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Emociones con Gabriela Montero desde Amsterdam

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El canal musical «Mezzo» que cumple 25 años, ha retransmitido este sábado 29 de abril a las 20:30 la grabación en vivo de un concierto en la capital holandesa muy emotivo por la participación de mi querida venezolana Gabriela Montero con la Orquesta del Royal Concertgebouw de Amsterdam bajo la dirección de la lituana Mirga Gražinytė-Tyla, celebrado el pasado día 21, con una toma de sonido y realización perfecta como es de esperar en este canal de pago especializado en «música seria».

La famosa sala de conciertos de la capital holandesa acogía un programa de lo más atractivo que abría la obra De Profundis de Raminta Šerkšnytė (Kaunas, 1975), un canto sinfónico sin palabras donde la cuerda de la Royal Concertgebouw de Amsterdam, casi como un coro instrumental, sonó como lo que es: una de las mejores del momento, labrada a lo largo de años. Si además está al frente Mirga Gražinytė-Tyla (titular desde febrero de 2016 en la City of Birmingham Symphony Orchestra relevando nada menos que a los Rattle, Oramo o Nelsons) nada puede salir mal. La directora lituana tiene un gesto claro y amplio, precisión milimétrica y una carga sentimental que transmite en cada compás. Maravilloso sonido de la cuerda de estos holandeses universales y hermosa partitura la de su compatriota, escritura actual evocadora de los grandes coros bálticos no exenta de espiritualidad y poesía, impactantemente melancólica y evocadora como así la entendió la maestra Mirga de apellido «impronunciable», muy aplaudida junto a la compositora, presente en la sala. A propósito, me encantan las escaleras por la que se accede al escenario y el público también presente en la zona trasera.

Mi admiración por la pianista venezolana viene de lejos y sus directos (atesoro muchos) nunca dejan indiferente a nadie, pues puedes escucharlos dos días seguidos resultando totalmente distintos. El Concierto  n° 1 para piano y orquesta en si bemol menor, op. 23 de Piotr Ilich Tchaikovsky (1840-1893) se lo escuché en Málaga hace siete años y está entre los grandes de su repertorio.

Gabriela Montero ha ido ganando poso interpretativo y manteniendo su entrega pasional en cada obra, la perspectiva vital ya madura que en este concierto volvió a dejarnos. Impresionado por su fuerza y perfecto entendimiento con la joven Mirga dirigiendo la Royal Concertgebouw Orchestra de Amsterdam. La realización nos permitió captar cada detalle, las esperas, la concentración, los fraseos, la digitación, la escucha de todos, y cuando una orquesta suena como la holandesa (ahora Países Bajos), es lógico que el piano solista brille aún más.

El Allegro non troppo e molto maestoso arrancó brillante en tempi y fuerza por parte de todos, ganando en intensidad no solo dinámica sino emocional, verdaderamente majestuoso, de sonido contundente en toda la gama tanto solista como orquesta, arpegios perlados, contestaciones impecables y la directora lituana transmitiendo el lirismo de esta joya.

Contrastes excelsos desde la densidad a la calma, el rubato que Montero entiende a la perfección y Gražinytė-Tyla devolvió a una orquesta en estado de gracia. Octavas vertiginosas al piano, pizzicatti y maderas contestando para preparar la primera cadencia «marca de la casa» con esos diálogos casi sinfónicos que escribió el ruso.

Tras la tempestad llega la calma del Andantino semplice, solo simple el calificativo y compleja escritura que presentó una flauta ideal con esa textura única y la escritura de staccatti virtuosos de la venezolana que en televisión aún resultan más mágicos por su ligereza. De nuevo la complicidad entre podio, orquesta y solista con una realización y toma de sonido adecuadas nos permitieron paladear todo el movimiento central.

