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El romanticismo gallego

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Viernes 18 de febrero, 20:00 horas. Auditorio de Oviedo, OSPA abono V: Orquesta Sinfónica de Galicia (OSG), Clara Jumi-Kang (violín), Asier Polo (cello), Juanjo Mena (director). Obras de Brahms y Schumann.

Es habitual entre las formaciones musicales establecer intercambios que no solo vienen bien como proyección propia sino también para pulsar el estado de forma de otras equivalentes. Y así resultó este intercambio Oviedo – La Coruña llegando al auditorio ovetense la OSG con el vitoriano Juanjo Mena a la dirección, muy apreciado por nuestra OSPA y todos los melómanos asturianos, que se presentaba con un programa romántico de los que gustan, ponen a prueba orquestas similares (la gallega un año menos que la asturiana) y si además los solistas son de altura, esta vez la violinista alemana de origen coreano Clara Jumi-Kang y el cellista bilbaíno Asier Polo, otro músico muy querido, el éxito está asegurado aunque el público no acudiese como deberíamos esperar.

El Concierto para violín y violonchelo en la menor, op. 102, “Doble Concierto” de Johannes Brahms (1833-1897) es obra de madurez donde el dominio instrumental está llevado al máximo, no solo en lo orquestal sino en la elección de dos instrumentos solistas que no compiten sino que manteniéndose al mismo nivel, dialogan, se unen y ensamblan con toda la orquesta. Maravillosa y necesaria la complicidad de Jumi-Kang y Polo con sonoridades amplias, siempre bien concertados por un Mena atento, sin excesos gestuales pero perfectamente entendido y atendido por todos. La OSG mostró una plantilla bien equilibrada en todas las secciones, con las proporciones ideales en cuerda que se agradecen para obras como las de este concierto. Tres movimientos (I. Allegro; II. Andante; III. Vivace non troppo) para lucimiento de los solistas, maravilloso ver y escuchar esas cuerdas compactas y aunadas, más una orquesta de dinámicas controladas para no enturbiar un resultado excelente, sobre todo el último movimiento exigente por el tempo que no impidió escuchar todo lo escrito por la llamada «tercera B» alemana.

Y sin perder romanticismo ni esencias, nadie mejor que Robert Schumann (1810-1856) y su Sinfonía nº 4 en re menor, op. 120, el encuentro maduro con un sinfonismo propio, trabajado, rico en texturas y dinámicas, cambios de tempo exigentes en la interpretación, concatenaciones en busca de sonoridades estudiadas que enriquecen la forma romántica por excelencia.

Cuatro movimientos (I. Ziemlich langsam – Lebhaft; II. Romanze: Siemlich langsam; III. Scherzo: Lebhaft; IV. Langsam – Lebhaft) donde la OSG y Mena sacaron «músculo» y mucha calidad, buenas y equilibradas cada una de las secciones, con primeros atriles de calidad desde el concertino Massimo Spadano hasta la cellista Rouslana Prokopenko (por poner en paralelo con los solistas de Brahms), sonido muy cuidado que el maestro vitoriano supo mimar en esta «cuarta» que es segunda, rotunda y convincente de los gallegos. Importante la contención además de los planos sonoros sin excesos pero manteniendo la esencia, con gestos precisos, escucha atenta y una pulsión mantenida sin pausas hasta el final. Buena muestra sinfónica de nuestros primos hermanos que podrán disfrutar del intercambio galaico-astur sin entrar en competiciones pero tomando el pulso a dos orquestas de larga trayectoria que marcan señas de identidad tras treinta años en los que el mundo, también el musical, ha cambiado mucho.

Grandiosa discreción

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Viernes 20 de marzo, 20:00 horas. Auditorio de Oviedo, Abono 8, OSPA, Asier Polo (violonchelo), Corrado Rovaris (director). Obras de Mozart y Chaikovski.

