Inicio

Juan-Alfonso García (1935-2015)

2 comentarios

Juan-Alfonso García y la Nueva Música en Granada. Museo Casa de los Tiros (Granada), del 11 de junio al 7 de septiembre de 2025. Entrada gratuita. Horario de 11:00 a 14:00 (lunes cerrado). Fotos propias; citas del Libro «FESTIVAL 25» -nº 27, junio 2025- (Ed. COPE GRANADA).

Durante mi estancia a lo largo del 74º Festival de Música y Danza de Granada tuve la oportunidad de disfrutar, recordar alguna obra coral (por «mi» Orfeón de Mieres) sino de redescubrir no solo el inmenso legado de Juan-Alfonso García (Los Santos de Maimona, 4 de agosto de 1935 – Granada, 17 de mayo de 2015) escuchando muchas de sus obras conmemorando los diez años de  su fallecimiento (pues el quinto que no pudo realizarse a causa del COVID), alguna (re)estrenada en estos días precisamente por su sobrina-nieta Pilar Alva-Martín, y sobre todo con la inmensa exposición en este museo granadino, y a la que tuve que volver un par de veces, con cuatro salas donde no falta el gran legado de objetos como partituras (su caligrafía era impecable), retratos, escritos, ediciones y páginas de su vida personal, pero especialmente el documental de hora y media (me dijeron que se acortó quince minutos) con fotografías y grabaciones, muchas históricas, del amplio catálogo de este granadino al que «nacieron» en Badajoz, así como los centenares de testimonios recogidos por la familia en el perfil de Facebook© creado para el quinto aniversario de su fallecimiento.

Personalmente me hizo ilusión saber que la OSPA entonces dirigida por Jesse Levine y con mi recordada profesora Inmaculada Quintanal de gerente, realizó el estreno absoluto del oratorio Cántico Espiritual (1986-89) junto al Coro Nacional de España en el Palacio de Carlos V durante la edición de 1993, supongo que por los buenos contactos y amistad con Antonio Martín Moreno.

La exposición de La Casa de Los Tiros está comisariada por Reynaldo Fernández Manzano y dos de las sobrinas del músico, Cecilia García-Nieto García y Pilar Martín García, con la colaboración tanto del museo de la calle Pavaneras como de la Asociación Cultural que lleva el nombre del propio compositor. De los conciertos donde se escucharon algunas de las obras de Juan-Alfonso, he dejado varias reseñas puntuales que retomo los enlaces aquí:

En otros conciertos como los del 29 de junio, y en julio los días 6, 9 y 13, se escucharon composiciones de Manuel Hidalgo, José María Sánchez-Verdú, José García Román o Francisco Guerrero como parte de su legado en desde su «magisterio catedralicio».

La Cadena COPE de Granada edita cada cada año un libro muy cuidado, bien documentado y de máxima calidad, que este año 2025 hace el nº 27, coordinado por Jorge de la Chica, llevando en su portada el retrato de Juan-Alfonso pintado por Marisa Castilla (que también está en la exposición), más dos artículos que quiero dejar reflejados en parte aquí: el primero del mencionado Reynaldo Fernández Manzano sobre esta exposición (páginas 26 a 28), y el siguiente (páginas 20 a 24) con citas de José García Román (Las Gabias -Granada- 1945), uno de sus alumnos a quienes desde Madrid se les llamó «La Nueva Escuela de Granada», así como algunas de sus obras escuchadas en esta septuagésimo cuarta edición del festival.

Sobre la exposición, el doctor Fernández Manzano escribe unas notas biográficas y destaca que «Fue organista de la Catedral de Granada y un compositor muy sólido, que buscó siempre un lenguaje actual dentro de un camino propio, sin renunciar a referencias -sobre todo- a los grandes polifonistas. Para Juan Alfonso, la música era espiritualidad, conciencia estética, destilación del pensamiento sonoro. Pero también fue un motor de la actividad cultural de la ciudad, desde la Cátedra Manuel de Falla de la Universidad de Granada o desde la Real Academia de Bellas Artes». Prosigue que: «(…) tenía en gran estima a su maestro Valentín Ruiz Aznar: realizó su biografía y difundió el repertorio vocal de este. Él consideraba que su maestro era el vínculo con Manuel de Falla, y de los dos -uno de forma directa y otro por mediación del primero- heredó ese carácter de buscar lo esencial y la sobriedad en la composición».

Sobre los referentes de Juan-Alfonso cita las llamadas vanguardias del siglo XX pero también quienes siguieron su propio camino: «(…) el intimismo y la mirada al Siglo de Oro en la segunda etapa de Falla, la paleta colorista de Turina, el misticismo de Messiaen, el eclecticismo de Shostakovich, el magisterio de Manuel Castillo en Sevilla o de Juan Alfonso García en Granada (…) músico de gran cualidad melódica, buscó una mirada contemporánea y un espíritu de esencialidad, donde cada nota y cada acorde eran meditados ci rigor estético».

Estas líneas me ayudaron a profundizar aún más en las obras escuchadas por distintos intérpretes y formaciones en esta 74ª edición del festival granadino. Y no falta la referencia al magisterio ejercido desde la capital nazarí sobre otros compositores que pude vivir a lo largo de este mes tan musical: «Juan Alfonso fue cabeza, maestro y alma de la llamada «Escuela de compositores en Granada», con figuras tan destacadas como José García Román, Francisco Guerrero Marín, Manuel Hidalgo o José María Sánchez Verdú».

Sinceras y emotivas las vivencias del propio profesor Fernández Manzano: «Al terminar la misa matinal en la Catedral, donde él era organista titular, lo esperábamos un grupo de artistas: escritores, poetas, pintores, compositores, musicólogos y discípulos. El ambiente evocaba el de las «Academias» clásicas de Grecia. Se debatían temas de estética, se revisaban ejercicios de armonía o composición, se interpretaba alguna pieza al órgano y, finalmente, se concluía con un paseo y una tertulia en torno al café». Cita también los distintos premios otorgados a Juan-Alfonso y los distintos cargos a lo largo de su carrera (también figuran en la biografía de la web oficial) donde se debe recordar la dirección (entonces se les llamaba Comisario) del Festival de 1976 a 1978, para concluir que «Su obra es muy importante, tanto de música vocal, coral, para piano, órgano, de cámara com orquestal» con esta exposición que me ha acercado aún más a la figura de un músico de nuestro tiempo con un legado que permanece a buen recaudo tanto por su familia como por los intérpretes que siguen difundiendo su obra.

De su alumno José García Román dejo a continuación los textos seleccionados para la citada revista, intercalando algunas de las fotografías tomadas con mi teléfono en la exposición:

JUAN ALFONSO GARCÍA SEGÚN JOSÉ GARCÍA ROMÁN

El compositor granadino José García Román (Granada, 1945) es una de las personas que mejor conocen a Juan Alfonso García (1935-2015). Cuando le pedios que escribiera algunas líneas para esta publicación, con la amabilidad en el trato que le caracteriza, nos hizo llegar dos textos extraordinarios, que ya había redactado sobre quien fue su maestro. Pensé, al principio, que era una manera de eludir el compromiso, más luego descubrí que al margen de su capacidad literaria, que me atrevo a calificar como sobresaliente, ambos reúnen una hermosa síntesis para conocer la figura de este gran músico. Son dos discursos. El primero, una Laudatio, fue pronunciada en 2014 con motivo de la entrega de la Medalla de Honor del Instituto de Academias de Andalucía y el segundo en la Sesión Necrológica de 2016, tras su fallecimiento, celebrada en su memoria por la Academia de Bellas Artes de Nuestra Señora de las Angustias.

LAUDATIO

Comienza García Román evocando las palabras pronunciadas por otro ilustre granadino, Emilio Orozco, con motivo del ingreso de Juan Alfonso en la Academia de Bellas Artes granadina (1974), en las que destacó su «apartamiento de clamores y aplausos». Más adelante el propio autor del texto lo describe como «solitario y de alma ceñida, aliado del silencio, amigo de susurros y rumores de brisas, de pausadas palabras y mirada apacible -alguna vez airada. … Conoce como pocos, la voz humana y la escritura coral… Algunos somos conscientes de que el talento de Juan-Alfonso García va más allá de los que ha escrito… Estamos ante un humanista de sólida formación, ante un músico sobresaliente, pilar de la cultura de la Granada de la segunda mitad del siglo XX».

SESIÓN NECROLÓGICA

El discurso pronunciado con motivo de la Sesión Necrológica tras su fallecimiento por la Real Academia de Bellas Artes de Nuestra Señora de las Angustias se titula Juan-Alfonso García en su Paraíso y afirma que «la grandeza está reservada para una minoría». En este texto, además de realizar un repaso por algunos de los hitos fundamentales de su biografía, García Román nos ayuda a conocer la personalidad de Juan-Alfonso. Hemos extraído algunas de las frases que creemos pueden ser de mayor utilidad para ello.

«No buscaba sonoridades exhibicionistas, enemigas de una voz sustantiva. Procuró que la naturalidad presidiera su sensibilidad armónica y talento melódico, sin maquillaje». «Sufrió con la Granada brutalmente herida, acosada por la insensible piqueta, por el indiscriminado derribo, por las frívolas hormigoneras, por el pretencioso ladrillo, por los prepotentes edificios… ¿Cómo olvidar la demolición de Coliseo Olympia, por ejemplo, donde la Granada intelectual celebró el cincuenta aniversario de Manuel de Falla? ¿O la masacre de la Avenida Calvo Sotelo, hoy de la Constitución, o del bosque de Los Mártires?».

«Difícilmente una conversación con él podía deslizarse por la pendiente de la vulgaridad». «En cierto sentido tenía conciencia renacentista, aunque sin exageradas ideas antropocéntricas».

«… huía de sí mismo, aunque anhelaba conversaciones pausadas en las que saborear vocablos y mimar el pensamiento. Era claro y preciso en su palabra…».

«Juan-Alfonso se considera compositor, después organista. Experto en música sagrada…».

«Solo se acercó a las fronteras de la vanguardia para volver pronto sobre sus pasos, de ciertos ecos casi románticos, que en realidad nunca desechó».

