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Homenajes corales

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74º Festival Internacional de Música y Danza de Granada (día 11 a). Conciertos matinales.

Domingo 29 de junio, 12:30 horas. Monasterio de San Jerónimo, Academia Barroca del Festival de Granada, Carlos Mena (dirección musical). Spiralem tempore: Obras de A. Scarlatti y José García Román. Concierto en conmemoración del 300 aniversario de la muerte de Alessandro Scarlatti. Fotos propias y ©Fermín Rodríguez.

Los días pasan muy rápido pero el festival no se detiene y así llegaba otro doblete de finde en la celebración de la onomástica de los santos Pedro y Pablo, todo un regalo que la mañana me reencontraba de nuevo con la Academia Barroca del festival este año dirigida por Carlos Mena (Vitoria, 1971). Loable su trabajo con una agenda al completo y que no defraudó con sus alumnos en un programa que además de conmemorar los 300 años de la muerte de Alessandro Scarlatti (Palermo, 1660 – Nápoles, 1725) nos daba la oportunidad de compartir su música con la del maestro granadino José García Román (Las Gabias, 1945), presente en el monasterio, en esta edición donde la llamada «Nueva Música de Granada» está poniendo en valor -aunque no me gustan las frases hechas- una generación de compositores de nuestro tiempo como Juan-Alfonso García, por lo que mejor homenajes en vida escuchando tanta música aún por descubrir.

Así figuraba la presentación en la web de esta matinal de domingo en mi undécimo día de festival:

Un proyecto consolidado
La sexta convocatoria de la Academia Barroca, puesta una vez más bajo los auspicios del gran contratenor y director Carlos Mena, culminará este año con un concierto en el que se celebra el aniversario de la muerte de Alessandro Scarlatti hace 300 años. Scarlatti fue figura esencial de la Europa de principios del siglo XVIII con una música que marcó la historia tanto de la ópera como de la música sacra, hasta el punto de que muchos le atribuyen si no el invento sí la consolidación del aria da capo. Además, obras religiosas del granadino José García Román, cuyas creaciones actuales conectan tradición y modernidad. Una ocasión única para disfrutar de dos universos musicales separados por siglos de distancia, pero unidos por su profundidad y riqueza expresiva.

Diez voces que sobre el papel parecían descompensadas (dejo al final de la entrada la plantilla con sus nombres): cuatro sopranos, dos altos (uno de ellos contratenor), dos tenores y dos bajos que sonaron afinadas, empastadas, ricas en los matices en las obras del ítalo-español (con el sustento de mi paisano Daniel Zapico a la tiorba y del granadino, afincado en Ginebra, Darío Tamayo alternando clave y órgano  reforzando y completando las armonías), pero brillando «a capella» en los tres estrenos del granadino ubicándose en las escaleras del altar con una mejor resonancia y acústica que en el crucero, y así poder apreciar la calidad de unas voces jóvenes y talentosas en todas las cuerdas (alguna ya conocida en Asturias) siempre atentas al magisterio de un Carlos Mena que incluso participaría como solista en el Miserere o en el «inicipit» del Magnificat donde además «empujó» un tutti victorioso y más que suficiente en todos los sentidos.

Las notas al programa de mi tocayo sevillano Pablo J. Vayón explican muy bien este concierto que ponía fin a una semana de intenso trabajo por parte de una academia barroca del festival que tantas alegrías nos está dando estos años, analizando las obras de dos compositores unidos en San Jerónimo con la presencia del propio García Román:

Scarlatti y García Román: tres siglos en diálogo

Alessandro Scarlatti fue figura esencial en la evolución del Barroco italiano de entre siglos. Nacido en Palermo y formado en Roma desde los 12 años, desarrolló su carrera entre la capital pontificia y Nápoles, con estancias intermitentes en Florencia y Venecia. Aunque más conocido por su ingente producción operística, su música sacra refleja tanto su maestría contrapuntística como una sensibilidad estética profundamente personal. Muchas de sus obras religiosas fueron compuestas durante sus años en Roma, donde trabajó al servicio de cardenales como Ottoboni y Colonna, así como en Nápoles, donde ocupó el cargo de maestro de capilla en la corte virreinal. Son piezas de extraordinaria variedad que muestran una síntesis admirable entre la tradición polifónica romana y el nuevo estilo dramático del Barroco tardío.

En la biblioteca musical de Pietro Ottoboni se preservó un Salve Regina a 4 voces fechado en febrero de 1703 en que se combina el antiguo estilo palestriniano con audaces disonancias de carácter retórico. En el Dixit Dominus a cinco voces (SSATB) y acompañamiento de órgano llama la atención la entrada en canon (muy ornamentada) de las voces. La pieza, sin datar, se divide en seis números y, además de combinar imitación con homofonía, destaca por su notable complejidad rítmica.

El Miserere a doble coro fue interpretado en la Capilla Sixtina el Jueves Santo de 1708, aunque algunos estudios sugieren que podría tratarse de la obra que el compositor escribió ya en 1680 para sustituir el célebre Miserere de Gregorio Allegri. Scarlatti adopta los mismos principios formales que su antecesor: alternancia entre un coro a cuatro voces y otro a cinco, uso del estilo alternatim con los versos pares entonados en canto llano, y empleo del fabordón, una sencilla técnica de armonización. Sin embargo, frente a la sobriedad del modelo, Scarlatti introduce una mayor variedad en las secciones libres, con armonías más elaboradas y un tratamiento expresivo de las disonancias, que realzan términos clave del salmo y dotan a la obra de una intensidad emocional más acusada.

Aunque se desconoce el lugar y la fecha exacta de composición de este Magnificat (en todo caso, parece ser anterior a 1714), la obra revela un notable cuidado en la expresión musical del texto mariano. Escrita para cinco voces y bajo continuo, se articula en varias secciones diferenciadas, tanto en tonalidad como en estilo. Scarlatti no se limita a ilustrar el texto, sino que lo amplifica retóricamente: el ritmo danzante de «exsultavit spiritus meus», los arpegios descendentes en «et exaltavit» o las disonancias cuidadosamente colocadas en palabras como «humiles» o «misericordiae suae» dan cuenta de su sensibilidad dramática y su fino dominio del contrapunto.

Sin comentar cada obra del padre de Domenico, esta academia granadina consiguió combinarse a cuatro voces en el Salve Regina (con tiorba y teclados), a cinco en el Dixit Dominus, cuyos cambios de tempo y articulación Tamayo pasaba del órgano positivo al clave enriqueciendo una tímbrica especial, otro tanto en el Miserere a doble coro, reubicándose  las cuerdas repartidas en cinco a izquierda y derecha, con dos buenas sopranos solistas -no puedo distinguir sus nombres- y homogeneidad de color en la alternancia de las estrofas y empaste total, con excelentes dinámicas en los conjuntos.

En el Magnificat final si cerrábamos los ojos y escuchábamos un coro de cámara más el continuo, al abrirlos parecía imposible la pequeña plantilla, con balances extremos desde un sonido compacto. Otro solo en el Gloria (a cargo de la alto Paula García Mendoza) y destacar los enlaces para pasar de García Román a Scarlatti  ornamentando y llenando el tránsito del altar al crucero, primero de Daniel Zapico (antes del Miserere), ornamentando siempre «cantando» en unos punteos cristalinos y presentes, siendo todo un seguro en el continuo, después con Darío Tamayo previo al Dixit desde el órgano (eligiendo los registros y volúmenes apropiados) y al clave antes del Magnificat, perlado, utilizando graves y agudos con la portentosa sonoridad del crucero, para proseguir con unos saltos cronológicos pero unificados en intención, emoción, fraseos textos religiosos en latín.

Poder asistir a estrenos suponte un regalo impagable para los melómanos. Retomo las notas de Pablo J. Vayón sobre las tres obras de García Román pertenecientes a su Parva opera (de los años 2014 y 2016):

En el tercer centenario de la muerte de Scarlatti su música entrará en diálogo con la de José García Román, en concreto con tres piezas de su ciclo Parva opera, iniciado en 2014, y que escucharán por vez primera en este concierto. Se trata de breves meditaciones musicales sobre máximas éticas y filosóficas tomadas de autores de la Antigüedad, como Persio Flaco, Lucio Floro o Juvenal. Con una escritura austera y atonal, pero cargada de intención expresiva, el compositor busca devolver actualidad a estos aforismos latinos, realzando su tensión interior a través de disonancias, silencios y texturas depuradas. Más que ilustrar los textos, la música los atraviesa, los suspende o los deja vibrar en la resonancia coral, como si se tratara de fragmentos de sabiduría antigua que siguen interrogando al presente.

Meditar con el canto «a capella» supuso un descubrimiento auditivo y sensorial por la escritura tan actual, que seguramente tomarán nota otros coros jóvenes dentro y fuera de nuestras fronteras, y nada mejor que la expresión de mi tocayo sevillano: «Más que ilustrar los textos, la música los atraviesa», proyección vocal sublime de las diez voces, frescas, seguras, compensadas, capaces de interpretar, guiadas por el vitoriano, a dos compositores tan distintos y distantes en el tiempo pero tan cercanos en la espiritualidad y buen gusto compositivo.

