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Literatura musical con ‘Malats’

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Miércoles, 30 de noviembre, 19:45 h. Teatro Filarmónica, concierto 16 de la Sociedad Filarmónica de Oviedo. Trío Malats. Obras de MalatsSuk y Mendelssohn.

Crítica completa para LNE del viernes 2 de diciembre sin problemas de espacio, con los añadidos de links (siempre enriquecedores), fotos propias y tipografía, incluyendo negrita o cambiando algunos entrecomillados por cursiva, que la prensa no suele admitir.

Tarde desapacible y poco público, aunque siempre fiel el abonado de la Sociedad Filarmónica de Oviedo, para finalizar este noviembre invernal desde la mejor escuela de melómanos e intérpretes como es el teatro de la calle Mendizábal, hoy punto de partida de un viaje casi literario por partida triple, donde el Trío Malats, formado por Victor Martínez (violín), Alberto Gorrochategui (chelo) y Carlos Galán (piano) rendían su particular homenaje en los 150 años del nacimiento de Joaquín Malats (1872-1912), compartiendo programa con Josef Suk (1874-1935) y Felix Mendelssohn (1809-1847) en otro aniversario, los 175 de su muerte.

El trío como formación de cámara llenaría los salones románticos hasta los primeros años del pasado siglo, y no faltarían en aquellas pujantes sociedades filarmónicas que hoy luchan por sobrevivir -como las tres asturianas- transportándonos hasta la actualidad en estos reductos musicales. Trío también como género para que los grandes compositores experimentasen con su escritura cual laboratorio sonoro donde el piano conformaba un “sinfonismo a escala reducida” junto a violín y chelo que, además de enriquecer texturas, encontraban la sonoridad buscada antes del paso a las grandes salas de concierto. Los tres compositores elegidos por el Trío Malats son buen ejemplo para interpretar la música de cámara desde distintas épocas y estilos, manteniendo el buen gusto por la escritura “de salón” ejecutada desde la complicidad de tres solistas de altura unidos para latir con un solo corazón en un viaje donde la música no necesita palabras.

La Elegía op. 23 (1902) del checo Suk, alumno de Dvorak, quien influiría enormemente en este género de cámara, sirvió para abrir el concierto, obra en memoria del escritor de novelas y poemas épicos bohemios Julius Zeyer (1841-1901) con esa inspiración literaria expresada por la propia definición de “elegía”: «composición lírica en la que se lamenta la muerte de una persona o cualquier otro acontecimiento infortunado», casi epílogo para el alemán y prólogo del catalán Malats, un niño prodigio que además de excelente pianista, interpretando con 14 años a Beethoven o Mendelssohn, nos dejó páginas tan conocidas como su Serenata española junto a otras menos difundidas, caso del Trío en si bemol mayor, que “El Malats” está ayudando a programar. Tres movimientos con un piano rotundo, lógico en un intérprete como el barcelonés, especialmente en el Allegro; más trabajado el lírico Andante con los tres instrumentos equilibrados en sus intervenciones; más un vertiginoso Vivace final, escritura para virtuosos con aires parisinos de la época estudiantil sin perder el “mediterraneísmo” despojado de folclorismos pero igual de popular y tan catalán en todas las artes de las que la música también bebería.

Palabras mayores la elección de Mendelssohn al que Malats tenía entre sus preferidos y ahora “su trío” interpretaría en la segunda parte: el Trío nº 1 op. 49 en re menor, cuatro movimientos muy exigentes, nuevamente para el piano, donde disfrutar del ambiente que reinaba en la casa del hijo del banquero judío en Leipzig acompañado de otros contemporáneos, romanticismo puro de salón que pide al trío máxima compenetración, demostrada con creces por estos brillantes músicos reunidos en este repertorio que degustamos en la “sala Mendizábal” de este teatro rodeado de mucha arquitectura y literatura -también musical- en cuatro movimientos, primero cual romanza sin palabras, sueños de una noche de verano del segundo, aires escoceses del scherzo o el último esbozo sinfónico escritos por el gran compositor redescubridor del “dios Bach”.

Y la propina del llamado “Brahms ruso” aunque de origen suizo Paul Jon (1872-1940), otro gran compositor de tríos además de sinfonista no lo suficientemente conocido ni difundido, con nuevo tributo a los escritores de “literatura de viajes musicales”, dejándonos una miniatura de ensueño, Rêverie op. 18 nº 3 ampliando las fronteras del Trío Malats en este acercamiento al género de cámara siempre bienvenido para público e intérpretes, rescatando del olvido páginas que nos transportan a salones europeos sin movernos de nuestra butaca en la centenaria sociedad filarmónica ovetense, “La Viena española” en los años 20 ya de este siglo XXI.

Tres de tres

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Miércoles, 30 de noviembre, 19:45 h. Teatro Filarmónica, concierto 16 de la Sociedad Filarmónica de Oviedo. Trío Malats. Obras de MalatsSuk y Mendelssohn.

Reseña para LNE del jueves 1 de diciembre escrita desde el teléfono móvil con los añadidos de links (siempre enriquecedores), fotos propias y tipografía, incluyendo negrita o cambiando algunos entrecomillados por cursiva, que la prensa no suele admitir.

Segundo concierto del penúltimo y frío mes en la centenaria sociedad filarmónica ovetense, el decimosexto del año (diciembre aún nos dejará otros dos más) y una de las pocas oportunidades que se presentan de escuchar en vivo el Trío en si bemol de Joaquín Malats (1872-1912) -coincidiendo con el 150 aniversario de su nacimiento- que lo ofreció precisamente quienes llevan el nombre del compositor catalán, Trío Malats, ofreciendo un programa que incluyó también la Elegía Op. 23 de Josef Suk abriendo concierto, más el siempre admirable Trío nº 1, Op. 49 en re menor de Mendelssohn ocupando toda la segunda mitad.

Victor Martínez (violín), Alberto Gorrochategui (chelo) y Carlos Galán (piano) forman este Trío Malats uniendo sus carreras individuales con mismo corazón para difundir por todo el mundo el nombre del músico barcelonés, también promocionando obras españolas actuales sin olvidarse de los grandes compositores universales en todo estilo y época con esta agrupación camerística por excelencia, premiada con varios galardones en una carrera muy asentada. Trío de músicos y de obras para disfrutar del género más experimental en la historia.

Suk y su elegía cual prólogo, poesía por la muerte con el amplio sentido de la palabra lírica, cuerdas y piano de salón ambientando este concierto.

Malats mucho más que un homenaje, aires mediterráneos del Allegro, perfume francés de estudiante en el Andante central, más todo el fin de siglo cosmopolita con el Vivace de un trío respetuoso con su “mentor” entregados en feliz entendimiento.

Mendelssohn siempre grande por escritura, exigencia a sus intérpretes, especialmente el piano, romanticismo puro y laboratorio sinfónico a tres, viaje al Leipzig de banqueros y mucha música donde nos llevaron estos tres tríos.

El final de viaje tuvo parada extra con Paul Juon conocido como “el Brahms ruso” concluyendo un largo trayecto para el poco pero agradecido y entendido público de “La Viena española”, necesitado de estas músicas de salón más que de antitusivos.