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Carnaval de zarzuela

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Jueves 27 de febrero, 19:30 horas. Teatro Campoamor, Oviedo: XXXII edición Festival de Teatro Lírico Español. «Doña Francisquita», “Versión libre” de Lluís Pasqual. Comedia lírica en tres actos, con música de Amadeo Vives Roig (1871-1932) y libreto de Federico Romero (1886-1976) y Guillermo Fernández-Shaw (1893-1965).

(Crítica para OperaWorld del viernes 28, con las fotos de Alfonso Suárez, y propias al finalizar la función, más el añadido de los siempre enriquecedores links, con la tipografía y colores que no siempre se puede utilizar)

El 29 de mayo de 2019 asistía en mi casa a la proyección en vivo (por las redes sociales) desde el Teatro de la Zarzuela a esta misma producción de «Doña Francisquita» que entonces rebauticé como Doña Paquita de Pascual al tratarse de una versión libre del escenógrafo catalán Lluís Pasqual (Reus, 1951), que entonces ya levantó polémica como si volviésemos la vista al pasado con tantas críticas por la revisión de títulos conocidos en todo el terreno lírico.

Tras casi cinco años de esta (re)visión de la centenaria zarzuela de Amadeo Vives, pude disfrutarla en vivo con la necesaria aportación del gran actor Gonzalo de Castro, querido en Asturias por aquella serie rodada en Lastres (Doctor Mateo) y que hace comprensiva esta actualización de “teatro dentro del teatro”, haciendo de productor y presentador respectivamente en cada acto, más la longeva Lucero Tena, leyenda viva de las castañuelas que ya estuviese en Madrid, Barcelona y Valencia, con decenas de “francisquitas” en sus manos, y que participó magistralmente en el conocido fandango, con el público que llenó el teatro, rendido a su arte con prolongada ovación solo cortada por el ramo de flores y ubicarla en una silla para presenciar al cuerpo de baile que lo hizo cual homenaje a la más querida de la noche.

Solo los textos cantados permanecen intactos, respetando tanto la música del gran maestro catalán como la letra del productivo tándem astur-gaditano (Romero y Fernández-Shaw), probablemente una de las más grandes obras de nuestro género lírico, mientras el libreto aparca y aparta la inspiración en «La discreta enamorada» (Lope de Vega) para revivirla con el otro catalán que nos muestra tres momentos de esta centenaria «Doña Francisquita» desde el mismo espíritu por reflejar personajes, modas y costumbres que habitaban Madrid durante tres épocas, revistiendo y transformando la acción como suele suceder en tantas versiones de otros títulos escénicos en la memoria de muchos, con menor o mayor acierto y gusto, siempre personal, y funcionando casi cual miniserie televisiva en tres capítulos, quedándonos con ganas de la siguiente temporada, y que como comentaba al inicio el productor, “sin diálogos como en la ópera”, por el coste de la grabación (no han cambiado los tiempos) y la simpática réplica de Milagros Martín, puede que haciendo de ella misma, siempre inconmensurable en todo, presumiendo en cada intervención de sus más de cuarenta francisquitas: “sin diálogos no se entiende” a lo que contestaba Gonzalo de Castro en el segundo acto televisivo: “para eso está Estudio 1”. Una miniserie de zarzuela dentro de la zarzuela ya metidos en las carnestolendas donde con el disfraz todo se permite.

Lluís Pasqual recalca en el programa de mano que su propuesta escénica está hecha desde la alegría que produce esta música “desde ese mundo de recuerdos felices repleto de emociones donde la zarzuela es la banda sonora de mi infancia”, y la de tantos aficionados. Pero también se trata de una propuesta reflexiva e innovadora (que Pasqual comentaba en el programa madrileño) para un auténtico clásico de la lírica española, señalando que «tal vez solo la música, evocadora y real al mismo tiempo, sea capaz de producir esos sentimientos» para disfrutar de ese  «espíritu de fiesta compartida» que titula para Oviedo, y que es el teatro lírico: un lugar de memoria de las artes y las emociones, algo que se dejó sentir en el Campoamor que agotó entradas para las dos únicas funciones, esperando aumenten para próximos festivales dado el éxito del actual.

