Inicio

Sobre todo Richard Strauss

3 comentarios

Miércoles 18 de febrero, 20:00 horas. Conciertos del Auditorio, OviedoTruls Mørk (cello), Orquesta Filarmónica ChecaJiří Bêlohlávek (director). Obras de García Abril, Schumann y R. Strauss.

Oviedo sigue estando en el circuito de los grandes conciertos, formaciones de prestigio, directores presentes en muchas grabaciones, y solistas de fama mundial a unos precios bajos en comparación con otras capitales. Volvía el chelista noruego con Schumann tras saborear su Dvorak y Saint-Säens más recientes y una orquesta histórica con el gran director checo al frente, donde además de Richard Strauss encontrábamos en el programa a nuestro Antón García Abril, no un guiño al paso por España (de hecho asistió en Zaragoza) sino ocupando el merecido lugar que tiene el compositor turolense dentro de las obras sinfónicas actuales.

La Celibidachiana (1982) de García Abril que estrenase la Orquesta Nacional de España en Madrid con Enrique García Asensio a la batuta, es de una calidad musical inmensa, de escritura actual que combina un amplio lenguaje a través de una orquestación generosa en efectivos como es el caso de la Filarmónica Checa, con una magistral dirección de Bêlohlávek capaz de engrandecer esta obra llena de exigencias para todas las secciones que sonaron poderosamente claras. Un honor que nuestra música se programe en orquestas de esta talla porque seguimos siendo quijotes con lo de casa y parecemos necesitar que sean «otros los que investiguen». Excelente obra e interpretación.

Mørk sigue maravillando, aunque menos que la primera vez, por su seriedad en la ejecución de las grandes obras sinfónicas para este instrumento, el Concierto para violonchelo y orquesta en la menor, op. 129 de  Schumann realmente ajustado, sin fisuras, con la sonoridad que le caracteriza sobre todo en el registro grave y algo más «tapado» por la orquesta, más reducida para esta partitura, en los agudos, aunque siempre clarísimo de presencia y técnica rigurosa donde el vibrato resulta por momentos conmovedor. Obra que habrá tocado centenares de veces, el tener de concertador a un chelista pasado al podio siempre es un plus, lo que supuso un encaje perfecto en los tres movimientos que se ejecutan de continuo, el Nicht zu scnhell que con dos motivos bien diferenciados en colores y planos, el protagonismo del lento Langsam en dúo bellísimo por unidad interpretativa con el primer cello de la orquesta, y el Sehr lebhaft que desemboca en la cadencia para lucimiento del solista. De nuevo el perfecto entendimiento entre solista y orquesta fue la clave, atento a la concertino en esta obra y sobre todo a la batuta del maestro de Praga, en una interpretación plenamente romántica por intensidades contrastadas en todo, amplias sonoridades e intervenciones de los primeros atriles certeras, seguras, colchón de lujo y protagonismo en sus momentos. No hubo propinas aunque quedamos con las ganas de escuchar el chelo de Mørk llenando la sala principal del auditorio.

Para la segunda parte nada menos que Richard Strauss, encumbrado como el auténtico protagonista del concierto e ideal en una formación capaz de alcanzar dinámicas extremas desde unas texturas aterciopeladas en cada familia, desde el concertino principal al clarinete, las trompas y la celesta, sonando contundentes a la vez que convincentes.

Las alegres travesuras de Till Eulenspiegel, op. 28 son mucho más que un cuento, todo un poema sinfónica, casi música escénica llena de colorido instrumental, el segundo romanticismo puesto en manos del gran orquestador que lleva al máximo los registros de cada instrumento en un gran orquesta por efectivos (en ambos sentidos). Los matices, cambios de ritmo, distintos planos melódicos y todos los recursos sinfónicos fueron dibujándose desde la batuta de Jiří Bêlohlávek en una auténtica lección directorial, donde cada gesto tenía la respuesta exacta. Escuchar esta obra leyendo las notas al programa de Luis Suñén era completar la historia musical con las palabras idóneas para una interpretación pletórica.

