Inicio

La Esperanza siempre responde

Deja un comentario

Viernes 7 de marzo, 19:30 horas. Auditorio de Oviedo: Gala Solidaria 50 años Teléfono de la esperanza Asturias. Entrada donativo: 15 €.

Como bien comentaba Alfredo Morán casi al final del concierto, hay cosas que la música y el teléfono de la esperanza comparten: escuchar, no dar consejos, la palabra y el público, por lo que una canción, o muchas, fue lo mejor en esta gala que llenó el auditorio ovetense de solidaridad y buenas vibraciones.

Muchos artistas sobre el escenario, abriendo el acto Ladis García del Río, presidenta del «Teléfono de la Esperanza» en Asturias para comentar que se fundó en Sevilla en 1971 y cuatro años más tarde en Asturias, con sede en Oviedo y también en Gijón, contando con 81 voluntarios anónimos, varios de ellos se irían subiendo al estrado antes de cada actuación para contarnos su implicación: uno leyendo un escrito sobre cómo mantener una gota de agua y la simbología invitando a pasar por la sede, Ana Prado que nos contaría su formación de 9 meses donde cada llamada es un reto y mucho respeto, Elena López y el testimonio de su trabajo, un teléfono con muchos profesionales de todas las áreas como Dani López García, psicólogo y voluntario que nos hablaría de todo lo que hay detrás, y quien presentaría, sin necesidad de nombrarlo, a Víctor Manuel al describirle por su “sencillez y solidaridad, asturianía y sensibilidad», para citarle con parte de la letra de su canción «El paisanu»: «Que repiquen las campanas / que se abran todos los brazos / que está de nuevo en Asturias / que está aquí nuestro paisano».

Un aplauso inmenso, solidario y atronador para este voluntariado anónimo que desinteresadamente ayuda al otro lado de un teléfono que sigue sonando y nunca comunica, pues responden siempre las 24 horas del día, esperanza que no se puede perder.

La presentadora del evento sería Isabel Llano (Gijón, 1976), más conocida como Isasaweis, ingeniera técnica informática que desde hace más de una década comenzó en las redes sociales de internet (Instagram, YouTube, Facebook o Twitter) dando consejos sobre cocina, belleza y estilo de vida, compartiendo vídeos y publicaciones que acumulan millones de visualizaciones con una manera de explicar las cosas desde la cercanía y la naturalidad, además del cariño que muestra por sus seguidores -a los que se conoce como «piñones»-, generando un gran poder de atracción entre su enorme comunidad de seguidores (ahora se les llama «followers») y contagió a todos los presentes en la gala.

Abriría el fuego Fran Juesas, cantante y compositor asturiano, premio AMAS al artista revelación en el año 2019 y posteriormente en 2022 obtuvo ese premio en la categoría de «Canción Otras Escenas» con Hazlo por mi. Solo con su guitarra nos dejaría tres temas: Vengo del norte, Los años 80 cantando a un amor de verano en San Juan de la Arena con 15 años, casi 16 , y como Sabina «en un pueblo con mar», para finalizar con la conocida Canción de Oviedo, otro amor transitando por los rincones de la capital que muchos guardamos en la memoria vivida.

Música y poesía siempre de la mano, llegarían David Fueyo y Esther García, con poesías suyas (también tiene haikus como “Por la senda del viento”, un libro trilingüe en castellano, asturiano y japonés), mientras el piano de Fernando Malva iba ambientándolas, alternando los recitados: el ovetense con Manos que hablan, la valdesana con Tiempo de invierno y Libertad (en asturiano), para un estreno de David dedicado al Teléfono de la Esperanza: Donde aún no hay palabras y finalizaría Esther con Solo amor y un poema de infancia en nuestra llingua.

El siguiente en actuar sería el compositor y cantante asturiano Haim Álvarez, autor de Por un puñado de versos, su cuarto disco que pone música a poemas de varios escritores asturianos, o Amadeus, donde plantea una huida narrada a través de diez canciones y que recibió el Premio AMAS 2020 al Artista Revelación.

