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El baúl sinfónico

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Viernes 16 de junio, Auditorio «Príncipe Felipe» de Oviedo, I Festival Universitario de Música Iberoamericana (musicUO). Clausura . 19:00 horas, Conferencia de Ramón Sobrino y Tania Perón: «Soledad Bengoechea, Mª Teresa Prieto y Pedro Miguel Marqués: tres compositores que regresan a los atriles sinfónicos». 20:00 horas, Concierto: OSPA, Néstor Bayona (director). Obras de Bengoechea, Mª Teresa Prieto y Pedro Miguel Marqués.

Junio marca el final de curso, de los campeonatos donde el fútbol sigue siendo el deporte rey, pero también de las temporadas musicales antes de los esperados festivales de verano.

Igualmente llegaba a su fin este primer festival «musicUO» que ha llevado por distintos conejos asturianos a intérpretes y obras que están saliendo del «baúl de los recuerdos», desempolvándose y hasta restaurándolas gracias a una Universidad de Oviedo donde la Musicología es pionera y de su facultad salen promociones que continúan la labor incansable y no siempre reconocida de recuperar nuestro patrimonio musical.

De nuevo el doctor Ramón Sobrino nos daría una clase para hablarnos de una poco conocida compositora madrileña como Soledad Bengoechea (1849-1893), recordarnos de nuevo al mallorquín Pedro Miguel Marqués (1843-1918), más la ovetense Mª Teresa Prieto (1896-1943) de quien su máxima conocerdora e investigadora la profesora Tania Perón completarían esta clase de «extensión universitaria», preparándonos a las obras que sonarían en el concierto posterior de la OSPA.

Tengo que calificar de interesante conocer a Soledad Bengoechea y todo su entorno vital, social y musical, de biografía curiosa y con muchas obras desconocidas donde no faltaba la música de salón, y de ella el Capricho-Scherzo (1872) original para piano, una obra de apenas cinco minutos que orquestada por otra personalidad musical de su tiempo como Casimiro Espino (1845-1888), ganó en calidad gracias al oficio de este maestro y compositor con multitud de obras estrenadas por la Sociedad de Conciertos de Madrid (SCM), siendo el doctor Sobrino uno de sus «descubridores» y artífices de este reestreno en el siglo XXI. Tanto la SCM de la que en la anterior conferencia nos habló el profesor como de la Unión Artístico-Musical y los conciertos también en el verano madrileño, darían para todo un trimestre, pero al menos situamos a la compositora y uno de sus valedores musicales, sin dejarse en el tintero las contraprogramaciones y hasta los «duelos líricos» entre el citado Casimiro Espino y su «rival» Mariano Vázquez, «conflictos musicales» con otra historia para conocerla aunque sólo disfrutásemos con las pinceladas y buen humor de nuestro Ramón. De Marqués ya escuchamos el pasado 1 de junio su poema En la Alhambra que casi termina en la basura. Al menos sus cinco sinfonías están editadas y grabadas, escuchando este viernes la tercera. Diseccionadas y analizadas nos permitieron apreciar la calidad de una generación de compositores que conocían muy bien su trabajo, lo que se hacía en Europa y aportando unas obras que correrían distinta suerte, por lo que la recuperación al menos las reubica y reconoce en nuestro tiempo.

De la compositora trasterrada a México Mª Teresa Prieto (1896-1943), la profesora Perón nos la situó sin tiempo para ahondar mucho en aquel entorno familiar de Ciudad de México y su estilo, que navegaría entre dos maestros que además creyeron en sus composiciones: Manuel M. Ponce y especialmente Carlos Chavez, el mundo nacionalista tradicional del primero frente al segundo más moderno, y que además estrenaría la obra que volveríamos a escuchar en la primera parte.

