Inicio

La Vetusta clariniana por La Castalia

Deja un comentario

Martes 29 de julio, 20:00 horas. Teatro Filarmónica, «La Castalia en Vetusta: Un paseo lírico a través de «La Regenta» en su 140 aniversario».

Con el ovetense Teatro Filarmónica registrando un lleno digno de destacar, llegaba la I Edición «Ópera-Studio» que organizaba la Asociación «La Castalia» heredera de la que se fundó en el siglo XIX, presidida por Begoña García-Tamargo, con un muy trabajado espectáculo escénico-vocal a cargo de un elenco joven de artistas, muchos ya iniciada su carrera profesional, con la dirección de escena del donostiarra Íñigo Santacana.

Ya dejé reflejada aquí la presentación de este espectáculo que contó con el pianista Juan Carlos Martín junto a las voces femenias de Vilma Ramírez (soprano), Noive Solar (soprano), María Heres (mezzo), más las masculinas de Aitor Garitano (tenor) y Ángel Simón (barítono) junto a Laura Iglesias (actriz). Celebrando los 140 años de la publicación de «La Regenta» de Clarín, esta puesta en escena estuvo centrada en la creación lírico literaria con fragmentos de las óperas y zarzuelas citadas por Leopoldo Alas, con gran relevancia de ambos géneros en muchos capítulos, pero armando una trama de algunas de las obras citadas con su relación directa a la la época donde parecen coincidir con las representaciones donde «La Castalia» del siglo XIX participaría activamente en el Oviedo que Clarín convertiría en Vetusta, y que como indicaba el pasado miércoles Íñigo Santacana, la dramaturgia y la selección de los extractos más representativos de «La Regenta» se ubica en 1890 ensayando aquella decimonónica «La Castalia» los propios personajes clarinianos más una actriz que es la propia Ana Ozores con el conflicto al aparecer en medio e intentar integrarla en el montaje, con un diálogo que sigue poniendo a la sociedad frente a los bulos en nuestros días.

Resultó muy logrado lo meta-teatral con los dos planos que comentaba el pasado miécoles Santacana: el de los personajes reales de la primitiva Sociedad La Castalia (Clementina Bertrand, Lola García, Luisa Bontel, Álvaro Olay, Víctor Sáenz…) ensayando las obras, más el ficticio de Ana Ozores en un juego de los personajes de la novela universal de Clarín con los reales, contando con un atrezzo más que suficiente, un elegante vestuario de época donde no faltaron los peinados de entonces y las joyas, más una luminotecnia austera pero suficiente y realzando la acción sin pausa a cargo de Eduardo Espina.

Era difícil elegir  tantas de las obras citadas en «La Regenta» donde aparecen citas diez óperas y cinco zarzuelas, fiel reflejo no ya de la afición del zamorano hijo adoptivo de Oviedo, sino el conocimiento de la lírica tan bien hilvanada en el propio argumento de la mejor novela de nuestra historia local. Tanto Mª Luz González Peña, siempre colaborando con «La Castalia» desde el archivo de la SGAE, ayudando con los materiales utilizados, como los musicólogos de la Universidad de Oviedo, los doctores Mª Encina Cortizo  y Ramón Sobrino, pareja de indispensables por el conocimiento en la materia y su inestimable apoyo a «La Castalia del siglo XXI». Hilar las doce páginas fue todo un acierto desde la escena de un ensayo que fue toda una función lírica con las cinco voces participantes más la actriz.

 

A continuación dejo reflejados los números seleccionados para el espectáculo, con los cantantes así como sus respectivos personajes, otra difícil elección pero perfectamente acomodada a las partes cantadas que dieron la unidad argumental:

La soprano cubana Vilma Ramírez en los roles de Clementina Bertrand y de Ana Ozores, la también soprano  y. santanderina Noive Solar como Lola García y Petra, la mezzo asturiana María Heres como Luisa Montiel, el tenor donostiarra Aitor Garitano como Álvaro Olay y Álvaro Mesía, más el barítono venezolano Ángel Simón con el triple papel de Víctor Sáenz, Víctor Quintanar y el magistral Fermín de Pas.