«La poesía, tan unida a él, está íntimamente vinculada a su catálogo» y en este sentido añade «No sucumbió al peligro del texto como pretexto».

«Algo cansado de la vanguardia de los cincuenta y sesenta, dirá más tarde: El compositor actual no tiene presente al público y se dirige hacia una élite».

José García Román nos recuerda en esta Sesión Necrológica algunas de las palabras pronunciadas por el propio Juan Alfonso en el acto de su recepción académica en 1971 cuando ocupó la medalla 19 que había correspondido a Ángel Barrios: «Todo artista (…) se verá acuciado por el deseo de aportar su propia voz a la expresión artística. La originalidad es una aspiración legítima, obligada y exigible. Pero es fácil confundir originalidad con osadía, audacia o puea capacidad inventiva…».

«La duda acompañó a Juan-Alfonso, como la sensibilidad en grado extremo. Durante un tiempo estuvo preocupado -a raíz del problema de la vanguardia- por la llegada de un nuevo Mozart y al ver que no aparecía, quedó decepcionado».

Las dudas de Juan-Alfonso García han quedado disipadas escuchando parte de sus obras, con la esperanza de que sigan programándose porque es música de nuestra generación y ya no caben etiquetas como vanguardia o clasificarle en un periodo contemporáneo que ya no lo son en estos años 20 del siglo XXI.

Avanzando la próxima temporada

2 comentarios

Viernes, 18 de julio, 12:00 horas. Sala de Cámara del Auditorio de Oviedo, presentación de los ciclos «Conciertos del Auditorio» y Jornadas de Piano «Luis G. Iberni».
La Sala de Cámara del Auditorio de Oviedo acogió la mañana del viernes la presentación de la 27ª temporada de los Conciertos del Auditorio y las Jornadas de Piano Luis G.Iberni (van 34 años y pioneras en España, siendo después copiadas a lo largo y ancho de la geografía nacional), que se desarrollarán del 29 de octubre de 2025 al 4 de junio de 2026, ofreciendo 18 actuaciones de los mejores artistas nacionales e internacionales: Zubin Mehta, Yuja Wang, William Christie, Jakub Orlinski o Pinchas Zukerman, entre otros muchos artistas, que actuarán en el Auditorio Príncipe Felipe de la capital asturiana, en una edición donde la orquesta del ciclo, Oviedo Filarmonía, lo abrirá y cerrará. Esta nueva temporada tendrá una clara vocación europea dentro de la carrera que protagoniza Oviedo para convertirse en Capital Europea de la Cultura 2031 en sana pugna con Granada o Jerez.

La presentación de esta nueva edición estuvo encabezada por el concejal de Cultura y presidente de la Fundación Municipal de Cultura David Álvarez, y también han intervenido la presidenta de la Fundación Musical «Ciudad de Oviedo» Pilar Rubiera, su director artístico Cosme Marina, y el subdirector del diario La Nueva España el toledano Francisco García Alonso, contando además con la actuación en directo del Trío Nacedo compuesto por Lidia Sierra (violín), Inés Moreno (viola) y Clara Muñoz (violonchelo) que interpretaron al inicio el tercer movimiento de uno de los tríos de Conrado del Campo, para finalizar el acto con el trío de la ovetense Raquel Rodríguez, presente en la sala, «En la Música», obra que ya tiene 18 años y resultó ganadora en 2007 del II Concurso “Evaristo Fernández Blanco” organizado por el Festival de Música Española de León  en su XX edición, como explicó la propia compositora antes de la interpretación, muy aplaudida por los presentes.

Tras el vídeo con el diseño de Juan Jareño, original y de altísima calidad al igual que el programa del ciclo en papel couché, irían tomando sucesivamente la palabra. En la primera intervención, el melómano edil indicaría que «este ciclo representa un compromiso firme con la excelencia artística y con la difusión de un patrimonio musical que, siglos después de haber sido concebido, continúa emocionando, inspirando y elevando el espíritu. La música clásica no es solamente una herencia cultural: es una forma de diálogo profundo entre épocas, entre sensibilidades, y entre generaciones».

En palabras de David Álvarez «Oviedo, ciudad con una sólida tradición musical, demuestra un año más su apuesta por la cultura y por la música como vehículo de enriquecimiento colectivo. En este marco, presentamos un programa que reúne a intérpretes de reconocido prestigio, así como a jóvenes talentos que encarnan el futuro del panorama internacional». Además, el presidente de la FMC destaca las participaciones de Oviedo Filarmonía (OFIL), orquesta residente del ciclo y eje fundamental en nuestro panorama cultural y musical, o el coro El León de Oro, habituales en estas temporadas.

Álvarez ha resaltado, como novedad, la puesta en marcha de Off Conciertos, «esa forma diferente y desenfadada, de acércanos a las propuesta principales, en definitiva la música clásica. Lo hacemos mediante una serie de actividades que van desde la presencia de instrumentistas de OFIL en los Centros Sociales (siguiendo con nuestra política de acercamiento de la cultura a todo el concejo), el proyecto Música y enigma, de la mano de la pedagoga Sofia Martinez Villar, que tan buen resultado obtuvo la pasada temporada, una iniciativa de divulgación musical dirigida a estudiantes y al público general, que tiene como objetivo atraer otro tipo de público a los conciertos de música clásica y presentar este género musical desde una perspectiva diferente, mediante un ensayo divulgativo y un concierto guiado protagonizado, en el mes de diciembre, por OFIL». También, el programa pedagógico UBUNTU «que en esta edición tiene como temática principal la lucha contra el bullying, gracias la capacidad de convertir la música, el teatro y la danza en una herramienta de transformación personal y colectiva».

La presidenta de la Fundación Musical Ciudad de Oviedo, Pilar Rubiera, explicaría que la orquesta Oviedo Filarmonía ofrecerá un total de 4 conciertos, entre ellos el de apertura y cierre de la temporada.

David Álvarez volvería a reivindicar la #Capitalidad2031 (con la presencia de Rodolfo Sánchez), la enhorabuena al patrono y profesor Emilio Casares por su último galardón (Premio Guido Adler de la Sociedad de Musicología), el agradecimiento a la Fundación EDP (con la presencia de Juan García-Ovies), al periódico La Nueva España y el recuerdo al ciclo que comenzó allá por los años 90 en el marco de la Universidad de Oviedo, habiendo tomado el relevo el propio ayuntamiento ovetense.

Por su parte, García Alonso subrayaría que estos ciclos «nos consolidan en el ámbito de la música contribuyendo a mantener un altísimo nivel de calidad, con grandes nombres de artistas internacionales pero también jóvenes promesas que nos permiten aspirar, con pleno derecho, a conquistar el título de Capital Europea de la Cultura».

Álvarez daría paso finalmente a Cosme Marina quien resaltaría esta candidatura que «cuenta con una base sólida en múltiples ámbitos, uno de ellos el musical, que ha ubicado a la ciudad como una de las grandes ciudades culturales europeas tal y como demuestra la continuidad centenaria de la actividad musical durante siglos (…) Dentro de este proceso adquieren especial relevancia los dos buques insignia de la actividad musical de la ciudad: los Conciertos del Auditorio y las Jornadas de Piano Luis G. Iberni, ya que ambos configuran una temporada anual consolidada como referencia en el norte de España por la calidad de sus propuestas. Además, esta edición focaliza su mirada en Europa que atesora una historia de mestizaje que, desde el periodo barroco forma parte del ADN musical del continente».

Marina que lleva al frente desde los inicios del actual ciclo, detallaría la temporada 25-26 girando en torno a Europa, como figura en el cuaderno de presentación, destacando que se mantienen las óperas en concierto que tanto éxito llevan cosechando, esta temporada dos de Handel: «Giulio Cesare» el 17 de febrero con Il Pomo d’Oro y el contratenor Jakub J. Orliński junto a Sabine Devieilhe en los papeles protagonistas, más «Ariodante» el 31 de mayo a cargo de La Cetra de Marcon cantando Kožená.

Una de las citas más esperadas será el regreso (19 de febrero) de Zubin Mehta en una pequeña gira de despedida por su 90 cumpleaños en sus ciudades de referencia donde Oviedo vuelve a estar en el mapa junto a Madrid y Barcelona, y nada menos que con la West-Eastern Divan Orchestra -fundada en 1999 por el binomio Said y Barenboim, premio de la FPA a la Concordia 2002– en estos tiempos convulsos donde sólo la música puede hacer convivir dos pueblos enfrentados.

Más regresos a la capital asturiana serán el de Pinchas Zukerman con su Sinfonia Varsovia (1 de marzo), la mezzo Emily D’Angelo (21 de mayo) tras su recordado cierre de temporada 21-22, la Orquesta del Festival de Budapest con Iván Fischer (28 de mayo) que tan buen sabor de boca me acaba de dejar en Granada, o el cellista Steven Isserlis esta vez junto al finlandés Pietari Inkinen a la batuta de la OFIL (4 de junio), o recuperando la cancelada de William Christie con Les Art Florissants que han hecho hueco para disfrutarles el 6 de noviembre.

Desde 1992 en que arrancaron en el Teatro Campoamor las «Jornadas de Piano» gracias  al siempre recordado Luis Gracia Iberni, siguen siendo referente nacional e internacional por donde han pasado los más importantes intérpretes, y que han sobrevivido por su cartel inigualable, manteniendo a Oviedo en primera línea. Esta temporada 2025-26 vendrán dos «huracanes» como los calificó Cosme Marina: el 15 de enero Yuja Wang con lo nada habitual de interpretar dos conciertos en el mismo programa (nº2 de Chopin y el de Ligeti) nada menos que con la Mahler Chamber Orchestra, más el canadiense Jan Lisiecki (7 de marzo) en un variado y atractivo programa.

Muy esperado igualmente el húngaro Dénes Várjon (8 de abril) donde no faltará su Bartok que está alcanzando un enorme éxito allá donde lo interpreta.

Se puede consultar toda la programación en el siguiente enlace: :https://www.oviedo.es/documents/25041/2686429/CA+Y+JP+-+TEMPORADA+2025-2026.pdf/f1d15a27-b867-4050-90c8-ca7eb33afe0f.

