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Merecida oportunidad para jóvenes pianistas

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Sábado 25 de mayo, 20:00 horas. Auditorio «Teodoro Cuesta» de Mieres: 1ª Gala Pianística de Mieres. Intérpretes: Juan Vicente Stroup, Iván Gómez García, Laura Puente Novales, Aníbal Mortera Pariente (cello), Hugo Álvarez Lanero, Héctor del Río Fernández y Henry Sebasthian Crespo. Obras de varios compositores. Fotos ©pablosiana.

Una buena entrada en el auditorio mierense para la primera gala de piano organizada por Henry Sebasthian Crespo con diversos apoyos y patrocinios como ya comenté el pasado día 19 en este blog,  donde rodeado de sus compañeros de estudios, todos aún formándose en el CONSMUPA y rondando los veinte años, que tenían esta gran oportunidad de interpretar en público un variado y exigente programa, que además de un permanente examen supone dar visibilidad al esfuerzo y trabajo que no siempre se ve ni aprecia: muchas horas de práctica, estudio, sueño, clases en el conservatorio alternadas con estudios obligatorios de Secundaria y Bachillerato, los incontables sacrificios de sus familias que son el principal apoyo, y muchos sinsabores que, por propia decisión y amor hacia la música, se ven compensados con las actuaciones para el público, esperando proseguir una carrera que está comenzando. Así es la vida de un músico que cuando afronta una trayectoria profesional ya no sabrá qué son vacaciones, fines de semana, ausencia de descanso por el obligado y necesario trabajo con infinitas horas para preparar nuevos repertorios y hacerse un hueco en el difícil mundo de la música, que en España parece serlo aún más, y todos ellos lo saben pero les mueve su juventud y ganas de triunfar.

La artista plástica Paz Mayora Villamil con segundo apellido de pintor que puede tenga algún parentesco lejano, haría las labores de presentación, comenzando con la frase de Franz Listz «La música es un lenguaje poético, para expresar todo lo que, dentro de nosotros mismos, traspasa los horizontes normales, lo que escapa al análisis lógico, lo que se encuentra en las profundidades inaccesibles», antes de ir dando paso a cada uno de los artistas y obras que interpretarían, ayudando a quienes no tenían o podían leer en la penumbra el excelente programa de mano (gracias al Ateneo Musical de Mieres y la Imprenta Álvarez) del que dejo copia aquí.

Tomaría a continuación la palabra el mierense de adopción y organizador de esta gala Henry Sebasthian Crespo, palabras de adulto y contagiando pasión por el piano, agradecimientos por los apoyos y que cerraría una velada de dos horas de excelente música, tras alguna variación mínima en el orden previsto, y una «maratón» en cuyo cartel figuraba el lema «Ideado por los alumnos, para los alumnos y para el público, aportemos en difundir el amor por el arte y la música clásica».

No suelo tomar notas en los conciertos, pero desde mi experiencia docente me dispuse a ir anotando cada actuación para hacérselas llegar como «profesor jubilado» y esta tarde ejerciendo de «tribunal» con todo el respeto y cariño hacia esta generación que pide paso. Desde ellas paso a comentar lo vivido.

El primero en abrir la velada sería Juan Vicente Stroup (Oviedo, 1999) que elegiría a Mompou y sus Variations sur un thème de Chopin,  el lenguaje del catalán adoptando esa forma tan romántica de desarrollar y homenajear páginas de los grandes, en este caso de uno de las figuras del piano como el polaco, siempre reconocible desde su Preludio en la mayor, op. 28 nº 7 en el tema y doce variaciones posteriores que respiraron aires actuales, casi de jazz o banda sonora, difíciles pero que el carbayón afrontó con buena técnica y un sonido muy trabajado navegando por ese engañoso mar en calma lleno de tormentas, cambios de ánimo y adoración de intérprete y compositor por Chopin, que aparece de nuevo en la décima variación (Fantasía-Impromptu op. 66) y además cerraría esta gala, toda ella un homenaje a unas figuras del piano que fueron igualmente virtuosos concertistas y mejores compositores para su instrumento.