La musicóloga y chelista Andrea García Alcantarilla, autora de las notas al programa que incluyo como link en los autores del inicio, ofrecía la conferencia previa al concierto con el título «Mozart y Chaikovski: una huida hacia el pasado que inexorablemente culmina en el presente», ella misma reconociendo lo excesivo pero también razonando y explicándonos de forma clara la conexión entre dos autores que parecen (y lo son) tan distintos confluyendo en un gusto hacia las etapas anteriores, Mozart al italiano de la policoralidad veneciana de San Marcos y Chaikovski al rococó del joven Mozart que parecía ver la vida en rosa. Siempre está bien acudir a estas charlas tan ilustrativas que abren aún más los oidos para el concierto posterior porque esa hilo argumental tejería las tres obras a escuchar desde una aparente sencillez, puede que también entendiendo la discreción como virtud, con un director de la vieja escuela como el Maestro Rovaris que sin excesos pero con claridad académica, logró la máxima efectividad en un programa de los que no provocan grandes pasiones pero que son necesarios para todos, músicos y público. En sus anteriores visitas operísticas ya me convenció, pero lo de este viernes corroboró pese a su discreción, que es Maestro con mayúsculas.

El director italiano dispuso a la orquesta, hoy con Eva Meliskova de concertino, de formas distintas para cada obra, un primer ejemplo de cómo debe mimarse el sonido, dejando instantánea prohibida de esa colocación que ayudó siempre a una escucha perfecta de las tres partituras.

Mozart abría velada con su Serenata nº 6 en re mayor, K. 239 «Serenata nocturna» (1776), música de baile, que no molesta, rememorando los efectos buscados entre un cuarteto solista protagonista (con la citada Meliskova, Corpus, Moros y Mijno en estado de gracia) y el «grueso» donde los timbales en el centro ponían el cimiento de esta joya casi de juguete. El Maestro siempre pulcro, adelantándose lo necesario para recordar el matiz exacto, el tiempo que va también «in crescendo», dejando al cuarteto disfrutar y contagiar al resto. Toda una lección de música la Marcha: Maestoso, el imaginativo Minueto y sobre todo el Rondó: Allegretto – Adagio – Allegro dibujado como haría un orfebre sin levantar la mano, contraste barroco hecho clásico por el genio de Salzburgo.

Cada visita de Asier Polo es un placer para el melómano y prueba del nivel que nuestros violonchelistas españoles tienen en un mercado competitivo al máximo donde el toque diferencial lo ponen músicos como el bilbaino. Las Variaciones sobre un tema rococó para violonchelo y orquesta, op. 33 (1876) de Chaikovski son agradecidas para el solista y más aún para la orquesta cuando desde el podio se domina todo el tejido de texturas como volvió a demostrar Rovaris. A partir del Moderato assi, casi Andante – Tema: Moderato semplice la obra va agrandándose en ornamentos que no oscurecen el motivo principal sino que están tan bien escritas para el colega en el Conservatorio de Moscú Fitzenhagen que el violonchelo se hace voz más allá del hermosísimo Andante del que todos hablan. El sonido del Francesco Rugieri (Cremona 1689) en las manos de Polo cautiva en todos los registros, incluyendo unos armónicos estratosféricos, en cada variación, con cada técnica aplicada no ya en las cuerdas sino también en el arco, obra de energía positiva que Asier transmite a todos, sonriente, elegante en el diseño y en la interpretación bien secundada por todos desde Rovaris. Las intervenciones de las maderas todo un ejercicio de color sin perder unidad, contestando y arropando al solista, misma intención en la misma dirección para una ejecución preciosista especialmente en la sexta variación, el «dichoso» Andante colocado en lugar estratégico por belleza más que concepción.