PROGRAMA:

Spiralem tempore

Alessandro Scarlatti (1660-1725):

Salve Regina, en re menor (a cuatro voces, 1703).

José García Román (1945):

Scire tuum nihil es…?, nº VI de Parva opera (para coro mixto. 2016) *

Alessandro Scarlatti:

Dixit Dominus (a cinco voces y continuo, s.d.)

José García Román:

Eam vir sanctus, nº I de Parva opera (2014) *

Alessandro Scarlatti:

Miserere (a doble coro, s.d.)

José García Román:

Vitam impendere vero, nº IV de Parva opera (2014) *

Alessandro Scarlatti:

Magnificat (a cinco voces y bajo continuo, s.d.)

INTÉRPRETES:

Academia Barroca del Festival de Granada

Darío Tamayo, órgano positivo y clave

Daniel Zapico, tiorba

Carlos Mena, dirección musical

SOPRANOS:

Carmen Callejas García – Andrea Ceballos Martín – Luna Celemín Trevín – Laura Rivas Pérez

ALTOS:

Paula García Mendoza – Alejandro López Ramiro

TENORES:

Íñigo Fernández Elorriaga – Raúl Jiménez Medina

BAJOS:

Imanol Gamboa Eguia – Jorge Trillo Valeiro

* Estreno absoluto

Concierto en conmemoración del 300 aniversario de la muerte de Alessandro Scarlatti

Clave fabricado en 1982 por Willard Martin en Bethlehem, Pennsylvania, según un original de Nicolas Blanchet.

De sópitu

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De Sópitu. Forma Antiqva, Pablo García-López (tenor), Aarón Zapico (idea, selección musical y arreglos). Sello: Zapico Records. Tiempo total: 61:30. Libreto en asturiano, castellano e inglés. Ref.: ZAP001

(Reseña escrita desde el teléfono y enviada a LNE del viernes 21, con el añadido de los links siempre enriquecedores, tipografía que no siempre la prensa puede adaptar, y fotos propias)

En la tarde de ayer jueves se presentaba “De Sópitu” en la Sala de Cámara del auditorio ovetense el último trabajo de Forma Antiqva, con sello propio en el amplio sentido de la palabra, y en el mismo lugar donde se realizó la grabación el pasado mes de junio con la producción de Fernando Arias (sentado entre el público) que salía a la venta y ya pude escuchar con detenimiento.

Aarón Zapico, el ideólogo de este proyecto (del que ya disfrutaron en vivo durante el Festival Internacional de Santander allá por junio de 2023 en Torrelavega y Noja , más en el ciclo CIMCO el pasado 13 de junio), estuvo acompañado por sus dos hermanos Pablo y Daniel, junto a Ismael G. Arias y la periodista María Herrero ejerciendo de presentadora y amiga de todos (también estudió música con los Zapico), sonsacándoles algunos secretos e interioridades de este trabajo, desde la selección, búsqueda en archivos, descartes y aciertos, hasta la recuperación del rigodón de Santiago de Murcia, titulado La asturiana, en la Biblioteca Nacional por parte de Pablo, que junto a Daniel la reconstruyeron (e interpretaron en vivo).

No faltó el hermanamiento de las Cuencas con el socarrón Mael añadiendo anécdotas de su Teverga y los ancestros de unas canciones sin fronteras, el garrotín más asturiano (cantado por la Lola con El pescadilla) y Beethoven cuya marcha escocesa seguro “ye nuestra”, pues la historia bien pudo pasar por Requejo (el alcalde de Mieres Manuel Álvarez, también presente en la sala, asentía y sonreía).

Producto de los Zapico de principio a fin, desde la grabación en la propia sala de cámara con el “sonido Arias” impecable con discográfica propia, un libreto trilingüe (asturiano, castellano e inglés) y las bellas fotos y diseño de Ricardo Villoria.

Música inédita, fresca, valiente y original en su concepción, música que nos pertenece a todos desde la óptica siempre abierta de la formación asturiana, con aires barrocos siempre tan actuales, el disco recoge 24 cortes alternando páginas instrumentales y vocales con el “fichaje” del tenor cordobés Pablo García-López (el último Don Basilio de las bodas mozartianas en la Ópera de Oviedo) a quien habrá que adoptar para la gran familia Zapico que sigue creciendo y enriqueciendo un repertorio de lo más exportable, muy recordado en la presentación (cantando estos días “La flauta mágica” en Tours), quien nos dejó grabado en vídeo un afectuoso saludo desde la ciudad francesa, con la gratitud y toda su entrega, además de la emoción vertida en este proyecto desde sus inicios.

Interesante la selección y arreglos de distintos temas del folklore asturiano, cántabro, leonés y hasta irlandés, la inspiración desde los tiempos de estudiante en La Haya del mayor de los hermanos, donde pudo beber de las fuentes originales que incluían la herencia de la llamada música popular, el folklore que ya utilizaron Händel (Sinfonía de los pastores), Purcell (Danza de los marineros) o Matteis (Danza según el humor escocés), pero también nuestros Martín Codax (Ondas do mar de Vigo), Gaspar Sanz (Marionas), Santiago de Murcia (Rigodón) y si me apuran hasta el mismísimo Rimsky-Korsakov con la Alborada y el Fandango que también aparece “De repente”, páginas que estaban esperando en carpetas desde 2016 para crecer en Pandemia y finalmente salir para hacerlas sonar. También pudimos ver un par vídeos de la grabación (más el tráiler de promoción en las redes sociales) donde seguir disfrutando del repertorio atemporal que se ha reunido en este disco compacto.

La alternancia de temas nos dejan unas combinaciones plenamente internacionales, instrumentalmente con el cello de Ruth Verona, a quien hace tiempo le cambié el apellido por Zapico (es la “cuarta hermana” de la formación de los langreanos desde los inicios), capaz de emocionarnos en un canto melancólico introductorio alternando con el rítmico de la muñeira de Chantada donde las flautas del astur-leonés Alejandro Villar aportan ese matiz celta (comentado por Ismael con el asentimiento de Lisardo Lombardía (uno más entre el numeroso público asistente). Las músicas que Aarón Zapico recogió, tras consultar con Mael, su hija Sara, Miriam Perandones o Héctor Braga, amalgaman páginas reconocibles por todos los “omnívoros musicales” que siempre tenemos presente lo cercano, «desentrañando las raíces» de unas melodías tan apegadas al terruño. Por supuesto la percusión de Pere Olivé, otro “imprescindible” de Forma Antiqva junto a los tres hermanos (Aarón en el órgano, Dani con la tiorba y Pablo a la guitarra barroca y el archilaúd), redondean el orgánico de este proyecto que patrocinado por la Consejería de Cultura, Política Lingüística y Deporte del Principado de Asturias ya queda para la posteridad de nuestro patrimonio.

Punto y aparte merece el tenor cordobés, ya adoptado porque parece de Mieres por su impecable dicción y musicalidad (“El señor cura de la Piñera”, “Tengo al mio Xuan en la cama” o esa joya intimista que es “¡Que m’escurez”), recitando “Una fatal ocasión” (mientras suena por debajo “Mangas verdes” y “La giga de nadie” de John Playford), junto a la emocionante interpretación de “Santa Barbara bendita” que cierra el disco (y la presentación en vídeo), pero igual de bien con el galaicoportugués del trovador Martín Codax (con Villar a la zanfona) y hasta el inglés del “Danny Boy” gaitero rezando por las montañas y casi invitándonos a tomarnos unas pintas (o unos culines en Requejo).

De momento lo podrán escuchar en Córdoba aunque los Zapico no paren: una “Vivaldiana” el próximo 6 de marzo en Los Conciertos del Auditorio o ya el 1 de julio en una romería gijonesa dentro del Festival de Música Antigua. Lo que sí podemos decir, con más de 20 años a la espalda, como preguntaba María, Forma Antiqva son «Marca Asturias» y un activo a mimar plenamente exportable.

Carambeando con La Caramba

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Forma Antiqva: CD La Caramba, Winter&Winter, N° 910 289-2.

Se llamaba María Antonia Vallejo Fernández y había nacido en Motril justo a mitad del siglo XVIII, en 1751, la mujer más querida de su época, la más influyente, la que atraía todas las miradas. Cantante, actriz, bailarina y empresaria que movió masas, molestó al poder instaurado y dictó modas en los atuendos, aunque fue todo eso y mucho más. ‘La Caramba’ se instaló en 1776 en Madrid, ciudad en la que moriría tan solo 11 años más tarde. La historia cuenta que tras desempeñarse como artista en diversas poblaciones de Andalucía y triunfar en otras ciudades más allá de Despeñaperros, como Zaragoza, con un gran éxito, y en 37 años de vida civil pero solo una década de vida artística, puso «patas arriba» el panorama de la escena de su tiempo. De hecho, se llamó ‘caramba’ al ostentoso tocado con el que solía adornar sus peinados. Símbolo de moda femenina de la época, fue la gran estrella de la tonadilla, género musical por excelencia en aquel tiempo y ahora felizmente recuperado gracias al trabajo de la Musicología española que está en un momento dulce esperando puedan mantener.