La OSPA llega a junio en el mejor estado de forma aunque con algunos cambios «en la alineación titular» de principales no habituales pero igualmente sinónimo de calidad y entrega tras una temporada llena de esperanza pero sin concertino (este viernes tomando las riendas Héctor Corpus) y bajo la dirección del ilerdense Néstor Bayona, a caballo entre Berlín y Barcelona, pianista  y batuta invitada por muchas formaciones, siendo el director residente de la NOSPR (Orquesta Sinfónica de la Radio Polaca), quien este viernes debutaba con la OSPA defendiendo un programa exigente.

El  Capricho-Scherzo (1872) de Bengoechea pese a ser como una miniatura sinfónica, el maestro Bayona ya marcaría su estilo personal, de gestos claros y muy expresivos, buscando el mejor balance orquestal para una música  agradable de escuchar.

Palabras mayores para la conocida Sinfonía nº1: Sinfonía Asturiana (1942-43) de Mª Teresa Prieto que sonaría por vez primera en su Oviedo natal de la mano del maestro Ángel Muñiz Toca al frente de «su» orquesta (entonces Orquesta Sinfónica Provincial de Educación y Descanso) un 30 de diciembre de 1951 en el Campoamor. Como bien nos contó la profesora Perón es una obra que recoge las enseñanzas e ideas de Ponce en cuanto a la cita directa y estilizada de temas folklóricos españoles, todos reconocibles en los movimientos extremos, (más en el primero Adagio-Allegro) del que la propia compositora dejó escrito que la comenzó a escribir llena de nostalgia y sentimientos de su Asturias natal. Mucho más interesante el Andante central en la línea de Chavez quien además le daría el empujón de ampliar la plantilla orquestal. Esta sinfonía asturiana vuelve más a menudo a los atriles y la OSPA con Bayona nos dejarían una interpretación muy luminosa, llena de matices, con todas las secciones presentes y respondiendo a las indicaciones de una batuta ágil aunque la gestualidad fuese completa y entregada.

La segunda parte la ocuparía la Sinfonía nº 3 en si menor (1876) de Pedro Miguel Marqués de las cinco que escribió. Cuatro movimientos «de escuela» (I. Andante non troppo. Allegro assai; II. Andante con moto; III. Tema con variaciones. Allegretto gracioso; IV, Allegro brillante), forma muy trabajada, aires evocadores por las múltiples referencias (más allá de las que nos adelantase mi admirado Ramón Sobrino como esa «marsellesa» del brillante final), papeles exigentes para todas las secciones que sonaron empastadas, limpias incluso en los pasajes más complicados, con unísonos rotundos, y destacando por lo original ese tercer movimiento donde las variaciones sirvieron para valorar la excelente escritura y oficio de Marqués en el destacado buen momento final de la formación asturiana a pleno rendimiento, con unas maderas nuevamente de sobresaliente.

Pese a la entrada libre, el auditorio no presentó buena entrada, y no creo sea disculpa el calor con tormenta a la salida. El programa era interesante, novedoso y con una orquesta de altura para disfrutar este viernes, pero supongo que la evaluación final de los responsables intentarán subsanar posibles errores y buscar soluciones para recuperar un público que se ha ido perdiendo y no solo por la pandemia que evidentemente dejó tocada parte de la afición. Al menos en otros entornos se ha recuperado y además con éxito. Decía nuestro siempre recordado e insustituible Vasiliev que «un pesimista es un optimista bien informado», pero sigo con muchas esperanzas para el próximo curso. Ahora toca cargar las pilas antes del otoño que siempre da el pistoletazo de salida, aunque estar jubilado me suponga no mirar el calendario.

Estrenando a las compositoras del Ateneo Musical de Mieres

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Sábado 19 de noviembre, 20:00 horas. Auditorio «Teodoro Cuesta», Mieres: Concierto de Santa Cecilia, Estreno y entrega de premios del 2º concurso internacional de composición para mujeres compositoras «María Teresa Prieto». Banda Sinfónica del Ateneo Musical de Mieres, Antonio Cánovas Moreno (director). Obras de Carlos Rodríguez Torres, Ferrer Ferrán, María Mendoza y Raquel Moyano.