La gratitud mutua vino en forma de propina con una obra de nuestro gran cellista y compositor Gaspar Cassadó, el Preludio – Fantasía de de la «Suite para violonchelo solo» (1926) digna de figurar directamente en el programa y ocupar mayor espacio en este comentario porque pudimos disfrutar de una interpretación íntima, bella, majestuosa, maravillando de nuevo ese arco prolongación del propio Asier Polo. Aperitivo de una obra grande aunque todavía vendría otro regalo, la Bourré de la Suite nº 4 de Bach, un triángulo equilátero, tres compositores para el instrumento más cercano a la voz humana que siempre hace perfectamente entendible el chelista vasco, con tres épocas en una sola visión maestra.

La Sinfonía nº 40 en sol menor, K. 550 de Mozart forma parte de la memoria colectiva no solamente melómana. Perderemos la cuenta de las grabaciones, versiones y directos que atesoramos todos los presentes en el concierto y aún más mis fervientes lectores (gracias siempre), así como ejecuciones a cargo de nuestra orquesta, siempre la misma partitura pero distinta en cada momento. Estoy seguro que el jueves en Gijón fue otra visión del paisaje aunque contase con el mismo pintor y lienzo. Corrado Rovaris optó por la claridad total, la limpieza contagiada a las tres secciones que sonaron como nunca, todos a una, escuchando cada nota en equilibrios y protagonismos marcados en el instante previo por una batuta honesta y delicada, lejos de los estiletes o mandobles de otros, la izquierda puntualmente acertada, la cabeza asintiendo y el cuerpo balanceándose ocasionalmente. El Molto allegro sonó vivaz sin perderse nada, el Andante todo un remanso de belleza, el Minueto: Allegretto de una dramatización musical que daría para una sola lección por los diferentes planos dibujados entre madera y cuerda, para finalizar con el Allegro assai en pulsación mantenida con apenas rubato, todo ello con esta tercera colocación buscando el sonido adecuado a esta sinfonía de la que nuestra conferenciante hizo notar su composición global y central dentro de la llamada trilogía final, siendo «La 40» el gran movimiento central. Me imagino escuchar a continuación la última con estos mismos colores y pintor, OSPA y Rovaris porque la emoción y placer del concierto hubiese alcanzado cotas únicas. Estaremos atentos a la retransmisión por Radio Clásica de esta velada que me ha dejado feliz como hacía tiempo no sentía, puede que compensando mi ausencia vacacional para el Requiem Alemán de Brahms del próximo viernes 27. Aunque lea críticas nunca será igual que el irrepetible y mágico directo.

OSPA 2014-15: renovando desde la continuidad

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Foto © Kike Llamas

Este miércoles 4 de junio se presentaba en el Auditorio de Oviedo el avance de programación para la temporada 2014-15 de la OSPA (Orquesta Sinfónica del Principado) una vez finalizada la reunión del Consejo Rector, por lo que se retrasó algo el inicio, acudiendo a la posterior rueda de prensa su presidenta Ana González Rodríguez, la gerente Ana Mateo y el director titular Rossen Milanov, al que se le renovó contrato para cumpir los cinco años previstos.

Foto © OSPA

Tras calificar de «temporada de consolidación», la también Consejera de Educación, Cultura y Deporte quiso resaltar el enfoque didáctico de esta institución asturiana con veintitrés años de vida, no ya con los programas Avanti o ¡Familiarízate con la OSPA! sino especialmente el Link Up que llegará a su tercera temporada con «La orquesta rock», triplicando el número de alumnado implicado en estos dos primeros años, por lo que el próximo esperamos seguir creciendo. En lo que me concierne como profesor es de agradecer esta apuesta personal del maestro búlgaro que ha traído a Europa este proyecto, siendo Oviedo pionero desde donde hemos «exportado» a Pamplona el primero, suponiendo sigan sumándose otras formaciones españolas.

