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Hipnotismo relajante

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Martes 25 de noviembre, 19:45 horas. Teatro Filarmónica, Sociedad Filarmónica de Oviedo, concierto 16 del año 2025, 2.096 del año 119: Dúo Cassadó (Damián Martínez Marco, violonchelo – Marta Moll de Alba, piano). Hypnotik, obras de Bach, Kodály, Bloch, Glass y Pärt. Fotos propias y de la web del dúo.

Siempre hay que volver a la música de cámara como continuo aprendizaje para intérpretes y público, esta vez no muy abundante en el teatro de la calle Mendizábal, con el Dúo Cassadó que traía un programa «hipnótico» algo monócromo por las obras elegidas -que no por una iluminación relajante acorde con lo que iríamos escuchando-, y el estilo de una escritura que apuesta por obras de nuestro tiempo capaces de escapar de etiquetas, aunque se hayan calificado de «minimalistas», pero el objetivo de compartir la expresividad de todas ellas con una belleza y reflexiones siempre personales, se alcanzó en la hora abundante de concierto, más aún con la calidad de este dúo formado por Damián Martínez Marco al chelo (a quien ya pude escuchar en Oviedo en agosto de 2015 junto a la OFIL) y el piano de la canaria Marta Moll de Alba, dos intérpretes, divulgadores y docentes de amplia trayectoria. que siguen apostando por el repertorio de nuestros días, y además traían parte del Hypnotik ya grabado para el sello Warner Classics (del que son artistas exclusivos), por lo que el posterior rodaje tras el trabajo previo se notó, y del que el programa de mano -escrito por la pianista- nos cuenta:

«Está concebido como una experiencia personal, nos invita a conectar con lo más íntimo de nosotros mismos. Es un viaje musical en el que se pone de manifiesto la esencia del ser humano y la música minimal desde el barroco hasta nuestros días. La música minimal se asocia a la repetición, al éxtasis y al énfasis. Es un concepto musical donde los sonidos son utilizados en su mínima expresión. La repetición de las frases, la armonía y el pulso constante nos transporta a un universo donde conectamos con nuestra propia esencia».

Pero sería el Bach eterno quien abría programa con la Suite nº 3 BWV 1009 (de la que Martínez Marco ya nos regalase en el concierto antes citado la Courante). Entonces escribía que el inmenso Pau Casals , comentaba desayunarse cada día una de ellas  -«Beethoven es la pasión, Bach es la música completa»-, así que este tercera (cuyo enlace es la interpretación del catalán) nos la tomaríamos como una merienda del antes de compartir el resto del  programa con Marta Moll. Finalizada la escucha del concierto me reafirmo en mantener que Mein Gott es el «Padre de todas las músicas» y su aura se mantuvo en cada obra del programa. El sonido del cellista es rotundo, amplio, de digitación limpia, tempi adecuados y fraseos intensos. Destacar la hermosísima Allemande y la Gigue final con esos aires de gaita que parecen llevarnos al folklore hecho obra de arte.

Vendrían después el húngaro Zoltan Kodály (1882-1967) y su Adagio para cello y piano (1905), del que las notas al programa, dicen: «A lo largo de la historia, el ser humano ha tenido la necesidad de buscar respuestas a los misterios de la vida y los enigmas de la muerte. Gracias a la música podemos transportarnos a otra dimensión». El cello humano que canta arropado por un piano caminando en este viaje interior de El Cassadó, tranquilidad rota como un despertar tras la placidez de esta página donde se pueden intuir reflejos en un agua turbulenta antes de recuperar la respiración y la serenidad.

“La Vida Judía” («Jewish Life») del compositor suizo Ernest Bloch (1880-1959) «está inspirada en los cantos litúrgicos judíos. Es una obra que trata de captar el carácter del alma judía a través de una plegaria, una súplica y una canción judía» y en sus tres «versos» (PrayerSupplicationJewish song) es el cello quien transmite toda la intensidad de los cantos, glissandos o melismas -la «súplica» transmitiendo una sensación de rezo con el piano cristalino sustentando en tierra la espiritualidad contenida- más esa canción judía propia por todo lo que transmite de colorido interior y sonoridades amplias.

Dos compositores vivos y verdaderos iconos del llamado «Minimalismo» que con ellos se hace grande: primero el norteamericano Phillip Glass (Baltimore, Maryland, 1937) y su Metamorphosis Two (1988) para piano solo -de las cinco que la componen- inspirada en la obra literaria homónima de Franz Kafka, esta vez en arreglo para chelo y piano que engrandece esta enorme miniatura con la repetición mantenida en las teclas mientras las cuerdas exploran una melodía que no intuimos dónde nos llevará, registros extremos en ambos instrumentos, revoloteos cual monstruoso moscardón que aumenta las pulsaciones durante este tránsito sonoro hasta nuestras ignotas profundidades.

Este viaje, tal como lo describe Marta Moll, llegará a su destino de la mano del compositor estonio Arvo Pärt (1935) donde Spiegel im Spiegel «habla de un espejo infinito, una experiencia mística donde el tiempo y la eternidad están conectados. El compositor estuvo años sin componer estudiando música antigua y canto gregoriano. Al retornar a la composición su música cambió radicalmente y emergió un universo meditativo y sereno». Si la obra coral de Pärt es un remanso espiritual lleno de complejidades armónicas desde la siempre traicionera y aparente sencillez , esta obra amplía la sonoridad vocal al dúo Martínez Marco y Moll de Alba, luz pianística y cielo con aurora boreal chelística en otra plegaria por la paz tan necesaria en nuestros tiempos.

Y a continuación Fratres (1977), «Hermanos» compuesta para la también estonia orquesta de música antigua Hortus Musica, que pese a no estar en la grabación del dúo para Warner Classics, es «(…) una de las obras más significativas del compositor y nos traslada a un universo místico. Arvo Pärt utiliza el sonido para crear una escucha interna. Compara su música con la luz blanca que contiene todos los colores. Sólo un prisma puede revelar los colores que contiene la propia luz blanca y hacerlos aparecer. Ese prisma es el espíritu de los oyentes», una más de las muchas adaptaciones de esta música sin palabras, siempre luminosa desde el propio sistema compositivo del genio estonio, el Tintinnabuli, como en la anterior, para seguir transitando este viaje sonoro con un dúo bien hermanado que nos llevó a disfrutar de una tarde hipnótica y relajante.

El verdadero final del viaje sería la propina con homenaje, tanto a nuestro Falla (de quien celebraremos el próximo 2026 los  15o años de su nacimiento en Cádiz más los 80 de su muerte en el exilio argentino de Alta Gracia), como a nuestra tierra: esa Asturiana de las «Siete canciones populares españolas» que tantas versiones instrumentales ha tenido, y que personalmente la de chelo con piano es la más cercana a la voz mostrándonos cómo la belleza melódica no necesita de la palabra (la de nuestro Lorca patrio con el tamiz de mi tierrina: «Arriméme a un pino verde / me consoloba«), aunque siempre se enriquezca con la música, el minimalismo antes de definirse e innecesario hoy en día.

PROGRAMA:

J. S. Bach (1685-1750): Suite para violonchelo nº 3, BWV 1009 (Prélude – Allemande – Courante – Bourrées I y II – Sarabande – Gigue).

Zoltan Kodály (1882-1967); Adagio para cello y piano.

Ernest Bloch (1880-1959): From «Jewish Life»: Prayer – Supplication – Jewish song.

Phillip Glass (31 de enero de 1937): Metamorphosis Two.

Arvo Pärt (11 de septiembre de 1935): Spiegel im Spiegel – Fratres.

Lorca, fuente de inspiración

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CD «LORCA DE AMOR Y MUERTE, Canciones con poemas de Federico García Lorca». Naroa Intxausti (soprano), Aurelio Viribay (piano).

Cezanne Producciones, CZ159 / M-16989-2025 / 0 793150 230570

Creo que Federico García Lorca es el poeta más musicado de la Generación del 27, con una amplia difusión de su «obra cantada» en todos los estilos e intérpretes. Incluso se ha dicho que García Lorca primero fue músico, pues hay grabaciones con el granadino al piano recogiendo canciones populares que elevó a la categoría de concierto, auténtico lied español. Y en este ámbito de la llamada canción de concierto española, si alguien merece destacarse por la recuperación y difusión de muchísimo repertorio español, así como el apoyo a compositores actuales, es el profesor y maestro vitoriano Aurelio Viribay Salazar, que ha vuelto a los estudios de grabación de Javier Monteverde esta vez para el debut discográfico de la soprano bilbaína Naroa Intxausti, en uno nuevo álbum donde Lorca es musicado por cuatro compositores de nuestro tiempo: Miguel Asins Arbó (Barcelona, 1916 – Valencia, 1996), Hermes Luaces (Madrid, 1975), Borja Mariño (Vigo, 1982) y Elisenda Fábregas (Tarrasa, 1955), cada uno eligiendo unos poemas que son lírica pura en el sentido de la propia musicalidad que esconden, y con sus lenguajes característicos adaptan, y adoptan, para la voz y el piano toda la carga literaria, emocional pero también patrimonial.

Precisamente escuchando al maestro Viribay hace siete años en Valdediós con la asturiana Lola Casariego, titulaba aquel recital como «Poesía es música», y solo queda reafirmar este concepto que define la propia definición del adjetivo «lírica» por parte del diccionario de la RAE: Perteneciente o relativo a la lira, a la poesía apropiada para el canto o a la lírica.

