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ComienzOS PAra ilusionar

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Este primero de agosto se presentaba la nueva temporada 2022-23 de la OSPA en la Sala de Cámara del Auditorio de Oviedo con la asistencia de la Consejera de Cultura, Política Llingüística y Turismo Berta Piñán, la gerente Ana Mateo, parte del Consejo Rector y sobre todo del esperado titular para los próximos tres años: el portugués Nuno Coelho (Porto, 1989), director titular y artístico que con su cercanía desgranó lo que todos tenemos ganas de disfrutar a partir del 14 octubre en Oviedo (un día antes en Gijón).

Las tres líneas maestras o piedras angulares, como figuran en el dossier de prensa que nos hizo llegar la responsable de comunicación Marta Barbón, fueron comentadas tanto por el maestro como por la gerente y básicamente serán:

El programa «Colaboradores artísticos», el evento multidisciplinar «OSPA Fest» y el proyecto «OSPA participativa», tres hitos para una temporada titulada Nuevos comienzos, con una mezcla de continuidad e innovación, pues en todo comienzo es imposible partir de cero y lo que funciona debe mantenerse.

Habrá 15 conciertos de abono en Oviedo, 11 en Gijón, 10 conciertos extraordinarios (como el de los Premios FPA, Noche de Difuntos, Noche San Xuan, Lletres asturianes o Semana Santa…), la participación en dos títulos de los cinco títulos de la 75 temporada de Ópera de Oviedo (el esperado estreno de La dama del alba del gijonés Luis Vázquez del Fresno y Hamlet de Ch. L. Ambroise Thomas), dos conciertos de cámara, dos conciertos escolares (recuperando al fin el consolidado LinkUp! que la pandemia interrumpió abruptamente) y por supuesto el contacto con el Principado de Asturias en los ciclos «OSPA de cerca» y «Camín» que lleva la orquesta de todos por pueblos y lugares emblemáticos de nuestra geografía.

No es necesario ahondar en las anteriores visitas de Nuno Coelho a la OSPA que siempre han dejado un excelente sabor de boca a todos, tanto aficionados como músicos de nuestra formación, por lo que la ilusión y esperanza para las próximas temporadas reina en el ambiente, demostrado en la presentación con numerosos abonados que recibimos la invitación para el evento. De los llamados «colaboradores artísticos» hasta 2025 una nómina de conocidos y queridos artistas, desde el Cuarteto Quiroga, tanto camerístico como en los primeros atriles (auténtica novedad enriquecedora), Javier Perianes o el siempre bienvenido Roman Simović, pasando por la violista Sara Ferrández (que tan buen sabor de boca nos dejó), la mezzo Fleur Barron (a quien no pude escuchar en el Hansel & Gretel) con unas buenas ideas para conjugar músicas oriente-occidente, y especialmente el compositor valenciano Francisco Coll. Casi todos enviaron unos videos de saludo transmitiendo tanto la especial vinculación con el maestro Coelho como con la OSPA, contagiándonos esta ilusión para las tres temporadas donde el repertorio será amplio, desde el barroco hasta los imprescindibles R. Strauss o Mahler (seguiré esperando algún día una Octava en Asturias).

Interesantes para mí dos propuestas: la «OSPA Fest» con dos semanas de conciertos en torno al 23 de abril con las efemérides de Cervantes y Shakespeare que tanta literatura musical llevan paralelas (Gerhard, Ravel, Ibert, Telemann, Dvorak, Prokofiev…) y la «OSPA participativa» para el Concierto de Semana Santa donde volveremos a escuchar el Requiem de Verdi con el Coro de la FPA (histórico el de su director honorífico López Cobos sumándose el Orfeón Donostiarra allá por octubre de 2005, con grabación para RTVE) que contará con Adriana González (soprano), Silvia Tró (mezzo), Matthew Rose (bajo) sumándose amateurs tanto alumnos del CONSMUPA (que continúa la colaboración mutua) y distintos coralistas de nuestro Principado, todos bajo la dirección de Nuno Coelho, un privilegio para todos poder interpretar tan maravillosa obra que aúna la mejor música sacra con el espíritu operístico asturiano.

Y dentro de las habituales invitaciones a directores y solistas volveremos a tener en el podio a Pablo González, Carlos Mena, Álvaro Albiach o el finlandés Ari Rasilainen (que siempre ha hecho sonar muy bien a la OSPA) sin olvidarse del talento femenino cada vez mayor, con Eli Chan, Ruth Reinhardt, Lorenza Borrani o Anna Rakitina. Otros nombres propios, conocidos y por descubrir, desde los pianistas Luis Fernando Pérez, Alessio Bax, los cellistas Pablo Ferrández o Daniel Müller-Schott pasando por la pianista Yeol Eum Son, la violinista Alena Baeva o el percusionista Dominique Vleeshouwers.

No pueden faltar las giras, desde las asturianas de verano con Daniel Sánchez Velasco de nuevo a la batuta apostando por los «músicos de la casa» (al igual que el oboe de Juan Ferriol en el tercero de abono), o la visita a Covadonga en el 1300 aniversario, hasta la presencia en el FIS estrenando dos obras encargadas por nuestros vecinos santanderinos: Omne vivum ex viva de Beatriz Arzamendi y Farewell, la despedida de las almas de Israel López Estelche en su tierra, pasando por el gran escaparate de «Musika Música» en el Euskalduna bilbaino o el intercambio gallego en La Coruña, con la OSG el 20 de mayo de 2023 en Oviedo bajo la dirección de Antonello Manacorda y la violinista Liza Freschtman. También repetirá para celebrar los 75 años de mi paisano Víctor Manuel con el Coro de la FPA en la Laboral de Gijón (23 al 25 de septiembre) y el WiZink de Madrid (21 de diciembre) bajo la dirección de Joan Albert Amargós que fue llevado al disco en 1999.

Tras 31 años de «matrimonio musical» con la OSPA, incluyendo mi «cese temporal de convivencia» en 2017, espero esta nueva etapa con la misma ilusión de entonces aunque jubilado de la enseñanza, por lo que me perderé el LinkUp! que fue una de las grandes apuestas del anterior titular y que me perderé con el nuevo estado civil, tocando madera para que los años convulsos que llevamos no vuelvan y podamos mantener esta relación de años.

La ilusión nunca se pierde, el maestro Coelho viene a mantener la llama que nunca debió extinguirse, esperando se cubra al fin la vacante de concertino (el espíritu Vasiliev sigue vivo) y poder ampliar la plantilla básicamente en la cuerda si los dirigentes llegan a convencerse que la cultura no es gato sino inversión además de un derecho constitucional. Aprender de los errores pasados y no tropezar en la misma piedra es uno de mis anhelos tanto personales como para «mi OSPA» querida. Salud para poder contarlo desde aquí, esperando no perderme (casi) ninguno de estos acontecimientos en una agenda personal que se llena más que en mis años docentes pero donde la música es vida.

Esencia desde un «tayuelu»

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Lunes 27 de junio, 19:30 horas. Club de Prensa de La Nueva España, Oviedo. Presentación del CD Esencia, Silvia Torres (soprano), Alfredo Morán (guitarra), Fernando Malva (músico, técnico de sonido).