El remate lo puso la Suite de la ópera «Der Rosenkavallier», op. 59, «El Caballero de la rosa» hecho música pura pero donde la orquesta realmente cantó los pasajes más conocidos, lirismo en cada número con la guía espiritual del director natural de Praga perfecto traductor del alemán, jugoso, pletórico, sonidos realmente carnosos y un manejo de la agógica realmente convincente, destacando el vals plenamente vienés pese a estar compuesto por un natural de Múnich y ejecutado por checos, pero es la universalidad de la música, magníficos todos los atriles en disposición vienesa salvo la permuta violas y segundos violines, con una percusión presente y precisa, arpas generosamente tratadas, metales cual puro bronce, maderas excelsas y una cuerda única además de uniforme, todo con una entrega a la dirección capaz de brindarnos un caleidoscopio sonoro de múltiples coloridos y afectos. Si la ópera es la más famosa de Strauss, esta suite del pasado siglo pero plenamente romántica, sigue vigente como obra de concierto sólo asequible para formaciones con amplio vagaje que han mamado partituras tan exigentes como la del muniqués, y bajo la dirección de un grande. Una segunda parte plena que eclipsó la primera ya de por sí muy completa.

El nivel musical ovetense sigue estando muy alto, los Conciertos del Auditorio y las Jornadas de Piano «Luis G. Iberni» seguirán manteniendo calidades y la temporada de abono de la OSPA vuelve al ritmo habitual tras el paréntesis operístico, lo que apretará el trabajo bloguero de este musicógrafo (con permiso de Suñén).

Carácter de florete y seda

Deja un comentario

Viernes 14 de noviembre, 20:00 horas. Auditorio de Oviedo, Abono 3: OSPA, Truls Mørk (violonchelo), Guillermo García Calvo (director). Obras de Holst, Saint-Saëns y Stravinsky.

Raro en mí no escribir en caliente nada más llegar a casa del concierto para no perderme nada de las emociones y sensaciones, pero esta vez necesitaba reposar sabores y esencias. Podría haber titulado esta entrada como «El titular que hemos perdido» porque el regreso de García Calvo al podio volvió a corroborar mi primera impresión de un director completo, con proyección y carácter, capaz de hacer sonar a la orquesta asturiana como otra muy distinta, pues el director español transmite seguridad, confianza y sobre todo mando, elegancia, trabajo e ideas muy claras y bidireccionales. También cabría encabezar esta crónica como «Cuando el carácter es música» porque en el tercero de abono hubo caracteres para dar y tomar con otro regreso de lujo, el del chelista noruego Truls Mørk en una hazaña, puede que irrepetible, de interpretar los dos conciertos de chelo de Saint-Saëns en la misma velada, para redondear velada con dos obras poco escuchadas, en vivo aún menos, exigentes, auténticas maravillas sinfónicas que hicieron aún más grande el protagonismo del director madrileño, eclipsando incluso al solista.

Beni Mora: suite oriental, op 29, nº 1 (Gustav Holst) arrancó quitándonos el aire al público en la Primera danza, con una gestualidad magistral de respuesta inmediata para las primeras notas sinfónicas, clima sonoro desde una cuerda que al fin sonó hiriente, potente, compacta, ligera y clara, espoleada por esa batuta cual florete equilibrada por la mano izquierda, esa tan difícil de encontrar en los directores, terciopelo o seda según las exigencias. La versión de García Calvo devolvió la grandeza de esta suite menos conocida que Los planetas, que también ha interpretado nuestra OSPA, desde un diseño claro en cada una de las tres danzas, con las secciones y solistas convencidos de lo que tocaban, escuchándose y gustándose en cada intervención. La Segunda danza mantuvo la entrega y buen entendimiento, percusiones apoyando sin martillear, viento preclaro sonando unitariamente y espoleado con la batuta en las intervenciones que salían a flote sin perder ni un detalle, escuchándolo todo desde el ambiente nebuloso de la partitura pero nunca borroso en el sonido, nuevamente con la cuerda asombrando por calidad y calidez. El Finale: En la calle de «Ouled Nails» remató ese carácter norteafricano, argelino, del Próximo Oriente en la mejor orquestación del compositor inglés bien resuelta por los intérpretes con esa luminosidad mediterránea y la precisión vienesa, germánica, al mando desde la cercanía asturiana de la tripulación. Extraña la poca calidez del público, apático y desentrenado para estas delicias puede que alejadas del carácter vetusto.