Forma Antiqva, conjunto instrumental y vocal creado en Langreo (Asturias), es un veterano y exitoso proyecto artístico de los hermanos Aarón, Daniel y Pablo Zapico que con distintas formaciones variables siguen recuperando nuestro patrimonio musical, llevándolo tanto al directo como a las grabaciones para el sello alemán del que son artistas exclusivos, siempre rodando primero en directo cada nuevo proyecto antes de llevarlo al disco para seguir promocionándolo posteriormente (espero pronto en nuestra tierra asturiana) aunque lo alternen con distintos programas.

En este trabajo, con una formación de orquesta barroca (siempre contando con músicos de reconocida y atractiva trayectoria, «habituales» en grupos de fama internacional), los asturianos abordan de manera original diecisiete páginas donde conviven ritmos y giros melódicos derivados del folclore, con la frescura y desparpajo que caracterizaron el estilo de ‘La Caramba’, a quien el mayor de los Zapico ha bautizado como «La Rosalía del XVIII» por sus actuaciones atrevidas, llamativas exhibiciones públicas y escandalosas relaciones amorosas que culminarían en un episodio místico, pues la tonadillera abandonó los escenarios en 1785 para dedicarse a la oración y a la penitencia. Los restos mortales de ‘La Caramba’ descansan en la Iglesia de San Sebastián de la madrileña calle Atocha.

Este disco culmina un proyecto que empezó hace años para realizar un retrato musical de María Antonia Vallejo Fernández ‘La Caramba’ (1751-1787), y hacerlo con Winter & Winter le otorga un mayor reconocimiento internacional a esta música española, o como ha escrito Aarón Zapico, supone «una muesca más en nuestra ecléctica carrera. Hemos recuperado música (‘La Caramba’, ‘Sancta Ovetensis’, ‘Baset’), hemos hecho ‘Las Cuatros Estaciones’ de Vivaldi y músicas contemporáneas escritas para nosotros», un álbum que recoge la historia de esta tonadillera motrileña de carrera meteórica y verdadera revelación en el mundo teatral y la farándula madrileña, con los mejores compositores de tonadillas escribiendo para ella en la forma musical más importante de entonces.

Las tonadillas que han elegido Forma Antiqva reflejaban los dimes, diretes y cotilleos de la época, y pese a tener casi 300 años, ‘La Caramba’ sigue siendo moderna por mujer valiente, individual y con firmes convicciones, bien intercaladas con páginas instrumentales que los asturianos tienen como «fondo de armario» y les sirven para organizar estos espectáculos que además encontraron en la soprano barcelonesa María Hinojosa la perfecta «alter ego» para recrear una música tan actual como en sus tiempos, a quien descubrí como «La Xirgu» en el Ainadamar del Campoamor hace diez años.

A finales de julio del «año Covid» estrenaban en El Escorial (dejo el link de la crítica para Scherzo del siempre recordado Eduardo Torrico) el espectáculo con propuesta escénica de Pablo Viar, promovido por Juan Carlos Garvayo, director artístico del Festival Música Sur que ese 2020 llegaría al Motril natal del músico y la tonadillera, con la colaboración de Ars Hispana, grupo de investigación especialista en la recuperación de melodías olvidadas. Aarón Zapico cuenta: «Tomé las tonadillas originales –estreno en tiempos modernos– y las completamos con música contemporánea para crear un espectáculo lo más homogéneo posible». Suenan José Castel, Bernardo Álvarez Acero o Pablo Esteve, que en el «espectáculo lírico escenificado» se puede disfrutar cómo la soprano se dirige tanto a los músicos como al público para establecer con ellos un juego en el que música y palabra se entrelazan, completando el retrato del personaje, la gran ‘influencer’ de su tiempo capaz de llenar escenarios, salones y bulevares con su sola presencia, como describe José Antonio Muñoz en la web de Forma Antiqva.

Los números instrumentales de Forma Antiqva tienen las señas de identidad de la formación asturiana: contrastes llevados al extremo en dinámicas o tempi con primeros atriles de sonoridad limpia y precisa más un conjunto equilibrado de tímbricas cuidadas (destacar la pareja de trompas) e intervenciones que parten de un trabajo minucioso de «reconstrucción» ante lo poco que se conserva en los originales, con un fandango de Álvarez Acero arrancado por la guitarra barroca de Pablo Zapico casi flamenca y el ensemble «carambeando», siempre con la percusión que aporta a la rítmica empuje y colorido (castañuelas y pandereta sobremanera) transportándonos al Madrid castizo donde ‘La Caramba’ revolucionó la escena. En un entrevista para el Diario de Sevilla Aarón Zapico cuenta que «se trata de «una música abierta a la interpretación. Las partituras están prácticamente en blanco, no hay un solo detalle interpretativo que esté en la partitura. Había una serie de automatismos a la hora de escribir, porque se hacía con prisa, porque había que crear la tonadilla en un día, hacer las partes, ensayarla… y no se ponían a pensar si esto es fuerte o piano y si ahora quitamos los oboes para hacer la escena más íntima», por lo que el trabajo de los asturianos rebosa  imaginación como es costumbre en ellos, coloreando el continuo, el añadido de la percusión, quitando oboes y trompas en otros momentos, que también se hacían en la época, aunque no esté escrito, dejándonos una «orquesta sinfónica» de época totalmente cercana y actual.

Para el acompañamiento vocal en las dos tonadillas de Esteve, más la de Castel o la anónima de 1776 que prosigue al Allegro inicial de la sinfonía nº 3, Forma Antiqva arropa, con una excelente mezcla de estudio, la voz carnosa con canto «natural» de María Hinojosa personalmente encantadora en «Los mormuradores», de cambio notable en el color para las partes declamadas, si bien echo de menos en alguna tonadilla, especialmente en los aires rápidos, una mejor dicción para unos textos que se incluyen en el libreto del CD, incluso traducidos al inglés precisamente para su proyección internacional, así como las excelentes notas del antes citado Juan Carlos Garvayo («Los pecados de María Antonia») y de Nieves Pascual León, verdadera aportación a la musicología hispana.

La grabación, con el patrocinio de una Beca Leonardo de la Fundación BBVA, se realizó en Estudio Uno de Colmenar Viejo en julio de 2022 con Eduardo Lavilla de ingeniero de sonido, editándose, mezclándose y masterizándose entre marzo y julio de este año en el estudio de Adrian von Ripka en Steinenbronn (Alemania).

PISTAS:

Sinfonía nº 3 [José Castel, 1737-1807]: 1. Allegro.

La Caramba (1776) [Anónimo]: 2. Allegro ­– Allegretto / 3. Coplas: Allegro / 4. Seguidillas: Andante allegretto – Allegretto – Andantino.

Los duendecillos (1782) [Pablo Esteve, ca. 1730-1794]: 5. Allegro – Recitado: Andante / 6. Andantino gracioso / 7. Coplas: Allegro / 8. Seguidillas: Allegro moderato – Allegretto.

Obertura »Iphigenia en Tracia« [José de Nebra, 1702-1768]: 9. Allegro.

El arrendador del sebo [José Castel]: 10. Andante moderato – Más andante / 11. Coplas: Allegretto – Andantino / 12. Vivo / 13. Seguidillas: Andantino.

14. Fandango [Bernardo Álvarez Acero, 1766-1821].

Los mormuradores [Pablo Esteve]: 15. Andante moderato y cantable – Allegro – Como prima – Allegro / 16. Coplas: Allegretto vivo – Andante – Fandango – Allegro / 17. Seguidillas: Allegretto moderato.

MÚSICOS:

María Hinojosa [soprano].

Forma Antiqva:

Aarón Zapico [director]; Jairo Pablo Gimeno y Pepe Reche [trompas]; Pedro Castro y Daniel Ramírez [oboes]; Jorge Jiménez, Roger Junyent, José Manuel Navarro, Daniel Pinteño, Pablo Prieto y Fumiko Morie [violines]; Ruth Verona y Ester Domingo [cellos]; Jorge Muñoz [contrabajo]; Daniel Oyarzábal [clave]; Pere Olivé [percusión]; Pablo Zapico [guitarra barroca]; Daniel Zapico [tiorba].

Scaramouche, un francés en Gijón

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Miércoles 6 de octubre, 20:00 horas. Teatro Jovellanos, Sociedad Filarmónica de Gijón, concierto inaugural de la temporada: Forma Antiqva: Les Scaramouches (farsa, sátira, tragedia y comedia en la noche francesa). Música del barroco francés.

Forma Antiqva tiene varios equipos para competir en todas la categorías: sala, liga nacional y Champions. Este miércoles en Gijón trajo su alineación de gala capitaneada por Aarón Zapico con once artistas conocidos, figuras todas seleccionadas por el «boss» que nos hicieron pensar en el próximo derby  asturiano por los colores azul y rojo, pero finalmente resultó la tricolor francesa que sobrevoló todo un espectáculo donde la actriz Ana Villa puso en escena la dramaturgia de Natalia Huarte dando unidad a esta pantomima en la línea esperada de la formación asturiana que nunca defrauda, con ideas siempre originales que podemos disfrutar en cualquier escenario.