En asturiano un «tayuelu» es una banqueta de tres patas con más estabilidad que un taburete de cuatro y perfecto para definir la base de un CD que se presentaba ayer lunes con verdadera «esencia«, lo más importante y característico de una cosa según la RAE. Un disco que esconde muchas historias que nos explicaron tanto la cantante Silvia Torres (nacida argentina pero asturiana de siempre) como el arreglista  de los diez temas que han quedado registrados en esta pequeña obra de arte, el turonés Alfredo Morán, más Fernando Malva, no sólo excelente técnico de sonido, también músico, que completan todos juntos un trabajo mimado, con más de un año detrás de ensayos, adaptación, preparación, elección de los temas, colaboración entre ellos y finalmente la esperada grabación en los estudios «La Nozal» que se convirtieron en el mejor refugio donde destilar cada canción que Silvia hace suya, Alfredo tejió a su medida y Fernando cocinó, buena comparación y maridaje de música y fogones para dejarnos un menú degustación con toda la calma de estas músicas atemporales que están tan bien compuestas y adaptadas que soportarán modas, estilos y épocas.

Muy interesante las explicaciones de mi admirado Alfredo Morán sobre el trabajo del arreglista, su lúcido comentario de lo que debe ser un músico (más allá de tres meses de shows televisivos, ofertando uno de cirugía y preguntando quién se atrevería a operarse con semejantes «figuras» mediáticas), las incomprensiones sólo entendidas por las familias, verdaderos cimientos donde asentar no sólo taburetes sino todo el mobiliario y perfumes de esta profesión a menudo ingrata pero necesaria además de vital para tantos. La música sentida y vivida por este tayuelu con mucha esencia que nos dejaron en vivo una pequeña muestra del talento y sentimiento, cantante, guitarra y técnico «in situ» para comprobar de primer mano cómo son las tres patas necesarias en este equilibrio.

Comenzaron con La flor de la canela, no ya de Chabuca Granda sino de la Silvia Grande, la voz natural a la que se llega con muchos años de estudio con la maestra Elena Pérez Herrero, auténtico ejemplo a seguir en estos tiempos cambiantes, pues dio el primer paso que ahora sigue la discípula aventajada.

Impresionante siempre José Alfredo Jiménez y su Deja que salga la luna, que en el disco tiene el acordeón de Fernando y en vivo sólo con la guitarra del «otro Alfredo» sonó cercano y en casa, con los coros finales de un público de casa, cantarines y amantes de la buena música que no quisieron faltar a esta presentación en sociedad de este trabajo de Silvia Torres.

No está en el disco Gardel pero sí para escuchar su tango renovado por Alfredo, Volver que se vista en cualquier época siempre luce, más en la voz de Silvia en una pasarela que esperamos tenga muchas galas veraniegas en esta «era del Covid».

Y sobre la marcha, ante el clamor del público con la pareja de músicos animados, qué mejor para cerrar que un blues donde Alfredo se mueve como pez en el agua y la voz de Silvia encaja su musicalidad, sumando las palmas bien «encajadas» de unos amigos tunantes como Orson, dedicatario de este trabajo junto a toda la familia Pérez-Torres, un Blue Christmas que nos adelantó las navidades a junio porque climatológicamente Asturias es más frío que Río o Copacabana.

Del CD, todo él recomendable, sigo repitiendo en la bandeja dos «clásicos»: Las hojas muertas verdadero perfume francés con ese acordeón que nos transporta a orillas del Sena, la batería elegante, la guitarra de «El Django de Urbiés» y la preciosa voz de Silvia; Chloris de Reynaldo Hahn es otra joya de la «chanson» que luce con todos los vestidos, y con la alta costura de Morán, la belleza vocal de Silvia es para disfrutarla en modo bucle sonando en mi cadena, cercana, sentida, emocionada.

Por supuesto O Holy Night de Adam tiene todo el poso clásico, la frescura del arreglo y lo eterno de la música bien compuesta con la mejor interpretación.

La música siguió sonando en torno a unas viandas, vinos, cervezas, amigos, familia, celebrando este «recién llegado» a la familia de Luis y Silvia. Gracias a todos por compartir tanta belleza y sentimientos.

Los dos Emilios

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Miércoles 15 de junio, 19:30 horas. Club de Prensa «La Nueva España». Coloquios 75 años de Ópera en Oviedo (1948-2023):
“Emilio Sagi y Emilio Casares, dos sabios asturianos en la lírica mundial”.
La próxima temporada de ópera de Oviedo cumplirá sus 75 años ininterrumpidos de historia, de los que quien suscribe lleva 51 (cuando venía de Bilbao los Barosi y cía acumulando 6 funciones en 12 días). Por ello se han organizado este mes de junio tres conferencias, esta de hoy miércoles más los días 20 y 28 del presente mes, algo alejadas de septiembre que supone, como siempre el pistoletazo de salida, pero congregando a buen número de aficionados asturianos así como a varios de los directivos de la Asociación Asturiana de Amigos de la Ópera y Fundación Ópera de Oviedo, organizadores la temporada, con su presidente y director general y artístico a la cabeza, así como Mario Arias, segundo teniente de alcalde municipal.
Nuestros dos Emilios, Casares y Sagi, tan unidos a Oviedo, mantuvieron una conversación sobre los principales puntos de interés de la ópera a través de la historia y de la ópera en la actualidad con Alicia Suárez Hulton, periodista responsable de comunicación de Ópera de Oviedo, como moderadora. Interesantes siempre las aportaciones de ambos porque tienen a sus espaldas no solo un amplio currículum sino también haber sido los impulsores de la efervescencia musical de nuestro Principado desde sus ámbitos, sembrar en aquellos finales de los 70 e inicios de los 80, los Festivales de Música y Danza para ver crecer una afición que sigue manteniendo a Oviedo como capitalidad musical, como bien recordó el profesor Casares con datos que nuestro añorado Luis G. Iberni recogió manteniendo la proporción entre la población y los eventos musicales, siendo Zaragoza la última de ese ranking.
Emilio Sagi os adelantó algún detalle del próximo estreno mundial de La Dama del Alba de Luis Vázquez del Fresno con quien aún continúa cerrando la escenografía de la que será director, en colaboración con Daniel Bianco en el diseño de la misma, así como en el vestuario de Susana de Dios, ambientación de postguerra con decorados asturianos para una música de nuestro tiempo de la que avanzó tener arias increíbles y partes orquestales muy interesantes.
Emilio Casares siempre en su línea, recordó la importancia de la educación musical en nuestro país, olvidada por los políticos salvo el «paréntesis» de los 70 cuando logró implantar en el recordado BUP esta materia con el primer libro de texto suyo, «el verde» de la editorial leonesa Everest tras una noche por el Húmedo que sin creérselo nos devolvería la enseñanza musical a aquel floreciente bachillerato unificado. Pesimista ante los tiempos actuales, crítico y certero con la situación, también de la ópera, donde quedan aún cientos de títulos por representar y que al menos no se puede hablar de crisis aportando datos del siglo XIX con el ejemplo de Cádiz o Toro, historias que llegarían hasta la República y los posteriores años de dictadura, repasando incluso el papel que jugaron los conservatorios, o el dominio italiano que siempre ha vendido mejor que nosotros su producto estrella, en este caso la ópera, así como el nulo interés de nuestros políticos por la música, que además sigue empeorando.
También Sagi desde sus distintos puestos de gestor y escenógrafo, aprovechó para defender nuestra lírica y la necesaria actualización de los libretos, pues son fruto del momento que nunca es igual, para recordar el Londres de juventud con Pepa Ojanguren al que volverían años después de camino a Cardiff, reconociendo que ya no era igual porque ellos tampoco, paralelismo con el Oviedo que todos vivimos y el actual. Nosotros sí vamos cambiando…
Interesantísimas las aportaciones para dotar a la Ópera de Oviedo de personalidad propia, no hacer lo mismo de «otras», poniendo de ejemplo el Wozzeck nunca representado aquí y ahora por partida doble en Barcelona y Valencia, o una Lulú, apostillando Casares los costes de esas producciones (más barato pagarles viaje y estancia a París) y cómo lo de Oviedo es un auténtico milagro.
Por supuesto se trató la necesidad de captar nuevo público sin echar al actual, desde un punto de vista didáctico, como el alabado Proyecto Zarza de muestra, y sabiendo programar para ellos, la música tanto en casa como en la educación, que parecer ser un hueso duro de roer a la vista de los momentos actuales, recordando Sagi sus tiempos de profesor en un colegio femenino religioso donde a la hermana melómana se le ocurrió «programar» una Suor Angelica nada apropiada a las adolescentes del momento, y que por cierto, nunca ha llevado a la escena.
Casi dos horas con semejante pareja de «sabios» que pasaron volando, anécdotas de cada Emilio siempre sabrosas, algunas intervenciones del público con debate y el deseo compartido de mantener la actividad musical en esta «capitalidad musical» ovetense que tiene ópera, zarzuela (la única temporada junto a Madrid), sociedad filarmónica, dos orquestas, jornadas de piano y ciclos variados. Cierto que haría falta más teatro, pero como bien recordó Sagi, la ópera como la zarzuela es «drama en música», «comedia en música», representación… Mañana lo podré comprobar y contar desde aquí con el estreno en Oviedo de María Moliner.

