Inicio

Mieres de Traviata

1 comentario

Martes 15 de octubre, 20:00 horas. Auditorio Teodoro Cuesta (Casa de Cultura) de Mieres: retransmisión en directo desde el Teatro Campoamor de La Traviata (Verdi).
Un año después volvía a Mieres la ópera, eso sí, televisada, y nada menos que en el 200 Centenario de Verdi con una entrada como sólo esta obra inmortal es capaz de convocar.

Vuelvo a repetir las carencias de una emisión como las anteriores, que esta vez podrán compartir los cientos de personas que se dieron cita en La Escandalera de la capital, donde ni la iluminación está prevista para la televisión, la realización sigue dejando mucho que desear aunque haya mejorado, y el sonido logra el milagro de las voces tapando a la orquesta (!). Supongo que la falta de medios y algo más de conocimiento técnico no sean impedimento para continuar con esta experiencia que hace llegar la ópera a un público no habitual pero al que también debemos educar con calidad.

Las críticas profesionales tras la primera función coinciden con mi opinión técnica, aunque tras las consideraciones iniciales, quiero dejar unas pinceladas de cosecha propia.

Con un decorado casi minimalista a base de espejos – cristales, Susana Gómez es perfecta para la solución económica entre los grandes montajes inalcanzables por presupuesto y espacio escénico, y las versiones en concierto que no deben venderse como ópera en el sentido estricto. Sofá y mesa de despacho (diseño escenográfico de Antonio López), así como una pequeña mesa de juego como único Mobiliario, unido a un vestuario años 50 (de Gabriela Salaverri) completan la coproducción de la Ópera de Oviedo, Festival de Verano de El Escorial, Quincena Musical de San Sebastián, Auditorio Baluarte de Pamplona y Gran Teatro de Córdoba.

Foto de Codalario

Ópera atemporal donde las haya, el reparto resultó equilibrado en su totalidad, lo que es de por sí digno de mención, aunque la protagonista total haya sido Aylin Pérez que fue capaz de cantar y captar toda la evolución de su personaje de Violeta aunque sin camelias y transformada en una pelirroja Gilda Valery, color vocal perfecto para un rol que le está dando muchas alegrías. El Alfredo de Aquiles Machado resultó convincente en sus conocidas arias, delicado en los dúos y con ligeras carencias que no empañan la globalidad, completada por el Giorgio Germont de Gabriele Viviani, otro tanto que «su hijo», bien actoralmente aunque con una pequeña desafinación en la conocida «Di Provenza», puede que fruto del micrófono tan cercano y la orquesta «hundida en el foso», un trío sobre el que se asienta sin cojear esta maravillosa ópera.
Destacar la buena dirección musical de Carlo Montanaro capaz de dar su toque ya desde la obertura, jugar con los tempi de una Oviedo Filarmonía que no pude degustar como seguramente sonó en el teatro, y sobre todo cómo concertó con las voces, respirando con ellas y eligiendo siempre el aire que reclamaban los protagonistas, que lo son siempre.

No quiero olvidarme del Coro que dirige Patxi Azpiri, auténtica delicia escénica y vocal (nuevamente ellas mejor que ellos) con una profesionalidad que el tiempo ha ido asentando.

Los siempre difíciles secundarios cumplieron en sus intervenciones, desde la Flora de la asturiana María José Suárez, seguridad y aplomo, la delicada Annina de Marta Ubieta, siguiendo con Jon Plazaola (Gastone), Carlos Daza (Douphol), el Marqués José Manuel Díaz y el Grenvil de David Sánchez, junto a los «comprimarios» Gonzalo Quirós y Bruno Prieto (del propio coro) en sus breves apariciones como Giuseppe y Commissionario.

El público mierense disfrutó sobre todo hasta el descanso tras hora y media de un tirón, quedando todavía el último acto donde Violeta es «abducida por la luz» tras enamorar al respetable esta Ailyn Pérez como auténtica diva de esta segunda función que sonó en medio Asturias como merecido homenaje a Pepe Verdi. Agradecer estas iniciativas aunque tengan todos los peros que queramos y algunos sigan recordando el año 1958 de La Callas con Kraus, siempre Don Alfredo, en Lisboa… Ay! ¡si hubiesen tenido los medios técnicos de hoy en día…!

Norma ciega

4 comentarios

20130807-122227.jpg

En un periplo mediterráneo llegamos a Perelada el martes 6 de agosto conocedores de la Norma del Festival con entradas baratas agotadas y caras inalcanzables, autoconvenciéndome que las gradas de Roland Garros no eran lo mismo que la grandeza de un teatro. Pudimos comprobar el calor y la explicación del horario, las 10 de la noche, analizando la posterior ubicación en el punto de escucha porque lo importante era disfrutar desde el exterior, cual entradas ciegas de mi juventud, y en un banco nos sentamos a disfrutar de Bellini en estado puro, compartiendo «palco» con tres melómanos hasta el descanso y solo las dos parejas que llegamos al final, imaginando y recreando la puesta en escena asturiana, porque también la ópera de Oviedo estaba en el Castillo.
Del reparto la única, inimitable y auténtica prima donna Sondra Radvanovsky recreó su personaje, voz poderosa e íntima capaz de despertar y contagiar su musicalidad a los pájaros del castillo, reafirmando la grandeza demostrada en Oviedo en un rol que será suyo en este siglo XXI aunque la Bartoli busque su otro punto vocal.
Prudenskaia con unas arias bien cantadas algo livianas en el registro grave pero unos concertantes y sobre todo los dúos bien empastados completó el protagonismo femenino.
Los caballeros estuvieron un escalón por debajo, Colombara mejor que un Bros válido incapaz aún de convencerme pese a su encomiable esfuerzo, Pollione siempre engullido por la gran Norma.
El coro de cámara del Palau bien en todas sus intervenciones y la OBC estuvo bien en conjunto con detalles excelentes que el Maestro Montanaro se encargó de realzar, optando por tiempos y dinámicas siempre adecuados a las voces.
Experiencia estival que quiero apuntar para reflejar esta «Norma ciega» donde Sondra fue la diva capaz de conmover y arrancar lo mejor de este público volcado con ella.
Caminando hacia el apartamento todavía retumbaba el auditorio en sus salidas a saludar. Después parecíamos unirnos todos en el regusto operístico. La tormenta descargó hacia las 4 pero no pudo protagonizar esta representación única.
Ficha Artística:
Sondra RADVANOVSKY , soprano: Norma.
Marina PRUDENSKAYA, mezzosoprano: Aldagisa
Josep BROS, tenor: Pollione
Carlo COLOMBARA, bajo: Oroveso
Jon PLAZAOLA, tenor: Flavio
Mireia PINTÓ, mezzosoprano: Clothilde
CORO DE CÁMARA DEL PALAU DE LA MÚSICA CATALANA
ORQUESTA SINFÓNICA DE BARCELONA I NACIONAL DE CATALUNYA (OBC)
Carlo MONTANARO, dirección musical
Susana GÓMEZ, dirección escénica
Antonio LÓPEZ FRAGA, escenografía
Alfonso MALANDA, iluminación
Gabriela SALAVERRI, vestuario
Producción de la Ópera de Oviedo.

20130807-122206.jpg