De esta grabación merece destacarse la excelente calidad en la toma de sonido de un productor como Javier Monteverde que se presente en su web como «La Producción de Audio convertida en arte», pues conoce las necesidades y «requisitos» para un dúo de voz y piano, así como Aurelio Viribay confía en los Estudios Cezanne desde hace tiempo, importante para sentirse cómodo en el proceso de llevar al disco un repertorio que a menudo ya ha recorrido escenarios sin perder esa frescura. Escuchando en mi cadena (siempre mejor que en las redes sociales -RRSS-) el CD sin problemas de volumen, la sensación es tener a los intérpretes a mi lado con toda la gama de dinámicas sin perderse ni siquiera las respiraciones. Y si la parte sonora es impecable, el libreto que lo acompaña es un detallado estudio de los compositores del disco y un análisis pormenorizado de cada obra, a cargo del matemático, musicólogo, crítico y académico José Luis García del Busto Arregui (Xátiva, 1947), otra buena opción para hacerse con esta grabación en el formato físico (me reconozco «mayor» por seguir atesorando discos en mi casa), aunque en las RRSS podamos escucharlo e incluso ver muchas de las obras en directo por los propios intérpretes. Por supuesto se incluyen los poemas del universal y atemporal Federico con las referencias a las obras originales.

Hace unos días, la soprano vizcaína y el pianista gasteiztarra presentaban esta nueva grabación en el programa «Radar Clásico», una antología lorquiana camerística que arrancaba como proyecto hace dos años de quince canciones que engrandecen nuestro legado de «la canción española de concierto» con la lírica atemporal de Lorca.

El disco lo abre Miguel Asins Arbó y sus Tres romances gitanos (del primer «Romancero gitano»): La casada infiel, recitado solo seguido del piano que alterna compás de aire andaluz, La monja gitana con XX y ese piano cual cuco en el reloj del convento también respirando la raíz de la capital nazarí, «con garbo» y «con gracia» con la voz sentida fiel al texto, y Romance de la luna, luna, una joya del compositor valenciano donde se subraya el dramatismo en la voz de Intxausti y un interludio pianístico de Viribay realzando el hechizo de esa luna sempiterna del poeta granadino. Como escribe García del Busto «un continuo musical que -en paralelo a los versos- adquiere intensidad creciente hasta alcanzar en los últimos compases el pico de fuerza expresiva».

Otro tríptico de «gacelas» a las que el madrileño Hermes Luaces pone música adaptada para la soprano (pues el original es para mezzo): Tres gacelas de amor y de muerte (de «Diván del Tamarit») escritas en agosto de 2014 y estrenadas en 2016: Gacela del amor imprevisto, Gacela de la raíz amarga y Gacela de la muerte oscura. Interesante composición y homenaje explícito a la poesía arábiga de la Granada lorquiana donde Luaces cita como introducción a cada gacela (referida al amor, al erotismo y a la muerte) sendos compases de La bohéme, magisterio pianísitico y belleza vocal. El amor imprevisto con pasión amorosa y el piano inquietante para reflejar esa atmósfera; el dramatismo de la raíz amarga con aires del cante jondo que Lorca elevó al paraíso vocal y el músico madrileño tamiza hasta el salón. Y finalmente la muerte obsesiva desde la languidez de una nana que nos lleva al sueño eterno.

El gallego Borja Mariño estrenaba sus Vaqueros en Nueva York en la madrileña Fundación Juan March el 22 de mayo del pasado año con la soprano Raquel Lojendio y el propio Aurelio Viribay en el concierto titulado «Lorca en forma de canciones»  -que sigue teniendo recorrido en directo llegando al Festival de Granada de este año– dentro del ciclo «El universo musical de Federico García Lorca». Cuatro canciones: Vals en las ramas y Muerte (de «Poetas en Nueva York») más La balada del agua del mar Muerte y Veleta (de «Libro de poemas», 1920). El propio Mariño en las notas al ya citado ciclo celebrado en «La March» el año pasado, justifica que en sus canciones incluya “como fantasmagorías, […] ecos velados de Gershwin, de Joplin, Berlin o Porter, que quizás resonaron alguna vez durante las noches [de Lorca] en la gran ciudad, pero disueltos desde la esencia de la poesía descarnada del poeta que ansía volver a sus raíces con los poemas escritos en su Granada natal” y que estas cuatro canciones establecen una suerte de forma sonata libre, con materiales independientes en cada una de ellas, igualmente recogido en las notas de García del Busto:

La primera, «Vals en las ramas», comienza en un amable 3/4 del que pronto se desviará, con un ritmo de baile imposible que va transitando por compases de 2, 3 y 4, al hilo también de las referencias numéricas del poema y atento a algunas repeticiones que no hacen sino expresar la desazón del poeta ante una visión decadente del mundo (el vals como danza burguesa del fin de siglo, el otoño que llega inexorablemente, la necesidad de evadirse de la existencia para poder sobrevivir a sus envites).

En «Balada del agua del mar» hay, en efecto, referencias acuáticas (arpegios, trémolos) con acordes alterados y oscuros, mientras sigue un diálogo entre el poeta y diferentes personajes de carácter sensual que aportan diferentes voces a las intervenciones de la solista.

Para «Muerte», de nuevo un sentimiento de frustración se acompaña con ostinatos de acordes contrastantes y líneas que intentan ascender en la voz con intervalos que ineludiblemente se van acortando, igual que el poema muestra la imposibilidad de ser otra cosa que la que marca la propia naturaleza («qué esfuerzo»), incluyendo la sentencia final de la muerte con un clima descarnado y desasosegante.

Para «Veleta», una suerte de rondó, se escuchan los giros y requiebros de cromatismos descendentes y ascendentes, sobre ritmos diferentes a merced de la velocidad con que va girando el elemento de la veleta –una imagen de los amores que se van sucediendo en nuestras vidas–, mientras la voz canta una tonada impetuosa, llena de ardor, para cerrar el ciclo.

Nada mejor para expresar lo que el dúo Intxausti-Viribay lleva al disco: aires musicales cercanos y actuales desde un vals nuestro que sobrevuela cantado revestido por un piano igual de cantarín, balada limpia, cristalina con sabor a salitre atlántico tanto en la voz como en las teclas, muerte entremezclada de esperanza y convencimiento, diálogo entre el piano y la voz siempre de dicción precisa, resaltando cada verso lorquianos, y finalmente una veleta que gira con la soprano volcando el ardor necesario del hermoso texto escrito por Federico con aires musicales de un ragtime neoyorquino traído de vuelta por los vientos cambiantes.

El disco lo cierran las Cinco canciones de la egarense (y estadounidense) Elisenda Fábregas: El silencio, Las seis cuerdas y Clamor («Poema del cante jondo», 1931), De la mano imposible («El diván del Tamarit», Casida VI) más La luna negra (poesía varia). Meditación silenciosa y por momentos etérea, sugerente en el piano, sentida en la voz («un silencio ondulado»), con saltos interválicos precisos y acordes apoyando la armonía. No una sino las dos manos de Aurelio presentando el siguiente poema lleno de misterio y simbolismo en la voz de Naroa, otra visión de la muerte que atormentaba y presagiaba nuestro poeta más universal, finalizando con «la sábana blanca de mi agonía» rubricado por el piano solista siempre coprotagonista. De la luna lorquiana a la que pocos compositores e intérpretes han podido sustraerse, estaba claro que Don Aurelio es cual hombre lobo que sabe elegir y sacar el máximo partido a esta composición dual, misteriosa y mágica, contagiada a una Naroa subyugada en una línea de canto sugerente. Y otro referente de Lorca, admirador de Sainz de la Maza, las guitarra que «hace llorar a los sueños», cada palabra vibrante como cada cuerda en los ocho versos, registros extremos en el instrumento con forma de mujer y recia madera en la interpretación de los dos artistas, antes del Clamor final, doblar de campanas repicando en un piano catedralicio, el dramatismo vocal de plegaria y llanto, oscuridad de liturgia musical fielmente reflejada para el propio sentir de los versos de Lorca.

Excelente tributo al Lorca de muerte y amor, con una buena elección de poemas por parte de los compositores, unido al olfato y magisterio del Doctor Aurelio Viribay encontrando siempre la voz adecuada para su amplio repertorio, en este caso la soprano Naroa Intxausti a quien le auguro una larga trayectoria lírica en todos los estilos y mucho éxito en este género del lied español tan exportable, sin complejos, como el propio Federico García Lorca.

CORTES y enlaces a las Plataformas Digitales:

Miguel Asins Arbó (1916-1996): 01.-03. Tres romances gitanos:

01. La casada infiel; 02. La monja gitana; 03. Romance de la luna, luna.

Hermes Luaces (1975): 04.-06. Tres gacelas de amor y de muerte:

04. Gacela del amor imprevisto; 05. Gacela de la raíz amarga; 06. Gacela de la muerte oscura.

Borja Mariño (1982): 07.-10. Vaqueros en Nueva York:

07. Vals en las ramas; 08. La balada del agua del mar; 09. Muerte; 10. Veleta.

Elisenda Fábregas (1955): 11.-15. Cinco canciones:

11. El silencio; 12. De la mano imposible; 13. La luna negra; 14. Las seis cuerdas; 15. Clamor.

Arranca otro curso musical

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Septiembre es el mes de «la vuelta al cole», y en música supone también arrancar un nuevo curso, el 2025-26 lleno de ilusión, que en mi caso suele estar centrado entre Oviedo -con tan amplia oferta que me ha llevado a bautizarla como «La Viena Española»- y Gijón, aunque haga escapadas puntuales a otras ciudades que desde mi condición de jubilado desde hace tres años ya me puedo permitir sin consultar el calendario escolar.

