Inicio

Cantatas escogidas en la Cartuja

1 comentario

74º Festival Internacional de Música y Danza de Granada (día 15). Música de cámara.

Jueves 3 de julio, 21:00 horas. Iglesia del Monasterio de la Cartuja. Capilla Santa María, Ana Vieira Leite (soprano), Carlos Mena (contratenor y director). Escoxidas: obras de A. Scarlatti en el 300 aniversario de su muerte. Fotos propias y ©Fermín Rodríguez.

En mis últimos festivales no había podido escuchar ningún concierto en otro «marco incomparable» como es el Monasterio de la Cartuja, que merece la pena visitarlo aunque no haya música. Y en un día de bochorno había que escaparse en la línea 8 para disfrutar de este homenaje a Alexandro Scarlatti con un Carlos Mena (Vitoria-Gasteiz, 1971) que está casi omnipresente en este 74º Festival de Música y Danza de Granada, primero en la misa bachiana del pasado 19 de junio abriendo la edición como cantante, después el 29 con la Academia Barroca del Festival donde dirigió y participó en algún número ya celebrando el #300AlessandroScarlatti y finalmente este primer jueves de julio con «su» Capilla Santa María, integrada por unos músicos curtidos en estos repertorios (los dejo al final de esta entrada), donde canta y comparte más que dirigir, en un programa que no pudo encontrar mejor escenario y además retransmitido en directo por Radio Clásica que es la mejor forma de llevar estas joyas a tantos oyentes fieles, contando con los mejores técnicos de sonido que hay en el ente público.

La web del festival nos presentaba este Homenaje al Scarlatti padre:

En 2025 se cumplen los trescientos años de la muerte de Alessandro Scarlatti, compositor nacido en la Sicilia española del siglo XVII y cuyos vínculos con España los reforzó su hijo Domenico, napolitano y músico al servicio de la monarquía hispánica, en Lisboa, Sevilla y Madrid, durante décadas. Al frente de su propio conjunto de la Capilla Santa María, el contratenor y director Carlos Mena rinde homenaje al compositor ofreciendo su Stabat Mater, una de sus últimas y más sofisticadas creaciones, junto a una serie de cantatas que se conservan en la Biblioteca Nacional, adonde llegaron en un manuscrito que reza en su portada: «Cantadas italianas escoxidas para la Exma. Sra. Duquesa de Osuna mi señora», obras que ahora se exhiben fuera de la intimidad de los antiguos palacios aristocráticos.

Con una iglesia llena arrancaba este recital con las cantatas de Scarlatti padre «Del Tirreno a le sponde» y «E penar degg’io ancora», un orgánico de clave, cello y tiorba siempre impecable, alternando solistas, en la primera Carlos Mena y en la segunda Ana Vieira Leite, dos tesituras y colores  distintos pero mismo gusto y expresión, con el vitoriano en un estado vocal excelente y la soprano portuguesa (que descubrí por Concerto 1700 y después en Oviedo cantando Purcell) cómoda en tesitura y estilo para este homenaje al primer Scarlatti. Comenzaba Mena y seguía Vieira, mientras para el binomio Alessandro Scarlatti / Francesco Durante de las dos cantatas («Dormono l’aure estive» y «Al fin m’ucciderete») sería la portuguesa quien antes del dúo nos dejaría un recitativo con el clave perlado y la tiorba de sustento.

En la siguiente cambio de orden, tras unas palabras de Carlos Mena presentando este «300 aniversario Scarlatti«, tras el  que continuaría el recitativo y el dúo, iniciado por la tiorba delicada de Mingillón, con Ana Vieira Leite, en perfecto empaste y expresividad junto al trío instrumental donde Oyarzábal ornamentaba y Alex Jellici al violonchelo cimentaba estas cantatas que son hijas del padre del «bel canto», llenas de color y sentimiento.