Preparándonos para María Moliner

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Jueves 9 de junio, 19:15 horas. Aula Magna del Edificio Histórico de la Universidad de Oviedo: Encuentro en torno a la ópera «María Moliner». Presentadora: Miriam Perandones; María Sanhuesa (profesora titular de Musicología), Antoni Parera Fons (compositor), Lucía Vilanova (libretista).

El vicerrectorado de Extensión Universitaria organizó este jueves un encuentro con el compositor y la libretista de «María Moliner», la ópera documental que cerrará el vigesimonoveno Festival de Teatro Lírico Español en el Teatro Campoamor (con dos representaciones los días 16 y 18) con la producción del Teatro de la Zarzuela, estrenada el 13 de abril de 2016 para conmemorar los 50 años del diccionario de la  lexicógrafa y bibliotecaria zaragozana cuya vida estuvo volcada en una obra que sigue siendo referente.
La doctora Sanhuesa se encargó de ponernos en situación, pues asistió al estreno en la capital, y fue desmenuzándonos los dos actos con sus cinco escenas cada uno, más prólogo y final, con fotos de los ensayos y representaciones en el teatro de la calle Jovellanos madrileña, antes de dar paso a Lucía Vilanova (Oviedo, 1961) para que nos contase por dónde empezó este libreto y la continua colaboración con  Antoni Parera Fons (Manacor, 1943), con su idea casi minimalista a partir de un final que enlazará con el inicio.
Así pudimos hilvanar con los autores vivos, un privilegio al alcance de pocos, distintas ideas sobre lo que disfrutaremos la próxima semana, una ópera documental actual de libreto que supone una verdadera tormenta de palabras donde el ritmo es fundamental. El propio Parera se reconoció «devoto de las palabras» y que su obra es un relato natural en «prosa desestructurada» donde la música habla y hasta una máquina de escribir es también protagonista.
Interesante  el personaje del Sillón B (que en Madrid cantó el gran Juan Pons) tan atrayente que seguiría presente en el acto, los saltos en el tiempo donde se juega con lo onírico o los personajes de los almanaques, un tenor y dos barítonos, una idea de Paco Azorín, la tercera «pata de este banco» para ir recordando no ya los días que se llevan o faltan para acabar un año sino los del diccionario (antes y después). Tres años de duro trabajo previo estructurando esta ópera donde el lenguaje es el protagonista absoluto.
Muy interesantes comentarios como «el amor por las palabras» o que el diccionario es un protagonista más, fueron contestados por los autores en distintas intervenciones.
En el Campoamor tendremos un elenco nuevo, pues del estreno solo estarán la mezzo Mª José Montiel, la auténtica «creadora» de esta María Moliner, que como el propio compositor mallorquín explicó, ha hecho suyo, reconociendo ser uno de sus mejores roles, y la dirección musical de Victor Pablo Pérez.
Con muchas ganas de asistir a este último título del XXIX Festival de Teatro Lírico Español ovetense.

Seda, un viaje en femenino plural

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El pasado lunes 6 de junio tuve la suerte de estar en Madrid y poder asistir en la Sala Manuel de Falla del Palacio de Longoria, sede de la SGAE, a la presentación de SEDA, mucho más que un CD de la compositora, guitarrista e investigadora de Puertollano, afincada en Barcelona, Silvia Nogales Barrios, una maravilla de proyecto hecho realidad, todo un viaje en femenino plural con obras de ella misma, de la argentina Claudia Montero, afincada en Valencia donde fallecería en enero de 2021, la brasileño-americana Clarice Assad, la israelita Anna Segal, Cinthya García o María Parra, un trabajo en el que Silvia fue capaz de implicar a cantidad de instituciones y artistas no solo desde Verkami, y que se materializó en esta joya bien explicada en el texto de la contraportada: «Un viaje único y sensorial a través de las historias y la música de distintas mujeres del mundo», pues además de la grabación se incluyen ilustraciones de las cinco paradas en este itinerario personal, textos, créditos y su mundo que toma cuerpo desde la multidisciplinariedad con la que Silvia ofrece su música.

En la mesa y moderando el evento estuvieron Carlos Santos (periodista), quien creyó en ella hace tiempo divulgando en su programa «Entre dos luces» una música que me impresionó desde la primera vez que la escuché, María José Romero Rodenas (directora de la Cátedra de Igualdad de Género y Diversidad “Clara Campoamor”, de la Universidad de Castilla La Mancha), María Parra (pianista y compositora) más Esther Acevedo, actriz y escenógrafa (también tía de la artista pues la genética es siempre importante), que fueron compartiendo vivencias, anécdotas y explicaciones de este trabajo del que también pudimos degustar parte en vivo con las proyecciones oportunas, la propia Silvia Nogales en solitario, con el piano de María Parra o la escena de Esther Acevedo, mucho más que poesía e interpretación del viaje musical, banda sonora femenina llena de guiños y repleta de belleza.

Finalizado el «acto oficial», la familia de Silvia nos agasajó con un auténtico «vino español», productos de su tierra manchega donde no faltaron embutidos, quesos, empanada, dulces y por supuesto los vinos, aprovechando  para felices encuentros inesperados (Javier y Alessandro) comprobando que la música sigue abriendo puertas, más con Silvia Nogales que no sólo es ARTISTA sino luchadora que cree en lo que hace y contagia su ilusión.

Ya de vuelta en casa solo quedaba disfrutar una y otra vez del trabajo bien hecho que ya ha tenido múltiples críticas y reseñas, todas excelentes como era lógico. Cada uno de las siete obras (en 10 cortes)  son mágicas llaves hacia la belleza global, «seda» cual viaje mundial desde una guitarra propia que comenzaría en un escaparate con 6 años y ahora navega por el universo, el Ave Fénix de María Parra o La última samurai de la propia Silvia armada con su personal catana de seis cuerdas e interpretada por Esther Acevedo en un vídeo hermoso de aromas nipones.

