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Codalario suma y sigue acertando

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Sábado 3 de octubre, 19:00 horas. Salón de Actos del COAM, Madrid. Premios Codalario de la música 2015. Entrada por invitación.

Codalario, mucho más que un portal web o una revista digital, volvía a la capital de España para presentar su Anuario 2015, ya a la venta por 10 €, mejorando aún los anteriores en cantidad y calidad (convirtiendo esta publicación en una, sino la mejor editada del mundo musical), además de entregar unos premios que ya van por su tercera edición, una «Musa inconclusa» del pintor y escultor Sergio Portela Campos, que están asentándose como referente del panorama musical más allá de nuestras fronteras y que son una ceremonia de reconocimiento a los valores musicales así como el encuentro de distintas figuras y melómanos.

Larga la lista de verdaderas autoridades en los distintos campos del saber y artistas españoles a los que admiro (algunos como Joaquín Achúcarro, premiado en la anterior edición, o el director Enrique García Asensio) y sigo desde hace años (Mª José Montiel, Luis Cansino, Svetla Krasteva, Miguel Borrallo, Cecilia Lavilla, Aurelio Viribay, Cristina Faus o Sonia de Munck por citar algunos), convirtiéndose muchas en amistades imperecederas precisamente por compartir la misma pasión.

Sonaba de fondo una grabación de Teresa Berganza y sus Canciones españolas mientras tomábamos asiento en un salón lleno antes del discurso inicial del Aurelio M. Seco, director de la publicación y docente donde no faltaron críticas ni elogios («¿Para cuándo un apoyo decidido, sistemático y estable al mundo de la música?»), sin olvidar a todo el equipo de Codalario o un repaso a los premiados de este año.

El redactor jefe Gonzalo Lahoz hizo de maestro de ceremonias con cercanía, emoción, pasión juvenil pero madura, glosando con cariño a cada premiado, todos presentes en la sala y absortos con las palabras espontáneas del madrileño, porque la palabra también puede ayudar a la música. Y con distintos vídeos fueron subiendo al estrado los premiados leyendo las notas del jurado:

Ruth Iniesta, artista revelación, una joven soprano con larga trayectoria en el musical pero que la zarzuela recuperó para la lírica dando pasos seguros en la ópera, revelación para quienes no la hayan escuchado, ganadora del «Jacinto Guerrero» a la mejor intérprete de música española, y ya para todos «La Iniesta» que decía Gonzalo.

Recién llegado de Aalborg el pianista onubense Javier Perianes galardonado con el premio al mejor artista, al que sigo hace años y admiro por su carrera al margen de lo comercial, que toca lo que le gusta como nadie, que sigue fiel a sus maestros Ana Guijarro o Josep Colom y del que otro maestro como Francisco Jaime Pantín hace una semblanza en el Anuario como sólo él podría. La sencillez hecha arte quiso agradecer el apoyo de su familia, dedicándole especialmente a sus padres (uno vivo y la otra fallecida) todo su excelente quehacer desde su pequeño pueblo de Nerva hasta los mejores teatros del mundo, en solitario o buscado por los grandes directores y orquestas para seguir haciendo historia.

En el caso de José Luis Temes no se premiaba al director sino al autor del mejor producto editorial por el libro El siglo de la zarzuela (de 1850 a 1950) publicado por Siruela dedicado a un género algo denostado por nosotros olvidando que Chile importaba en tres semanas toda la producción de «El Juramento» de Gaztambide desde Madrid con todo lo que suponía, poniendo el acento de un conocedor objetivo de este fenómeno culturalmás trascendental de España.

Decir Alfonso Aijón es lo mismo que Ibermúsica, premio a la mejor entidad que como él mismo decía, casi resulta póstumo tras las dificultades pasadas pero que no restan este homenaje más que merecido para quien desde la iniciativa privada ha traído a España lo mejor del panorama mundial, y quien en sus palabras pidió «un premio para el ministro de Cultura «que se ocupe de una vez de la música».