Se abría la función casi como un cuadro con el dúo «Tardi si fa… Dammi il tuo viso« del Fausto de Gounod cantado por Vilma Ramírez como Margarita, y Aitor Garitano, buena pareja escénica y vocal, primer guiño a la ópera francesa tan del gusto de Clarín traducida a la lengua de Dante como era la costumbre de aquella Vetusta tan italiana como la actual, aunque siempre abierta a otras «modas».

Segunda cita clariniana en La Sonámbula de Bellini que “canta” Paco Vegallana y sobre las tablas Ángel Simón recreando con potencia y gusto el aria» Vi raviviso», siempre con el piano «orquestal» de Juan Carlos Martín en feliz entendimiento con todas las voces tras días de duro trabajo con ellas.

Y proseguiría la función con El barbero de Sevilla rossiniano donde Aitor Garitano «armado» con un laúd cantaría «Se il mio nome» con un color muy apropiado para su Lindoro bien contestado por una Rosina siempre acertada a cargo de María Heres, a quien Lola (o Petra) le tapa la boca antes de finalizar para así enlazar con el siguiente número, enlazado con los diálogos y cambios de posición en el escenario donde todas las voces están presentes.

Muy interesante poder escuchar el cómico terceto «Cuidado no os haga daño» de la zarzuela de Gaztambide Los magyares, ya en el repertorio de aquella Castalia del XIX, esta vez más actual que nunca con Simón, Solar y Garitano verdaderamente simpáticos, dominio escénico en una partitura recuperada para esta Vetusta de nuestro tiempo que sigue teniendo «sus esforzados cantantes» además de excelentes actores.

En Oviedo no puede faltar Verdi y tampoco en «La Regenta», para disfrutar de la joven pero veterana María Heres, dominadora de principio a fin con el aria «Re dell’abisso, affrettati!» (Un ballo in maschera) impactante vocal y escénicamente, ya en plenitud vocal a quien he visto crecer.

Y volvería la zarzuela con dos páginas muy distintas por desigual fama, aunque Clarín y «La Castalia» han recuperado: la poquísima escuchada Beltrán y la Pompadour (de José Casares en arreglo de Teo Montero del Rey) con el dúo Solar-Garitano «Hacéis bien; yo, la Marquesa», más esa joya que es El Juramento de Gaztambide con el dúo «Es el desdén acero de doble filo» interpretado por Ramírez y Simón. Bien ubicados y seleccionados ambos dúos y la combinación de voces distintas por color y tesitura, muy ensayadas y trabajadas con los finales conjuntados y el piano impecable de Juan Carlos Martín.

Y si las dos voces masculinas mostraron sus cualidades en sus anteriores dúos, en solitario nos dejarían dos arias que, como en las zarzuelas elegidas, también han gozado de distinta fama aunque Clarín las conocía en sus escapadas a la capital de España: Poliuto (Donizetti) con un entregado Ángel Simón «Decio, signor del mondo» más el «Spirto gentil» de La Favorita (Donizetti) donde Aitor Garitano cantó con gusto esta página referente de todo tenor que sólo el tiempo logra madurar hasta hacerla propia.

Los enlaces de las obras seleccionadas fueron haciéndose con unos diálogos muy estudiados e hilvanados para comprobar que la técnica vocal es igual de necesaria cuando se habla, así como lo que supone memorizar y hacer creíbles unos textos que además jugaban con los personajes de Clarín, incorporándose la actriz Laura Iglesias que curiosamente se la escuchó menos que a los cantantes.

Había que volver a Verdi para ir acabando el espectáculo pero no podía faltar Meyerbeer y algún fragmento de Los Hugonotes por ser la ópera que inauguraría en. 1892 el Teatro Campoamor, al que además sería el propio Clarín quien propondría el nombre, y para este espectáculo elegirían el dúo «O ciel, dove vai tu?… Lasciami partir» a cargo de Vilma Rodríguez y Aitor Garitano como al principio de la función en este segundo guiño a la ópera francesa cantada en italiano, pareja convincente en lo vocal y en la escena, bien elegidos para estos dúos.

