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Oviedo adora a Marina

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Jueves 12 de junio de 2025, 19:30 horas. Teatro Campoamor, Oviedo: XXXII Festival de Teatro Lírico Español: «Marina», ópera en tres actos con música de Emilio Arrieta y libreto de Francisco Campodrón y Miguel Ramos Carrión (1848-1915) basado en el texto de la opéra -comique La Veillée (1831), de Paul Duport y Amable Villain de Saint-Hilaire. Fotos de Alfonso Suárez y propias.

(Crítica para OperaWorld del viernes 13, con fotos de Alfonso Suárez, propias, más el añadido de los siempre enriquecedores links, con la tipografía y colores que no siempre se pueden utilizar)

Inmejorable cierre de temporada del trigésimo segundo Festival de Teatro Lírico Español de Oviedo, lírica pura porque «Marina» fue primero zarzuela pero después ópera gracias a un Emilio Arrieta que supo estar en el lugar exacto en el momento justo, aunque también por un Enrico Tamberlick, el tenor más famoso del momento que luchó junto al compositor navarro para poder estrenarla en el Teatro Real aún “italiano” tras el éxito de «Ildegonda» en 1849 -con libreto de Temistocle Solera en la lengua de Dante- y al fin poder cantar en español (tras los añadidos de Ramos Carrión) para convertirse en la primera “ópera en español” representada en el coliseo de la Plaza de Oriente dos décadas después de aquella primera que seguimos sin poder verla representada sobre las tablas (solo una versión de concierto en 2004 llevada al disco por RTVE). Al menos esta emblemática y casi eterna «Marina» tras la edición crítica de nuestro mejor tándem Cortizo-Sobrino se ha podido escuchar como en su estreno de 1871, íntegra, al igual que en la calle Jovellanos madrileña el pasado octubre, y con un elenco de altura para seguir reivindicando nuestro patrimonio musical, que nunca será suficiente a la vista de tantos grandes títulos que siguen cogiendo polvo incluso en archivos tan “poco musicales” e incluso difícilmente accesibles a los musicólogos como pueda ser el del Museo Nacional de Artes Escénicas de Almagro.

«Marina» ha sonado en todas las casas de mi generación, por la radio o en vinilo, números que se hicieron populares y “cantables” hasta para una parte del público ovetense sentado a mi lado (Vetusta sigue en el siglo XXI), habiendo pasado por las tablas del coliseo carbayón tanto en la versión primigenia como en la propia temporada de ópera, siendo un éxito seguro en taquilla, pidiendo a voces una tercera función pero exigiendo siempre la misma calidad que esta producción que volvió a llenar y hacernos disfrutar.

Nuevamente una función redonda por parte de todo el equipo que en el Campoamor funciona como una experimentada y gran familia donde todos se sienten “en casa”, pues se han subido muchas veces a estas tablas, y el trabajo concienzudo logra siempre el éxito, incluso en esta joya del compositor de Puente de la Reina donde lo flojo del libreto nunca podrá borrar la inspiradísima vena melódica, capaz de conjugar un romántico lenguaje belcantista, cercano a Donizetti pero también a Verdi o Rossini, con elementos de nuestro folklore, muchos de los que hicieron España parada obligada en aquellos primeros viajeros, escritores e ilustradores de la segunda mitad del siglo XIX.

El mejor ejemplo de belcanto es todo el papel de la protagonista Marina, sin duda uno de los más difíciles de cantar e interpretar que lleva al límite la voz (la de todos pero especialmente la de soprano ya desde su primera aria Pensar en él). Y nadie como Sabina Puértolas que así lo definió en la rueda de prensa previa, para encarnarlo en esta primera función y cautivarnos. Su momento vocal es espléndido, ha ganado en el registro grave sin perder color ni volumen, una proyección perfecta llena de matices y musicalidad, un empaste con sus compañeros ideal (el dúo Magnífico buque con Roque), siempre presente en los concertantes, más una interpretación de esta “adolescente” que convence con los gestos y enamora con su voz. Madurez escénica con una técnica que engrandece esta protagonista de Arrieta (de quien ha grabado también parte de sus canciones en “Los cisnes de Palacio”), fortaleza en la parte navarrica y los avatares de un hijo en la “edad del pavo” de quien ha tomado no la inseguridad sino toda la expresividad y estados emocionales para bordar esta Marina. Su “mezza voce” es prodigiosa (bellísima su romanza ¡Oh grato bien querido!), su dicción perfecta y cada aria de la “embajadora de la mierensía” fue muy aplaudida, de agudos prístinos, claros, seguros, especialmente en la recuperada aria final Iris de amor y de bonanza cual Lucía a duo con la flauta (brava Mercedes Schmidt) exigente, virtuosa y explosiva.