El concejal David Álvarez despediría la rueda de prensa agradeciendo a todos su presencia, el apoyo y especialmente el del público  y abonados por su fidelidad a lo largo de estos años, que mantienen a Oviedo en el mapa de los grandes conciertos.

Los abonos conjuntos están ya a la venta y pueden adquirirse en la taquilla del Teatro Campoamor hasta el próximo 9 de septiembre en su horario habitual. Los abonos independientes (tanto el de los Conciertos del Auditorio como el de las Jornadas Piano) se venderán del 11 de septiembre al 2 de octubre, mientras que el abono Firmamento Lírico se podrá adquirir del 4 al 16 de octubre. Las localidades sueltas saldrán a la venta el día 18 de octubre, recordando que la Fundación Municipal de Cultura está adscrita al Bono Cultural Joven del Principado de Asturias.

Zarzuela en tejanos

Deja un comentario

Viernes 18 de julio, 20:00 horas. Atesora Oviedo (2025): Conciertos: Beatriz Díaz (soprano), Marcos Suárez (piano), «Zarzuela en vaqueros». Fotos de las RRSS y propias.

En verano la música no para, y Oviedo como candidata a la Capitalidad Cultural Europea de 2031 sigue demostrando ser «La Viena española» porque la oferta, proporcional a su población, sigue estando a la cabeza del país. A los melómanos, tanto locales como quienes acuden en sus vacaciones a la capital del Principado, conocen esta seña de identidad que desde la concejalía de cultura del ayuntamiento local y su Fundación Municipal de Cultura programan en el periodo estival, antaño en el Claustro del Monasterio de San Vicente (Museo Arqueológico) y ahora en la sala de cámara del auditorio, pero también en el patio del edificio histórico de la Universidad de Oviedo y en otros lugares emblemáticos. Tampoco faltan el cine a la luz de la luna, las artes escénicas, plásticas ni la poesía, con una amplia oferta que se puede completar con la gastronomía o las visitas, casi obligadas, a tanto patrimonio artístico del que podemos presumir en mi tierra.

La zarzuela ha sido declarada «Manifestación Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de España» cuyo objetivo es proteger y poner en valor este género musical, reconociendo su importancia cultural e histórica. Oviedo tras Madrid es la única ciudad que mantiene un festival a ella dedicada, con títulos que conocemos por nuestros abuelos y padres, verdadera herencia que sigue viva y mejor si además se representa e interpreta con la calidad que este género exige. Hay romanzas que son verdaderas arias líricas tan exigentes como su hermana «la ópera» por lo que afrontar un recital con ellas supone un esfuerzo aún mayor que representar una de ellas sobre las tablas. Nuestra soprano internacional, la allerana Beatriz Díaz, alterna ópera y zarzuela en su amplio repertorio, y en este lluvioso viernes de julio nos ofrecería un recital informal por presencia (en tejanos), cercano por la propia sala de cámara, en una selección de romanzas con el piano del langreano Marcos Suárez, tándem cómplice donde «la Díaz» agradeció el esfuerzo de su acompañante en una labor no siempre reconocida, y más con las endiabladas reducciones orquestales a las 88 teclas que son tan exigentes como para los cantantes.

Pero calidad, entrega y profesionalidad son calificativos más que merecidos para un recital donde agrupar una exquisita selección de páginas zarzuelísticas para comprobar el excelente estado de nuestros dos intérpretes. La soprano con una técnica exquisita, unas agilidades cristalinas, una gama dinámica amplísima, un registro grave que ha ido tomando cuerpo con los años, una musicalidad innata que imprime a cada página su propia personalidad, y una escena que convierte cada romanza en un microrrelato llevándonos a todos los personajes. El pianista conocedor de cada matiz, mimando la voz, encajando y respirando con ella, el trabajo previo para los rubati exactos y el entendimiento al detalle para conjugar un recital intenso.

Sin entrar en el análisis pormenorizado de cada página, pues dejo al final las obras y autores, destacar los «aires» variados desde los tangos hispanos a las siempre agradecidas habaneras, pero también la recuperación por parte de la soprano de Bóo de No hay tesoro ni poder (Las alondras) de Jacinto Guerrero que preparase hace años para su participación en el concurso que lleva el nombre del compositor, «lo que bien se aprende jamás se olvida» que dice el refrán, sumándole el poso de una carrera muy asentada, más el «descubrimiento» de María Rodrigo por parte de la musicóloga avilesina Mª Luz González Peña (directora del Centro de Documentación y Archivo de la Sociedad General de Autores), autoridad en la materia rescatando la zarzuela «Diana cazadora» con una romanza bellísima como la Canción de la muerte chiquita, pequeña muestra de lo mucho que aún queda por escuchar. Siempre nuestra zarzuela internacional, española, cubana o mexicana… para volver a escuchar la habanera Americana de «La niña pancha» (J. Romea y J. Valverde), cubanita graciosa y con abanico, o Mulata infeliz de «María la O» (Ernesto Lecuona) desde un piano íntimo acompañando, que tras la interpretación de la allerana casi debería actualizarle la letra como «Bea la de Bóo, qué bien la cantó…».

De mi tocayo Sorozábal sigue siendo maravillosa la romanza de Ascensión No corté más que una rosa («La del manojo de rosas») de la que Beatriz Díaz recordó la atemporalidad de esta zarzuela que cantaase en 2021 con la producción del asturiano Emilio Sagi, que sigue programándose y triunfando, de plena actualidad, esta vez con el «piano orquestal» de Marcos Suárez.

El regalo de la famosa canción Los nardos de «Las leandras» del maestro Alonso, sirvió no solo para ir preparándome para el 8 de septiembre llanisco que la ha convertido en «Himno de La Guía» sino para que todos participásemos con esta florista que nunca defrauda, logrando una excelente entrada y el fervor de un público entregado a nuestra soprano (y su pianista de cabecera).

PROGRAMA

Noche hermosa – Katiuska (P. Sorozábal)

Marinela – La canción del olvido (J. Serrano)

Tango de la Menegilda – La gran vía (F. Chueca y J. Valverde)

No hay tesoro ni poder – Las alondras (J. Guerrero)

Canción de la muerte chiquita – Diana cazadora (M. Rodrigo)

Americana – La niña pancha (J. Romea y J. Valverde)

Mulata infeliz – María la O (E. Lecuona)

No corté más que una rosa – La del manojo de rosas (P. Sorozábal)

Canción del Paloma – El barberillo de Lavapiés (F. Asenjo Barbieri)

Carceleras – Las hijas del Zebedeo (R. Chapí)

Vivencias en el 74º Festival de Granada

Deja un comentario

A lo largo de un mes y desde este blog he ido subiendo mis críticas y reseñas del 74º Festival de Granada, que paso a resumir en esta entrada, los conciertos que tuve que seleccionar ante la oferta inmensa, este año también asistiendo a la Danza -otra de las señas de identidad del Festival- en el Generalife y parte del FEX,

sumando alguna noche flamenca, que podéis ver y leer en las distintas entradas a ellas dedicadas, sin poder constatar en primera persona los Cursos Manuel de Falla, la versión pedagógica del Festival.

Muchas experiencias únicas e inolvidables en este 2025, tercer año al completo desde mi jubilación domo docente, y donde el sábado 21 de junio a la noche, con prórroga y mucha emoción, viví desde mi teléfono el ansiado ascenso a Primera del Mi Oviedín del alma tras 24 años de espera, recordando a mi padre que no pudo revivir este regreso, con la foto que me sacó Teresa Montellano, otra de las profesionales de la fotografía en Granada.

Mi eterna gratitud a todo el EQUIPO del Festival desde su director Paolo Pinamonti en su primera edición, pasando por la Jefa de Prensa Teresa del Río, la encantadora María José Serrano en el Patrocinio y Relaciones Externas, la insustituible Nina von Krogh en la Coordinación Artística y la mio neña Lorena Jiménez con sus «Encuentros» y «Off Stage» en las Redes Sociales para el festival, por citar sólo a mis «habituales», este año con Carlos y Alba como becarios.

También mis gracias eternas al fotógrafo, y ya amigo, Fermín Rodríguez, cuyas imágenes oficiales nunca pueden faltar en todas las entradas de mi blog, RRSS y noticias… por supuesto al amplísimo y numeroso personal (azafatas, técnicos más el «ejército de voluntarios y voluntarias») con quienes este festival funciona como un perfecto engranaje muy entrenado tras tantos años de trabajo, no siempre visible y que merecen todo mi reconocimiento vivido en primera persona.

Proseguir los agradecimiento al equipo humano de Radio Clásica con mis queridos Jesús Trujillo y Elena Horta, siempre un placer las tertulias y paseos tras los conciertos, sin olvidarme del «imprescindible» Arturo Reverter con quien compartir tanto, no solo recuerdos comunes sino toda su sabiduría de gallego en la capital madrileña.

Al personal del ambigú que el Grupo Abades montaba (y desmontaba) en el Palacio de Carlos V y en el Generalife, ya conocidos de estos tres años y que me tenían siempre fresquita «una verde» antes y después de cada concierto, siendo cada noche los que casi cerrábamos y recogíamos.

Imposible relacionar el encuentro con amistades de anteriores ediciones, granadinos ilustres, melómanos llegados de toda la geografía española y críticos de distintos medios: al «maestro» Rafael Ortega Basagoiti, con quien compartir toda su sabiduría, Pablo L. Rodríguez, José Manuel RuizJosé Antonio Lacárcel, José Antonio CantónJusto Romero, Alejandro Fernández «mi boquerón» junto a Paco Naranjo, por citar solo a unos pocos sin dejarme a Mercedes García Molina, profesora de música que espero tenga un buen destino el próximo curso, gran crítica y orgullosa madre además de cantante a quien disfruté desde mi butaca en palacio.

Reencuentros con Mercedes Pérez Villena o Paloma Viana (con mi querido paisano Nacho de Paz) a los que sumar «nuevos fichajes» como al inclasificable profesor Luigi (de madre ovetense) o ponerle cara al director artístico de la Sociedad Filarmónica de Burgos, José Miguel González.

Especial ilusión la visita de mi amigo el abogado mexicano Mario Herrera que me acompañó el día de mi santo en el concierto matinal, café en mano, haciendo un paréntesis en su largo periplo profesional por España, y al que volveré a ver, si nada lo impide, en Oviedo a finales de septiembre.

