Jueves 16 de enero, 20:00 horas. Auditorio de Oviedo, Jornadas de Piano «Luis G. Iberni»: Leif Ove Andsnes (piano) . Obras de Grieg, Tveitt y Chopin. Fotos propias y de Pablo Piquero.
Tras el parón navideño llegaba a «La Viena Española» el segundo de los conciertos de piano (tras la cancelación por cuestiones médicas de Arcadi Volodos, que si nada lo impide tendrá lugar el domingo 9 de marzo a las 19:00 horas) en un ciclo por el que han pasado –y pasarán– las estrellas del firmamento de las 88 teclas, este frío jueves con el noruego Leif Ove Andsnes (7 de abril de 1970, Karmøy), elegancia y musicalidad nórdica que ofrecería un programa sugerente y muy bien hilvanado.
Parece un tópico que los intérpretes sientan la música de su tierra desde una óptica propia y hasta genética si se me permite, y en la primera parte el maestro Andsnes nos transportó a su Noruega natal, primero con la Sonata para piano en mi menor, op. 7 de Grieg, obra juvenil con aires románticos que nos evocan a Schumann (e incluso al Chopin de la segunda parte) en un Leipzig lleno de música de la que el compositor bebió adoptando la forma tradicional de la «sonata clásica» en cuatro movimientos. Maravillosa la técnica del pianista noruego y una interpretación siempre al servicio de la música de su compatriota: elegante, aparentemente sobrio pero de pulcritud sonora con una pedalización perfecta y amplia gama dinámica sin gestos «cara a la galería» que buscan más lo espectacular que la profundidad de una partitura llena de ritmo y lirismo.
Breve salida para reaparecer micrófono en mano y traductor, disculpándose de no hablar español aunque su inglés es perfecto, para explicarnos quién fue el pianista y compositor Geirr Tveitt (1908-1981), también en las excelentes notas al programa de otra figura del piano como nuestra avilesina Noelia Rodiles, el músico nacido como Grieg en Bergen, igualmente con música de inspiración folklórica en su país que recorrió para documentarse (especialmente en la zona occidental), formándose también en Leipzig pero aún más en París -donde sería alumno de Nadia Boulanger– que caló en su forma de componer. La «Sonata Etere» op. 129 no solo es una maravilla de la que Andsnes es fiel defensor, también por lo poco que se conserva de este compositor tras incendiarse su casa en 1970 (el fuego tan destructor como el de Los Ángeles que también ha destruido gran parte del archivo de Schoenberg) y la producción en más de un 70%, perdiéndose una amplísima producción de la que esta sonata escrita tras la Segunda Guerra Mundial es un mínimo ejemplo de un estilo que entronca con lo mejor del impresionismo inspirado en dos temas folklóricos que el pianista nos presentó para ir reconociéndolos en su interpretación posterior.
Impactante la dificultad de esta sonata, virtuosista pero llena de atmósferas por momentos etéreas y en las distintas variaciones del segundo movimiento recuerdos casi de polonesas que bien podrían convertirse en «norueguesas» pianísticas, suma de intensidad y densidad (como lo describe Noelia), con efectos de resonancias presionando las teclas sin hacerlas sonar, para así crear una vibración de las cuerdas por simpatía que le da esa sonoridad especial. El movimiento más largo de la sonata son 19 variaciones que exploran múltiples recursos del piano (y volverían cerrando este círculo de Noruega a Francia en la propina que comentaré más adelante).
El último movimiento recupera el primer tema con más rítmica y un piano percutivo, virtuosismo frenético, acentos marcadísimos y unas dinámicas extremas para concluir en una coda evocadora del primer tema con el mismo juego de resonancias (respetadas al menos por un público que mantuvo la ostinación de una tos impertinente más de lo deseado a lo largo del concierto), dejando que el sonido se extinguiese con un Adnnes «postrado» sobre el teclado casi en actitud doliente y emocionada. Se hizo realidad el titular en la prensa que dejo al final de esta entrada: «Me di cuenta muy joven de que tenía la habilidad de hacer que la gente me escuchara».