Como reflejan las notas al programa madrileñas, «La joven Francisquita es sin duda uno de los personajes femeninos de zarzuela más reconocibles y populares. Por eso, como cada época recurre a sus clásicos para contemplarse en ellos, recurre a Doña Francisquita para admirar a esta muchacha enamorada, pero sagaz, que desde 1923 se pasea por los escenarios líricos (…) Y hace falta un grandísimo talento para mostrar, con la versatilidad que requieren cada una de las pasiones presentes en la obra, la inmensa paleta de colores que Vives nos ofrece en Doña Francisquita» y además el maestro catalán siempre componía para la voz pues decía que la zarzuela tenía que ser cantable. Fue Leonor Bonilla esa mujer a quien todos cortejan encarnando su rol con seguridad, gusto, buena proyección, matices cuidadísimos en todo el registro, siempre arropada por la cuidada dirección musical de Diego Martín-Etxebarría, y un gorgeo valiente como canta el ruiseñor.

Contrapunto valiente, timbre corpóreo y amplio incluso en el grave que obliga al cambio de voz pero totalmente creíble La Beltrana de Mónica Redondo, desparpajo y picaresca en la “Canción del Marabú” con la contestación a su altura del asturiano Juan Noval-Moro, un Cardona que arranca la zarzuela y va ganando en cada acto en presencia y buen cantar.

Importante interpretación del tenor argentino Santiago Ballerini como Fernando, color hermoso de tenor, volumen más que suficiente, mucha musicalidad, emociones de su infancia familiar porteña, buen empaste con sus compañeros y muy aplaudida la esperada romanza “Por el humo…” que fraseó en un tempo adecuado con la complicidad de un foso ideal.

Mención especial para la Capilla Polifónica “Ciudad de Oviedo” que dirige acertadamente José Manuel San Emeterio pues el coro es otra pieza irreemplazable en esta zarzuela, y sus intervenciones estuvieron además de coreografiadas (salvo en el estático primer acto), presentes, seguras, afinadas, aportando tantos personajes mal llamados secundarios (como niñas, buhonera, naranjera, aguador o el sereno Sergey Zavalin en el tercer acto), y contagiándonos ese “Canto alegre de la juventud” más el famosísimo “Coro de románticos” que parecía poner la banda sonora a la proyección trasera de la primera película de 1934 (dirigida por Hans Behrendt) que llevó esta zarzuela al séptimo arte.

Si el coro es indispensable, la participación del cuerpo de baile (con coreografía de Nuria Castejón) hizo crecer aún más esta representación que tuvo una cincuentena larga de personas sobre el escenario, aportando color, ritmo, movimiento y buen hacer con el beneplácito de Lucero Tena quien tras su fandango aplaudió la repetición ya con las cinco parejas de bailarines.

Breves pero válidas intervenciones de Bárbara Fuentes como amiga de Aurora, del barítono malagueño Antonio Torres en el brusco Lorenzo, y aún menor el Don Matías de Enrique Baquerizo que desprovisto de diálogos no le perdieron dos frases bien timbradas y hasta el casi autobiográfico canto que “conserva energía”.

Oviedo Filarmonía fue la orquesta perfecta y segura en todas las secciones con primeros atriles contribuyendo a disfrutar de la maravillosa música de Vives. Siempre bien conducida y conocida por el maestro Martín-Etxebarría (quien dirigiese el pasado año «La Rosa del Azafrán» también comentada desde aquí), sonó compacta, bien balanceada, disfrutándola desde su introducción, siempre dejando escuchar las voces, y marcando bien la pulsación para ayudar al cuerpo de baile. Otro tanto la Orquesta langreana de plectro, un septeto con dos mandolinas, dos laúdes y tres guitarras impecables en ejecución y presencia en cada aparición, ajustada tanto en solitario como con la orquesta  donde el arpa de José Antonio Domené aportaría aún más colorido instrumental.

Como resumen y aprovechando las tres escenas de esta miniserie madrileña: estatismo casi total que frena la acción en la grabación discográfica de una radio republicana, que hace propaganda de nuestro género lírico cuya música no necesita traducción, y como recordaba el productor De Castro ya se pondrá en un libro que acompañe al disco.