Todas las voces tiene ya una primera intervención arriesgada, pero nadie pecó de cobarde como expertos marineros. Así, estuvo muy acertado el trío masculino, que gira en torno a Marina, por los diferentes colores vocales, expresividad y entrega. El capitán crevillentino Antonio Gandía conoce bien este Jorge y estuvo valiente, buen alumno del maestro Kraus que sigue siendo el modelo para este rol (incluso en el ornamento tan de Donizzeti en la famosa aria Costa la de Levante… con la que se presenta en escena), agudos no muy abiertos y bien colocados. Iría creciendo en confianza hasta el popular brindis que abre el tercer acto, correcto y empastado en sus dúos y tríos, para llevar a buen puerto el hermoso dúo Por Dios, tu pena cese con la protagonista.

El asturiano David Menéndez debutaba un Roque apabullante de principio a fin. Vocalmente su timbre es carnoso en toda la extensión, poderoso y brillante pero también muy expresivo con unas tablas que hacen siempre creíbles sus papeles. El cuarteto Seca tus lágrimas (nº 8) sería verdiano a más no poder por empaste y color de todos, otro tanto en el dúo con Marina Magnífico buque o el terceto Ya estamos a bordo, pero impresionaría especialmente en sus seguidillas (La luz abrasadora) tanto en lo vocal como por una interpretación “embriagadora” donde lucir su vis cómica y voz en toda su amplitud al igual que melódico y sentido el tango con el coro Dichoso aquel que tiene la casa a flote.

El contramaestre malagueño Luis López Navarro encarnó un completo Pascual, un bajo auténtico pero musical en cada intervención, rotundo por registro y “cantabile” en el primer dúo con Marina (¡Niégame que es tu amante!), nada «tosco y rudo trabajador…» sino pura lírica y lleno en el octavo número del cuarteto, para rematar una gran interpretación con la escena junto a Marina y Jorge (¡Ella! ¡Prudencia!).

Breves pero manteniendo el nivel de calidad el bilbaíno capitán y marinero “medio asturiano” José Manuel Díaz ya desde su primera escena Felices días con Marina, o la Teresa ovetense María Zapata, así como Seve Cimadevilla, componente del coro.

Y el coro titular que prepara San Emeterio, voces aficionadas pero imprescindibles en el Festival, aquí con protagonismo de principio a fin. Escénicamente siempre acertados (aunque para la complicada sardana resultase casi una danza prima mezclada ¿con un rigodón?), las voces blancas bien afinadas con los pescadores iniciales, encajando bien la escena marinera que cierra el primer acto, algo más “tensos” en la primera escena del segundo (con el arpa brillante y presente de José Antonio Domené que proseguiría en la romanza de Marina), para llegar bien curtidos para el brindis y matizados en el tango con Roque.

En el foso el asturiano Óliver Díaz volvió a demostrar su amplia experiencia en los repertorios belcantistas y el profundo, además de minucioso, conocimiento de «Marina» (con la que debutó en Gijón el ya lejano verano de 2003 para dirigirlo diez años más tarde en Madrid, y Oviedo al siguiente), exigiendo y “apretando” a todos hasta el límite pero mimando todas las voces, ayudándolas, consiguiendo sacar un balance orquestal apropiado para una plantilla mayor que en la versión de zarzuela, con la titular Oviedo Filarmonía que en sus manos rinde al máximo, con excelentes preludios (el del tercer acto de lo más “italiano”), buenos solistas y contagiando la confianza necesaria para un resultado global más que notable. No figuraba en el programa de mano, pero bien y presente (sonó algo amplificada) la breve intervención de pulso y púa desde la bolsa escénica en las seguidillas de Roque.