Quedaba el Allegro con fuoco, toda una fantasía de colores imaginada en un ballet ruso donde los dedos sobre el piano danzaban vertiginosamente y la batuta de la lituana ejecutaba con la respuesta orquestal perfecta en cada atril, encajando todo. Misma entrega global, mismo sentido interpretativo en un virtuosismo maduro donde la música es protagonista total y Gabriela Montero volcó su magia, potencia y lirismo que emocionan como siempre aunque sea desde la distancia.

En los conciertos de la venezolana afincada en Barcelona, aunque su agenda le deje «poco Mediterráneo», no pueden faltar sus improvisaciones, casi tan esperadas como el concierto de solista, y en la capital de los Países Bajos le cantaron una melodía que transformó en una página bachiana como si «Mein Gott» la poseyese para convertir lo popular en clásico desde el paraíso de las 88 teclas. Bravo por Gabriela.

El concierto de Gražinytė-Tyla con la Royal Concertgebouw Orchestra lo cerraría el compositor polaco Mieczyslaw Weinberg ó Wajnberg (Varsovia, 1919 – Moscú, 1996) felizmente recuperado en nuestro tiempo, y de su amplísimo catálogo con 22 sinfonías, la nº 3 en si menor, op. 45 (1949, re. 1959) está grabándose y sonando con cierta frecuencia. Estrenada el 23 de marzo de 1960 tras una amplia revisión tras múltiples circunstancias de todo tipo en Moscú por la Orquesta Sinfónica de la Radio y Televisión de la URSS dirigida por Alexander Gauk.

La interpretación televisada nos deja un registro muy interesante por la visión de la lituana y la orquesta ideal para esta sinfonía. Un Allegro optimista donde lucirse maderas y metales, el furor del maestro Shostakovich contrastado por lo bucólico del final. Muy rítimico el Allegro giocoso sin apenas respiro hasta la coda. El Adagio del tercer movimiento nos devolvió la cuerda sedosa de los holandeses y el fraseo claro de la lituana, melancolía hasta el clímax para devolvernos la esperada calma antes del último Allegro vivace donde gozar de las trompetas y la percusión, toma de sonido perfecta en esta transmisión en alta definición, y un vals que la batuta de Gražinytė-Tyla pareció bailar hasta ese brillante final del compositor «ruso», con mucha música aún por escuchar que la lituana está defendiendo y difundiendo, esperando sea con la calidad de esta tercera nórdica a más no poder.

Una genial tarde de sábado en casa pero disfrutando con estas músicas como si estuviese «in situ», más estando con mi querida Gabriela al piano.

Músicas en verano, toma uno

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Finalizada la temporada ordinaria, entendiendo como tal la coincidente con mi curso escolar, el verano también tiene su hueco musical en mis vacaciones, siendo habitual lecturas variadas a las que dedicaré alguna entrada, escuchar Radio Clásica (ahí está Bayreuth o los PROMS siempre completados por unos comentarios del magnífico José Luis Pérez de Arteaga que continúa asombrándome cada vez que le escucho), pero donde tampoco faltan otras retransmisiones «on line» o en streaming, así como una agenda veraniega de ciclos que llenan muchos festivales, algunos también gracias a Internet en la pantalla del ordenador con sonido conectado a la cadena de música, y por culpa de la dichosa crisis, recortes, sueldo congelado hace años pese a los calores, pérdida de poder adquisitivo y demás «robos consentidos», también tengo recitales y conciertos cercanos, donde el Falstaff de Verdi que dirigirá Muti en Oviedo me recortó parte del presupuesto estival, pero no podía faltar a esta cita única en España desde casa, que contaremos con detalle como es costumbre, incluso algunos más desde las páginas del diario La Nueva España.

