74º Festival Internacional de Música y Danza de Granada (día 21). Música de cámara.
Miércoles 9 de julio, 21:00 horas. Iglesia del Monasterio de La Cartuja: Orquesta Barroca de Sevilla, Aurora Peña (soprano), Ignacio Ramal (violín y dirección). Obras de Handel, Ferrandini, Juan-Alfonso García y Vivaldi. Fotos ©Fermín Rodríguez.
Volvía en este vigésimo primer día de mi festival a la bellísima iglesia barroca del Monasterio de La Cartuja granadina con un música de la misma época llegado desde Sevilla plenamente universal ¡y actual!, donde no faltó el homenaje a Juan-Alfonso García y una acústica con reverberación ideal para las obra instrumentales aunque no tan buena para la voz, sumándole un calor que nunca es bueno para los músicos. La web lo presentaba así:
Barrocos con García
La Orquesta Barroca de Sevilla es uno de los más importantes conjuntos españoles dedicados a música del período preclásico, pero este año se acerca al Festival para participar en el homenaje a Juan-Alfonso García en el décimo aniversario de su muerte. Lo hace con un programa en el que participa la soprano Aurora Peña y que tiene como centro el Tríptico del compositor extremeño-granadino, que condiciona el resto del recital con dos obras instrumentales especialmente célebres y otras dos piezas vocales también conocidas: primero, un lamento escrito por Ferrandini sobre la imagen de María ante el Santo Sepulcro (una obra que fue atribuida a Handel); después, un virtuosístico motete de Vivaldi, auténtica oración penitencial que refleja el temor a la justa ira de Dios y la esperanza en su misericordia.
La Orquesta Barroca de Sevilla (OBS) comandada por Ignacio Ramal (de quien la revista Codalario tiene como protagonista del mes en una amplia y documentada entrevista de mi querido Mario Guada) sonó perfecta de afinación (pese al calor cartujeño), empastada, con excelentes balances, «históricamente informada» y con una plantilla de cuerda donde alternaban clave y órgano, dando un sonido consistente que en este recinto es el ideal.
Iré intercalando en mis comentarios las notas al programa de Pablo J. Vayón: que titula Misterios barrocos. Así el concierto comenzaba con Handel (Haendel o Händel) y su Concerto grosso en si bemol mayor, op. 6 nº 7, en tres movimientos (Largo – Allegro – Largo – Andante – Hornpipe).
En el otoño de 1739, Handel dedicó unas semanas intensas a la composición de una serie de obras instrumentales concebidas para su siguiente temporada de conciertos en el Lincoln’s Inn Fields de Londres, donde alternaba óperas y oratorios. Para ello recurrió al modelo del concerto grosso que había consagrado Corelli, pero lo reformuló con mayor libertad estructural y una expresividad más variada. Así surgieron los doce conciertos del opus 6, entre los cuales el nº 7 destaca por su estructura en cinco movimientos, que alternan tiempos lentos y rápidos, y culmina con un Hornpipe brillante, adaptación de una danza de Georg Muffat.
La alternancia de tiempos, ritmos y contrastes desde una tímbrica compacta y los balances permitiéndonos escuchar todo lo escrito por el compositor de Halle nacionalizado inglés y enterrado en Westminster Abbey, quedó reflejada en esta primera obra antes de proseguir, ya con la soprano Aurora Peña (Valencia, 1990) en Il pianto di Maria, una Cantata sacra da cantarsi dinanzi al Santo Sepolcro del veneciano Giovanni Battista Ferrandini, de quien mi tocayo sevillano escribe:
Durante mucho tiempo se creyó que la cantata Il pianto di Maria era obra de Handel, pero hoy se acepta con firmeza que fue compuesta hacia 1735 por Giovanni Battista Ferrandini, músico veneciano que desarrolló buena parte de su carrera en la corte bávara de Múnich, donde también murió. La obra, destinada a ser cantada «dinanzi al Santo Sepolcro», está escrita para soprano solista y cuerdas, y se estructura en cinco recitativos y cuatro arias. Presenta varias singularidades: sólo el primero y el tercero de los recitativos son seccos, esto es, con bajo continuo, mientras que los demás son recitativos acompañados, con intervención de la orquesta. El último de ellos, que describe el temblor de la tierra, alcanza un dramatismo inusitado. En el aria «Sventurati miei sospiri», las dos secciones de violines se dividen, generando cuatro partes independientes que crean una textura inesperadamente rica. El lenguaje armónico de Ferrandini, contenido y emocional, convierte esta cantata en una de las más conmovedoras expresiones del barroco devocional.
Comentaba la acústica poco ideal para la voz, pero la soprano valenciana brillaría en cada uno de los recitativos y arias de esta cantata, que por momentos me recordaba a Pergolessi. El acompañamiento del orgánico ayudaba a dar y resaltar toda la expresividad de este «llanto de María» en italiano, que Aurora Peña iría desgranando con agilidades claras (aunque tan solo percibía las vocales), ese penar de la Madre de Dios de aires claramente italianos (pese a la atribución inicial que bien explica Vayón) que le va muy bien a las características y estilo de la valenciana.
