Inicio

Mucha luz en primavera

2 comentarios

Viernes 4 de abril, 20:00 horas. Auditorio de Oviedo, Sala de Cámara. CNDM Circuitos: «Primavera Barroca«. Con afecto y armonía: la circulación de música y músicos entre España, Portugal, Italia y América. María Espada (soprano), Forma Antiqva, Aarón Zapico (clave y dirección). Entrada sin numerar: 15€ (abono seis conciertos: 72€).

En Asturias solemos tener una primavera alternando lo invernal con lo veraniego que musicalmente también resulta barroca por los tremendos contrastes en la programación. Que se lo digan a los cinco intérpretes de este segundo concierto del ciclo primaveral, asturianos de una u otra forma porque son «La gran familia Zapico» adoptando a dos hermanas que no tenían, una canaria y otra extremeña, pasando de la cuaresma oscura, tenebrosa con cirios de la pasión sanjuanesca a lograr abrir esta ventana de afecto y armonía por la que entró la luz primaveral tan distinta de la otoñal.

Este «Quinteto Zapico» que pude disfrutar en El Escorial en febrero de 2013 -foto superior del propio grupo- traía un programa muy bien planificado al que pudo faltarle más tiempo de ensayo o incluso más aire puro tras un Bach realmente bueno. Pero la base de Forma Antiqva con Ruth Verona al chelo es tan sólida que pueden armar en nada unas obras recuperadas (por encargo del CNDM) casi a primera vista, contando para las partes vocales con la siempre única María Espada, voz carnosa, redonda, clara, de fraseo y dicción perfectas para unos textos tan importantes como la música que los realza, y ese color único que nunca se pierde, haciéndolo más rico en las distancias cortas como la sala de cámara, con buena entrada. Hay complicidad entre todos, lo que se percibe en las entradas, respiraciones compartidas y misma dirección interpretativa, por lo que estas obras en cuanto se rueden un poco más estoy seguro que engrosarán el Re FA (Repertorio Forma Antiqva) con su sello personal siempre presente.

El título del concierto se centraba en cantatas del barroco español flanqueadas por piezas instrumentales de manuscritos como el Códice Saldívar nº 4 hallado en México en 1963 o los de nuestra Biblioteca Nacional como el Libro de música de clavicimbalo del Sr. D. Francisco de Tejada, datado en 1721 y hallado en Sevilla, conocido como «Libro de Tejada» del que los Zapico han sacado danzas y otras obras arregladas para teclado como la de Corelli, reflejo de la influencia italiana y con historias de amores y odios que alcanzaron a las propias vidas de los compositores, como bien figura en el programa.

Abrían recital Los imposibles de Santiago de Murcia para el cuarteto instrumental de cuerdas varias (pinzadas, golpeadas, frotadas) antes de incorporar las vocales de María para ya en quinteto dejarnos la primera cantata, encontrada en la Catedral de Lima: En la rama frondosa de Roque Ceruti (ca. 1685-1760), compositor milanés que llegó a Lima en tiempos de Felipe V y gran difusor de su estilo, género típico italiano que se adaptó y adoptó por muchos más compositores pasando «el charco» cual música de moda, al ser como microrrelatos cantados cual óperas minimalistas con sus recitativos y arias. El primer estreno en tiempos modernos fue el anónimo del «Libro de Tejada» Glosa de mano yzquierda del 1º tono, estilo zapico por alterancias tímbricas, juegos coloristas entre los punteos y rasgados de Pablo y Daniel remarcados por el arco casi vocal de Ruth, también en pizzicati, y las perlas de cada ornamentación al clave de Aarón, disfrutando de armonías luminosas y melodías bien dibujadas.

Me dejó con excelente sabor de boca tanto por la riqueza de la partitura como por la ejecución del quinteto Déjame, tirano dios de Antonio Literes (Ms. Pombalino de Lisboa), compositor curtido en la música teatral de la que esta cantata emana acción dramática, brillo pleno de María Espada con el cuarteto coprotagonista, alternancias en acompañamientos y combinaciones como Forma Antiqva saben. Hubo dicción (vocal e instrumental) y emoción, aplaudiendo antes de finalizarla, puede que sabiamente al llegar escrita con un recitativo final esta «cantada humana».