Quiero comenzar recordando el Gianni Schicchi con escenografía de Woody Allen (que estuvo de turismo por Asturias despreocupado de la capital) desde el Teatro Real en «El Palco de La2″ el pasado día 12 de julio que también pude seguir en la propia web de RTVE (de donde son las capturas de pantalla), precedido de unos fragmentos -ni siquiera completo– del llamado «concierto» (!) de Plácido Domingo que parece pegó la espantá como protagonista, intentando complacer a los que pagaron su entrada con este «formato«, supongo que sin hacerles mucha gracia ni tampoco a los compañeros de reparto que tuvieron más trabajo del previsto.

Olvidando críticas que siempre son muy distintas del auténtico e inigualable directo, me hubiera gustado que hubiesen retransmitido también las Goyescas de Granados que completaban el programa doble, en un encaje de función algo difícil de entender. Mi apuesta hubiese sido Il trittico pucciniano al completo, como debería ser «lo habitual».

En el reparto estuvieron una convincente Maite Alberola como Lauretta, y el «sustituto» Lucio Gallo, más que correcto en el papel protagonista aunque me hubiese encantado tener a Luis Cansino de suplente porque está en un momento vocal excelente (el actoral lleva tiempo), como demostró en su impecable Marco. También la mezzo asturiana María José Suárez encarnó con seguridad y convencimiento a La Ciesca, para entender lo importante de un reparto equilibrado que augure un resultado total más que aceptable (también quiero citar al tenor barcelonés Albert Casals como Rinuccio o a la mezzo Elena Zilio en el papel de Zita), y una puesta en escena algo oscura (al menos en pantalla) con la dirección de Giuliano Carella al frente de una OSM titular del teatro que sonó siempre en su sitio, aunque hubiese cortes en la retransmisión y una toma de sonido no todo lo buena que cabría esperar del ente público que todos pagamos con nuestros impuestos.

Totalmente distinta la siempre irrepetible Traviata verdiana desde el Liceu retransmitida al aire libre en varios lugares de Cataluña y en el Canal 33 de la televisión autonómica catalana la noche del 18 de julio, con interacción en Twitter© (#Traviata33 y #liceualafresca) realmente interesante como encuentro de melómanos de todo el mundo con escenografía conocida de McVicar también algo oscura aunque la luz de la partitura y la entrega de todo el reparto fue digna de recordarse.

La conexión estuvo precedida del «introito» a cargo de Ramón Gener que tras su catalana «Òpera en texans» ha dado el salto nacional (con perdón) con «This is Opera».

Con todo mi arsenal tecmológico desplegado (ordenador, tableta y móvil) pude disfrutar escuchando, capturando pantallas y realizando comentarios desde la comodidad de casa, destacando la Violeta de la soprano rumana Anita Hartig, enamorándonos a todos por entrega y carisma, el Alfredo del tenor jerezano Ismael Jordi creciéndose en cada intervención, con un color vocal realmente hermoso, y un Giorgio Germont poderoso de Gabriele Viviani que sin ser Leo Nucciel barítono«), a los que también escuchamos en Oviedo, completó un trío protagonista equilibrado, creíble, sin sobreactuaciones.

Como siempre los mal llamados secundarios lograron una representación para recordar, con el Gastone asturiano Jorge Rodríguez-Norton entre ellos.

Evelino Pidò fue el responsable musical al frente de la orquesta y coros del Liceu que completaron La Traviata de realización impresionante para alcanzar un éxito que llegó a millones de espectadores gracias a estas iniciativas que deberían convencer a los ignorantes recalcitrantes, algunos metidos en política, que la ópera es accesible a todos los públicos y no es el espectáculo de élite que algunos quieren seguir manteniendo para un alejamiento de la realidad en busca de populismos y prioridades mal entendidas. No hablaremos de las subvenciones para la cultura, que es un derecho, ni todo el empleo que genera la música en todos los países, auténtica inversión y motor de una sociedad que se ha sacrificado para tener algo irrenunciable, como otros logros que con la disculpa del momento intentan quitarnos.