De las notas al programa escritas por  la doctora y profesora en la Universidad de Granada Consuelo Pérez-Colodrero nos informaba de estas Escoxidas que aquí dejo:

«Cantadas Italianas escoxidas para la Exma. Sa. Duquesa de Osuna, mi señora» Biblioteca Nacional de España, M/2245, h. de guarda

A principios del siglo XVIII, Nápoles era una de las capitales de la ópera europea. Sus compositores habían generado un estilo propio, más clasicista y depurado, que generalmente reconoce sus principios fundamentales en las aportaciones de Alessandro Scarlatti (1660-1725), pues, junto a su principal colaborador, el libretista Apostolo Zeno (1668-1750), fue este maestro napolitano quien dotó al género de algunas de sus características clave para el futuro inmediato: simplificó los argumentos para dotarlos de mayor coherencia, creó el aria da capo y estableció la alternancia recitativo-aria.

Pese a lo dicho y a que sus numerosas óperas se estrenaron con éxito en Roma, Florencia, Venecia y Nápoles, donde acaso se manifestó mejor el genio scarlattiano fue en sus casi ochocientas cantatas, destinadas a las representaciones privadas de la aristocracia romana del momento y casi siempre escritas para una o dos voces solistas, únicamente acompañadas por basso continuo, como una contrastada sucesión de arias y recitativos. En efecto, como forma «concentrada» de una escena de ópera, esta alta fórmula de expresión artística constituyó un espacio idóneo para que el compositor mostrara su habilidad y refinamiento, que se hacen particularmente notables en la depurada expresión del contenido del texto poético, habitualmente un monólogo de la ninfa o pastora protagonista, a través de la música.

El estilo vibrante, aunque esencialmente conservador y contrapuntístico de Scarlatti, limitaron su influencia directa en la siguiente generación de operistas napolitanos, encabezada por Leonardo Vinci (1690-1730), Giovanni Battista Pergolesi (1710-1736) o Niccolò Jomelli (1714-1774), por lo que no debe extrañar que incluso su extraordinario Stabat Mater (1724), obra de madurez para dos voces y continuo que había encargado la Confraternità dei Cavalieri di San Luigi di Palazzo, fuera desplazada en apenas una década por la propuesta homónima del pronto malogrado Pergolesi. Sin embargo, precisamente por excelente oficio como compositor, Scarlatti fue valorado como uno de los grandes maestros napolitanos tanto por la incipiente musicología –el historiador Charles Burney (1726-1814), por ejemplo, lo destacó como «el más grande armonista de Italia, es decir, del mundo»–, como por los músicos de la primera mitad del siglo XVIII, que estudiaron con particular interés su producción religiosa. Una clara evidencia de dicho interés fue la circulación de sus cantatas en copias privadas, como el manuscrito M/2245 que custodia la Biblioteca Nacional de Madrid, muy probablemente destinado a las veladas musicales organizadas por Francisca Bibiana Alonso Pérez de Guzmán el Bueno (†1748), Duquesa de Osuna consorte y gran aficionada a la música italiana. Otro magnífico ejemplo de la amplia aceptación de Scarlatti como referente musical para las generaciones siguientes son, sin duda, los XII Duetti da camera (1776) de su alumno Francesco Durante (1684-1755). Este, en el espíritu pedagógico iluminista, se encargó de transformar los recitativos de las cantatas a solo de su maestro en expresivos dúos, en los que la adición de una segunda línea vocal y una serie de interludios, aunque modifica considerablemente las obras originales, establece los que muy probablemente sean los mejores ejemplos de la técnica de parodia del Siglo de las Luces. Con este subterfugio, Durante aseguró la continuidad de al menos una parte de la producción musical de Alessandro Scarlatti, cuyo grueso, pese a ser reconocido por la literatura como ineludible para entender el fértil tránsito entre los siglos XVII y XVIII, ha sido injustamente valorado.

Tras una breve pausa para recoger el clave y recolocar el orgánico completo, ya con los dos violines y el órgano centrado detrás, vendría la obra más conocida y completa de Scarlatti padre, su Stabat Mater donde disfrutar de la alternancia de los solistas, dúos y la expresividad de cada uno de los números que lo conforman con una instrumentación rica, matizada, perfecto ropaje a la escritura vocal del siciliano.