Este viernes 12 de septiembre comienza la LXXVIII Temporada de Ópera ovetense con un título que supone su primera representación en el Teatro Campoamor: Hänsel und Gretel (1893) de Engelbert Humperdinck (1854-1921), a menudo catalogada como ópera de hadas (Märchenspiel) mejor que ópera infantil, aunque así se ha entendido a lo largo de tanto tiempo, incluso con traducciones a distintos idiomas de este cuento muy popular no solo en Alemania sino en todos los países nórdicos, siendo una ópera que no suele faltar por navidades y que además se estrenó en Weimar un  23 de diciembre de 1893 dirigida por un joven Richard Strauss, y casi un año después por Mahler en Hamburgo (25 de septiembre de 1894), por lo que debía refrescar el oído y prepararme para este estreno en la capital asturiana.

De mi discoteca saqué y llevo días escuchando una de mis joyas, considerada como una de las grabaciones clásicas imprescindibles (1971): la de Kurt Eichhorn dirigiendo a Anna Moffo y Helen Donath en los papeles de los hermanos o el padre de Fischer Dieskau entre otros, considerada como «una de las mejores grabaciones de la era estéreo, con ambiente claro y vocales evocadoras. Cristalina y poderosa destaca Christa Ludwig como La Bruja con un papel lleno de matices: comicidad e intimidación en perfecta mezcla, incluso con vívida caracterización vocal (risas, gruñidos) según MusicWeb Internationalclassicalcandor.blogspot.com, además de admirada por su profundidad dramática en este papel donde La Ludwig está insuperable.

Y la Ópera de Oviedo iniciaba este martes su ciclo de conferencias previo a los títulos programados en el Club de Prensa LNE, esta vez a cargo de la catedrática de Filología Inglesa de la Universidad de Oviedo Socorro Suárez Lafuente (Gijón, 1951), ya jubilada, que fue presentada por Adolfo Domingo, director de Publicaciones de Ópera de Oviedo.

El título ya nos puso claro que no deben faltar los cuentos en nuestra vida: «Hansel y Gretel: entre un mendrugo y un mazapán». Un placer escucharla decirnos que «contar cuentos a los niños siempre ha conllevado simplificar un mundo profundamente contradictorio», así Hänsel und Gretel refleja pobreza, hambre y valentía aunque el libreto de Adelheide Wette, la hermana de Humperdinck, endulza el libreto homónimo de los Hermanos Grimm con algunas variaciones: «Los padres no actúan por maldad, sino por necesidad, y eso introduce una crítica social aún vigente; en la vida real no hay héroes puros ni villanos absolutos, solo personas con motivaciones complejas. Pero para que los niños lo entiendan, hay que simplificar», remarcó la profesora.

Si Richard Strauss y Mahler dirigieron sus estrenos, en el asturiano tendremos al ovetense Pablo González, quien en una entrevista para LNE del pasado 30 de agosto comentaba: «Me quedé de piedra cuando supe que esta ópera nunca se había representado en Oviedo, estoy seguro de que, una vez que se estrene, volverá regularmente», añadiendo que «es un tesoro que va a fascinar en Oviedo», que contará con la escenografía del avilesino Raúl Vázquez (1982) al que «nacieron en en Bilbao» o el Coro Infantil Divertimento, verdaderos ángeles dirigidos por Cristina Langa, para enamorarnos a todos.

Socorro Suárez destacó que las numerosas vertientes del análisis crítico-literario de la obra, desde la teoría feminista, la psicología o la ecocrítica: «No se puede pedir más a una narración: niños que enfrentan la muerte, mujeres que encarnan tanto la crueldad como la valentía, un bosque que es al mismo tiempo amenaza y rito de paso, y una música que recoge la tradición del folclore alemán». Y el dulce que para la infancia es tentación y también deseo de algo que no estaba al alcance de los niños pobres, la casa de chocolate o mazapán, las galletas o incluso el fuego (purificador o infernal) así como las moralejas en unas narraciones que hoy no serían políticamente correctas.

Tampoco le faltó comentar versiones o recopilaciones de estos cuentos populares tras la transmisión oral al papel ya en el siglo XVIII, sin olvidarse de las recopilaciones españolas: desde las famosísimas de Saturnino Calleja (incluso fue muy famosa la frase «Tienes más cuento que Calleja«), Cecilia Böhl de Faber (que firmaba como Fernán Caballero) o el Padre Luis de Coloma con El ratoncito Pérez para el niño desdentado de su primer diente, el futuro Alfonso XIII. Y en un cuento (más aún en la ópera), el relato no es solo una aventura infantil sino el reflejo brutal de la pobreza, del abandono, del hambre y del miedo,  también de la valentía: «Gretel es valiente, no solo sobrevive, sino que toma la decisión de matar a la bruja para salvar a su hermano. En un contexto donde los niños sufren las consecuencias del conflicto entre el bien y el mal, se convierten también en los portadores de la esperanza», resaltó la profesora.

Y si la ópera es subir mi telón musical, aún queda por delante otra increíble temporada: el 27º ciclo «Conciertos del Auditorio»  y 34º de las Jornadas de Piano «Luis G. Iberni» del 29 de octubre de 2025 al 4 de junio de 2026, presentados en julio, la Temporada de Abono de la OSPA, ya con el nuevo gerente Oriol Roch Izard generando enormes expectativas para estos próximos años.

En el caso de la orquesta de todos los asturianos, el aperitivo será precisamente la ópera de Humperdinck, más 16 programas para los abonados en el Auditorio, a los que sumar los conciertos extraordinarios (en Semana Santa tendremos la Misa Nelson de Haydn), escolares, familiares, teniendo repertorio variado con nombres como Ian Bostridge, François Leleux, Bezhod Abduraimov, Vadym Kholodenko, Antje Weithaas, Shunske Sato, Javier Comesaña, Matthias Höfs, entre otros, tres nuevos artistas colaboradores (el violonchelista Nicolas Altstaedt, la flautista Clara Andrada y el pianista gijonés Martín García García), reivindicando siempre el talento asturiano con directores invitados como Pablo González, Óliver Díaz y Marco Antonio García de Paz, además de estrenos de compositores de la tierra como Jorge Muñiz, Gonzalo Martínez y Guillermo Martínez (1).

No quiero olvidarme de otro Ciclo CIMCO a partir del 18 de septiembre, con un concierto mensual hasta Navidad, o el Primer Festival de Piano «Joaquín Achúcarro», que ya dejé reflejo en este blog en su presentación, los próximos días 22, 23 y 24 de septiembre para poner bien alto este primer mes del curso escolar.

Por aquí seguiremos para reflejar toda la música que disfruto.

(1): Este jueves 11 me llegó por correo (cosas de vivir en una aldea) la programación de la OSPA que dejo a continuación:

Cendoya y el legado pianístico de Ponce

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Ponce: Complete Piano Works, Vol. 4. Álvaro Cendoya (piano). GRAND PIANO RECORDS, GP916 / LC 05537.

El 17 de abril del pasado año estuve en el Teatro Jovellanos gijonés para escuchar al pianista vasco de madre iraní Álvaro Cendoya Shishine-Kahal (San Sebastián, 1960), dentro de la temporada de la Sociedad Filarmónica de Gijón donde pude disfrutar de varias obras de Manuel María Ponce (1882-1948), una de las figuras más fecundas y apreciadas en la vida musical de México que abarcó la mayoría de los géneros, como bien explicaba el profesor Cendoya en sus notas al programa, y cuya integral para piano del mexicano está llevando al disco en el sello Naxos, siempre de agradecer el poder recuperar estas páginas donde conjuga la escritura clásica de un virtuoso con la popular o «indigenista mexicana».

En tiempo vacacional nunca viene mal volver a leer artículos guardados y seguir escuchando buena música, bien en mi formato habitual del CD cuando estoy en casa, como desde las muchas listas que aparecen en plataformas como Spotify©, gratis con anuncios, o de pago si se prefiere evitarlos o querer reproducirlos en cualquier momento, y mejor aún en el llamado «Streaming» como la presentación del mismo en YouTube©.

En mi cadena llevo días escuchando el volumen 4 de la integral de Ponce del profesor donostiarra grabado en el auditorio de «su casa» en Musikene (San Sebastián) el 24 de marzo de 2024 en un maravilloso  y nunca bien valorado Bösendorfer Concert Grand 280VC, hoy casi pieza de museo ante el empuje y fama de otros fabricantes de pianos, siendo el productor e ingeniero de sonido Juanan Ros y el profesor Paolo Mello como editor, con una toma de sonido clara y limpia, que poniendo el volumen al máximo tal parece que estuviese tocando en el salón de mi casa, constatando que se grabó en un solo día y «de un tirón».

Veinticinco cortes donde volver a revivir algunas de las partituras escuchadas en Gijón llenas de esa feliz unión entre lo clásico y lo popular, si bien aquélla siempre ha bebido de ésta, el mestizaje del trasvase oceánico con músicas de ida y vuelta.

Obras y cortes:

01. Romanza de amor (1914).

02. Rapsodia Mexicana I (1911); 03. Rapsodia Mexicana II (1912).

04. Arrulladora (1935).

05. Dos danzas: nº 1, Mexicana, Danza romántica (ca. 1916).

06. El riego (1908)*.

07. Mazurka nº 16 in B flat minor (1910); 08. Mazurka nº 17 in E minor (1913); 09. Mazurka nº 18 (27) in E minor (1917).

10. Melodía (c. 1895-99) -version for piano-.

11. Intermezzo (nº 3) (GLOSARIO ÍNTIMO: IX. Alma Triste (pub. 1921).

12-25. Trozos románticos (c. 1907-11):

12-13: Cuaderno I: nº1 Barcaroletta; nº2 Cuando viene la primavera.

14-15: Cuaderno II: nº 3 Souvenir; nº 4 Malinconia.

16-17: Cuaderno III: nº5 Quimera; nº6 Su primera mirada.

18-19: Cuaderno IV: nº7 Berceuse; nº8 A toi.