El final verdiano estaba acorde con los gustos de Leopoldo Alas. Si Víctor  Quintanar recordaba a un tenor de Valladolid comparándolo con Gayarre, también cita el famoso cuarteto «Bella figlia dell’amore» de Rigoletto, donde comprobar la unión de colores y volúmenes de los cuatro elegidos: María Heres potente y musical como nadie, Noive Solar de agudos claros, Aitor Garitano más esforzado, y Ángel Simón cómodo por tesitura, con una dramaturgia que desembocaría en La Traviata como la referencia al «amor de padre», la orquesta plena al piano, y la conocidísima, además de actual en estos días, aria final «Prendi, quest’è l’immagine» a cargo de una convincente Vilma Ramírez con muerte en escena y fundido en negro.

Un aplauso para todo el enorme equipo que trajo a nuestro siglo La Castalia, la música que Clarín cita en «La Regenta» con más ópera que zarzuela (entonces «asociada al ridículo o la ruina moral»), pero recuperándola gracias a unos musicólogos formados en la excelencia que siguen sacando de los cajones tanta música olvidada, y el trabajo previo de todos ellos, sumando los diez días en conjunto para poner en pie este espectáculo donde el público disfrutó de la calidad con pocos medios pero muy bien utilizados (otro logro), y la entrega unida a la pasión por la lírica que tantos compartimos en la Vetusta de nuestros días.

#LaRegenta140

La Castalia de nuestro tiempo

1 comentario

Miércoles 23 de julio, 20:00 horas. Club La Nueva España: Conferencia-presentación «La Regenta y el Teatro Lírico». En torno al espectáculo «La Castalia en Vetusta».

Como aperitivo a la I Edición Ópera-Studio que se celebrará el próximo martes 29 de julio a las 20 horas en el Teatro Filarmónica, con entrada libre hasta completar aforo, esta tarde teníamos la presentación y posterior conferencia sobre el espectáculo que organiza la Asociación «La Castalia» heredera de la que se fundó en el siglo XIX, presidida por Begoña García-Tamargo, quien haría de presentadora, el director de escena Íñigo Santacana más la doctora Ana Cristina Tolívar, bisnieta de Clarín y toda una autoridad en Leopoldo Alas, que nos expondría la relación de su bisabuelo con la lírica en Oviedo reflejada en su obra maestra «La Regenta» que ahora cumple 140 años de su publicación.

La profesora y directora artística García-Tamargo comenzaría adelantándonos esta nueva apuesta de «La Castalia», por vez primera en el formato de «Ópera-Studio» centrada en la creación lírico literaria con fragmentos de las óperas y zarzuelas citadas por Clarín, con gran relevancia de ambos géneros en muchos capítulos. No faltaron los agradecimientos a todas las instituciones que colaboran, Ayuntamiento de Oviedo desde distintas concejalías, al diario La Nueva España, al Centro RETO por participar de manera altruista en toda la escenografía, a los artistas participantes (dejo al final copia con sus nombres), a Mª Luz González Peña, siempre colaborando con «La Castalia» desde el archivo de la SGAE por su ayuda con los materiales utilizados, y a los musicólogos de la Universidad de Oviedo los doctores Mª Encina Cortizo  y Ramón Sobrino, pareja de indispensables por el conocimiento en la materia y su inestimable apoyo a «La Castalia del siglo XXI».

A continuación realizaría la presentación de los dos conferenciantes y sus currículum, tanto el de la doctora Ana Cristina Tolívar Alas como del director de escena donostiarra Íñigo Santacana.