El Ateneo Musical de Mieres cumple cuatro años desde su puesta de largo en esta festividad musical que es Santa Cecilia, y luchando contra pandemias o sinsabores pero sin perder nunca la ilusión, pudiendo convocar el II Concurso Internacional de Composición para mujeres compositoras «María Teresa Prieto» llegó el día grande de estrenarlas con las propias autoras presentes, pues además de lo que supone el premio en metálico, poder estrenarlas en vivo es la máxima aspiración en el siempre difícil mundo de la escritura musical, más siendo mujeres y ampliando un repertorio para banda sinfónica que con ellas sigue creciendo gracias a iniciativas como la de esta asociación cultural mierense.

Este sábado en el Auditorio «Teodoro Cuesta» de Mieres tuvimos una conferencia previa sobre la compositora asturiana que da nombre al concurso, a cargo de la doctora Tania Perón, cuyo libro recoge la trayectoria de esta desconocida para tantos y que la autora investigó «in situ» dejándonos por escrito una obra publicada por la Universidad de Oviedo, todo un referente de la Musicología española salida de nuestro Principado, ayudando a difundir el nombre de nuestra compositora más universal. Las compositoras premiadas llevar autografiado un ejemplar que seguro ocupará un lugar de honor en sus casas.

No puedo ser objetivo con la calidad de esta Banda Sinfónica del Ateneo de Mieres que pese a su corta trayectoria sigue apostando por la calidad y con obras que pocas formaciones similares, recordando que son aficionados, pueden interpretar, y no digamos las cuatro que nos ofrecieron este sábado en el auditorio mierense bajo la dirección del maestro Antonio Cánovas, con 63 músicos sobre el escenario que aúnan juventud y veteranía. Entrega total y desinteresada por mantener la ilusión en hacer sonar un repertorio siempre distinto, temático, complejo pero impresionando por la profesionalidad alabada a menudo por los compositores y compositoras que han podido escuchar sus obras a esta formación que también triunfa fuera de Mieres y de Asturias.

Aunque dejo arriba las notas al programa, añadir alguna anotación personal como el interesante pasodoble Bagaxes (2013) de Carlos Rodríguez, que abría la velada, o el impresionante poema sinfónico Magallanes (2022) de Ferrer Ferrán, homenajeando los 500 años de la llegada a Sanlúcar de esta expedición verdadera odisea marina tras descubrir el Pacífico y el hoy llamado estrecho con su nombre tras episodios trágicos que el compositor describe en la partitura. La música sirve de testimonio sonoro para dos momentos de nuestra memoria unificados en dos obras para banda sinfónica que llenaron de emociones el auditorio mierense. Tras ellas se hizo entrega del reconocimiento como «Socio de honor» a Joaquín García González por su altruismo y apoyo incondicional al Ateneo Musical de Mieres.

Y por fin los esperados estrenos tras la lectura del acta del jurado a cargo de Manuel Martínez Burgos, catedrático de composición del CONSMUPA, que lo presidió junto a José Alberto Pina Picazo y Amparo Edo Biol, emitiendo su veredicto a finales de agosto, siendo los siguientes premios (con el primero desierto):

Tercer premio para La Leyenda de Ermesinda de María García Mendoza Fernández, cinco movimientos (I. Munuza en Gijón, II. El harén, III. Danza y muerte de Ermesinda, IV. La rebelión de Pelayo y entierro de Ermesinda en Covadonga,V. La batalla de Covadonga) con una historia musical inspirada en la desconocida hermana de Pelayo, llena de motivos -alguno muy asturiano reconocible pero variado ingeniosamente- cual banda sonora y un importantísimo papel de la percusión especialmente en el último movimiento. Finalizada la excelente interpretación con muchos aplausos del público que acudió al concierto, le entregaría el premio Luis Alonso Villa, director de zona de Caja Rural Asturias, entidad entre las patrocinadoras del concurso.