Placeres sin preparar que me depara la vida, siempre con la música que sana más que seda, y nos hace viajar en todas las dimensiones. Enhorabuena a todos los que han hecho posible esta otra «Seda» y todo lo mejor para Silvia Nogales Barrios que como bien decía mi admirado Carlos «La libreta colorá», triunfará seguro porque es su vida sin buscar aplauso o fama.

Y los que compartimos pasiones así lo sabemos y entendemos.

Aprendiendo con experiencias y recuerdos

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La muy manida frase «parece que fue ayer» siempre viene bien, especialmente cuando vamos cumpliendo años y los recuerdos de tiempos lejanos se acercan por momentos. Así hemos llegado al IV Ciclo de Conferencias del RIDEA y La Castalia que este año versaron sobre «De la ilustración a la actualidad: 260 años de lírica en España», conferencias de un mayo siempre musical y con oradores que me han hecho recorrer tres generaciones en cinco años, comenzando allá por 2018 con los homenaje a Gayarre o Granados, el 2019 de escenarios y géneros líricos, o el 2021 (tras «robarnos» el 2020) de «Patrimonio lírico hispano» que continuarían hoy citando a Fray Luis de León: «Como decíamos ayer».
Sería mi querida musicóloga María Sanhuesa, miembro correspondiente del RIDEA, la encargada de abrir ciclo el pasado día 3 con su conferencia «Lírica y voz en la obra de Gaspar Melchor de Jovellanos» que me perdería pero se puede disfrutar en el propio canal de YouTube© del Real Instituto (a la espera de que suban las otras dos que sí comento desde aquí como apuntes de un incansable alumno).

El siguiente martes, día 10, sería el compositor y organista Guillermo Martínez quien compartiría sus vivencias «De niño cantor a compositor: impronta y esencia de mi música lírica», el paso por la Escolanía de Covadonga (77 años cumple este septiembre) de 1994 a 1998, su primer curso con 10 años narrándonos experiencias organizadas en un capítulo por cada año (ilustrado con una audición significativa) y citando al filósofo y ensayista norteamericano del s. XIX Henry David Thoreau: “Fui a los bosques porque quería vivir deliberadamente, enfrentar sólo los hechos esenciales de la vida, y ver si no podía aprender lo que ella tenía que enseñar, no sea que cuando estuviera por morir descubriera que no había vivido” (Walden, La vida en los bosques).

1994 comenzaría recordando a Pergolesi, las audiciones de los sábados, el transcurrir diario, los conciertos en Valencia, los encuentros con FECORA, clases, anécdotas como la visita a Covadonga de Alfredo Kraus, las vivencias con otros escolanos como el hoy famoso tenor Jorge Norton, los exámenes libres en Oviedo con Purita de la Riva, el imperecedero D. Alfredo de la Roza y por supuesto la Novena a la Santina como culmen de su primer curso. Escuchar su No llores paloma mía por el LDO me sirvió para comprobar cuántos recuerdos comunes nos trae la música.