El bellísimo y conocido Concierto para violonchelo nº 1 en la menor, op. 33 de Saint-Saëns es una obra de cabecera para todos los grandes solistas, recordando Juan Manuel Viana en las notas al programa (links o hipervínculos en los títulos) cómo Pau Casals lo eligió para su debut londinense en marzo de 1905. Menguada la orquesta tras Holst y recolocados los contrabajos a la izquierda, Mørk se encargó de hacernos vibrar el alma desde la tercera cuerda, el carácter intimista de su Noruega en verano por la luz vertida en cada intervención desde esa introspección tan suya, arropado por una orquesta desconocida por colores y enamorados del estilo directorial de García Calvo. Concertar como él lo hizo demuestra el amor por su trabajo y el carácter global de la música, siempre protagonismo compartido, más en las obras solistas donde trata al músico cual cantante de ópera, ayudando, subrayando, ensalzando las intervenciones con la atención e intención que se merecen. Si el Tristán con la OSPA me descubrió esa faceta corroborada con los hermanos Del Valle, el Saint-Saëns con Mørk supone un hito para todos por el resultado alcanzado y el buen hacer que llegó hasta el último rincón de un auditorio algo más ocupado (y «sano») que en anteriores conciertos.

Necesario descanso para afrontar el segundo del francés por parte del noruego. El Concierto para violonchelo nº 2 en re menor, op. 119 parece otro mundo por los treinta años de separación con el primero, pero igualmente bello, más complejo y profundo, con el virtuosismo necesario para una obra de estas connotaciones en la madurez interpretativa y compositiva. Curioso que Truls Mørk necesitase partitura, extraño verle incómodo aunque su sonido siguiese siendo impoluto, carácter noruego invernal y parada inesperada en el pasahoja previo a la última cadenza, perdido en la blancura pero que la honda respiración sirvió para afrontar la recta final rápidamente en busca del calor que puso la orquesta y la seda de García Calvo, apartando el florete, sable para este segundo concierto y un nuevo éxito musical para este hito a tres partes: solista, director y orquesta.

Y otra rareza para acabar, el siempre innovador Stravinsky con Juego de cartas: ballet en tres repartos, un póquer sin danzarines pero donde a la voz de «¡Hagan juego!» se repartió carácter en cada mano, las dos del croupier García Calvo y unos músicos con cartas ganadoras, aunque siempre gana la banca, esta vez el público que sí entendió la apuesta arriesgada y aceptando el resultado de esta partida que corrobora nuevamente la ductilidad de la formación asturiana, la enorme calidad de todas sus secciones y su asombrosa transformación cuando hay un Director (con mayúscula) capaz de lograr la empatía desde el carácter. Realmente qué titular hemos perdido…

OSPA 2014-15: renovando desde la continuidad

1 comentario

Foto © Kike Llamas

Este miércoles 4 de junio se presentaba en el Auditorio de Oviedo el avance de programación para la temporada 2014-15 de la OSPA (Orquesta Sinfónica del Principado) una vez finalizada la reunión del Consejo Rector, por lo que se retrasó algo el inicio, acudiendo a la posterior rueda de prensa su presidenta Ana González Rodríguez, la gerente Ana Mateo y el director titular Rossen Milanov, al que se le renovó contrato para cumpir los cinco años previstos.

Foto © OSPA

Tras calificar de «temporada de consolidación», la también Consejera de Educación, Cultura y Deporte quiso resaltar el enfoque didáctico de esta institución asturiana con veintitrés años de vida, no ya con los programas Avanti o ¡Familiarízate con la OSPA! sino especialmente el Link Up que llegará a su tercera temporada con «La orquesta rock», triplicando el número de alumnado implicado en estos dos primeros años, por lo que el próximo esperamos seguir creciendo. En lo que me concierne como profesor es de agradecer esta apuesta personal del maestro búlgaro que ha traído a Europa este proyecto, siendo Oviedo pionero desde donde hemos «exportado» a Pamplona el primero, suponiendo sigan sumándose otras formaciones españolas.

Para los abonados se mantiene por tercer año el precio, lo que en estos tiempos es de agradecer, a saber para Oviedo: 200€ butaca y 152€ anfiteatro, descuentos para mayores de 65 años y menores de 26, sin olvidar el abono joven realmente pensado como inversión en nuevos públicos (80€ y 61€) con un precio por concierto de 5,71€ o 4,35€, económico en comparación con otros eventos culturales. Las localidades sueltas siguen siendo de las más baratas de España a 29€ y 25€, manteniéndose el 30 % de descuento para las de último minuto (una hora antes del concierto). A pregunta de un servidor sobre la deseada ampliación de plantilla sabemos que se cubren bajas puntuales como en cualquier administración, contestando tanto Ana Mateo como la propia consejera, sabedores de la especificidad de los músicos, y el Instituto «Adolfo Posada» será el encargado de organizar la próxima promoción interna más un proceso de selección que conoceremos en su momento.