Siempre una mención especial al Colegio Mayor Santa Cruz La Real, mi segunda casa en otro mes granadino donde me trataron con la cercanía y cariño del «colegial repetidor» y todas las atenciones inmerecidas para este melómano noctámbulo (no solo por los horarios de los conciertos).

Gracias a Laura y Perico durante la semana, junto a Óscar y Natalia por «dar de comer al hambriento», a mis «guardianes» Paqui, David, Samuel y Manolo (by night), junto a todo el personal de limpieza, con el resto de trabajadores de un alojamiento increíble donde conviven los Padres Dominicos (Don Antonio Larios a la cabeza) y muchos grupos de estudiantes.

Cada día y cada noche hay que descubrir Granada, embrujo y magia, tapas con cerveza de la tierra (también malagueña), el Pub irlandés (Hannigan & Sons) con una Doble IPA de Almuñecar, que repetiría más de una noche con un camarero que conocía las Danzas húngaras de Brahms (!),

y entre mis habituales paradas por el Realejo citar el Rosario Varela (con las tapas más originales de Granada), las plazas de Santo Domingo (en La esquina de Juande) o de Carlos Cano (siempre sonando en mi cabeza) en Disloque

Volver a visitar mi oficina de «La Auténtica Carmela» en la calle Colcha, viendo la espalda de la estatua dedicada a Yehuda Ibn Tibon para seguir disfrutando de su carta, amabilidad y profesionalidad de todo el personal, agradeciendo un trato de «vecino»,

y el apoyo al Real Oviedo cada vez que vestía gorra o camisetas, extensible a tanta gente con la que me cruzaba por la capital nazarí, alegrándose de la vuelta a la máxima categoría del fútbol nacional.

No quiero dejarme otra parada «obligada» en la Plaza de la Trinidad a comer un salmorejo exquisito tras los conciertos matutinos en San Jerónimo, y donde compartí sobremesas con alemanes, sirios, ingleses y suecos (Granada siempre es internacional).

En otra entrada colocaré un resumen con los enlaces (links) a todas las reseñas de mis 33 conciertos en 8 espacios y  25 días… tengo que dejar algo más estrictamente musical aunque sin nada de lo anterior no hubiera sido lo mismo.

En casa iré retomando la normalidad y los horarios con todas las novedades que no faltarán desde este blog.

Brahms y cierra, Granada

1 comentario

74º Festival Internacional de Música y Danza de Granada (días 24 b y 25b). Conciertos sinfónicos.

Ya de lunes tras un fin de semana cerrando la septuagésimo cuarta edición de «mi» festival granadino, reposando tantas emociones a lo largo de 25 días  y 33 conciertos (más los del FEX), con despedidas a tanta gente querida en mis tres años consecutivos, agradecimientos a todo el personal de la organización, porteros, azafatas, los nunca valorados y tan necesarios voluntarios, los técnicos que al apagar las luces aún les queda mucho trabajo antes de acostarse, a mi amigo el fotógrafo oficial ©Fermín Rodríguez cuyas fotos casi me hablaban para el sonido que se quedaba en mi recuerdo. Y por supuesto a todos mis camareros de los ambigú montados por Abades que siempre me tenían La verde bien fresquita para hidratarse antes y después de los conciertos.

Por todo ello he dejado para el final el comentario de los dos conciertos dedicados a Brahms con una floja Orquesta Sinfónica SWR Stuttgart, el magnífico pianista francés Alexandre Kantorow (Clermont-Ferrand, 1997) en el piano, más el director granadino Pablo Heras-Casado que volvía a su casa tras la cancelación del inicialmente previsto Orozco-Estrada que se nos comunicó el día de San Fermín.

El sábado 12 de julio llegaban «los número 1» de Johannes Brahms, la primera parte con su Concierto para piano y orquesta nº 1 en re menor, op. 15 y la Sinfonía nº 1 en do menor, op. 68. Alexandre Kantorow volvía al festival con este profundo concierto donde el piano Steinway© estaba claramente desafinado en el registro central (sin oido absoluto creo eran el re y el si bemol) pero que el intérprete francés nos hizo «olvidar» ante un sonido cristalino, una digitación asombrosa, un pedal siempre en su sitio y una increíble gama de matices, desde los delicados pianissimi, que la orquesta alemana también tuvo, hasta los ff en clara pugna sinfónica, cadencias para degustar, diálogos unas veces e imbricación sinfónica por otras, bien concertado por el director granadino aunque no siempre ajustados unos músicos que no se les notó entregados, con un «sonido borroso» como expresión de lo vivido, sobre todo en el Adagio central donde el necesario entendimiento de los músicos estuvo en lo más alto de la noche.

Kantorow nos regalaría de propina el maravilloso Liszt-Wagner del Liebestod que cierra Tristán, la muerte e Isolda que sonó profunda, doliente, el descanso del guerrero tras el uno de Brahms para corroborar el excelente momento del pianista cuyo padre (Jean-Jacques Kantorow) fue titular la OCG entre 2004 y 2008.

De La Primera brahmsiana un inicio que prometía, con unos matices muy cuidados y marcados por un Heras-Casado (Granada, 1977) de estilo directorial que personalmente no me gusta, y que supongo faltaría más tiempo para encajar tanto como hay que sacar a la luz de esta sinfonía, donde los «crescendo» también resultaban acelerando (un mal endémico en el mundo de la música). El juego de tempi no funcionó precisamente al no haber buen encaje entre las secciones, las maderas intentaron «huir de la quema» que los metales empezaron, los timbales nunca mandaron y a la cuerda le faltó homogeneidad tímbrica así como una mayor musicalidad y entrega, o como diría mi querido Don Arturo, «sustancia».

De regalo nada mejor que seguir con Brahms y su conocida Danza húngara nº 1 en sol menor, agradecida pero «leída» y sin músculo con una sosa agógica para la grandiosidad de esta primera danza húngara.

La clausura sería ayer domingo 13 de julio mismo sitio, misma hora y mismos intérpretes, con «los número dos» de Brahms. El Concierto para piano y orquesta nº 2 en si bemol mayor, op. 83 es luz frente a la sombra y ya con el Steinway© bien ajustado, el pianista francés volvería a ser el verdadero protagonista, mejor concertado con la orquesta alemana y un Heras-Casado siempre atento a los balances con desigual respuesta a sus indicaciones, donde el índice de la mano izquierda pasaba de batuta a inquisidor.

Kantorow como en la noche sabatina nos regalaría otra perla, esta vez prosiguiendo con Brahms y su Intermezzo opus 117 nº 1, poder «apagar las luces» del segundo cual terapia relajante tras la tensión acumulada. Larga vida para este Alexandre Kantorow que sigue creciendo y aportando aire fresco a un repertorio bien elegido.


Y la segunda parte con la segunda, la Sinfonía nº 2 en re mayor, op. 73 donde la orquesta alemana se mostró algo más compacta pero con las carencias ya apuntadas. Los chelos fueron quienes lograron la sustancia y empaque así como un buen oboe, pero faltando limpieza en los pasajes, fraseos más marcados y la riqueza expresiva que Heras-Casado intentó sin mucho éxito de una orquesta «de provincia» y edad media alta, con todo el respeto para estos profesionales que ayudan a mantener vivo este legado musical.

Si el sábado el regalo fue la primer danza húngara, el telón caería con la popular y cinematográfica Danza nº 5, recuerdo para la genial escena en la barbería de El gran dictador,  el Chaplin presente este año, más leída que sentida, sin remarcar los silencios ni amarrar un ausente rubato.

Ya en Siana haré un resumen con mis valoraciones globales que he reflejado cada día desde este blog, y gracias para quienes me siguen leyendo fielmente, también para los llegados a este «retiro musical» del jubilado al que en Granada conocen como Pablo «El asturiano».

PROGRAMAS:

Meditando en El Salvador

Deja un comentario

74º Festival Internacional de Música y Danza de Granada (día 24a). Conciertos matinales.

Sábado 12 de julio, 12:30 horas. Parroquia de Nuestro Salvador: Juan María Pedrero, órgano. Obras de Bach. Fotos propias y ©Fermín Rodríguez.

Penúltimo día de mi festival con sesión matutina dedicada a «Mein Gott» a cargo del organista zamorano afincado en Granada José María Pedrero (1974) en el fantástico órgano construido en 2001 por Paco Alonso, un tándem que sigue teniendo a la capital nazarí como referente para el llamado «rey de los instrumentos». Del instrumento del Salvador que ya he disfrutado en ediciones anteriores, destacar que la caja está directamente inspirada en dos órganos barrocos granadinos de principios del siglo XVII (uno otra joya aún conservada por el propio Alonso en el convento de San Jerónimo procedente del convento de Santa Paula, y en la traza del órgano que construyese para la iglesia de Santa María de la Alhambra el organero Gaspar Fernández de Prado en 1619. Con más de 1800 tubos y diapasón a 440 Hz siempre a una temperatura ideal de 20º C, Juan Mª Pedrero supo sacarle todas las combinaciones y registros del barroco alemán con aires de Sierra Nevada.

La web nos presentaba este sábado matinal con temperatura ideal en estas fechas:

Maestro entre los maestros
En el instrumento que Francisco Alonso construyera en 2001 para la Parroquia del Salvador, uno de los más importantes organistas españoles de hoy, Juan María Pedrero, profesor en el conservatorio de Granada, ofrece un acercamiento a la obra del más grande compositor para órgano de la historia, Bach. Desde la majestuosidad de la Pièce d’Orgue BWV 572 hasta la profundidad expresiva de An Wasserflüssen Babylon BWV 653, cada obra despliega su riqueza técnica y emocional. La Partite diverse sopra il Corale BWV 770 muestra la inventiva del maestro en la variación coral, mientras que la Toccata BWV 564 deslumbra por su virtuosismo en estilo fantasticus. Culmina el programa el imponente Preludio y Fuga en mi menor BWV 548, una obra monumental que encapsula su genialidad arquitectónica y musical.