Buena idea la plataforma giratoria del plató televisivo para las cámaras, con el control de realización y logrando movimiento real con figurantes y coro estáticos en la mazurca salvo los bailarines, así como la alusión al ministro Don Manuel (Fraga) en un directo televisado, puede que en UHF (y prometiendo llevar a El Pardo a Milagros Martín cual figura del momento), donde el público forma parte del mismo.

Y ensayo final sin trampas, con mucho movimiento por los coros, bailarines, Lucero Tena, el plano iluminando (Pascal Mérat siempre impecable) para los diálogos “suprimidos” con los protagonistas sobre una tarima elevada mientras al fondo la película de Behrendt era la vuelta al pasado desde nuestros tiempos de actualizaciones escénicas.

Público satisfecho por la música de Vives y el espíritu de fiesta que Lluís Pasqual, aplaudido al final tras tres horas de espectáculo, trajo a Oviedo como inicio de temporada y un Carnaval recuperado también para nuestro género, patrimonio de la humanidad.

FICHA:

Jueves 27 de febrero de 2025, 19:30 horas. Teatro Campoamor, Oviedo: XXXII edición Festival de Teatro Lírico Español. «Doña Francisquita», “Versión libre” de Lluís Pasqual. Comedia lírica en tres actos, con música de Amadeo Vives Roig (1871-1932) y libreto de Federico Romero (1886-1976) y Guillermo Fernández-Shaw (1893-1965). Estrenada el 17 de octubre de 1923 en el teatro Apolo de Madrid. Coproducción del Teatro de la Zarzuela, con el Gran Teatre del Liceu y la Ópera de Lausanne (2019). Premio Max a la Mejor Producción Lírica (2020).

Edición crítica de Miguel Roa. Ediciones Arteria Promociones Culturales, SRL. SGAE y Editores /ICCM, Madrid, 2005 (2ª edición).

FICHA TÉCNICA:

Dirección musical: Diego Martín-Etxebarría – Dirección de escena: Lluís Pasqual – Dirección de la reposición: Leo Castaldi – Escenografía y vestuario: Alejandro Andújar – Audiovisuales: Celeste Carrasco – Iluminador: Pascal Mérat – Coreografía: Nuria Castejón  Director del coro: José Manuel San Emeterio.

REPARTO PRINCIPAL:

Doña Francisquita: Leonor BonillaFernando: Santiago BalleriniAurora: Mónica RedondoCardona: Juan Noval-MoroDoña Francisca: Milagros MartínLorenzo Pérez: Antonio TorresDon Matías: Enrique BaquerizoIrene la de Pinto: Bárbara Fuentes.
Con la colaboración especial de Lucero Tena y Gonzalo de Castro.

Oviedo Filarmonía

Coro Capilla Polifónica Ciudad de Oviedo

Orquesta Langreana de plectro

FICHA COMPLETA

Ucrania dos años después

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Jueves 12 de mayo, 20:00 horasTeatro Campoamor, OviedoXXIX Festival de Teatro Lírico Español: Katiuska (Pablo Sorozábal). Ainhoa Arteta, Àngel Òdena, Martín Nusspaumer, David Rubiera, Milagros Martín, Juan Noval-Moro, Enrique Baquerizo, Amelia FontOviedo Filarmonía, Capilla Polifónica “Ciudad de Oviedo”Jaume Santonja (director musical).