En el terreno puramente musical, destacado tanto por la presidenta del Consejo Rector como por el maestro Milanov, cabe citar el «estreno» de diez obras nuevas, unas a nivel europeo y otras que son primeras ejecuciones de la propia orquesta. Habrá batutas conocidas entre las que destaca el principal director invitado David Lockington y Guillermo García Calvo, con unos solistas de fama internacional que irán llegando en los distintos «bloques temáticos» que siguen teniendo la música de ballet en ellos, queriendo citar entre los pianistas a mi admirada Gabriela Montero que debutará en Asturias nada menos que con «el segundo» de Rachmaninov, la vuelta de Eldar Nebolsin con «su» Ravel o Javier Perianes y el concierto de Grieg, sin olvidarme de las violinistas Leticia Moreno, una española que está triunfando rápidamente, más las ya (re)conocidas con la OSPA en Asturias Dylana Jenson y Akiko Suwanai, más los chelitas Truls Mork y Asier Polo. Punto y aparte para la arpista de la Filarmónica de Filadelfia Elizabeth Hainen nos estrenará en Europa Nu Shu: El lenguaje secreto de las mujeres de Tan Dun, que habrá que anotar en cuanto conozcamos las fechas. También continúan los solistas de la propia orquesta dando un paso al frente, esta vez el trompetista Maarten van Weverwijk y la flautista Myra Pearse, así como la vuelta a la dirección de Aarón Zapico.

Aunque incluyo aquí el enlace a la nota de prensa de la propia OSPA, volver a felicitar a Consejo Rector que aprobó, además de un plan de sostenibilidad que garantiza el futuro de nuestra formación, un programa por unanimidad que mantiene el equilibrio entre obras de siempre donde están Haydn, Mozart, Chaikovsky, Rimsky-Korsakov o «mis escandinavos» y estrenos como el citado de Tan Dun más la suite del ballet El Bestiario de Miquel Ortega, El compositor ha muerto (Stookey), Jesús Rueda y su Elephant Skin, y una esperada Sinfonía nº 15 de Shostakovich, obras que volverán a intentar sacar lo mejor de los profesionales de esta orquesta de todos los asturianos. Como siempre la Ópera de Oviedo contará con ella en tres títulos donde vuelve Max Valdés para Samson et Dalila (Saint-Saëns) y debutará Rossen Milanov con el doblete Las cuatro últimas canciones (Strauss) y El castillo de Barbazul (Bartók).

La temporada actual echará el cierre este jueves 5 en Avilés y el viernes 6 a las 20:00 h. en Oviedo (con conferencia previa una hora antes de Daniel Moro Vallina) con el concierto 14 de abono donde escucharemos a Renaud Capuçon con el Concierto de violín de Berg y «La Quinta» de Mahler.

El último «estirón» de la OSPA con Milanov serán los tres conciertos en su país donde la «Marca España» llevará obras nuestras a los festivales de Varna (16 y 17 de junio) y Sofía (18 de junio): Falla, Oscar Navarro y Marcos Fernández, con Javier Perianes al piano y Jose Franch Ballester al clarinete, música española como protagonista junto a los «Cuadros» de Mussorgsky o «La Quinta» de Shostakovich. Los asturianos exportamos cultura de calidad con estos embajadores que son la Orquesta Sinfónica del Principado con su titular Rossen Milanov. Estaremos informados por Marta Barbón desde las redes sociales habituales.

Muy grande

Deja un comentario

Jueves 7 de junio, 20:00 horas. Teatro Jovellanos, Gijón. Clausura de Temporada de la OSPA, Truls Mork (violonchelo), Perry So (director). Obras de Dvorak y Rachmaninov.

Hay citas ineludibles y más en este final de curso. Llegué a pensar que me perdería un concierto dirigido nuevamente -la tercera vez- por el maestro So, uno de los posibles titulares que nos había dejado tan buen sabor de boca, y sobre todo la presencia de un grande del cello como el noruego Mork. Pero Gijón está cerca de Mieres y mis amistades se ofrecieron a regalarme una entrada en la fila 2. Con tiempo para evitar cortes de carretera en estos convulsos días, no podía imaginar semejante regalo fin de curso.