La puesta en escena de Bárbara Lluch volvió a ser visualmente atractiva, sencilla pero efectiva con la escenografía de Daniel Bianco, ayudando a las voces a base de escaleras y pasarela superior donde ir colocándose para proyectarse sin problemas, aunque haya cierto “horror vacui” por los muchos figurantes (también bailarines) que plásticamente resultan correctos pero por momentos abigarrados, deambulando sin mucho sentido. Espectaculares las videoproyecciones de Pedro Chamizo con unos cielos y Mediterráneo cambiantes para subrayar cada escena y la siempre acertada iluminación de Albert Faura. El vestuario de Clara Peluffo muy de la época en “los señoritos y señoritas” que no lo son para el ambiente marinero de astillero, playa y puerto, con unas rederas algo “floreadas” aunque el resto resultó más creíble y apropiado a todos los personajes.

Oviedo adora a Marina y toda la lírica, el Arrieta como mejor broche para un curso variado que sigue haciendo las delicias de tantos melómanos venidos de toda la geografía para comenzar a reivindicar la capitalidad cultural europea para 2031. Aún queda tiempo pero la historia se sigue escribiendo y la música en Asturias forma parte de su identidad.

FICHA:

Jueves 12 de junio de 2025, 19:30 horas. Teatro Campoamor, Oviedo: XXXII Festival de Teatro Lírico Español: «Marina», ópera en tres actos con música de Emilio Arrieta (Puente de la Reina, 1821 -Madrid, 1894) y libreto de Francisco Campodrón (1816-1870) y Miguel Ramos Carrión (1848-1915) basado en el texto de la opéra -comique La Veillée (1831), de Paul Duport y Amable Villain de Saint-Hilaire.

Estrenada como zarzuela en el Teatro del Circo, el 21 de septiembre de 1855.

Estrenada como ópera en el Teatro Real, el 16 de marzo de 1871.

Edición crítica de María Encina Cortizo.

Ediciones Iberautor, Promociones Culturales SRL Instituto Complutense de Ciencias Musicales, 2005 (2ª edición)

Nueva producción del Teatro de la Zarzuela (2024).

FICHA ARTÍSTICA

Dirección musical: Óliver Díaz – Dirección de escena: Bárbara Lluch – Asistente de la dirección de escena: Paula Castellano – Escenografía: Daniel Bianco – Vestuario: Clara Peluffo – Iluminación: Albert Faura Bravo – Ayudante de iluminación: David Hortelano – Movimiento escénico: Mercè Grané – Diseño de videoproyecciones: Pedro Chamizo.

REPARTO

Marina (huérfana): Sabina Puértoles – Jorge (capitán): Antonio Gandía – Roque (contramaestre): David Menéndez – Pascual (propietario del astillero): Luis López Navarro – Alberto (capitán): José Manuel Díaz – Teresa (amiga de Marina): María Zapata – Un marinero y una voz: Seve Cimadevilla (componente de la Capilla Polifónica “Ciudad de Oviedo”).

FIGURANTES

Alberto Arcos, Claudia Agüero, Emilio Vega, Joana Quesada, Lucas García, Lucrecia Sánchez, Maite Menéndez, Olimpia Oyonarte, Oscar Fresneda, Paco Celdrán.

Oviedo Filarmonía

Coro Capilla Polifónica “Ciudad de Oviedo”

Director de coro: José Manuel San Emeterio

Marina para cerrar temporada

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Este pasado lunes 9 a mediodía tenía lugar la rueda de prensa para presentar en el salón de té del Teatro Campoamor el cuarto y último título de la 32ª edición del Festival de Teatro Lírico, «Marina» de Arrieta y Campodrón, que levantará el telón este jueves 12 (19:30 horas) y el sábado 14 (19:00 horas).

