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Verdaderos homenajes líricos

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Miércoles 16 de octubre, 20:00 horas. Teatro Filarmónica, Oviedo, La Castalia: Clausura del XXII Curso «La Voz en la música de cámara» -Homenaje a Mª Luz González Peña-. Obras de Gabriel Ordás.

La Castalia y Gabriel Ordás (Oviedo, 1999) ya son cual binomio inseparable que siguen creciendo con los años y manteniendo una colaboración que engrandece tanto a la asociación que preside Begoña García-Tamargo como al compositor carbayón que completa sus estudios en Nueva York, pero manteniendo el contacto «telemático» desde Manhattan para poder supervisar el estreno escénico de dos de sus óperas de cámara (o entremeses contemporáneos como él los prefiere definir), atendiendo a los medios de comunicación asturianos estos días previos en este verdadero homenaje lírico para mi querida amiga y compañera la avilesina Mª Luz González  Peña, buena ocasión para una escapada a la tierrina de donde partiría en 1989.

Con un lleno en el teatro de la calle Mendizábal abriría la velada la directora artística Begoña García-Tamargo agradeciendo al ayuntamiento ovetense su colaboración para estos estrenos escenificados de Ordás, a la Fundación Ópera Oviedo por cederles vestuario y atrezzo, al diario LNE, todos con representantes entre el público y a la SGAE, personificada por la doctora e investigadora Mª Luz González Peña, siempre colaboradora de La Castalia en sus conferencias además de poner a disposición de la misma un amplio repertorio con el que trabajar en los distintos cursos, incluso obras novedosas, haciendo una semblanza de la homenajeada con un  Curriculum Vitae inmenso desde que se marchó a la capital de España con nuestro admirado profesor Emilio Casares, para establecer una colaboración y trabajo inconmensurable desde 1990, tanto en la Biblioteca como en el Archivo de la Sociedad de Autores, siendo desde 1993 la directora de su Fondo, y participando en exposiciones, documentales, comisariando e incluso redescubriendo a María Lejárraga, entre muchas semblanzas como las de Pérez Galdós, Vital-Aza y tantos otros, destacando el proyecto «Pioneras de la SGAE» en 2021 o su participación en 2022 dentro del documental dirigido por Laura Hojman «A las mujeres de España: María Lejárraga» (nominado al Goya), siendo desde 2022 Académica de las Artes Escénicas.

Tras recibir una placa conmemorativa, la propia María Luz improvisaría unas palabras, recordando a sus amistades y familiares, su traslado a Madrid para disfrutar con su trabajo (aunque dice que «él la encontró a ella» en 1989 con el maestro Casares para trabajar en el «Diccionario de la Música Española e Hispanoamericana» (una entelequia por entonces que hoy en día es una realidad y obra de consulta internacional) y después en el homónimo de la zarzuela. Agradecimientos a Teddy Bautista, director de la SGAE que transformaría el inmenso archivo creando el CEDOA por donde han pasado para la catalogación muchos asturianos de nuestra querida facultad ovetense, digitalizando los fondos y permitiendo el acceso desde internet, aunque no desee perder las visitas presenciales de tantos músicos de nuestra tierra.

Y por supuesto el agradecimiento y felicidad de poder estar disfrutando de las tres obras de Gabriel Ordás, a quien conocemos y admiramos desde su adolescencia, primero como intérprete y pronto como compositor desde una precocidad que ya nos asombraba entonces y seguimos admirando hoy.