Cerraría el concierto el segundo premio que fue para Bienvenidos a la Noche de San Juan de Raquel Moyano Mañanes, un poema sinfónico en cinco movimientos (I La magia de las Xanas, II. El secreto de los Mouros, III. El Trasgu burlón, IV. ¡Qué mala es la guaxa! V. La noche de San Juan) exigentes, ricos en tímbrica. alternando distintos aires y riqueza de ritmos que de nuevo entusiasmaron al respetable, de nuevo con una interpretación pletórica en todas las secciones y la dirección impecable del maestro Cánovas, haciéndole entrega tras escuchar su estreno la concejal de igualdad y feminismo Nuria Ordóñez Martín, poniendo punto y final a una festividad musical que estuvo presentada por el habitual de estos conciertos Alberto Cienfuegos «Michel», siempre enriqueciendo con humor las notas al programa.

Femenino plural

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Jueves 10 de marzo, 20:00 horas. Teatro Campoamor, Oviedo: Concierto «En clave de mujer». Oviedo Filarmonía, Ana Nebot (soprano), Anne Hinrichsen (directora). Obras de Grażyna Bacewicz, Mª Teresa Prieto y Louise Farrenc. Entrada butaca: 14 €.

Concierto en femenino, desde las compositoras a las intérpretes para un público que apenas ocupó la mitad del Campoamor, una pena porque resulta siempre interesante recuperar obras poco conocidas más en el caso de la ovetense Mª Teresa Prieto y Fernández de la Llana interpretada por su paisana la soprano Ana Nebot que era un aliciente.

Hay que reconocer que las obras elegidas no son para emocionarse pese a su excelente escritura y oficio en cada una de ellas, y esa falta de sentimientos se notó durante todo el concierto, a excepción de las canciones de las asturianas, especialmente las tres últimas, por lo que Anne Hinrichsen, directora alemana afincada en Suiza, se caracterizó por una lectura de las obras algo plana, precisa pero poco «efusiva», limitándose a marcar lo necesario, todo muy académico pero sin pasión, aséptica, aunque la Oviedo Filarmonía siempre responde y volvió a demostrar que funciona tanto en el foso como sobre el escenario afrontando todo tipo de repertorios.

El Concierto para orquesta de cuerda (1948) de la polaca Grażyna Bacewicz (1909-1969) presenta un lenguaje propio del inicio del pasado siglo, tres movimientos bien construidos para disfrutar de una forma musical atemporal y guiños históricos desde una escritura con mucho «oficio» que triunfó en los EEUU o Francia, aunque parece que esta tarde en Oviedo pasó sin pena ni gloria, no sé si por desconocida (aplausos al final del primer movimiento Allegro) o por la ausencia de referentes auditivos, si bien donde la cuerda filarmónica pudo lucirse sería en el Vivo final, destacando en toda ella los solistas de los primeros atriles (Marina Gurdzhiya y Gabriel Ureña) aunque sin la suficiente fuerza como para estremecernos.

Interesante escuchar las Canciones modales de María Teresa Prieto (1895-1982) en la voz de Ana Nebot, quien está recuperando la obra vocal de la exiliada compositora ovetense junto al pianista Aurelio Viribay. Las notas al programa de  la doctora en Musicología por la Universidad de Oviedo Tania Perón, verdadera autoridad en la vida y obra de nuestra mejor compositora, analiza este ciclo que adaptado para voz y pequeña orquesta se estrenaría en la capital del Principado, en 1957 ya entonces «La Viena Española», cantando la siempre querida profesora Celia Álvarez Blanco (1933), dirigiendo Ángel Muñiz Toca (1903-1964) la entonces denominada Orquesta Sinfónica Provincial, germen de la actual OSPA, que ya entonces defendía a Prieto como un valor de nuestro patrimonio musical.