De la pasión por la música y más por la ópera hay que dar la bienvenida a un nuevo blog, El palco número 18 que curiosamente arranca con La Traviata de Verdi, como no podría ser menos, a cargo de otra apasionada que firma «Pauline Viardot«, con quien seguimos tuiteando después de «la fresca». Sólo tenemos esta vida y debemos vivirla en plenitud y apasionadamente, porque de lo contrario sólo nos quedará ignominia, un erial oscuro y  arrasado sobre el que no volveremos a poder construir absolutamente nada.

Defender la música es apostar por el futuro. Disfrutarla ya es otra cosa que requiere educación, tiempo, y sobre todo querer. Desde aquí continuaremos…

Don Giovanni no enamora

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Martes 28 de enero, 20:00 horas. Auditorio Teodoro Cuesta (Casa de Cultura) de Mieres: retransmisión en directo desde el Teatro Campoamor de Don Giovanni (Mozart).

De nuevo Mieres pudo ver y escuchar ópera televisada, buena entrada de los aficionados habituales pero con las mismas carencias de siempre o peores, pues solo llegaba sonido por un canal y la iluminación desde el coliseo carbayón no está preparada ni diseñada para ser televisada (si además está reciente la retransmisión del Così de Haneke en La2, sobra el resto de comentario). Así que este «Don Juan» además de no enamorar tampoco le vimos mucho y escucharlo ¡sólo a medias!. Seguir agradeciendo el esfuerzo por acercar gratis la ópera, lo que no disculpa la poca calidad de emisión y realización.

De lo vivido, casi intuido, en Mieres en esta segunda función del último título de la temporada, me quedo con un Simón Orfila que nos dejó un Leporello de lujo, por lo que de haber cantado el Don Giovanni el resultado global hubiera sido más alto, y la Donna Elvira de Virginia Tola.

Todas las obras de Mozart resultan engañosas por su aparente facilidad pero siempre muy exigentes, probablemente las «óperas italianas» aún más, y encontrar repartos equilibrados no es fácil, no digamos en estos tiempos de crisis y cancelaciones varias, por lo que el resto de voces de este Giovanni resultó equilibrado y mejorable (aunque ya sabemos lo que cambia de estar cerca del micrófono o no), muy distinto del directo pero reconocible y similar a lo que se vivió el día de la primera función por lo leído en prensa y webs.

Del resto y sin entrar a fondo por lo apuntado de microfonía, muy creíbles Masetto (Davide Bartolucci) y Zerlina (Maren Favela), contenida Mª José Moreno como Donna Anna, esperanzador Antonio Lozano como Don Ottavio, desigual el protagonista donjuanesco Rodion Pogossov y convincente el Comendador Orlov, el único que repetirá para el reparto joven junto a la pareja Zerlina-Masetto de este viernes 31 al que espero asistir (tengo sacada entrada en Principal de 42€ hace tiempo, aunque seguro que las regalarán). La Oviedo Filarmonía se escuchó desigual, con el continuo perfecto de mi admirado Aarón Zapico cuya colocación de microfonía dio volúmenes impensables en vivo superiores a la propia orquesta. Bien en el escenario los músicos de la cena-baile finales.

Sobre la dirección musical de Albiach quejarme de un primer acto donde los tempi vivos fueron algo excesivos llevando las voces casi siempre a remolque, «relajándose» algo más en el segundo acto, aunque no demasiado concertador: sin respirar con los personajes ni ayudarles nunca. El coro que dirige Patxi Aizpiri siempre seguro independiente del protagonismo encomendado, por lo que debemos felicitarles otra temporada más.

De esta producción propia (en colaboración con el Teatro de Magdeburg) no puede hablarse de puesta en escena: pobre, limitada a los recurrentes prismas (que acabarán siendo el equivalente actual al «banco y la verja del siglo pasado») con distintas posiciones, una escalera y la socorrida iluminación que intenta compensar otras carencias, así como la estatua ecuestre («cuestre lo que cuestre» de Les Luthiers, con más cartón que piedra) del Comendador como único «exceso», y vestuario de época conviviendo con alguno más actual en una nueva muestra de la crisis (también creativa) que nos afecta en el terreno lírico, aunque Oviedo presume de capearla.