Con un orgánico perfecto en tempi y matices, donde Carlos Mena apenas indicaba el aire para cantar sus solos o dejar a la soprano los suyos, cada «oración» surgió natural, rica, llenando  la iglesia del monasterio, riqueza tímbrica vocal e instrumental para una obra espiritual bien interpretada por todos, la expresividad y control total de Ana Vieira Leite, el magisterio del contratenor vitoriano de voz carnosa y poderosa en todo su registro. Y antes del Fac ut ardeat cor meum, una necesaria parada para afinar y proseguir hasta el final,. De principio a fin esta Madre en pie, «Stabat mater» del Scarlatti padre llenaría de fervor musical un jueves cartujano cuyo Amen fue casi una orden para estas partituras protagonistas y siempre necesarias en este festival.

INTÉRPRETES:

Capilla Santa María:

Manfredo Kraemer, Guadalupe del Moral (violines) – Alex Jellici (violonchelo) – Manuel Minguillón (tiorba) – Daniel Oyarzábal (cembalo y órgano)

Ana Vieira Leite (soprano)

Carlos Mena (contratenor y director)

PROGRAMA:

Escoxidas

Alessandro Scarlatti (1660-1725)

Cantata «Del Tirreno a le sponde»:

Recitativo «Del Tirreno a le sponde» – Aria. Andante. «Care arene» – Recitativo «Misero se perdei la soave cagion de miei sospiri» – Aria «Ah, voi soli tiranni pensieri»

Cantata «E penar degg’io ancora»:

Recitativo «E penar degg’io ancora» – Aria. Adagio. «Quando sarà quel dí che respirar dovró» – Recitativo «Lascia la riva onde lontano stai» – Aria. Andante. «Che gran tormento sia l’aspettare»

Alessandro Scarlatti / Francesco Durante (1684-1755)

A. Scarlatti: recitativo «Dormono l’aure estive» – F. Durante: duetto «Dormono l’aure estive» – Scarlatti: recitativo «Al fin m’ucciderete» – Durante: duetto «Al fin m’ucciderete»

Alessandro Scarlatti
Stabat Mater:

Cujus animam gementem / O quam tristis / Quae moerebat et dolebat / Quis est homo qui non fleret / Quis non posset contristari / Pro peccatis suae gentis / Vidit suum dulcem natum / Pia Mater fons amoris / Sancta Mater istud agas / Fac ut ardeat cor meum / Tui nate vulnerati / Fac me vere tecum flere / Virgo virginum preclara / Fac ut portem Christi mortem Inflammatus et accensus / Fac me cruce custodiri / Quando corpus morietur / Amen

En el 300 aniversario de la muerte de Alessandro Scarlatti

Un “Dido y Eneas” desde Versalles a Oviedo

1 comentario

Sábado 26 de octubre de 2024, 19:00 horas. Auditorio Príncipe Felipe, Oviedo: Conciertos del Auditorio. Henry Purcell (1659-1695): «Dido and Aeneas» (Z 626, 1689). Sonya Yoncheva (soprano), Ana Vieira Leite  (soprano), Halidou Nombre  (barítono), Attila Varga-Tóth (tenor), Pauline Gaillard (soprano), Yara Kasti (soprano), Arnaud Gluck (contratenor), Lili Aymonino (soprano), Coro y Orquesta de la Ópera Real de Versalles, Stefan Plewniak (violín y director).

(Crítica para Ópera World del domingo 27, con el añadido de los links siempre enriquecedores, tipografía que no siempre se puede adaptar, y fotos de las RRSS y propias)

Se inauguraba la 26ª temporada de los “Conciertos del Auditorio” de Oviedo en un horario que despistó a los habituales (19:00 horas también los sábados además de domingos y festivos) con una ópera en concierto dentro de una amplia y variada programación desde el área de cultura del ayuntamiento ovetense, donde la lírica nunca falta y las versiones semi-escenificadas, como en el caso de muchas otras obras en el “Príncipe Felipe”, siempre han dado buen resultado para un público aficionado a todo el género vocal, y que sigue poniendo la capital asturiana en el mapa musical, esta vez para disfrutar del «Dido y Eneas» de Purcell tras su paso francés por el propio Castillo de Versalles (con producción escénica de Cécile Roussat y Julien Lubek), Lyon y Toulousse o las españolas de Madrid este pasado jueves 24 en el Auditorio Nacional y este último sábado de octubre en Oviedo.

