Domingo, 14 de julio, 12:30 horas. 73º Festival de Granada, Monasterio de San Jerónimo, Cantar y tañer / #TrípticoHaydn: Academia Barroca del Festival de Granada, Aarón Zapico (director). Obras de Haydn y Sánchez-Verdú. Fotos de ©Fermín Rodríguez y propias.
Sieben-Sheba: Metaexégesis
Facilitada por la revolución en los procesos de producción y consumo de la música que se vivió en las últimas décadas del siglo XVIII, la obra de Joseph Haydn, paradigma de lo que podría considerarse en su época un estilo compositivo transnacional, tuvo una extraordinaria recepción en España ya desde 1770. Quizá el mayor éxito lo alcanzó con sus Siete últimas palabras de Cristo en la cruz, compuesta alrededor de 1786 por encargo del Marqués de Valde-Íñigo y destinada al ejercicio devocional de Las tres horas que se celebraba el Viernes Santo en el oratorio gaditano de La Santa Cueva. Se le solicitaron siete adagios instrumentales inspirados en cada una de las palabras que, según los evangelios, Cristo dijo desde la cruz, para que fueran alternando con prédicas sobre cada una de ellas. Tras una introducción, la música debía ir expresando las emociones correspondientes a cada palabra, invitando a la meditación, y concluiría con una representación musical del terremoto que siguió a la muerte de Cristo. La versión original –la que hoy se escuchará– fue publicada por Artaria a mediados de 1787, junto a una adaptación para cuarteto y otra para piano (años más tarde se estrenaría también una versión en forma de oratorio).
La dificultad que suponía escribir una serie tan homogénea en los tempi y en la forma sin que resultara monótona fue superada por Haydn con la adopción de un plan tonal global sorprendente, la exploración de diversas variaciones de la forma sonata o el empleo de una paleta de texturas que van desde una ligereza casi quebradiza hasta apabullantes sonoridades masivas. El resultado es una obra híbrida, con elementos de sinfonía característica y de oratorio sin palabras, que expresa la situación anímica de Cristo en su agonía a través de cada una de las palabras que pronuncia. Cada breve texto inspira y articula una frase que los violines primeros exponen al inicio (algo que el oyente solo puede percibir de modo subliminal), motivo que sirve como idea principal, generadora de todo el movimiento. Charles Burney constata lo dicho: «Los temas son tan apasionados y llenos de dolor y tristeza que, aunque todos los movimientos fluyen de modo similar, los motivos, tonalidades y efectos son tan nuevos y diferentes que un verdadero amante de la música no sentirá fatiga alguna ni deseará temas más ligeros para estimular su atención» (A General History of Music, Londres 1789).
Hoy, la exegética obra de Haydn es, a su vez, objeto de otra exégesis musical propuesta por José María Sánchez-Verdú. Su obra SHEBA, que se estrena en España en este concierto, deriva también de un singular encargo realizado en 2018 por el Festival Haydn de los Conciertos del Castillo de Brühl. Escrita para una orquesta historicista de plantilla similar a la que exige Die sieben letzten Worte, consta de siete breves estudios orquestales, susceptibles de insertarse tras cada una de las sonatas, que, de algún modo, dialogan con ellas, las interpretan, comentan o interpelan, planteando una resignificación de la propia retórica de los afectos. La obra de Sánchez-Verdú es una fascinante propuesta de nuevas sonoridades a partir de la exploración de las peculiaridades tímbricas de los instrumentos de época o de la distribución espacial de la orquesta, entre otros elementos: «los registros, los colores tonales y las características
de orquestación de Haydn se deforman como en una especie de anamorfosis del material musical», según el autor. Die sieben Worte y SHEBA, se comunican también mediante rasgos, gestos, recuerdos e impulsos que, como afirma Andreas Speering, «permiten apreciar y experimentar tanto la sorprendente modernidad de Haydn como la profunda sensibilidad histórica de Sánchez-Verdú».
























