Domingo 25 de junio, 12:30 horas. 72 Festival de Granada, Monasterio de San Jerónimo, “Cantar y tañer. Sones antiguos y barrocos”: Officium Ensemble, Pedro Teixeira (director). “Magister musicae: motetes de Sebastián de Vivanco y sus contemporáneos portugueses (con motivo del IV centenario de su muerte)!. Obras de Vivanco, Lopes Morago, Magalhães, Cardoso y Victoria. Fotos de Fermín Rodríguez.
Mañana dominical de misa “obligada” en San Jerónimo y resucitando al gran Sebastián de Vivanco (c. 1551-1622) con un ensemble portugués que ha unido “La gran polifonía ibérica: los intercambios luso-españoles”como titula sus notas al programa Ana García Urcola.
Si el compositor abulense estuvo “eclipsado” por su paisano Victoria, estaba claro que la celebración de sus 400 años no podía dejarse escapar desde el CNDM, que ha organizado diferentes conciertos a los que he podido asistir, especialmente de los asturianos El León de Oro (LDO), trayéndonos esta mañana de domingo su música junto a la de los contemporáneos aglutinados en Évora y con caminos de ida y vuelta pues nuestra Iberia musical durante el Renacimiento era “una, grande y (no muy) libre” por las luchas de poder. Al menos podemos agradecer que en nuestra vecina y querida Portugal no solo mantengan el interés por nuestra “polifonía de oro” sino que tengan conjuntos vocales con a calidad de Officium Ensemble, 17 voces perfectamente conjuntadas bajo la experta dirección de Pedro Teixeira.
En la capilla del real monasterio renacentista y presidiendo el magnifico retablo de autoría puesta a debate (atribuyendo las trazas a Jacobo Florentino y a Diego de Siloé, con ampliación de Pedro Orrea) pudimos disfrutar no solo de la Missa Assumpsit est Iesus de Sebastián de Vivanco sino también de obras intercaladas con compositores lusos y españoles en una liturgia vocal interrumpida por un público que realmente vivió esta “misa dominical” con el coro portugués.
El recital se titulaba “Magister musicae: motetes de Sebastián de Vivanco y sus contemporáneos portugueses» y la citada misa de Vivanco sería el núcleo de este concierto. Compuesta para la fiesta de la Transfiguración de Nuestro Señor que toma tanto su título como su principal base melódica de un motete del propio compositor, supuso cierta continuidad con la “transfigurada” noche anterior. Bien estuvo comenzar con esta obra interpretada para mejor comprensión auditiva de un autor eclipsado por otro grande pero de la misma talla musical (biografías aparte), con pronunciado gusto en un contrapunto complejo aunque con momentos diáfanos, como pudimos comprobar en el Credo y en el Agnus Dei. Las consignas tridentinas que pusieron a Palestrina de modelo, los contrarreformistas ibéricos las llevaron al pie de la letra siguiendo el dicho de “más papistas que El Papa”, y toda la música que disfrutamos fue de un aplauso general que en cierto medio rompió una liturgia coral oficiada por Pedro Teixeira y su conjunto: impecable dicción, equilibrio de voces, afinación perfecta, empaste y balance de un “ensemble” muy bien trabajado para este programa granadino.
Comenzaba esta “misa de Vivanco” a 5 voces con el Kyrie y Gloria para el recogimiento interior de todos, continuando con Estêvão Lopes Morago (c. 1575-d. 1641), que como bien nos explicaría el maestro Teixeira a mitad del recital, nació en España pero emigrado con 8 años a Évora donde haría su carrera llegando a Maestro de Capilla en Viseu, un ejemplo más de esta intercomunicación hispano-lusa que ojalá no se hubiese roto. Su Montes Israel a 5 no deslució del inicial Vivanco y un Officium Ensemble con “mucho oficio”. El público rompió la unidad emocional y hasta mística antes de proseguir con Vivanco y su motete a 5 Surge, Petre cual homilía antes del Credo de la «Missa Assumpsit est Iesus«.
Desconozco si Radio Clásica editará el audio aunque la retransmisión en directo no lo podrá conseguir (y aprovecho para felicitar a un extraordinario equipo de técnicos que seguirán trabajando mucho y bien en este Festival, de quienes dejo la foto abajo), pero no merecíamos romper la “magia del momento”. Continuaríamos escuchando el O, Domine Iesu Christe a 5 dispuestos en círculo buscando una sonoridad especial aunque la acústica monacal es perfecta para los coros de cámara. Más aplausos tras finalizar y ya no habría forma de mantener la unidad buscada. No me imagino una eucaristía tan interrumpida, pero “el pueblo manda” aunque carezca del mínimo conocimiento y respeto por esta liturgia musical.
Proseguimos el ordinario de la misa con el Sanctus, trío de solistas (soprano, alto y tenor) antes del «Hossanna» plenamente integrado en una unidad vocal homogénea y después el Agnus Dei. Digno de resaltar la calidad de estas formaciones jóvenes que captan el estilo renacentista lleno de recogimiento y espiritualidad, con el tactus no fácil de transmitir pero que el maestro Teixeira ha logrado llevar a su coro de cámara.
Bendita tierra lusa y un motete a seis, Commissa mea de Filipe de Magalhães (c. 1571-1652), antes de una breve pausa ya rota la “unidad dominical”, donde el director portugués nos haría una breve semblanza del intercambio musical bajo el mismo rey de las Coronas de Castilla, Aragón y Portugal entre 1580 y 1640 (también reflejado en las notas al programa), caso del español Lopes de Morago o el portugués Manuel Cardoso (1566-1650) que viajaría a Madrid en 1631 invitado por Felipe IV para dirigir los cantores de la Capilla Real, egresados de la catedral de Évora, auténtico centro polifónico luso. El Sitivit anima mea a 6, fue una pequeña muestra de la calidad de una polifonía ibérica que Officium Ensemble mostró antes del final musical, primero dos motetes a 5 de Vivanco, Quae es ista y Surrexit pastor bonus, llevándonos hacia un éxtasis musical de matices emocionantes y un aire alegre que finaliza con un “Aleluya” donde el coro siempre mimó cada frase de cierre, jugando con la acústica monacal bien entendida por Teixeira.
Evidentemente si el abulense hoy homenajeado y resucitado quedó eclipsado por Tomás Luis de Victoria (c. 1548-1611), al menos se debía poner al mismo nivel compositivo a ambos, nada menos que con el impresionante O sacrum convivium a 6, prueba de fuego para toda formación vocal que se atreva con nuestra “Polifonía de Oro”, con sobresaliente por nuestros hermanos portugueses en una “Misa por Vivanco” que unió espíritu polifónico y tridentino rompiendo unas barreras que para los tetragramas del momento nunca existieron.
Y sin fronteras musicales, un regalo del portugués Estêvão de Brito (Serpa, c. 1575 – Málaga, antes del 2 de diciembre de 1641), castellanizado a Esteban de Brito, alumno de Magalhães, maestro de Capilla en Badajoz y Málaga cuyo O Rex gloriae a doble coro puso el mejor “amén” a esta mañana “de guardar” en el Festival de Granada, con San Jerónimo marco ideal en estos repertorios, más tratándose de intérpretes con la calidad del Officium Ensemble con Pedro Teixeira al frente.
Ariana Russo, Claire Rocha, Inês Lopes, Mariana Moldão (sopranos); Laura Buddie, Fátima Nunes, Rita Tavares (altos); Frederico Projecto, João Barros, Ross Buddie (tenores); João Costa, Pedro Casanova, Rui Borras (bajos).
Pedro Teixeira (director).











