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Vetusta espera por La Regenta

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Este martes 8 de abril a las 11 horas tenía lugar en el Salón de Té del Teatro Campoamor la rueda de prensa para presentarnos la ópera española «La Regenta», segundo título del XXXII Festival de Teatro Lírico Español de Oviedo, un proyecto que al fin devuelve a Vetusta nuestra Ana Ozores tras casi un siglo y medio.

David Álvarez, concejal de Cultura y presidente de la Fundación Municipal de Cultura (FMC) del Ayuntamiento de Oviedo, tomaba la palabra en primer lugar para cedérsela después a Cosme Marina, director artístico de la FMC, resaltando ambos lo que supone para la capital asturiana, dentro de los actos del 140 aniversario de la  publicación de la gran novela de Leopoldo Alas Clarín, y por supuesto la implicación y esfuerzo de tantos implicados en esta ópera, comenzando por todo el personal del Teatro Campoamor, la Oviedo Filarmonía y la Capilla Polifónica «Ciudad de Oviedo», pilares de esta producdión de nuestro tiempo, antes de dar paso a Amelia Valcárcel, libretista, y Marisa Manchado, compositora.

Evidentemente en Asturias conocemos bien a la profesora de Filosofía en nuestra universidad, enamorada de la película del asturiano Gonzalo Suárez y como buena aficionada a la ópera pensó en utilizar este «esqueleto de hierro» de Clarín y poder llevarla a las tablas ya en sus tiempos de Consejera de Cultura (de 1993 a 1995). Lo que parecía imposible  resultó un reto, sus gestiones, contestaciones no solo económicas donde la «cenicienta» parece siempre nuestra cultura, lo de «como no lo hagas tú» y los más de 20 años dándole vueltas sabedora que sólo una ópera podía «condensar» esta Regenta, incluso con las reticencias a las óperas contemporáneas. Estaríamos horas escuchando a Doña Amelia, las explicaciones del proceso creativo junto a MM (como se refería a su amiga y cómplice a la que fue convenciendo en Madrid, Oviedo o Llanes), casi como el tándem Mozart-Da Ponte de estas dos señoras, mujeres implicadas en mejorar nuestra sociedad, las escapadas para ir dando forma a esta ópera llena de sarcasmo (como el de la propia Valcárcel), reflejar el «odio» de Vetusta donde el coro personifica una ciudad que con el paso de los años solo quedará en el recuerdo pero que permanecerá en la ópera.

También Marisa Manchado destacaría aspectos importantes para un argumento que permanece con una «Música que es farsa desde la música» porque ya existe demasiada tragedia en el texto y como en el cine la banda sonora está para completar la trama, casi como en sus muchos años al piano ambientando cabaret, Brecht y un ambiente traído a esta ópera donde lo más destacable es el trabajo en equipo con el mismo elenco casi al completo tras su estreno en Madrid el 24 de octubre de 2023 en las Naves del Español en Matadero.

El responsable musical de esta ópera es Jordi Francés, felicitando al coro por el enorme reto que supone siendo aficionados y la total entrega en esta obra, cómo trabajó con Bárbara Lluch para aprender y dirigir desde nuevas ópticas, en Oviedo con Paula Castellano, para posteriormente y con todo el reparto en el salón, ir comentando la experiencia de esta Regenta en Oviedo, el placer de María Miró y David Oller en los papeles protagonistas, y el último en incorporarse, José Manuel Montero, quien se sintió como en casa y lo que supuso preparar esta ópera desde el piano hasta al fin escuchar a la orquesta y comprender aún mejor esta partitura que todos estamos deseando vivir.

Dos funciones el jueves y sábado que sabrán a poco, con casi todo el papel vendido y esperando la oferta del festival aumente las representaciones en próximas ediciones porque está claro que hay afición, acuden aficionados de todas partes, es una inversión y Oviedo sigue siendo referente lírico en España.

