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Plácido Domingo 40 años después

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Plácido Domingo regresa a Oviedo después de 40 años para ofrecer una Gala extraordinaria junto a Sabina Puértolas, Ismael Jordi, Oliver Díaz y la OFIL

Cuarenta años después de su última actuación en Oviedo, el legendario artista y Premio Príncipe de Asturias de las Artes, Plácido Domingo, regresa a la ciudad el próximo 10 de enero para protagonizar una Gala extraordinaria en el Auditorio Príncipe Felipe.

El concierto, que cuenta con la colaboración de la Fundación Municipal de Cultura de Oviedo y el patrocinio de Riesco Abogados y Grupo Resnova, reunirá además en el escenario a la soprano Sabina Puértolas y el tenor Ismael Jordi, bajo la dirección del maestro Oliver Díaz al frente de la Orquesta Oviedo Filarmonía

En palabras del propio artista, “regresar a Oviedo después de tantos años, me produce una gran emoción. Esta ciudad ocupa un lugar muy especial en mí y me trae recuerdos memorables de los inicios de mi trayectoria artística en España. Estoy feliz de volver en este momento de mi vida”, ha señalado Plácido Domingo.

El programa, especialmente seleccionado para la ocasión, recorrerá algunos de los momentos más emblemáticos del repertorio operístico y sinfónico, combinando la fuerza de las grandes arias con la complicidad de los dúos y la elegancia de las obras orquestales. La presencia de Sabina Puértolas e Ismael Jordi, dos de las voces más destacadas del panorama lírico español, completa el cartel de lujo de esta producción que contará con la dirección musical del maestro Oliver Díaz, uno de los más reconocidos de su generación.

Las entradas estarán disponibles a partir de este jueves 20 de noviembre en la taquilla del Teatro Campoamor y en la web entradas.oviedo.es.

Precio localidades: Butaca de Patio 89 € – Anfiteatro 79 €.

La Fundación Municipal de Cultura señala que, con este evento, Oviedo vuelve a situarse en el centro del mapa lírico internacional, reafirmando su compromiso con la excelencia artística y la celebración de la música como patrimonio vivo.

Pasión y gratitud en la voz de José Bros

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El tenor catalán ofreció en el Campoamor un recital de elegancia, entrega y emoción compartida con el pianista Mario Álvarez

Jueves, 16 de octubre 2025, 19:30 horas. Teatro Campoamor de Oviedo: Recital “Pasión Lírica”. José Bros (tenor), Mario Álvarez Blanco (piano). Arias y romanzas de ópera y zarzuela.

(Crítica para LNE del sábado 18, con el añadido de fotos propias, los enlaces –links– enriquecedores, y la tipografía más colores que la prensa no refleja)

Cada regreso de José Bros (Barcelona, 1965) a Oviedo es un reencuentro con alguien de casa, y así lo siente tanto el artista como su público fiel que acudió al recital de este jueves otoñal. El tenor catalán, habitual de la escena del Campoamor desde hace más de tres décadas y protagonista de más de dieciocho producciones entre óperazarzuela y recitales, muchos vividos por quien suscribe, volvió a emocionar a los melómanos asturianos que le siguen adorando y con quienes mantiene un idilio y hasta amistad con muchos de ellos. Su Pasión Lírica es programa de aire retrospectivo y confesional, acompañado por el pianista local Mario Álvarez, cómplice artístico por vez primera pero amigo de larga trayectoria en la capital asturiana.

El recital se articuló en dos partes equilibradas y muy personales. En la primera, Bros rindió homenaje a Francesco Paolo Tosti con Vorrei morire y L’ultima canzone, dos miniaturas de pura emoción contenida, interpretadas con exquisita línea de canto y una mezza voce que sigue siendo su sello característico de timbre único. A ellas siguió el bel canto de Donizetti con una Una furtiva lagrima de filigrana expresiva (el Nemorino que utilizó su “Elisir” para encandilarnos junto a nuestra Beatriz Díaz hace ocho años sobre estas mismas tablas), antes del primer lucimiento del pianista en un sentido Intermezzo de “Manon Lescaut” de Puccini, preludio al inspirado Donna non vidi mai, fraseado con lirismo y hondura. Su dicción en italiano es maravillosa y la música realza cada texto. La melancolía de È la solita storia del pastore (“L’Arlesiana») encontró en Bros al Federico introspectivo, y cerraría esta primera parte con el aria verdiana Tutto parea sorridere (de “Il Corsaro”), una sección con un despliegue vocal lleno de vigor y elegancia pese a cierta descolocación vocal del agudo final, plena de orgullo guerrero que sigue llamando “a las armas”.

La segunda parte viajó rápido de Francia a España pasando por su Cataluña. El tenor abordó con naturalidad el refinamiento de MassenetOuvre tes yeux bleus y el solemne Ô souverain, ô juge, ô père de “El Cid»—, de dicción impecable y tono devoto. Mario Álvarez volvió a “darle descanso” con el conocido Fandango de “Doña Francisquita”, página de virtuosismo pianístico que no puede igualar el brillo, tempo ni salero orquestal pero que sirvió de puente hacia un Maig de Toldrà luminoso, delicado, sentido y cercano en su lengua natal.

Las muy conocidas romanzas de zarzuela —Bella enamorada, De este apacible rincón de Madrid y No puede ser— que muchos tenemos memorizadas por nuestro maestro Alfredo Kraus, desataron la ovación del público, que celebró el arte de un cantante que sigue combinando elegancia, naturalidad y entrega.

Antes de la última romanza, también en las propinas, Bros tomó la palabra para agradecer al Ayuntamiento, a su Alcalde Alfredo Canteli, y a todo el personal de la FMC (Fundación Municipal de Cultura) su apoyo, también a Mario Álvarez por el excelente trabajo recordando sus 32 años de amistad, así como la gratitud de todos los implicados en poder buscar este hueco en la amplísima oferta musical de “La Viena española” candidata a capital cultural para 2031. No faltó, pese a lo discreto que siempre ha sido en su vida personal, con sus “luces y sombras” por las que todos pasamos, actualmente pletórico y optimista con la confesión de su reciente boda hace algo más de un mes, por lo que dedicó a su esposa, presente en la sala, un emocionad Canto porque estoy alegre (de Antón García Abril) como regalo de cumpleaños este jueves 16 de octubre en plena “luna de miel” y un regalo más (“manda Mario” bromeó) para cerrar con la Mattinata (Leoncavallo) antes del apasionado bis de No puede ser que sí lo fue.

Una gran noche de arte, lírica, gratitud y pasión compartida: pura verdad cantada.

La pasión de Bros

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Jueves, 16 de octubre 2025, 19:30 horas. Teatro Campoamor de Oviedo: Recital “Pasión Lírica”. José Bros (tenor), Mario Álvarez Blanco (piano). Arias y romanzas de ópera y zarzuela.

(Reseña rápida desde el teléfono para LNE del viernes 17, con el añadido de fotos propias, los enlaces –links– enriquecedores, y la tipografía más colores que la prensa no refleja)

Cada visita del tenor barcelonés Josep Bros (1965) a Oviedo supone un reencuentro con quien podríamos denominar como “de casa” tras participar en más de 18 títulos de ópera, zarzuela y varios recitales, todos con buenos recuerdos, por lo que esta Pasión Lírica en compañía del pianista Mario Álvarez era como un resumen a una larga trayectoria muy unida a “La Viena española” que le ha visto crecer desde sus inicios.

El repertorio elegido por Bros ahondaba con sus mejores arias en roles como su siempre aclamado Nemorino (L’elisir), Des Grieux (Manon Lescaut), Federico (L’Arlesiana), el capitán Corrado (Il Corsaro) o Don Rodrigo (El Cid), sin olvidarnos del enamorado Enrique (El último romántico), el coronel Javier (Luisa Fernanda) y el marinero Leandro (La tabernera del puerto).

Mas en un recital no puede faltar Tosti para abrirlo con dos de sus bellísimas canciones: Vorrei morire y L’ultima canzone, íntimas y sentidas, o ese maravilloso Maig de Toldrà catalán en la parte española de la segunda.

Las páginas elegidas por el tenor catalán son una pequeña gran muestra del enorme trabajo con cada una de ellas en una longeva carrera, aún más exigentes por separado, y con el excelente acompañamiento de un pianista plenamente de casa, que atesora muchas horas de lírica en sus dedos desde 1992 tras su debut como maestro repetidor en el Campoamor, quien se luciría en solitario para los siempre necesarios descansos vocales como en el Intermedio de “Manon Lescaut” muy sentido, o el conocido aunque algo insípido Fandango de “Doña Francisquita”, reducciones orquestales siempre difíciles de trasladar a las teclas para reflejar la tímbrica original.