Sería Ana Cristina quien profundizaría en su conferencia sobre La Regenta y el teatro lírico. Comenzaría el 19 de abril de 1868 citando cómo Clarín escribe en el periódico sobre música tras escuchar una Norma en el ovetense Teatro de El Fontán (hoy Biblioteca de Asturias), su paso por Madrid y los sucesivos viajes entre Oviedo y la capital de España. Anécdotas como la carta que en 1868 escribe a Bretón y su proyecto de una ópera española que Don Leopoldo no veía claro, especialmente por la politización a la que podría verse abocada. No faltarán sus críticas varias de las representaciones a las que acudirá desde niño y su admiración por Wagner, pues la música siempre tiene protagonismo en su obra, con preferencias por los compositores germanos y un buen conocedor de Eduard Hanslick.

De su bisabuelo recordará la amistad con el músico Anselmo González del Valle, quien probablemente le iniciaría en la música, aunque sería Víctor Sáenz, fundador de «La Castalia» y una familia muy musical, sobre todo su aventajada alumna, y que sería mujer de Clarín, Onofre García-Argüelles, a quien el escritor solía rogarle con frecuencia que cantase una romanza que al mismo tiempo interpretaba al piano. Para los curiosos y estudiosos, la profesora Tolívar Alas tiene en el nº 23 de Los Cuadernos del Norte (1984) un excelente trabajo titulado «La música en «La Regenta»» así como el titulado «Clarín y el teatro lírico» que se puede consultar en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. Ya centrándose en las referencias musicales de «La Regenta» la filóloga nos hablaría de un Paseo por una sinfonía llamada Vetusta con citas varias a obras de otros compositores como Martínez Burgos, la ópera de Marisa Manchado y Amelia Valcárcel, o directamente las que cita el propio Clarín, caso del Stabat Mater de Rossini, que le sirve para criticar la teatralización de las obras religiosas y cuya música va a producir en Ana Ozores la decisión de desfilar como penitente el día de Viernes Santo (citando fragmentos de los capítulos XXV y XXVI).

De las obras citadas por Leopoldo Alas y su relación con la época parecen coincidir con representaciones donde La Castalia participaría activamente en el Oviedo que Clarín convertiría en Vetusta. Primero las dos óperas, Norma y La Favorita con sus famosas arias («Casta diva» y «Spirto gentil»), paralelismo de castidad y carnalidad con citas varias en «La Regenta» y sus personajes. De La favorita  cita al tenor ovetense Lorenzo Abruñedo con Víctor Sáenz al piano, pero también El barbero de Sevilla y el paralelismo entre Rosina y Ana Ozores que cita Fermín de Pas por despertarse con unos gritos, así como Víctor Quintanar y su obsesión por la ópera identificándose con Don Bártolo.

Interesante la citas clarinianas de La Favorita y La Sonámbula que “canta” Paco Vegallana, la ópera francesa con el Fausto de Gounod, y hasta La dama de las camelias en que se inspira Verdi para La Traviata con una gaita «tocando» el famoso brindis. De su amor por Donizetti tampoco falta el aria «Decio, signor del mondo» de Poliuto, y hasta Meyerbeer con Los Hugonotes (ópera que inaugurará el Teatro Campoamor al que Clarín propone el nombre). Víctor  Quintanar recuerda en la novela a un tenor de Valladolid comparándolo con Gayarre o la cita al famoso cuarteto de Rigoletto y «La donna è mobile» que aparece también. Hay una cita de 1883 a la compañía madrileña “Los bufos” que estuvieron en Oviedo y más citas de La Traviata como la referencia al «amor de padre». Los títulos y textos se cantan en italiano como era costumbre de la época de Clarín.

Y si la ópera aparece con frecuencia, también la zarzuela: Marina y El dominó azul (Arrieta), El relámpago (Barbieri) o Los magyares (Gaztambide), todas en el repertorio de aquella Castalia decimonónica «con sus esforzados cantantes», así como dos páginas que merecen destacarse por haber caído en el olvido: La isla de San Balandrán (Oudrid) y Beltrán y la Pompadour (José Casares). De todas formas en «La Regenta» aparece más ópera que zarzuela, entonces «asociada al ridículo o la ruina moral». Finalizaría la doctora Tolívar Alas dando las gracias a los musicólogos que colaboraron en la documentación aunque imposible escucharlas todas en el espectáculo pero siendo una selección ajustada.

