Martes 11 de octubre, 19:45 horas. Sociedad Filarmónica de Oviedo (Teatro Filarmónica), concierto 13 del año, 2.038 de la sociedad: Orquesta Filarmonía Ibérica, Melani Mestre (piano y director). Concierto homenaje a Emilio Alarcos Llorach en el centenario de su nacimiento. Obras de: Herschel, García Gago, Jenkins, Mozart y Cases.
Reseña para La Nueva España del miércoles 12 con los añadidos de links (siempre enriquecedores), fotos propias y tipografía incluyendo negrita o cambiando algunos entrecomillados por cursiva que la prensa no suele admitir.
En Oviedo todos conocían a
Alarcos, y más los más los melómanos, de los que formaba parte, por lo que este concierto a él dedicado recogía parte de la música que le acompañaría en su vida (tal y como comentaba ayer su viuda y directora de la
Cátedra que lleva su nombre,
Josefina Martínez, desde
estas mismas páginas, quien también tendría palabras de agradecimiento y recuerdos al principio de la velada donde no faltó reivindicación ni pedagogía, tras las de
Santiago González del Valle, presidente de la Sociedad y el del RIDEA, además de socio de esta Filarmónica,
Ramón Rodriguez).

La
Filarmonía Ibérica, orquesta camerística compuesta por una excelente selección de músicos de cuerda de las últimas hornadas españolas y europeas, formados en las principales instituciones docentes, tiene como objetivo no solo redescubrir el legado y patrimonio musical ibérico desde el barroco más desconocido sino también nuestros compositores, históricos y actuales. Con el maestro y pianista barcelonés
Melani Mestre (1976), tras su ingente tarea de recuperación e investigación previa, pudimos disfrutar este martes de su magisterio y buen hacer al frente de su orquesta.

La
Sinfonía 8 en do menor del alemán
F. W. Herschel (1738-1822) es
una de las obras “oscurecidas” por sus compatriotas y contemporáneos Haydn o Mozart o Beethoven, pese a emigrar con 20 años a Inglaterra donde le nombrarían “Sir” más
por astrónomo que músico. Tres movimientos (
Allegro assai-Andante-Presto assai) en la línea de otras con más enjundia, de las 24 que compuso, pero
interesantes, breves y de ágil interpretación.

La
Tocata y fuga del berciano afincado en Barcelona
Josep García Gago (1921-1999), un avanzado que recupera esta forma barroca desde su cátedra compositiva, que sonó contundente y clara por los once instrumentistas cual órgano de arcos.
El
Concerto Grosso “Palladio” (1995) del galés
Karl Jenkins (1944), arquitectura sonora de líneas inconfundibles e inspiración barroca del gran compositor británico bien dibujadas y contrastadas, con una excelente concertino.
Para la segunda parte ya con
Mestre desde el teclado llegaría su propio arreglo para esta orquesta del conocido
Concierto para piano nº 21 en do mayor, K. 467 “Elvira Madigan” de Mozart (1756-1791) que
Alarcos tenía entre sus preferidos. El equilibrio entre solista y cuerda con la hondura melódica del genio de Salzburgo desde una interpretación muy cuidada aunque no todo lo limpia desde el piano, especialmente la cadencia del
Allegro maestoso, que no desmerece esta personal visión y amor por tan bella página.
Y cerrando concierto la interesante
Suite Barroca para piano y orquesta del ecléctico compositor catalán
Carles Cases (1958), la modernidad de lo antiguo con perspectiva amplia desde el llamado neoclasicismo con
aires cinematográficos.
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