De las excelentes notas al programa de mi tocayo vasco Pablo Cepeda que analizan las obras elegidas para este monográfico Bach, y tituladas El órgano en J. S. Bach: arquitecturas del infinito iré intercalándolas con mis comentarios:

El concierto que nos disponemos a escuchar nos brinda la oportunidad de recorrer la riqueza musical que Johann Sebastian Bach cultivó en diversos géneros organísticos. Juan María Pedrero nos presenta una ambiciosa y cuidada selección de obras que condensan la maestría compositiva de quien fue también un intérprete e improvisador excepcional. En ellas late un sutil equilibrio entre forma y espíritu: arquitecturas sonoras que apuntan al infinito y resuenan en lo más profundo del ser. Recorreremos esta geografía musical guiados por Pedrero y por la riqueza sonora del órgano de El Salvador, joya de la organería granadina, construido en 2001 por el maestro Francisco Alonso Suárez, que despliega una amplia representación de las distintas familias tímbricas del órgano barroco.

Todo órgano debe respirar para mantenerse vivo, cada vez que el aire hace vibrar sus tubos, por lo que enfrentarse al «dios Bach» además de una preparación previa del instrumento, el organista, cual deportista de cualquier disciplina, debe conocer en profundidad el terreno de juego, nunca igual, y. que en el caso del zamorano al «jugar en casa» fue llevando cada obra por los registros apropiados, un verdadero arte, estrujando no solo la cadereta interior sino el llamado «órgano mayor» y especialmente el pedal, jugando con los acopladores para sumar tímbricas, más un trémolo aplicado en los momentos justos.

Comenzamos con un gran pórtico Bachiano, su Pièce d’Orgue, BWV 572; pieza singular en la literatura para órgano de Bach, tanto por el título en francés como por su forma y estructura. En su primer movimiento –Très vitement– los tresillos en el teclado son el hilo conductor. En el Gravement, potente parte central a 5 voces con pedal, los retardos y disonancias del discurso polifónico nos remiten nuevamente al estilo francés. Tras un acorde suspensivo el Lentement final retoma la figuración rápida mientras la música se embarca en un largo y casi escheriano viaje descendente final.

El tema con las nueve variaciones de su Partite diverse sopra il Corale «Ach, was soll ich Sünder machen», BWV 770 fue la primera gran prueba del abanico desplegado por Pedrero Encabo en el órgano de El Salvador, contrapuntos claros eligiendo el teclado idóneo para combinar violones y flautados.

La partita coral es un conjunto de variaciones (partita diverse, en palabras del propio Bach) sobre una melodía de coral luterano, elaboradas según distintos modelos compositivos. Este género, nacido con Sweelinck y desarrollado por Pachelbel y Böhm, alcanzó una de sus cimas en Bach. En la Partite diverse sopra il Corale «Ach, was soll ich Sünder machen», BWV 770, el tema se presenta de forma homofónica, con cierto sabor francés en su ritmo, y se transforma a lo largo de nueve variaciones que despliegan diversas técnicas contrapuntísticas.
La fama de Bach como virtuoso tanto a los teclados como al pedalero –bien documentada en las crónicas de su tiempo–, queda completamente justificada en su Tocata, Adagio y Fuga en do mayor, BWV 564, un grandioso tríptico musical. Se abre con una Toccata de brillante virtuosismo y diálogo entre teclado y pedal. Le sigue un Adagio de inspiración italiana, ornamentado y expresivo, con una melodía solista sobre un acompañamiento sobrio. Tras un Grave de carácter denso y modulante, culmina en una Fuga vitalista cuyo tema remite al inicio de la obra.

Anteriormente hablaba del pedalero de registros varios, donde la elección es fundamental. Sin abusar de los tubos de 16 pies, clarines y trompetas bien combinados demostraron no solo el virtuosismo con los pies sino la escritura de «mein Gott» en su etapa de Weimar, aunque el órgano acompañaría al kantor toda su vida. Y los corales luteranos además de fuente de inspiración, al órgano nos permite escuchar ese canto del pueblo con unos flautados bien combinados.

El preludio coral An Wasserflüssen Babylon, BWV 653, describe musicalmente la nostalgia del pueblo de Israel durante su exilio en Babilonia. La melodía del coral luterano aparece en la voz intermedia de tenor mientras que en el pedalero recaen en las dos voces inferiores de esta obra de textura inusual y con estructura interna circular.

Y tras todo el derroche sonoro, matizado, tímbricamente ideal con una ejecución siempre clara y precisa por parte de Pedrero, el mejor cierre de esta mañana sabatina con uno de los «monumentos organísticos»:

Concluimos este viaje con una de las cumbres del repertorio organístico de J. S. Bach: El Preludio y Fuga en mi menor, BWV 548. Obra de madurez, destaca por su ambiciosa escala y la riqueza de sus recursos musicales. El preludio evoca el espíritu del concierto barroco, estructurado en tres episodios que alternan el diálogo entre ripieno (tutti) y solista. La fuga, la más extensa escrita por Bach para órgano, despliega un tema que se expande desde la tónica hacia los extremos del teclado, integrando pasajes solistas y una arquitectura ternaria, para concluir en un brillante acorde mayor.
Bach conjuga el orden con la emoción, la lógica con el misterio.

Silencio sepulcral mientras el preludio hacía meditar y la esplendorosa fuga me llevaba hasta mi «ruta Bach» que guardo en la memoria para volver a interrogarme sobre la grandeza compositiva del que siempre defenderé como «padre de todas las músicas». Si en la historia se habla «a. de JC» y «d. de JC», para la música deberíamos referirnos y cambiar JC por JSB, quien además escribía Soli Deo Gloria cual testamento para la posteridad.

Pablo Cepeda nos pedía al final de sus notas: «Disfruten de todo ello» y lo hemos cumplido religiosamente.

Aún me queda día y medio para poner punto y final a esta edición donde el órgano sigue teniendo sus espacios.

PROGRAMA:

Johann Sebastian Bach (1685-1750)
Fantasía en sol mayor «Pièce d’Orgue», BWV 572  (Weimar a. 1717, revisión c. 1720/25)
Très vistement
Gravement
Lentement
Partite diverse sopra il Corale «Ach, was soll ich Sünder machen», BWV 770 (Arnstadt a 1708, copia más temprana c. 1710/14)
Toccata, Adagio y Fuga en do mayor, BWV 564 (Weimar c. 1710/17?, fuente más temprana c. 1725)

An Wasserflüssen Babylon, à 2 clav. et pedal, BWV 653 (Weimar, rev. en Leipzig c. 1740)

Preludio y Fuga en mi menor, BWV 548 (Leipzig, entre 1727 1731)

Nadine Valéry la Traviata de Granada

1 comentario

74º Festival Internacional de Música y Danza de Granada (día 23). Ópera.

Viernes 11 de julio, 22:00 horas. Palacio de Carlos V: Verdi: La traviata. Ópera en tres actos, versión concierto. Fotos propias y ©Fermín Rodríguez.

Hace ahora dos años que disfrutábamos en Granada del Turandot llegado del Teatro Real en versión concierto, y esta vigésimo tercera noche de mi festival nos traían La traviata, sin la escena de Willy Decker, pero ideal para quienes no gusten de nuevas producciones, pese a que la madrileña estrenada en Salzburgo es ya un «clásico» tras dos décadas (guardando el DVD como oro en paño junto a otras versiones igualmente referentes), manteniendo el festival nazarí la apuesta por seguir ofreciendo ópera a tantos aficionados que llegan de todas partes para escuchar a un elenco de voces internacionales en este entorno único.

La expectación previa era grande ante esta ópera que aterrizaba desde el Real madrileño con un elenco de altura, donde Nadine Sierra protagonizaba una entrevista a toda página en el diario granadino Ideal:

Ya la propia web nos anunciaba este título verdiano que muchos conocemos casi como si lo hubiésemos cantado a lo largo de nuestra vida:

La ópera de las óperas
Después del exitoso Turandot de 2023, vuelven los conjuntos del Teatro Real al Palacio de Carlos V, esta vez con la que puede ser considerada la ópera más famosa y popular de todos los tiempos. Inspirada en La dama de las camelias de Dumas hijo, Verdi se acercó en La traviata a conflictos de su época para abordar temas como el amor, el sacrificio y la hipocresía social con una fuerza por completo inédita en su tiempo. Dos de los grandes cantantes de las escenas líricas internacionales de nuestros días, la soprano estadounidense Nadine Sierra y el tenor donostiarra Xabier Anduaga pondrán sus voces al servicio de los principales protagonistas. La batuta estará en las manos del húngaro Henrik Nánási, reconocido especialista que frecuenta los grandes templos líricos centroeuropeos, de Viena a Múnich.

Nadine Sierra fue la figura de la noche, la mejor Violetta Valéry del momento, de belleza absoluta con una interpretación llena de personalidad, expresividad, encanto, mandando en los tempi de  un excelente concertador como el húngaro Henrik Nánási al que se le notó el trabajo previo y las funciones que lleva en Madrid, encajando todo al detalle con una Orquesta y Coro Titulares del Teatro Real impecables. Desde la primera aparición en escena la soprano marcó un personaje que lo siente, manejando el escenario de izquierda a derecha con una voz prodigiosa que además de fiato único, crescendi, pianissimi y todas las virtudes que debe tener una cantante verdiana, cautivó en cada aria, en cada dúo, logrando los silencios de un público embelesado ya desde el brindis inicial al trágico Addio, del passato, la progresión dramática a lo largo de esta ópera que nos dejó hechizados.

El donostiarra Xabier Anduaga interpretó un Alfredo de buena escuela, de color homogéneo en un grave ya asentado, unos medios redondos y unos agudos valientes, muy matizado y perfectamente implicado en la acción, no solo en sus arias y dúos (convincente con Giorgio)  sino mostrando una línea de canto elegante para secundar a la Violetta arrolladora.

El barítono polaco Artur Rucinski nos dejó un Giorgio Germont joven en carácter y presencia, aún sin redondear aristas y luchando por mantener volumen con una poderosa orquesta detrás, pero de técnica suficiente con un fraseo muy ligado y acertado, redondeando el trío protagonista de esta Traviata granadina.

La moscovita Karina Demurova como Flora Bervoix lució sin desentonar en sus apariciones y concertantes, no así la Annina de la mezzo gerundense Gemma Coma-Alabert, muy oscurecida en sus breves intervenciones.