Con su banda nos dejaría parte de su último álbum con poemas musicados de David  Fueyo (Criptoinvierno de 2023), un canto poético a la complejidad del mundo y a sus habitantes que recitaría junto a Esther García (Esconsueñu), fusión de canciones y poemas, con presentación tras Prólogo de sus excelentes músicos: Fernando Malva al piano y sintetizador (impecable haciendo el bajo), la guitarra siempre elegante del turonés Alfredo Morán (autor también de los arreglos), la flauta mágica de Chus Fernández Soto (de quien puedo presumir pertenece a la Banda Sinfónica del Ateneo Musical de Mieres), los dos percusionistas Casanovas y Ricardo, padre e hijo (“Andar la casa”), sumándose Begoña Venegas al rabel, pandero y voces. Para ir cerrando las dos horas de concierto, llegarían los artistas invitados.

El brasileño de Recife en la región de Pernambuco pero afincado hace muchos años en Asturias, Vaudí Cavalcanti, tomaría el relevo con su guitarra acústica, e Issaweis le presentó como el “Mago de las fusiones musicales” junto a la guitarra eléctrica de Emilio Ribera , otro premio AMAS en 2019 y todo un virtuoso. Dos músicos suficientes para llenar de magia el auditorio con sus canciones, bossa, la conocidísima mundialmente Tristeza de Sergio Mendes con todo el público tarareando el estribillo, otro tema con las frutas de su Brasil de nuevo jugando con los coros populares, «tiquiti, tacataca» en otra bossa contagiosa, Nací para bailar que enlazaría con Ay! mama Inés, todos los negros tomamos café… Muy grande este pintor musical que es Vaudí, siempre con sombrero, que puso alegría y sabor.

Mis queridos amigos mierenses Elena Pérez-Herrero y Alfonso Morán han logrado estos años un dúo muy especial, calidad y calidez con un repertorio muy bien seleccionado y arreglado ex profeso. Elena Pérez-Herrero es una mezzo que desde 1993 ejerce la docencia e investigación del canto y la voz como instrumento de transmisión técnico-expresivo, aplicando conceptos enraizados en la psicología y corrientes filosóficas en diversos conservatorios o seminarios por toda España y maestra de muchas figuras del canto. Por su parte Alfredo Morán, es compositor, arreglista, productor y guitarrista que cursó sus estudios de música en el Conservatorio de Música de Oviedo, en el Taller de Músicos de Madrid y en la Berklee de Boston y lleva 12 trabajos editados (9 cedés  y 3 audio-libros), habiendo ganado el Premio Amas 2014 (en la modalidad Guitarra). Tras presentarse nos interpretarían de su último trabajo El clavel del aire blanco de Guastavino en arreglo del turonés, una maravilla vocal cual «suspiro detenido» en la voz de la mierense y pura elegancia de acompañamiento a la guitarra, incluyendo partes recitadas, tras lo que Elena daría un abrazo a los que están lejos pero siempre cerca con Longe de Federico Marroquín que tienen grabada en el CD Reflejos (2016), poesía cantada y sentida con unos matices extremos llenos de expresividad y buen gusto.

Y antes del cierre llegaba la noticia del último Premio AMAS 2024 como mejor teclista a Fernando Malva, que se entregaban en el Teatro Filarmónica, y al menos recogería los aplausos de un auditorio entregado.

Orgulloso de ser mierense, la última figura de la noche sería mi paisano Víctor Manuel (Mieres, 1947) con su hijo David San José (Madrid, 1976) al piano, nadie mejor para revestir temas de siempre que todos conocemos y escuchamos en respetuoso silencio. Sentido Solo pienso en ti, la casi descriptiva Soy un corazón tendido al sol (al citar «nunca piden nada, siempre dan» tan de este Teléfono de la Esperanza); el himno oficioso de Asturias con la letra escrita en 1937 por el salmantino -muerto en el exilio mexicano- Pedro Garfias (1901-1967) donde el piano de David sonó sinfónico incluso con percusión en el atril, escuchado en un silencio sepulcral que cortaba el aire para seguir emocionándonos. De regalo la poco cantada, pero siempre cercana, Para que te quieran y que tú sepas, las sensaciones vividas por todo el que se sube a un escenario y cantadas por «el de Mieres». Grandes padre e hijo, verdaderas estrellas en casa.

Final festivo con la Real Banda de Gaitas «Ciudad de Oviedo» dirigida por Vicente Prado El Pravianu para la foto final con todos los artistas más voluntarios, esta vez el himno oficial con todos cantando Asturias, Patria Querida.