Finalmente Íñigo Santacana nos hablaría de la sinopsis, la dramaturgia y la selección de los extractos más representativos de «La Regenta» donde la zarzuela también aparece con muchos títulos no representados, y contar con la experta Ana Cristina Tolívar resultó fundamental en el montaje. El espectáculo está ubicado en 1890 ensayando en La Castalia los temas de «La Regenta» con una actriz que es la propia Ana Ozores (sin citarla), con el el conflicto al aparecer en medio e intentar integrarla en el montaje. Lo meta-teatral logra dar dos planos: los personajes reales de la primitiva Sociedad La Castalia (Clementina Bertrand, Lola García, Luisa Bontel, Álvaro Olay, Víctor Sáenz) ensayando las obras, más el ficticio de Ana Ozores en un juego de los personajes de la novela universal de Clarín y los reales. Hay otro nivel con el  dúo de Fausto (Gounod) y Margarita ligados a la novela y sus propios personajes. El trabajo ha supuesto todo un reto vocal e interpretativo pues no salen nunca de escena y deben saber cuándo pasar de un plano a otro. Al final en el coloquio le preguntarían por las luces, que estarán a cargo de Eduardo Espina (del Centro Niemeyer de Avilés), tan importantes en toda producción y en este caso «muy poéticas».

Begoña García-Tamargo remarcaría que esta producción es especial entre otras cosas por darse y vivirse en Oviedo, convencida que pasará a la historia, con un duro trabajo de ocho horas diarias y todas las dificultades técnicas, destacando el enorme esfuerzo del pianista Juan Carlos Martín con todas las voces, muchas ya conocidas de anteriores cursos y algunas haciendo ya carrera profesional, a saber: Vilma Ramírez (soprano), Noive Solar (soprano), María Heres (mezzo), Aitor Garitano (tenor), Ángel Simón (barítono) y Laura Iglesias (actriz).

Las puertas del Teatro Filarmónica se abrirán el próximo martes 29 de julio a las 19;30 horas y pide no asustarse por la larga cola habitual, pues el aforo de 700 butacas es suficiente para poder disfrutarlo todos quienes acudan al mismo.

Finalmente remarcará que el vestuario y los muebles de la época darán mayor credibilidad a un espectáculo que mantiene el mismo espíritu de La Castalia del XIX en el XXI. Avanza igualmente que el 25 de octubre habrá otro espectáculo (ópera de cámara con ballet, coro, cuarteto de cuerda…) que se presentará en su momento, y a propósito del citado Stabat Mater de Rossini recuerda que será la inauguración de la próxima temporada de los Conciertos del Auditorio que recomienda a todo el público que llenó el Club LNE.

#LaRegenta140

Apoyando el talento joven

Deja un comentario

Miércoles 7 de mayo, 19:30 horas. Iglesia de San Tirso El Real, Oviedo: La Castalia: In memoriam. Obras de Bach, Mozart y Montero Rey.

La asociación ovetense lleva muchos años formando y ofreciendo oportunidades a muchos artistas, alguno de ellos ya incorporados como profesionales a un mercado siempre difícil y aún más en lo profesional, con cursos, conciertos y estrenos varios que a menudo he reflejado desde estas líneas. Y nuevamente hay que agradecer a La Castalia que dirige la incombustible Begoña García-Tamargo otra nueva oportunidad que además servía de tributo a la memoria del recientemente fallecido  Leoncio Diéguez Marcos (Palazuelo de Órbigo, 20 de marzo de 1941 – León, 27 de abril de 2025) de quien la profesora de canto hizo una breve y sentida semblanza, pues coincidieron en el Conservatorio de la Corrada del Obispo, destacando la gran labor del sacerdote y músico leonés en Asturias que aún está por escribir.