El único pertrechado de partitura y algo descentrado en plena época de exámenes finales, sería Iván Gómez García (Avilés, 2004), quien optó por el poliédrico y atormentado Beethoven de su Sonata piano nº 8 en do menor, op. 13 “Patética” aunque obviando el primer movimiento, supongo que para acortar la duración global. Irregular, con muchas dudas y aún en proceso de asimilar la hondura del sordo genial, el de La Villa del Adelantado  tendrá que trabajar aún más la técnica y templar ánimos, pues dentro del conjunto de pianistas, tampoco la obra era de las más complejas para un alumno de su nivel. Supongo que sus maestros le ayudarán en esta tarea para poder incorporar con solvencia al menos las «más famosas» de las sonatas para piano del compositor de Bonn enterrado en Viena.

La música española para piano es auténtica «prueba de fuego» para todo intérprete, y Laura Puente Novales (Bilbao, 2004) optó por los catalanes Granados y Albéniz, recordándome a una paisana suya, que tiene en el primero uno de los preferidos en sus conciertos. Los ocho Valses poéticos del ilerdense fueron de menos a más, sentidos, fraseados, interiorizados, con un sonido muy trabajado al igual que su estudio e profundidad y de buena memoria. Y la Suite Iberia del de Campodrón está considerada como «La biblia del piano» por su dificultad no ya en la interpretación sino en la hondura y madurez que necesita, siendo pocos y ya con edad los pianistas que la han afrontado. La bilbaína eligió la primera de ellas, Evocación, que me sorprendió por su joven madurez veinteañera, reposada, cantabile y con un buen empleo de los pedales, una primera aproximación que apunta a una excelente intérprete de nuestra música.

Jugaban «en casa» y se notó por el apoyo desde el patio de butacas, Aníbal Mortera Pariente (Rioturbio, 2005) y Hugo Álvarez Lanero (La Culquera, Lena, 2001), dúo de chelo y piano, amigos desde su aún cercana la infancia, que llevaron su complicidad en el único dúo del concierto, la Elegía, op. 24 del francés Gabriel Fauré, con Hugo excelente concertador y coprotagonista de esta bella página donde Aníbal mostró un sonido poderoso, rotundo, con los esperables y habituales problemas de afinación en su instrumento pero mostrándose ambos muy expresivos y compenetrados.

Ya en solitario, Hugo Álvarez se enfrentaría a la Ballada n° 2 op. 38 de Chopin, biena memoria para toda ella, dinámicas amplias aunque algo excesivas por momentos pero entendiendo el «arrebato romántico» y algunas dificultades en los complicados pasajes rápidos que solo la práctica conseguirán sortear sin problemas, compensando la interpretación con su musicalidad y expresión que sería uno de los más aplaudidos.

Héctor del Río Fernández (2004) no se amilanó en la elección de sus obras aunque el riesgo le pasaría factura. Si el Albéniz de «Iberia» la he calificado como biblia, la «Suite Española» op. 47 es cual antiguo testamento. De ella Castilla fue árida en sus seguidillas y peligrosa, necesitando repetir el arranque, descentrándose en algunos pasajes con paradas que los fallos no deben obligar sino mantener la tranquilidad y recordar que lo ya tocado no tiene vuelta atrás y la música debe fluir aunque sea con tropiezos. Y probablemente el mayor virtuoso del piano fue el húngaro Franz Liszt, con unas manos (como las de Rachmaninov) que le permitían alcanzar notas imposibles para el común de los mortales. El Étude transcendante nº 1 es mucho más que un «estudio», donde la técnica es muy exigente pero su interiorización y expresión aún son mayores. La ejecución tuvo buen sonido aunque el pedal no siempre ayudó sino que «enturbió» y el vértigo de los múltiples arpegios no es recomendable. También titulado Estudio op. 25 nº 12 en do menor, «Óceano» que Chopin lleva al concierto, es de nuevo complicado extraer del ejercicio la gran capacidad melódica que esconden estas breves e intensas partituras, que incluso en el subtítulo ya parece apuntar los derroteros que toma. El trabajo de limpiar notas y pedales no cesará nunca pero la interpretación estuvo matizada aunque el ímpetu juvenil alcance unos fortissimi cercanos a las «tres efes». Mejor el g ran Vals op. 42 nº 5 en la bemol mayor que hace falta pulir pues la expresión y el tempo fueron correctos, pero el fraseo tendrá que ir estudiándolo mucho más lento para «vocalizar» correctamente e ir poco a poco aligerándolo sin perder esas melodías únicas y «escondidas» del polaco.