Tomaría la palabra el presidente de la Fundación Municipal de Cultura (FMC), el concejal David Álvarez Menéndez que presentaba esta nueva producción del Teatro de la Zarzuela madrileño con dirección escénica de Bárbara Lluch, a quien agradeció y felicitó por el trabajo realizado en La Regenta, el segundo título, y por supuesto a la Oviedo Filarmonía en el foso, en el escenario la Capilla Polifónica Ciudad de Oviedo y al maestro Óliver Díaz, presente en la rueda de prensa junto a todo el elenco y a Cosme Marina, director artístico de la FMC.

Álvarez pudo presumir y con razón de seguir siendo el “segundo centro de exhibición de la lírica tras el Teatro de la Zarzuela, con una programación contemporánea estable en España» para este festival que sigue vivo 32 años después.

Cosme Marina comentaría de este título la fusión de “zarzuela y ópera» con un título que sigue vinculado al Teatro Campoamor (incluso en la temporada de ópera que arranca en septiembre), título recurrente en la capital asturiana. Del Festival de Teatro Lírico Español resaltó que puede sea el único con ocupaciones que están entre el 90 y el 100%. De esta Marina, resaltó que es un gozo por muchas razones, por Bárbara Lluch «que ha sido casi nuestra artista residente esta temporada, con dos de los cuatro títulos» y por tener a otra persona de la casa como Óliver Díaz, otra de las columnas de este Festival, para concluir con la ventaja de esta Marina donde tenemos un grandísimo reparto (con una zarzuela que el director ovetense conoce bien pues ya la dirigió en Madrid en 2014).

Bárbara Lluch aseguraba que Marina “es una de que una de las óperas españolas más difíciles de cantar y de interpretar” y ha incidido en que “es un honor, estar en Oviedo, en el Teatro Campoamor, defendiendo nuestro género lírico español”. Y comentaría que junto a La Regenta son dos de sus ‘hijos’ favoritos.

Para el asturiano Óliver Díaz siempre es un placer y un honor estar en casa en el amplio sentido de la palabra y estar impresionado con el dato del 92% de ocupación que «dice mucho del amor por la cultura que se respira en Oviedo». Musicalmente destacaría que Marina es una obra muy de contrastes y coral, pues requiere solistas de primer nivel. Proseguiría la maña de nacimiento, criada en Tafalla y «embajadora de la mierensía» Sabina Puértolas que asume el reto de este título de su «paisano» Arrieta, uno de los «más difíciles de cantar e interpretar… nos lleva al límite», y que con la «nueva visión» de Lluch es como recrear a su hijo adolescente por los cambios de ánimo de su rol protagonista.

Del elenco presente, también hablarían Antonio Gandía solicitando con humor, una «tercera función» que muchos venimos pidiendo hace tiempo (recuerdo cuando en los inicios había cuatro) y también pediría el barítono asturiano David Menéndez, debutando un Roque que preparamos juntos en aquellos años de estudiante, y ya que tiene tanto éxito de público también reivindicaría la tercera función.

Este jueves de vuelta a casa lo contaré para Ópera World y también desde este blog.

La Regenta vuelve a Vetusta

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Jueves 10 de abril de 2025, 19:30 horas. Teatro Campoamor, Oviedo: XXXII Festival de Teatro Lírico Español. «La Regenta», ópera en tres actos, con música de Maria Luisa Manchado Torres y libreto de Amelia Valcárcel y Bernaldo de Quirós.

(Crítica para OperaWorld del viernes 11, con las fotos de Alfonso Suárez, más el añadido de los siempre enriquecedores links, con la tipografía y colores que no siempre se pueden utilizar)

Oviedo ya no es Vetusta pero «La Regenta» de Clarín merecía esta ópera en homenaje a los 140 años de su publicación, y tras el estreno madrileño llegaba al Teatro Campoamor y su festival de teatro lírico, gracias al empeño de la profesora Amelia Valcárcel y la compositora Marisa Manchado, Premio Nacional de Música (2024) precisamente en la modalidad de ópera por esta obra tan esperada en la capital asturiana, un tándem que aceptó el reto equiparable según ambas al de Da Ponte y Mozart por reducir a drama Las bodas de Fígaro y cómo el primero escribía las palabras mientras él segundo hacía la música. Para ellos en seis semanas todo estaba en regla pero para las madrileñas la composición de «La Regenta» les llevaría diez años (más otros diez desde la idea primigenia).