Comenzaría la velada con la representación de Doña Esquina (2018) sobre el entremés homónimo de Agustín Moreto (1618-1669) que ya pude escuchar en su estreno instrumental, participando el propio compositor al violín junto a Santiago Ruiz de la Peña al cello y Juan Urdániz al piano en este mismo teatro. Esta vez el trío instrumental contaría con Jesús Méndez, Pelayo Cuéllar y Fernando Santirso desde el piano y la dirección musical del proyecto con un trabajo que comenzaría el pasado mes de septiembre con los cantantes e instrumentistas hasta el día 7 del presente donde ya se incorporaría a la escena Susana Gómez, un lujo para poder «armar» este espectáculo seis años después, una ópera de cámara donde los papeles cantados estarían a cargo de la mezzo María Heres (Doña Esquina), una voz que sigue formándose desde sus inicios en La Castalia y está asentando una carrera donde ha estrenado muchas obras de Ordás, con un color que ha ganado con el tiempo y un volumen suficiente, empastando con el resto del elenco: Daniel Vargas (Gracioso), voz y escena suficientes en esta obra, las sopranos Silvia Llera (Mujer 1) y Noive Solar (Mujer 2) bien desenvueltas escénica y vocalmente con un perfecto acople de ambas, más el barítono Ángel Simón (Esportillero), una voz poderosa, de buena dicción y mejor proyección. El vestuario dieciochesco no impidió disfrutar de la partitura de Gabriel Ordás que en esta obra tiene un estilo ecléctico donde hay pasajes del teatro musical (casi una señal del destino) junto a otros plenamente actuales (como en la obertura inicial) para mantener viva «la idea de los celos y la deslealtad evidenciando el fracaso de las estrategias amorosas», un tema atemporal, tratando a las voces con conocimiento de sus registros y respetando el texto, pues como el propio compositor ha dicho muchas veces, «siempre que compongo pienso que escribo para que esa música la lleven al escenario personas, no instrumentos».

Viaje I (2023), encargo del Trío Malats para su estreno en la Filarmónica de Avilés el 2 de febrero de 2023, ejercería como puente entre los dos entremeses cual viaje que nació entre los numerosos desplazamientos del compositor entre Madrid y Oviedo, con un lenguaje ya nuevo, maduro, un trío donde la escritura del compositor ovetense está más evolucionada y con un conocimiento directo y profundo de los instrumentos que le confiere aún más valor, contando con los mismos intérpretes de la primera obra de este lluvioso miércoles, en una versión de hondura que se notó muy trabajada por el trío.

Tras una breve pausa para reubicar atrezzo y sillas, solo con el acompañamiento del piano, cerraría esta velada el Terceto de Desamor (2019) con las voces de María Heres (mujer), Ángel Simón (hombre) y Ángeles Rojas (amiga) sobre un libreto de María Abella (1999) que nos deja un entremés de nuestro tiempo con la misma temática de enredos, celos y deslealtades.

Ordás conoce y mima las voces que cantan, declaman y realzan unos textos bien entendidos, tres voces de colores bien elegidos para un empaste perfecto y con cantantes experimentados unidos a La Castalia: los registros graves de Heres y Simón más los agudos de Rojas, dieron vida a este terceto con el piano de Santirso completando este «entremés del siglo XXI» de vestuario actual donde el teléfono móvil es ya complemento obligado y los engaños están a la orden del día.

Muy aplaudida esta tercera obra de la velada y saludos de todos los que pudieron completar y traer a la escena del Teatro Filarmónica este homenaje lírico a nuestros queridos asturianos que presumen de «la tierrina» aunque estén lejos de ella.

Como siempre mi reconocimiento al trabajo impagable de La Castalia y todo el equipo que siguen formando voces y haciendo de Oviedo una capitalidad musical que es un ejemplo a seguir.

En casa y de casa

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Viernes 14 de febrero, 19:45 horas. Sociedad Filarmónica Ovetense: Ludis Duo. Obras de: J. C. Bach, Mozart, Schubert, Debussy y Ligeti. Concierto 4 del año 2020, 2.001 de la Sociedad.

Reseña para La Nueva España del sábado 15, escrita desde el teléfono móvil, y editada desde casa con los añadidos de links (siempre enriquecedores y a ser posibles con los mismos intérpretes en el caso de las obras), fotos mías y tipografía, cambiando muchos entrecomillados por cursiva que la prensa no suele admitir.

La agrupación de piano a cuatro manos Ludis Dúo, formada por los pianistas ovetenses Andrés Martínez y Fernando Santirso se suman a una tradición que la centenaria sociedad filarmónica ha apoyado siempre, recordando a Achúcarro y su esposa Emma Jiménez o los más Mª Teresa Pérez y Francisco Jaime Pantín (Dúo Wanderer), profesor éste de ambos pianistas con cuatro manos y un solo alma, pues el entendimiento necesario necesita unificar sonido además de sentimientos.