Reseña para Opera World del viernes 24 con los añadidos de links (siempre enriquecedores), fotos mías y de Alfonso Suárez / Cultura OVD, y tipografía cambiando muchos entrecomillados por cursiva que la prensa no suele admitir.
En dos años el mundo ha cambiado de forma vertiginosa. La pandemia de 2020 se llevó por delante una “Katiuska” muy esperada en Oviedo, Ainhoa Arteta entraba en una complicada etapa de su vida cancelando actuaciones, el volcán de La Palma estaría en erupción casi tres meses en un no lejano 2021, y por si fuera poco, Putin invadía Ucrania el 24 de febrero pasado. No es un argumento ideal, la realidad supera siempre la ficción, pero la primera opereta del maestro donostiarra parece más actual que hace 91 años, recomendando la lectura de «El teatro musical de Pablo Sorozábal (1897-1988): Música, contexto y significado» de Mario Lerena (Arte Textos 4, Universidad del País Vasco), donde en el capítulo 2.2.1.2. «Un despegue fulgurante: el triunfo de Katiuska» se narra con todo lujo de detalles esta obra escénica que forma parte de nuestra memoria musical, sobre todo para los que peinamos canas y escuchamos cientos de veces tanto en vinilo (conservo la grabación con el Coro de Cantores del maestro Perera, la Orquesta de Conciertos de Madrid dirigida por el propio compositor y los siempre únicos Pilar Lorengar, Alfredo Kraus o Renato Cesari), como en casete o CD, y ya en los tiempos actuales desde todas las plataformas a nuestra disposición, incluyendo YouTube© con la misma producción representada en Madrid el mes de octubre de 2018 cuando nadie preveía esta postpandemia tan dura y convulsa.
La “Katiuska de Sagi” sigue siendo vistosa pese al plano inclinado (como en la “Maruxa de Paco Azorín» que disfrutamos en Oviedo hace ahora tres años) pues no ayuda a la mejor actuación posible sobre el escenario y hasta podría haber algún percance, incluyendo las ruinas delanteras, solventado por la gran profesionalidad de todos los que subieron al escenario. Sumemos la escenografía del hoy director del Teatro de la Zarzuela Daniel Bianco, el elegante vestuario de Pepa Ojanguren (repuesto por Susana de Dios), o la iluminación siempre acertada de Eduardo Bravo en esta coproducción española triunfadora allá donde va.
Todo el elenco en general estuvo bien y muy equilibrado, comenzando con un Àngel Ódena protagonista total, como en su día Marcos Redondo, que fue creciendo de principio a fin pese a tener que comenzar con la siempre exigente romanza Calor de nido casi en frío, para ganar enteros, volumen y presencia a lo largo de los dos actos, destacando sobremanera en el dúo Somos dos barcas con Ainhoa Arteta. Pedro el Comisario tarraconense se ha hecho totalmente con el personaje y lo transmite con plena autoridad vocal, siendo el triunfador de la tarde.
La soprano tolosarra, auténtica princesa lírica vestida para la ocasión volvía a pisar las tablas con todos los miedos y precauciones, ganas y entrega sin estar en su mejor momento vocal, pero el público asturiano la adora y no solo le perdona todo, sino que le agradeció su presencia en el Campoamor. La emoción se palpó en cada romanza, Vivía sola con mi abuelita y sobremanera Noche hermosa, la musicalidad y buen gusto siempre presente, aunque en los concertantes no pudiese mantener su presencia vocal, pero todo un logro haber cantado esta “Katiuska” que servirá para continuar este renacimiento de nuestra Ainhoa querida y admirada en tantos años de carrera, donde Oviedo siempre ha estado presente. Le deseamos todo lo mejor en estos duros tiempos que corren y besar las tablas al final de la representación es un acto de fe en ella misma.
