Miércoles 24 de septiembre, 19:30 horas. Sala de cámara del Auditorio de Oviedo. I Festival de Piano Joaquín Achúcarro: Alessio Bax. Obras de Bach, Rachmaninoff, Chopin y Ravel. Abono: 36€.

(Reseña escrita desde el teléfono para La Nueva España del jueves 25 con fotos propias, tipografía que el papel no siempre soporta, más el añadido de los enlaces –links– siempre enriquecedores)

Cierre por todo lo alto de un exitoso primer festival de piano que lleva el nombre del Maestro Achúcarro con dos de sus talentosos alumnos ya consagrados como figuras internacionales y que nos los presentó antes de cada concierto, este miércoles el italiano Alessio Bax tras el dúo del día anterior con su esposa Lucille Chung en este Oviedo parada obligada antes de volar a Japón.

Otro programa a la altura del nuevo festival ovetense para todos los públicos, desde el dios Bach, “padre de todas las músicas” hasta dos hitos del piano como Chopin y Rachmaninoff para concluir con el vascofrancés Ravel y celebrar el 150 aniversario de su nacimiento en Ciboure.

Verdadera celebración pianística la de Alessio Bax, “calentando dedos” con el Preludio y fuga nº 4 de “El Clave Bien Temperado”, más ese cinematográfico Concierto de oboe de Alessandro Marcello que “Mein Gott” transcribió y Bax reinterpretó sus tres movimientos en plenitud sonora.

Si el lunes Chung nos hizo una paráfrasis verdiana de Liszt, este miércoles otro virtuoso de manos gigantes como Rachmaninoff con sus “Variaciones sobre un Tema de Corelli”, más magia barroca de cine enlazada por el último romántico que fue el ruso, con el pianista italiano desplegando talento y musicalidad, la técnica al servicio de lo escrito para cerrar y centrar la segunda parte con una Vocalise conmovedora tras el “mastodonte”.

Chopin no puede faltar cuando hablamos del piano y la Balada nº 4 es un monumento donde Bax volcó la pasión, dolor y vigor en una elegante versión plena de matices.

Ravel como el mejor colofón con la orquesta pianística y aires del Cantábrico, olas de mar chicha a galerna y un magnífico Alessio Bax del que su Maestro ya nos “previno” y no defraudó.

Qué mejor, además de refinado, regalo para despedirse: tras las cuatro manos en compañía del martes, solo la mano izquierda del Preludio de Scriabin. Escuela de talentos de este “hijo adoptivo” del bilbaíno medio carbayón.