En honor de Don Leoncio, el joven compositor gallego Teo Montero Rey (A Coruña, 2025), ganador del Primer Premio del Intercentros Melómano – Premio de Composición Fundación SGAE, estrenaba su Missa Brevis en sol menor con un plantel de músicos de su generación que volvieron a mostrar un amor por la música y una entrega que emocionó a los asistentes a este concierto «In Memoriam».

Antes del estreno, los instrumentistas, que participarían posteriormente, se organizaron para ofrecernos tres páginas de algunos compositores eternos: dos de Bach «padre de todas las músicas» y una de Mozart, «el niño prodigio» que no creció y siempre asombra.

Uxue Zabala (flauta) y Muriel Antolí (cello) interpretaron el Andante y Allegro de la Sonata en do mayor BWV 1033, siempre exigente técnicamente y con un buen entendimiento entre ambas instrumentistas.

A continuación un dúo de clarinetes formado por Alicia Martínez y Juan Diego que ofrecerían el Dúo Concertante I de Mozart, impecable y asombroso cómo el genio de Salzburgo escribió para todos los instrumentos manteniendo un lenguaje inimitable que los jóvenes transmitieron con seguridad y un sonido rico ayudado por la siempre agradecida acústica del templo asturiano de San Tirso.

De las seis suites para cello de Bach, el irrepetible Pau Casals que tanto ayudó a divulgar la obra del kantor, decía desayunar una hasta el final de su longeva vida. Y la dificultad técnica siempre las hace plantearlas como todo un reto que nunca se logra. Pero eso no impedirá seguir trabajando, estudiando y tras una vida de sacrificios llegar a interiorizarlo y sentirlo, así que Muriel Antolí tuvo el arrojo de elegir el Preludio y Giga de la Suite nº 3 BWV 1009, no alcanzar la cima en el primero pero afrontar la segunda con ese aire de gaita con un instrumento de potente sonoridad y la entrega de esta valiente violonchelista, que como al resto de compañeros, tocar en público es parte de un aprendizaje que nunca termina.Para el estreno se unió el grupo instrumental anterior aunque con Alicia Martínez sumándose a las segundas voces del coro joven (dejo al final a los componentes), con tres voces por cuerda en las voces blancas y cuatro en las graves , más la soprano solista, natural de San Felices Buelna, Noive Solar (a quien La Castalia ya me descubriese en dos de sus funciones y que cursa estudios en el Conservatorio ovetense) dirigidos todos por el compositor Teo Montero. Esta misa breve suya en latín usa del ordinario el Kyrie, Gloria, Sanctus y Agnus Dei, con una instrumentación «ad hoc» que aunque sugiera sonidos del órgano (y bien podría hacerse la transcripción para él) su tímbrica propia y fraseos que da el trío elegido ayudaron tanto al coro como a la solista, con partes instrumentales bellísimas, y melodías tanto en la flauta como en el clarinete, también a dúo, manteniendo una unidad estilística en los inicios de cada parte -especialmente en el Sanctus– no solo de aires franceses (con perfume de Fauré) sino también pensando en las tesituras de todos al elegir la tonalidad de sol, en modo menor para esta obra, con partes en homofonía y otras en contrapunto, siempre respetando la inteligibilidad del texto y el subrayado instrumental de las cuatro partes, especialmente de un cello siempre presente y poderoso en sonoridad.

Volvió a sorprenderme la soprano cántabra que no tuvo problemas de volumen en ningún momento, poderosa pero igualmente matizada, buena dicción, excelente proyección y capaz de defender con profesionalidad esta nueva partitura de Montero Rey, que a buen seguro seguirá regalándonos mucho más repertorio. Aplauso para el coro de cámara muy afinado, seguro, empastado, que se plegó a las exigencias de la obra y compositor, con un par de excelentes bajos siempre bien arropados por el cello, matizando y dialogando con la solista.