La jotta de Santiago de Murcia está en la génesis de los pequeños Zapico, un dúo guitarra-tiorba que logra «trampantojos auditivos» al permutar en momentos técnicas de rasgueo y punteo, nuevo juego tímbrico, preparando la jácara Vaya, pues, rompiendo el aire (Sebastián Durón) un «solo de navidad» cual aria que la soprano extremeña todavía no pudo hacerla propia aunque sigue siendo única en dicción y técnica.

Otro «estreno» instrumental fue la Alemanda y Aria de Corelli del citado «Libro de Tejada», adecuado para el cuarteto a pleno rendimiento y bocanada de aire fresco antes de las dos cantadas de José de Torres (ca. 1670-1738) encontradas en la Catedral de Guatemala: Con afecto y armonía que da título al programa, cantada sola al Santísimo íntima, tiempo de Cuaresma que el autor refleja en melodía y armonías perfectamente arregladas para María con Forma Antiqva, recogimiento vocal e instrumental de mucha exigencia para todos, al igual que Cercadme flores. Aquí noté la falta de tiempo para conseguir más hondura en dos cantatas sacras que resultaron como cortinas tamizando la luz primaveral de las anteriores. En el medio sí se abrió la ventana con la Españoleta y Marizápalos, segundo anónimo instrumental del «Libro de Tejada», tercer estreno moderno antes de la ya mencionada segunda Cantada al Santísimo, los ritmos zapicos que llevan siempre en su equipaje renovado pero propio, el «Trío con Verona» que funciona a la perfección.

Supongo que sabedores de recuperar aliento y buenos perfumes para todos, dos propinas conocidas y hermosas de «Los Cinco Zapico»: Se l’aura spira (Frescobaldi) y Trompicábalas amor (Juan Hidalgo) para dejar el sabor vocal de María Espada mezclado en la proporción exacta con el instrumental de la formación langreana, si se me permite el guiño, a las niñas de Barajas, hoy de Oviedo y hermanas adoptadas por Forma Antiqva en esta primavera luminosa desde Asturias. Al día siguiente repiten en León, pero es como en casa.

Creo en Herr Bach todopoderoso

4 comentarios

Lunes 31 de marzo, 20:00 horas. Conciertos del Auditorio, Oviedo: J. S. Bach: La Pasión según San Juan, BWV 245. El León de Oro (LDO, director: Marco A. García de Paz), Forma Antiqva, dirección y clave: Aarón Zapico.

Parafraseando los dos últimos versos de la pasión «Herr Bach, erhöre mich, Ich will dich preisen ewigllich!» (Escúchame, Señor Bach: ¡eternamente te alabaré!) hasta los agnósticos terminamos creyendo en este Jesucristo a menudo lúgubre pero eternamente luminoso cuando lo musica el Kantor de Leipzig. Pecando sin propósito de enmienda, consciente desde el peculiar y personal «Credo en mi dios Bach, creador de todo lo visible y lo invisible» musicalmente, íntimo o grandioso, esta pasión asturiana en el amplio sentido de la palabra, ha vuelto a emocionar por todo lo que en ella habita.

Nuestro mejor y más internacional coro asturiano es capaz de preparar el cercano y durísimo Ravel junto a su próxima participación en el concurso internacional londinense que preside P. Phillips, y todavía encontrar más tiempo para elegir medio coro que afrontase con plena capacidad y calidad esta «pasión asturiana». Para ellos mi primeras palabras y felicitaciones más allá del orgullo de leónigan, pues siguen siendo un referente, no ya por la calidad pasmosa en cada aspecto sino por una disciplina que les permite transmitir los deseos del director que tengan enfrente, haciéndolos suyos. Esta «Pasión Zapico» volvió a demostrar porqué son los números uno: matices increíbles, emisión envidiable, fraseos de vértigo, corales cercanos y coros protagónicos en su búsqueda de la belleza inabarcable superándose en cada aparición.