20-21: Cuaderno V: nº9 Deseo; nº10 Hoja de álbum.

22-23: Cuaderno VI: nº11 Petit prélude; nº12 Jeunesse.

24-25: Cuaderno VII: nº13 Página de álbum; nº14 Scherzino.

(*) Primera grabación mundial

Sin entrar al detalle con cada una de las piezas, bien analizadas por Paolo Mello en el libreto del que dejo copia y del que tomaré algunas frases, paso a reflejar mis sensaciones tras varias escuchas.

El disco se abre con Romanza de amor (1914),  pieza expresiva y conmovedora plenamente romántica dedicada «A Clema» (Clementina Muriel) prometida de Ponce con quien llegaría a casarse tres años más tarde.

Foto en la contraportada del libreto

Continúa el CD con dos de sus rapsodias mexicanas fruto de las recopilaciones que Ponce realizó de los cantos populares, y así la número 1 se basa en dos motivos contrastantes del conocido baile Jarabe tapatío, mientras que la segunda se construye a partir de la popular canción de cumpleaños Las mañanitas, trabajadas en forma de variaciones, con una interpretación magistral del maestro Cendoya.

La Arrulladora la escribe en 1935 tras volver de París y con cierto aire modernista, utilizando nuevamente una canción popular mexicana y tan del gusto de la llamada «música de salón», una pieza ideal como propina, verdadero regalo para cualquier público amante del piano.

Prosigue el aire romántico en las siguientes dos danzas, melodías sensibles y con un toque de añoranza como las describe Mello junto al auténtico sabor de la «danza mexicana de salón». El Riego es el nombre de un balneario en Tehuacán y que da nombre a esta pieza que Ponce transcribió de memoria y sin piano, con un lenguaje distinto a las anteriores por un ambiente de incertidumbre que en las notas la relaciona tras la estancia de compositor en Venecia, y que reescribiría tras esa estancia más relajante de vuelta a su tierra.

También comentaba en este blog tras el concierto (arriba una foto de mismo) las 25 mazurcas que se conservan del compositor, muy chopinianas y virtuosas. Las de este volumen están en los cortes 7 al 9: la número 16 en si bemol menor (1910), 17 en mi menor (1913) y la 18 (1917) en esa misma tonalidad. Plenamente románticas sin perder nunca esa esencia popular mexicana, no en vano se habla de «Nacionalismo musical», que supongo costaría elegir para poderlas incluir en esta integral de Ponce. Expresividad en una forma rondó, lirismo y exuberancia que Cendoya transmite en estas tres con «una nostálgica evocación decimonónica».

La pieza Melodía no está fechada aunque puede ser de finales del XIX cuando Ponce era organista en Aguascalientes, y el manuscrito indica «para piano o armonio», con un aire de coral muy apropiado para el templo de San Diego.

De sus intermezzos, el número 3 (del Glosario Íntimo, IX. «Alma triste», publicado en 1921) está en la tonalidad  de re bemol, siendo una de las preferidas en los recitales del compositor mexicano, «deudor» del virtuoso Ignaz Moscheles, y que el donostiarra interpreta desde su magisterio y profundo conocimiento de estas páginas, no tan populares como las que escribió para guitarra pero que son un verdadero legado pianístico, aún mayor en las manos de Cendoya.

Los Trozos románticos son una colección de 14 piezas publicadas en 1912 con títulos que aluden a distintas formas musicales, a sentimientos, a momentos determinados y a recuerdos particulares de Ponce, donde apreciar las influencias de los compositores románticos europeos del siglo XIX, y dedicados a sus alumnas y personas relacionadas con el mundo musical mexicano. Elegantes, frescas, sencillas pero llenas de musicalidad e intimismo, más allá de páginas de estudio como ya había compuesto el siempre recordado Chopin, siendo el último corte un Scherzino que cierra ciclo y grabación.

El libreto hace notar que para estas grabaciones se consultaron los manuscritos autógrafos del compositor y las primeras ediciones, fuentes ubicadas en el «Archivo Manuel M. Ponce» que está custodiado en la Facultad de Música de la UNAM, en un ímprobo trabajo por parte del profesor y pianista donostiarra que no solo nos ha dejado grabado este inmenso legado del compositor mexicano, sino que también forma parte de sus conciertos, aportando un repertorio siempre agradecido en vivo, aunque los discos nos permitan paladearlos al detalle, y sirva esta entrada para dejar constancia de ello.

Es Juan Carlos Calderón

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Mar Norlander: «Juan Carlos Calderón ¿Quién eres tú?«. Editorial Milenio.

  • ISBN: 978-84-19884-67-1
  • 376 páginas
  • Tapa rústica con solapas
  • 150 x 210 mm
  • Colección: Música Nº 95
  • Fecha de publicación: Junio 2024
  • Precio: 24 €.

Mi generación creció con la música del Juan Carlos Calderón López de Arróyabe ​​​​​(Santander, 7 de julio de 1938 – Madrid, 25 de noviembre de 2012), un santanderino no todo lo conocido que debiera más allá de sus grandes éxitos, que fueron muchos.

Me reconozco como «omnívoro musical» y así me bautizó hace años mi admirado Mario Guada, algo que le gustó a mi querido Carlos Santos (La libreta colorá) para su programa «Entre dos luces» de RNE, y que acepto porque solo distingo, como muchos, entre la música que me gusta y la que no. Como tal, en casa guardo grabaciones de estilos y géneros muy variados, incluso pintorescos, desde mis primeros LP’s, donde en mi juventud tenía la paciencia no solo de ficharlos a máquina (mi querida compañera Olivetti Lettera 32 desde COU hasta el primer Macintosh Classic II), sino después y a mano, ir haciéndome otro paralelo con los compositores e intérpretes de cada vinilo, indicando mi referencia, conservándolo como entonces aunque los préstamos hicieron menguar mi discoteca.

Con la llegada del CD y mis primeros ordenadores, pude «digitalizarme» para realizar (sigo haciéndolo) una buena base de datos con todos los detalles, sin olvidarme la ubicación para una rápida localización. Y así fui descubriendo al teclear cada uno de los campos por mi creados, que Juan Carlos Calderón además de un excelente pianista fue mucho más que el compositor de Mocedades, Sergio y Estíbaliz y tantos otros, también arreglista, productor e incluso «descubridor» de figuras aún vigentes como Luis Miguel o Bustamante, por citar alguno.

En mi fonoteca personal hay mucho jazz, el origen de un Calderón que amaba a Bach sobre todas las cosas, pero me faltaban muchos datos para conocer una vida plena de tanta música sin etiquetas, donde también figuran bandas sonoras, y aún más su faceta poética, con letras que solo otros grandes «aguantan» su lectura despojadas de las melodías que no siempre realzan la calidad. En definitiva, pienso que J. C. Calderón fue otro omnívoro al que seguir conociendo casi 13 años después de su partida.

Mar Norlander es el nombre en las redes de otra omnívora como Mar Fernández Fernández, que al igual que un servidor teniendo apellidos «difíciles» optamos por un identificativo toponímico, y así es el de esta gijonesa de la «tierra del norte» hispano. Desde su vicepresidencia de la Sociedad Filarmónica de Gijón hemos compartido mucha cháchara descubriendo gustos similares, un pasado «oculto» en grupos variados, que como historiadora y musicóloga decidió hacer su tesis doctoral sobre Juan Carlos Calderón dirigida por la catedrática de la Universidad de Oviedo la doctora Celsa Alonso. Del enorme trabajo que ello supuso, había que reducir tantos años de investigaciones,  viajes, entrevistas y demás, para preparar un libro que al fin logró publicar en la colección de música de la editorial Milenio, objeto de esta entrada. Casi cuatrocientas páginas donde no faltan además de excelentes fotos, muchas de la propia familia Calderón, un prefacio del asturiano José Ramón Pardo, verdadera autoridad y un «pozo sin fondo» de sabiduría sobre una época que vivió en primera persona y todavía mantiene viva, el prólogo de la directora de la tesis y un emocionante epílogo de Teresa Calderón.

En el libro organizado en ocho grandes capítulos también hay que destacar el catálogo discográfico y una rica, además de amplísima, bibliografía manejada por Mar, que ya lo ha presentado nada menos que en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo el pasado verano precisamente en un curso de tres días titulado «Creadores santanderinos y cántabros: JUAN CARLOS CALDERÓN: pasión, talento y emoción» dirigido por Los Pardo, padre e hija, donde al fin parece reconocerse a un artista cántabro en su tierra pero de trayectoria internacional.

Se agradecen los libros tan bien documentados que ayudan a engrandecer figuras de nuestra vida como es este caso, incluso con una lista en Spotify© necesaria en nuestro terreno, pero también testimonios que Mar Norlander va reflejando. De las muchas citas que aparecen, quiero resaltar alguna, comenzando por la primera de Emilio Santamaría hijo, quien fuese además de gran amigo de J. C Calderón, gran conocedor de los entresijos de la industria musical española, productor y manager de grandes artistas (por supuesto de Mocedades o su hermana Massiel hasta «jubilarse» con El Consorcio, al igual que lo fue su padre), que en la introducción y una de las últimas entrevistas preparatorias del libro dice:

«Juan Carlos Calderón es un genio, yo diría que el mayor genio de la música popular que ha habido en España en los últimos tiempos. Espero que hagas un buen libro, porque se lo merece».

Página tras página podemos ir respondiendo a la pregunta de ¿Quién eres tú? y conocer desde los orígenes familiares, el jazz para el que parecía abocado pero que le formó para el resto de su carrera, las grabaciones para RNE, el camino al pop, su capacidad para adaptarse a cada artista en sus arreglos, las composiciones propias y un largo etcétera. Mar Norlander disecciona musicalmente muchos de sus temas más conocidos pero también las letras, sus producciones y el salto a los EEUU (afincado en Los Ángeles) donde muchos le perdimos el rastro aunque volvería en los 90.