En esta producción no echamos de menos la escena, pues hubo buena interacción entre los artistas para intentar desechar ese concepto de “ópera en concierto” y verdadera alegría para todo melómano con casi lleno en el auditorio carbayón, por otra parte esperable por la presencia de la mediática y aclamada soprano búlgara Sonya Yoncheva (Plovdiv, 1981) tras su aparición el martes pasado en el programa de TVE “La revuelta” de David Broncano que ha llenado redes sociales y páginas de todo tipo, dando una publicidad al evento que no tiene precio.

Considerada una obra maestra absoluta de la ópera barroca inglesa del conocido como “el Orfeo británico”, Purcell despliega en ella todo su arte de lo maravilloso y lo trágico entre lamentos desgarradores y risas malignas donde “La Yoncheva” interpreta este papel emblemático de seducción y despecho como es Dido, dentro de un vasto repertorio donde el barroco también tiene su lugar junto a los papeles icónicos de soprano ¡y hasta Mahler!, que la han llevado a triunfar por todo el mundo. Ella fue la verdadera diva (de riguroso luto) que acaparó el éxito de un espectáculo barroco algo desigual con el violinista y director polaco Stefan Plewniak al frente del Coro y Orquesta de la Ópera Real de Versalles, mucho mejor que el variado elenco vocal, todos especializados en este periodo histórico.

                                                  Foto©Impacta, Madrid

La búlgara se encontró cómoda en su papel regio con una vocalidad espléndida, de bellísimo color, con cuerpo en todo el registro y una tesitura que le va muy bien pese a cierta homogeneidad interpretativa que le quitó mayor variedad en este rol de la reina Dido, siendo el conocido lamento When I’m laid in earth donde sí emocionó por su buen hacer canoro aunque hubiese esperado más “carne en el asador” para esta página que lo pide. Bien empastada en sus dúos y notándose muy por encima de sus compañeros de reparto, dominadora de la escena y “devorando” a un Eneas que no logró enamorar.

Ana Vieira Leite como Belinda decepcionó un poco por su poca proyección ante una orquesta camerística, aunque no podamos reprocharle su musicalidad y bello color, pero tan solo pudimos “disfrutarla” en la segunda escena palaciega (See, Madam, see where). Y cierto fracaso el de Halidou Nombre como Eneas, de fluctuante afinación que se hacía más notable en los fortes donde su vibrato le traicionó más de una vez. Con un timbre ideal y volumen más que suficiente, hubo momentos donde no logró encontrar el tono, aunque al menos cuando lo logró sí demostró su calidad y presencia escénica, pero podríamos haber cambiado el final ante lo escuchado.

En la balanza positiva sí nos embrujó Pauline Gaillard por registro homogéneo, agudos bien proyectados además de un buen empaste pese a lo similar en el color con Yara Kasti a quien superó en volumen y escena, apareciendo por el patio de butacas hasta situarse sobre el escenario. Breve pero muy bien desde la balconada superior izquierda el contratenor Arnaud Gluck como un espíritu (Stay, Prince and hear great Jove’s command) tras salirse del coro para dejarnos una grata impresión con una potencia ayudada por la ubicación en su diálogo con Eneas. Tampoco estuvo mal la soprano Lili Aymonino tanto en su dúo con Belinda, y peor hechicera pero mejor marinero (tercer acto) el tenor Attila Varga-Tóth, de voz rotunda y excelente emisión.

Mención aparte y sobresaliente el coro, once voces -más el contratenor- siempre suficientes, presentes, matizadas, afinadas, ya desde los tres números del primer acto (When monarchs unite, Cupid only throws the dart y To the hills and the vales), unas risas bien marcadas y mejor cantadas en el segundo (realmente un deleite Harm’s our delight and mischief all our skill) de esos marineros que me hicieron recordar al Britten inspirado en su compatriota tres siglos después. El último Great minds against themselves conspire junto al último dardo de Cupido sonó a coral luterano por presencia, gusto y matización exquisita.