Estrenada en Madrid (con cinco funciones) estaba claro que Oviedo tenía que vivir y presenciar esta ópera de nuestro tiempo, donde más de cien años después, aún queda parte de esa Vetusta clariniana y farsante, pues parte del público -maduro y femenino mayormente- salía escandalizado de sus localidades y gritando por los pasillos en medio de la escena del tercer acto con “el cazador Víctor y la presa Regenta”, un coito elegante y nada explícito mientras el cornudo Quintanar se confiesa a Fermo y retará a Mesía, pero que hubiera reaccionado probablemente de la misma forma ambientándose en Boston o Sonneberg, pues si algo tiene esta novela llevada al cine, la televisión, el teatro o finalmente a la lírica, es su atemporalidad y universalidad donde aparecen “el poder, la maldad, las miserias y las ruindades humanas” que son la inspiración de la compositora, tal y como refleja en sus notas al programa.

Condensar las casi mil páginas de la novela de Leopoldo Alas no era tarea fácil, menos aún adaptarla para poder ser cantada (y hablada en momentos puntuales) por sus personajes, pero el trabajo de composición es loable para una ópera actual (me niego a calificarla de vanguardista), exigente para todos, sumándose una escena minimalista de Bárbara Lluch (en Oviedo estuvo Paula Castellano), negra, sobria, que plasma la soledad y la claustrofobia, con un diván como único mobiliario, donde los tres actos se suceden sin pausa, siendo los dos planos en que se realiza la acción lo más logrado, junto a la iluminación y escenografía apropiada de Urs Schönebaum más el vestuario elegante de Clara Peluffo (válido para toda ella aunque implícito en el baile del casino), nos van situando en todos los ambientes de la obra de Clarín.

Y Ana Ozores omnipresente la hora y media, con los cambios de vestuario llenos de complejo simbolismo, revistiéndose en la escena con los distintos modelos, casi como disfraces, de viuda, señora, virgen o prostituta, con pestañas que parecían ser aquellos recortables de los que en mi época llamábamos “mariquitas”.

La soprano María Miró encarnó a esta regenta plena, empoderada en una evolución de su personaje a lo largo de la función: mojigata con las beatas, doliente en la procesión, contenida con El Magistral, apasionada con Mesía y hasta consumida por el remordimiento (y el enclaustramiento), con esa frase tan concluyente y angustiada de “Estoy tan sola, tan yerta”. De canto siempre cuidado, íntimo y potente, timbre bellísimo y uniforme color vocal, sin fisuras en las no muchas coloraturas que MM (como llama Amelia Valcárcel a la compositora) escribe para la protagonista, sobre todo en el último acto de esta su tercera ópera.

El Magistral del barítono David Oller también jugó con su lucha interior, difícil proyectar la voz desde el plano superior pero mejor al lado de su Anita de quien es “su amigo del alma”, el cura lascivo de apariencia mística y sin complejo de Edipo con su madre Doña Paula (una Laura Vila de graves cortos en su emisión desde el lateral del plano superior), de timbre algo “blando” para su personaje, pero convincente en la escena.

El inmoral Álvaro encontró en el tenor Vicenç Esteve la mejor opción para toda la carga seductora de su personaje, “El Don Juan de Vetusta”, vestido decimonónico morado con peluca de ilustrado, que nos dejó un trío bien empastado en el casino con Vegallana, otro sátiro bien encarnado por el también tenor José Manuel Montero de registro más grave con buena diferenciación de colores, y el Don Víctor a cargo del bajo Cristian Díaz, algo limitado de volumen pero suficiente gracias a un foso que siempre respetó las tablas, que sería abatido por el fugado Mesía.