En 1995 sería Silos otra experiencia imperecedera, el concurso de voces blancas que convocaba FECORA, músicas del cangués Ramon Prada, la construcción de los órganos nuevos de Acitores en Covadonga, el positivo prestado mientras se montaban y poder escuchar sus propias obras en ellos, más audiciones de los sábados con Murray Perahia y los conciertos de piano de MozartBartok y el Microcosmos, el deseado verano y su primera misa con más obras de violín, audiciones del barroco italiano o las sinfonías de Mendelssohn por él analizadas, los nacionalismos y su segunda Novena. Una palabra: «belleza», escuchando su  Fantasía “Virgen con niño y San Juanito” (para mezzo y piano), rehecha con orquesta que sería la que nos pondría.
El año 1996 comenzaría citando el aforismo de Heráclito que decía «nadie puede bañarse dos veces en un mismo río, porque aunque aparentemente el río es el mismo, sus elementos, su cauce, el agua que corre por él, han cambiado», el cambio como constante de la vida ya que ésta representa una constante transformación del río que nunca es el mismo. Sus estudios y lecturas de Historia de la música, Zamacois, Amat… el Manual de Solfeo LAZ, una biografía de Mozart… siempre la importancia de los libros. Y musicalmente obras con formas más audaces y fijándose en la orquestación. Sus propias sonatinas o valses… ya con 12 años pero con la composición claramente consolidada, contando con un ensemble instrumental que crece con sus escolanos, conciertos con y sin coro, más el concierto de los Niños cantores de Viena en Oviedo que sería otro recuerdo compartido de aquel 96, la pequeña opereta vienesa que le abriría otro género, que dejaría para el final pero escuchando a Beatriz Díaz cantando su Maharajá.
1997 sería su cuarto año, asentando conocimiento y composición, libros de ensayos, armonía en todos los tratados que tenía a mano y aumentando sus obras compilando todo lo hecho más un curso de clarinete y los órganos ya armados, siendo suplente de organista en un oficio donde el estudio y trabajo con Fernando Álvarez en los dos «juguetes» nuevos aceleraría el trabajar improvisaciones. Escuchamos un fragmento de la Cantata “El sueño eterno”.
1998 sería el último año en Covadonga pero siempre permanecerá en él, la finalización de la ESO y los estudios de música en Oviedo, reglados y no, alternando la composición y el canto con la preparación de un CD ya con orquesta ampliada y Leoncio Diéguez instrumentando, del que Guillermo tomaba nota como alumno aventajado. Más recuerdos compartidos como la inauguración del Auditorio y el estreno de Jorge Muñiz para la ocasión. Su vocación ya consolidada y la primera eclosión. Última audición del Intermezzo “Corona de azahar” para su ópera Bodas de sangre que escuchamos en el concierto de los «20 años de La Castalia», ópera ya acabada pero sin estrenar aún.
Para un músico y lector empedernido, nada mejor que cerrar con una cita de Borges y sus Poemas del  alma totalmente actual: «En el Oriente se encendió esta guerra / cuyo anfiteatro es hoy toda la Tierra». Hora y media de aquellos años 90 revividos con un fenómeno como Guillermo Martínez.
Y este 25 de mayo convertiría el salón de actos del RIDEA en un aula de mi cercana Facultad de la Plaza Feijóo 40 años atrás, compartiendo «pupitre» incluso con compañeros de entonces: otra clase de Emilio Casares, «La ópera española en el siglo XX: el final del camino«, la continuación de la escuchada el «curso pasado«, que se quedó y arrancaría esta vez desde 1890 hasta el cierre del Teatro Real en 1925, donde hubo hasta 125 óperas en aquellos finales de siglo, casi todas «muy buenas» y con 55 estrenos, pero sin llegar al pasado siglo porque hablar de música y escucharla no se puede calcular.
La ópera española auténtica, entendiéndola desde el «Nacionalismo de las esencias«, sería el objeto de esta conferencia maestra, centrándose en los wagnerianos y Cataluña, pero manteniendo las líneas verdianas y el verismo.
Historias como la lucha contra el Teatro Real construido para representar ópera francesa y nada española, Chapí luchador y el eclecticismo como explicación al estilo precisamente por faltar dónde representarse. Referencias a la fuerza del Nacionalismo que bien explica Artola y sirve para la ópera española, comenzando con Felipe Pedrell y Los Pirineos, que fijará el método en tres ejes: desarrollo sinfónico, músicas e históricas propias y el lied como canción del pueblo y nada de cantar en italiano. Así nos recordó el Orientalismo / Andalucismo que levantó críticas por una gitana protagonista cuando Cataluña «debía mirar a Alemania»  Sí se parte del leitmotiv wagneriano pero más allá porque la literatura del momento uniría los dos mundos: ópera con prólogo y 3 actos, 7 horas reducidas a 4 por el propio Pedrell, y basado en los hechos históricos del sur de Occitania y el Reino de Aragón como la Cataluña soñada. Parece actual y hasta nos contaría la anécdota de sus entrevistas con Jordi Pujol tras pedirle el prólogo, que sí escribiría, esperando un estreno en un Liceu lleno de políticos, que como algo habitual no asistieron y refleja cómo tratan la cultura, y especialmente la música. Escuchamos tres audios con el bardo contempla los Pirineos dando gracias a Dios por crearlos, el coro inmenso (nuestros coros de ópera son únicos y comparables a los rusos) de todos los protagonistas que contesta con cita del Tanhausser y finalmente el Lamento del Conde de Foix por la pérdida de la patria desde el Stabat Mater dolorosa gregoriano. No se estrenaría hasta 10 años después por considerar el Marqués de Comillas un ataque a la iglesia, pero las páginas para voz y piano llegaron a media Europa.
De nuevo el Verismo en la esencia, el que describe la realidad y como respuesta italiana al naturalismo francés, que entra en España por los grandes escritores y el nuevo drama español que llenará los libretos. Interesantísimo el periodo de 1895-1910 con La Dolores de Bretón, que batiría récords en Madrid y Barcelona por las 33 y 133 funciones seguidas respectivamente,
escuchando el famoso «Dúo de amor«, y cómo la obra gira en torno a una jota.
El Circo Paris sería el escenario ideal y una compañía estable con estrenos (aún pendientes en el día de hoy), por donde pasarían el Curro Vargas de Chapí, que sí conocemos y disfrutamos en Oviedo, o Maria del Pilar (rescatada como muchas más en el madrileño Teatro de la Zarzuela) de G. Giménez, poniéndonos el audio con el aria de Valentín, viendo cómo no se pierde nunca la melodía.
Y aparecerá Granados, de orquesta casi wagneriana pero con música española o Albéniz y su inglesa Henry Clifford, por supuesto con influencia de Bretón pero también de Wagner como buen catalán. Entonces si no hacías ópera no triunfabas, y así compondrá The Magic Opaldestrozada» hace poco en Madrid), la citada Henry Clifford (escuchando un dúo), Pepita Jiménez, y Merlín.
Muchos aún en el tintero pero no podía olvidarse de Amadeo Vives, discípulo de Pedrell, con su ópera Artús en el Bellas Artes más el cambio que supondrá Euda d’Euricah, brujas catalas y la influencia de R. Strauss a quien acompañará en sus viajes, todo un intelectual, crítico, escritor, que le habla a Falla de Debussy, para darnos idea de quién era el músico catalán. Y el «descubrimiento» de Salvador Giner, valenciano con su obra por descubrir, comentando con su sorna el profesor Casares el coste de cada butaca en Les Arts que daría para pagar el viaje en AVE a Madrid y escuchar sus 6 óperas increíbles, por cierto legadas a la asociación valenciana El Micalet, donde se han conseguido 3.200 fotos de ellas para un estudio que ya tiene preparado el prolífico catedrático emérito. Giner adora a Verdi, Meyerbeer y Saint-Säens, escuchamos un fragmento del trío de L’Indovina (La adivina) escrita en italiano, pero sobre todo citar y recordar Sagunto y El soñador, histórica la primera y en castellano, que desde 1912 no se representa (nos pondría un audio del dúo al piano).
No parecía correr el reloj de clase y siempre quedan  anécdotas por contar como la de 1902 cuando Alfonso XIII es proclamado rey con la representación de Don Giovanni en el Teatro Real y la crítica de Don Ruperto. Al menos encargaría al millonario Price su teatro para 2.000 personas, e invitaría a escribir óperas como su Circe, Farinelli de Bretón
(escuchando un fragmento del inicio tormentoso de la primera, estrenada hace poco, muy walkiriana), y por supuesto Margarita la tornera que cerrará época.
Nueva anécdota de C. Halffter charlando con Casares sobre la famosa frase de Conrado del Campo: “la solución está en Chapí”, y el asombro de los invitados alemanes “¡esto es nuevo!”.
Falta hablarnos de qué pasaba en Cataluña, con E. Morera, y Jaume Paíssa, otro amigo de R. Strauss. Gala placidia revisada por Udaeta, Marianela otra recuperada, ambientada en Asturias y esperando verla en Oviedo, con reminiscencias de Schönberg.
Quedaba citar La Celestina (1902) de Pedrell, cuyo «estreno» mundial será en octubre, aprovechando para agradecer al Teatro de las Zarzuela de Madrid con Daniel Bianco y Emilio Sagi que hayan recuperado tanto patrimonio en tiempo récord.
De la ópera en Euskadi, de menor calidad que las ya citadas, creo que la dejaremos para el próximo curso, pues más de 100 minutos ya parecían mucho para el alumnado que no cumplimos años tan bien como el profesor Casares, excusando a los que «faltaron» com su sobrino o el siempre recordado David Ruiz.

Bromas muy serias

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Viernes 13 de mayo, 20:00 horas. Auditorio de Oviedo, Abono X «Absolute Quiroga» OSPA, Cuarteto Quiroga, Carlos Miguel Prieto (director). Obras de John Adams y Aaron Copland.