Y auténticas joyas los enlaces al archivo de RTVE (grabaciones de RNE y de TVE) para poder ver y escuchar a un gran músico que este libro nos retrata como ninguno. Personalmente me encantó el apartado del capítulo 3 dedicado a Serrat que titula «Camino de Mediterráneo» que conocía en parte y desmenuzado musicalmente por Mar en un disco imprescindible donde hay arreglos del propio Calderón junto a Antoni Ros-Marbá sin olvidarnos del incombustible y gran Ricard Miralles, casi pareja irrenunciable del «Nen de Poble Sec» a lo largo de su trayectoria, pero también de Aute o de nuestro Víctor Manuel.

No podía faltar Mocedades cuando se habla de Calderón, y el propio músico confesaba, como refleja la página 192:

«Para mí Mocedades y Sergio y Estíbaliz son algo más de lo que ustedes conocen, son esa gran familia que antes de tener un nombre artístico, se reunían para cantar folk americano bajo la batuta de Don Roberto».

Ver el manuscrito de Eres tú y cómo analiza la estructura nuestra musicóloga es otra de las partes que quiero destacar del libro, acordes, letra, pero otros tantos temas que tienen la firma y estilo único del santanderino, como Tómame o déjame (con arreglos que repetiría para Secretaria), El vendedor, Los amantes o el disco de 1975 La otra España con un arreglo del 2º movimiento de la séptima sinfonía de Beethoven (Dieron las doce) y letra propia -y compartiendo grabación con Pedro Iturralde (Goizaldean)- volviendo al «Sordo de Bonn» en otro arreglo del mismo (Cuando tú nazcas) unos años más tarde (1983), así como las críticas en la prensa de los especialistas de entonces. Mocedades, Sergio y Estíbaliz, Cecilia y tantos más… incluso una grabación que atesoro entre mis «descubrimientos» de su última época:

Las referencias al mundo del jazz son también obligadas, su admiración por Bill Evans, el disco Bloque 6 con el batería Peer Wyboris y Carlos Casasnovas al contrabajo más el propio Calderón al piano, sus amistades y otras formaciones donde estaban Pepe Nieto, Vlady Bas, por supuesto Pedro Iturraralde y su hermano Javier, o los hermanos Medrano, una Big Band irrepetible (incluso su versión de Milestones que fue sintonía de aquel programa de televisión «Jazz entre amigos» del añorado Cifu), todo igualmente diseccionado al detalle por Mar, de una parte no siempre bien entendida por entonces (los primeros años 60 en Madrid) pero que es necesario conocer para comprender mejor el enorme bagaje del artista cántabro, en «La dualidad entre el jazz. y el pop» ya en los 70 que sería el mejor rodaje para unos músicos que son históricos en la música española sin necesidad de etiquetas, verdaderos omnívoros de entonces.

Cada capítulo es un recorrido puntilloso, cercano y riguroso de mi querida Mar Norlander, un repaso de tantos años a la vida del multifacético Juan Carlos Calderón, premios, alegrías y tristezas, el músico y la persona, un ARTISTA con mayúsculas del que escribe su ya biógrafa oficial: «(…) el estudio de su trayectoria artística nos desvela su pasión por la música, una gran capacidad de trabajo y una mente brillante en constante evolución que ha dejado un legado monumental, siendo artífice de la banda sonora de las vidas de varias generaciones(…)», de la mía por supuesto, ayudándome a conocer y admirar aún más a un ídolo que sigue conmigo.

 

Cuartetos de Brunetti

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GAETANO BRUNETTI: «Strings Quartets, Op. 3 (1774). Concerto 1700, Daniel Pinteño (violín y director). Ref.: 1700 Classics, 170008 (2025) / BI-0133-2025 / 84357604530. Duración: 64:35 minutos. Fotos del CD: Elvira Megías.

El pasado 7 de abril salía a la venta el nuevo disco de Concerto 1700, «Gaetano Brunetti: String Quartets Op. 3», coincidiendo con el décimo aniversario de la formación fundada por el malagueño Daniel Pinteño, otra grabación con su propio sello discográfico -con lo que ello supone de libertad en el repertorio e interpretación- y también un programa que llevarán al directo tanto en San Lorenzo de El Escorial (donde fueron compuestos estos cuartetos) como en Colmenar de la Oreja (donde viviría desde los 18 años, se casaría, moriría y está enterrado), todo un homenaje a Cayetano Brunetti (Fano -Estados Pontificios- 9 de agosto de 1744 / Colmenar de la Oreja -Madrid- 16 de diciembre de 1798) y ampliando la riqueza del patrimonio musical de la España del siglo XVIII.

Con este nuevo trabajo continúan avanzando en la senda camerística abierta tras la publicación de los otros CDs «Gaetano Brunetti: Divertimenti» (2021) y «José Castel: String Trios» (2022), en este caso con la primera grabación en tiempos modernos de una integral de los cuartetos de cuerda de Gaetano Brunetti y siempre con el trabajo de investigación de Ars Hispana, donde el riojano Raúl Angulo Díaz también aporta en el libreto unas excelentes notas en cuatro idiomas (español, inglés, francés y alemán), lo que también ayudará a una difusión internacional de este octavo disco en el propio sello de Concerto 1700.

Los seis cuartetos que conforman el opus 3, fueron compuestos en San Lorenzo de El Escorial (Madrid) en el otoño de 1774 durante la estancia de la corte en la localidad de la sierra madrileña, como explico más adelante. Gaetano Brunetti fue, desde 1771, el máximo responsable de la música que se interpretaba en la cámara del Príncipe de Asturias (futuro Carlos IV), siendo encargado no solo de componer música nueva para las veladas de su ilustre protector, sino también de seleccionar el repertorio a escuchar. Desde esta posición privilegiada, Brunetti contribuyó a la difusión en España de las novedades musicales que procedían del resto de Europa, especialmente de París y Viena.

El cuarteto de cuerda puede ser considerado el rey de las formaciones camerísticas y con este trabajo Concerto 1700 pone su mirada en las primeras décadas del género en las que España tiene mucho que decir con compositores como Brunetti o Boccherini, que ya han llevado en concierto, un lugar donde se establece un diálogo cortés e ilustrado entre los instrumentos, dejando atrás la jerarquía que la música del barroco imponía, y dejo a continuación lo escrito tanto en la web de Concerto 1700 como la de ArsHispana sobre este CD:

«No obstante, a pesar de la evidencia del cultivo del cuarteto en suelo hispano, el melómano aún tiene que enfrentarse a prejuicios muy arraigados. Uno de ellos es el nacionalismo que ha excluido de la historia de la música española a autores como Boccherini o Brunetti, cuyas carreras se desenvolvieron dentro del marco de las instituciones españolas.

Precisamente, estos dos autores son los que de manera más intensa y prolongada cultivaron en España el género del cuarteto, siendo Boccherini, además, uno de los protagonistas de su surgimiento y afianzamiento en toda Europa. Un segundo prejuicio radica en la posición central que ocupa el cuarteto vienés en el canon del llamado «clasicismo». De acuerdo a un punto de vista tradicional, el «verdadero» cuarteto de cuerda, tal como se encarna en el Op. 33 de Haydn y en los cuartetos «Haydn» de Mozart, presenta unas características que lo sitúan en la cúspide de la música de cámara. El cuarteto de cuerda se distinguiría por tener cuatro movimientos contrastantes y relacionados entre sí, el protagonismo de la forma sonata, exhibir un concienzudo trabajo motívico o conceder a los cuatro instrumentos un tratamiento independiente e igualitario. Este tipo ideal ha servido de medida para evaluar los cuartetos que se compusieron durante la segunda mitad del siglo XVIII. Aquellos cuartetos que tienen dos o tres movimientos, que priorizan el encanto melódico o la yuxtaposición de atractivas melodías, que inciden en los contrastes de timbre, dinámica y textura o que buscan deslumbrar a través del virtuosismo de los intérpretes, se condenan como ejemplares inmaduros o imperfectos. Boccherini, Brunetti, así como otros músicos que trabajaron en España, prefirieron seguir unas vías que les alejaron del modelo que hoy se tiene por canónico, pero no por ello son menos válidas».

Otro enorme trabajo de investigación ArsHispana y Pinteño con «su» Concerto 1700 que con esta grabación aportan luz a los primeros años del género a través de un lenguaje elegante y refinado, con una excelente toma de sonido en grabación realizada el pasado mes de septiembre en el Auditorio Fray Luis de León (Guadarrama, Madrid), con la asturiana Sonia Gancedo y el pacense Víctor Sordo (VN Studio) como ingenieros de sonido. Bien diferenciados y balanceados los cuatro instrumentistas que interpretan estas joyas (como sus instrumentos de época), en una buena mezcla donde se nota la profesionalidad del tándem Gancedo-Sordo, que además son los supervisores artísticos. De las cinco series compuestas entre 1773 y 1776 (con otras más espaciadas hasta 1791) son estos seis cuartetos opus 3. Destacar, como refleja Angulo, que «en 1774 Brunetti llegó a componer dos series de cuartetos: los de la Opera 2ª y los de la Opera 3ª», y que «los doce cuartetos de estas series se hallan recogidos actualmente en una partitura autógrafa custodiada en la Biblioteca Nacional de Francia (Ms. 1635) mientras que los de la Opera 3ª se compusieron en «San Lorenzo» (…) lo que permite fechar con más precisión los cuartetos en dicho año 1774».