Seis canciones con giros folclóricos, por populares, como los de otros grandes compositores españoles, muchos también exiliados, que le dan cierto toque nostálgico, con una escritura orquestal sobria y primando la voz, como así lo entendió Anne Hinrichsen para dar todo el protagonismo a Ana Nebot, que defendió cada una de las seis canciones con total entrega y dominio, gestualidad para todas ellas, matices amplios, volumen suficiente en todos los registros y emociones literarias hechas música, pues pese a faltarnos los textos, los escuchamos con suma atención: la mexicana Sor Juana Inés de la Cruz en las dos primeras, Vicente Aleixandre la última, los asturianos Alejandro Casona (tercera) y Carlos Bousoño (quinta) que en el exilio se sentirían aún más cercanos, y hasta Esta verde hierba de la propia Mª Teresa Prieto, cuarta de las seis canciones que emocionaron al teatro, especialmente Cristo en la tarde y ¿Quién dijo acaso? por su expresividad y excelente fusión de letra y música que las canciones deben tener, y las de la ovetense atesoran, breves e intensas. Bien Oviedo Filarmonía y la maestra Hinrichsen arropando en todo momento a la soprano Ana Nebot.

Por último la Sinfonía nº1 en do menor, op. 32 de Louise Farrenc (1804-1875) volvió a demostrar el oficio de la compositora francesa, una figura de su tiempo y de las pocas que siguen escuchándose en las programaciones sinfónicas (hace apenas un año la interpretó la OSPA dirigida también por una mujer). Bien está reivindicar el papel femenino pero no por el hecho del género sino para dar visibilidad a tanto talento olvidado en los archivos (digno de resaltar los trabajos en redes sociales y especialmente la musicóloga Sakira Ventura y su Mapa de Compositoras) con miles de seguidores), y no digamos en el podio, que comienza a ser pujante incluso como titulares de orquestas, pero no todas las obras tienen la suficiente «calidad» que las permita triunfar en los programas. Así me sucedió entonces y esta tarde con la sinfonía de Farrenc. La Oviedo Filarmonía está en un excelente momento como pudimos comprobar hace cuatro días, y la batuta evidentemente es importante en el producto final pero también la conexión, el trabajo previo (que no parece haber sido suficiente) e insisto en las obras elegidas, y esta «primera» tiene buenos momentos para disfrutar pero carece de ese «plus» que sinfonías de mayor enjundia y poco programadas, esconden y también necesitamos escuchar en vivo.

Al menos María Teresa Prieto sigue sonando en su ciudad, recuperando su excelente catálogo, bautizando el Concurso Internacional de Composición para mujeres del Ateneo Musical de Mieres, y demostrando que la música cada vez es más femenino plural.

Muy grande

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Jueves 7 de junio, 20:00 horas. Teatro Jovellanos, Gijón. Clausura de Temporada de la OSPA, Truls Mork (violonchelo), Perry So (director). Obras de Dvorak y Rachmaninov.

Hay citas ineludibles y más en este final de curso. Llegué a pensar que me perdería un concierto dirigido nuevamente -la tercera vez- por el maestro So, uno de los posibles titulares que nos había dejado tan buen sabor de boca, y sobre todo la presencia de un grande del cello como el noruego Mork. Pero Gijón está cerca de Mieres y mis amistades se ofrecieron a regalarme una entrada en la fila 2. Con tiempo para evitar cortes de carretera en estos convulsos días, no podía imaginar semejante regalo fin de curso.