Para los abonados se mantiene por tercer año el precio, lo que en estos tiempos es de agradecer, a saber para Oviedo: 200€ butaca y 152€ anfiteatro, descuentos para mayores de 65 años y menores de 26, sin olvidar el abono joven realmente pensado como inversión en nuevos públicos (80€ y 61€) con un precio por concierto de 5,71€ o 4,35€, económico en comparación con otros eventos culturales. Las localidades sueltas siguen siendo de las más baratas de España a 29€ y 25€, manteniéndose el 30 % de descuento para las de último minuto (una hora antes del concierto). A pregunta de un servidor sobre la deseada ampliación de plantilla sabemos que se cubren bajas puntuales como en cualquier administración, contestando tanto Ana Mateo como la propia consejera, sabedores de la especificidad de los músicos, y el Instituto «Adolfo Posada» será el encargado de organizar la próxima promoción interna más un proceso de selección que conoceremos en su momento.

En el terreno puramente musical, destacado tanto por la presidenta del Consejo Rector como por el maestro Milanov, cabe citar el «estreno» de diez obras nuevas, unas a nivel europeo y otras que son primeras ejecuciones de la propia orquesta. Habrá batutas conocidas entre las que destaca el principal director invitado David Lockington y Guillermo García Calvo, con unos solistas de fama internacional que irán llegando en los distintos «bloques temáticos» que siguen teniendo la música de ballet en ellos, queriendo citar entre los pianistas a mi admirada Gabriela Montero que debutará en Asturias nada menos que con «el segundo» de Rachmaninov, la vuelta de Eldar Nebolsin con «su» Ravel o Javier Perianes y el concierto de Grieg, sin olvidarme de las violinistas Leticia Moreno, una española que está triunfando rápidamente, más las ya (re)conocidas con la OSPA en Asturias Dylana Jenson y Akiko Suwanai, más los chelitas Truls Mork y Asier Polo. Punto y aparte para la arpista de la Filarmónica de Filadelfia Elizabeth Hainen nos estrenará en Europa Nu Shu: El lenguaje secreto de las mujeres de Tan Dun, que habrá que anotar en cuanto conozcamos las fechas. También continúan los solistas de la propia orquesta dando un paso al frente, esta vez el trompetista Maarten van Weverwijk y la flautista Myra Pearse, así como la vuelta a la dirección de Aarón Zapico.

Aunque incluyo aquí el enlace a la nota de prensa de la propia OSPA, volver a felicitar a Consejo Rector que aprobó, además de un plan de sostenibilidad que garantiza el futuro de nuestra formación, un programa por unanimidad que mantiene el equilibrio entre obras de siempre donde están Haydn, Mozart, Chaikovsky, Rimsky-Korsakov o «mis escandinavos» y estrenos como el citado de Tan Dun más la suite del ballet El Bestiario de Miquel Ortega, El compositor ha muerto (Stookey), Jesús Rueda y su Elephant Skin, y una esperada Sinfonía nº 15 de Shostakovich, obras que volverán a intentar sacar lo mejor de los profesionales de esta orquesta de todos los asturianos. Como siempre la Ópera de Oviedo contará con ella en tres títulos donde vuelve Max Valdés para Samson et Dalila (Saint-Saëns) y debutará Rossen Milanov con el doblete Las cuatro últimas canciones (Strauss) y El castillo de Barbazul (Bartók).

La temporada actual echará el cierre este jueves 5 en Avilés y el viernes 6 a las 20:00 h. en Oviedo (con conferencia previa una hora antes de Daniel Moro Vallina) con el concierto 14 de abono donde escucharemos a Renaud Capuçon con el Concierto de violín de Berg y «La Quinta» de Mahler.

El último «estirón» de la OSPA con Milanov serán los tres conciertos en su país donde la «Marca España» llevará obras nuestras a los festivales de Varna (16 y 17 de junio) y Sofía (18 de junio): Falla, Oscar Navarro y Marcos Fernández, con Javier Perianes al piano y Jose Franch Ballester al clarinete, música española como protagonista junto a los «Cuadros» de Mussorgsky o «La Quinta» de Shostakovich. Los asturianos exportamos cultura de calidad con estos embajadores que son la Orquesta Sinfónica del Principado con su titular Rossen Milanov. Estaremos informados por Marta Barbón desde las redes sociales habituales.