Este fin de mes mozartiano terminará en vivo y con gente joven, esperanzas o realidades en algún caso, que siempre aprovechan estas oportunidades.

Sin duda: ¡Cierran Programa de mano en la 2!

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Me quejaba en «el otro blog» del probable cierre de «Programa de Mano»:

En plena podadora cultural, la música clásica no escapa ni siquiera de la mínima programación que tiene en la Televisión Pública. Del horario y espacio que le dedican habría mucho para escribir, aunque con su web podamos «recuperar» muchas emisiones, pero aún queda mucha gente en España que ni tiene ordenador aunque sí televisión, y la oferta de música clásica es no ya pobre sino paupérrima. El Canal 2 de TVE emite los sábados ¡a las 8 de la mañana! «Los conciertos de la 2», a las 11:30 el magazine «Programa de mano» que repasa en 30 minutos la actualidad musical española, y a las 12:00 otra media hora «Pizzicato», orientado al público potencial de mañana -donde actuará la OCAS que dirige Manuel A. Paz próximamente- aunque al paso que vamos seguirán envejeciendo los auditorios y los conservatorios se vaciarán tal como auguran los economistas porque ¡no es rentable!. Del resto de la semana, nada de nada… Alguna retransmisión esporádica y poco anunciada en una sociedad de la imagen. De la radio escribiremos en otro momento. Este sábado estuve viendo en vivo la emisión de «Programa de mano» donde actuaba mi querida pianista Judith Jáuregui, presentando el nuevo CD Homenaje a Alicia de Larrocha del que interpretó Granada de Albéniz, que dejo aquí incrustado, pero no quiero dejar de reflejar la decisión de los ¿gestores? en dar el finiquito, vamos cerrar este oasis cultural en la televisión que pagamos todos.

Son tiempos de descontento global y en España no hay sector que no esté enfrentado al Gobierno, lo que ya es difícil: ¡todos de acuerdo!. Cada vez hay más peticiones de cambios encauzadas en recogidas de firmas dentro de la llamada «Iniciativa Legislativa Popular», normalmente tumbadas por las mayorías absolutas que se creen en posesión de un cheque en blanco de 4 años y totalmente autistas en cuanto a la realidad de la calle. Tristemente se ha puesto de actualidad con los deshaucios y de forma totalmente inesperada han admitido ponerse a estudiar una petición de casi un millón y medio de firmas… cuando con 500.000 era suficiente. Chocante que algo legal y para que los gobernantes tomen nota para lo acuciante, en 30 años sólo haya prosperado UNA. De la «otra inciativa» sobre declarar los toros como bien de interés cultural mejor me callo, porque prohibir no me gusta, hay mucho «tufillo» y odio tras ella, y de momento, como con otros derechos no se obliga pero se tienen. Será que Mayo del 68 sigue vigente: «PROHIBIDO PROHIBIR».

Al frente de muchos músicos y melómanos que nos indignábamos contra tanto recorte y en especial por el cierre del espacio «Programa de Mano», la soprano Raquel Andueza encabeza otra iniciativa de recogida de firmas en Change.org que ha sido noticia. Desde aquí animo a apoyarla y sumarnos, también quejarnos a la «Defensora del espectador», que suele contestar aunque no tenga poder decisorio… real como la política nuestra de cada día.