La orquesta de plantilla ideal para este Purcell, me gustó en todas las secciones y especialmente los números entre escenas (de obras como “The old Bachelor”, “El Rey Arturo” o “Timon of Athens”), con el propio Stefan Plewniak dirigiendo con el violín y marcando todo con una gestualidad casi danzante, quedándome con un continuo bien armado, especialmente el arpa y las dos tiorbas de Jonathan Zehnder y Léa Masson (también a la guitarra barroca improvisando el inicio del “Asturias” de Albéniz antes de la escena de palacio) junto a la percusión detallista con finas pinceladas y buena tormenta. Una formación de quilates que junto al coro brillarían con luz propia en esta ópera (y hasta en las propinas).

Y es que como buenos “chauvinistas», intentaron animar al personal como si de un grupo rockero se tratase, con todas las voces en primera línea para “hacer el indio” con Rameau, un bello Tendre amour donde el reparto se unió pero estropeando la belleza de los palaciegos versallescos, y una poco galante por excesivamente “salvaje” (gritada y con palmas fuera de lugar) Forêts paisibles, bosques nada pacíficos que ni dejaron ni hicieron disfrutar de todos los intérpretes, salvo el entusiasta y entregado Stefan Plewniak.

FICHA:

Sábado 26 de octubre de 2024, 19:00 horas. Auditorio Príncipe Felipe, Oviedo: Conciertos del Auditorio. Henry Purcell (1659-1695): «Dido and Aeneas» (Z 626, 1689). Ópera en tres actos, libreto de Nahum Tate (1652-1715) basado en el libro V de la «Eneida» de Virgilio.

FICHA ARTÍSTICA:

Dido, reina de Cartago: Sonya Yoncheva (soprano) – Belinda, dama de la reina: Ana Vieira Leite (soprano) – Aeneas, héroe troyano: Halidou Nombre* (barítono) – La hechicera / Un marinero: Attila Varga-Tóth* (tenor) – Primera bruja: Pauline Gaillard* (soprano) – Segunda bruja: Yara Kasti (soprano) – Un espíritu: Arnaud Gluck (contratenor) – Segunda mujer: Lili Aymonino (soprano)

*Miembros de la Academia de la Ópera Real

Coro y Orquesta de la Ópera Real de Versalles

Stefan Plewniak (Director).

Orquesta de la Ópera Real de Versalles:

Violines I

Ludmila Piestrak – Raphaël Aubry – Nikita Budnetskiy

Violines II

Roberto Rutkauskas – Sophie Dutoit – Reynier Guerrero

Violas

Alexandra Brown – Wojtek Witek

Violas de gamba

Hyérine Lassalle* – Layal Ramadan*

Violonchelo

Jean Lou Loger

Contrabajo

Nathanaël Malnoury

Oboe y flauta

Michaela Hrabankova

Flauta

Victoire Felloneau

Fagot

Robin Billet

Percusión

Dominique Lacomblez

Tiorbas

Léa Masson – Jonathan Zehnder*

Clave/Órgano

Cécile Chartrain – Simon Kalinowski*

Arpa

Flora Papadopoulos

Preparación del coro

Chloé de Guineano

Coro de la Ópera Real de Versalles:

Sopranos

Sarah Charles* – Cécile Granger – Anne-Laure Hulin – Fanny Valentin

Mezzosopranos

Marion Harache – Mathilde Legrand

Tenores

Edouard Hazebrouck – Cyril Tassin

Bajos

Lucas Bacro – Nicolas Certenais – Samuel Guibal*

*Miembros de la Academia de la Ópera Real

«Amorosi Accenti» por Concerto 1700

2 comentarios

Domenico Scarlatti (1685-1757): Amorosi Accenti. Cantate da camera. Ana Vieira Leite, soprano, Concerto 1700Daniel Pinteño, violín y director. UPC: 8435633928315, Sello: 1700 Classics.Tiempo total: 63:36. Libreto en: español, inglés, francés y alemán. Ref. 170006.