El cierra lo pondría Henry Sebasthian Crespo (Valencia, Venezuela, 2003) con las dos obras que pudimos escucharle hace un mes en el acto del premio Tertulia 17 -uno de los patrocinadores- pero esta vez en el piano Kawai© mierense, que se comportó perfectamente ajustado por Jesús Ángel Arévalo (algún día habrá que homenajear a esta generación de origen castellano que se instaló en nuestra tierra, echó raíces y siguen apoyando la música). La vida obliga a madurar prematuramente, pero el talento unido al duro trabajo también otorgan lo que he llamado «poso», el paso de un vino cosechero a crianza y reserva cuando madura en las mejores condiciones, Y como un buen caldo, Henry Sebasthian alcanza ya el calificativo de reserva, pues lleva desde niño al piano y en sus 21 años lleva diez de experiencia concertística desde su tierra natal, lo que se nota en cuanto se sienta al piano. Llamado «el Chopin de Broadway» el ruso Serguei Rajmáninov emigrado a los EEUU puede ser considerado el último pianista y compositor romántico ya en el siglo XX, y su Momento musical, nº 1 uno de sus homenajes a los predecesores de las 88 teclas. Exigente técnicamente, la música la necesita para sobrevolar toda la carga expresiva del virtuoso ruso y así la afrontó el valenciano de Venezuela, con poso, peso y madurez. Para cerrar el círculo del concierto, de nuevo Chopin y su Ballade nº 1 en sol menor, op. 23, tan distinta a la segunda elegida por Hugo, dos visiones, dos interpretaciones que además siempre son distintas por el mismo intérprete porque ahí reside la magia de cada día, hacerse con la obra, interiorizarla y personalizarla en cada momento. Valiente, arriesgado y poderoso este Chopin de Henry que sigue creciendo con su amado y admirado polaco a base de un trabajo y madurez que ya le ha abierto las puertas del Real Conservatorio de Bruselas (Bélgica), donde será alumno del maestro y concertista Aleksandar Madzar quien le aceptó en su cátedra de piano para los próximos dos cursos.

El propio Henry Sebasthian llamaría a todos los participantes a compartir los aplausos de un público entregado a los jóvenes talentos, más agradecimientos y hasta la entrega de los Diplomas acreditativos de esta gala que irán aumentando el currículo de esta generación que en Mieres pudimos disfrutar y los melómanos presumiremos pronto de haberlos «descubierto».

PROGRAMA:

Juan Vicente Stroup (Oviedo, 1999):

Federico Mompou (1893-1987): Variations sur un thème de Chopin.

Iván Gómez García (Avilés, 2004):

Ludwig van Beethoven (1770-1827): Sonata piano nº 8 en do menor, op. 13 “Patética”.

Laura Puente Nováles (Bilbao, 2004):

Enrique Granados (1867-1916): Valses poéticos.

Isaac Albéniz (1860-1909): I. Evocación (de «Iberia»).

Aníbal Mortera Pariente, violoncello (Rioturbio, 2005) y
Hugo Álvarez Lanero, piano (La Culquera -Lena-, 2001):

Gabriel Fauré (1845-1924): Elegía, op. 24.

Hugo Álvarez Lanero:

Frederic Chopin (1810-1849): Ballada n° 2 op. 38.

Héctor del Río Fernández (2004):

Isaac Álbeniz: Castilla (de la «Suite Española»).

Franz Liszt (1811-1886): Étude transcendante nº 1.

F. ChopinEstudio op. 25 nº 12, «Óceano»  y Vals op. 42 nº 5.

Henry Sebasthian Crespo (Valencia -Venezuela- 2003):

Serguei Rajmáninov (1873-1943)): Momento musical, nº 1.