Estos seis cuartetos escritos en dos movimientos siguen el modelo del opus 15 del también «madrileño» Boccherini y no los cuatro del austriaco Haydn (de su opus 9), movimientos breves, con menos virtuosismo y variados en la forma, sin un esquema fijo en los aires aunque se tiende al lento-rápido, y demostrando cómo Brunetti estaba al día de las modas europeas, conformando todo un hallazgo en nuestro siglo XXI de la música de cámara del XVIII español y un grato descubrimiento para todos los melómanos. Dejo a continuación detallados y no en orden cronológico, sino buscando la buena alternancia de tempi, para degustar en este «estreno en tiempos modernos» con los doce cortes:

Cortes 01-02: String Quartet in C Major, L158: Largo sostenuto – Allegretto / Tempo di Minuetto.

Cortes 03-04: String Quartet in A Major, L157: Larghetto espressivo / Allegro non Molto.

Cortes 05-06: String Quartet in E flat Major, L160: Largo Cantabile con sordini / Allegro con Spirito.

Cortes 07-08: String Quartet in G Major, L161: Andantino con variazioni / Allegro.

Cortes 09-10: String Quartet in F Major, L156: Allegro Moderato / Rondeau. Allegretto.

Cortes  11-12: String Quartet in A Major, L159: Andantino con un poco di Moto / Allegro non Molto.

Hoy en día gracias a las distintas plataformas se puede escuchar el CD, y personalmente me encantan todos, tanto independientes, en modo random (aleatorio) o directamente manteniendo el orden del disco. El empaste de los cuatro intérpretes (que dejo al final de esta entrada) es impecable: un solo corazón latiendo en perfecta conjunción, de amplias dinámicas, fraseos claros, afinación impoluta y esa sonoridad «clásica» llena de matices y contrastes con una textura donde todos tienen protagonismo (hay momentos casi orgánicos), participando en los ricos materiales melódicos de un felizmente recuperado Don Cayetano. Difícil escoger alguno en especial, aunque me quedo con el primero escrito en fa mayor (L156) y el segundo en la mayor (L157) por su frescura compositiva, aunque todos sean un descubrimiento dentro de la música camerística desde el formato de cuarteto de cuerda que tanta literatura ha dado a la historia de la música y que en España también se apostó por él.

CONCERTO 1700:

DANIEL PINTEÑO, violín I – FUMIKO MORIE, violín II – ISABEL JUÁREZ, viola – ESTER DOMINGO, violoncello.

Fogosas pasiones

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Spain On Fire – Divine and human passions in the Spanish Baroque

Accademia del Piacere | Fahmi Alqhai | Quiteria Muñoz

CC 720018 – CD – Challenge Classics

Grabado en: Espacio Turina & Espacio Maravillas, Sevilla.

Productores: Rami Alqhai / Alqhai & Alqhai.
Mezclado por Andrés Torres & Jordi Gil (Sputnik Recording Studios) y Rami Alqhai. Masterizado por Jordi Gil. Ingeniero de sonido: Félix Vázquez.

Este viernes 7 de marzo sale a la venta el último trabajo de la formación de los hermanos Alqhai con el título de España en llamas. Pasiones humanas y divinas del Barroco Español, una grabación para el sello Challenge Records con difusión mundial y que recoge una selección de obras muy conocidas en nuestro tiempo, autores en la memoria de todo melómano, con una música barroca que sigue cada vez más actual llenando conciertos, y que muchas formaciones españolas están ayudado a mantenerlo vivo, como es el caso de la sevillana Accademia del Piacere que estarán llevando estos programas por distintos escenarios.

Entre las señas de identidad de Los Alqhai destaca su especial sonoridad con las violas de gamba, junto a un continuo de guitarra (igualmente solista) y clave acertados, más la percusión detallista y colorida que forman este ensamble siempre con el rico sentir mestizo desde sus orígenes palestinos hasta la Sevilla natal, el acercamiento a la música barroca española que no puede evadirse de la raíz flamenca en una retroalimentación de danzas inspiradoras, junto a la tradición romántica que ejerció España: la imagen de oscuridad y exotismo, el lugar en el que triunfaban las pasiones sobre la racionalidad, una tierra prometida en la que las emociones auguraban una vida intensa de esta Iberia que cautivó a tantos viajeros desde el siglo XIX hasta hoy en día, siendo este «On Fire» su banda sonora.

Hay que sumar al orgánico la voz de la experimentada soprano valenciana Quiteria Muñoz , de color y timbre ideal para este repertorio, muy expresiva en su línea de canto y de dicción clara, siempre bien arropada por una formación académica que en este programa, llevado al disco, el crítico Pablo J. Vayón ha calificado como «una fiesta popular para los sentidos».

Quince cortes, que detallo más abajo, alternando los temas vocales de Quiteria, sentidos, intimistas y hasta salerosos, con el acompañamiento del orgánico que tiene sus números instrumentales de protagonismos alternados en arreglos muy interesantes. Versiones propias de tiempos variados, canciones ‘populares’ y danzas que nos hacen mover los pies sin perder nunca el peculiar sello Alqhai, respetuoso y actualizado, perfecta fusión en el amplio sentido de la palabra.

Impecable la toma de sonido y una mezcla donde poder degustar cada detalle, con amplias dinámicas de un disco que espero siga sonando en vivo, acercándonos una música siempre actual, plenamente exportable y fácil de escuchar.

Dejo a continuación las notas del crítico, profesor, productor musical y violagambista Juan Ramón Lara, buen conocedor de estos músicos y repertorio, que explican muy bien el contenido de Spain On Fire:

«Durante siglos Europa miró a España con una mezcla de rechazo y fascinación, como un lugar oscuro, exótico y salvaje en el que las pasiones elementales del ser humano triunfaban sobre la racionalidad, pero también una tierra prometida en la que las emociones desbordadas prometían una vida intensa. Esa imagen se remonta al siglo XVII, cuando la moda à l’espagnole invadió la envarada corte de Versalles con una música pasional, preñada de glosas y libres improvisaciones, reflejo del fuego en el que ardía la España barroca. Sevilla era el vértice de esa España, como su puerto de Indias y paradigma de diversidad y duros contrastes: en ella se mezclaron, juntas y revueltas, la pobreza más lacerante con el despilfarro del oro de América, la brillantez intelectual con la censura, el puritanismo con la depravación… De ese picadillo de ideas y personas emergió una era dorada de las artes y de la música, que disfrutó de una riqueza de estilos y géneros deslumbrante y rara vez repetida: la vieja polifonía policoral en las iglesias, los tonos humanos en los palacios, las zarzuelas en los teatros, la guitarra de moda en los hogares y las barberías… Desde la Sevilla actual Accademia del Piacere y Fahmi Alqhai reviven esa apasionada música, los “lascivos bailes que parece que el demonio los ha sacado del infierno”, en palabras de Rodrigo Caro (1626), que desembarcaban en su puerto de manos de los esclavos procedentes de las colonias de América: zarabandas, pasacalles, chaconas “y otra gran tropa de este género” que pasaron pronto de las calles a los libros de guitarra y los entreactos teatrales, y de ahí a los salones de la aristocracia. Sus ritmos, muy “flamencos” formaron la base del folklore español, a la vez que sus acordes y ritmos, pasados por Vivaldi y Bach, pusieron el fundamento de lo que conocemos como música barroca».

Cortes:

HENRY DE BAILLY (1590-1637):
[1] Yo soy la locura

CARLES BLANCH (1993) / FAHMI ALQHAI (1976):
[2] Tarantela & Canarios

LUIS DE BRICEÑO (ca. 1610-1630):
[3] Ay, amor loco

GIOVANNI BATTISTA VITALI (1632-1692) / FAHMI ALQHAI:
[4] Glosa en canon sobre el Passa Galli de Vitali

ANTONIO DE CABEZÓN (1510-1566):
[5] Diferencias sobre el canto llano del cavallero

SANTIAGO DE MURCIA (1673-1739) / CARLES BLANCH:
[6] Folías gallegas

FAHMI ALQHAI:
[7] Folías de España

LUIS DE BRICEÑO:
[8] La bella Çelia que adora

ALONSO DE MUDARRA (1510-1580) / FAHMI ALQHAI:
[9] Glosa e improvisación sobre Conde Claros

JOSÉ MARÍN (1618-1699):
[10] Niña, como en tus mudanzas

ANTONIO MARTÍN Y COLL (1650-1734):
[11] Bayle del Gran Duque

[12] Flores de música (1706) – Pasacalles

MATEO FLECHA EL VIEJO (1481-1553):
La Negrina

[13] Florida estava la rosa

[14] San Sabeya, gugurumbé

ANÓNIMO / ANTONIO DE CABEZÓN:
[15] Himno Pange Lingua ‘More Hispano’ y su glosa

Duración total: 61:15

Músicos:

Accademia del Piacere

Fahmi Alqhai (arreglos, dirección musical, viola da gamba) – Quiteria Muñoz  (soprano).

Johanna Rose (viola de gamba) – Rami Alqhai (viola de gamba, violón) – Javier Núñez (clave) – Carles Blanch (guitarra barroca) – Agustín Diassera (percusión).

De sópitu

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De Sópitu. Forma Antiqva, Pablo García-López (tenor), Aarón Zapico (idea, selección musical y arreglos). Sello: Zapico Records. Tiempo total: 61:30. Libreto en asturiano, castellano e inglés. Ref.: ZAP001

(Reseña escrita desde el teléfono y enviada a LNE del viernes 21, con el añadido de los links siempre enriquecedores, tipografía que no siempre la prensa puede adaptar, y fotos propias)

En la tarde de ayer jueves se presentaba “De Sópitu” en la Sala de Cámara del auditorio ovetense el último trabajo de Forma Antiqva, con sello propio en el amplio sentido de la palabra, y en el mismo lugar donde se realizó la grabación el pasado mes de junio con la producción de Fernando Arias (sentado entre el público) que salía a la venta y ya pude escuchar con detenimiento.