La soprano María Rey-Joly sedujo como la viuda Obdulia y ex-amante de Don Álvaro, sensual, luchando con una escritura vocal que no ayuda al lucimiento pero escénicamente convincente, al igual que la Petra de la mezzo Anna Gomà, con una voz de calibre especialmente en la confesión al Magistral. Dos carreras vocales divergentes en el tiempo pero completando un reparto que remataría el contratenor Gabriel Díaz como sapo, actoralmente impresionante y vocalmente perfecto en este rol repulsivo: imaginería en la procesión central del segundo acto y el repugnante “sapo” del beso a La Regenta.

Merece destacar la intervención del coro residente del festival que prepara San Emeterio, una Capilla Polifónica “Ciudad de Oviedo” amateur pero plenamente entregados en el papel de Vetusta, los vecinos de mirada pervertida, chismosos (original la escena con los periódicos y el agujero con las caras, del que dejo una de las fotografías de Alfonso Suárez), inmóviles, jugando con los paraguas más allá del guiño a la climatología asturiana del “Nunca pasa nada, llueve y para…”, con pasajes complicados en esta partitura atonal y sin muchos referentes pero que solventaron con profesionalidad, además de aportar a Eugenia Ugarte y Ángel Simón como Beata y Señorito a este gran reparto clariniano de Valcárcel-Manchado.

Todo el peso de la ópera recayó en Jordi Francés que sacó lo mejor de la partitura, concienzudamente trabajada, con una Oviedo Filarmonía compacta, amplia, afinada, versátil desde hace años, con tímbricas hermosas, una percusión precisa, arpa y teclas virtuosas, el saxo que nos llevaba al vals del casino o el maravilloso solo de violín de Mijlin. La música de Manchado, bien analizada en las notas al programa por el doctor Jonathan Mallada, es difícil de ejecutar por todos. Tiene pasajes agradables de escuchar, con glisandos en la cuerda muy efectistas, solos para demostrar la calidad de los primeros atriles, sonoridades de music-hall, ritmos reconocibles e incluso leit motivs que ayudan a seguir una acción siempre clara en el libreto de Valcárcel, pero el trabajo del director barcelonés, todo un especialista en nuevos títulos, hizo posible una función de autentico drama escénico con respeto por las voces y hacer con la música de la orquesta un abrigo que vistió esta ópera de nuestro tiempo, esperando siga representándose al menos en los 150 años de «La Regenta», porque espero que para entonces el público de esta Vetusta del siglo XXI ya esté educada en las músicas actuales, incluso a las que llaman “de vanguardia”.

FICHA:

Jueves 10 de abril de 2025, 19:30 horas. Teatro Campoamor, Oviedo: XXXII edición Festival de Teatro Lírico Español. «La Regenta», ópera en tres actos, con música de Maria Luisa Manchado Torres y libreto de Amelia Valcárcel y Bernardo de Quirós, basada en la novela homónima de Leopoldo Alas “Clarín”. Estrenada el 24 de octubre de 2023 en la Sala Fernando Arrabal de las Naves de Español en Matadero (Madrid). Coproducción del Teatro Real y del Teatro Español (2023).

Versión orquestal para el Festival de Teatro Lírico Español de Oviedo. Edición a cargo de Guillermo Buendía Navas (Madrid, 2024).

FICHA TÉCNICA:

Dirección musical: Jordi Francés – Dirección de escena: Bárbara Lluch – Asistente de dirección: Paula Castellano – Escenografía e iluminación: Urs Schönebaum -Vestuario: Clara Peluffo   Director del coro: José Manuel San Emeterio.

REPARTO:

Ana Ozores (La Regenta): María MiróFermín de Las (El Magistral): David OllerÁlvaro Mía (Presidente del Casino de Vetusta): Vicenç EsteveDon Víctor Quintanar (marido de la Regenta, exregente de la Audiencia): Cristian DíazPaco Vegallana (mejor amigo y confidente de Mesía): José Manuel MonteroObdulia (viuda llamativa y antigua amante de Mesía: María Rey-JolyPetra (criada de la Regenta): Anna GomàDoña Paula (madre del Magistral): Laura Vila Sapo (un monago): Gabriel DíazBeata: Eugenia UgarteSeñorito: Ángel Simón.