El Concierto para violonchelo en Si m, Op 104 (Dvorak) es probablemente el más hermoso que se haya compuesto para un instrumento tan cercano a la voz humana, y Mork lo hizo hablar desde la música. Faltarían calificativos para contar su interpretación que destiló Arte con mayúsculas, sonido increíble, matices extremos, perfecta integración con podio y atriles crecidos ante una figura como el noruego y conducidos todos con una energía siempre atenta a cada detalle de los muchos que atesora el concierto del checo. Desde el Allegro todo sonó distinto a otras veces, no ya por mi ubicación tan cercana que me hizo sentir privilegiado de cada vibración emanada desde el escenario. La textura de la OSPA era cual terciopelo con dinámicas amplísimas desde unos pianísimos casi exhalados (impecables los clarinetes) a unos fortísimos nunca estridentes, ataques incisivos en su punto con momentos quejumbrosos tal y como se exige, fraseos impecables… Y el cello de Mork, música en estado puro, emociones indescriptibles que continuaron en ese Adagio ma non troppo capaz de ponerme la piel de gallina. Como bien escribe Tania Perón en las notas al programa (enlazadas arriba en los autores), «el solista será alternativamente cantante o virtuoso», y escuchar esa cuarta cuerda era placer y dolor, lo más profundo de la fibra humana, esos tintes religiosos que yo casi tildaría de místicos, música de cámara desde lo sinfónico conseguido por la total y común unión de todos los músicos, con solistas pugnando por brillar a la misma altura (qué dúo nos dejó Vasiliev) solista y director en cabeza pero como un gran sonido lleno de infinitos matices y colores donde flauta y oboe pintaron nuevas gamas. Y el Allegro moderato acabó de tocar el paraíso, pegada en los graves, ritmo contagioso, empaste global como nunca, melodías sobrecogedoras, la voz humana del cello y esa explosión final desde un crescendo que arrancó en penumbra para alcanzar el sol en su cénit. Respiración profunda y aplauso interiorizado para una interpretación que me marcará el resto de mis días. Queda ahí la entrevista en OSPA TV.

Si Perry So ha sido asistente del gran Dudamel en Los Ángeles, puede que el aura del barquisimetano haya pasado al de Honk-Kong, pues energía, carisma, carácter, alegría y dominio de la orquesta son casi miméticos aunque el maestro So demostró además una pulcritud en el gesto que no olvidó nada para mayor compromiso y exigencia de todos los músicos, volviendo a dejarnos un sonido propio en dos obras «Made in Usa», primero la joya de Dvorak y después las Danzas sinfónicas, Op. 45 de Rachmaninov. Nuevo muestrario de los valores que nuestra OSPA atesora y aumenta cada curso como el maduro estudiante que no sabe aún cuál es su techo. La instrumentación del ruso afincado en Long Island permitió desplegar una formación donde no falto de nada, pues cerrar temporada y con los invitados de lujo obligaba a estar a la altura. El Non allegro titulado inicialmente «El día» abría este viaje musical con unas maderas formando un corpus único, esta vez con el saxo alto de Antonio Cánovas perfectamente integrado en la familia y alcanzando un lirismo que quedó en el aire a pesar del descanso. «El crepúsculo» vendría con el Andante con moto – tempo di valse donde el maestro So consiguió cotas extremas de calidad asombrosa, una tímbrica compacta pero delineada, ese misterioso 6/8 sin perder el rubato, apoyándose en la baradilla, poniéndose de puntillas para blandir una batuta que dibujaba el torbellino de Kubrick con Shostakovich permutado por un Sergei elegante como nunca. Para concluir «Medianoche» Lento assai-Allegro vivace y el nuevo juego sonoro, texturas y rítmicas, metales broncíneos en su momento álgido de la temporada, percusión inmejorable, madera de lujo y la cuerda que siempre enamora, «Dies irae» contrapuesto al «Bendito seas, Señor», lirismo en la sala a lo largo del concierto para ese inmenso final henchido de emoción y contagiado a todos.

Dejaré posar emociones antes de afrontar el resumen de una temporada plagada de emociones, solistas inolvidables y directores que espero mantengan el contacto, pues entre todos han conseguido llenar de felicidad muchas veladas, y el optimismo debe imperar en estos tiempos difíciles. La cultura es una necesidad, la música el aire que respiramos, y compartir momentos como el de hoy sólo se entienden desde lo profundo del ser humano.