Formados en nuestro Conservatorio siguen estudios en Holanda y Alemania pero uniéndose en estos conciertos que son una delicia para la música de cámara engrandecida con veinte dedos, pianistas de casa en una velada íntima casi de salón.
Uno de los hijos de Bach, Johann Christian (1735-1782), abrirá un Clasicismo que Mozart llevará a la cumbre, dos sonatas bipartitas del alemán (Opus 18, nº 5 y 6) y la K358 del austríaco, complementarias y bien ejecutadas por el Ludis Dúo con esa frescura no exenta de virtuosismo, especialmente el tercer movimiento Molto presto.

El recorrido histórico continuaría con el Rondó D951 del Schubert (1797-1828) maduro y romántico, arrebatador entendimiento de los “Ludis”,
el impresionismo de Debussy (Petit Suite L65) colorido, brillante e incluso danzado a pares en su Ballet, más el felizmente recuperado de nuestro tiempo, el húngaro György Ligeti (1923-2006) con su Sonatina que es como volver a la forma y firma inicial desde la actualidad de un dúo que fue creciendo a lo largo del programa. Regalo de otro Ligeti contemporáneo, permutándose roles en igual complicidad y calidad más el Bach de Kurtag para meditar musicalmente sobre la juventud, lo eterno y las oportunidades de esta Filarmónica. Excelente Ludis Dúo.

Placeres corales

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Miércoles 18 de abril, 20:30 horas. Auditorio Teodoro Cuesta, Mieres: II Semana de la voz: La Voz en la Música Coral. Ensemble Voblana, Fernando Santirso González (piano), Rocío Fernández López (directora). Entrada: 5 €.

Me pregunto dónde está la afición coral mierense, porque de nuevo el auditorio que lleva el nombre de nuestro poeta, escritor, folklorista y músico local presentaba una entrada ridícula y desalentadora para todo el que se sube al escenario, y eso que los artistas viajan con sus familias y amistades, esta vez desde la cuenca hermana. Con esfuerzo se organiza esta semana de la voz y nada mejor que un coro justo cuando la Música Coral ha sido declarada bien cultural de la sociedad en España. cuya texto dejo aquí:

“El reconocimiento de la actividad coral como bien de nuestra sociedad y el apoyo a las iniciativas que persigan su fomento, así como el reconocimiento de la figura del director de coro como elemento indispensable de dicha actividad”.

Un coro de cámara con cuatro voces por cuerda, doce voces más la directora, todas mujeres, voces blancas que son el espejo a seguir con toda una trayectoria detrás desde el Conservatorio del Nalón formando a niños desde los 6 años, entendiendo que para recoger hay que sembrar, y esta mujeres, todas con estudios musicales decidieron en 2015 organizar este coro de VOces BLAncas del NAlón, pues es el acrónimo de su origen (dejo enlazada su página web). Con un programa dificilísimo y variado demostrando que no hay etiquetas, solo buena música coral -hay que buscarla- cantado de principio a fin de memoria con coreografías varias, implicación de todas ellas, no es de extrañar que allá donde van sean premiadas. Elegantes y sobrias, falda azul azulete con top negro, zapatos negros o descalzas, según las canciones, y el tono dándolo una de las componentes para cercanía en la escucha y comodidad en la dirección.

La calidad de VOBLANA es innegable, nos dejó boquiabiertos y disfrutamos como hacía tiempo con su empaste, afinación, sentimiento, buen gusto, desparpajo al presentar distintas componentes cada uno de los temas largamente aplaudidos como no recuerdo en Mieres, y un placer coral junto a mi admiración por estas jóvenes que nos hicieron pasar este miércoles al fin primaveral con sus temas.
Con la sala en penumbra fueron entrando con velas para cantarnos la bellísima canción irlandesa Jersulamen (en arreglo de Michael McGlynn) circulando entre las butacas y pasillos en un efecto de abrazo vocal desde la siempre difícil heterofonía, esa textura única donde las trece voces eran independientes para alcanzar esa belleza indescriptible.