Aarón Zapico, el ideólogo de este proyecto (del que ya disfrutaron en vivo durante el Festival Internacional de Santander allá por junio de 2023 en Torrelavega y Noja , más en el ciclo CIMCO el pasado 13 de junio), estuvo acompañado por sus dos hermanos Pablo y Daniel, junto a Ismael G. Arias y la periodista María Herrero ejerciendo de presentadora y amiga de todos (también estudió música con los Zapico), sonsacándoles algunos secretos e interioridades de este trabajo, desde la selección, búsqueda en archivos, descartes y aciertos, hasta la recuperación del rigodón de Santiago de Murcia, titulado La asturiana, en la Biblioteca Nacional por parte de Pablo, que junto a Daniel la reconstruyeron (e interpretaron en vivo).

No faltó el hermanamiento de las Cuencas con el socarrón Mael añadiendo anécdotas de su Teverga y los ancestros de unas canciones sin fronteras, el garrotín más asturiano (cantado por la Lola con El pescadilla) y Beethoven cuya marcha escocesa seguro “ye nuestra”, pues la historia bien pudo pasar por Requejo (el alcalde de Mieres Manuel Álvarez, también presente en la sala, asentía y sonreía).

Producto de los Zapico de principio a fin, desde la grabación en la propia sala de cámara con el “sonido Arias” impecable con discográfica propia, un libreto trilingüe (asturiano, castellano e inglés) y las bellas fotos y diseño de Ricardo Villoria.

Música inédita, fresca, valiente y original en su concepción, música que nos pertenece a todos desde la óptica siempre abierta de la formación asturiana, con aires barrocos siempre tan actuales, el disco recoge 24 cortes alternando páginas instrumentales y vocales con el “fichaje” del tenor cordobés Pablo García-López (el último Don Basilio de las bodas mozartianas en la Ópera de Oviedo) a quien habrá que adoptar para la gran familia Zapico que sigue creciendo y enriqueciendo un repertorio de lo más exportable, muy recordado en la presentación (cantando estos días “La flauta mágica” en Tours), quien nos dejó grabado en vídeo un afectuoso saludo desde la ciudad francesa, con la gratitud y toda su entrega, además de la emoción vertida en este proyecto desde sus inicios.

Interesante la selección y arreglos de distintos temas del folklore asturiano, cántabro, leonés y hasta irlandés, la inspiración desde los tiempos de estudiante en La Haya del mayor de los hermanos, donde pudo beber de las fuentes originales que incluían la herencia de la llamada música popular, el folklore que ya utilizaron Händel (Sinfonía de los pastores), Purcell (Danza de los marineros) o Matteis (Danza según el humor escocés), pero también nuestros Martín Codax (Ondas do mar de Vigo), Gaspar Sanz (Marionas), Santiago de Murcia (Rigodón) y si me apuran hasta el mismísimo Rimsky-Korsakov con la Alborada y el Fandango que también aparece “De repente”, páginas que estaban esperando en carpetas desde 2016 para crecer en Pandemia y finalmente salir para hacerlas sonar. También pudimos ver un par vídeos de la grabación (más el tráiler de promoción en las redes sociales) donde seguir disfrutando del repertorio atemporal que se ha reunido en este disco compacto.

La alternancia de temas nos dejan unas combinaciones plenamente internacionales, instrumentalmente con el cello de Ruth Verona, a quien hace tiempo le cambié el apellido por Zapico (es la “cuarta hermana” de la formación de los langreanos desde los inicios), capaz de emocionarnos en un canto melancólico introductorio alternando con el rítmico de la muñeira de Chantada donde las flautas del astur-leonés Alejandro Villar aportan ese matiz celta (comentado por Ismael con el asentimiento de Lisardo Lombardía (uno más entre el numeroso público asistente). Las músicas que Aarón Zapico recogió, tras consultar con Mael, su hija Sara, Miriam Perandones o Héctor Braga, amalgaman páginas reconocibles por todos los “omnívoros musicales” que siempre tenemos presente lo cercano, «desentrañando las raíces» de unas melodías tan apegadas al terruño. Por supuesto la percusión de Pere Olivé, otro “imprescindible” de Forma Antiqva junto a los tres hermanos (Aarón en el órgano, Dani con la tiorba y Pablo a la guitarra barroca y el archilaúd), redondean el orgánico de este proyecto que patrocinado por la Consejería de Cultura, Política Lingüística y Deporte del Principado de Asturias ya queda para la posteridad de nuestro patrimonio.

Punto y aparte merece el tenor cordobés, ya adoptado porque parece de Mieres por su impecable dicción y musicalidad (“El señor cura de la Piñera”, “Tengo al mio Xuan en la cama” o esa joya intimista que es “¡Que m’escurez”), recitando “Una fatal ocasión” (mientras suena por debajo “Mangas verdes” y “La giga de nadie” de John Playford), junto a la emocionante interpretación de “Santa Barbara bendita” que cierra el disco (y la presentación en vídeo), pero igual de bien con el galaicoportugués del trovador Martín Codax (con Villar a la zanfona) y hasta el inglés del “Danny Boy” gaitero rezando por las montañas y casi invitándonos a tomarnos unas pintas (o unos culines en Requejo).

De momento lo podrán escuchar en Córdoba aunque los Zapico no paren: una “Vivaldiana” el próximo 6 de marzo en Los Conciertos del Auditorio o ya el 1 de julio en una romería gijonesa dentro del Festival de Música Antigua. Lo que sí podemos decir, con más de 20 años a la espalda, como preguntaba María, Forma Antiqva son «Marca Asturias» y un activo a mimar plenamente exportable.

«Ravelación» con libertad

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Miércoles 6 de noviembre, 20:30 horas. Teatro Jovellanos, JazzXixón y Concierto nº 1687 de la Sociedad Filarmónica de Gijón, «más filarmónica»: Marco Mezquida Trío, Ravel’s Dreams.

Nueva colaboración (yo lo llamaría aportación) entre el festival de jazz gijonés y la Sociedad Filarmónica en esa trasversalidad musical más allá de etiquetas, acercando la que es genuinamente música estadounidense del pasado siglo a los «académicos», y viceversa. Si la mal calificada como «música clásica» ha servido siempre de inspiración al jazz, también los músicos de conservatorio bebieron de él, y sólo por hacer una lista rápida en ambas direcciones: Debussy, Ravel o Gershwin conocían esa «nueva música popular»; Keith Jarret, F. Gulda o Yo-Yo Ma han transitado por las dos corrientes y hasta Gil Evans arregló para sus big band muchos «clásicos» (también a Ravel); incluso Duke Ellington también pasó por un conservatorio dando el salto para poder dejar atrás los convencionalismos (por algo se llaman «conservatorios») que en estos nuevos -ya no felices- años 20 del siglo XXI  todavía parecen lastrar o separar públicos que simplemente deberían disfrutar de la música.

La Filarmónica de Gijón arriesgó en 2017 con la unión chopiniana de Pepe Rivero y Judith Jáuregui, mantuvo el tipo hace dos años con el trío de Moisés P. Sánchez y sus «ReInvenciones» bachianas, ya colaborando con el Festival JazzXixón, y este primer miércoles de noviembre repetía «hermanamiento» con el trío del pianista menorquín Marco Mezquida con Ravel’s dreams (Los sueños de Ravel), una formación tras tres discos y 8 años junto al percusionista catalán Aleix Tobías (ambos compañeros de lujo con Silvia Pérez Cruz) más el chelista cubano Martín Meléndez, afincado en la capital catalana, rescatando un proyecto encargado al polifacético Mezquida para L’Auditori de Barcelona en 2016 con un acercamiento libre y actualizado para un ciclo dedicado al compositor vascofrancés, que también grabarían al año siguiente, «sacándolo del baúl» para esta ocasión, y que ha ganado con el poso más el bagaje de casi una década juntos.

En el programa se nos presente como «un viaje onírico a través del imaginario musical y personal de Maurice Ravel. Un sueño sobre la vitalidad de su legado y el eclecticismo de la música que le sedujo: desde los clásicos franceses a los virtuosos románticos; desde la experimentación con la música popular hasta las influencias de sus contemporáneos y la efervescencia del jazz». El propio Marco Mezquida iría presentando las obras elegidas aclarando su formación de conservatorio y animando, como a este «omnívoro musical» que suscribe, a disfrutar con su personal acercamiento, lleno de ritmo, buen gusto, texturas actuales, las mismas que usan también los compositores de esta generación, con el piano del balear siempre limpio, académicamente libre, añadiendo campanas, efectos en la caja armónica y bebiendo de los grandes, junto al chelo cubano que suena a contrabajo (¡qué bien amplificado!), sumándose también a la percusión y cantando con ese timbre propio, cerrando este taburete una percusión del catalán (cual Trilok Gurtu actualizado) capaz de empujar, colorear, sacar sonidos imposibles  de su propio «set» o directamente a un bohdrán e incluso la humilde pandereta, para entre los tres, con una sonorización perfecta y unas luces bien ambientadas, dejarnos una verdadera «ravelación» desde el respeto a Don Mauricio, con la libertad que da el conocimiento tanto de sus obras como del dominio técnico y buen gusto con sus respectivos instrumentos.

Abrirían el concierto con el Cuarteto en Fa, sus cuatro movimientos donde el trío iluminó melodías y armonías centenarias jugando con tímbricas, contrastes y lucimiento tanto por separado como en todas las combinaciones, un maravilloso acercamiento con un lenguaje atemporal y guiños a los grandes.