Importante amar y armar un programa con un hilo conductor desde el barroco francés, algo que el seleccionador  Zapico ya conoce con otro equipo, tras su último proyecto educativo junto a la OSPA (El Gato con botas), para centrarse de nuevo en el personaje de la Comedia del Arte, Scaramouche. Volver de Gijón por «la minera» escuchando por la radio el Italia-España también marcará esta entrada de lo más futbolísitica, pues los símiles taurinos parecen no sentarles bien a algunos seguidores de este blog.

La salida al terreno de juego, con un público más expectante que nunca, arrancó por la banda con una carrera en solitario del imprescindible mago de la percusión David Mayoral ambientando el primer número de las cuatro partes, francesas hasta en los títulos de cada bloque (a la una, a las dos, a las tres y ¡voilá!) para ir combinando entre todos, dando juego y color en un potente medio del campo con las flautas de Alejandro Villar y Guillermo Peñalver, reforzados con el cello de Ruth Verona (la cuarta Zapico) y el contrabajo de Jorge Muñoz doblando los laterales cual carrileros, la defensa sólida en banda con la viola de José Vélez, y la retaguardia de los tres Zapico con el mayor cual cancerbero ordenando, para dejar una delantera de dos estiletes del violín: Jorge Jiménez y Daniel Pinteño.

Un once internacional en un fluir de combinaciones tímbricas, farsa y sátira de textos delineados por Villa, pasos de la tragedia a la comedia pintada por sutiles triangulaciones arrancando desde atrás, músicos cómodos en cualquier ritmo y diseño en un escenario donde poder pasar del control Lully al «tiki taka» de Corrette, cambios de banda largos sin perder la identidad de conjunto, líneas de juego amplio pero igualmente en corto, que la maestría en cada demarcación alcanzó como equipo de Champions barroco.

Si Lully ponía la tranquilidad, Couperin sería la inspiración hispana, podemos presumir de exportarla, Leclair sería el toque sutil y Marais la esencia. Cuatro tiempos en uno, ataque y defensa balanceados en un equipo que se conoce, jugando y disfrutando, escuchándose, integrados con unos textos que fueron creciendo y cambiando en una Villa camaleónica donde el color de las chaquetas, las gafas de sol trágicas o el autodiálogo fraterno, la plegaria serena o los movimientos sencillos pasando por el palco escénico, nos hacían deambular imaginariamente (sin enfermar) por estancias insondables que la música unía como sólo ella es capaz. Banda sonora del exquisito barroco francés ejecutada con pasión y precisión por un once que enamora.

Triunfo arrollador de Forma Antiqva y excelente arranque de una prometedora temporada gijonesa cuya centenaria Sociedad Filarmónica estrena directiva joven tan ilusionada como nosotros, nos regaló una bolsa de tela con su logo para seguir llenándola de buena música. El próximo concierto será de los «históricos» y con dos grandes intérpretes de casa, que espero seguir contando desde aquí.

Los tres Zapico

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Viernes 1 de octubre, 20:00 horas. Auditorio Teodoro Cuesta, Mieres. FORMA ANTIQVA: Concerto Zapico Volumen 2 (Danzas instrumentales del Barroco español e italiano). Entrada gratuita.

Vuelta a casa, a Mieres con buena música de las cuencas mineras, buenas las dos cuencas y con tres hermanos casi adoptados en la del Caudal, tres músicos internacionales que presumo de seguirles desde sus inicios por lo que la cita era imperdible.

En la historia de la música hay muchos hermanos famosos, desde los Broschi (Riccardo y Carlo «Farinelli») pasando por Nannerl y Wolfgang Mozart, Fanny y Felix Mendelssohn, no digamos la saga Bach (toda una dinastía irrepetible), sin olvidarme de apellidos ilustres dentro de la interpretación como José Miguel y Emilio Moreno, los Mena Juanjo y Carlos, pasando por pianistas como PekinelLabèque, Del Valle o  los mediáticos Jussen, siempre en la mal llamada «música clásica», los todo terreno Marsalis Branford y Wynton, también cinematográficos como The Blues Brothers o Los Fabulosos Baker Boys, y hasta los CanoUrquijo en el pop, todo parejas de hermanos donde solo recuerdo que sean tres los Quijano.  Y tres, son tres los hermanos Zapico: Aarón más los gemelos Daniel y Pablo. hijos de Eloy (siempre en el origen) y Marga.  Todas fraternidades que comparten no solo la misma sangre y educación en la familia, sino que al unir afición con profesión resultan verdaderos prodigios tanto por separado como al unirse para hacer música juntos.

Los Zapico son de esa generación que apostó por estudiar instrumentos nada habituales entonces, llamados antiguos, debiendo formarse fuera de nuestras fronteras y apostando por la música barroca, donde han alcanzado fama mundial, tanto de solistas como en distintas formaciones, incluso Aarón en la dirección orquestal. Los tres docentes y con las ideas siempre claras, hacer lo que les gusta, todo un privilegio en estos tiempos. Acompañantes de lujo a los que se rifan, e integrándose en proyectos de distinta envergadura con esa marca propia que es Forma Antiqva donde ellos son el núcleo imprescindible.

Pero el auténtico disfrute resulta cuando se juntan los tres para adoptar como suya la música que habitualmente no protagonizan sino que comparten, rompen moldes, transcriben para ellos y consiguen el milagro de tres solistas en uno, todas las combinaciones posibles de solos, dúos hasta el triángulo mágico. Cada «Concerto Zapico» resulta un soplo de aire fresco, lúcido, actual, bien organizado en la selección de las obras y sobre todo un placer verles disfrutar haciendo música juntos, lo que se transmite al patio de butacas siempre con un público heterogéneo que ha encontrado en el barroco una música ligera y atemporal, guiños de jazz y pop, sencillez de estructuras que el magisterio Zapico eleva a la profundidad virtuosa de sus instrumentos:

El clave de Aarón siempre sabio de registro y ornamentos perlados auténticamente vertiginosos cuando así lo exige la obra.

La tiorba de Daniel explorando todos los registros tan grandes como el propio instrumento, bajos potentes, arpegios de ensueño y «punteos» que unen el «obligato» con la personalidad hasta en los armónicos.

Y la guitarra de Pablo, necesario equilibrio de rasgueos rítmicos y solos polifónicos de limpieza escrupulosa, con la atención casi exclusiva de los gemelos que respiran al unísono.

Solo queda unir cada punto, líneas paralelas, convergentes hasta el mejor y mínimo sustento de tres patas para el triángulo de cuerdas afrontando marionas y jácaras, tocatas y folías, aires rápidos y lentos, tonalidades mayores y menores siempre bien conjuntadas, verdadera «Fiesta Zapico» donde hasta lo asturiano les suena barroco, llevando la giraldilla de su Sama o el fandango de Leitariegos al terreno que ellos dominan como nadie. Un repertorio asentado, muy trabajado, dominado, siempre distinto en cada actuación o grabación, el poso y paso del tiempo, la madurez profesional y el entendimiento único entre  los hermanos. Goce compartido sobre el escenario y contagiado a un patio de butacas aún con todas las restricciones que el «Barroco Zapico» nos hace olvidar, volviendo a demostrar en estos tiempos de Pandemia que la cultura es segura y la música la mejor terapia. La receta «Made in  Langreo» es infalible.

Programa Concerto Zapico 2:
“Marionas” – Gaspar Sanz (ca.1640 – ca.1710)
“The old Spagnoletta” – Gilles Farnaby (ca.1563 – ca.1640)
“Grabe” – Santiago de Murcia (1673 – 1739)
“Faborita” – Anónimo (ed. Francisco Tejada, 1721)
“Passacaglia” – Giovanni Girolamo Kapsperger (ca.1580 – 1651)
“Jácaras” – Gaspar Sanz
“Toccata e Bergamasca” – Giovanni Battista Vitali (1632 – 1692)
“Españoletas” – Gaspar Sanz
“Villan di Spagna” – Giovanni Girolamo Kapsperger
“Bayle del Gran Duque” – Anónimo
“Folías Gallegas” – Santiago de Murcia
“Giraldilla de Sama de Langreo y Fandango de Leitariegos” – Tradicional asturiana
“Cumbees” – Santiago de Murcia
“Diferencias sobre las Folías” – Anónimo (ed. Antonio Martín y Coll, 1709)

Esplendor catedralicio

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Sábado 21 de agosto, 20:00 horas. Catedral de Oviedo: 1200 años de historia, «Oviedo, origen del camino». Esplendor musical en la Catedral de OviedoJone Martínez (soprano), Forma Antiqva, Orquesta Barroca, Aarón Zapico (director). Obras del Archivo de la Catedral de Oviedo. Entrada libre (aforo completo).

El tiempo inexorable no transcurre igual para todos, pues parece que fue ayer cuando descubríamos el archivo musical de la Sancta Ovetensis, gracias a mi siempre recordada Inmaculada Quintanal, al gran Benito Lauret y la Capilla Polifónica de Oviedo, y por supuesto al eterno Emilio Casares, un Joaquín Lázaro (Aliaga, 1746 – Mondoñedo, 1786) que volvería a sonar en «su casa» demasiados años más tarde, ya en marzo de 2012 precisamente por la labor de María Sanhuesa con Aarón Zapico, Forma Antiqva y María Espada, pidiendo entonces desde este blog más Lázaro. El archivo sigue siendo fuente inagotable pero a menudo infranqueable a pesar del interés por parte de investigadores e intérpretes asturianos que ya demostraron el tesoro escondido de una Catedral de la que se celebran los 1.200 años de su fundación precisamente en este Xacobeo pandémico, recordando que Oviedo es el Orígen del Camino.