Una muestra de polifonía religiosa con la Salve Regina del húngaro Miklós Kocsár nos transportó a las formaciones monacales, coros de niños o monjas de luz celestial, con unas sopranos sorprendentes y las contraltos sustentando unos graves increíbles para las voces blancas, en esta difícil página llena de disonancias y contrapuntos delicados bien interpretados por las chicas de Voblana.

Ya conocía Nunc dimittis del alicantino Albert Alcaraz, con la contralto solista y el piano de Fernando Santirso González antes de la entrada del coro a capella sumándose el teclado dejándonos una interpretación portentosa.
El gallego Julio Domínguez es otro de los grandes compositores para coro de nuestros días, y el Pater Noster de Voblana conjuga una hermosa partitura y una ejecución detallista, vocalizada y sentida con Rocío Fernández que conoce cada obra a la perfección también como contralto, lo que se nota por el entendimiento entre todos.

Torrevieja es un referente mundial en el mundo de los coros y sobre todo por su certamen de habaneras donde Voblana se presentaron con Habanera Salada (Ricardo Lafuente Aguado) balanceada al ritmo marino con el vuelo de la falda cual olas mediterráneas sobre las que se reflejaron unas celestiales sopranos, estratosféricas en agudos bien emitidos y sin chillar, con una sonoridad envidiable de las trece voces al sumarse la directora que en un extremos simplemente apuntaba y ayudó al final siempre exacto. La repetirían como regalo.

Desconocida para mí esta partitura actual desde México La Muerte Sonriente de la joven compositora Diana Syrse con toda su cultura de celebración alegre para ese paso obligado, resultó un auténtico bombazo por la puesta en escena, recitado previo, de nuevo la contralto solista, la coreografía, sumar instrumentos precolombinos, percusión y aerófonos, crótalos en tobillos o muñecas, percusiones con los pies en las tablas en un auténtico espectáculo, visualmente un placer y vocalmente estratosféricas. El número 13 es mágico y sin supersticiones con Voblana, y la sonrisa fue de oreja a oreja contagiándonos vitalidad, juventud y excelencia musical.

Todavía quedaban dos joyas más. Bob Chilcott es otro reputado compositor coral y con un pianista de talla como Fernando Santirso, sin contrabajo ni batería, pudimos escuchar el «Kyrie» y el «Sanctus» de A Little Jazz Mass, aires de gospel en latín para unas liturgias que deberían ser obligadas cuando se cantan así, voces llenas de matices y dinámicas amplias pero siempre ajustadas, buen gusto y estilo, movimiento corporal adecuado y las trece voces de color único lleno de brillo.

Fin de fiesta mágico con un piano virtuoso necesario para el arreglo de Bohemian Rapsody de Queen, maravilla de mi juventud por la que no pasa el tiempo, la inspiración clásica de Freddie Mercury cuya voz llegó a rivalizar con «la Caballé» para regocijo olímpico. Adaptación para voces blancas y piano que por momentos nos puso la carne de gallina y una lágrima corriendo por la mejilla.

Porque habiendo calidad en la partitura y además en interpretaciones como esta de Voblana y Fernando Santirso nos encontramos con este auténtico espectáculo músico-coral, de trabajada coreografía donde cada motivo daría para una exposición fotográfica, interpretación global tanto corporal como vocal de estas trece flores con piano que espero sigan funcionando en estos tiempos donde la verdadera crisis acaba siendo la intelectual, y mejor desconectar de las noticias para seguir disfrutando con la mejor terapia.

Si es coral y del nivel de Voblana el placer es obligado. Excelencia coral y el mejor de los conciertos de esta II Semana de La Voz organizada por la Concejalía de Cultura y la coordinación de la Escuela de Canto y Repertorio Haragei que dirige mi querida Elena Pérez-Herrero que disfrutó tanto o más que los privilegiados que acudimos este miércoles al auditorio de este Mieres adormecido y gris donde la luz sigue poniéndola la música.

GRACIAS