Lo contaré desde aquí y para Ópera World.

Los Sobrino en capilla

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Lunes 7 de abril, 19:00 horas. III Festival Universitario musicUO. «Música en la Capilla» del Edificio Histórico de la Universidad de Oviedo. Armónicos ecos: Ramón Sobrino Sánchez (armonio), Ramón Sobrino Cortizo (armonio y piano).

Segundo concierto del III Festival MusicUO que organiza la Universidad de Oviedo y desde el pasado 3 abril hasta el 9 de mayo y recorrerá tras las dos primeras citas en Oviedo, los concejos de Cangas del Narcea, Castrillón, Lllanes, Navia, San Martín del Rey Aurelio, Siero y Valdés.

Ramón Sobrino padre e hijo nos ofrecerían un concierto original donde el armonio del XIX de la capilla de la Universidad de Oviedo, restaurado hace ocho años por la Casa Arévalo, recordando a Jesús Arévalo fallecido en noviembre de 2014 (le conocí desde sus inicios en la calle Pajares, después en la Plaza Porlier donde se sumaría su hijo Jesús Ángel, y posteriormente en la calle Santa Cruz donde permanece esta «casa de la música»).

La joya de la universidad volvió a sonar esta tarde junto a otro de la misma factoría cedido por la Iglesia de San Juan el Real, donde «los Sobrino» participan regularmente en su celebraciones como organistas, más el piano YAMAHA©, también propiedad de la institución académica, con los que ensayaba el Coro Universitario en mis tiempos estudiantiles con Luis G. Arias, y también afinado para la ocasión por Jesús Ángel Arévalo. Un concierto reuniendo dos generaciones que siguen recuperando el patrimonio musical de la Universidad de Oviedo y de toda Asturias.

La capilla se quedó pequeña tras la noticia en la prensa y la televisión autonómica, con asistencia tanto melómana como académica en un concierto donde Ramón Sobrino Sánchez y Ramón Sobrino Cortizo nos dejaron un repertorio basado en dúos con piano y dos armonios, con la presentación de las obras así como una pequeña glosa del armonio a cargo del doctor Jonathan Mallada, que como se dice ahora, «puso en valor» un instrumento que tuvo su apogeo en la segunda mitad del siglo XIX y los inicios del pasado, habitual en iglesias o capillas que no podían acoger un gran órgano, y con un repertorio que es mayor del que muchos conocíamos.

Por supuesto que la recuperación del patrimonio musical de la Universidad de Oviedo tiene muchas caras y este festival pretende abordarlas todas, de ahí el empeño del concierto donde volvió a sonar, después de muchos años, el armonio del XIX propiedad de la institución académica, así como un homenaje a ‘La Regenta’ en su 140 aniversario, en colaboración con la Fundación Municipal de Cultura ovetense con dos sesiones de paseo musical por los órganos de ‘Vetusta’ (Santa María Real de La Corte, Monasterio de San Pelayo, San Tirso el Real y San Juan el Real) para conocer algunos de los órganos que operaban a finales del siglo XIX, en los escenarios que sirven de inspiración para la obra de Leopoldo Alas, “Clarín”, potenciando los espacios y bienes organológicos en estos dos primeros conciertos titulados ‘Música en la capilla’.

Imposible glosar el currículo del doctor Ramón Sobrino Sánchez, director de este festival y que explicaba en el diario La Nueva España que «la recuperación del patrimonio musical empieza por el propio recinto, porque se tocará, como ya hizo Yuri Nasushkin la semana pasada, como se hacía antes, interpretando desde el coro y con el público abajo. «No es lo habitual en los conciertos que el público no vea al intérprete, pero ya hemos podido comprobar que ese espacio está diseñado así y tiene muy buena acústica». La otra clave es que vuelva a sonar el armonio, que suponen del siglo XIX (…)».