El momento más esperado y emotivo fue el «Premio homenaje a toda una carrera» para la irrepetible y única Teresa Berganza, emocionada al ver en el vídeo tantos amigos que ya no están, coqueta al decir que los surcos de la cara que aparecen en las geniales fotografías del Anuario podrían haberlos retocado, y especialmente la conversación telefónica con Mirella Freni, haciéndonos partícipes de un diálogo de hermanas, bromeando, preguntando por las familias, íntimo y compartido, grandes figuras de la historia a las que he tenido la suerte de escuchar en vivo varias veces, cercanía de las estrellas que nada tienen de divas pese a ser leyendas vivas.

En compañía de los suyos disfrutó y nos hizo disfrutar de este homenaje a la mezzo madrileña más universal, capaz de cantar como nadie a los españoles, de descubrirnos a Mahler, de hacer una Carmen «interiorizada» y sobre todo el mejor Cherubino de Mozart, con el que se abría la entrega de otra «Musa inconclusa», porque continúa su magisterio. La esperamos pronto en Oviedo.

Regalo musical el de Ruth Iniesta acompañada al piano Steinway por un discreto Miguel Huertas en este recinto de hormigón algo duro de acústica, lo que no dio todo el colorido habitual de la soprano zaragozana que comenzó brava y algo metálica en los sobreagudos con Suis-je gentille ainsi? de «Manon» (Massenet), algunas prisas por parte del público en aplaudir tras cada silencio del aria, sentida de principio a fin, y un piano que debe reducir la orquesta como dificultad añadida, suficiente para entrar en calor antes del aria Quel guardo il cavaliere de «Don Pasquale» (Donizzetti), Norina que debutará en breve con Carlos Chausson en el Gayarre de Pamplona que le va muy bien a su registro, buena coloratura y perfecta dicción italiana.

Había que cerrar este minirrecital con algo tan nuestro y de la propia soprano como la polonesa Me llaman la primorosa de «El barbero de Sevilla» (G. Giménez), una romanza cantada con gracia y frescura en un género donde «La Iniesta» se siente más que cómoda.

Un vino español acompañado de cecina leonesa y queso sirvieron de colofón para charlas entre amigos, conocidos y admiradores así como fotos varias que inmortalizaron una verdadera fiesta de la música gracias a Codalario y su equipo. Ya estamos esperando la edición 2016 que volverá a ocupar preferentemente mi agenda para Madrid.

Premios Codalario, por muchos años

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El pasado sábado 11 de octubre tuvo lugar en el auditorio del Colegio de Arquitectos de Madrid (COAM), «La Sede», el acto de entrega de los II Premios Codalario, la revista de música clásica, así como la presentación del Anuario 2014 que pudimos adquirir al finalizar el evento regado con buen vino de Rioja etiquetado para la ocasión, así como una exquisita cecina de León.

A las 20:30 h. daba comienzo el acto en sí con presencia del director de Codalario y del consejo de redacción así como varios colaboradores y de Sergio Portela Campos, polifacético artista además de escultor y autor de estas «Musas», premios expresamente diseñados para «Codalario», este portal web que sigue creciendo y dando también el paso al papel con unos anuarios de cuidadísima edición y calidad que desde este segundo número incluye publicidad.

Musas de Sergio Portela (foto de Fernando Frade)

También fue de agradecer la presencia de todos los galardonados, dando mayor empaque a un acontecimiento que llenó el auditorio de melómanos, amigos y familiares de los homenajeados así como autoridades, intérpretes y distintos invitados que se acercaron a un edificio con mucha vida e historia, restaurado con estilo y sabor como no podía ser menos por parte de los propios arquitectos, disfrutando todos de una velada que finalizó con truenos y relámpagos incapaces de estropear la alegre noche en el barrio de Chueca entre charlas, pequeños corrillos, recuerdos y comentarios sobre presente, pasado y futuro cercano.

Abría el acto José Antonio Granero, decano del COAM explicando un poco qué es «La Sede» y la Fundación Arquitectura que también cumple dos años, edificio y espacio abierto al arte, por supuesto a la música que está presente en su propia singladura.