Mención aparte para la gran dama de la zarzuela, la veterana Milagros Martín más joven que nunca, derrochando talento, voz, gracia, escena, una declamación perfecta y el fox-trot impresionantemente bien bailado, A París me voy en la buena compañía del asturiano Juan Noval Moro y la réplica de la otra pareja de altura, Amelia Font con David Rubiera, que hicieron las delicias igualmente con el cuarteto y vals ¡Rusita, rusa divina!. Aunque los diálogos se hayan cortado, algo habitual hoy en día, ya no se habla de tiples o tenores cómicos, tampoco de actores y actrices cantantes, al fin tenemos cantantes que son grandes actores, y su participación en la opereta de mi tocayo, redondearon el equilibrado elenco, sin olvidarme de otro “imprescindible” como Enrique Baquerizo, el Amadeo Pich catalán que logró más de una carcajada en esta tragicomedia donde las katiuskas también tuvieron su propia coreografía.
Cerrando el elenco vocal, el tenor uruguayo Martín Nusspaumer que ya apuntase maneras en aquella “Tabernera” de 2018, defendió su Príncipe con ganas en unos concertantes siempre difíciles en donde su bello color (demostrado al menos en su romanza del primer acto Es delicada flor), quedó algo corto en volumen.
El coro y orquesta titulares subrayaron el nivel de la opereta con un Jaume Santonja sin concesiones vocales y manteniendo unos tiempos algo más lentos de lo habitual, lo que vendría bien a los solistas. De la Capilla Polifónica “Ciudad de Oviedo” (que dirige José Manuel San Emeterio) las voces graves comenzaron la función algo excesivos frente a las blancas más comedidas, todos al fin sin mascarillas, para ir ganando en empaste, siendo verdaderamente rotundos como campesinos y soldados. De Oviedo Filarmonía agradecer la inclusión de dos mandolinas para emular las balalaikas rusas, generando una tímbrica propia y especial, los buenos balances logrados por el director valenciano donde tampoco faltaron los saxofones y el piano, más las intervenciones del arpa, con una plantilla ideal que desde el foso sonó siempre bien armada, matizada y disciplinada.
El sábado será la segunda función de este consolidado Festival de Teatro Lírico en “La Viena española” que finalizará con la ópera «María Moliner» de Antoni Parera el próximo mes de junio que espero contar también desde aquí, más una gala lírica que me perderé por causas mayores, donde estarán Carlos Álvarez, Jorge de León y Rocío Ignacio bajo la batuta de Lucas Macías que vuelve al frente de su orquesta.
Ficha: Teatro Campoamor, Oviedo, jueves 12 de mayo de 2022, 20:00 horas. XXIX Festival de Teatro Lírico Español: “Katiuska” (Pablo Sorozábal), libreto de Emilio González del Castillo y Manuel Martí Alonso. Estrenada en el Teatro Victoria de Barcelona el 27 de enero de 1931, y en el Teatro Rialto de Madrid el 11 de mayo de 1932. Producción del Teatro Arriaga de Bilbao, coproducida por el Teatro Campoamor de Oviedo, el Teatro Calderón de Valladolid y el Teatro Español de Madrid. Edición de Pablo Sorozábal Gómez. Instituto Complutense de Ciencias Musicales / Sociedad General de Autores y Editores (Madrid, 2008).
Reparto: KATIUSKA, PROTEGIDA DEL PRÍNCIPE SERGIO: Ainhoa Arteta; PEDRO STAKOF, COMISARIO DEL SÓVIET: Àngel Òdena; SERGIO, PRÍNCIPE PRÓXIMO A LA FAMILIA IMPERIAL: Martín Nusspaumer; BRUNO BRUNOVICH, CORONEL DEL EJÉRCITO ZARISTA: David Rubiera; OLGA, JOVEN NOVIA DE BONI: Milagros Martín; BONI, ANTIGUO ASISTENTE DEL CORONEL: Juan Noval-Moro; AMADEO PICH, VIAJANTE VENDEDOR DE MEDIAS: Enrique Baquerizo; TATIANA, TÍA DE BONI Y DUEÑA DE LA POSADA: Amelia Font.
DIRECCIÓN MUSICAL: Jaume Santonja; DIRECCIÓN DE ESCENA: Emilio Sagi; AYUDANTE DE DIRECCIÓN DE ESCENA: Javier Ulacia; ESCENOGRAFÍA: Daniel Bianco; VESTUARIO: Pepa Ojanguren; REPOSICIÓN DE VESTUARIO: Susana de Dios; ILUMINACIÓN: Eduardo Bravo; AYUDANTE DE ILUMINACIÓN: David Hortelano; COREOGRAFÍA: Nuria Castejón.
Oviedo Filarmonía, Capilla Polifónica “Ciudad de Oviedo” (dirección: José Manuel San Emeterio).