De la «infantil» o naif como Marco calificó Ma Mère l’Oye (Mi madre la oca), escrita para piano a 4 manos, además de contarnos ese «idilio» buscado con otra pianista, que nunca cuajó, pero que sí logró con sus dos actuales compañeros, verdadera ensoñación las dos piezas elegidas: la efectista Pavana de la bella durmiente armando y desarmando entre los tres esa escala pentatónica enlazada con la Princesa de las pagodas, saltos de cuentos, sueños o ensueños, con el canto del chelo, las luces percusivas desde los cascabeles o el pandero irlandés, y el piano impresionista con campanas colgando de la tapa o haciendo clúster sobre el arpa armónica, tímbricas, melodías y ritmos del mejor jazz.

En este viaje onírico llegaría Le Tombeau du Couperin, el empuje inicial que me hizo rememorar los Different Trains de Steve Reich sin perdernos nada del compositor nacido en Ciboure (frente a San Juan de Luz), y su mundo interior del que Marco Mezquida también nos hablaría, rarezas, colección de muñecas, vida con su madre, sexualidad siempre en interrogante pero la grandeza e inspiración de Ravel que este trío fue recreando, tan solo echando de menos un vaso e incluso aquellos clubs con el ambiente cargados de humo a donde viajé desde entresuelo con los ojos cerrados.

En este recorrido raveliano no podía faltar la bellísima Pavana para una infanta difunta, anécdota incluida del estreno donde el compositor parece comentó al pianista con un original juego de palabras ante la lentitud del intérprete que no era igual «una pavana difunta para una infanta» que «una pavana para una infanta difunta», con una percusión inicial donde irían sumándose piano y cello, nada triste, más bien mágicos y auténtico canto optimista además de luminosa versiób de este trío que pareció cambiar el Mediterráneo por el Cantábrico, el mismo que baña Gijón.

Aún quedarían más joyas: el hermosísimo segundo movimiento Concierto en Sol, delicado, íntimo, lógicamente con el piano protagonista pero parte también la entrada melódica del cello y las pinceladas de una percusión impecable, y por supuesto el Bolero tan famoso que planteaba a Mezquida cómo afrontar de forma distinta esta obra tan conocida que además mantiene ese ostinato rítmico casi «ad infinitum». No nos hizo pero “al revés” sin spoiler, y pudimos comprobar la forma de darla literalmente la vuelta, casi un Orelob donde cambiar el crescendo total del pianísimo al fortísimo para invertirlo: arrancar directamente con el ff jugando tanto con la armonía como con el  propio ritmo, manteniendo la modulación final pero finalizando en el pp apágandose totalmente con las luces para este auténtico «sueño de Ravel».

Tras más de hora y media, con un público rendido y los intérpretes felices además de agradecidos, reivindicando la música en vivo, que es siempre única e irrepetible, invitando a comprar las grabaciones que estarían a la venta al salir, todavía habría tiempo para una propina de Vals noble y sentimental con el chelo colocado como un bajo (increíble sus graves) y la percusión única de una pandereta estratosférica, con el piano siempre elegante, original, personal y espléndido de Marco Mezquida. El mejor arranque de este festival que se prolongará hasta el domingo y donde no faltarán las necesarias y casi obligadas sesiones durante este mes en el Meidinerz Jazz Club de la calle San Agustín. Me las perderé porque mi agenda está completa, pero es de lo más recomendable y Gijón siempre merece una escapada.

Un trabajo «made in Asturias»

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Martes 5 de noviembre, 18:00 horas. Club de Prensa LNE, presentación del CD «Mysterium» (©2024 Eudora Records, SL).

Este martes se presentaba el nuevo disco de la pianista Noelia Rodiles (Oviedo, 1985) con la Orquesta Oviedo Filarmonía (OFil), dirigida por el maestro Lucas Macías. Además la intérprete estuvieron el director titular -y reciente «fichaje» de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla-, el compositor Manuel Martínez Burgos y Pilar Rubiera, presidenta de la Fundación Musical Ciudad de Oviedo, que haría de maestra de ceremonias y moderadora.

El quinto disco de la pianista «avilesina» y cuarto con el sello Eudora, contiene dos obras para piano solista y orquesta que pude disfrutar en el estreno del 24 de noviembre del pasado año, y grabadas entre el 31 de enero y el 2 de febrero de este año: la Partita nº 4 de Julián Orbón, y Cloches del maestro Martínez Burgos.

Tras unas primeras palabras de Pilar Rubiera con los agradecimientos y reconocimientos (sin olvidar la Beca Leonardo del BBVA) comenzaría con una semblanza de la artista avilesina y la presentación de la mesa, pudimos ver el vídeo con la génesis de este CD (en la propia web de Noelia Rodiles), que dejo a continuación.

La pianista formada en La Villa del Adelantado nos contaría su acercamiento a nuestro compositor Julián Orbón (Avilés, 1925 – Miami, 1991), sin dudarlo uno de los grandes desconocidos en España y cuyo archivo se conserva felizmente en Indiana (Universidad de Bloomington) donde acudió Noelia guiada primero por la curiosidad desde su conservatorio de Avilés que lleva el nombre del compositor, y después para ahondar en la producción y seguimiento para «redescubrir» esa joya que es la Partita nº 4, que tras su estreno e interpretación por medio mundo, tras su fallecimiento y del de su alumno y valedor el director Eduardo Mata, que la estrenó caería en el olvido hasta nuestros días. Menos mal que Noelia pudo revivirla primero en el concierto ya citado, y poder llevarla al disco, preservando esta obra que esperamos siga sonando; este proyecto se uniría al Cloches en un trabajo en paralelo de ambas obras llenas de misticismo, la inspiración en Victoria y su Magnum Mysterium más la de nuestra campana catedralicia, «La Wamba» de la que nos hablaría a continuación el compositor.

Manuel Martínez Burgos nos contaría cómo fue gestando Cloches desde su llegada a Oviedo -hace ya 9 años- y haber leído que la capital asturiana «sonaba a música», atmósferas como la propia sonoridad de la ciudad convertida en obra musical, uniendo sus dos ciudades anteriores (Oxford y París) para este triángulo de catedrales que se convirtieron en tres de los cinco movimientos de este concierto para piano. Destacó la implicación de todos los intérpretes con un trabajo conjunto y pausado por el tiempo transcurrido entre el estreno y la grabación en febrero, aún en la memoria reciente de los músicos pero reposado lo suficiente para lograr sacar todos los detalles que podemos disfrutar en el CD.

A continuación el titular de la OFil, Lucas Macías nos transmitiría cómo mantiene un recuerdo maravilloso tanto del estreno como de la grabación donde coincide con el compositor, destacando lo fácil que resultó trabajar con la pianista y el catedrático, pudiendo aportar ideas para redondear un trabajo difícil pero con una orquesta motivada y disfrutando todos con ambas obras.

Con la presencia de varios miembros de la propia OFil, Pilar Rubiera invitaría a Marina Gurdzhiya, ayudante de concertino desde su llegada a la capital asturiana en 2002, contándonos cómo fue el trabajo, sintiéndose orgullosa del mismo unido a las emociones tales como la confianza que le dio el maestro Macías cuando estuvo tres años cubriendo la baja del concertino Andrei Mijlin, la entrega de Noelia (sin necesidad de conocer el curriculum), y cómo pese a ser obras nuevas hubo entrega total, disfrutando de nuevo la pasada semana con el último estreno Martínez Burgos, esperando pueda grabarse igualmente.

Pilar nos hablaría de la lotería de poder tener en Oviedo a tres músicos «de aquí» (Lucas y Manuel casi reconocidos como asturianos adoptivos), yo llamo a todo este proyecto «Made in Asturias», formados fuera de nuestras fronteras para abrir un breve debate sobre qué se puede mejorar en la educación musical tan diferente a la nuestra por parte de estos tres grandes músicos: Noelia desde su trabajo docente en Zaragoza retomaría lo apuntado al inicio del encuentro por la Presidenta de la FMC ovetense, los profesores deben ser músicos en activo (algo que en España es difícil y en Asturias imposible) y así se les exige; Manuel pide más dotación a los centros de enseñanza, aquí como en otras ciudades compartidos entre los grados Profesional y Superior, además de mayor inversión y entender la  cultura como bien inmaterial; Lucas recordaría su paso en el año 2000 por la Mahler Jugendorchestre donde sólo eran seis españoles y hoy es nuestro país el que más  músicos aporta (también a la European Union Youth Orchestra), aunque muchos hayan salido tristemente de centros privados más que de los públicos, siendo un talento joven de difícil retorno a casa.

El coloquio se abriría a los presentes con el tema de la presencia de público joven en los conciertos y óperas , aunque está claro que depende de ciudades. Juan Carlos R. Ovejero preguntaba a Macías por la clave para captar público nuevo, comentando el maestro onubense cómo su padre desde el Teatro de la Maestranza sevillano le enviaba un mensaje admirado por el lleno de jóvenes en el ensayo general del «Turandot«, o cómo tener precios especiales para ellos, como también hace Granada o Tenerife, puede ser una solución.

Finalmente se comentaría la tradición coral asturiana pero que salvo honrosas excepciones las formaciones vocales están envejecidos en su mayoría, y cómo buscar la participación con orquestas como apuntaba Lucas, quien apunta como una de las soluciones la integración de la música en los centros desde edades tempranas, contándonos su propia experiencia buscando uno para sus hijos, todavía buscando encajar el transporte escolar para su nuevo destino hispalense, y optando en Sevilla por el Colegio Internacional Europa que cuenta con cuatro coros (Rosetta, Mozart, Palestrina y Brahms) dentro de sus actividades extraescolares, un ejemplo privado en el que debería mirarse la educación pública.

Un encuentro interesante que finalizaría con la firma de discos por parte de Noelia Rodiles, hoy verdadera protagonista en el Club de Prensa.

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