Actores: Andrés Bernal y Magdalena Aizpurúa.

Oviedo Filarmonía

Coro Capilla Polifónica Ciudad de Oviedo

Vetusta espera por La Regenta

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Este martes 8 de abril a las 11 horas tenía lugar en el Salón de Té del Teatro Campoamor la rueda de prensa para presentarnos la ópera española «La Regenta», segundo título del XXXII Festival de Teatro Lírico Español de Oviedo, un proyecto que al fin devuelve a Vetusta nuestra Ana Ozores tras casi un siglo y medio.

David Álvarez, concejal de Cultura y presidente de la Fundación Municipal de Cultura (FMC) del Ayuntamiento de Oviedo, tomaba la palabra en primer lugar para cedérsela después a Cosme Marina, director artístico de la FMC, resaltando ambos lo que supone para la capital asturiana, dentro de los actos del 140 aniversario de la  publicación de la gran novela de Leopoldo Alas Clarín, y por supuesto la implicación y esfuerzo de tantos implicados en esta ópera, comenzando por todo el personal del Teatro Campoamor, la Oviedo Filarmonía y la Capilla Polifónica «Ciudad de Oviedo», pilares de esta producdión de nuestro tiempo, antes de dar paso a Amelia Valcárcel, libretista, y Marisa Manchado, compositora.

Evidentemente en Asturias conocemos bien a la profesora de Filosofía en nuestra universidad, enamorada de la película del asturiano Gonzalo Suárez y como buena aficionada a la ópera pensó en utilizar este «esqueleto de hierro» de Clarín y poder llevarla a las tablas ya en sus tiempos de Consejera de Cultura (de 1993 a 1995). Lo que parecía imposible  resultó un reto, sus gestiones, contestaciones no solo económicas donde la «cenicienta» parece siempre nuestra cultura, lo de «como no lo hagas tú» y los más de 20 años dándole vueltas sabedora que sólo una ópera podía «condensar» esta Regenta, incluso con las reticencias a las óperas contemporáneas. Estaríamos horas escuchando a Doña Amelia, las explicaciones del proceso creativo junto a MM (como se refería a su amiga y cómplice a la que fue convenciendo en Madrid, Oviedo o Llanes), casi como el tándem Mozart-Da Ponte de estas dos señoras, mujeres implicadas en mejorar nuestra sociedad, las escapadas para ir dando forma a esta ópera llena de sarcasmo (como el de la propia Valcárcel), reflejar el «odio» de Vetusta donde el coro personifica una ciudad que con el paso de los años solo quedará en el recuerdo pero que permanecerá en la ópera.

También Marisa Manchado destacaría aspectos importantes para un argumento que permanece con una «Música que es farsa desde la música» porque ya existe demasiada tragedia en el texto y como en el cine la banda sonora está para completar la trama, casi como en sus muchos años al piano ambientando cabaret, Brecht y un ambiente traído a esta ópera donde lo más destacable es el trabajo en equipo con el mismo elenco casi al completo tras su estreno en Madrid el 24 de octubre de 2023 en las Naves del Español en Matadero.

El responsable musical de esta ópera es Jordi Francés, felicitando al coro por el enorme reto que supone siendo aficionados y la total entrega en esta obra, cómo trabajó con Bárbara Lluch para aprender y dirigir desde nuevas ópticas, en Oviedo con Paula Castellano, para posteriormente y con todo el reparto en el salón, ir comentando la experiencia de esta Regenta en Oviedo, el placer de María Miró y David Oller en los papeles protagonistas, y el último en incorporarse, José Manuel Montero, quien se sintió como en casa y lo que supuso preparar esta ópera desde el piano hasta al fin escuchar a la orquesta y comprender aún mejor esta partitura que todos estamos deseando vivir.

Dos funciones el jueves y sábado que sabrán a poco, con casi todo el papel vendido y esperando la oferta del festival aumente las representaciones en próximas ediciones porque está claro que hay afición, acuden aficionados de todas partes, es una inversión y Oviedo sigue siendo referente lírico en España.

Lo contaré desde aquí y para Ópera World.