En este jueves de pasión lírica destacar la “mezza voce” siempre cuidada de Bros, gusto exquisito, un centro donde recrear su dramaturgia innata en fraseos precisos y jugosos, más sus agudos siempre generosos, además de variados en ataques o matices, aunque por momentos juegue con las colocación de las vocales finales (caso del último corsario donde que Verdi llama a las armas), todo en el idioma de Dante.

Con la vocalización siempre clara y precisa, en la segunda parte Bros transitó por las lenguas de Voltaire, la vernácula de Espriu y nuestro Cervantes, más pasional si cabe con esas romanzas de la “escuela Kraus” que tan bien ha interiorizado el catalán, con sus luces y sombras como nos contaría micrófono en mano tras el “apacible rincón”para agradecer al Alcalde y todo el personal de la FMC poder encajar este recital en la amplia oferta cultural ovetense, así como a Mario Álvarez tras 32 de amistad y la primera vez juntos.

Todo antes de Sorozábal, tras quien vendrían regalos y confesiones: un mes de matrimonio y el regalo de cumpleaños a una esposa, presente en el patio de butacas y dedicataria de la bella Canto porque estoy alegre (García Abril), declaración emocionada y sentida como la siguiente Mattinata (Leoncavallo) hoy vespertina cual ramo lírico de enamorados y bisar aún más entregado  “No puede ser” para su querido público y amistades puestas en pie.

PROGRAMA

 Primera parte

  • Vorrei moriré, F.P. Tosti (1846-1916)
  • L’ultima canzone, F.P. Tosti
  • Una furtiva lagrima de “L’elisir d’amore”, G. Donizetti (1797-1848)
  • “Manon Lescaut”, G. Puccini (1858-1924): Intermezzo (piano)
  • Donna non vidi mai
  • È la solita storia del pastore, de “L’Arlesiana”, F. Cilea (1866-1950)
  • Tutto parea sorridere, de “Il Corsaro”, G. Verdi (1813-1901)

Segunda parte

  • Ouvre tes yeux bleus, J. Massenet (1842-1912)
  • Ô souverain, ô juge, ô père, de “Le Cid”, J. Massenet
  • Fandango de “Doña Francisquita” (piano), A. Vives (1871-1932)
  • Maig, E. Toldrà (1895-1962)
  • Bella enamorada, de “El último romántico”, R. Soutullo (1880-1932) y J. Vert (1890-1931)
  • De este apacible rincón…, de “Luisa Fernanda”, F. Moreno Torroba (1891-1982)
  • No puede ser, de “La tabernera del puerto”, P. Sorozábal (1897-1988)

José Bros vuelve con su espectáculo «Pasión Lírica» al Teatro Campoamor

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El tenor catalán José Bros vuelve el próximo 16 de octubre a las 19:30 horas al Teatro Campoamor de Oviedo con su espectáculo Pasión Lírica, un amplio recorrido por las obras musicales que han marcado su carrera, y estará acompañado al piano por Mario Álvarez Blanco.

Precio localidades: 30 €, 25 € y 20 €.

José Bros es un tenor muy conocido y querido por el público de Oviedo, donde ha interpretado más de 18 títulos de ópera y zarzuela y ha participado en distintos conciertos y recitales entre los que destacan “Desde el corazón” y “Non ti scordar di me”, “Eternamente” y “Gala 3 tenores BAG”.

El cantante barcelonés interpretará obras de Tosti, Donizetti, Puccini, Cilea, Massenet y Sorozábal, entre otros, y dejo a continuación el programa.

Primera parte

Vorrei moriré, F.P. Tosti (1846-1916)

L’ultima canzone, F.P. Tosti

Una furtiva lagrima “L’elisir d’amore”, G. Donizetti (1797-1848)

Intermezzo (piano) “Manon Lescaut”, G. Puccini (1858-1924)

Donna non vidi mai “Manon Lescaut”, G. Puccini

È la solita storia del pastore “L’Arlesiana”, F. Cilea (1866-1950)

Tutto parea sorridere “Il Corsaro”, G. Verdi (1813-1901)

Segunda parte

Ouvre tes yeux bleus, J. Massenet (1842-1912)

Ô souverain, ô juge, ô père “Le Cid”, J. Massenet

Fandango “Doña Francisquita”, A. Vives (1871-1932)

Maig, E. Toldrà (1895-1962)

Bella enamorada “El último romántico”, R. Soutullo (1880-1932) y J. Vert (1890-1931)

De este apacible… “Luisa Fernanda”, F. Moreno Torroba (1891-1982)

No puede ser “La tabernera del puerto”, P. Sorozábal (1897-1988)

BIOGRAFÍAS:

José Bros (tenor)

Considerado uno de los máximos exponentes del repertorio belcantista romántico de los últimos años, con el que ha debutado más de 60 títulos de este estilo, Josep Bros ha obtenido también importantes triunfos con obras del repertorio francés (Manon, Thaïs, Werther y Roméo et Juliette) y mozartiano (Don Giovanni, El rapto en el serrallo, Così fan tutte y La flauta mágica).

Recientemente ha ampliado su repertorio con títulos como La Bohème, Eugene Onegin, Simon Boccanegra, Un ballo in maschera o Don Carlo.

Nacido en Barcelona, cursa sus estudios musicales en el Conservatorio Superior Municipal de Música de su ciudad, y de canto bajo la dirección de Jaume Francisco Puig. Después de participar en las distintas temporadas de ópera en Palma de Mallorca, en 1991 debuta con Don Giovanni y Don Pasquale en Sabadell, y en 1992 en el Gran Teatre del Liceu con Anna Bolena, consiguiendo un gran éxito de público y crítica que le abre las puertas de los más prestigiosos teatros del mundo: Scala de Milán, Covent Garden de Londres, Staatsoper de Viena, Real de Madrid, Colón de Buenos Aires, así como los teatros de Hamburgo, Múnich, Berlín, Zúrich, Roma, Florencia, Nápoles, Turín, Palermo, Lisboa, Amsterdam, Toulouse, Sevilla, Bilbao, Oviedo, Los Ángeles, San Francisco, Washington, Toronto, México, Sao Paulo, Tokio, Hong Kong y Shanghai, entre otros.

Realiza igualmente una considerable actividad en el campo del concierto y del oratorio que lo ha llevado a actuar en salas tan emblemáticas como la Konzerthaus y Musikverein de Viena, las Philharmonie de Colonia y de Múnich, la Accademia di Santa Cecilia de Roma y el Carnegie Hall de Nueva York, además de la mayoría de salas de concierto españolas.

También ha participado en numerosas representaciones de zarzuela, destacando Doña Francisquita en el Teatro de la Zarzuela de Madrid, Gran Teatre del Liceu de Barcelona y Teatro Campoamor de Oviedo, Los Gavilanes en Palma de Mallorca, La tabernera del puerto en el Teatro de la Zarzuela, Oviedo y Sevilla. Luisa Fernanda en el Teatro Real, la Scala de Milán, Palau de les Arts, Festival de Peralada y Oviedo además de La bruja, en el Teatro de la Zarzuela de Madrid, Campoamor de Oviedo y Maestranza de Sevilla.

En 2003 fue nombrado académico por la Real Academia de San Romualdo de Ciencias, Letras y Artes de San Fernando (Cádiz) y, entre otros galardones, ha obtenido los premios “Orazio Tosi” del Teatro Regio de Parma por su interpretación de Rigoletto, “Lauri Volpi” de la Ópera de Roma por su interpretación de Lucia di Lammermoor, el “Premio Corelli” del Teatro delle Muse de Ancona por su interpretación en Il Pirata, el Premio Federico Romero concedido por la SGAE, la “Lira d’Argento” por su interpretación de I Puritani en la Ópera de Viena, Premio Ópera Actual 2012, premio al mejor cantante masculino en la temporada de ópera 2015 de Palma de Mallorca, así como “Artista predilecto” de la Ópera de Oviedo. Ganador también del Premio Lírico Teatro Campoamor, en su primera edición, al mejor cantante de ópera.

Sus grabaciones en CD incluyen versiones completas de las óperas Anna Bolena, Lucia di Lammermoor, La Sonnambula, Roberto Devereux, Ildegonda, La conquista di Granata, Parisina, Maria di Rohan, Il Pirata, Lucrezia Borgia, La Straniera, así como las zarzuelas La Bruja, Cádiz y Luisa Fernanda, el Miserere de Hilarión Eslava, «Por amor» con romanzas de zarzuela y «Giuramento» con obras belcantistas, mientras que en DVD ha grabado L’amico Fritz, Il viaggio a Reims, I Puritani, La Sonnambula, La Traviata, Don Giovanni, Luisa Fernanda, Maria Stuarda y Don Carlo.