Una tarde de emociones y estreno gracias a esta prometedora gente joven que me reconcilia con su generación y recuerda lo importante que es el esfuerzo individual, el trabajo colectivo y la labor docente para seguir dando oportunidades y formando personas como músicos en el amplio sentido de la palabra, como hizo tantos años Don Leoncio Diéguez y sigue haciéndolo Begoña García-Tamargo.

CORO:

Mujeres I: Beatriz Pérez, Sonia Arango, Vania Revilla

Mujeres II: Alicia Martínez, Covadonga Martínez, Elena Lucas

Hombres: Adrián Villa, Antón Martínez, Daniel Vidal, Martín San Miguel

Verdaderos homenajes líricos

1 comentario

Miércoles 16 de octubre, 20:00 horas. Teatro Filarmónica, Oviedo, La Castalia: Clausura del XXII Curso «La Voz en la música de cámara» -Homenaje a Mª Luz González Peña-. Obras de Gabriel Ordás.

La Castalia y Gabriel Ordás (Oviedo, 1999) ya son cual binomio inseparable que siguen creciendo con los años y manteniendo una colaboración que engrandece tanto a la asociación que preside Begoña García-Tamargo como al compositor carbayón que completa sus estudios en Nueva York, pero manteniendo el contacto «telemático» desde Manhattan para poder supervisar el estreno escénico de dos de sus óperas de cámara (o entremeses contemporáneos como él los prefiere definir), atendiendo a los medios de comunicación asturianos estos días previos en este verdadero homenaje lírico para mi querida amiga y compañera la avilesina Mª Luz González  Peña, buena ocasión para una escapada a la tierrina de donde partiría en 1989.

Con un lleno en el teatro de la calle Mendizábal abriría la velada la directora artística Begoña García-Tamargo agradeciendo al ayuntamiento ovetense su colaboración para estos estrenos escenificados de Ordás, a la Fundación Ópera Oviedo por cederles vestuario y atrezzo, al diario LNE, todos con representantes entre el público y a la SGAE, personificada por la doctora e investigadora Mª Luz González Peña, siempre colaboradora de La Castalia en sus conferencias además de poner a disposición de la misma un amplio repertorio con el que trabajar en los distintos cursos, incluso obras novedosas, haciendo una semblanza de la homenajeada con un  Curriculum Vitae inmenso desde que se marchó a la capital de España con nuestro admirado profesor Emilio Casares, para establecer una colaboración y trabajo inconmensurable desde 1990, tanto en la Biblioteca como en el Archivo de la Sociedad de Autores, siendo desde 1993 la directora de su Fondo, y participando en exposiciones, documentales, comisariando e incluso redescubriendo a María Lejárraga, entre muchas semblanzas como las de Pérez Galdós, Vital-Aza y tantos otros, destacando el proyecto «Pioneras de la SGAE» en 2021 o su participación en 2022 dentro del documental dirigido por Laura Hojman «A las mujeres de España: María Lejárraga» (nominado al Goya), siendo desde 2022 Académica de las Artes Escénicas.

Tras recibir una placa conmemorativa, la propia María Luz improvisaría unas palabras, recordando a sus amistades y familiares, su traslado a Madrid para disfrutar con su trabajo (aunque dice que «él la encontró a ella» en 1989 con el maestro Casares para trabajar en el «Diccionario de la Música Española e Hispanoamericana» (una entelequia por entonces que hoy en día es una realidad y obra de consulta internacional) y después en el homónimo de la zarzuela. Agradecimientos a Teddy Bautista, director de la SGAE que transformaría el inmenso archivo creando el CEDOA por donde han pasado para la catalogación muchos asturianos de nuestra querida facultad ovetense, digitalizando los fondos y permitiendo el acceso desde internet, aunque no desee perder las visitas presenciales de tantos músicos de nuestra tierra.