Nuevo trabajo del grupo creado y liderado desde 2015 por Daniel Pinteño (Málaga, 9 de junio de 1985) dedicado a las cantatas de cámara de Domenico Scarlatti  (Nápoles 1685 – Madrid, 1757) continuando la línea de sus trabajos anteriores para recuperar y difundir el patrimonio musical hispano. Con este monográfico dedicado a uno de los más respetados compositores de su tiempo, el hijo de Alessandro Scarlatti hizo suya la idiosincrasia cultural española, siendo un referente en la música para clavicémbalo que trascendería las fronteras ibéricas. Pero no debemos olvidarnos del género de la cantata de cámara con temática amorosa (o más bien de desamor) cuyo corpus más interesante pertenece a su periodo español al servicio de Bárbara de Braganza y Fernando VI (entre 1746 y 1759), trascendental en la historia de nuestra música. Y es en este CD donde Concerto 1700 retoma la música vocal acompañando a la soprano portuguesa Ana Vieira Leite, especialista en la música barroca y un gran fichaje para estas cuatro páginas que quiero comentar en esta reseña.

Esta colección compuesta para voz, dos violines y bajo continuo apunta directamente a la voz del gran castrato Farinelli a quien debemos la conservación de estas cantatas y posible intérprete durante sus «terapéuticas» veladas en el Palacio de Aranjuez. Para esta grabación realizada en la localidad madrileña de Redueña (Iglesia San Pedro Ad Vincula) en noviembre del pasado año contaron con Federico Prieto, «su» ingeniero de sonido de cabecera, tan importante en estos trabajos: excelente en balances, toma de sonido y calidad tanto técnica como interpretativa. Y la elección de la soprano portuguesa pienso ha sido mejor que la de buscar un contratenor, pues tiene un color ideal para estas cantatas, amplia gama dramática y una dicción idónea que no se pierde en ningún registro, además de estar llevándolo en vivo por distintos festivales.

La parte instrumental de Concerto 1700 está bajo la dirección de Daniel Pinteño, también al violín, junto a sus «habituales» Fumico Morie en el otro violín y Ester Domingo al violoncello, sumándose para este trabajo los igualmente conocidos y reclamados tanto en grupos como individualmente Pablo Zapico a la tiorba, guitarra barroca y archilaúd junto al clavicordio de Ignacio Prego en el continuo.

Las excelentes notas al programa de José María Domínguez, donde están las fotos que acompañan esta entrada, cuentan sobre la cantata de cámara que «… a pesar de compartir la denominación con las más conocidas obras religiosas de Bach, poco tiene que ver con éstas. Era de hecho el laboratorio donde se entrenaba el compositor de óperas. Ambos géneros partían de la misma sustancia creativa: un texto poético diseñado para ser puesto en música, para ser cantado.
Las cantatas, sin embargo, tenían algo de específico que las diferenciaba de las óperas: estaban destinadas a un público erudito capaz de apreciar la sutileza literaria y la sofisticación musical(….). Farinelli fue heredero de esta época que magnificaba retrospectivamente en su memoria cuando, desde Madrid (adonde había llegado en 1737), se quejaba de los modernos compositores obsesionados con la belleza de la melodía y poco versados (a diferencia de Alessandro) en el arte del contrapunto. No tenemos pruebas definitivas de que Domenico compusiera estas cuatro cantatas para Farinelli, pero sí podemos estar seguros de que este las apreciaba como emblema de aquel esplendor napolitano en el que se formó. El musicólogo Malcolm Boyd observó que la voz de Farinelli se ajustaba al tipo de cantante para el que están pensadas estas cuatro obras»
.

Dejo detallados los cortes de estas cantatas de (des)amor para «voce sola con violini» y sus números, con mis comentarios tras varias escuchas del disco.