Lástima que de nuevo hubiese poco público para este décimo de abono de nuestra orquesta porque el programa no era broma. Ya en la conferencia previa «The American way: más que vaqueros y luces de neón» el doctor y compositor Israel López Estelche (autor de las notas al programa enlazadas arriba en obras y que hoy volvieron al papel), nos prepararía para un concierto «Born in the USA» (como diría The Boss Springsteen), si realmente podemos hablar de una música estadounidense con detractores y defensores cuando realmente es un mestizaje total («hibridación» lo llamó el musicólogo cántabro) donde la herencia europea no es única. Y para la ocasión dos ejemplos de lo que podríamos llamar las dos tendencias que al menos los yanquis no tienen complejos en presumir de todas.
Uno de los compositores más interesantes del actual panorama sinfónico es John Adams (1947) con su Absolute Jest (2011 / rev. 2012) por lo que supone de grandiosidad en fondo y forma, «broma absoluta» verdaderamente seria y tomando el origen latino de «gesta» más que el italiano de scherzo, pues aúna su devoción por Beethoven con su genialidad en un estilo personal que impresiona porque sus referentes los reconocemos desde el primer compás. Como él mismo ha escrito, «No hay nada particularmente nuevo en que un compositor interiorice la música de otro y ‘la haga suya’. Los compositores se sienten atraídos por la música de otro hasta el punto de querer vivir en ella, y eso puede suceder en una variedad de modas«. Con el Cuarteto Quiroga de solista, en estos días Atte Kilpeläinen sustituye en la viola a Josep Puchades (que espera su próxima paternidad), «absolutos» más Carlos Miguel Prieto al mando, pudimos disfrutar de esta auténtica locura orquestal donde en la batidora sonarían dialogando en perfecto entendimiento el Scherzo de la Novena beethoveniana junto a sus últimos cuartetos, y todo encajado con la visión actual que el compositor imprime a cada sección y solistas, impulso vital muy americano con una instrumentación impactante que no oculta las ideas claras de Adams.
El director de origen asturiano que regresaba al podio de la OSPA tras la pandemia, conoce de primera mano tanto el sustrato como el espíritu de fondo (y por supuesto la capacidad de la orquesta asturiana), exprimiendo la partitura hasta límites insospechables con unos Quiroga igualmente maestros en lo camerístico y excelentes solistas (ahí está el asturiano Aitor Hevia) en una página donde brillar con el diálogo orquestal.
Tras la vorágine de Adams, el mejor regalo y tributo sería el Lento assai, cantante e tranquilo del Cuarteto op. 135  de Beethoven presentado por Cibrán Sierra y recordando a la hoy fallecida Teresa Berganza, a quien se dedicó todo el concierto, la quintaesencia del cuarteto de cuerda por estos músicos enormes, actuales y universales como la propia música.
Si hay un referente dentro de los llamados compositores clásicos estadounidenses, ese es el neoyorkino de Broadway Aaron Copland (1900-1999), por su formación, origen y evolución hacia lo que López Estelche nos explicó de la «Sonoridad Americana», reunificando todas las influencias no solo europeas en un lenguaje propio, unido al sentido patriótico del War effort que tiene sobre todo la Sinfonía nº 3 (1946) tras finalizar la Segunda Guerra Mundial. El maestro Prieto quiso recordar antes de comenzarla a tantos músicos que en estos tiempos difíciles no pueden volver a tocar y la esperanza en que la música no nos falte.
Plantilla generosas para una sinfonía patriótica que incluye mucho más desarrollada u propia Fanfare for the Common Man en el último de los movimientos (I Molto moderato – with simple expression; II Allegro molto; III Andantino quasi allegretto; IV Molto deliberato). El maestro Prieto manejó a la perfección cada una de las secciones de la OSPA que brillaron con luz propia por los intrincados cambios de compás, tiempo o textura, disfrutando de unos metales poderosos, una madera de ensueño, una cuerda (hoy de concertino invitada la holandesa Fredericke Saeijs) bien equilibrada y compacta, una percusión más allá de lo rítmico, sin olvidarme del arpa, el piano o la celesta generando unas sonoridades únicas con el sello americano de Copland.
Revalorizar la forma sinfonía en su tiempo suponía encuadrarle en los llamados «neoclásicos» pero el longevo maestro por encargo de Koussevitzky, que dirigiría su estreno el 18 de octubre de 1946 con la Orquesta Sinfónica de Boston, no tuvo complejos y nos dejó esta tercera brillante, casi un ballet o banda sonora de la victoria aliada con toda la grandiosidad orquestal de final patriótico.
Saber fusionar estilos dotándoles de identidad propia es el gran logro de Copland, y toda su herencia la transmitió la OSPA con Prieto, las ideas musicales del compositor y los intérpretes en una versión reluciente, triunfante y optimista. El público aplaudió largamente a todos, con bromas y guiños del maestro astur-mexicano que se llevó de la mano a Marta Menghini dando por finalizado un concierto de los que dejan huella en nuestra herencia «Made in USA», colonización de vuelta también con la mal llamada música clásica. Sólo hay dos MÚSICAS (la que gusta y la que no).

Raquel Andueza: locura sin tormento

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Miércoles 4 de mayo, 20:00 horas. Auditorio de Oviedo, sala de cámara: IX Primavera Barroca. De locuras y tormentos: Raquel Andueza (soprano) y La Galanía. Obras de Bailly, Monteverdi, Cavalli, Lully y anónimos.

Cada concierto de la soprano navarra es siempre una locura de buen hacer y si además viene con su formación entonces se desatan los placeres. Tras una conferencia a la que asistieron alumnos del CONSMUPA y de Musicología de la Universidad de Oviedo con sus profesores, toda una lección sobre la voz o sus gustos personales, cercanía y sabiduría para todos, el programa que Raquel Andueza y La Galanía trajeron en colaboración con el CNDM dentro de la novena primavera barroca carbayona que sigue manteniendo un público fiel, estaba conformado por las obras que sus muchos seguidores en las redes sociales elegimos de su repertorio, y no hay duda que acertamos de pleno.
El directo siempre digo que es irrepetible y las ganas de volver a escena por parte de Andueza y su quinteto se transmitieron desde Yo soy la locura que abría el concierto. Si Monteverdi fue quien más sonó se debe al amor de la soprano por este grande que nos ha contagiado a sus fans, transportando sus arias al gusto de su voz siempre natural y única con interpretaciones íntimas, siempre bien acompañada por unos músicos de primera. Interesantes siempre los arreglos donde el violín contesta a la voz o se alternan el continuo de guitarra y tiorba con el arpa y violín, sin olvidarse nunca de las pinceladas que la percusión de Mayoral dan a cada obra, discretas pero irreemplazables. Impresionante ese Oblivion soave de «L’incoronazione di Poppea» con una Arnalta sentada, nodriza que apacigua el espíritu, y otro tanto de la conocida Si dolce è’l tormento que Andueza ha hecho suya.
Y buen Cavalli alumno de Don Claudio con su aria de «La Rosinda», al igual que el tránsito por Lully cuyo Sé que me muero de amor de «El burgués gentilhombre» es verdaderamente otro de los grandes éxitos de la soprano pamplonica, dominadora de este repertorio que parece fácil al escucharla.
De los anónimos hispanos son las danzas otro de los platos fuertes, bien intercalados con los instrumentales que La Galanía consiguen darle un color especial por la elección del orgánico. Cada músico tiene sus momentos solistas en los arreglos de Jesús Fernández Baena muy bien construidos para lucimiento del quinteto y aún mejores en el ropaje para la voz cautivadora de Raquel Andueza. Alternancias de aires, textos (esta vez en el propio programa de mano) que son poesía pura o picaresca de nuestra mejor literatura, con la Jácara de la trena recreada por el musicólogo y habitual colaborador Álvaro Torrente, y otro tanto con la Zarabanda del catálogo, historias censuradas que alentarían nuevas formas aunque Francia las volviese cortesanas y galantes.
El repertorio francés será otra aportación al repertorio barroco de Andueza que pudimos disfrutar en la segunda propina tras el «guineo» A la zambarambé siempre alegre y explosivo, de su última grabación «El Baile Perdido«.
Un nuevo éxito con el feliz regreso a Oviedo de esta artista única que cautiva, benditos tormentos y auténtica locura para un público que esta vez eligió las obras que seguimos disfrutando desde casa con las grabaciones que no faltan en nuestras discotecas, aunque el directo siempre sea único.
La Galanía: Pablo Prieto (violín), David Mayoral (percusión), Manuel Vilas (arpa de dos órdenes), Pierre Pitzl (guitarra barroca), Jesús Fernández Baena (tiorba).

Explorando piano y saxo

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Martes 29 de marzo, 19:45 horasTeatro Filarmónica, Oviedo: Concierto 6 del año 2022, 2.031 de la Sociedad Filarmónica de Oviedo. Dúo Saxperience: Antonio Cánovas (saxofón), Elena Miguélez (piano). Obras de: Amy Beach, J. J. Solana, A. Guinovart, J. A. Amargós, T. Yoshimatsu y P. Iturralde.