De nuevo Forma Antiqva con Aarón Zapico han retomado casi 20 años después la difusión del turolense  Joaquín Lázaro, algunos de los músicos de entonces más los nuevos fichajes para una orquesta barroca que también guardaremos su grabación de estos días para el sello alemán de los langreanos, y sobre todo la soprano vizcaína Jone Martínez a la que tendremos que seguir muy de cerca porque la juventud pisa fuerte y está muy preparada, más en esta música que ya domina como una veterana, con una voz limpia, esmaltada, bien proyectada, de emisión clara aunque la gran reverberación catedralicia no ayude, pero que una vez plasmada en disco podremos saborear estas joyas en todo su esplendor.

Al menos los medios de comunicación se hicieron eco de este concierto, implicándose tanto el  Arzobispado, la propia Catedral, el Ayuntamiento de Oviedo y hasta la correspondiente Consejería del Principado (ahí estuvo presente su viceconsejera de turismo Graciela Blanco), con respuesta increíble de un público que no quería perderse esta tarde sabatina primera del verano astur, agotándose las entradas el mismo lunes que salieron en la web municipal, y demostrando no ya la contrastada afición sino la responsabilidad ante las medidas de higiene, pues una vez más queda claro que la cultura es segura.

Forma Antiqva en formación orquestal al uso, estuvo formada por: Gerard Serrano y Pepe Reche (trompas), Antonio Campillo y Liza Patron (traversos), Jorge Jiménez (concertino), Víctor Martínez, José Vélez, Cecilia Clares y Roldán Bernabé (violines I), Daniel Pinteño, José Manuel Navarro, Pablo Prieto, Roger Junyent y Belén Sancho (violines II), Ruth Verona y Ester Domingo (violonchelos), Jorge Muñoz (contrabajo), Javier Núñez (órgano), Daniel Zapico (tiorba) y Pablo Zapico (archilaúd), más la citada soprano Jone Martínez y Aarón Zapico en la dirección. Destacar el equilibrio entre secciones aunque algo opacas las flautas y el continuo, más los problemas de afinación habituales en las trompas naturales, pero la sonoridad de la música del Maestro Lázaro es única, un clasicismo precoz que bebe del Barroco final como seña de identidad de unas partituras en castellano, más las músicas de procesión que figuran como anónimas porque siempre se pretendía la posteridad de las obras más que los autores, auténticos obreros del pentagrama con la Catedral de patronal exigente.

Escuchar in situ páginas tricentenarias no tiene precio y disfrutar del trabajo de entonces en nuestros días es un placer total, sin olvidarnos que estamos redescubriendo una mínima parte, un patrimonio que es obligado recuperar, promocionar y mantener sin reparar en gastos, pues nada es gratis. Al menos pedir no ya apoyo sino también facilidades para que cada uno haga su trabajo.

El navarro José Castel (1737-1807) contemporáneo de Lázaro, y al que equipararon con Haydn, abría concierto con el Allegro de la Sinfonía nº 3 y todo el orgánico orquestal perfecto para enlazar y dar paso a Jone Martínez en su primera intervención, Dios mío, calla (que bisaría al final), aria de tempo medio y ritmo ternario donde la instrumentación y melodía son escénicas sino operísticas, el estilo que se impondrá y del que el turolense daría buena cuenta en el resto de obras del concierto, silencios dramáticos que reverberaban en toda la catedral, melodía vocal inspirada con un texto siempre reforzado y subrayado por la orquesta.

Ya escuchada en 2012 el aria para tiple, trompas, flautas, cuerda y continuo Noche preciosa clara, viva además de bien contrastada, volvió a dejarnos una grata impresión de la soprano vasca pletórica aunque contenida, con soltura y frescura. Después el primer anónimo de las «músicas de procesión», un Moderato  sin flautas para estas páginas exportables que la plantilla elegida hacen esplendorosas. Me imagino los ministriles de entonces, probablemente en menor número, haciendo sonar estas partituras que con Forma Antiqva mantienen su impronta barroca con el aire preclásico ideal de todo el concierto.

El aria Encendida en vivo fuego solo con cuerda y continuo trajo de nuevo la voz diáfana de Martínez mejor arropada sin los vientos, maravilla musical asombrosa para su tiempo que refuerza la necesidad de conocer este repertorio del Maestro Lázaro, fuego vocal e instrumental. Otro tanto con la más ornamentada vocalmente aria Del risco se despeña, agilidades limpias de la soprano, silencios subrayando estos dramas musicados por el presbítero aragonés y orquestación ideal.

El oficio se demuestra en la reutilización de melodías vestidas de distinta forma, y volvimos a disfrutar del aria A Eulalia dichosa, la patrona de la diócesis Santa Eulalia de Mérida, que «atraía la lluvia», obra sin flautas y técnicamente similar a la primera pero con giros y «da capo» siempre distintos, ricos en la voz de Jone Martínez, color ideal para este repertorio donde se la nota cómoda por tesitura y estilo.

Segunda música de procesión «anónima», esta vez un Allegretto para toda la orquesta, más compacta aún que en el Moderato anterior, Aarón Zapico impulsando con su personal versión de los aires y claroscuros instrumentales, pinceladas de calidad en unos violines en perfecto entendimiento y un contrabajo que asentaba la extensión escrita, luminosa y contenida.

Para finalizar y recordar aquel 25 de abril, el recitativo y cavatina Reparad qué luz clara y peregrina con una introducción de Pablo Zapico al archilaúd impoluta, suya, más el acompañamiento íntimo antes de la cavatina que Jone Martínez bordó de principio a fin, amplitud de matices desde la aparente simplicidad de esta partitura que brilló de nuevo con más esplendor catedralicio.

Enhorabuena al trabajo infatigable de años en el archivo de la incombustible doctora María Sanhuesa, el encuentro y apuesta de Aarón Zapico con Forma Antiqva para la ocasión, desando largo recorrido en esta ardua labor por poner a Joaquín Lázaro donde debe, agradeciendo el «fichaje» de Jone Martínez para este proyecto así como a una plantilla orquestal de confianza que sigue conjugando lo mejor del panorama español en este repertorio siempre actual. Si en breve habrá en el mercado nueva grabación de los langreanos, la Sancta Ovetensis asombrará igualmente y pondrá la música hecha en Asturias como verdadera seña de identidad a nivel mundial.

Dejo finalmente los textos del director asturiano para este concierto:

«Esplendor musical en la Catedral de Oviedo

Una música superlativa. Un patrimonio formidable.

La hipérbole es constante cuando hablamos de la música conservada en el Archivo Capitular de la Catedral de Oviedo o Sancta Ovetensis. Legajos de partituras conservadas durante centurias que el próximo 21 de agosto verán la luz en el preciso lugar para el que fueron creadas. Es el Maestro de Capilla Joaquín Lázaro (1746-1786) el representante escogido para mostrar parte de esta exuberancia a través de melodías refinadas y solemnes ritmos que dan vida y color a unos textos plenos de poesía.
Este concierto es la guinda de un proyecto colectivo perseguido durante mucho tiempo y que contribuye de manera definitiva a dotar a Asturias de un patrimonio inigualable del que sentirse muy orgullosos
«.

Mutaciones al atardecer

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Sábado 14 de agosto, 20:00 horas. Iglesia de Santa María de Valdediós: «Atardeceres en Valdediós» (Círculo Cultural de Valdediós), Ciclo El flujo de la identidad: «Mutaciones«, segundo concierto: Olalla Alemán (soprano) – Daniel Zapico (tiorba). In partita variate -La variación como elemento de composición durante el Barroco-.

Dos días seguidos acudiendo al conjunto monástico cisterciense de Valdediós casi en peregrinación musical de Xacobeo astur, esta vez para acudir al segundo concierto de un ciclo inspirado en la Pandemia, siempre temáticos los atardeceres organizados por la asociación que preside desde hace 13 años el doctor  Martín Caicoya, que presentó el concierto, poesía y música en una iglesia que mejora notablemente el entorno la y acústica del antiguo salón de actos, apostando por intérpretes de renombre ligados, además de suficientemente conocidos, a nuestro Principado melómano, ofreciéndonos a dúo estas «mutaciones» ya con recorrido en los duros tiempos de pandemia, un repaso de obras y compositores barrocos que se están convirtiendo en grandes éxitos de público y ventas, repertorio que no pasa de moda ganando cada vez más adeptos.

La soprano murciana especializada en la mal llamada «música antigua» y el virtuoso tiorbista langreano que ya tiene en el mercado un CD en solitario (AuMonde) de sello propio, prepararon un bellísimo programa con intervenciones solistas de Daniel intercaladas para el siempre necesario descanso vocal de Olalla, excelsa combinación de virtuosismo a cargo de estos intérpretes que son referentes internacionales en este repertorio, pasando a comentar lo vivido este atardecer nublado aunque haya dejado el vídeo del concierto ofrecido en Aledo dentro del Festival ECOS de Sierra Espuña el pasado octubre para disfrutar con estas obras.