Mario Álvarez (piano)

Titulado Superior de Piano, Órgano y Lenguaje musical por el Conservatorio Eduardo Martínez Torner de Oviedo.

Debutó como maestro repetidor en el Teatro Campoamor en 1992, desde entonces ha colaborado en la mayoría de Títulos representados hasta hoy. Ha trabajado bajo la batuta de maestros como Marco Armiliato, Renato Palumbo, Alberto Zedda, Corrado Rovaris y artistas de la talla de José Bros, Carlos Álvarez, Daniella Barcellona y Raina Kabaivanska entre otros.

Ha actuado en temporadas de ópera como la de La Coruña, Pamplona o Santa Cruz de Tenerife.

Su actividad musical incluye participaciones con la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias, Oviedo Filarmonía y la asociación cultural “La Castalia”.

La Vetusta clariniana por La Castalia

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Martes 29 de julio, 20:00 horas. Teatro Filarmónica, «La Castalia en Vetusta: Un paseo lírico a través de «La Regenta» en su 140 aniversario».

Con el ovetense Teatro Filarmónica registrando un lleno digno de destacar, llegaba la I Edición «Ópera-Studio» que organizaba la Asociación «La Castalia» heredera de la que se fundó en el siglo XIX, presidida por Begoña García-Tamargo, con un muy trabajado espectáculo escénico-vocal a cargo de un elenco joven de artistas, muchos ya iniciada su carrera profesional, con la dirección de escena del donostiarra Íñigo Santacana.

Ya dejé reflejada aquí la presentación de este espectáculo que contó con el pianista Juan Carlos Martín junto a las voces femenias de Vilma Ramírez (soprano), Noive Solar (soprano), María Heres (mezzo), más las masculinas de Aitor Garitano (tenor) y Ángel Simón (barítono) junto a Laura Iglesias (actriz). Celebrando los 140 años de la publicación de «La Regenta» de Clarín, esta puesta en escena estuvo centrada en la creación lírico literaria con fragmentos de las óperas y zarzuelas citadas por Leopoldo Alas, con gran relevancia de ambos géneros en muchos capítulos, pero armando una trama de algunas de las obras citadas con su relación directa a la la época donde parecen coincidir con las representaciones donde «La Castalia» del siglo XIX participaría activamente en el Oviedo que Clarín convertiría en Vetusta, y que como indicaba el pasado miércoles Íñigo Santacana, la dramaturgia y la selección de los extractos más representativos de «La Regenta» se ubica en 1890 ensayando aquella decimonónica «La Castalia» los propios personajes clarinianos más una actriz que es la propia Ana Ozores con el conflicto al aparecer en medio e intentar integrarla en el montaje, con un diálogo que sigue poniendo a la sociedad frente a los bulos en nuestros días.

Resultó muy logrado lo meta-teatral con los dos planos que comentaba el pasado miécoles Santacana: el de los personajes reales de la primitiva Sociedad La Castalia (Clementina Bertrand, Lola García, Luisa Bontel, Álvaro Olay, Víctor Sáenz…) ensayando las obras, más el ficticio de Ana Ozores en un juego de los personajes de la novela universal de Clarín con los reales, contando con un atrezzo más que suficiente, un elegante vestuario de época donde no faltaron los peinados de entonces y las joyas, más una luminotecnia austera pero suficiente y realzando la acción sin pausa a cargo de Eduardo Espina.

Era difícil elegir  tantas de las obras citadas en «La Regenta» donde aparecen citas diez óperas y cinco zarzuelas, fiel reflejo no ya de la afición del zamorano hijo adoptivo de Oviedo, sino el conocimiento de la lírica tan bien hilvanada en el propio argumento de la mejor novela de nuestra historia local. Tanto Mª Luz González Peña, siempre colaborando con «La Castalia» desde el archivo de la SGAE, ayudando con los materiales utilizados, como los musicólogos de la Universidad de Oviedo, los doctores Mª Encina Cortizo  y Ramón Sobrino, pareja de indispensables por el conocimiento en la materia y su inestimable apoyo a «La Castalia del siglo XXI». Hilar las doce páginas fue todo un acierto desde la escena de un ensayo que fue toda una función lírica con las cinco voces participantes más la actriz.

 

A continuación dejo reflejados los números seleccionados para el espectáculo, con los cantantes así como sus respectivos personajes, otra difícil elección pero perfectamente acomodada a las partes cantadas que dieron la unidad argumental:

La soprano cubana Vilma Ramírez en los roles de Clementina Bertrand y de Ana Ozores, la también soprano  y. santanderina Noive Solar como Lola García y Petra, la mezzo asturiana María Heres como Luisa Montiel, el tenor donostiarra Aitor Garitano como Álvaro Olay y Álvaro Mesía, más el barítono venezolano Ángel Simón con el triple papel de Víctor Sáenz, Víctor Quintanar y el magistral Fermín de Pas.

Se abría la función casi como un cuadro con el dúo «Tardi si fa… Dammi il tuo viso« del Fausto de Gounod cantado por Vilma Ramírez como Margarita, y Aitor Garitano, buena pareja escénica y vocal, primer guiño a la ópera francesa tan del gusto de Clarín traducida a la lengua de Dante como era la costumbre de aquella Vetusta tan italiana como la actual, aunque siempre abierta a otras «modas».

Segunda cita clariniana en La Sonámbula de Bellini que “canta” Paco Vegallana y sobre las tablas Ángel Simón recreando con potencia y gusto el aria» Vi raviviso», siempre con el piano «orquestal» de Juan Carlos Martín en feliz entendimiento con todas las voces tras días de duro trabajo con ellas.

Y proseguiría la función con El barbero de Sevilla rossiniano donde Aitor Garitano «armado» con un laúd cantaría «Se il mio nome» con un color muy apropiado para su Lindoro bien contestado por una Rosina siempre acertada a cargo de María Heres, a quien Lola (o Petra) le tapa la boca antes de finalizar para así enlazar con el siguiente número, enlazado con los diálogos y cambios de posición en el escenario donde todas las voces están presentes.

Muy interesante poder escuchar el cómico terceto «Cuidado no os haga daño» de la zarzuela de Gaztambide Los magyares, ya en el repertorio de aquella Castalia del XIX, esta vez más actual que nunca con Simón, Solar y Garitano verdaderamente simpáticos, dominio escénico en una partitura recuperada para esta Vetusta de nuestro tiempo que sigue teniendo «sus esforzados cantantes» además de excelentes actores.

En Oviedo no puede faltar Verdi y tampoco en «La Regenta», para disfrutar de la joven pero veterana María Heres, dominadora de principio a fin con el aria «Re dell’abisso, affrettati!» (Un ballo in maschera) impactante vocal y escénicamente, ya en plenitud vocal a quien he visto crecer.

Y volvería la zarzuela con dos páginas muy distintas por desigual fama, aunque Clarín y «La Castalia» han recuperado: la poquísima escuchada Beltrán y la Pompadour (de José Casares en arreglo de Teo Montero del Rey) con el dúo Solar-Garitano «Hacéis bien; yo, la Marquesa», más esa joya que es El Juramento de Gaztambide con el dúo «Es el desdén acero de doble filo» interpretado por Ramírez y Simón. Bien ubicados y seleccionados ambos dúos y la combinación de voces distintas por color y tesitura, muy ensayadas y trabajadas con los finales conjuntados y el piano impecable de Juan Carlos Martín.

Y si las dos voces masculinas mostraron sus cualidades en sus anteriores dúos, en solitario nos dejarían dos arias que, como en las zarzuelas elegidas, también han gozado de distinta fama aunque Clarín las conocía en sus escapadas a la capital de España: Poliuto (Donizetti) con un entregado Ángel Simón «Decio, signor del mondo» más el «Spirto gentil» de La Favorita (Donizetti) donde Aitor Garitano cantó con gusto esta página referente de todo tenor que sólo el tiempo logra madurar hasta hacerla propia.

Los enlaces de las obras seleccionadas fueron haciéndose con unos diálogos muy estudiados e hilvanados para comprobar que la técnica vocal es igual de necesaria cuando se habla, así como lo que supone memorizar y hacer creíbles unos textos que además jugaban con los personajes de Clarín, incorporándose la actriz Laura Iglesias que curiosamente se la escuchó menos que a los cantantes.

Había que volver a Verdi para ir acabando el espectáculo pero no podía faltar Meyerbeer y algún fragmento de Los Hugonotes por ser la ópera que inauguraría en. 1892 el Teatro Campoamor, al que además sería el propio Clarín quien propondría el nombre, y para este espectáculo elegirían el dúo «O ciel, dove vai tu?… Lasciami partir» a cargo de Vilma Rodríguez y Aitor Garitano como al principio de la función en este segundo guiño a la ópera francesa cantada en italiano, pareja convincente en lo vocal y en la escena, bien elegidos para estos dúos.

