Inicio

El arpa ancestral del siglo XXI

Deja un comentario

Miércoles 16 de noviembre, 20:00 h. Sala de Cámara del Auditorio de OviedoCiclo Interdisciplinar de Música de Cámara de Oviedo (CIMCO): «La Belle Époque», José Antonio Domené & Cuarteto Galerna. Obras de Saint-Saëns, Debussy y Ravel.

Crítica para La Nueva España del viernes 18 con los añadidos de links (siempre enriquecedores), fotos propias y tipografía incluyendo negrita o cambiando algunos entrecomillados por cursiva que la prensa no suele admitir.

Segunda edición de los conciertos del Ciclo Interdisciplinar de Música de Cámara de Oviedo (CIMCO) que completan de octubre a junio la oferta musical ovetense, este miércoles con el arpista murciano José Antonio Domené junto a seis músicos de la Oviedo Filarmonía (cuatro de ellos forman el Cuarteto Galerna), y un programa con aires franceses como el propio Erard que inventó el instrumento tal como hoy lo conocemos, pese a ser ancestral y tocada en Egipto o Grecia, siendo su mejor etapa la que pudimos escuchar en la sala de cámara este miércoles con música de tres compositores del país vecino. Como tengo la ventaja de peinar canas, volvieron mis recuerdos de juventud desde el gran Nicanor Zabaleta, habitual de la centenaria Sociedad Filarmónica de Oviedo en los años 60 y 70, hasta mi Mieres natal con María Rosa Calvo Manzano en 1973, que fue profesora de Domené y tanto ayudó a formar arpistas en aquella España aún huérfana de grandes instrumentistas.

La sonoridad del arpa moderna es única, tanto sola como en cualquier combinación, incluyendo su participación en fosos operísticos y obras orquestales, por lo que las obras elegidas por el músico murciano fueron la mejor muestra de tres compositores franceses en combinaciones de todo tipo bajo el título La belle époque.

Saint-Saëns ocupó el primer bloque, primero con la Fantasía para arpa op. 95, después la opus 124 / 194 con el violín de Gema Jurado, prosiguiendo con la espectacular versión bailada por Marta Pardo del más popular de “El carnaval de los animales”, El cisne con el chelo rotundo y sensible de Sara Chordá junto al arpa cristalina de Domené que sonarían plenamente orquestales en este dúo maravillosamente acoplado.

Debussy se inspiró en la música griega y utilizará el arpa en muchas de sus obras sinfónicas, por lo que su Sonata trío para flauta, viola y arpa mostró esa inspiración desde la combinación tímbrica a cargo de Mercedes Schmit, Álvaro Gallego y el propio Domené, tres movimientos que el público aplaudió uno a uno, pues funcionan casi como obras independientes por la conjunción de estilos donde explorar esa original formación instrumental con estos excelentes músicos de Oviedo Filarmonía.

Y con Ravel llegaría la formación al completo con todos los músicos en escena sumándose a los anteriores intérpretes Julio Sánchez (clarinete) y Gints Sapietis (violín), con su Introducción y Allegro para arpa, flauta, clarinete y cuarteto de cuerda, septeto casi sinfónico por la genialidad del compositor hispanofrancés en la orquestación, el arpa funcionando como solista de concierto alternando protagonismo y un sexteto capaz de sonar como si nos encontrásemos en la sala principal del auditorio.

Un verdadero lujo contar con estos músicos “de casa” en un concierto donde Jose Antonio Domené supo no ya elegir un repertorio para disfrutar de su maravillosa técnica y sonido, sino encontrar los intérpretes adecuados para cada obra, entregados todos y cada uno de ellos, remando en la misma dirección de amor hacia la música con el entendimiento y empaste de tantos años tocando juntos.

En un instrumento italiano actual (modelo “minerva natural” fabricada por Salvi), Domené nos regalaría, dedicándoselo a sus familiares asturianos, Pour la señorita de la francesa Freddy Alberti, alumna de Lily Laskine que cerrando el círculo mágico del arpa, fue quien estrenó el Ravel anterior.

Al final hubo tiempo de intercambiar opiniones entre colegas de instrumento, con Danuta Wojnar y Miriam del Río, arpistas de Oviedo Filarmonía y OSPA, que acudieron junto a varios compañeros de ambas orquestas a disfrutar de este segundo concierto del CIMCO, un éxito para confirmar la capitalidad musical a la que no me canso de llamar “La Viena española” por la amplísima oferta a lo largo del año y saliendo del túnel que supuso la pandemia. El del AVE (que será gorrión) sigue en obras

FICHA

JOSÉ ANTONIO DOMENÉ: arpa.

CUARTETO GALERNA: Mercedes Schmidt, flauta – Gema Jurado, violín – Álvaro Gallego, viola – Sara Chordá, violonchelo.

Marta Pardo, bailarina – Gints Sapietis, violín  – Julio Sánchez, clarinete.

P.D.: Ya mandada la crítica al periódico, de entre los recuerdos no puedo dejarme a Harpo Marx, «mudo» pero con el sobrenombre del instrumento que siempre asombraba en sus películas y antes del cine muchos años de «Music Hall» con Los Hermanos Marx.

El arpa siempre mágica

Deja un comentario

Miércoles 16 de noviembre, 20:00 h. Sala de Cámara del Auditorio de Oviedo: Ciclo Interdisciplinar de Música de Cámara de Oviedo (CIMCO): «La Belle Époque», José Antonio Domené & Cuarteto Galerna. Obras de Saint-Saëns, Debussy y Ravel.