Y por supuesto el agradecimiento y felicidad de poder estar disfrutando de las tres obras de Gabriel Ordás, a quien conocemos y admiramos desde su adolescencia, primero como intérprete y pronto como compositor desde una precocidad que ya nos asombraba entonces y seguimos admirando hoy.

Comenzaría la velada con la representación de Doña Esquina (2018) sobre el entremés homónimo de Agustín Moreto (1618-1669) que ya pude escuchar en su estreno instrumental, participando el propio compositor al violín junto a Santiago Ruiz de la Peña al cello y Juan Urdániz al piano en este mismo teatro. Esta vez el trío instrumental contaría con Jesús Méndez, Pelayo Cuéllar y Fernando Santirso desde el piano y la dirección musical del proyecto con un trabajo que comenzaría el pasado mes de septiembre con los cantantes e instrumentistas hasta el día 7 del presente donde ya se incorporaría a la escena Susana Gómez, un lujo para poder «armar» este espectáculo seis años después, una ópera de cámara donde los papeles cantados estarían a cargo de la mezzo María Heres (Doña Esquina), una voz que sigue formándose desde sus inicios en La Castalia y está asentando una carrera donde ha estrenado muchas obras de Ordás, con un color que ha ganado con el tiempo y un volumen suficiente, empastando con el resto del elenco: Daniel Vargas (Gracioso), voz y escena suficientes en esta obra, las sopranos Silvia Llera (Mujer 1) y Noive Solar (Mujer 2) bien desenvueltas escénica y vocalmente con un perfecto acople de ambas, más el barítono Ángel Simón (Esportillero), una voz poderosa, de buena dicción y mejor proyección. El vestuario dieciochesco no impidió disfrutar de la partitura de Gabriel Ordás que en esta obra tiene un estilo ecléctico donde hay pasajes del teatro musical (casi una señal del destino) junto a otros plenamente actuales (como en la obertura inicial) para mantener viva «la idea de los celos y la deslealtad evidenciando el fracaso de las estrategias amorosas», un tema atemporal, tratando a las voces con conocimiento de sus registros y respetando el texto, pues como el propio compositor ha dicho muchas veces, «siempre que compongo pienso que escribo para que esa música la lleven al escenario personas, no instrumentos».

Viaje I (2023), encargo del Trío Malats para su estreno en la Filarmónica de Avilés el 2 de febrero de 2023, ejercería como puente entre los dos entremeses cual viaje que nació entre los numerosos desplazamientos del compositor entre Madrid y Oviedo, con un lenguaje ya nuevo, maduro, un trío donde la escritura del compositor ovetense está más evolucionada y con un conocimiento directo y profundo de los instrumentos que le confiere aún más valor, contando con los mismos intérpretes de la primera obra de este lluvioso miércoles, en una versión de hondura que se notó muy trabajada por el trío.

Tras una breve pausa para reubicar atrezzo y sillas, solo con el acompañamiento del piano, cerraría esta velada el Terceto de Desamor (2019) con las voces de María Heres (mujer), Ángel Simón (hombre) y Ángeles Rojas (amiga) sobre un libreto de María Abella (1999) que nos deja un entremés de nuestro tiempo con la misma temática de enredos, celos y deslealtades.

Ordás conoce y mima las voces que cantan, declaman y realzan unos textos bien entendidos, tres voces de colores bien elegidos para un empaste perfecto y con cantantes experimentados unidos a La Castalia: los registros graves de Heres y Simón más los agudos de Rojas, dieron vida a este terceto con el piano de Santirso completando este «entremés del siglo XXI» de vestuario actual donde el teléfono móvil es ya complemento obligado y los engaños están a la orden del día.

Muy aplaudida esta tercera obra de la velada y saludos de todos los que pudieron completar y traer a la escena del Teatro Filarmónica este homenaje lírico a nuestros queridos asturianos que presumen de «la tierrina» aunque estén lejos de ella.

Como siempre mi reconocimiento al trabajo impagable de La Castalia y todo el equipo que siguen formando voces y haciendo de Oviedo una capitalidad musical que es un ejemplo a seguir.