Y el sinWertgüenza ministro del ramo ni está ni se le espera, que bastante tiene con sacar adelante una ley donde la música tendrá menos peso en el currículo que en tiempos de la Sección Femenina. Acabará como extraescolar, de pago y entretenimiento para que los niños no den el coñazo… Con el último Franco de 1975 al menos había dos horas semanales en 1º de BUP… una en el 3º nocturno, impartido por muchas profesoras de «Hogar» y luchadores salidos de los Seminarios, gérmen de la especialidad de «Música» en los Institutos y Colegios públicos que verían su punto álgido con la tan criticada LOGSE (cierto que tiene muchos errores, incluso en Música), donde se cursaba en los cuatro años de ESO y todo el cambio en Conservatorios y Escuelas de Música. Bolonia todavía espera y como pasa en nuestra llorada España, la alegría en casa del pobre dura poco. Pronto llegaron los «Reinos de Taifas», los planes de estudio distintos en cada Autonomía, la permisividad, el despilfarro y descontrol en el gasto, la «Educación para la Ciudadanía», el Concordato con la Santa Sede, la «Religión» en la escuela pública y todo lo demás. Pero como dice un amigo mío, «contra Franco vivíamos mejor«. El que quiera estudiar música que se la pague (que no es barato, sin becas ni lo cuento, más del trabajo y esfuerzo ni hablamos), y nada de subvencionarla que luego salen muchos aprovechados que desvían fondos a Suiza. Nada, que volveremos a los 60 pero con menos pelo: Pablito quiere ser músico, pero ¿qué va a estudiar de mayor?. Estudiar fuera cuesta mucho, tú sigue libre en el Conservatorio… Pasarás muchas necesidades, así que «asegura los garbanzos» con una carrera de provecho, te lo digo por experiencia.

© Pablo García, LNE

Madre, la maldición «entre músicos te veas». Y decimonónicos del todo, músico sinónimo de bohemia. Pues ¡Viva Puccini!, eso sí, pagando… eh?

El 18 de febrero de 2013 la Defensora del Espectador contestó a mi queja sobre el tema, del que, como se lee, no tenía información, lo que ya ni comento. Aquí dejo la respuesta y juzguen Vds.:
«Estimado Sr. Álvarez,   


muchas gracias por dirigirse a esta oficina y por sus aportaciones. La defensora no tiene competencia alguna sobre la programación y sus contenidos, por lo que hemos preguntado al director de La 2,  puesto que desconocíamos la decisión. Esta ha sido su respuesta: 

PROGRAMA DE MANO desaparecerá de la parrilla la primera semana de marzo junto con los programas MI REINO POR UN CABALLO y MIRADAS 2. Todos estos programas son de media hora de duración. A continuación se estrenará un nuevo programa, un magazine cultural de 1 hora de duración, pero en mejor horario, que abarcará toda la actualidad cultural, incluida la música culta y que tendrá una completísima extensión en la web de RTVE.ES con muchos contenidos extra. 

Manel Arranz Griñán
director de La 2 TVE
 

Reciba nuestros más cordiales saludos.

Oficina de la defensora del espectador, oyente e internauta de la Corporación RTVE»

De matemáticas tampoco está muy informada, tres programas de 30 minutos de duración sustituidos por uno de 1 hora… ¡en mejor horario! aunque claro, completado en la web. A este paso también desaparecerá la TV on-line porque estará todo «colgado» (y manipulado que así se puede) en la red.

Dudamel desde Viena al mundo

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Martes 1 de mayo, 11:00 horas. Escuela Española de Equitación, Viena. Concierto de Europa 2012 de la Orquesta Filarmónica de Berlín, Gautier Capuçon (cello), Gustavo Dudamel (director). Obras de Brahms, Haydn y Beethoven. Retransmisión en directo desde RTVE (La2) y diferido en Medici.TV el día 2 de mayo, 20:00 horas. Director de la emisión: Henning Kasten.

No hay mejor forma de comenzar el mes que con este concierto emitido para Europa (hace años pasó por Madrid) y después al resto del mundo con intérpretes y obras conocidos, Dudamel al frente demostrando, por si todavía hay dudas, que puede con todo y de memoria (¡qué cabeza tiene!), haciendo historia al frente de una orquesta que cumple 130 años y que ha invitado para su gira incluyendo este «Concierto de Europa» al venezolano ¡por algo será!.