Reseña para La Nueva España del jueves 17 con los añadidos de links (siempre enriquecedores), fotos propias y tipografía incluyendo negrita o cambiando algunos entrecomillados por cursiva que la prensa no suele admitir.

Prosigue este ciclo camerístico que completa la impresionante programación musical de “La Viena española” con el arpista murciano y nieto de asturianos Jose Antonio Domené, junto al Cuarteto Galerna formado por intérpretes de la Oviedo Filarmonía, hoy hasta seis con refuerzo de flauta y clarinete para el último Ravel, uniéndose también la bailarina asturiana Marta Pardo en un cisne de Saint-Saëns bellísimo.

El original programa francés con Saint-Saëns, Debussy y Ravel hizo las delicias de un público que casi completó la sala de piedras del antiguo depósito de aguas, acústica cristalina como el arpa mágica y perfecta en todas las combinaciones con las que Domené fue hechizándonos: solo, dúos con violín y chelo, trío junto a flauta y viola de Debussy aplaudido en los tres movimientos, y el final de Ravel al completo, casi sinfónico del gran orquestador hispano francés.

Una apuesta camerística de CIMCO con un lujo de intérpretes en torno al mago Domené y ese arpa con tanta historia detrás, que no tuvo su parte pedagógica explicando la actual inventada por otro francés como Erard, aunque esta velada utilizase una nueva italiana de sonoridad muy rica (Salvi minerva natural) para una tarde de música francesa igual que la propina dedicada a sus familiares presentes y las fotos con las arpistas de nuestras dos orquestas asturianas.

Tentaciones sinfónicas

2 comentarios

Jueves 2 de mayo, 20:00 horas. Conciertos del Auditorio, Oviedo: Xavier de Maistre (arpa), Oviedo Filarmonía, Marzio Conti (director). Obras de J. Guerrero, Ginastera y Tchaikovsky.
Continúa una semana de lo más musical que hace la vida un poco mejor. El titular de la formación capitalina volvió a apostar por la mezcla de obras, aunque pienso que la tentación vive arriba.

De Jacinto Guerrero (1895-1951) escuchamos la breve pero agradecida Jhaía: danza mora (1918), en edición de la Fundación Jacinto e Inocencio Guerrero y perfectamente explicada en las notas al programa por mi admirado Ramón Sobrino Sánchez, que leyéndole es casi como estar escuchando su siempre ameno e irónico verbo. Obra de juventud del toledano con giros arabizantes de su tierra natal («boceto oriental» subtitulaba su estreno) y una orquestación grande que el Maestro Conti llevó con la frescura que sabe transmitir desde una memorización precisa capaz de sacar todo y más de la partitura.

El virtuoso francés Xavier de Maiestre fue el encargado de interpretarnos el Concierto para arpa y orquesta, Op. 25 (1956) del porteño Alberto Ginastera estrenado en 1965 por nuestro Nicanor Zabaleta. Tres movimientos bien contrastados y escritos aunque «la falta de experiencia previa de Ginastera con la sonoridad del arpa, le lleva a un frecuente tratamiento en bloques solo-tutti, para no tapar al solista, especialmente en el tercer movimiento» como escribe el Dr. Sobrino, lo que no impide disfrutar de una obra con referencias tanto al folklore argentino natal como a sus amigos y maestros. Impresionante el dominio del arpa por parte del intérprete que hace aún más grande la obra y perfecta concertación de Conti, atento al solista y encajando sin mayores problemas las complejidades rítmicas que esta orquesta afronta con seguridad. Emotivo el Molto moderato central con un lenguaje más cercano a sus contemporáneos y buen Vivace final con sonoridades potentes en todos los intérpretes, percusiones especialmente sin olvidar unos metales bien ensamblados.

La propina de El Carnaval de Venecia de Paganini en esta «paráfrasis» para arpa (y tos) no tuvo nada que envidiar a las guitarrísticas del gran Tárrega, con una demoníaca técnica que saca de un instrumento tan complejo sonoridades celestiales…

Palabras mayores es la Sinfonía nº 6 «Patética» en Si m., Op. 74 (Tchaikovski), probablemente la más escuchada y varias veces en este auditorio, nuestro aunque siempre haya público que aplauda al final del «ruidoso» Allegro molto vivace del tercer movimiento. La tentación de interpretarla debe ser grande en cualquier director aunque para toda orquesta supone una obra exigente para todas las secciones, y si no contamos con una plantilla equilibrada, incluso «agigantada», el resultado final siempre será inferior al deseado. Los músicos pueden darlo todo, como así sucedió, y entiendo que los metales no puedan contenerse aún a costa de engullirse a una cuerda mermada para esta magistral y póstuma sinfonía. Marzio Conti tiene más que interiorizada la obra pero reconocerá que faltó cuerpo en los tutti, pero sobre todo equilibrio.

La cuerda tiene pegada cuando puede y se le pide, musicalidad a raudales en toda ella, bien empastada con la madera, pero algo tapada cuando «los bronces» atacan sus ff. Timbales siempre mandando con reguladores contagiosos a toda la formación, percusión toda ella impecable. Impresionante el esfuerzo de todos, Conti el primero: contrastes bien buscados, melodías sonsacadas, tempi ajustados para saborerarlos, interpretación romántica a más no poder pero globalmente se me quedó pequeña. Enhorabuena por los momentos íntimos conseguidos en cellos o violas, sonido que comienza a personalizarse aunque pierda limpieza en los pasajes rápidos. Con todo siempre es una tentación placentera volver a escuchar «La Patética» en vivo.