Tras unas palabras de Daniel Zapico explicando las obras de comienzos del s. XVII con el creciente interés por comunicar emociones a través de la música, la voz como el gran instrumento, contribuyendo al abandono progresivo de la polifonía y surgimiento de la monodia acompañada en las obras vocales seleccionadas, este nuevo estilo de composición fortalecería la relación entre música y texto, volviéndolos sumamente interdependientes.

Precisamente el puente estilístico entre el Renacimiento y el Barroco lo representa como nadie Claudio Monteverdi (1567-1643), del que escuchamos Laudate Dominum in sanctis eius (Selva morale et Spirituale), la importancia del latín sacro que la música eleva a espiritualidad. La reverberación de la iglesia dotó de buena sonoridad a la tiorba y la proyección vocal, aunque dificulte precisamente entender correctamente los textos, pero la belleza del timbre y amplitud de registros de la murciana suplió esas mínimas carencias acústicas.

Manteniendo ese clima de religiosidad con el telón de fondo del hermoso retablo de Manuel González Manjoya (en 1749), Giovanni Felice Sances (ca.1600-1679) y su Stabat Mater dolorosa (Civico Museo Bibliografico musicale di Bologna) cerrarían este inicio espiritual que marcaría las pautas del gran barroco vocal y camerístico.

Los madrigales de Claudio Monteverdi son una delicia en la lengua de Dante para cualquiera de sus formaciones, germen de la ópera por ser como microrrelatos de una bellezaa infinita, casi arias los dos que escuchamos en la voz de AlemánEcco di dolci raggi y Quel sguardo sdegnosetto (Scherzi musicali cioè arie et madrigali), con su recitativo y la tiorba «redonda», una lección armónica de acompañamiento con un instrumento nacido en esta época precisamente para acompañar la voz, añadiendo a los laúdes las cuerdas graves que dan mayor corporeidad al instrumento y el perfecto ropaje madrigalesco, como explicaría de nuevo el profesor Don Daniel al finalizar este primer bloque.

Primer «intermedio» instrumental de Zapico engarzando la Toccata Terza del italiano Giovanni Girolamo Kapsperger (ca.1580-1651), conocido allí como Il tedesco della tiorba, con nuestro Gaspar Sanz (1640-1710) y sus  famosas Españoletas (Instrucción de música), formas de ida y vuelta, bautizadas en Italia y traídas a España desde donde pasarían a Hispanoamérica, inconfundibles y habituales del instrumentista asturiano que siempre resultan emocionantes por su intención y sentimiento, aún más rotundas en la tiorba por sus graves y resonancia que las tocadas generalmente con guitarra barroca, para abrir paso de nuevo a la voz con el gran Sebastián Durón (1660-1716) y su «cantada a solo» Mas, ay, que el llanto y la tristeza, forma hispana para disfrutar en la interpretación de este dúo, fusión de aires cercanos al Mediterráneo y Cantábrico con una música muy sentida en perfecta comunión.

En el tramo final Tarquinio Merula (1595-1665), Canzonetta Spirituale Sopra Alla Nanna (Canzonetta spirituale sopra alla nanna ‘Hor ch’è il tempo di dormiré’), virtuosismo vocal y delicadeza instrumental en perfecto empaste, tempo lento al que la acústica afecta menos aumentando la sensación sonora de esta obra mayor del cremonense. Últimas palabras de agradecimiento y tras el puente instrumental, nuevamente Kapsperger, Villan di Spagna (Libro IV d’intavolatura di chitarrone’), imprescindible en los conciertos donde esté Daniel que como suelo decir, borda este repertorio dotándolo de esa sonoridad tan especial en su tiorba universal, recomendando de nuevo escuchar su disco en solitario.

Dúo de cierre con Benedetto Ferrari (ca.1603-1681) cuyo Amanti io vi so dire (Musiche e poesie varie à voce solo, libro terzo) como bien titula la colección, fueron música y poesía para Alemán y Zapico, dos compases de acordes que dan para mucho, mutaciones de atardecer en el valle de Boiges (Puelles) con la tiorba rítmica arropando y complementando la melodía vocal poderosa, delicada potencia bien entendida, ornamentos y magisterio a dúo que, como escribía en las notas al programa el asturiano (que dejo a continuación), nos dejamos llevar y disfrutamos del concierto.

 

Farándula astur

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Miércoles 26 de mayo, 19:00 horas. Sala de cámara del Auditorio de Oviedo: VIII Primavera Barroca (Circuitos CNDM). Farándula castiza, Forma Antiqva, Aarón Zapico (clave y dirección).

Llega a su fin esta primavera barroca con entradas agotadas y demostrando que la cultura es segura en tiempo difíciles para todos, donde la música nos ha mantenido vivos, y con todas las cancelaciones que ha habido,

España ha marcado diferencias. La formación que comanda el langreano Aarón Zapico no escapó a un calendario de fechas verdaderamente loco, perdiendo múltiples compromisos como el del Festival Halle en Alemania, donde iba a llevar el previsto A Pleasure Garden, pero la versatilidad de estos músicos y lo amplio de sus programas cambiaron los «perfumes» por su ya «rodada» Farándula castiza en Oviedo, con una formación camerística de cuerda y percusión afrontando sin complejos a músicos que son parte de la propia historia de «la familia Zapico», desde Santiago de Murcia a Nebra, pero también los Castel, Conforto, Corselli o la última incorporación de Baset, adelantándonos el propio Aarón Zapico que en agosto grabarán parte del archivo musical de la Catedral de Oviedo, continuando la apuesta por sacar a la luz y airear tesoros musicales que podemos y debemos presumir de ellos.

La farándula astur se organizó en tres «jornadas» con obertura y fin, además de dos propinas «marca de la casa», bien ordenadas para poder comprobar el nivel de esta formación al uso, combinaciones de todos los instrumentos de cuerda más las pinceladas de una percusión siempre discreta que lució especialmente en las castañuelas de los fandangos, como no podía ser menos.

Impecable el empaste y sonoridad de los violinistas Jorge Jiménez y Daniel Pinteño, igualmente maestros en estos repertorios, sumándose la viola de Jose Ángel Vélez y el contrabajo de Jorge Muñoz, unidos a este «Equipo Zapico» donde la canaria que llamo cuarta hermana (Ruth Verona)  sigue aportando con su chelo el plus a un continuo con los gemelos y el mayor de la estirpe de este trío langreano, perfecta fusión donde Andalucía se suma a nuestra tierra.

Si en el siglo XVIII Madrid era villa y descanso de la corte, la capital del Principado en el XXI es escaparate barroco desde donde exportar talento y mostrar un patrimonio único que Forma Antiqva lleva más de veinte años trabajándolo con valentía, profesionalidad, entusiasmo y originalidad en todas sus propuestas, desde el trío básico a grandes «ensembles». El tamaño medio fue el que trajo cerrando la primavera barroca ovetense en colaboración con el CNDM (hoy con su director Francisco Lorenzo entre nosotros, renovando el compromiso con estos Circuitos donde Oviedo sigue en la brecha), formación ideal para una selección de obras y autores que recrearon la música de la fiesta madrileña en nuestro salón de cámara carbayón.

Imposible desgranar cada etapa, cada jornada, cada partitura elegida, así que dejo arriba al inicio de la entrada el programa para hacerse una idea de las combinaciones entre iguales, tanto de los compositores que hicieron de España su patria como Forma Antiqva y todas sus variaciones desde Asturias.

Combinar una obertura operística de José de NEBRA (1702-1768) con el fandango de Bernardo ÁLVAREZ ACERO (1766-1821) es arriesgar nada más comenzar; emparejar dos sinfonías de José CASTEL (1737-1807) y Niccolò CONFORTO (1718-1793) todo un acierto (verdadera joya el andante francés de La Nitteti, 1756).

No podía faltar en esta fiesta madrileña el recuperado Vicente BASSET (1719-1764) que aparecería varias veces, pues sus sinfonías interpretadas por Forma Antiqva son otro monumento sonoro que tiene protagonismo per se.  Segunda jornada donde tampoco podía faltar el italiano más madrileño, Luigi BOCCHERINI (1743-1805) con su Trío para cuerdas en sol menor, op. 6, no 5, G 93 (1771) para deleitarnos con Jiménez, Pinteño y Verona en su Tempo di minuetto
contrastado con el Andante de Giovanni Battista MELE (ca. 1701-1752) perteneciente a su Sinfonía de Angelica e Medoro (1747), para convivir de nuevo con nuestro Fandango de Conforto y la «Apertura a más instrumentos» del citado Baset con ese presto final perfectamente ensamblado por los músicos.