Del resto del elenco, el bajo Giacomo Prestia (Grenvil) le dio el caracter solemne a su personaje, presente aunque limitado en volumen, y correctos el barítono Tomeu Bibiloni como Douphol , David Lagares (marqués de Obigny) con un discreto Albert Casals como Gastone.

No hacía falta escena porque todos se movieron por el escenario delante de la orquesta, transitando de izquierda a derecha incluso delante del director, entradas y salidas donde lo que faltaba lo suplíamos con nuestros recuerdos e imaginación, carnaval del coro, toreros de negro, un casino imaginario y la Violetta único foco de atención con su rojo pasional y sanguíneo hasta la muerte.

Insistir en la buena dirección musical de Henrik Nánási que jugó con los tempi llevados por Nadine Sierra o algo más ligeros para el coro. A la batuta nos dejó dos preludios matizadísimos, con una concertino y un oboe a destacar, y «llevando de las manos» la concertación exacta con los protagonitas. Tan solo tachar de excesiva la colocación de la «banda fuera de escena» que por la acústica palaciega rebotaba en la cúpula interior dando la sensación de estar ubicada encima y que en el primer dúo de Violetta y Alfredo les dejaron «emparedados» a nivel sonoro, mientras ayudó al tenor en el Sempre libera más presente que en un teatro fuera de escena.

Pasadas las cinco de la madrugada dejo estas primeras impresiones ante un fin de festival don programas dobles que seguiré contando desde aquí.

FICHA

La Traviata. Ópera en tres actos (1853). Versión concierto.

Música de Giuseppe Verdi (1813-1883)
Libreto de Francesco Maria Piave, basado en La dama de las camelias de Alexandre Dumas hijo

ELENCO:

Orquesta y Coro Titulares del Teatro RealHenrik Nánási (director musical) – José Luis Basso (director del coro).

Nadine Sierra, soprano (Violetta Valéry) – Karina Demurova, mezzosoprano (Flora Bervoix) – Gemma Coma-Alabert, mezzosoprano (Annina) – Xabier Anduaga, tenor (Alfredo Germont) – Artur Rucinski, barítono (Giorgio Germont) –  Albert Casals, tenor (Gastone, vizconde de Létonières) – Tomeu Bibiloni, barítono (El barón Douphol) – David Lagares, bajo (El marqués de Obigny) – Giacomo Prestia, bajo (Doctor Grenvil) – Joan Laínez, tenor (Giuseppe)

Embrujo de luna llena

1 comentario

74º Festival Internacional de Música y Danza de Granada (día 22). Danza.

Jueves 10 de julio, 22:30 horas. Teatro del Generalife: Eva Yerbabuena: A Granada. Fotos propias y ©Fermín Rodríguez.

Noche de luna llena y el alma granadina con la danza flamenca que convirtieron El Generalife en un gigantesco Sacromonte con mucho nativo, más turistas y hornadas de visitantes que no querían perderse un espectáculo sobrio en este marco que, sin ser aficionado al flamenco, tuvo momentos de «pellizco» junto a otros con la sensación de improvisación (siempre necesaria) en un género y «palos» que todos dominan, con el decorado natural de los cipreses, unas luces sin gran despliegue pero eficaces, más una sonorización con algunos «errores» que no siempre estuvo atenta, reconociendo lo difícil de trabajar con tanto micrófono inalámbrico: canales bajados, ecualización desequilibrada donde los graves retumbaron en demasía, palmas y jaleos junto a la percusión muy potentes, mejor las voces (amén del despiste de tardar en abrir alguna a tiempo) pero la omnipresente y casi protagonista guitarra no siempre lució en los punteos aunque sí en los rasgueos y ritmos, incluso más que la parte electrónica.

La medalla de esta 74ª edición del Festival le fue concedida a la protagonista de la noche, la bailaora Eva Yerbabuena bien respaldada por su «cuadrilla» e invitados de lujo.

En la web se presentaba esta vigésimo segunda noche con luna llena:

Reencuentro mágico en el Generalife
Premio Nacional de Danza 2001, Eva Yerbabuena regresa al Festival de Granada para rendir homenaje a su ciudad. Nacida circunstancialmente en Frankfurt, a donde emigraron sus padres, la artista granadina es ya una de las grandes damas del baile y cumple más de un cuarto de siglo con su compañía. Según sus palabras, «no hay nada más contemporáneo que el flamenco». Y en esa línea, este espectáculo adquiere un eminente paralelismo con las coreografías que su admirada Pina Bausch realizó en homenaje a diferentes ciudades europeas como Palermo o Madrid. Lo que es seguro, es que Yerbabuena hechizará de nuevo con su baile asimilado entre la tradición y las nuevas formas expresivas, sobre el escenario del Generalife y con la sobriedad que le caracteriza.

Evidentemente esta granadina, a quien nacieron en Alemania, volvió a hechizar con su arte. La plasticidad y belleza de las fotos de mi admirado Ferminius que sabe captar los momentos oportunos, serán la mejor expresión a mis palabras, con los textos de las notas al programa de Rosalía Gómez que titula Un raro equilibrio entre la luz y la oscuridad:

Como sucede con Antonio (Ruiz Soler) o Manuela (Carrasco), Eva (Eva María Garrido García, Eva Yerbabuena) pertenece a esa breve nómina de artistas que no necesitan apellidos para ser reconocidos por los aficionados. Su personalidad artística se forjó en una fragua en la que a los bailes y los cantes más añejos de su Granada se fueron añadiendo, gracias a una inquietud sin límites y a una técnica impresionante, fruto de su don y su tesón, numerosos ingredientes de la danza y el teatro más contemporáneos. Una aleación que ha hecho de ella una de las banderas de la vanguardia flamenca. A lo largo de su trayectoria, Eva Yerbabuena nos ha contado muchas historias –personales, familiares o sociales– y ha homenajeado a sus poetas de referencia. A veces directamente, como hizo en A cuatro voces con Miguel Hernández, Blas de Otero, Aleixandre y Federico, al que, como buena granadina, ha regresado en varias ocasiones. Su Federico según Lorca fue uno de los hitos de este Festival en 2011, en este mismo escenario, como lo fue, en el de 2019 su delicioso trabajo Cuentos de azúcar, en el que compartía escenario con la cantante japonesa Anna Sato.

Ahora, atravesada la barrera del medio siglo, la artista no tiene nada que demostrar. Después de realizar espectáculos con un gran número de bailaores y bailaoras, de recurrir a diferentes directores, discursos, artistas invitados y lenguajes, especialmente el de la danza contemporánea, espoleada quizá por la que fuera su amiga, la mítica Pina Bausch, Eva no vuelve –no hay regresiones en el arte– sino que sigue avanzando en una continua transformación.

De este modo, en este, su último trabajo, la granadina ha decidido desprenderse de todo, salvo de lo que para ella es esencial en este momento de madurez: su baile, la guitarra extraordinaria y cómplice de Paco Jarana y el cante. Una vez más el cante, que para la bailaora «es la madre del flamenco, lo que me motiva para bailar», es, junto a la guitarra de su compañero, el motor de este décimo noveno espectáculo, como lo era ya en 2008, cuando celebraba en este escenario, con ocho magníficas voces, los diez años de su compañía. Esta vez, Miguel Ortega, Segundo Falcón, Ezequiel Montoya y Manuel de Ginés serán los cuatro paladines que la acompañen, junto a dos invitadas de excepción: Marina Heredia, siempre poderosa y exquisita, y Esperanza Garrido, dulce exponente de la nueva generación de cantaoras.

A Granada parte de Yerbagüena (oscuro brillante), un espectáculo único y múltiple que, centrado en su propia esencia y hecho para el disfrute de todos, ha recorrido escenarios como los de la Bienal de Flamenco –en su versión Solo para Sevilla– o el Festival de Jerez, desde su estreno en Madrid en 2023.

En un escenario vacío, la pieza se escande en cuatro tiempos. Siempre a la búsqueda de ese difícil equilibrio que existe entre la oscuridad y la luz, Eva aparece aquí en estado puro, enorme en el escenario, y comienza con unas bulerías por soleá para dejar claro su poder desde el primer instante. Luego vendrán los tientos y la arrebatada sensualidad de los tangos de Granada, la dramática sobriedad del taranto y un final exultante por alegrías con bata y mantón, como dicen que está mandado.

Y en ese recorrido cambiante, trémulo entre la luz y las sombras, mil destellos: las percusiones de Daniel Suárez, una ronda de fandangos antológica, la presencia rítmica de El Oruco, una reveladora granaína… y un invitado de excepción como es el bailaor, también él de Granada, Manuel Liñán.

Otra velada para recordar. Seguro.

Y lo fue como intentaré reflejar. Yerbabuena torera de negro y azabache, paseíllo de salida al ruedo en silencio, con los «subalternos» incorporándose comenzando ya el espectáculo con un cuadro en movimiento estático (y perdón por el oximorón).

 

Invitados artistas completos, bailadores y cantantes de timbres variados, protagonistas de una faena colectiva donde más que tercios toreros eran imágenes clásicas que alternaban con la modernidad electrónica, con el sevillano José Manuel Ramos “El Oruco” uniendo percusión y baile.

Voces de bailadores y todos a las palmas, taconeo, expresividad de pie o sentados, arropando y jaleando a Yerbabuena en todos los palos, con otro sevillano de pura cepa como Paco Jarana en una impecable guitarra que no se detuvo más que en los «cambios de cuadro», incluso cambiando su posición desde la penumbra al primer plano, todo un catálogo de bulerías por soleá, tientos, tangos de Granada, el taranto y el final por alegría. Acertados los juegos vocales de timbres similares en tesitura pero diferentes en «jondura», destacando para mi gusto Ezequiel Montoya.

Originalidad y tronío con la elegancia luminosa en la voz de Esperanza Garrido, invitada de lujo, la mezcla de tradición y vanguardia con la gran dama del flamenco bien jaleada, Eva dejándonos otro de los momentos de arte y emoción en su casa desde el Tablao Monumental del Generalife.