Aurelio M. Seco prosiguió con palabras de agradecimiento para los galardonados por el enorme esfuerzo de asistir a esta gala. También recordó el éxito del Anuario 2013 esperando que el presentado hoy no se quede a la zaga. Y por supuesto el otro triunfo, la web «Codalario», todo un referente de la crítica actual, seria e independiente, portal que también tiene tarifa Premium así como la de promoción de artistas.
No olvidó citar el peligro que la LOMCE tiene para la asignatura de «Música», conocedor de ello en primera persona como profesor de instituto, o la extinción de algunas orquestas con la disculpa de la crisis. «Codalario» apostará por la creación contemporánea que parece olvidada en programaciones y publicaciones, teniendo un sentido recuerdo a los que se han ido en este último año.

Tomó el relevo en el micrófono Gonzalo Lahoz, subdirector y auténtico motor de «Codalario», que comentó que la publicidad del anuario aparece también desde la honestidad y calidad de la propia revista desde sus inicios, antes de dar paso a un vídeo con parte de los protagonistas del anuario 2014, antes del breve recital de Marta Espinós al piano, alumna en Dallas del maestro Achúcarro.

La alicantina interpretó tres Preludios -los números 6, 8 y 7– de Mompou, bien explicados antes de la interpretación, con el número 6 guiño al zurdo Achúcarro escrito «para la mano izquierda», o el nº 7 «Palmier d’etoiles», palmera de estrellas de fuegos artificiales para la celebración de hoy. Dedicado al maestro bilbaíno, Marta nos dejó una exquisita interpretación de la no siempre reconocida música íntima del compositor catalán.

Finalmente Alejandro Martínez daría paso a la ceremonia de entrega de los premios, con proyección de imágenes y una breve historia de cada uno de ellos, así como los agradecimientos de cada premiado, que recogieron su Musa, la estatuilla del galardón, posando para los fotógrafos y contarnos anécdotas siempre enriquecedoras.

El mejor artista de 2014, Celso Albelo, llegado directamente de Viena donde está haciendo Roberto Devereux, mejor cantante que orador aunque siempre cercano y sencillo, como las auténticas figuras, dedicó galardón a familia, amigos, seguidores y también a su «hermana» Desirée Rancatore, presente entre el público.

Miguel Ángel Marín, gestor y responsable del área musical de la Fundación Juan March además de agradecer el galardón a la mejor entidad musical, aprovechó para publicitar y contarnos la larga trayectoria de una institución privada con todo lo que ello conlleva así como los fondos musicales que atesora y los nuevos proyectos como el iniciado de la ópera de cámara.

Josetxu Obregón como cabeza visible de La Ritirata, cuyo cuarteto casi al completo en la sala (sólo faltó por compromiso profesional Miren Zeberio) nos ha dejado una grabación de la integral de los cuartetos de Arriaga para el sello «Glosa» realmente única, novedosa en todos los planteamientos, y que ha obtenido justamente el premio al mejor producto musical, elogió a Codalario y su labor entre otros piropos siempre merecidos para todo el equipo. El vídeo nos presentó un breve making of del CD.

Finalmente Joaquín Achúcarro y su premio especial a toda una carrera que todavía continúa dando muchas alegrías, siendo Oviedo afortunada de tenerlo habitualmente. Toda una vida la del bilbaíno con su compromiso ético de siempre para una lista interminable de autores, orquestas y directores con los que ha interpretado a los grandes sin olvidarse nunca de los españoles, siendo un gran embajador de lo nuestro. Y por supuesto la labor docente, de la que Marta Espinós es buen ejemplo, contándonos esa cercanía con su alumnado, o la forma de afrontar una obra desde ese «ser vivo» que es el piano, haciendo el simil pictórico de un mismo paisaje con varios pintores dando lugar a cuadros todos distintos para un mismo modelo. También dio las gracias a Emma Jiménez, su mujer, colega y compañera fiel, apoyo desde siempre.

Si en los distintos discursos música y gratitud estuvieron siempre presentes, la calidad humana y editorial para un proyecto hecho realidad en el que todos somos testigos de haber nacido para quedarse muchos años, estuvieron también presentes.

Los premios son una prueba de acierto por parte del equipo humano de «Codalario» en esta singladura larga que ya tiene un arranque claro y certero. Toca ahora leerlo con deleite y archivarlo entre las publicaciones que se guardan como colección, esperando el siguiente.