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Abandonos y reencuentros orquestales

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Miércoles 8 de octubre, 19:45 horas. Teatro Filarmónica, Año 119 de la Sociedad Filarmónica de Oviedo, concierto 2.093 (13 del año 2025): Orquesta de la Fundación Filarmónica de Oviedo, Maximilian Von Pfeil (violonchelo), Pedro Ordieres (director). Obras de Schumann, Schubert, Delius, Dvorák y Márquez.

El apellido Ordieres es sinónimo de música y ha estado unido a la Orquesta de la Universidad de Oviedo que fundase en 1979 mi siempre recordado Alfonso y recuperase en nuestro siglo XXI su hijo Pedro. Pero cuando no hay intención de apoyos o al menos algo de interés (u otros como «lucha de egos» o el «apártate tú que me pongo yo»), el abandono llevó a la renuncia de su director tras ocho largos años al frente, así como el apoyo de los músicos (algo que tristemente me recuerda otras formaciones y parece repetirse cual «Saturno devorando a su hijo») que siempre es primordial para no perder un capital humano único.

Pero a los desahuciados orquestales se les acogió nada menos que en la Fundación de la centenaria sociedad filarmónica ovetense, y en el programa de mano quedaba recogido el guante que no debió lanzarse, y la nueva casa de estos músicos de varias generaciones, como bien expresa el título:

«La música nos une»

Con esa convicción nace la nueva Orquesta impulsada por la Fundación de la Sociedad Filarmónica de Oviedo: un espacio donde personas de distintas edades, trayectorias y niveles musicales comparten algo en común: el deseo de hacer música juntas.

Esta orquesta no profesional, abierta y diversa, surge con el objetivo de tender puentes entre generaciones a través del lenguaje universal de la música. Desde jóvenes estudiantes hasta adultos que desean retomar su instrumento, pasando por músicos aficionados con larga experiencia, todas las edades son bienvenidas.

Creemos en el poder de la música como herramienta de encuentro, aprendizaje mutuo y transformación social y formar parte del compromiso cultural y educativo de la Sociedad Filarmónica de Oviedo, que a través de su Fundación, abre así una nueva vía para que la música no solo se esciche, sino que también se vida.

Pero esta orquesta también nace con vocación de escenario, Queremos llevar el nombre de la Filarmónica de Oviedoa teatros y auditorios dentro y fuera de nuestra ciudad, revitalizar el panorama musical con estrenos de obras contemporáneas, recuperar repertorio poco habitual y colaborar con solistas de prestigio que compartan esta visión de apertura, excelencia y compromiso.

Porque la música cuando es compartida, transforma todo lo que toca. Y porque no hay mejor manera de proyectar el legado y la excelencia de la centenaria Sociedad Filarmónica de Oviedo que a través de una orquesta viva, comprometida y abierta al futuro.

 

Con esta «carta de presentación» llegaba esta nueva orquesta con mucho camino andado en esa mezcla de juventud y veteranía, de estudiantes y titulados, al mando de Pedro Ordieres que lleva toda la vida amando, viviendo y conviviendo con la música. Inasequible al desaliento, luchador, con un repertorio que conoce a ambos lados (desde el atril y en el podio), con un solista de prestigio como su compañero en la OSPA Maximilian Von Pfeil para abrir temporada y orquesta con el «Concierto para violonchelo y orquesta en la menor», op. 129 de Robert Schumann. Excelente sonido del cello sobre una tarima que amplifica esa belleza de timbre, buenos balances con la orquesta (aún algo «descompensada» en efectivos de cuerda pero muy efectiva además de entregada) comandada por Fernando Zorita como concertino, y la sabia concertación de un Ordieres que lleva a «sus músicos» con seguridad, aún necesitando mejorar la afinación, que el tiempo conseguirá. La sección de viento, especialmente las maderas (sin olvidarme de los metales) mostró un nivel altísimo, que mantendrían en todo el concierto, incluso con «doble plantilla» como explico más adelante.

El cellista alemán nos regaló la Bourré en do mayor de la tercera Suite, «un poco de Bach» que siempre es mucho, como decía un anuncio de un conocido brandy español, e impagables las caras de respeto y admiración de su cuerda en el escenario.

En la segunda parte Schubert y la obertura de una ópera sobre el rey asturiano Alfonso und Estrella, D. 732, enorme partitura y gran trabajo orquestal por parte de esta formación, matizada, equilibrada en intensidades, empastada y disfrutando con la música.

Recambios instrumentales en madera y metales añadiendo el piano preciso de Luis López Aragón, algo atrás en todos los sentidos, para el segundo movimiento (By the River) de la «Florida Suite», RT VI/1 (Frederick Delius), que Ordieres conoce al detalle y su orquesta afrontó con buen gusto antes del primer movimiento (Adagio-Allegro molto) de la conocida «Sinfonía nº 9 en mi menor, op. 95, B. 178 «Del Nuevo Mundo» del checo Antonín Dvorák donde «soltar» amarras en un descubrimiento sonoro por parte de todas las secciones, una travesía sinfónica difícil con el «Almirante Ordieres» navegando con la misma seguridad que contagia a la orquesta. Bravísimas las flautas, especialmente Alba García, la solista a quien conozco hace años, al igual que al trompeta Mateo Velasco  (y algunos músicos más que están en «mi» Banda Sinfónica del Ateneo Musical de Mieres), que aún nos harían otro regalo de altura con una plantilla más grande para el famoso Danzón nº 2 de Arturo Márquez, un «chute en vena» de alegría, complicidad, satisfacción e intensidad emocional porque «la musica nos une».