Con una percusión que suma pies y palmas como instrumentos,  mandando y marcando, cuadros estéticamente logrados en otro de los momentos de emoción con la pareja Yerbabuena y Liñán brindándonos imágenes toreras por el manejo de un mantón rojo cual capote hecho muleta, abrigo y templanza, espejo y sombra en una faena maestra.

No hay danza sin música, pero sí el cante puro y «a pelo», no siempre con guitarra, y otra invitada de casa, el desgarro y magisterio de Marina Heredia, coreografía vocal jugando con unos taburetes de movimiento circular que actualizan y modernizan la silla flamenca, con una voz «poderosa y exquisita».

La modernidad electrónica y el baile clásico, el vestuario elegante y el manejo de la cola regia que se recoge y nunca pisa, elevada para un zapateado coreado con la música original de un Paco Jarana incansable, o la interesante fusión de los cuatro cantaores incorporándose a un pie de micrófono en un cuadro polifónico cacofónico, casi en canon, en otro paseíllo de la luz a la sombra, genéticas de pura raza andaluza.

Cambios de «cuadro» dando brillo a estas pinturas negras más lorquianas que goyescas, del rojo pasión a la tierra yerma con otro mantón bellísimo, manejo más que torero puro flamenco, cantaores que palmean y danzan desde la silla, el cuarteto con Segundo Falcón desgarrador, Miguel Ortega agudo y delicado, el ya citado Ezequiel Montoya exquisito en las alturas, y Manuel de Ginés de «temple y rasga», alternando solos en una unidad coreográfica bien armada cual «cuatro tenores» en un «duelo de gallos» flamenco a más no poder.

Emoción, sobriedad e intensidad a lo largo de un espectáculo donde el fin de fiesta volvió a la esencia flamenca «exultante por alegrías con bata y mantón, como dicen que está mandado», todos compartiendo solos en un cuadro pasional con jaleos, palmas, zapateados, y volver a disfrutar de Marina y Esperanza al cante, compartiendo en primera fila otro baile de Eva y Manuel en un lenguaje único y universal, embrujados por la luna.

Una hora y tres cuartos de espectáculo de raíz donde vivir y escuchar el agradecimiento a una Granada que enamora en todo y por todo: entornos, paisaje, historia, cultura y gastronomía, ARTE con mayúsculas donde el flamenco sigue vivo y llenando allá donde va. Magia popular de nuestro patrimonio universal.

INTÉRPRETES:

Eva Yerbabuena baile

Paco Jarana guitarra

Segundo Falcón, Miguel Ortega, Ezequiel Montoya y Manuel de Ginés cante

Daniel Suárez percusión

José Manuel Ramos “El Oruco” percusión y baile

Artistas invitados:

Marina Heredia

Manuel Liñán

Esperanza Garrido

A Granada

Idea original, dirección artística y coreografía: Eva Yerbabuena

Composición y dirección musical: Paco Jarana

Vestuario: López de Santos

Iluminación: Fernando Martín

Director técnico: Ángel Olalla

Producción: Eva Hierbabuena S.L. – Manuela Franco

Distribución: Peineta Producciones

Barroco de Sevilla a Granada

2 comentarios

Miércoles 9 de julio, 21:00 horas. Iglesia del Monasterio de La Cartuja: Orquesta Barroca de Sevilla, Aurora Peña (soprano), Ignacio Ramal (violín y dirección). Obras de Handel, Ferrandini, Juan-Alfonso García y Vivaldi. Fotos ©Fermín Rodríguez.

Volvía en este vigésimo primer día de mi festival a la bellísima iglesia barroca del Monasterio de La Cartuja granadina con un música de la misma época llegado desde Sevilla plenamente universal ¡y actual!, donde no faltó el homenaje a Juan-Alfonso García y una acústica con reverberación ideal para las obra instrumentales aunque no tan buena para la voz, sumándole un calor que nunca es bueno para los músicos. La web lo presentaba así:

Barrocos con García
La Orquesta Barroca de Sevilla es uno de los más importantes conjuntos españoles dedicados a música del período preclásico, pero este año se acerca al Festival para participar en el homenaje a Juan-Alfonso García en el décimo aniversario de su muerte. Lo hace con un programa en el que participa la soprano Aurora Peña y que tiene como centro el Tríptico del compositor extremeño-granadino, que condiciona el resto del recital con dos obras instrumentales especialmente célebres y otras dos piezas vocales también conocidas: primero, un lamento escrito por Ferrandini sobre la imagen de María ante el Santo Sepulcro (una obra que fue atribuida a Handel); después, un virtuosístico motete de Vivaldi, auténtica oración penitencial que refleja el temor a la justa ira de Dios y la esperanza en su misericordia.

La Orquesta Barroca de Sevilla (OBS) comandada por Ignacio Ramal (de quien la revista Codalario tiene como protagonista del mes en una amplia y documentada entrevista de mi querido Mario Guada) sonó perfecta de afinación (pese al calor cartujeño), empastada, con excelentes balances, «históricamente informada» y con una plantilla de cuerda donde alternaban clave y órgano, dando un sonido consistente que en este recinto es el ideal.

Iré intercalando en mis comentarios las notas al programa de Pablo J. Vayón: que titula Misterios barrocos. Así el concierto comenzaba con Handel (Haendel o Händel) y su Concerto grosso en si bemol mayor, op. 6 nº 7, en tres movimientos (Largo – Allegro – Largo – Andante – Hornpipe).

En el otoño de 1739, Handel dedicó unas semanas intensas a la composición de una serie de obras instrumentales concebidas para su siguiente temporada de conciertos en el Lincoln’s Inn Fields de Londres, donde alternaba óperas y oratorios. Para ello recurrió al modelo del concerto grosso que había consagrado Corelli, pero lo reformuló con mayor libertad estructural y una expresividad más variada. Así surgieron los doce conciertos del opus 6, entre los cuales el nº 7 destaca por su estructura en cinco movimientos, que alternan tiempos lentos y rápidos, y culmina con un Hornpipe brillante, adaptación de una danza de Georg Muffat.

La alternancia de tiempos, ritmos y contrastes desde una tímbrica compacta y los balances permitiéndonos escuchar todo lo escrito por el compositor de Halle nacionalizado inglés y enterrado en Westminster Abbey, quedó reflejada en esta primera obra antes de proseguir, ya con la soprano Aurora Peña (Valencia, 1990) en Il pianto di Maria, una Cantata sacra da cantarsi dinanzi al Santo Sepolcro del veneciano Giovanni Battista Ferrandini, de quien mi tocayo sevillano escribe:

Durante mucho tiempo se creyó que la cantata Il pianto di Maria era obra de Handel, pero hoy se acepta con firmeza que fue compuesta hacia 1735 por Giovanni Battista Ferrandini, músico veneciano que desarrolló buena parte de su carrera en la corte bávara de Múnich, donde también murió. La obra, destinada a ser cantada «dinanzi al Santo Sepolcro», está escrita para soprano solista y cuerdas, y se estructura en cinco recitativos y cuatro arias. Presenta varias singularidades: sólo el primero y el tercero de los recitativos son seccos, esto es, con bajo continuo, mientras que los demás son recitativos acompañados, con intervención de la orquesta. El último de ellos, que describe el temblor de la tierra, alcanza un dramatismo inusitado. En el aria «Sventurati miei sospiri», las dos secciones de violines se dividen, generando cuatro partes independientes que crean una textura inesperadamente rica. El lenguaje armónico de Ferrandini, contenido y emocional, convierte esta cantata en una de las más conmovedoras expresiones del barroco devocional.

Comentaba la acústica poco ideal para la voz, pero la soprano valenciana brillaría en cada uno de los recitativos y arias de esta cantata, que por momentos me recordaba a Pergolessi. El acompañamiento del orgánico ayudaba a dar y resaltar toda la expresividad de este «llanto de María» en italiano, que Aurora Peña iría desgranando con agilidades claras (aunque tan solo percibía las vocales), ese penar de la Madre de Dios de aires claramente italianos (pese a la atribución inicial que bien explica Vayón) que le va muy bien a las características y estilo de la valenciana.

La OBS proseguiría con la misma sonoridad rotunda, matizada, precisa y atemporal porque la calidad no entiende de distintas interpretaciones, el bellísimo Tríptico (1990) del «recuperado» y merecidamente homenajeado diez años después de su muerte Juan-Alfonso García (del que he vuelto a visitar su exposición en la Casa de Los Tiros y prometo dedicarle una entrada en mi vuelta a Asturias). De esta joya escribe mi tocayo sevillano:

El programa nos conduce a continuación al Tríptico (1990) de Juan-Alfonso García. Compuesta para la Orquesta de Cámara de Granada, esta obra se construye a partir de materiales anteriores reelaborados con un lenguaje personal que combina sobriedad, lirismo y profundidad expresiva. La primera sección es una reelaboración orquestal de una pieza organística previa basada en la célebre canción renacentista De los álamos vengo, madre; la tercera también procede de una obra anterior para órgano, mientras que la sección central enlaza dos citas significativas: un fragmento del Concierto para clave de Manuel de Falla y el Villancico del rey negro de Valentín Ruiz Aznar, maestro y referente del compositor. «Pertenezco a esta estirpe. Valoro mis raíces. Las reconozco. Soy árbol plantado a orilla de esta corriente», escribió García, reivindicando su lugar en una tradición musical viva y profundamente enraizada.

La OBS con Ignacio Ramal demostró la versatilidad y calidad para interpretar esta obra del «homenajeado» para orquesta de cuerda, donde disfrutar del lenguaje sobrio del organista de la Catedral de Granada utilizando unos motivos reconocibles y reelaborados con la maestría de quien conocía y reconocía nuestra herencia musical para traerla a nuestro tiempo ¡35 años después!, y mantenerla de plena actualidad. Una interpretación impecable con una formación (dejo más abajo la plantilla) ideal que esta orquesta barroca actualizó con la sonoridad perfecta y un entendimiento fruto de un impecable y arduo trabajo por parte de todos.

