos Lieder. Buen conocedor de nuestro patrimonio, Palau recrea musicalmente ambas ciudades con los textos de Lacomba, transportando al oyente tanto a la llanura de la Ávila amurallada y llena de iglesias o conventos, como a la Montesa medieval, de nuevo con evocación de trompetas y fanfarrias organísticas en el piano vasco y la poesía bien cantada por la extrema. Recuerdos franceses lógicos tras los estudios del compositor con Ravel Charles Koechlin, por entonces al alcance de pocos y que el valenciano aprovechó al máximo.

Dentro de los tantos estilos transitados por Palau e igualmente por las modas del momento, el díptico ‘Del Oriente lejano nos lleva al exotismo de tantos otros compositores coetáneos suyos, como bien recuerda Viribay en sus notas, Stravinsky, el citado Ravel, Albert Roussel, cuatro breves Poesías japonesas del madrileño Julio Gómez o el tríptico La flûte de jade del también madrileño Julián Bautista son composiciones que el pianista y estudioso vitoriano conoce de primera mano y en esta búsqueda no podía faltar Manuel Palau, primero Improvisación, musicando un texto del poeta chino Li-Tai-Pe y Lírica japonesa, de un anónimo japonés del siglo XVI, traducidas al castellano e intensamente interpretadas por el dúo Morán-Viribay, con aires impresionistas de los que el compositor de Alfara del Patriarca nunca renegó.

Aurelio Viribay escribe que «Manuel Palau se sentía especialmente satisfecho del ciclo ‘Paréntesis lírico’, cuyo lenguaje musical evoluciona notablemente adquiriendo una mayor complejidad. Los textos de Vicente E. Pertegaz referidos al entorno de una huerta valenciana -la noria, un farol, la lluvia, la noche, la luna o la niña que recoge caracoles- dan lugar a una música tan descriptiva como sugerente que abarca una amplísima gama de registros expresivos». Sonoridades francesas, cromatismos, jugando con bitonalismo, atonalismo y tonalidad académica, este ‘Paréntesis lírico» es un muestrario de la versatilidad musical de Palau por todos los recursos compositivos utilizados. Siete lieder para disfrutar de la voz de Mar y el piano de Aurelio: Imperceptible, de recuerdo catedralicio debussyano en el piano y exigente registro grave en la voz; Noria vieja , evocadora desde el cromatismo al piano y sentida de la soprano con difícil entonación así como su amplia tesitura; Lluvia, la más francesa en todo e igualmente exigente para los dos intérpretes; otro giro de estilo con Caracolera, cante andaluz o tonada llevada al salón de conciertos; Farsa, llena de atonalidad que viste una melodía resplandeciente, expresionista y totalmente actual con la rompedora habanera final («¡Qué danza más loca!» dice la letra ); la cita del “Dies Irae” en Farsa, un delicioso «engaño» en el piano para llevar la melodía misteriosa cantada por la soprano, y la «marcha surrealista» de Luna muerta que da título al disco y «cierra brillantemente esta antología con una de las canciones más sorprendentes del repertorio lírico español del siglo XX», un verdadero descubrimiento de un repertorio que sigue asombrándonos por el tiempo que ha permanecido en un cajón pero que un trabajo de investigación, ensayo y sabia elección de la intérprete ideal para ello al menos tenemos la ocasión de escucharlo cuantas veces queramos, esperando se mantenga en los conciertos de nuestra amplia geografía.

La toma de sonido perfecta para poder escuchar un piano excelente y toda la amplia gama de matices y buen gusto de la soprano, y todo un CD cuidado hasta el mínimo detalle.

Pistas:

01-06. Seis Lieder:

I. Por el montecico sola (Lope de Vega); II. Gritos daba la morenica (Cancionero anónimo de la Edad Media); III. Mal ferida iba la garza (Anónimo); IV. La flor de la villa (Cancionero anónimo de la Edad Media); V. ¿Con qué la lavaré? (Cancionero anónimo de la Edad Media); VI. De los álamos vengo, madre (Anónimo).

07-08. Dos canciones amatorias:

I. No me habléis, conde (Anónimo); II. Ya no más (Cancionero de Upsala).

09. ¿Qué sentís, corazón mío? (Anónimo siglo XVI); 10. Elegía al Caballero de Olmedo (Lope de Vega); 11. Villancico (Lope de Vega); 12. La Virgen va caminando (Popular); 13. La palmera (Gerardo Diego); 14. Partida (Lluís Guarner Pérez); 15. Arroyuelo del molino (José María Pemán); 16. Chove (José Ramón Fernández-Oxea); 17. Tonadilla (Estanislao Alberola); 18. Chiquilla (Estanislao Arberola).

19-20. Dos Lieder (Juan Lacomba):

I. Ávila; II. Montesa.

21-22. Del Oriente Lejano:

I. Improvisación (Li-Tai-Pe, siglo XVI); II. Lírica japonesa (Anónimo japonés, siglo XVI).

23-29. Paréntesis lírico (Vicente E. Pertegaz):

I. Imperceptible; II. Noria vieja; III. Lluvia; IV. Caracolera; V. Farsa; VI. Farol; VII. Luna muerta.

Grabado, mezclado y masterizado en los Estudios Cezanne, 24 a 27 julio de 2023 por Javier Monteverde.

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