Interesante programa el ofrecido por el Dúo Saxpierence para la sociedad filarmónica ovetense, apostando por un equilibrio interpretativo entre piano y saxo con obras tanto originales como transcripciones que dan una visión de la evolución de un instrumento moderno que se ha convertido en imprescindible en todos los repertorios, desde la llamada clásica, especialmente desde el Impresionismo, hasta el jazz con todas sus fusiones, incluyendo el flamenco, la música ligera, las bandas de musica que serían impensables sin él, y obras actuales pensadas para su peculiar timbre y expresividad en cada tesitura, este martes con los alto y soprano.

Las obras elegidas por Cánovas y Miguélez demostraron la perfecta simbiosis y entendimiento de los dos profesores, una vida en común por y para la música con partituras muy exigentes para ambos, donde poner la técnica al servicio de unas músicas que encantaron a un público variopinto con presencia de estudiantes de los distintos conservatorios asturianos, formando a las nuevas generaciones en ambos lados de la música, desde el trabajo del escenario hasta la butaca, el ocio que tantas alegrías nos dan.

Antonio Cánovas ejerció igualmente de anfitrión y docente, presentándonos cada una de las obras interpretadas. De la compositora norteamericana Amy Beach (1867-1944) decir que está sonando cada vez más en los auditorios y teatros desde todas sus facetas, siendo la camerística igual de interesante que la sinfónica. Su Romance Op. 23 (1893) para violín y piano es muy popular y la transcripción para saxo alto del propio Cánovas mostró la versatilidad de su instrumento, capaz de descubrir sonoridades propias sin «traicionar» el original, siempre con un piano presente de graves redondos y un brillo complementando las texturas del saxo.

El compositor madrileño Juan José Solana Gutiérrez (1957), actual presidente de la Fundación SGAE, compuso en 2015 Gran Vía 6 a.m. para saxo alto y piano dedicado a este dúo que la estrenaría en Madrid. La historia que esconde es la larga espera en esa parada del bus madrileño tras perder el último de las noche y observar el latido de la capital de España a esas horas, auténtica banda sonora del despertar al trabajo y la cotidianidad, música llena de matices y ambientes que los destinatarios compartieron con todos los presentes, poniendo cada uno de nosotros las imágenes para el recuerdo en una partitura muy trabajada como en el maestro Solana es habitual.

Para cerrar la primera parte el catalán Albert Guinovart (1962), su Fantasía sobre «Goyescas» (1997) para clarinete y piano que con el permiso del compositor por la complementariedad sonora del saxo soprano, no puso reparos al cambio de instrumento. Si la obra original de Granados es una maravilla tanto orquestal como al piano, mantenerlo y variar sus melodías con el soprano en unas armonizaciones actuales, auténtica fusión o visión mediterránea del catalán que mantiene todo el protagonismo pianístico enriquecido aún más con el timbre de un saxo que canta igualmente «jondo» y operístico, enamorando como las majas del ilerdense que el barcelonés reviste de moderno testimonio.

Todavía quedaba mucho más por disfrutar pues la segunda parte nos trajo a dos compositores actuales cuya música explota todos los recursos del saxo alto con un piano capaz de recordarnos al mejor Debussy o Mompou unido con Montoliú o las armonías del lejano oriente plenamente New Wave. Del segundo barcelonés del concierto, Joan Albert Amargós (1950), tengo grabaciones suyas en todos los formatos, estilos y épocas, dominador del clarinete y el piano además de excelente orquestador del que viví los arreglos asturianos disfrutando igualmente con su dirección, En su faceta compositiva, este Homenatge a Lorca (1998) es una joya para el piano y el saxo, los tres cantos populares del granadino universal, otro enamorado de la música como buen poeta, resultan actuales sin perder la esencia, desde Los cuatro muleros rítmicos, variados, casi individualizados, totalmente jazzísticos, piano inmenso y saxo estratosférico, pasando por el Zorongo cual «música callada» de teclas intimistas hasta el desbordante Anda Jaleo que Cánovas y Miguélez llevaron al culmen, auténtica experiencia con el saxo, unísonos y escalas a dos engrandecidas por la precisión y encaje de ambos gracias al magisterio de armonías del catalán.

Y el fin de fiesta con un japonés, Takashi Yoshimatsu (1953), con su Fuzzy Bird Sonate (1991), tres movimientos de estos «pájaros borrosos» que corren, cantan y vuelan, tal y como indica el compositor en cada uno de los cuadros sonoros. Dúo perfecto de saxo y piano por los ambientes creados, (di)fusionando lo tradicional y universal desde el lejano oriente que sigue dándonos compositores interesantes, búsqueda de sonidos explotando los instrumentos y melodías eternas vestidas de modernidad. un piano rítmico y exigente completando el virtuosismo del saxo, jugando con percusiones y un vuelo incesante casi de vencejos por su coordinación en esta interpretación para asombro de todos a la altura de estos dos profesionales.

Un concierto completo, original donde no podía faltar un tributo al gran Pedro Iturralde (1929-2020),  nuestro saxofonista de referencia que hubiese disfrutado con estas obras, docente, compositor e innovador, un espejo para tantos que llegarían después, fallecido sin el merecido homenaje en vida que un emocionado Antonio Cánovas le rindió con el primero de los movimientos del tríptico Memorias con el sonido siempre único del soprano para esta melodía tan sentida en escritura e interpretación.

Nasushkin: Ante todo, Música

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Domingo 6 de marzo, 19:30 horas. Auditorio de Oviedo, Sala de Cámara: Ensemble Ars Mundi: «Ante todo, Música II. El lenguaje común de lo diverso«. Director artístico: Yuri Nasushkin. Jóvenes solistas y conjuntos de cámara. Música española, inglesa, austríaca, alemana, belga, mexicana, checa, armenia, klezmer… Entrada gratuita.

La llegada de Los Virtuosos de Moscú para instalarse en Asturias a principios de los 90 supuso uno de los hitos de nuestra tierra en el ámbito musical, no ya por la talla de los intérpretes bajo el mando de Vladimir Spivakov sino por plantar la semilla pedagógica de lo que sería la mejor cantera de cuerda española en un país que carecía de un plantel con esta calidad. No ya los integrantes, entre los que estaba Yuri Nasushkin, que se unieron a las orquestas asturianas, también sus familias y luthiers que conformaron un tejido musical del que en esta década del siglo XXI podemos seguir disfrutando con muchos alumnos hoy convertidos en profesionales repartidos por medio mundo (Aitor Quiroga, María Ovín, Mª Teresa López, Ignacio Rodríguez, Sergio Heredia y tantos otros que bien lo indican en sus biografías).

Y es que Yuri Nasushkin se implicó desde el primer día en todos los proyectos posibles, profesor, promotor, fundador de una hoy desaparecida JOSPA, que continuaría en Madrid y no digamos los años al frente de la Escuela Internacional de Música de la FPA, hoy en el aire con la «disculpa del COVID», a la que jóvenes venidos de todas partes del mundo acudían en verano a nuestra tierra a seguir sumando esfuerzos en convertirse en músicos profesionales.