Y si en Madrid convivían músicas, Forma Antiqva las revive, los hermanos Zapico con la percusión de Pere Olivé nos recordaron a Santiago de MURCIA (1673-1739) y sus Cumbees en el mismo plano de calidad que el invitado Conforto cuya Sinfonía de Siroe (1752) mantuvo «la ira» en intensidades, la elegancia francesa del Andante y el alegre final compartido con otro nombre felizmente recuperado para los programas y grabaciones barrocas: Francisco CORSELLI (1705-1778), cuya Obertura de La cautela en la amistad y robo de las sabinas (1735) confirmó la «buena Forma» y mejor hacer de unos intérpretes que dominan este repertorio, el importado y el nacional de nuevo con el gran Nebra del que su Obertura de Iphigenia en Tracia (1747) sería la penúltima grandiosa parada antes del final, junto a otra sinfonía de Castel emparejada con la de Baset, encajes de cuerda, diría que encaje de bolillos por el primor en la ejecución de estas páginas que siguen sonando actuales y jóvenes, la farándula madrileña en manos de una generación de músicos que triunfan sin complejos y trabajan duro por mantener viva esta llama barroca que en Oviedo sigue encendida. Brillante colofón en casa y con los de casa, dos bises con poesía dramatizada (Aarón rapsoda) y fandango en tutti. Gracias Forma Antiqva.

FORMA ANTIQVA:

Jorge Jiménez y Daniel Pinteño VIOLINES

José Ángel Vélez VIOLA

Ruth Verona VIOLONCHELO

Jorge Muñoz CONTRABAJO

Pablo Zapico GUITARRA BARROCA

Daniel Zapico TIORBA

Pere Olivé PERCUSIÓN

Aarón Zapico CLAVE Y DIRECCIÓN

Tiorba de Asturias al mundo

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En estos tiempos difíciles se demuestra cómo la adversidad nos hace crecer. Si este blog lo subtitulo «… de Mieres al mundo y con la música por montera«, tengo que escribir en mis vacaciones invernales esta entrada como «De Asturias al mundo con la tiorba» haciendo referencia a mi admirado Daniel Zapico (Langreo, 1983), que junto al francés Nino Laisné no solo han creado el sello «Alborada éditions» sino que además presenta su primer disco en solitario titulado Au Monde, una apuesta por producir y difundir proyectos de música antigua y tradicional con una calidad en el producto de aplaudir, sin olvidarse del soporte videográfico que dejo aquí como muestra de lo que supone este proyecto:

El año 2020 nos ha obligado a cambiar muchos hábitos, hasta nuestra forma de vida, pero también ha traído la oportunidad de consumir mucha más música desde casa, vídeos en directo, conciertos en el tiempo y muchos discos que han sido cual vitamina para el alma, por lo que a falta del imprescindible contacto que supone el directo, muchas de las novedades no solo llegaban por correo o mensajería, ayudando a mantener un mercado que se mantiene, sino que eran devoradas y comentadas desde aquí para poder compartir la valentía y calidad de unos artistas que lo han pasado mal desde marzo y acabando este nefasto bisiesto aún no saben qué les deparará el 2021.

Como bien escribe el director artístico, «la producción de discos parece tanto más necesaria para mantener el vínculo entre los artistas y sus oyentes«. Curiosamente a los hermanos Zapico los disfruté en su última grabación de Basset y a los gemelos en su dúo dedicado a Filippo dalla Casa, mientras que en vivo antes del último cierre en octubre, los tengo aún cercanos, primero el día 11 durante la semana de los Premios de la Fundación y el 25 dentro de SACO poniendo la banda sonora a la película «Juana de Arco».

La trayectoria de Daniel Zapico en la tiorba no sólo va ligada a sus hermanos en Forma Antiqva sino que le han reclamado muchos músicos y formaciones nacionales e internacionales para sus actuaciones, grabaciones y proyectos donde la tiorba recupera un protagonismo no ya en el continuo sino en cada intervención solista, con una sonoridad redonda, completa, armónica y melódica siempre llena de virtuosismo tras un trabajo de años donde no debemos olvidar la labor docente imprescindible que Daniel Zapico está aportando al instrumento básico del renacimiento y barroco.

Sumemos la investigación paralela e incansable y tendremos al Maestro con mayúscula, intérprete y docente. A partir del Manuscrito de Vaudry de Saizenay (1699), Daniel Zapico eleva la transcripción a arte, las obras de Michel Lambert, Antoine Forqueray, Lully, Couperin, Du Boisson o Robert de Visée en la tiorba resuenan frescas, actuales, resucitadas de los originales para clave, viola de gamba o guitarra pero también desde obras vocales en esta práctica tan necesaria no ya para conocer un repertorio donde Daniel Zapico es toda una autoridad sino en la valentía por afrontar todo tipo de obras con una óptica actual sin perder el respeto histórico a unas partituras que la tiorba desempolva y actualiza.

Citando de nuevo a Laisné, «una primera floración tras meses de oscuridad, la creación de Alborada invita al regreso de la luz«, por lo que tanto el propio sello discográfico como la grabación son «canela en rama». La apuesta por la calidad se refleja en cada detalle y la escucha del compacto otro placer.

La presentación incluye un póster blanco y dorado cual facsimil de la página 225 del manuscrito citado de Saizenay (1699, en la Biblioteca Municipal de Besançon) con las notas en francés, inglés y español del propio Zapico donde recuerda primero «Una práctica olvidada» referida a la transcripción desde sus inicios con la tiorba, y después «Nuevas páginas» desgranando las quince obras grabadas de las que solo dos son originales de Robert de Visée para la tiorba, el Preludio (corte 5) y la Chacona que cierra el disco, mientras las otras trece pistas son un verdadero viaje por Francia desde lo popular a lo cortesano con una toma de sonido impecable en una grabación del año pasado nada menos que en el estudio parisino de la Orquesta Nacional d’Ile-de-France con Mireille Faure de ingeniero de sonido con larga trayectoria en estas músicas.

Grabación para degustar en la cadena de alta fidelidad pero también en el coche o cualquier formato aunque siempre recomendable la primera opción para apreciar todos los detalles, con el sonido presente, cristalino, de ambiente confortable, saboreando la sonoridad de la tiorba y su riqueza tímbrica que en las manos de Daniel abarca un espectro realmente grande. La música inunda la sala y la sensación de tenerlo tocando para nosotros es un placer.

Presentado al público el pasado día 9 del presente, con Daniel Zapico en Tokyo, tiene el patrocinio del gobierno asturiano, que parece va abriendo los ojos a nuestra «marca de calidad musical», ya van apareciendo críticas como la que dejo aquí a la izquierda, aplaudiendo este regalo navideño y nueva apuesta del tándem Laisné-Zapico que a lo largo del próximo año seguro llegará a un público amplio (evidentemente el francés será de los primeros), tanto el fiel a estos repertorios cada vez más cercanos a la gente joven que ha encontrado en estas músicas un mundo más comprensible e inmediato que el complejo sinfónico, como a los seguidores incondicionales entre los que me encuentro. Esta novedad se lo merece y el agradecimiento de todos por el esfuerzo, dedicación y entrega a un trabajo de años esperando disfrutarlo pronto en directo.

Como titulaba la prensa regional, «Daniel Zapico vuela solo» añadiendo el de mi propia entrada «de Asturias al mundo con la tiorba».

©Fotos Webs enlazadas y RRSS.

Colección Zapico

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En esta cuarentena obligada (muy distinta de la mía tras el accidente de moto) tengo que agradecer que mi cartero rural, amigo además de currante y un artista con la cámara de fotos, funciona puntual como siempre y al fin llegó a la aldea el último CD para mi variada y gran colección (hace el número 3191, que además es primo), esta vez dos tercios de Forma Antiqva: los gemelos Zapico, Daniel y Pablo, que ya nos acostumbran a regalar en sus recitales intervenciones a dúo, también con la guitarra de mi tocayo, más allá del barroco donde se desenvuelven como pocos y explorando combinaciones sonoras con buenos resultados. Grabado con el sello alemán Winter & Winter que siempre apostó por esta familia, producido por el propio Stephan Winter junto a su esposa Mariko Takahashi, y con el patrocinio de Gobierno del Principado de Asturias, agradando un catálogo con curiosidades fruto del duro trabajo de recopilar y adaptar obras para sus variadas formaciones, en esta novedad interpretan Pablo con el archilaúd y Daniel a la tiorba donde tampoco faltan cada uno de ellos en solitario, ya rodado en el siempre difícil directo el pasado verano (pues hace unos días desconozco creo lo tuvieron que suspender). Y quiero citar también los luthiers de sus instrumentos: archilaúd José Miguel Moreno & Alejandro Fuentes, Madrid 2007 –  tiorba Jaume Bosser, Barcelona 2013.
De las notas que acompañan el disco, tituladas EL RETRATO DEL LAÚD, que incluyo a continuación, voy colocando distintos párrafos que ha escrito Pablo Zapico explicando el trabajo previo y la elección de las obras, alguna verdadero estreno, que presentaron en «La dársena» de Radio Clásica hace muy poco.
(* ver nota al final)

Filippo Dalla Casa (1737 – después 1811) «fue un pintor profesional y un intérprete aficionado del archilaúd. En 1811, cuando se decía contar con 74 años, donó su colección de Suonate di Celebri Auttori per l’Arcileuto Francese, su propio instrumento y un autorretrato fechado en 1759 al Liceo Filarmonico (1804), actual Conservatorio Statale di Musica ‘G. B. Martini’ de Bolonia; tal era su fuerte vínculo con la institución cultural donde ejercía como profesor de pintura«.