Esencia desde un «tayuelu»

1 comentario

Lunes 27 de junio, 19:30 horas. Club de Prensa de La Nueva España, Oviedo. Presentación del CD Esencia, Silvia Torres (soprano), Alfredo Morán (guitarra), Fernando Malva (músico, técnico de sonido).

En asturiano un «tayuelu» es una banqueta de tres patas con más estabilidad que un taburete de cuatro y perfecto para definir la base de un CD que se presentaba ayer lunes con verdadera «esencia«, lo más importante y característico de una cosa según la RAE. Un disco que esconde muchas historias que nos explicaron tanto la cantante Silvia Torres (nacida argentina pero asturiana de siempre) como el arreglista  de los diez temas que han quedado registrados en esta pequeña obra de arte, el turonés Alfredo Morán, más Fernando Malva, no sólo excelente técnico de sonido, también músico, que completan todos juntos un trabajo mimado, con más de un año detrás de ensayos, adaptación, preparación, elección de los temas, colaboración entre ellos y finalmente la esperada grabación en los estudios «La Nozal» que se convirtieron en el mejor refugio donde destilar cada canción que Silvia hace suya, Alfredo tejió a su medida y Fernando cocinó, buena comparación y maridaje de música y fogones para dejarnos un menú degustación con toda la calma de estas músicas atemporales que están tan bien compuestas y adaptadas que soportarán modas, estilos y épocas.

Muy interesante las explicaciones de mi admirado Alfredo Morán sobre el trabajo del arreglista, su lúcido comentario de lo que debe ser un músico (más allá de tres meses de shows televisivos, ofertando uno de cirugía y preguntando quién se atrevería a operarse con semejantes «figuras» mediáticas), las incomprensiones sólo entendidas por las familias, verdaderos cimientos donde asentar no sólo taburetes sino todo el mobiliario y perfumes de esta profesión a menudo ingrata pero necesaria además de vital para tantos. La música sentida y vivida por este tayuelu con mucha esencia que nos dejaron en vivo una pequeña muestra del talento y sentimiento, cantante, guitarra y técnico «in situ» para comprobar de primer mano cómo son las tres patas necesarias en este equilibrio.

Comenzaron con La flor de la canela, no ya de Chabuca Granda sino de la Silvia Grande, la voz natural a la que se llega con muchos años de estudio con la maestra Elena Pérez Herrero, auténtico ejemplo a seguir en estos tiempos cambiantes, pues dio el primer paso que ahora sigue la discípula aventajada.

Impresionante siempre José Alfredo Jiménez y su Deja que salga la luna, que en el disco tiene el acordeón de Fernando y en vivo sólo con la guitarra del «otro Alfredo» sonó cercano y en casa, con los coros finales de un público de casa, cantarines y amantes de la buena música que no quisieron faltar a esta presentación en sociedad de este trabajo de Silvia Torres.

No está en el disco Gardel pero sí para escuchar su tango renovado por Alfredo, Volver que se vista en cualquier época siempre luce, más en la voz de Silvia en una pasarela que esperamos tenga muchas galas veraniegas en esta «era del Covid».

Y sobre la marcha, ante el clamor del público con la pareja de músicos animados, qué mejor para cerrar que un blues donde Alfredo se mueve como pez en el agua y la voz de Silvia encaja su musicalidad, sumando las palmas bien «encajadas» de unos amigos tunantes como Orson, dedicatario de este trabajo junto a toda la familia Pérez-Torres, un Blue Christmas que nos adelantó las navidades a junio porque climatológicamente Asturias es más frío que Río o Copacabana.

Del CD, todo él recomendable, sigo repitiendo en la bandeja dos «clásicos»: Las hojas muertas verdadero perfume francés con ese acordeón que nos transporta a orillas del Sena, la batería elegante, la guitarra de «El Django de Urbiés» y la preciosa voz de Silvia; Chloris de Reynaldo Hahn es otra joya de la «chanson» que luce con todos los vestidos, y con la alta costura de Morán, la belleza vocal de Silvia es para disfrutarla en modo bucle sonando en mi cadena, cercana, sentida, emocionada.

Por supuesto O Holy Night de Adam tiene todo el poso clásico, la frescura del arreglo y lo eterno de la música bien compuesta con la mejor interpretación.

La música siguió sonando en torno a unas viandas, vinos, cervezas, amigos, familia, celebrando este «recién llegado» a la familia de Luis y Silvia. Gracias a todos por compartir tanta belleza y sentimientos.