El plato fuerte para cerrar el recital sería Il Prete Rosso, primero su Sinfonia en si menor «Al Santo Sepolcro» que firmaría cualquier otro grupo «especialista» y parece que no valoramos lo que tenemos tan cerca. Dos movimientos (Adagio molto – Allegro ma poco) que Vayón describe y que la OBS enlazó con un «interludio» incorporándose al clave perlado de Alejandro Casal:

El programa regresa al Barroco veneciano con la Sinfonia al Santo Sepolcro de Vivaldi, un concerto ripieno concebido para la liturgia de Semana Santa. Se trata de una obra breve, de escritura contrapuntística densa y sorprendentemente cromática, que incluye una brillante doble fuga. Sirve esta sinfonía como introducción al motete In furore iustissimae irae, compuesto durante una estancia del autor en Roma en la década de 1720. La obra adopta la forma típica que Vivaldi dio a sus motetes: dos arias contrastantes separadas por un recitativo y un Aleluya final marcado por un virtuosismo vocal exuberante. La primera aria traduce la ira divina en un acompañamiento en unísonos violentos con marcados descensos cromáticos; la segunda, en contraste, es serena y doliente, casi un lamento, que se funde con naturalidad en el tono devocional y expresivo que recorre todo el programa.

El lenguaje vivaldiano está claro, con pasajes que nos recuerdan el verano de sus cuatro estaciones o el otoño en el último motete, de cromatismos y armonías semejantes con una orquesta especialista demostrando el por qué lleva años entre las orquestas históricamente informadas y sin complejos interpretativos.

La soprano Aurora Peña mostró unas agilidades claras, emisión perfecta, expresión adecuada, poderosa en su primer aria «In fuore iustissimae irae», un fraseado decitativo «Miserationum Pater piissime», jugando con los matices en el aria «Tunc meus fletus» y finalizar un conjunto con el Alleluia de recogijo para un público que llenó la iglesia del Monasterio de La Cartuja y aplaudió un recital de Misterios barrocos descifrados en este vigésimo día de Festival que ya encara la recta final hasta el domingo, con una propina que nos devolvía a Handel: Tu del ciel ministro eletto, de «Il trionfo del Tempo e del Disinganno» HWV 46a.

INTÉRPRETES:

Orquesta Barroca de Sevilla
Aurora Peña, soprano
Ignacio Ramal, violín y dirección

VIOLINES PRIMEROS:

Ignacio Ramal (concertino) – Ignacio Ábalos – Pablo Prieto – Raquel Batalloso

VIOLINES SEGUNDOS:

Miguel Romero – Fumiko Morie – Elvira Martínez – Andrés Murillo

VIOLAS:

José Manuel Navarro – Carmen Moreno

VIOLONCHELO:

Mercedes Ruiz

CONTRABAJO:

Ventura Rico

CLAVE Y ÓRGANO:

Alejandro Casal

PROGRAMA:

In memoriam

George Frideric Handel (1685-1753)

Concerto grosso en si bemol mayor, op. 6 nº 7, HWV 325

Largo – Allegro – Largo – Andante – Hornpipe

Giovanni Battista Ferrandini (c. 1710-1791)

Il pianto di Maria (Cantata sacra da cantarsi dinanzi al Santo Sepolcro):

Recitativo «Giunta l’ora fatal nel ciel prescritta»

Cavatina «Se d’un Dio fui fatta Madre»

Recitativo «Ahí, me infelice!»

Cavatina da capo «Se d’un Dio fui fatta Madre»

Recitativo «Ahimè ch’Egli già esclama ad alta voce»

Aria «Sventurati miei sospiri»

Recitativo «Sì disse la gran Madre»

Aria «Pari all’amore inmenso»

Recitativo «Or se per grande orror tremò la terra»

Juan-Alfonso García (1935-2015)

Tríptico (1990)

Antonio Vivaldi (1678-1741)

Sinfonia en si menor «Al Santo Sepolcro», RV 169:

Adagio molto – Allegro ma poco

In furore iustissimae irae (Motteto a canto solo con stromenti), RV 626:

Aria «In fuore iustissimae irae»

Recitativo «Miserationum Pater piissime»

Aria «Tunc meus fletus»

Alleluia

Payasos de cine

2 comentarios

74º Festival Internacional de Música y Danza de Granada (día 20). Ópera y Cine (II).

Martes 8 de julio, 22:30 horas. Palacio de Carlos V. Pagliacci (Leoncavallo) – The Circus (Chaplin). Fotos propias y ©Fermín Rodríguez.

Programa doble y largo que llevó a parte del público a marcharse en el descanso tras un Pagliacci en versión concierto con mínima escenificación y los textos proyectados además de traducidos, mientras que El Circo de Chaplin sí resultó cine con música en vivo.

En la web del Festival se presentaba esta segunda función de cine de verano con ópera, esta vez en el Palacio de Carlos V y no en el Teatro del Generalife (como inicialmente estaba previsto):

Payasos
La segunda sesión del ciclo Ópera & Cine dirige la mirada hacia el verismo italiano con Pagliacci, la obra maestra de Leoncavallo, que nos sumerge en las emociones intensas y trágicas de los artistas de circo y en cuyo Prólogo se contenía casi un auténtico manifiesto del nuevo estilo verista. El complemento cinematográfico es también un lujo, El circo (1928), último film mudo de Charles Chaplin, al que puso música el compositor alemán Arthur Kay. Serán los conjuntos del Programa de Jóvenes Intérpretes de la Junta de Andalucía, esto es, la OJA y el Joven Coro, este último completado con el Coro de la OCG, los responsables de la interpretación del programa, que contará con un director operístico, el madrileño Guillermo García-Calvo, y un especialista en la música de cine, muy especialmente en Chaplin, Timothy Brock.

Una agradable sorpresa los Payasos de Leoncavallo con un elenco donde quiero comenzar por la Orquesta Joven de Andalucía que sonó adulta desde la introducción orquestal hasta el final de la ópera, profesional, con el maestro García Calvo claro, preciso, dándoles la confianza y seguridad necesarias a una auténtica cantera de músicos que en nada estarán engrosando sinfónicas por toda la geografía nacional e internacional. Y otro tanto a un gran coro uniendo al Joven Coro de Andalucía, que ha hecho doblete tras el concierto del pasado día 5 con Marco Antonio García de Paz, con el Coro de la Orquesta Ciudad de Granada que dirige Héctor Eliel Márquez. Esta joya del verismo es exigente para todas las voces, y la formación coral rindió al máximo, afinada, con buenas cuerdas, matizada y empastada.

De los solistas, y no es chauvinismo, el tenor asturiano Alejandro Roy como Canio volvió a demostrar que estos papeles son ideales para su voz: potencia, expresividad, escena (lástima las obligadas distancias), de tesitura amplia que además los años han reforzado sus graves, y un empaste con todo el reparto que le convirtió en «el malo de la película» triunfando en este circo palaciego con la famosa aria Vesti la giubba de cortarnos la respiración.

El Tonio del barítono italiano Claudio Sgura (1974) tiene larga trayectoria en su carrera y se notó por la escena, memorización, gran envergadura, color rotundo y amplio volumen que mantuvo en toda la obra.

Desconocía a la soprano bolivano-albanesa Carolina López Moreno (1991) que planteó una Nedda llena de matices, sensualidad, desgarro, buen fiato, graves sin perder la homogeneidad y unos agudos claros y limpios redondeando una brillante interpretación. Habrá que seguir su trayectoria.

El Beppe del tenor granadino Moisés Marín (La Zubia, 1985), además de poseer un color vocal precioso, gusto y línea de canto muy pulida, la escena del dúo con Nedda nos privó, por la distancia, del beso y la «cercanía» de un rol donde apreciar las diferencias entre los dos tenores que necesita Leoncavallo.

Finalmente el Silvio del barítono granadino Pablo Gálvez (Guadix, 1987) no lució tanto, algo apagado y poco expresivo pero como en los tenores buscando la diferencia de color con Tonio.

Aplaudir la apuesta por el talento nacional y granadino en esta ópera, aunque fuese en versión concierto, una forma de atraer público y ofrecer la posibilidad de escuchar a una generación vocal que triunfa en escenarios fuera de nuestras fronteras.

Tras un largo descanso donde director y cantantes posaron para la prensa (con parte del público abandonando el palacio rondando la medianoche), aún quedaba El circo de Chaplin que siendo una joya de película, idealmente restaurada y con las cartelas subtituladas al español, poder contar con la música orquestal en vivo engrandece aún más la última película muda de Charlot.

La música suponía el estreno en España de la banda sonora original (1928) de Arthur Kay (1882-1969), recuperada por Timothy Brock hace tres años (en las notas al programa de Joaquín López González se explica todo el programa), y se ponía al frente de la Orquesta Joven de Andalucía donde aparecen motivos del Pagliacci anterior, de Wagner, el «organillo circense» o la conocida sintonía de Jeff Alexander (1910-1989) utilizada por Hitchcock en su serie televisiva, pues el maestro Brock que lleva años investigando el archivo suizo de Charles Chaplin, no ha podido completar la banda sonora al completo como contaba en los encuentros del Festival (Canal YouTube©) su enorme labor cual «restaurador», siendo capaz de completar este puzzle sonoro que los jóvenes interpretaron magistralmente, con solistas de categoría, perfectamente encajada la imagen con el sonido (incluso en los efectos imprescindibles en el cine mudo) y haciéndonos olvidar, viendo y riéndonos con la genial película de Charlot, la edad de estos músicos que sonaron mejor que muchos mayores.

PROGRAMA:

Pagliacci (1892)
Drama en un prólogo y dos actos, en versión concierto.
Música y libreto de Ruggiero Leoncavallo (1857-1919)

Orquesta Joven de Andalucía
Joven Coro de Andalucía
Marco Antonio García de Paz, director del coro
Coro de la Orquesta Ciudad de Granada
Héctor Eliel Márquez, director del coro
Guillermo García Calvo, director

Carolina López Moreno, soprano (Nedda) / Alejandro Roy, tenor (Canio) / Claudio Sgura, barítono (Tonio) / Moisés Marín, tenor (Beppe) / Pablo Gálvez, barítono (Silvio)

The Circus (1928)
Película de Charles Chaplin (1889-1977)
Música de Arthur Kay
 (1882-1969)
The Circus © Roy Export S.A.S.
Estreno en España de la banda sonora original de Arthur Kay de 1928, recuperada por Timothy Brock en 2022

Orquesta Joven de Andalucía

Timothy Brock, director

Older Entries Newer Entries