F. ChopinBallade nº 1 en sol menor, op. 23.

Mieres presenta a pianistas jóvenes

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El próximo sábado 25 a las 20:00 horas tendrá lugar en el Auditorio «Teodoro Cuesta» de Mieres, con entrada libre (hasta completar aforo) la primera Gala Pianística de Mieres. En ella participarán seis jóvenes pianistas que cursan estudios en el CONSMUPA (Conservatorio Superior de Música «Eduardo Martínez Torner»): Hugo Álvarez Lanero, Henry Sebasthian Crespo, Iván Gómez García, Héctor del Río Fernández, Laura Puente Novales, Juan Vicente Stroup más el chelista mierense Aníbal Mortera P. Las obras elegidas figuran en el programa de mano que dejo a continuación, varias y todas ellas de un nivel altísimo de exigencia, pero como rezaba un eslogan para promocionar un coche hace años de este acrónimo que se convertiría en todo un neologismo, son JASP (Jóvenes Aunque Sobradamente Preparados).

Esta iniciativa proviene de un joven pianista venezolano afincado en Mieres que no para de darnos alegrías a todos los aficionados y vecinos de nuestra villa, también del resto de Asturias, pues en poco tiempo ha conseguido despuntar en un mundo tan difícil donde encontrar talento pueda parecer una rareza, pero que nos devuelve la esperanza en una generación joven más allá de lo que muchos creen, y por ello quiero dedicarle esta entrada en mi blog.

Con tan sólo 10 años de edad y un año estudiando el piano, Henry Sebasthian Crespo (Valencia, estado Carabobo, Venezuela – 2003) inicia de forma prodigiosa su carrera artística realizando una gira de conciertos en los cuales interpretando de Mozart el Concierto para piano n° 3 (KV. 40) en re mayor y la Sonata n°16 en do mayor (KV. 545)además de la Bagatella en la menor WoO 59 ‘Fur Elise’ de Beethoven con varias orquestas en su país: Orquesta Sinfónica de la Victoria, Orquesta Sinfónica de Aragua, Orquesta Sinfónica de Puerto Ordaz, culminando en el Teatro «Teresa Carreño» de Caracas bajo la dirección del afamado director de orquesta Christian Vázquez (que recientemente dirigió en Oviedo) y la Orquesta Sinfónica «Teresa Carreño» de Venezuela.

Solo con este inicio, Sebasthian, que toma su segundo nombre nada menos que de «Mein Got Bach» dando una idea del ambiente musical en su casa, siendo además ahijado del famoso Gustavo Dudamel, probablemente el mayor referente de El Sistema, se presenta como uno de los talentos más prominentes y aventajados que han surgido en los últimos tiempos en
Venezuela, convirtiéndose en el único niño venezolano que con tan sólo un año de aprendizaje al piano, realice el montaje de obras complejas para su edad y con la que emprendería dicha gira de conciertos sinfónicos.

A los 13 años su destacado y precoz talento le impulsa a presentarse con un nuevo proyecto artístico y bajo la dirección
de su padre Henry Crespo y la Orquesta Sinfónica de Aragua, interpreta el primer movimiento del Concierto para piano en la menor de Grieg y como obra extra la Fantasía-impromptu op. 66 en do sostenido menor de Chopin.

Henry Sebasthian Crespo inicia sus estudios musicales con el violonchelo en el Sistema de Orquestas Juveniles de Aragua. Su formación pianística comienza a los 9 años bajo la directrices y enseñanza de su padre.
Después, recibe formación técnica con los maestros, Luis Laya y Antonio Abolió, para, posteriormente tener una relación estrecha con el afamado
concertista de piano David Ascanio, que trabaja con él de forma pedagógica y orientadora en su desarrollo artístico.

En nuestro país fue invitado como joven intérprete en el prestigioso Festival Internacional de Piano de Gijón organizado por la maestra Amy Gustafson que incentiva a su padre con ocasión de los sucesos sociales y políticos de su país, con el objetivo de encontrar un mejor destino para la formación pianística de Sebasthian. De esta manera trasladan su residencia a Gijón y posteriormente en Mieres, iniciando su formación académica en el Conservatorio Profesional de Oviedo bajo directrices del maestro Francisco Jaime Pantín, quien le inspira a participar e incursionar debutando en un concurso como solista de piano, y obteniendo el primer premio de Concurso Intercentros Melómano en Asturias.