El final verdiano estaba acorde con los gustos de Leopoldo Alas. Si Víctor  Quintanar recordaba a un tenor de Valladolid comparándolo con Gayarre, también cita el famoso cuarteto «Bella figlia dell’amore» de Rigoletto, donde comprobar la unión de colores y volúmenes de los cuatro elegidos: María Heres potente y musical como nadie, Noive Solar de agudos claros, Aitor Garitano más esforzado, y Ángel Simón cómodo por tesitura, con una dramaturgia que desembocaría en La Traviata como la referencia al «amor de padre», la orquesta plena al piano, y la conocidísima, además de actual en estos días, aria final «Prendi, quest’è l’immagine» a cargo de una convincente Vilma Ramírez con muerte en escena y fundido en negro.

Un aplauso para todo el enorme equipo que trajo a nuestro siglo La Castalia, la música que Clarín cita en «La Regenta» con más ópera que zarzuela (entonces «asociada al ridículo o la ruina moral»), pero recuperándola gracias a unos musicólogos formados en la excelencia que siguen sacando de los cajones tanta música olvidada, y el trabajo previo de todos ellos, sumando los diez días en conjunto para poner en pie este espectáculo donde el público disfrutó de la calidad con pocos medios pero muy bien utilizados (otro logro), y la entrega unida a la pasión por la lírica que tantos compartimos en la Vetusta de nuestros días.

#LaRegenta140

La Castalia de nuestro tiempo

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Miércoles 23 de julio, 20:00 horas. Club La Nueva España: Conferencia-presentación «La Regenta y el Teatro Lírico». En torno al espectáculo «La Castalia en Vetusta».

Como aperitivo a la I Edición Ópera-Studio que se celebrará el próximo martes 29 de julio a las 20 horas en el Teatro Filarmónica, con entrada libre hasta completar aforo, esta tarde teníamos la presentación y posterior conferencia sobre el espectáculo que organiza la Asociación «La Castalia» heredera de la que se fundó en el siglo XIX, presidida por Begoña García-Tamargo, quien haría de presentadora, el director de escena Íñigo Santacana más la doctora Ana Cristina Tolívar, bisnieta de Clarín y toda una autoridad en Leopoldo Alas, que nos expondría la relación de su bisabuelo con la lírica en Oviedo reflejada en su obra maestra «La Regenta» que ahora cumple 140 años de su publicación.

La profesora y directora artística García-Tamargo comenzaría adelantándonos esta nueva apuesta de «La Castalia», por vez primera en el formato de «Ópera-Studio» centrada en la creación lírico literaria con fragmentos de las óperas y zarzuelas citadas por Clarín, con gran relevancia de ambos géneros en muchos capítulos. No faltaron los agradecimientos a todas las instituciones que colaboran, Ayuntamiento de Oviedo desde distintas concejalías, al diario La Nueva España, al Centro RETO por participar de manera altruista en toda la escenografía, a los artistas participantes (dejo al final copia con sus nombres), a Mª Luz González Peña, siempre colaborando con «La Castalia» desde el archivo de la SGAE por su ayuda con los materiales utilizados, y a los musicólogos de la Universidad de Oviedo los doctores Mª Encina Cortizo  y Ramón Sobrino, pareja de indispensables por el conocimiento en la materia y su inestimable apoyo a «La Castalia del siglo XXI».

A continuación realizaría la presentación de los dos conferenciantes y sus currículum, tanto el de la doctora Ana Cristina Tolívar Alas como del director de escena donostiarra Íñigo Santacana.

Sería Ana Cristina quien profundizaría en su conferencia sobre La Regenta y el teatro lírico. Comenzaría el 19 de abril de 1868 citando cómo Clarín escribe en el periódico sobre música tras escuchar una Norma en el ovetense Teatro de El Fontán (hoy Biblioteca de Asturias), su paso por Madrid y los sucesivos viajes entre Oviedo y la capital de España. Anécdotas como la carta que en 1868 escribe a Bretón y su proyecto de una ópera española que Don Leopoldo no veía claro, especialmente por la politización a la que podría verse abocada. No faltarán sus críticas varias de las representaciones a las que acudirá desde niño y su admiración por Wagner, pues la música siempre tiene protagonismo en su obra, con preferencias por los compositores germanos y un buen conocedor de Eduard Hanslick.

De su bisabuelo recordará la amistad con el músico Anselmo González del Valle, quien probablemente le iniciaría en la música, aunque sería Víctor Sáenz, fundador de «La Castalia» y una familia muy musical, sobre todo su aventajada alumna, y que sería mujer de Clarín, Onofre García-Argüelles, a quien el escritor solía rogarle con frecuencia que cantase una romanza que al mismo tiempo interpretaba al piano. Para los curiosos y estudiosos, la profesora Tolívar Alas tiene en el nº 23 de Los Cuadernos del Norte (1984) un excelente trabajo titulado «La música en «La Regenta»» así como el titulado «Clarín y el teatro lírico» que se puede consultar en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. Ya centrándose en las referencias musicales de «La Regenta» la filóloga nos hablaría de un Paseo por una sinfonía llamada Vetusta con citas varias a obras de otros compositores como Martínez Burgos, la ópera de Marisa Manchado y Amelia Valcárcel, o directamente las que cita el propio Clarín, caso del Stabat Mater de Rossini, que le sirve para criticar la teatralización de las obras religiosas y cuya música va a producir en Ana Ozores la decisión de desfilar como penitente el día de Viernes Santo (citando fragmentos de los capítulos XXV y XXVI).

De las obras citadas por Leopoldo Alas y su relación con la época parecen coincidir con representaciones donde La Castalia participaría activamente en el Oviedo que Clarín convertiría en Vetusta. Primero las dos óperas, Norma y La Favorita con sus famosas arias («Casta diva» y «Spirto gentil»), paralelismo de castidad y carnalidad con citas varias en «La Regenta» y sus personajes. De La favorita  cita al tenor ovetense Lorenzo Abruñedo con Víctor Sáenz al piano, pero también El barbero de Sevilla y el paralelismo entre Rosina y Ana Ozores que cita Fermín de Pas por despertarse con unos gritos, así como Víctor Quintanar y su obsesión por la ópera identificándose con Don Bártolo.

Interesante la citas clarinianas de La Favorita y La Sonámbula que “canta” Paco Vegallana, la ópera francesa con el Fausto de Gounod, y hasta La dama de las camelias en que se inspira Verdi para La Traviata con una gaita «tocando» el famoso brindis. De su amor por Donizetti tampoco falta el aria «Decio, signor del mondo» de Poliuto, y hasta Meyerbeer con Los Hugonotes (ópera que inaugurará el Teatro Campoamor al que Clarín propone el nombre). Víctor  Quintanar recuerda en la novela a un tenor de Valladolid comparándolo con Gayarre o la cita al famoso cuarteto de Rigoletto y «La donna è mobile» que aparece también. Hay una cita de 1883 a la compañía madrileña “Los bufos” que estuvieron en Oviedo y más citas de La Traviata como la referencia al «amor de padre». Los títulos y textos se cantan en italiano como era costumbre de la época de Clarín.

Y si la ópera aparece con frecuencia, también la zarzuela: Marina y El dominó azul (Arrieta), El relámpago (Barbieri) o Los magyares (Gaztambide), todas en el repertorio de aquella Castalia decimonónica «con sus esforzados cantantes», así como dos páginas que merecen destacarse por haber caído en el olvido: La isla de San Balandrán (Oudrid) y Beltrán y la Pompadour (José Casares). De todas formas en «La Regenta» aparece más ópera que zarzuela, entonces «asociada al ridículo o la ruina moral». Finalizaría la doctora Tolívar Alas dando las gracias a los musicólogos que colaboraron en la documentación aunque imposible escucharlas todas en el espectáculo pero siendo una selección ajustada.

Finalmente Íñigo Santacana nos hablaría de la sinopsis, la dramaturgia y la selección de los extractos más representativos de «La Regenta» donde la zarzuela también aparece con muchos títulos no representados, y contar con la experta Ana Cristina Tolívar resultó fundamental en el montaje. El espectáculo está ubicado en 1890 ensayando en La Castalia los temas de «La Regenta» con una actriz que es la propia Ana Ozores (sin citarla), con el el conflicto al aparecer en medio e intentar integrarla en el montaje. Lo meta-teatral logra dar dos planos: los personajes reales de la primitiva Sociedad La Castalia (Clementina Bertrand, Lola García, Luisa Bontel, Álvaro Olay, Víctor Sáenz) ensayando las obras, más el ficticio de Ana Ozores en un juego de los personajes de la novela universal de Clarín y los reales. Hay otro nivel con el  dúo de Fausto (Gounod) y Margarita ligados a la novela y sus propios personajes. El trabajo ha supuesto todo un reto vocal e interpretativo pues no salen nunca de escena y deben saber cuándo pasar de un plano a otro. Al final en el coloquio le preguntarían por las luces, que estarán a cargo de Eduardo Espina (del Centro Niemeyer de Avilés), tan importantes en toda producción y en este caso «muy poéticas».