Desde nuestra tierra y desde hace más de diez años, el Ensemble Ars Mundi es otro de los proyectos del maestro Nasushkin que tomando prestadas sus palabras, su «principal objetivo es la difusión de la música de cámara a través del diálogo, la colaboración, la empatía, la amistad o la solidaridad, valores siempre presentes en su filosofía» con una plantilla joven de distintas procedencias y nivel de formación pero siempre unidos por esta pasión que les ayuda a «redondear su formación y calidad musical«. De la parte solidaria dejo el programa escaneado porque es otra seña de identidad.

Este concierto, nada anunciado y «ninguneado» por las instituciones tanto locales como autonómicas, pese a lo que supone para estos intérpretes poder demostrar sus progresos y mostrar su valía musical, nos trajo más de dos horas de historia camerística en formaciones variadas con unos músicos pasando del atril al solo con total naturalidad y muchas ganas de seguir trabajando en esta vida llena de esfuerzos que los consejos de sus profesores y el aplauso del público compensan con creces el sacrificio de muchas horas dedicadas a cada instrumento, ensayos, fines de semana volcados en su sana pasión juvenil y finalmente el directo cual examen del que también sacarán su aprendizaje.

Yuri salía con su ensemble tras el acto público de ayer sábado pidiendo con la música el «No a la guerra en Ucrania», él que nació en Kiev y se formó en Moscú, con tantas amistades que saben lo que es emigrar de tu casa, con familias rotas y la música en la mochila, de ahí sus palabras, «Ante todo, música».

Asturias, la «Leyenda» de la Suite «España» (Albéniz) en un interesante arreglo para cuerda del chelista alemán Werner Thomas-Mifune y el venezolano Henry Crespo dirigiendo, abría el concierto, la obra pianística con la gestualidad de Crespo cambiando de momento su clarinete por la batuta, para sacar toda la sonoridad y cambios de tempo de esta universal partitura, también conocida en su versión guitarrística, que lleva el nombre de nuestra tierra.

Con un ensemble ya más nutrido en cuerda y viento (dos trompas y dos oboes) escucharíamos al siempre terapéutico, fácil de escuchar y complicado de ejecutar Mozart. De su Concierto para violín nº 5 en la mayor K. 219 con Anastasia Pichurina Esipovich de solista y Nasushkin nos dejarían el Adagio y Allegro aperto, el paso natural del atril al solo, la escucha en común, la responsabilidad de darlo todo y la implicación de un maestro en arropar un talento aún en desarrollo.

Para los violonchelistas el Concierto op. 85 de Elgar es un referente y del atril al primer plano Paula Qiao Lebon Real nos interpretó en arreglo de Duncan McIntyre de esta bellísima página concertística que la añorada Jacqueline Du Pré ayudó a popularizar.

Llegaría el turno de Jesús Méndez Camacho para interpretarnos el Nocturno para violín y cuerda del armenio Eduard Bagdasarian (1922-2987) en arreglo del estadounidense Jeff Manookian, sonido claro y preciso en una obra que personalmente desconocía, agradeciendo a Nasushkin su difusión, dirigiendo y llevando de la mano al joven violinista.

El Allegro del Cuarteto en sol mayor op. 85 (Dvorak) estuvo a cargo de Nicolás Ferreras, Lucía Yusta, Xiana Baliñas y Paula Qiao, la forma ideal de la música camerística, paso necesario del atril orquestal al entendimiento solístico compartido, que estos cuatro jóvenes dieron con total naturalidad para uno de los cuartetos señeros de la historia musical checa.

Siguiente paso al frente como solista de José María Revuelta con el Concierto para contrabajo y orquesta op, 3 en fa sostenido menor del ruso Serguei Kousevitzky (1874-1951), emigrado a los EEUU. del que interpretaría los movimientos Allegro y Andante en arreglo actual de Isaac Trapkus, contrabajista de la Filarmónica de NY, bajo la atenta dirección de Yuri más el perfecto acompañamiento de una cuerda solo reducida en número pero amplia de sonido. Las correcciones técnicas y los pequeños vicios que se adquieren se irán puliendo, pero evidentemente el concierto del ruso tiene mucha tela que cortar.

De nuevo el cuarteto, esta vez con Anastasia Pichúrina, Cristina Torres, Laura Torroba y Martín Herrera en el Allegro del famoso cuarteto de Schubert La Muerte y la Doncella, D. 810, muy bien interpretado y sentido, entendimiento con cómplices fraseos más una sonoridad compacta digna de formaciones veteranas que demuestran un trabajo previo exigente.

La viola solista de Xiana Baliñas brilló en el arreglo del oriolano Miguel A. Aniorte para el ensemble de la Elegía op. 50 del belga Henry Vieuxtemps (1820-1881) por sentimiento, sonido, entrega y el buen concertar del maestro Nasushkin con «su Ars Mundi», otra oportunidad para los atriles de dar el paso al frente como protagonistas, que no desperdició la joven violista gallega.

Y original el arreglo con el dúo Rodrigo AguileraMartín Herreras de dos de las tres «Danzas latinoamericanas» del chellista y compositor de Monterrey José  L. Elizondo (1972), buen discípulo y seguidor del mexicano con orígenes asturianos Carlos Prieto, que con Otoño en Buenos Aires y Pan de azúcar, trae los aires porteños y brasileños a la viola y el chelo plenamente actuales, apostando Ars Mundi por jóvenes compositores desde sus inicios, sonidos de hoy con dos instrumentistas que se entendieron a la perfección, y un violoncello potente que se nota es el instrumento de Elizondo.

También nuestro compositor Guillermo Martínez arregló las Estampas klezmer basadas en esa danza tradicional, con el Freilech que nos devolvió a Henry Crespo como virtuoso del clarinete, un músico integral egresado de «El Sistema» venezolano (como los hermanos Valeria y Marco Pérez, hoy en los atriles de chelo y contrabajo, todos afincados en Mieres), con un ensemble potente de cuerda, dos trompas, trompeta y percusión que contagiaron la alegría de esa música instrumental festiva que en el pasado se interpretaba en las comunidades judías de Europa del Este como acompañamiento de bodas, festividades religiosas alegres, la celebración de la Torá o la inauguración de una nueva sinagoga. Esta vez la festividad fue musical de principio a fin aunque todavía quedaba el broche emocional.

Yuri Nasushkin con el violín y después acompañado de su Ensemble Ars Mundi nos interpretaron el Himno de Ucrania más sentido que nunca, aunando deseos y esperanzas, hermanando músicos de todo el mundo y amigos soviéticos, hoy asturianos, que no entendemos en pleno siglo XXI la sinrazón ególatra de los dictadores. Pero este domingo «Ante todo, Música».

Músicos:
Violines: Nicolás Ferrer, Jesús Méndez, Anastasia Pichurina, Alba Tocino, Daniel Arnaldo García, Cristina Torres, Lucía Morales, Mencía Gómez, Hannah Kaupp, Carolina Cortijo.
Violas: Marina Gramaje, Rodrigo Aguilera, Laura Torroba, Xiana Baliñas.
Violonchelos: Martín Herrera, Paula Qiao, Lucía Hermida, Valeria del Carmen Pérez.
Contrabajos: José Mª Revuelta, Marco Pérez.
Oboes: José Ferrer, Silvia Andueza.
Clarinete: Henry Crespo.
Trompas: Jaime Sixto, Lucía Díaz.
Trompeta: José Ruibal.
Percusión: Sara González.
Profesor colaborador: Vadim Pichurin.
Compositores colaboradores: Guillermo Martínez, Miguel A. Aniorte.
Director artístico: Yuri Nasushkin.

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