Larga vida a esta nueva orquesta que volveré a escuchar en Gijón el 17 de diciembre… y espero contarlo desde aquí.

 

Predicando con el ejemplo

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Viernes 14 de marzo, 20:15 horas. Auditorio del Conservatorio Profesional de Música «Anselmo González del Valle», Oviedo. Orquesta de la Universidad de Oviedo, Pedro Ordieres (director). Obras de Mozart y Delius. Entrada libre.

Siempre es un placer volver a casa, y aunque por edad no llegué a disfrutar del nuevo edificio en la Casa del Deán Payarinos (Corrada del Obispo) no he perdido nunca el contacto del que en mis tiempos ya era Conservatorio Profesional (dependiente de la Diputación), y que hoy en día lleva el nombre de Anselmo González del Valle, cuyo retrato, entre tantos otros, estaba en el último piso de la calle Rosal (hoy Escuela Municipal de Música «María Teresa Prieto»).

Y también en casa se sentía este viernes Pedro Ordieres (Oviedo, 1979), quien sí estrenaría el nuevo edificio estudiando solfeo, aunque tenía al maestro en casa (mi siempre querido y recordado Alfonso Ordieres, también profesor en el Conservatorio, violinista de la Orquesta «Muñiz Toca», posteriormente Orquesta Sinfónica de Asturias (precursora de la OSPA) y fundador de la Orquesta de la Universidad de Oviedo, hoy dirigida por su hijo que tomaría el relevo en 2016 tras un triste paréntesis de años en silencio), como bien nos recordó a todos los presentes -que llenaron el auditorio del último sótano- el director del mismo Santiago Ruiz de la Peña, quien le haría entrega al inicio de un detalle, dándole la palabra para que «junior» nos contase el programa elegido para esta ocasión.

Muchos de los componentes de esta orquesta ya han pisado el mismo escenario y están llevando desde su nueva etapa con Ordieres junior la música sinfónica por casi toda Asturias y parte de la geografía nacional, muchos con años de veteranía ya desde sus inicios estudiantiles, por lo que la calidad y el relevo generacional está asegurado, esperando poder formar parte de las orquestas profesionales que siguen renovándose y están completando un panorama que en mis años 70 era impensable. Y además están predicando con el ejemplo como pudieron comprobar gran parte del alumnado que escuchó y disfrutó de este concierto, soñando con estar pronto en el mismo lugar.

Nada mejor que comenzar con el siempre didáctico Mozart, piedra de toque para todo estudiante y profesional, perfecto en la llamada «música de cámara» y tan necesario en la orquestal. La obertura de la ópera Don Giovanni K. 527, ayudó a ensamblar las secciones, bien afinadas, aplicadas a la mano del maestro Ordieres y con buenas dinámicas para una partitura más llevadera al oído que a los atriles pero interpretada para mantener esa engañosa facilidad de la música del genio de Salzburgo.

Toda formación debe explorar repertorios menos transitados o interpretados incluso por las orquestas profesionales, por lo que debemos destacar esta apuesta de Pedro Ordieres en rescatar al inglés de origen alemán Frederick Delius, nacido en Bradford (West Yorkshire), un centro de producción de lana a quien su acomodada y adinerada familia enviará a Florida para trabajar en una plantación de naranjas, pero la pasión musical ya le venía desde la infancia (sus padres eran grandes melómanos) y volverá a Europa para estudiar en Alemania. La vida del compositor británico es de lo más interesante y sus recuerdos en la península caribeña marcarán esta Suite Florida escrita en 1887 durante sus años de estudiante en Leipzig, donde entablaría amistad con Grieg, obra juvenil con cuatro movimientos variados donde toda la orquesta (con piano), de gran plantilla, tiene su protagonismo. ​Sir Thomas Beecham, gran defensor de la obra de Delius, tenía una partitura del copista, que usaba para sí mismo, realizada a partir del manuscrito original del compositor. La suite fue publicada por primera vez en 1963 y una edición corregida de la partitura fue publicada en 1986.

Destacar los variados tempi y ritmos de esta suite, de amplias dinámicas bien marcadas por la batuta de Ordieres y respondidas por «su orquesta». Destacable el cuarteto de trompas, con solos muy aterciopelados, y sobre todo el protagonismo de la oboe, dándole ese carácter algo pastoril y hasta «nórdico» sin perder la inspiración en las danzas afroamericanas o los espirituales negros.

A favor de «la Uni» tener la obra ya rodada de anteriores conciertos (Oviedo o Luarca) y la excelente acústica del auditorio de la Corrada del Obispo que permitió escuchar cada detalle y donde el público aplaudió cada uno de los cuatro números.

Fuera de programa llegaría el Danzón nº 2 (1994) del mexicano Arturo Márquez (Sonora, 1950) que se ha hecho muy popular en todas las versiones por su energía y riqueza, propina y obra ideal para una orquesta joven a la que Ordieres hizo moverse literalmente, con el empuje de la sección de percusión y buen protagonismo de maderas y metales siempre bien arropados por una cuerda que mantuvo la disciplina y la entrega en este «hit» que todo melómano acaba tarareando a la salida, en una muy matizada y rica interpretación de la Orquesta de la Universidad de Oviedo bajo la batuta de Pedro Ordieres.

PROGRAMA:

W. A. Mozart (1759-1791):

Don Giovanni, K. 527: obertura.

Frederick Delius (1862-1934):

Florida Suite (1887):

1.  Daybreak – Dance (Amanecer – Danza)

2. By the River (En la ribera del río)

3. Sunset – Near the Plantation (Anochecer – En la plantación)

4. At Night (De noche)