Begoña García-Tamargo remarcaría que esta producción es especial entre otras cosas por darse y vivirse en Oviedo, convencida que pasará a la historia, con un duro trabajo de ocho horas diarias y todas las dificultades técnicas, destacando el enorme esfuerzo del pianista Juan Carlos Martín con todas las voces, muchas ya conocidas de anteriores cursos y algunas haciendo ya carrera profesional, a saber: Vilma Ramírez (soprano), Noive Solar (soprano), María Heres (mezzo), Aitor Garitano (tenor), Ángel Simón (barítono) y Laura Iglesias (actriz).

Las puertas del Teatro Filarmónica se abrirán el próximo martes 29 de julio a las 19;30 horas y pide no asustarse por la larga cola habitual, pues el aforo de 700 butacas es suficiente para poder disfrutarlo todos quienes acudan al mismo.

Finalmente remarcará que el vestuario y los muebles de la época darán mayor credibilidad a un espectáculo que mantiene el mismo espíritu de La Castalia del XIX en el XXI. Avanza igualmente que el 25 de octubre habrá otro espectáculo (ópera de cámara con ballet, coro, cuarteto de cuerda…) que se presentará en su momento, y a propósito del citado Stabat Mater de Rossini recuerda que será la inauguración de la próxima temporada de los Conciertos del Auditorio que recomienda a todo el público que llenó el Club LNE.

#LaRegenta140

Zarzuela en tejanos

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Viernes 18 de julio, 20:00 horas. Atesora Oviedo (2025): Conciertos: Beatriz Díaz (soprano), Marcos Suárez (piano), «Zarzuela en vaqueros». Fotos de las RRSS y propias.

En verano la música no para, y Oviedo como candidata a la Capitalidad Cultural Europea de 2031 sigue demostrando ser «La Viena española» porque la oferta, proporcional a su población, sigue estando a la cabeza del país. A los melómanos, tanto locales como quienes acuden en sus vacaciones a la capital del Principado, conocen esta seña de identidad que desde la concejalía de cultura del ayuntamiento local y su Fundación Municipal de Cultura programan en el periodo estival, antaño en el Claustro del Monasterio de San Vicente (Museo Arqueológico) y ahora en la sala de cámara del auditorio, pero también en el patio del edificio histórico de la Universidad de Oviedo y en otros lugares emblemáticos. Tampoco faltan el cine a la luz de la luna, las artes escénicas, plásticas ni la poesía, con una amplia oferta que se puede completar con la gastronomía o las visitas, casi obligadas, a tanto patrimonio artístico del que podemos presumir en mi tierra.

La zarzuela ha sido declarada «Manifestación Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de España» cuyo objetivo es proteger y poner en valor este género musical, reconociendo su importancia cultural e histórica. Oviedo tras Madrid es la única ciudad que mantiene un festival a ella dedicada, con títulos que conocemos por nuestros abuelos y padres, verdadera herencia que sigue viva y mejor si además se representa e interpreta con la calidad que este género exige. Hay romanzas que son verdaderas arias líricas tan exigentes como su hermana «la ópera» por lo que afrontar un recital con ellas supone un esfuerzo aún mayor que representar una de ellas sobre las tablas. Nuestra soprano internacional, la allerana Beatriz Díaz, alterna ópera y zarzuela en su amplio repertorio, y en este lluvioso viernes de julio nos ofrecería un recital informal por presencia (en tejanos), cercano por la propia sala de cámara, en una selección de romanzas con el piano del langreano Marcos Suárez, tándem cómplice donde «la Díaz» agradeció el esfuerzo de su acompañante en una labor no siempre reconocida, y más con las endiabladas reducciones orquestales a las 88 teclas que son tan exigentes como para los cantantes.

Pero calidad, entrega y profesionalidad son calificativos más que merecidos para un recital donde agrupar una exquisita selección de páginas zarzuelísticas para comprobar el excelente estado de nuestros dos intérpretes. La soprano con una técnica exquisita, unas agilidades cristalinas, una gama dinámica amplísima, un registro grave que ha ido tomando cuerpo con los años, una musicalidad innata que imprime a cada página su propia personalidad, y una escena que convierte cada romanza en un microrrelato llevándonos a todos los personajes. El pianista conocedor de cada matiz, mimando la voz, encajando y respirando con ella, el trabajo previo para los rubati exactos y el entendimiento al detalle para conjugar un recital intenso.

Sin entrar en el análisis pormenorizado de cada página, pues dejo al final las obras y autores, destacar los «aires» variados desde los tangos hispanos a las siempre agradecidas habaneras, pero también la recuperación por parte de la soprano de Bóo de No hay tesoro ni poder (Las alondras) de Jacinto Guerrero que preparase hace años para su participación en el concurso que lleva el nombre del compositor, «lo que bien se aprende jamás se olvida» que dice el refrán, sumándole el poso de una carrera muy asentada, más el «descubrimiento» de María Rodrigo por parte de la musicóloga avilesina Mª Luz González Peña (directora del Centro de Documentación y Archivo de la Sociedad General de Autores), autoridad en la materia rescatando la zarzuela «Diana cazadora» con una romanza bellísima como la Canción de la muerte chiquita, pequeña muestra de lo mucho que aún queda por escuchar. Siempre nuestra zarzuela internacional, española, cubana o mexicana… para volver a escuchar la habanera Americana de «La niña pancha» (J. Romea y J. Valverde), cubanita graciosa y con abanico, o Mulata infeliz de «María la O» (Ernesto Lecuona) desde un piano íntimo acompañando, que tras la interpretación de la allerana casi debería actualizarle la letra como «Bea la de Bóo, qué bien la cantó…».

De mi tocayo Sorozábal sigue siendo maravillosa la romanza de Ascensión No corté más que una rosa («La del manojo de rosas») de la que Beatriz Díaz recordó la atemporalidad de esta zarzuela que cantaase en 2021 con la producción del asturiano Emilio Sagi, que sigue programándose y triunfando, de plena actualidad, esta vez con el «piano orquestal» de Marcos Suárez.

El regalo de la famosa canción Los nardos de «Las leandras» del maestro Alonso, sirvió no solo para ir preparándome para el 8 de septiembre llanisco que la ha convertido en «Himno de La Guía» sino para que todos participásemos con esta florista que nunca defrauda, logrando una excelente entrada y el fervor de un público entregado a nuestra soprano (y su pianista de cabecera).

PROGRAMA

Noche hermosa – Katiuska (P. Sorozábal)

Marinela – La canción del olvido (J. Serrano)

Tango de la Menegilda – La gran vía (F. Chueca y J. Valverde)

No hay tesoro ni poder – Las alondras (J. Guerrero)

Canción de la muerte chiquita – Diana cazadora (M. Rodrigo)

Americana – La niña pancha (J. Romea y J. Valverde)

Mulata infeliz – María la O (E. Lecuona)

No corté más que una rosa – La del manojo de rosas (P. Sorozábal)

Canción del Paloma – El barberillo de Lavapiés (F. Asenjo Barbieri)

Carceleras – Las hijas del Zebedeo (R. Chapí)

Oviedo adora a Marina

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Jueves 12 de junio de 2025, 19:30 horas. Teatro Campoamor, Oviedo: XXXII Festival de Teatro Lírico Español: «Marina», ópera en tres actos con música de Emilio Arrieta y libreto de Francisco Campodrón y Miguel Ramos Carrión (1848-1915) basado en el texto de la opéra -comique La Veillée (1831), de Paul Duport y Amable Villain de Saint-Hilaire. Fotos de Alfonso Suárez y propias.