Un puñado de rosas

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Jueves, 20 de mayo, 19:00 horas. Teatro Campoamor: XXVIII FESTIVAL DE TEATRO LÍRICO ESPAÑOL. La del manojo de rosas, Sainete lírico en dos actos y seis cuadros. Música de Pablo Sorozábal, libreto de Francisco Ramos de Castro y Anselmo Cuadrado Carreño; estrenada en el Teatro Fuencarral de Madrid (13 de noviembre de 1934). Producción del Teatro Campoamor (Fundación Municipal de Cultura). Entrada butaca: 46 €.

Si hay una zarzuela popular, por la que no pasa el tiempo, y con números musicales populares es El manojo de Sorozábal, y si se me apura, «El manojo de Sagi», porque sigue vigente, hermoso, divertido y elegante (el vestuario de Pepa Ojanguren impoluto y eterno), producciones para guardar y reponer ya que nunca defraudan.

Un buen elenco de voces aunque no bien amortizadas en este jueves donde triunfaron más los mal llamados secundarios y sobre todo el Espasa de Ángel Ruiz, digno sucesor de un Luis Varela que ha marcado historia en este manojo, completo de principio a fin; la Mariana de excelencia a cargo de Milagros Martín a la que da gusto ver y escuchar porque tampoco cumple años; finalmente la pareja Clarita-Capó, Beatriz Díaz y David Pérez Bayona que pusieron no ya la nota divertida del verbo y el canto, ese baile y el desparpajo en un «caló» castizo que hizo las delicias del público. Hasta nuestro «Charly Teibol» se marcó un inglés de casa suficiente para un reparto que tardó en calentar, con algunos desajustes entre foso y escenario que no empañaron una zarzuela querida y esperada siempre allá donde se representa, aunque el resultado final no pasó de lo aseado.

No hubo química en el inicio con la pareja protagonista Joaquín y Ascensión, ambos de color bello pero afinación fluctuante ya en su primer dúo (Hace tiempo que vengo al taller) ni tampoco en el segundo cuadro con la romanza No corté más que una rosa. Y el «duelo» Joaquín-Ricardo (¿Quién es usté?) rígido, falto de claridad en la difícil dicción aunque la puesta en escena, como todo este manojo, sea maravillosa. Al menos el «fox-trot» de Clarita y Capó hizo subir la temperatura musical con una Oviedo Filarmonía  que también fue subiendo enteros en el transcurso de la representación con el siempre seguro Óliver Díaz al mando.

El final del acto primero me dejaba dudas con un coro indeciso y algo retrasado antes de bajarse el telón.  Por lo menos el descanso sentó bien y el preludio del acto segundo ya nos devolvió una orquesta bien templada (con un arpa siempre precisa y una trompeta que incluso con sordina sonó clara y melódica), aunque algo falta de «músculo» habitual al que nos tiene acostumbrado (supongo que por la plantilla reducida), antes de volver con humor en esa Farruca salerosa y arriesgada sobre la furgoneta, que preparaba la esperada romanza de Joaquín Madrileña bonita tirante, sentida pero sin enamorar pese al timbre potente y bello de Alfredo Daza que no rindió como sería de esperar (seguramente el sábado ya estará más templado todo) y algo mejor la habanera ¡Qué tiempos aquellos! donde matizó con gusto esa melodía imborrable y pegadiza (como todas las del maestro vasco).

No quiero olvidarme del Don Daniel de Enrique Baquerizo en su línea de aplomo y seguridad tanto cantada como hablada y del resto, cuerpo de baile además de figurantes que aportaron belleza y color a un reparto que sobre el papel prometía, aunque el manojo quedó en puñado pero el genio de Sorozábal siempre compensa y deja impregnado el ambiente aunque tenga «carita de pena«.

REPARTO

Dirección musical: Óliver Díaz. Dirección de escena: Emilio Sagi. Oviedo Filarmonía, Capilla Polifónica «Ciudad de Oviedo»Carmen Romeu (Ascensión), Alfredo Daza (Joaquín), Juan Noval-Moro (Ricardo), David Pérez Bayona (Capó), Beatriz Díaz (Clarita), Ángel Ruiz (Espasa), Milagros Martín  (Doña Mariana), Enrique Baquerizo (Don Daniel), Fernando Marrot (Don Pedro), Carlos Mesa (Un inglés).