La OBS proseguiría con la misma sonoridad rotunda, matizada, precisa y atemporal porque la calidad no entiende de distintas interpretaciones, el bellísimo Tríptico (1990) del «recuperado» y merecidamente homenajeado diez años después de su muerte Juan-Alfonso García (del que he vuelto a visitar su exposición en la Casa de Los Tiros y prometo dedicarle una entrada en mi vuelta a Asturias). De esta joya escribe mi tocayo sevillano:
El programa nos conduce a continuación al Tríptico (1990) de Juan-Alfonso García. Compuesta para la Orquesta de Cámara de Granada, esta obra se construye a partir de materiales anteriores reelaborados con un lenguaje personal que combina sobriedad, lirismo y profundidad expresiva. La primera sección es una reelaboración orquestal de una pieza organística previa basada en la célebre canción renacentista De los álamos vengo, madre; la tercera también procede de una obra anterior para órgano, mientras que la sección central enlaza dos citas significativas: un fragmento del Concierto para clave de Manuel de Falla y el Villancico del rey negro de Valentín Ruiz Aznar, maestro y referente del compositor. «Pertenezco a esta estirpe. Valoro mis raíces. Las reconozco. Soy árbol plantado a orilla de esta corriente», escribió García, reivindicando su lugar en una tradición musical viva y profundamente enraizada.
La OBS con Ignacio Ramal demostró la versatilidad y calidad para interpretar esta obra del «homenajeado» para orquesta de cuerda, donde disfrutar del lenguaje sobrio del organista de la Catedral de Granada utilizando unos motivos reconocibles y reelaborados con la maestría de quien conocía y reconocía nuestra herencia musical para traerla a nuestro tiempo ¡35 años después!, y mantenerla de plena actualidad. Una interpretación impecable con una formación (dejo más abajo la plantilla) ideal que esta orquesta barroca actualizó con la sonoridad perfecta y un entendimiento fruto de un impecable y arduo trabajo por parte de todos.
El plato fuerte para cerrar el recital sería Il Prete Rosso, primero su Sinfonia en si menor «Al Santo Sepolcro» que firmaría cualquier otro grupo «especialista» y parece que no valoramos lo que tenemos tan cerca. Dos movimientos (Adagio molto – Allegro ma poco) que Vayón describe y que la OBS enlazó con un «interludio» incorporándose al clave perlado de Alejandro Casal:
El programa regresa al Barroco veneciano con la Sinfonia al Santo Sepolcro de Vivaldi, un concerto ripieno concebido para la liturgia de Semana Santa. Se trata de una obra breve, de escritura contrapuntística densa y sorprendentemente cromática, que incluye una brillante doble fuga. Sirve esta sinfonía como introducción al motete In furore iustissimae irae, compuesto durante una estancia del autor en Roma en la década de 1720. La obra adopta la forma típica que Vivaldi dio a sus motetes: dos arias contrastantes separadas por un recitativo y un Aleluya final marcado por un virtuosismo vocal exuberante. La primera aria traduce la ira divina en un acompañamiento en unísonos violentos con marcados descensos cromáticos; la segunda, en contraste, es serena y doliente, casi un lamento, que se funde con naturalidad en el tono devocional y expresivo que recorre todo el programa.
El lenguaje vivaldiano está claro, con pasajes que nos recuerdan el verano de sus cuatro estaciones o el otoño en el último motete, de cromatismos y armonías semejantes con una orquesta especialista demostrando el por qué lleva años entre las orquestas históricamente informadas y sin complejos interpretativos.
La soprano Aurora Peña mostró unas agilidades claras, emisión perfecta, expresión adecuada, poderosa en su primer aria «In fuore iustissimae irae», un fraseado decitativo «Miserationum Pater piissime», jugando con los matices en el aria «Tunc meus fletus» y finalizar un conjunto con el Alleluia de recogijo para un público que llenó la iglesia del Monasterio de La Cartuja y aplaudió un recital de Misterios barrocos descifrados en este vigésimo día de Festival que ya encara la recta final hasta el domingo, con una propina que nos devolvía a Handel: Tu del ciel ministro eletto, de «Il trionfo del Tempo e del Disinganno» HWV 46a.
INTÉRPRETES:
Orquesta Barroca de Sevilla
Aurora Peña, soprano
Ignacio Ramal, violín y dirección
VIOLINES PRIMEROS:
Ignacio Ramal (concertino) – Ignacio Ábalos – Pablo Prieto – Raquel Batalloso
VIOLINES SEGUNDOS:
Miguel Romero – Fumiko Morie – Elvira Martínez – Andrés Murillo
VIOLAS:
José Manuel Navarro – Carmen Moreno
VIOLONCHELO:
Mercedes Ruiz
CONTRABAJO:
Ventura Rico
CLAVE Y ÓRGANO:
Alejandro Casal
PROGRAMA:
In memoriam
George Frideric Handel (1685-1753)
Concerto grosso en si bemol mayor, op. 6 nº 7, HWV 325
Largo – Allegro – Largo – Andante – Hornpipe
Giovanni Battista Ferrandini (c. 1710-1791)
Il pianto di Maria (Cantata sacra da cantarsi dinanzi al Santo Sepolcro):
Recitativo «Giunta l’ora fatal nel ciel prescritta»
Cavatina «Se d’un Dio fui fatta Madre»
Recitativo «Ahí, me infelice!»
Cavatina da capo «Se d’un Dio fui fatta Madre»
Recitativo «Ahimè ch’Egli già esclama ad alta voce»
Aria «Sventurati miei sospiri»
Recitativo «Sì disse la gran Madre»
Aria «Pari all’amore inmenso»
Recitativo «Or se per grande orror tremò la terra»
Juan-Alfonso García (1935-2015)
Tríptico (1990)
Antonio Vivaldi (1678-1741)
Sinfonia en si menor «Al Santo Sepolcro», RV 169:
Adagio molto – Allegro ma poco
In furore iustissimae irae (Motteto a canto solo con stromenti), RV 626:
Aria «In fuore iustissimae irae»
Recitativo «Miserationum Pater piissime»
Aria «Tunc meus fletus»
Alleluia
