Mi otra pasión son Forma Antiqva, siempre sorprendiendo en cualquier combinación, más cuando traen el proyecto grande, no ya por número sino por la excelencia de todos sus componentes. Poder aglutinar tanta calidad instrumental contando con solistas de talla internacional no está al alcance de cualquiera, pero esta pasión crece, convence, aglutina desde una dirección de la que hablaré al final. Aunque en el extenso programa (incluyendo texto original y traducción que seguimos durante las casi dos horas como si de una iglesia se tratase) figuran todos los intérpretes de una inolvidable pasión bachiana, citar dos componentes del Cuarteto Quiroga (Aitor Hevia y Cibrán Sierra) junto al habitual Jorge Jiménez, sin olvidarme de Ruth Verona quasi Zapico porque el continuo con Pablo y Daniel no es el mismo sin ella. Del resto sólo elogios con dúos de traverso, oboe y ambos sutiles, bellos desde la primera bocanada, al igual que las violas d’amore alternando con las habituales, el violagambista Andrea de Carlo o la organista y clavecinista Silvia Márquez, siempre complemento de los tres Zapico. Forma Antiqva en formación grande, cantidad y calidad, rigor y vigor, perfecta base instrumental para una visión moderna sin olvidar la historia, bien conducida desde el clave y la dirección por el magister Aarón.

Los solistas para el evento tampoco se encuentran fácilmente, con dos aún recientes (Bach Collegium Japan de Suzuki) y bachianos puros -aunque los años no perdonen pero todavía referencia por la entrega y dominio de una partitura que han hecho suya-, especialmente el evangelista Gerd Türk que brilló incluso en sus arias, y el bajo Peter Kooij con un Jesús cercano. Grata sorpresa el alto francés Damien Guillon de color idóneo para este Bach, pero especialmente la gran soprano extremeña María Espada, enamorando con «sólo» dos arias (Ich folge dir gleichfalls, nº 13 primera parte, y Zerfließe, mein Herze, nº 63 en la segunda parte), auténticas joyas en su voz, emocionantes, sentidas y cantadas como sólo ella es capaz, otra de mis pasiones confesas que volveré a degustar esta misma semana con más barroco. Citar el Pilato de Jiménez Cuevas, bajo en los números corales, así como las breves pero más que correctas intervenciones de los coralistas Manuel Quintana, Fernando Fernández y Elena Rosso.

Dejo para el final al auténtico alma mater del proyecto, al maestro Aarón Zapico, Kapelmeister de Sama, «apóstol del barroco», líder por convencimiento, entrega y dominio desde el duro trabajo. Esta pasión sentida desde tiempo, capaz de transmitirla a todos los intérpretes desde el minuto uno, llevada como él quiso desde esa autoridad ganada con diálogo y magisterio, pacto compacto con tacto, barroco en estado puro desde el siglo XXI, las luces y sombras luteranas del Evangelio de Juan con el subrayado genial del Kantor, música al servicio del texto, riqueza expresiva de contrastes brutales, tiempos vivos con agilidades de vértigo sin perder ni una sílaba y lentos profundos para transmitir el castigo o la desnudez (los momentos del coro a capella fueron de lo más emocionante). Dirección y acompañamiento al clave de los recitativos dejando fluir al genio con toda esa cadena de vivencias más allá de la partitura, el aliento lúcido y la esperanza hecha Bach en su discutido cumpleaños (31 de marzo de 1685).

Pasiones corales, instrumentales, solistas… pasiones personales compartidas, pasión por Bach, pasión por las pasiones, cuaresma con pasión sin compasión. La semana arranca cerrando marzo.

Destino Halle

1 comentario

Sábado 23 de febrero, 20:00 horas. Teatro Real Coliseo de Carlos III, San Lorenzo de El Escorial. VII Febrero Lírico «Paisajes barrocos para la celebración». María Espada (soprano) y Forma Antiqva: Dramma in musica. Obras de Gaspar Sanz, Kapsperger, Santiago de Murcia, Händel y D. Scarlatti.

También un 23 de febrero nacía Händel (1685-1759) en Halle, cerca de Leipzig, y precisamente en su casa natal podrán disfrutar del programa escuchado en el penúltimo del ciclo escurialense donde el público casi llenó esta joya de edificio, perfecto entorno para la música que nos ofrecieron la soprano extremeña y los hermanos asturianos a los que se sumó el cello de Verona, quasi Ruth Zapico por la complicidad con el trío que la hace estar en la misma sintonía que los langreanos.