Pistas 01-03: «Se fedele tu m’adori». Manteniendo el orden habitual de dos arias con recitativo intermedio, el estilo por excelencia lo demuestra la soprano con unas agilidades limpias bien acompañadas por el orgánico y una musicalidad global que dota esta cantata de esa expresividad casi cual ópera camerística en miniatura, con la última aria pletórica y luminosa por parte de todos.

01. Aria: Se fedele tu m’adori; 02. Recitativo: Tirsi, poi che tu sai; 03. Aria: Non è contenta l’ape ingegnosa.

Pistas 04-06: «Dir vorrei ah, m’arrossisco». Segunda de las cantatas con un aria inicial en tempo medio para comenzar con una introducción instrumental hermosa antes de la aparición vocal donde conjugar el ideal de la palabra subrayada por la música, acentuaciones y dinámicas puras con una amplia tesitura donde Ana Vieira mantiene su color claro y limpio, expresividad máxima con el realce de un quinteto «ad hoc», seguida de un recitativo donde degustar un clave de Prego perlado antes de la poderosas aria que le sigue: virtuosismo de Pinteño con el resto bien equilibrado en protagonismo compartido con la soprano portuguesa, matizada, afinada y con los ornamentos precisos para no perder la expresividad textual sumando una articulación preciosista en el quinteto instrumental.

04. Aria: Dir vorrei ah, m’arrossisco; 05. Recitativo: Qualor da te lontano; 06. Aria (Allegro risoluto): Quante furie ha il cieco averno.

Pistas 07-11: «Pur nel sonno almen talora«. La más extensa de las cantatas de cámara al incluir dos movimientos instrumentales más allá de una mera «introducción» y dignas de figurar sueltas en cualquier programa para poder disfrutar de la calidad de unos músicos curtidos en el repertorio barroco donde se mueven «como pez en el agua» en un estilo agradecido para todo melómano y aún más para los nuevos que se incorporan a este periodo que goza de excelente salud en estos tiempos donde prima lo rápido sin perder nunca la calidad y belleza de estas músicas. Y por supuesto otra cantata para paladear la voz de Vieira. con los textos de Metastasio. desde la plácida y amplia aria inicial de un recogimiento casi religioso, el recitativo amoroso bien vestido de nuevo por el clave del madrileño al que se sumará el resto del orgánico completando un colorido y contrastado puente que nos lleva a la «tortuosa» además de expresiva aria final redondeando esta grandiosa cantata del napolitano en la corte española.

07. Introduzione alla cantata: Allegro; 08. Minuet; 09. Aria (Andante Lento): Pur nel sonno almen talora; 10. Recitativo: Pria dell’aurora, o Fille; 11. Aria (Allegro moderato): Parti con l’ombra, è ver.

Pistas 12-15: «Scritte con falso inganno». Cuatro movimientos comenzando con el recitativo que da título a esta cantata, orgánico al servicio de la voz bien contrastado antes de la tranquila primer aria donde Ana Vieira ornamenta con musicalidad máxima y Concerto 1700 eleva la expresividad y carga emocional, hasta el final de una pureza interpretativa ceñida a la partitura y estilo que nos sigue cautivando tres siglos después con la misma belleza de entonces junto al rigor de estos intérpretes que nos transportan al esplendor de unas veladas sólo para eruditos.

12. Recitativo: Scritte con falso inganno; 11. Aria: Che vuol dir quel tuo non sono; 12. Recitativo: Dimmi, lingua bugiarda; 13. Aria: Vorresti, sì, vorresti dal labro mio sentir.

Otro tesoro en la selecta discografía de Concerto 1700, musicalidad en cada instrumento, con sonoridades cuidadas, equilibrios dinámicos bien balanceados, realzando el protagonismo vocal como corresponde y mostrando la necesaria unidad desde una formación verdaderamente bien ensamblada para otra joya de la música camerística vocal de nuestro siglo XVIII que aconsejo escuchar varias veces (he dejado los links a cada pista, que están en YouTube© y todo el CD que puede escucharse en Spotify©) para disfrutar tanta calidad recuperando las cantatas de (des)amoros de Domenico Scarlatti.