En la celebración de dicho concurso para jóvenes solistas interpretó los Momentos Musicales 5 y 6 de Franz Schubert y los Estudios opus 25 n° 2 y opus 10 n° 12 de Frederick Chopin en Avilés.
De su trayectoria formativa en España Sebasthian realiza un importante recorrido con obras emblemáticas de los grandes compositores: Schubert, Rachmaninov, J. S. Bach, Mozart, Beethoven, Chopin…
todas orientadas a una experiencia bajo la tutela de Francisco Pantín, con quien concluye su paso por el grado profesional y prosigue el grado
superior en el CONSMUPA de Oviedo bajo las directrices del maestro Manuel Cabo.

La interpretación de la Ballade nº 1 en sol menor op. 23 de Chopin, uno de sus compositores de referencia, le ha hecho merecedor de críticas que resaltan su madurez interpretativa y las cualidades que le caracterizan al comunicar su interpretación al público.
Recientemente ha participado en el 4th Lugano Internacional Music Competición (Suiza) celebrado «on line» en la categoría de piano solista, obteniendo el 1st Prize, otorgándole como recompensa el premio “Career Project”. Los medios de comunicación no solo venezolanos sino asturianos se hicieron eco del galardón y aquí dejo tanto el enlace a la entrevista en la TPA como el recorte del diario El Comercio del 8 de marzo:

Incansable Sebasthian se encuentra preparando su segunda gira de conciertos en Venezuela y paralelamente elabora una gira de recitales en
Asturias donde estará en esta primera gala pianística de Mieres, antes de irse a estudiar a Bruselas a partir del verano, pues la carrera de pianista no se detiene nunca con todo lo que supone de sacrificio familiar y personal, pero con un buen apoyo y asesoramiento que a buen seguro le llevará a alcanzar sus objetivos con un futuro esperanzador, pues facultades y talento los tiene.

El Ateneo Musical de Mieres, siempre abierto a impulsar y proyectar el talento que no siempre sale a la luz pública, cuenta con él para aquellas obras donde se requiera un piano en la plantilla, y también dar a conocer su increíble musicalidad.

Por citar las dos últimas donde ir dándole a conocer en su Mieres de adopción, el 21 de marzo dentro del Día de la Poesía (Homenaje a Efrén Martínez) ambientó al piano el acto celebrado en el Espacio Cultural 19-10 organizado por la Librería La Pilarica, otro referente en Mieres en la difusión y promoción de nuestro patrimonio.

Y apenas un mes atrás, el 26 de abril Henry Sebasthian Crespo abría y cerraba el acto de entrega del III Premio Gastronómico «Saber y sabor» al Bar Restaurante TC28 organizado por Tertulia 17, celebrado en el salón de actos del IES Sánchez Lastra, donde con un piano electrónico, que nunca es igual que uno acústico o aún mejor de cola) deleitó y asombró con dos obras de altura que dejaron maravillados a los asistentes: el Momento musical en si bemol menor, op. 16 nº 1 de Rachmaninov y la Balada nº 1 en sol m, op. 23 de Chopin, dos partituras que sigue trabajando para interiorizarlas y «hacerlas suyas» dado que la interpretación no para y por mucho que se ejecuten, nunca serán iguales.

Mientras prepara la gala del próximo sábado en buena compañía , Sebasthian aún tiene tiempo para organizar este miércoles 21 a las 18:30 horas en la Casa de la Música de Mieres una charla-concierto con dos de sus compañeros del CONSMUPA, amigos y también pianistas, bajo el interesante título «La música de la resiliencia» que bien conoce en su propia vida, y con el subtítulo «El arte de estudiar piano sin morir en el intento», donde los asistentes escucharán de primera mano cómo seguimos en nuestro país sin valorar los estudios musicales aunque hayamos ido mejorando más adagio que presto en ello, aunque precisamente el piano no sea instrumento sinfónico por lo que las oportunidades menores conllevan dar  visibilidad con conciertos como los que Henry Sebasthian está llevando a cabo gracias a una ilusión juvenil y fuerza que no le sobra.

Desde este blog, personalmente sabe que tiene todo mi apoyo, deseándole todo lo mejor a este talento venezolano que la vida le ha traído a nuestro Mieres del Camino para continuar una andadura que espero sea larga y fructífera.