Volver a escuchar a María Espada siempre es un placer por su bellísimo color vocal, su esquisitez en el fraseo y dicción, su gestualidad oportuna pero sobre todo su personalidad con una musicalidad digna de admiración, moviéndose en el Barroco como transportada en el tiempo. Si detrás está Forma Antiqva el éxito está asegurado por los excelentes arreglos para sus distintas formaciones, esta vez el «Concerto Zapico» con Ruth Verona, pues la combinación entre cuerdas pulsadas, punteadas, frotada, alternando Aarón clave y órgano para crear ambientes tanto en arias como recitativos, suponen el ropaje y talla apropiada para cada obra, con una María vestida de negro pero con toda una paleta de color en su voz.

Pablo Zapico entraba directamente a escena tocando las Marionas (Gaspar Sanz) para una vez colocados todos dejarnos la primera Folia anónima pero tan internacional que sirvió de preludio sin pausa a la primera cantata Ah! che pur troppo è vero, HWV 77 (Händel) en un discurrir de recitativos y el Largo que María nos transmitió con todo el verso italiano hecho música por el alemán posteriormente nacionalizado inglés, primera delicia de la noche.

La instrumental Passacaglia de Kapsperger brilló con los «cuatro Zapico» también seguida de la cantata Tu mi chiedi o mio ben (D. Scarlatti), segundo bloque para un primer plato servido por María Espada desde el Recitativo íntimo, siguiendo por un Adagio digno tanto de una ópera como de una cantata religiosa, hondura en canto y acompañamiento, otro Recitativo y el final Allegro de frescura y agilidades prodigiosas por parte de todos, compartiendo protagonismos con el texto.

Los Cumbees de Santiago de Murcia no suelen faltar en los Hermanos Zapico, y con el añadido cellístico no sólo ganan en variedad tímbrica sino en el color rítmico, la guitarra de Pablo especialmente al tener cubiertos los «punteos», contrapuntos de la tiorba de Daniel y las perlas virtuosas del clave de Aarón, sumándose Ruth que hace sonar su cello cual viola da gamba en registros agudos para volver al «ripieno» con el arco. Y como continuación la tercera cantata, nuevamente del alemán Occi miei che faceste? HWV 146, ojos negros de María Espada preguntando en los dos Recitativos siempre con un color homogéneo que brilla en el Adagio concluyente donde el órgano cumplimenta el viento con el «trío de cuerda» que vuelven a vestir y revestir a la soprano emeritense en otra lección cantabile.

Para cerrar un cuarto bloque con la Colascione de Kapsperger seguida del Fandango atribuido a Domenico Scarlatti de pleno sabor español con Forma Antiqva en perfecta complicidad, solos, dúos, tríos, concertantes de auténtico virtuosismo pero con la ligereza de la técnica al servicio de cada instrumento, guiños en ritardandi, silencios subrayando todo el «Dramma in musica» al que se sumaría para el completo María Espada en la última cantata del italiano Fille, già più non parlo, hablando y cantando, haciéndonos partícipes de esa poesía en música que brilló hasta el Allegro final, voz que enamora, voz de enamorada transmitiendo buen gusto en cada nota, recreando cada «Da Capo» con agilidades siempre en su sitio y el perfecto acompañamiento del «cuarteto Zapico» que tienen al napolitano español entre sus preferidos desde hace años.

Un placer que levantó grandes ovaciones y dos propinas en la misma línea de conjunto de primera con la soprano aun si cabe más inspirada: Frescobaldi con Se l’aura spira y el toque hispano de Juan Hidalgo con Trompicábalas amor, cantada como sólo María Espada sabe, remate de lujo que subió la temperatura de un gélido sábado escurialense lleno de calor musical barroco.

Quedan otros conciertos, grabación y programas antes del viaje alemán, pero este «Drama» triunfará en Halle y el cumpleaños de Händel habrá sido premonitorio del éxito que les espera a estos intérpretes de casa con proyección internacional.

Newer Entries