La música que interpretaron fue desde la religiosa hasta la música de salón propia del XIX, con adaptaciones de época de óperas y piezas clásicas para este instrumento. Comenzarían con unos dúos de armonios, uno en el coro (el de la Universidad) con Ramón hijo, y otro (el de San Juan) en el altar con Ramón padre, perfectamente afinados y con diferentes recursos, como iría explicando Mallada (a partir de las notas al programa elaboradas por los propios Sobrino, que echamos de menos tenerlas en papel), recordando al pianista, organista y compositor soriano Manuel de la Mata (1828-1886), autor de un método para armonio que no solo compondría, como el impresionante La caza con ambos armonios, un estudio del efecto del eco traído a España de otro tratado para este «curioso» instrumento escrito por el compositor y organista francés Louis James Alfred Lefébure Wély (1817-1869) para el estudio de este aerófono y sus distintos registros. Aquí padre e hijo demostraron los distintos timbres y efectos (en un repertorio que en parte ya llevaron a Salamanca) siendo interesante el fragmento del «Estudio imitación de la gaita» además del ya citado eco del que regalarían uno más al final.

No faltarían tampoco, siempre desde el escrupuloso y meticuloso trabajo de recuperación musicológica de Ramón Sobrino Sánchez, una Marcha ofertorio de Valentín Zubiaurre (1837-1914), muy frecuente en las procesiones de una Semana Santa que ya está próxima, y donde la propia universidad asturiana tiene su cofradía de Estudiantes, o dos páginas más allá de lo litúrgico aunque igualmente válidas y dentro de la llamada «música de salón»: El último adios. Adagio espresivo del granadino Antonio de la Cruz (1825-1889) y la Plegaria para harmonium del catedrático de armonio murciano Antonio López Almagro (1839-1904) del que también escuchamos dos estudios, con el esfuerzo de dar aire al fuelle con los pies y ayudar a la expresividad tan propia de este humilde instrumento desde las rodillas, jugando con los pocos registros de que constaban ambos armonios.

Muy habituales serían las transcripciones para armonio de obras muy conocidas, en este caso no solo para el aerófono sino también en dúo con el piano, desde la Rêverie de Schumann a la conocida Marcha Nupcial de Mendelssohn, con el padre al armonio y el hijo al piano, curiosas no ya por el formato sino por la sonoridad tan peculiar de ambos instrumentos, así como el perfecto entendimiento entre los intérpretes, donde poder disfrutar de esas «Transcriptions des morceaux cèlebres pour Harmonium et Piano» del tratado L’Harmonium de Richard Lange (1867-1915).

Más curiosidades con el dúo de armonio y piano, desde la específica Prière en Fa, op. 16 de Alexandre Guilmant (1837-1911) hasta las transcripciones de las óperas que triunfaban entonces (y ahora), incluso citadas en ‘La Regenta’ por el gran melómano Clarín, escuchándose fragmentos de Donizetti (el aria de tenor «Tu che a Dio spiegasti» de su Lucia) donde el harmonium «canta» y el piano realiza una verdadera reducción orquestal en la transcripción de Manuel de la Mata, o la fantasía sobre el aria «Spirto gentile» (La favorita) de Eugéne Ketterer (1831-1870) y Auguste Durand (1830-1909), para proseguir con otra de Gounod y el dúo conocido como la «escena del jardín» de Faust, rematando estas «óperas camerísticas a los teclados» con el bellísimo cuarteto de I Puritani de Bellini en el arreglo que Auguste Mathieu Panseron (1795-1859) hiciese para piano y «melodium» (otro nombre como se conocía el harmonium).

Para concluir otro gran organista francés como fue Charles-Marie Widor (1844-1937) de quien «los Ramones» interpretarían las Variations. Duo nº 6 «pour piano et Harmonium», probablemente la obra más compleja de este concierto para armonio y piano, recuperando patrimonio gracias a esta familia Sobrino-Cortizo que son referentes musicales en todo el mundo.