(Crítica para OperaWorld del viernes 13, con fotos de Alfonso Suárez, propias, más el añadido de los siempre enriquecedores links, con la tipografía y colores que no siempre se pueden utilizar)

Inmejorable cierre de temporada del trigésimo segundo Festival de Teatro Lírico Español de Oviedo, lírica pura porque «Marina» fue primero zarzuela pero después ópera gracias a un Emilio Arrieta que supo estar en el lugar exacto en el momento justo, aunque también por un Enrico Tamberlick, el tenor más famoso del momento que luchó junto al compositor navarro para poder estrenarla en el Teatro Real aún “italiano” tras el éxito de «Ildegonda» en 1849 -con libreto de Temistocle Solera en la lengua de Dante- y al fin poder cantar en español (tras los añadidos de Ramos Carrión) para convertirse en la primera “ópera en español” representada en el coliseo de la Plaza de Oriente dos décadas después de aquella primera que seguimos sin poder verla representada sobre las tablas (solo una versión de concierto en 2004 llevada al disco por RTVE). Al menos esta emblemática y casi eterna «Marina» tras la edición crítica de nuestro mejor tándem Cortizo-Sobrino se ha podido escuchar como en su estreno de 1871, íntegra, al igual que en la calle Jovellanos madrileña el pasado octubre, y con un elenco de altura para seguir reivindicando nuestro patrimonio musical, que nunca será suficiente a la vista de tantos grandes títulos que siguen cogiendo polvo incluso en archivos tan “poco musicales” e incluso difícilmente accesibles a los musicólogos como pueda ser el del Museo Nacional de Artes Escénicas de Almagro.

«Marina» ha sonado en todas las casas de mi generación, por la radio o en vinilo, números que se hicieron populares y “cantables” hasta para una parte del público ovetense sentado a mi lado (Vetusta sigue en el siglo XXI), habiendo pasado por las tablas del coliseo carbayón tanto en la versión primigenia como en la propia temporada de ópera, siendo un éxito seguro en taquilla, pidiendo a voces una tercera función pero exigiendo siempre la misma calidad que esta producción que volvió a llenar y hacernos disfrutar.

Nuevamente una función redonda por parte de todo el equipo que en el Campoamor funciona como una experimentada y gran familia donde todos se sienten “en casa”, pues se han subido muchas veces a estas tablas, y el trabajo concienzudo logra siempre el éxito, incluso en esta joya del compositor de Puente de la Reina donde lo flojo del libreto nunca podrá borrar la inspiradísima vena melódica, capaz de conjugar un romántico lenguaje belcantista, cercano a Donizetti pero también a Verdi o Rossini, con elementos de nuestro folklore, muchos de los que hicieron España parada obligada en aquellos primeros viajeros, escritores e ilustradores de la segunda mitad del siglo XIX.

El mejor ejemplo de belcanto es todo el papel de la protagonista Marina, sin duda uno de los más difíciles de cantar e interpretar que lleva al límite la voz (la de todos pero especialmente la de soprano ya desde su primera aria Pensar en él). Y nadie como Sabina Puértolas que así lo definió en la rueda de prensa previa, para encarnarlo en esta primera función y cautivarnos. Su momento vocal es espléndido, ha ganado en el registro grave sin perder color ni volumen, una proyección perfecta llena de matices y musicalidad, un empaste con sus compañeros ideal (el dúo Magnífico buque con Roque), siempre presente en los concertantes, más una interpretación de esta “adolescente” que convence con los gestos y enamora con su voz. Madurez escénica con una técnica que engrandece esta protagonista de Arrieta (de quien ha grabado también parte de sus canciones en “Los cisnes de Palacio”), fortaleza en la parte navarrica y los avatares de un hijo en la “edad del pavo” de quien ha tomado no la inseguridad sino toda la expresividad y estados emocionales para bordar esta Marina. Su “mezza voce” es prodigiosa (bellísima su romanza ¡Oh grato bien querido!), su dicción perfecta y cada aria de la “embajadora de la mierensía” fue muy aplaudida, de agudos prístinos, claros, seguros, especialmente en la recuperada aria final Iris de amor y de bonanza cual Lucía a duo con la flauta (brava Mercedes Schmidt) exigente, virtuosa y explosiva.

Todas las voces tiene ya una primera intervención arriesgada, pero nadie pecó de cobarde como expertos marineros. Así, estuvo muy acertado el trío masculino, que gira en torno a Marina, por los diferentes colores vocales, expresividad y entrega. El capitán crevillentino Antonio Gandía conoce bien este Jorge y estuvo valiente, buen alumno del maestro Kraus que sigue siendo el modelo para este rol (incluso en el ornamento tan de Donizzeti en la famosa aria Costa la de Levante… con la que se presenta en escena), agudos no muy abiertos y bien colocados. Iría creciendo en confianza hasta el popular brindis que abre el tercer acto, correcto y empastado en sus dúos y tríos, para llevar a buen puerto el hermoso dúo Por Dios, tu pena cese con la protagonista.

El asturiano David Menéndez debutaba un Roque apabullante de principio a fin. Vocalmente su timbre es carnoso en toda la extensión, poderoso y brillante pero también muy expresivo con unas tablas que hacen siempre creíbles sus papeles. El cuarteto Seca tus lágrimas (nº 8) sería verdiano a más no poder por empaste y color de todos, otro tanto en el dúo con Marina Magnífico buque o el terceto Ya estamos a bordo, pero impresionaría especialmente en sus seguidillas (La luz abrasadora) tanto en lo vocal como por una interpretación “embriagadora” donde lucir su vis cómica y voz en toda su amplitud al igual que melódico y sentido el tango con el coro Dichoso aquel que tiene la casa a flote.

El contramaestre malagueño Luis López Navarro encarnó un completo Pascual, un bajo auténtico pero musical en cada intervención, rotundo por registro y “cantabile” en el primer dúo con Marina (¡Niégame que es tu amante!), nada «tosco y rudo trabajador…» sino pura lírica y lleno en el octavo número del cuarteto, para rematar una gran interpretación con la escena junto a Marina y Jorge (¡Ella! ¡Prudencia!).

Breves pero manteniendo el nivel de calidad el bilbaíno capitán y marinero “medio asturiano” José Manuel Díaz ya desde su primera escena Felices días con Marina, o la Teresa ovetense María Zapata, así como Seve Cimadevilla, componente del coro.

Y el coro titular que prepara San Emeterio, voces aficionadas pero imprescindibles en el Festival, aquí con protagonismo de principio a fin. Escénicamente siempre acertados (aunque para la complicada sardana resultase casi una danza prima mezclada ¿con un rigodón?), las voces blancas bien afinadas con los pescadores iniciales, encajando bien la escena marinera que cierra el primer acto, algo más “tensos” en la primera escena del segundo (con el arpa brillante y presente de José Antonio Domené que proseguiría en la romanza de Marina), para llegar bien curtidos para el brindis y matizados en el tango con Roque.

En el foso el asturiano Óliver Díaz volvió a demostrar su amplia experiencia en los repertorios belcantistas y el profundo, además de minucioso, conocimiento de «Marina» (con la que debutó en Gijón el ya lejano verano de 2003 para dirigirlo diez años más tarde en Madrid, y Oviedo al siguiente), exigiendo y “apretando” a todos hasta el límite pero mimando todas las voces, ayudándolas, consiguiendo sacar un balance orquestal apropiado para una plantilla mayor que en la versión de zarzuela, con la titular Oviedo Filarmonía que en sus manos rinde al máximo, con excelentes preludios (el del tercer acto de lo más “italiano”), buenos solistas y contagiando la confianza necesaria para un resultado global más que notable. No figuraba en el programa de mano, pero bien y presente (sonó algo amplificada) la breve intervención de pulso y púa desde la bolsa escénica en las seguidillas de Roque.

La puesta en escena de Bárbara Lluch volvió a ser visualmente atractiva, sencilla pero efectiva con la escenografía de Daniel Bianco, ayudando a las voces a base de escaleras y pasarela superior donde ir colocándose para proyectarse sin problemas, aunque haya cierto “horror vacui” por los muchos figurantes (también bailarines) que plásticamente resultan correctos pero por momentos abigarrados, deambulando sin mucho sentido. Espectaculares las videoproyecciones de Pedro Chamizo con unos cielos y Mediterráneo cambiantes para subrayar cada escena y la siempre acertada iluminación de Albert Faura. El vestuario de Clara Peluffo muy de la época en “los señoritos y señoritas” que no lo son para el ambiente marinero de astillero, playa y puerto, con unas rederas algo “floreadas” aunque el resto resultó más creíble y apropiado a todos los personajes.

Oviedo adora a Marina y toda la lírica, el Arrieta como mejor broche para un curso variado que sigue haciendo las delicias de tantos melómanos venidos de toda la geografía para comenzar a reivindicar la capitalidad cultural europea para 2031. Aún queda tiempo pero la historia se sigue escribiendo y la música en Asturias forma parte de su identidad.

FICHA:

Jueves 12 de junio de 2025, 19:30 horas. Teatro Campoamor, Oviedo: XXXII Festival de Teatro Lírico Español: «Marina», ópera en tres actos con música de Emilio Arrieta (Puente de la Reina, 1821 -Madrid, 1894) y libreto de Francisco Campodrón (1816-1870) y Miguel Ramos Carrión (1848-1915) basado en el texto de la opéra -comique La Veillée (1831), de Paul Duport y Amable Villain de Saint-Hilaire.