Exceptuando la Sinfonia, todas las piezas provienen de su doble manuscrito, fechado en la Bolonia de 1759 y 60. Entre los poquísimos autores reconocidos o señalados, figuran nombres de laudistas y –especialmente– clavecinistas de la época de los que hoy es muy difícil encontrar noticias en el diccionario musical pero que por entonces debieron ser célebres músicos. Su manuscrito es, pues, una compilación de la música que le gustaba escuchar para interpretarla él mismo. Dalla Casa justifica que «L’Arcileuto Francese, altro non è, che un clavicembalo portatile, tutta la musica che si suona in esso, si eseguisce nell’Arcileuto, col divario che è più difficile […]» (El archilaúd francés no es más que un clave portátil; toda la música que se toca en él puede reproducirse en el archilaúd con la diferencia de que resulta más difícil).

Tres sonatas de autor desconocido abren el disco: Andante en sol mayor, Allegro en sol mayor y Allegro en fa mayor, casi dotadas cual unidad tripartita abriendo horizontes de elegancia, sonoridades claras y uniformes como si de un solo instrumento se tratase con unas líneas bien definidas, juegos rítmicos, de aire y tonalidades luminosas.

Claro que Dalla Casa no consideraba entonces la posibilidad de utilizar dos instrumentos que maridan tan bien como el archilaúd y la tiorba. Este combo sí puede realmente competir con la rica textura armónica del clave sin limitaciones técnicas. De hecho, seguramente nada más le hubiera gustado a Filippo que poder desdoblarse, dado que además de intérprete de archilaúd, también lo fue de tiorba, tal y como especifica el título de su pequeño tratado anexo: «Regole di Musica, ed’anco le Regole per accompagnare sopra la Parte per Suonare il Basso continuo & per l’Arcileuto Francese, e per la Tiorba. Per uso di me Filippo Dalla Casa Suonatore di essi» (Reglas de música y, además, reglas para acompañar sobre la parte, para realizar el bajo continuo, y para el archilaúd francés y la tiorba. Para mi uso, Filippo Dalla Casa, intérprete de ambos).

El Aria del Martelli (Tommaso Martelli) recuerda una danza de salón con las líneas bien definidas, la melódica en el agudo del archilaúd y el sustento grave de la tiorba, como un gran clavicordio muy rico en tímbrica, seguido por el Allegro (fa mayor) de autor desconocido, contrapuesto al anterior manteniendo cierta unidad sonora e interpretativa para obras coetáneas que bien recogió Dalla Casa, y que Pablo explica perfectamente.

La mayor parte del Suonate di Celebri Auttori son transcripciones o composiciones para archilaúd a solo. Sin embargo, era costumbre natural en la época que los miembros de una misma familia compartieran música juntos y así lo es también para mi hermano y para mí. Siguiendo este hábito, quisimos revivir las transcripciones de Dalla Casa dotándolas de una lujosa versión a dúo que persiguiese satisfacer aquel ideal que debió de fascinar a Filippo cuando escuchó estas mismas piezas al clave. No obstante, algunas de las obras recogidas sí están escritas originalmente para dos intérpretes, como el Concierto en Do Mayor para mandolina y bajo de archilaúd de Giuseppe Vaccari, también incluido en esta grabación.


(** ver nota al final)

El Trio de Lodovico Fontanelli está estructurado en los siguientes movimientos: I. Sonata (Andante); II. Aria. Allegro; III. Suo Minuetto, dispuestos como era costumbre barroca, contrastados en tiempos, compás y ritmos, manteniendo la línea melódica clara y virtuosa con un bajo redondo que suena perfectamente empastado, solo los gemelos parece que pueden sentir lo mismo y este Fontanelli es una muestra de ello. Desconocido pero reconocible estilísticamente  el Allegro en do mayor, ágil y contagioso, más Daniel Zapico solo en el Grave: si bemol mayor, la tiorba completa, el magisterio del instrumento con técnica impecable y la musicalidad habitual que le ha llevado a actuar con muchas y excelentes formaciones.

La Sinfonia no está firmada y por el momento permanece anónima. Procede del ítem 450, vendido en una subasta organizada por Karl & Faber el 6 de diciembre de 1956 en Múnich. Dicho lote pertenecía a la Graf Harrach Collection de Rohrau, Austria. Su comprador fue el laudista y musicólogo inglés Robert Spencer (1932 – 1997). Hasta hace poco, esta obra se conservaba únicamente en formato digital, en posesión del doctor en musicología Arthur J. Ness (Chicago, 1936), especialista en cuerda pulsada. La obra original fue escaneada por el propio Spencer antes de intentar venderla.

Una preciosidad esta Sinfonia à Solo di Arciliuto en cuatro movimientos sucediéndose en lento y rápido: I. Largo, solemne con intercambio de papeles en cuanto a «voz cantante», II. Allegro vibrante, bien desarrollado con aromas venecianos, III. Largo germano por su gravedad no solo de registro, más el IV. Allegro contenido, ameno y ornamentado lo suficiente para no perdernos la riqueza armónica. Siguen en solitario Pablo Zapico con la Marchiata del Gordini de autor desconocido, y Daniel Zapico en el Grave: do menor, autores desconocidos felizmente recuperados, aplicándoles los mismos elogios a los dos hermanos en cuanto a interpretación y musicalidad desde unas tímbricas similares aunque distinguibles. Quiero añadir aquí que sobre la denominación muy poco común de Marchiata, Germán Labrador López de Azcona, Profesor Titular de Musicología de la UAM, escribía para el programa del concierto previsto en la Sala de Cámara del Auditorio de Madrid el último 14 de marzo, sobre esta obra de Gordini que es «(…) singular en este repertorio; aunque no es muy conocida, la «marchiata» ya aparece como toque de guerra en 1648 en Venecia, y en 1810 todavía pervivía como baile en la cultura popular. Probablemente por su origen militar y condición de “toque” o señal, sus motivos rítmicos resultan muy característicos, y es también un vestigio de la rica cultura musical que rodeó al protagonista indirecto de este programa. Lejos de la “gran historia” de la música, el manuscrito y la figura de Dalla Casa inspiran todo un programa de recuperación musical a partir de un intérprete desconocido, acaso autor de algunas de las obras de su antología, y personaje casi irrelevante, que no figura en libro alguno de música del siglo XVIII».
Continúan las notas de Pablo Zapico:

Tras su muerte, se perdió el rastro del documento original hasta que recientemente he podido localizarla dentro de la Robert Spencer Collection donada por su familia a la librería de la Royal Academy of Music de Londres, donde estará disponible próximamente en su biblioteca digital [GB-Lam MS799].

A dúo y escrito originalmente para esta combinación, Giuseppe Vaccari con su Concerto à Mandolino, è Basso del Arcileuto de tres movimientos bien claros: I. Allegro, II. Andante, III. Allegro nos demuestra la adaptación perfecta del archilaúd con la tiorba, no necesita el trémolo de la mandolina ni siquiera en el andante central nuevamente evocador «veneciano», para dejarnos unas melodías bien armadas en una interpretación que parece limpiar un cuadro de la época donde el pincel final nos trae aire de los canales.

Sin duda, la ubicación estilística más importante que puede hacérsele a esta Sinfonia es la de considerarla en su totalidad como una obra posible dentro del marco musical del propio Filippo Dalla Casa, dado que he identificado una referencia al 4º movimiento (sin el acompañamiento) de la Sinfonia en su propio manuscrito. Afortunado hallazgo musicológico. Aunque la copia no es literal, sí es perfectamente reconocible y por esta razón se incluye en el álbum como primera grabación mundial.
Se trata de un repertorio que ya se adentra estilísticamente en el Clasicismo. Es el último capítulo y retrato del laúd; un instrumento que no tardaría mucho más en desaparecer. Es, de hecho, la última fuente catalogada de música para archilaúd.

Dos últimos anónimos para cerrar el disco: Grave: la menor y la Sonata: Andante, do mayor, dos movimientos casi unitarios e igual armadura, con ese inicio solemne en el modo menor antes del relativo mayor sin prisas, caminando hacia la necesidad de repetir toda la escucha, incluso jugando con la reproducción aleatoria porque todo el disco mantiene una unidad estilística buscada por Filippo Dalla Casa que «los pequeños» Zapico han plasmado a la perfección en este disco.

(* Pablo Zapico en su perfil de FB comenta sobre el cuadro«Este es el autorretrato de Filippo Dalla Casa, pintado en 1759, cuando tenía 22 años, tal y como aclara él mismo en una inscripción por detrás del mismo lienzo.Óleo sobre tela. Dimensiones 47,5 x 36,3 cm. Propiedad del

Museo internazionale e biblioteca della musica di Bologna (catálogo n° 123, inventario B 12005 / B 38492). Situado en el Conservatorio G.B. Martini, Piazza Rossini, 2 (Sala di lettura).Llama la atención lo bien detallado que está el encordado del instrumento (con diferentes materiales para las cuerdas más graves y densas) y el tamaño de sus uñas (al menos la del pulgar). En mi opinión, seguramente el instrumento esté pintado más pequeño de lo normal para encuadrarlo a las dimensiones del óvalo»).

(** Luigi Crespi, ca. 1777: retrato de Filippo Dalla Casa, óleo sobre lienzo).

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