El Concierto para violonchelo en Si m, Op 104 (Dvorak) es probablemente el más hermoso que se haya compuesto para un instrumento tan cercano a la voz humana, y Mork lo hizo hablar desde la música. Faltarían calificativos para contar su interpretación que destiló Arte con mayúsculas, sonido increíble, matices extremos, perfecta integración con podio y atriles crecidos ante una figura como el noruego y conducidos todos con una energía siempre atenta a cada detalle de los muchos que atesora el concierto del checo. Desde el Allegro todo sonó distinto a otras veces, no ya por mi ubicación tan cercana que me hizo sentir privilegiado de cada vibración emanada desde el escenario. La textura de la OSPA era cual terciopelo con dinámicas amplísimas desde unos pianísimos casi exhalados (impecables los clarinetes) a unos fortísimos nunca estridentes, ataques incisivos en su punto con momentos quejumbrosos tal y como se exige, fraseos impecables… Y el cello de Mork, música en estado puro, emociones indescriptibles que continuaron en ese Adagio ma non troppo capaz de ponerme la piel de gallina. Como bien escribe Tania Perón en las notas al programa (enlazadas arriba en los autores), «el solista será alternativamente cantante o virtuoso», y escuchar esa cuarta cuerda era placer y dolor, lo más profundo de la fibra humana, esos tintes religiosos que yo casi tildaría de místicos, música de cámara desde lo sinfónico conseguido por la total y común unión de todos los músicos, con solistas pugnando por brillar a la misma altura (qué dúo nos dejó Vasiliev) solista y director en cabeza pero como un gran sonido lleno de infinitos matices y colores donde flauta y oboe pintaron nuevas gamas. Y el Allegro moderato acabó de tocar el paraíso, pegada en los graves, ritmo contagioso, empaste global como nunca, melodías sobrecogedoras, la voz humana del cello y esa explosión final desde un crescendo que arrancó en penumbra para alcanzar el sol en su cénit. Respiración profunda y aplauso interiorizado para una interpretación que me marcará el resto de mis días. Queda ahí la entrevista en OSPA TV.

Si Perry So ha sido asistente del gran Dudamel en Los Ángeles, puede que el aura del barquisimetano haya pasado al de Honk-Kong, pues energía, carisma, carácter, alegría y dominio de la orquesta son casi miméticos aunque el maestro So demostró además una pulcritud en el gesto que no olvidó nada para mayor compromiso y exigencia de todos los músicos, volviendo a dejarnos un sonido propio en dos obras «Made in Usa», primero la joya de Dvorak y después las Danzas sinfónicas, Op. 45 de Rachmaninov. Nuevo muestrario de los valores que nuestra OSPA atesora y aumenta cada curso como el maduro estudiante que no sabe aún cuál es su techo. La instrumentación del ruso afincado en Long Island permitió desplegar una formación donde no falto de nada, pues cerrar temporada y con los invitados de lujo obligaba a estar a la altura. El Non allegro titulado inicialmente «El día» abría este viaje musical con unas maderas formando un corpus único, esta vez con el saxo alto de Antonio Cánovas perfectamente integrado en la familia y alcanzando un lirismo que quedó en el aire a pesar del descanso. «El crepúsculo» vendría con el Andante con moto – tempo di valse donde el maestro So consiguió cotas extremas de calidad asombrosa, una tímbrica compacta pero delineada, ese misterioso 6/8 sin perder el rubato, apoyándose en la baradilla, poniéndose de puntillas para blandir una batuta que dibujaba el torbellino de Kubrick con Shostakovich permutado por un Sergei elegante como nunca. Para concluir «Medianoche» Lento assai-Allegro vivace y el nuevo juego sonoro, texturas y rítmicas, metales broncíneos en su momento álgido de la temporada, percusión inmejorable, madera de lujo y la cuerda que siempre enamora, «Dies irae» contrapuesto al «Bendito seas, Señor», lirismo en la sala a lo largo del concierto para ese inmenso final henchido de emoción y contagiado a todos.

Dejaré posar emociones antes de afrontar el resumen de una temporada plagada de emociones, solistas inolvidables y directores que espero mantengan el contacto, pues entre todos han conseguido llenar de felicidad muchas veladas, y el optimismo debe imperar en estos tiempos difíciles. La cultura es una necesidad, la música el aire que respiramos, y compartir momentos como el de hoy sólo se entienden desde lo profundo del ser humano.