Estrenada como zarzuela en el Teatro del Circo, el 21 de septiembre de 1855.

Estrenada como ópera en el Teatro Real, el 16 de marzo de 1871.

Edición crítica de María Encina Cortizo.

Ediciones Iberautor, Promociones Culturales SRL Instituto Complutense de Ciencias Musicales, 2005 (2ª edición)

Nueva producción del Teatro de la Zarzuela (2024).

FICHA ARTÍSTICA

Dirección musical: Óliver Díaz – Dirección de escena: Bárbara Lluch – Asistente de la dirección de escena: Paula Castellano – Escenografía: Daniel Bianco – Vestuario: Clara Peluffo – Iluminación: Albert Faura Bravo – Ayudante de iluminación: David Hortelano – Movimiento escénico: Mercè Grané – Diseño de videoproyecciones: Pedro Chamizo.

REPARTO

Marina (huérfana): Sabina Puértoles – Jorge (capitán): Antonio Gandía – Roque (contramaestre): David Menéndez – Pascual (propietario del astillero): Luis López Navarro – Alberto (capitán): José Manuel Díaz – Teresa (amiga de Marina): María Zapata – Un marinero y una voz: Seve Cimadevilla (componente de la Capilla Polifónica “Ciudad de Oviedo”).

FIGURANTES

Alberto Arcos, Claudia Agüero, Emilio Vega, Joana Quesada, Lucas García, Lucrecia Sánchez, Maite Menéndez, Olimpia Oyonarte, Oscar Fresneda, Paco Celdrán.

Oviedo Filarmonía

Coro Capilla Polifónica “Ciudad de Oviedo”

Director de coro: José Manuel San Emeterio

Marina para cerrar temporada

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Este pasado lunes 9 a mediodía tenía lugar la rueda de prensa para presentar en el salón de té del Teatro Campoamor el cuarto y último título de la 32ª edición del Festival de Teatro Lírico, «Marina» de Arrieta y Campodrón, que levantará el telón este jueves 12 (19:30 horas) y el sábado 14 (19:00 horas).

Tomaría la palabra el presidente de la Fundación Municipal de Cultura (FMC), el concejal David Álvarez Menéndez que presentaba esta nueva producción del Teatro de la Zarzuela madrileño con dirección escénica de Bárbara Lluch, a quien agradeció y felicitó por el trabajo realizado en La Regenta, el segundo título, y por supuesto a la Oviedo Filarmonía en el foso, en el escenario la Capilla Polifónica Ciudad de Oviedo y al maestro Óliver Díaz, presente en la rueda de prensa junto a todo el elenco y a Cosme Marina, director artístico de la FMC.

Álvarez pudo presumir y con razón de seguir siendo el “segundo centro de exhibición de la lírica tras el Teatro de la Zarzuela, con una programación contemporánea estable en España» para este festival que sigue vivo 32 años después.

Cosme Marina comentaría de este título la fusión de “zarzuela y ópera» con un título que sigue vinculado al Teatro Campoamor (incluso en la temporada de ópera que arranca en septiembre), título recurrente en la capital asturiana. Del Festival de Teatro Lírico Español resaltó que puede sea el único con ocupaciones que están entre el 90 y el 100%. De esta Marina, resaltó que es un gozo por muchas razones, por Bárbara Lluch «que ha sido casi nuestra artista residente esta temporada, con dos de los cuatro títulos» y por tener a otra persona de la casa como Óliver Díaz, otra de las columnas de este Festival, para concluir con la ventaja de esta Marina donde tenemos un grandísimo reparto (con una zarzuela que el director ovetense conoce bien pues ya la dirigió en Madrid en 2014).

Bárbara Lluch aseguraba que Marina “es una de que una de las óperas españolas más difíciles de cantar y de interpretar” y ha incidido en que “es un honor, estar en Oviedo, en el Teatro Campoamor, defendiendo nuestro género lírico español”. Y comentaría que junto a La Regenta son dos de sus ‘hijos’ favoritos.

Para el asturiano Óliver Díaz siempre es un placer y un honor estar en casa en el amplio sentido de la palabra y estar impresionado con el dato del 92% de ocupación que «dice mucho del amor por la cultura que se respira en Oviedo». Musicalmente destacaría que Marina es una obra muy de contrastes y coral, pues requiere solistas de primer nivel. Proseguiría la maña de nacimiento, criada en Tafalla y «embajadora de la mierensía» Sabina Puértolas que asume el reto de este título de su «paisano» Arrieta, uno de los «más difíciles de cantar e interpretar… nos lleva al límite», y que con la «nueva visión» de Lluch es como recrear a su hijo adolescente por los cambios de ánimo de su rol protagonista.

Del elenco presente, también hablarían Antonio Gandía solicitando con humor, una «tercera función» que muchos venimos pidiendo hace tiempo (recuerdo cuando en los inicios había cuatro) y también pediría el barítono asturiano David Menéndez, debutando un Roque que preparamos juntos en aquellos años de estudiante, y ya que tiene tanto éxito de público también reivindicaría la tercera función.

Este jueves de vuelta a casa lo contaré para Ópera World y también desde este blog.

La Corte de Oviedo

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Jueves 15 de mayo de 2025, 19:30 horas. Teatro Campoamor, Oviedo: XXXII Festival de Teatro Lírico Español: «La Corte de Faraón», opereta bíblica en un acto y cinco cuadros con música de Vicente Lleó (1870-1922) y libreto de Guillermo Perrín (1857-1923) y Miguel de Palacios (1863-1920), en versión de Emilio Sagi y Enrique Viana.

(Crítica para OperaWorld del viernes 16, con fotos de Alfonso Suárez, propias, más el añadido de los siempre enriquecedores links, con la tipografía y colores que no siempre se pueden utilizar)

En Oviedo así llamamos a la Iglesia de Santa María La Real de La Corte y también un céntrico local hostelero frente a la Junta del Principado, pero esta vez me referiré a «La Corte de Faraón», recordando que el título debe ir con «de» y no con «del», pues toma Faraón como nombre propio y no como cargo electo, por lo que a partir de aquí simplemente me referiré a ella como “La Corte”.

Nuestra legendaria Vetusta lleva tiempo pidiendo una tercera (y hasta cuarta) función para este festival de teatro lírico que alcanza ya treinta y dos temporadas, pues el éxito de muchos títulos agota las entradas para las dos actuales. Lo mismo ha sucedido con este penúltimo (solo queda para cerrar en junio «Marina»), tan unido al nombre de Emilio Sagi -quien la presentase en 2012 en Bilbao y Madrid- junto a un elenco con presencia de muchas voces asturianas que suponen la mejor propaganda para dos llenos en el Campoamor, contando con gran parte del reparto que la representó en el Teatro de la Zarzuela abriendo este año con la misma producción (y 15 funciones), “La Corte” que Jonathan Mallada, autor de las notas al programa, definió como “divertida, irreverente e hilarante” en la conferencia previa el día anterior.

Está claro el éxito de esta “opereta bíblica” como así se la calificó para su escandaloso estreno en 1910, y que llegaría a las 772 representaciones. Mezcla de cabaret y revista, Sagi le añade “sicalíptica”, pues hasta con la definición del DRAE queda perfectamente explicada: “malicia sexual, picardía erótica”, con sinónimos como erótica, picante, pícara, procaz, atrevida, sexual, sensual, obscena, verde. Pero “las circunstancias se relajan de tal modo que hoy la mayoría de esas bromas están pasadas de rosca y es necesario darlas otra vuelta de tuerca utilizando el equívoco de sexos y la ambigüedad sexual, elementos que precisamente convierten esta obra en un género sicalíptico muy particular, más volcado hacia el cabaré o la revista” como la define el propio Emilio, pero también “gamberra». Y añade Manuel Lagos Gismero en el programa madrileño que “efectivamente, es gamberra, cachonda, descarada y desvergonzada, directa a lo que nos ocupa e interesa al ser humano: el sexo, la política y la religión, y todo queda reflejado con ingenio y humor”. No faltan tampoco la ironía, la crítica social o la irreverencia, y hasta la censura franquista la prohibiría por obscena -no así con la música, gracias a la grabación de Ataúlfo Argenta en 1958 que sonó en tantos hogares de entonces- para “resucitarla” en plena transición e incluso con la versión cinematográfica de 1985 dirigida por José Luis García Sánchez, con guión de Rafael Azcona, protagonizada por Ana Belén y Antonio Banderas, hasta convertirse en una representación casi recurrente cada cierto tiempo en los teatros hispanoamericanos y por distintas compañías.