Sigue contagiando alegría a toda formación bajo su mando (incluso a los germanos), dejándonos versiones para recordar y manteniendo su humildad al huir de los aplausos para él. Los valores humanos que transmite son aún mayores que los musicales, y en estos tiempos con apenas 31 años cumplidos y todo lo que ya lleva tras de sí este Acuario, es de admirar.

El concierto lo abría J. Brahms y su Variaciones sobre un tema de Haydn en SIb M, Op. 56a, plenitud sinfónica en una formación que sigue sonando única, perfecta en todos sus músicos, con una dirección clara que se amolda al «estilo» tanto de la obra como de los artistas a los que conduce.

Abría boca para el clásico F. J. Haydn y su Concierto para cello en DO M, Hob. VIIb: 1 con Gautier Capuçon de solista (al que también disfrutamos en Oviedo). Obra de referencia en su repertorio, Dudamel volvió a demostrar lo gran concertador que es dejando al francés marcar «tempi» y fraseos que los berlineses arroparon y compartieron a la perfección desde el Moderato inicial, con toda la musicalidad del hermosísimo Adagio, donde la cuerda alemana suena única, y la fuerza del Allegro molto, como digo en estos casos, haciendo importante la partitura sobre los intérpretes, porque ahí queda para su disfrute, empaste perfecto orquesta y solista con ese cello de sonido irrepetible (independientemente de la toma de sonido especialmente clara), con un movimiento realmente «muy rápido» y otra delicia interpretativa viendo cómo Dudamel llevaba de la mano a todos ellos.

Para finalizar este concierto de aniversario ¡qué decir de Beethoven y su Sinfonía nº 5 en Do m, Op. 67! con tantísimas versiones grabadas y escuchadas en vivo. La interpretación vienesa nos devuelve al Dudamel concentrado en una orquesta que tiene al de Bonn en sus venas, con una versión ceñida al papel, dinámicas increíbles y detalles de maestro como el final del Allegro con brio frenando un poco el tempo inicial, un Andante con moto ajustadísimo y totalmente lírico, y un tercer movimiento casi erguido como protagonista, pletórico, rotundo, por momentos contenido para ir en transición al último Allegro, atacando más ligero el primer compás para retomar en el segundo el tiempo justo, apenas un rubato en el sitio exacto para marcar diferencias en una obra que parecía no tener más aristas por descubrir hasta que llegó el tallador de diamantes venezolano, y un final acelerando hasta el éxtasis sonoro de la Filarmónica de Berlín. Únicos.

Disfruté tanto el martes que este miércoles lo volví a escuchar dos veces más. No digo que lo grabé por si hay denuncias… las fotos las fui sacando durante el tercer visionado.

Bien por la televisión pública (de momento) española con los siempre sabios comentarios de José Luis Pérez de Arteaga, una realización de primera por parte de profesionales que no sólo dominan la imagen sino las obras a escuchar (así deberían ser todas) y por supuesto a Medici.tv por permitir disfrutarla gratis en su línea de promoción de su canal, de la música clásica, más intentando captar suscripciones para otros conciertos «de pago». La calidad de transmisión por internet es impresionante (en un iMac© con pantalla de 21,5″ una auténtica gozada) y la oferta ideal para cualquier melómano (sinfónico, camerístico, operófilo…).

Por seguir con Beethoven, muy recomendable también la Misa Solemne con Harnoncourt y la Concertgebouw de Amsterdam (con Haitink hay una Novena de Mahler también para saborear).

El día 2 de junio emitirá por segunda vez desde L’Auditori de Barcelona, a partir de las 19:00 horas, a la OBC con su (nuestro) titular Pablo González al frente dirigiendo el cierre de temporada a Mahler (La Canción de la Tierra) y Toldrá (La rosa als llavis). Habrá que conectar el ordenador: la radio en estos casos sabe a poco.