La segunda parte estaría íntegramente dedicada a los 24 preludios op. 28 de Chopin, compuestos entre 1835 y 1839, para disfrutar de esta «biblia romántica del piano» con Leif Ove Andsnes erigido en verdadero apóstol del polaco (aunque todo lo que toca sea referente) que iría desgranando este catálogo de estados de ánimo reflejados en los aires indicados, en las diferentes duraciones de cada uno, en las tristes tonalidades menores siempre junto a las relativas mayores, y organizadas no cromáticamente, como los Preludios de Bach, sino por círculos de quintas empezando en do mayor (Agitado). Impecable y muy sentida interpretación del pianista noruego, de nuevo utilizando su impactante técnica al servicio de estos preludios llenos de contrastes, muchos de ellos conocidos individualmente y hasta con inspiraciones climatológicas en muchos de ellos (su desapacible estancia en Valldemosa del literario y cinematográfico «Invierno en Mallorca» con George Sand también se nota en La Gota de Agua del número 15). Los preludios fueron casi encadenados con mínimas cesuras -entre el 15 y 16 por ejemplo) para afrontar esos cambios tan bruscos de sentimiento, tempo y ánimos (Molto agitato del nº 8 o Presto con fuoco del 16), conjugando serenidad y tormento, contención y pasión desde una amplia gama de matices, ataques y un rubato siempre contenido para no recargar la propia emoción de cada página.
Intensidad musical y emocional con varias salidas más la propina que cerraba la inspiración parisina de los nórdicos también con un preludio, el nº 10 de Debussy conocido como La catedral sumergida («La cathédrale engloutie»: Profondément calme de su primer libro) que pareció ahogarnos en Tveitt y las sonoridades de un pianismo colorista con el que Leif Ove Andsnes es capaz de apagar estos fuegos sin apenas tics ni gestualidades innecesarias pero con un magisterio inspirador y tanta musicalidad que muchos deberían tomar nota.
PROGRAMA:
Edvard Grieg (1843-1907):
Sonata para piano en mi menor, op. 7
Allegro moderato
Andante molto
Alla menuetto Finale. Molto Allegro
Geirr Tveitt (1908-1981):
Sonata para piano n.° 29, «Sonata Etere», op. 129
In cerca di – Moderato
Tono etere in variazioni – Tranquillo ma deciso
Tempo di pulsazione
Frédéric Chopin (1810-1849):
Preludios, op. 28:
Nº 1 en do mayor. Agitato
Nº 2 en la menor. Lento
Nº 3 en sol mayor. Vivace
Nº 4 en mi menor. Largo
Nº 5 en re mayor. Allegro molto
Nº 6 en si menor. Lento assai
Nº 7 en la mayor. Andantino
Nº 8 en fa sostenido menor. Molto agitato
Nº 9 en mi mayor. Largo
Nº 10 en do sostenido menor. Allegro molto
Nº 11 en si mayor. Vivace
Nº 12 en sol sostenido menor. Presto
Nº 13 en fa sostenido mayor. Lento
Nº 14 en mi bemol menor. Allegro
Nº 15 en re bemol mayor. Sostenuto
Nº 16 en si bemol menor. Presto con fuoco
Nº 17 en la bemol mayor. Allegretto
Nº 18 en fa menor. Allegro molto
Nº 19 en mi bemol mayor. Vivace
Nº 20 en do menor. Largo
Nº 21 en si bemol mayor. Cantabile
Nº 22 en sol menor. Molto agitato
Nº 23 en fa mayor. Moderato
Nº 24 en re menor. Allegro appassionato
Dejo a continuación la entrevista concedida a LNE del pasado domingo:
Y este viernes en el mismo auditorio más Grieg con otro gran pianista como Sir Stephen Hough, que con la OSPA dirigida por Nuno Coelho nos ofrecerá el concierto nº 1 del compositor noruego. Lo contaré desde aquí.