La música de Vicente Lleó es una delicia en todos los números, desde los valses al garrotín junto a todas las canciones que con los textos del tándem Perrín-Palacios encajan como un guante, pero aún mejor con esta actualización que ha escrito el dúo Sagi-Viana, donde el juego de palabras, incluso con las siempre complicadas esdrújulas (y aprovecho para tildar esta Corte de “magnífico espectáculo”) nos normalizan especialmente las partes habladas, contando con unos excelentes cantantes y actores que mejoran los inicios del género (a la inversa: actores que cantaban).

Y si alguien triunfó en Oviedo ha sido Enrique Viana, el Sul sorpresa “empaquetada” en el movido sarcófago para Faraón, largo solo de nombre y casi dirección postal, sorpresa para todo el Campoamor brindándonos no solo un Babilonio único, juguetón, cachondo como siempre, lleno de guiños locales repletos de fino humor (Colloto, Monte Cerrao, La Escandalera con todo lo que significa…). Genuinos cuplés del siglo XXI de esta vedette con bata ecológica que barría todo el oropel del escenario para llevarlo al contenedor amarillo, obligando a cantar a “los hombres solos… que quedan y están todos aquí”, pidiendo que “respiren”, bromeando con el maestro Bayona sobre “cómo tocar” el Babilonio, en tono “gris perla” y no en modo menor sino de edad mediana. Dedicatorias por partida doble a “mis primas segundas” con los deportistas que deben tener pelotas a pares, y “a las mujeres vigoréxicas” con la dureza de doble sentido. Actualidad bromeando con la Transparencia y hasta con Groenlandia, que encaja con Babilonia, donde “hasta los pingüinos están haciendo las maletas”,  bajando por el Basilisco (Obelisco) y unas carcajadas que no nos hicieron perder el excelente estado vocal del tenor madrileño, con un falsete increíble, el ingenio imperecedero e imperdurable de su histrionismo bien entendido, la química con el público y la valentía por seguir defendiendo y manteniendo viva 115 años después esta opereta sicalíptica, con el cuplé final Actualizando toda la Corte en letra y vestuario (Gabriela Salaverri dejó para el final sus coloridos diseños de temporada).

Y si Viana es incombustible, no se queda atrás La Reina Milagros Martín, nuestra auténtica señora de la zarzuela que cada vez que se sube a las tablas ofrece una lección de profesionalidad, de entrega, de saber hablar y cantar, haciendo beber “del rico vino de Antila”, respeto a los compañeros en el terceto Para jugar y sentenciar….  Son actuaciones siempre para recordar por la magnificencia tanto de su personaje como de su persona.

El casto José jugaba en casa, pero Jorge Rodríguez-Norton lleva una carrera de primera sin olvidarse de la zarzuela, nuestro patrimonio que cuando se interpreta con la calidad del avilesino la hace aún más grande. Física y vocalmente brilló más que todo el oro con el que cubrieron su cuerpo y las tablas del centenario templo lírico carbayón, con un derroche reclamado por todas las damas y y aplaudido como se merece, solo, a dúo o en terceto.

María Rey-Joly volvía tras su viuda Obdulia de «La Regenta» (comentada también desde aquí) como la insatisfecha Lota que busca felicidad ante tanta castidad, que se mueve como pez “en el oro” en este rol tan cabaretero por picardía y sensualidad, especialmente en el dúo con José, aunque más legible cantando que hablando. Otro tanto con Annya Pinto como Raquel, quien mostró musicalidad y buena línea de canto con voz bien proyectada en La luz de la luna se quiebra en el Nilo.

También cantaban en casa Ra, Sel y Ta, tres viudas asturianas encarnadas por Serena Pérez, María Heres y Ana Nebot que se lucieron bailando, cantando muy empastadas y sumándose a un elenco que defiende las voces de “la tierrina” junto al siempre inconmensurable Carlos Mesa como Selhá que no sólo es un actor cómico de primera sino que canta afinado y se metió al público en el bolsillo desde su primera aparición junto al colega Oscar Fresneda como Seti, un juego de roles bien ensamblado e interpretado. Otro asturiano el barítono mierense Abraham García como Gran Sacerdote, presentando a Lota y luciéndose en un Garrotín concertado y brillante.

Grande el Faraón Enric Martínez-Castignani muy querido en Oviedo que siempre defiende sus roles con solvencia y es capaz de empatizar incluso con los gestos. Mientras, la flecha afectó un tanto al Putifar de Ramiro Maturana al que le faltó más música que humor, color bien timbrado pero poco homogéneo y por momentos forzado en el agudo pero sin llegar al «Horror».

El coro titular del festival, preparado por José Manuel San Emeterio, volvió a mostrarse con una profesionalidad digna de elogio. Escénica y vocalmente ayudaron a una representación que con toda la comicidad es exigente para todos, especialmente para las voces blancas y más cuando las sitúan atrás, con lo que supone encajar con el foso. Desde el inicial “¡Victoria!¡Victoria! Ya de las trompetas…” premonitorio del resultado final y con paraguas para el chaparrón, junto a unos Sacerdotes compactos y seguros son uno de los pilares de cada temporada.

Una nutrida Oviedo Filarmonía en el foso sigue siendo el seguro orquestal de este festival, y se crece con maestros como Néstor Bayona, buen concertador manteniendo unos balances que respetaron siempre las voces, dejando “sacar músculo” en los números instrumentales y con buenos solistas, destacando el flautín y el arpa.

Nuria Castejón montó una coreografía “muy egipcia” en gestos para un buen “cuerpo de baile” a cargo de seis caballeros (dejo al final sus nombres) que también completaron una escena nunca abigarrada y sin resbalar ante los papeles que inundan del suelo y terminarían barriendo.

De nuestro internacional Emilio Sagi solo caben palabras de admiración en su Oviedo natal donde debutó y vuelve siempre triunfante, tanto en la ópera como en la zarzuela, de las que se ha convertido en todo un baluarte. En un encuentro previo con el público definía que “un teatro no es un ente burgués, tiene que ser un espacio de libertad, tiene que tener las ventanas y las puertas abiertas”. Como ya disfrutaron en el Arriaga bilbaíno o en la calla Jovellanos madrileña, esta producción ovetense va más allá del oro o los guiños a la revista, tiene una escena ágil, sobria, elegante y con el guiño final a nuestro tiempo, también en la vestimenta, desde un mural de arte urbano faraónico por temática pero muy colorido, casi warholiano aunque me recordó más al Vivancos del siempre añorado pub “Pick Up” (detrás de la Catedral) que nuestra generación disfrutó tantos años hasta su cierre, jugando con el plano superior que abre y cierra en los distintos cuadros para el coro o las viudas y la iluminación siempre muy lograda de Eduardo Bravo, con el final cual karaoke con letra proyectada todos cantamos -al fin con la pausa en su sitio- el babilonio “vámonos para… Judea”, que tras más de hora y media aún se entonaba al salir de un teatro inundado por el buen humor de la Corte de Oviedo.

FICHA:

Jueves 15 de mayo de 2025, 19:30 horas. Teatro Campoamor, Oviedo: XXXII Festival de Teatro Lírico Español: «La Corte de Faraón», opereta bíblica en un acto y cinco cuadros con música de Vicente Lleó (1870-1922) y libreto de Guillermo Perrín (1857-1923) y Miguel de Palacios (1863-1920), en versión de Emilio Sagi y Enrique Viana.

Estrenada el 21 de enero de 1910 en el Teatro Eslava de Madrid.

Coproducción del Teatro Arriaga, Teatro Campoamor y Teatros del Canal (2012).

FICHA ARTÍSTICA

Dirección Musical: Néstor Bayona – Dirección de Escena: Emilio Sagi – Asistente de la dirección de escena: Javier Ulacia – Escenografía: Daniel Bianco – Vestuario: Gabriela Salaverri – Iluminación: Eduardo Bravo – Asistente de iluminación: David Hortelano – Coreografía: Nuria Castejón.

REPARTO

Lota: María Rey-Joly – La Reina: Milagros Martín – Sul: Enrique Viana – Raquel: Annya Pinto – Ra: Serena Pérez – Sel: María Heres – Ta: Ana Nebot – El Gran Faraón: Enric Martínez-Castignani – José: Jorge Rodríguez-Norton – Putifar: Ramiro Maturana – Gran Sacerdote: Abraham García – Selhá: Carlos Mesa – Seti: Oscar Fresneda.

CUERPO DE BAILE

Cristhian Sandoval, Daniel Morillo, José Ángel Capel, Antonio Bonilla, Pablo Gutiérrez, Jan Gálvez.

Oviedo Filarmonía

Coro Capilla Polifónica “Ciudad de Oviedo”

Director de coro: José Manuel San Emeterio

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