Jueves 13 de julio, 22:00 horas. 72 Festival de Granada, Palacio de Carlos V, “Grandes intérpretes”: Igor Levit (piano). Obras de Stevenson, Schumann, Wagner y Liszt. Fotos propias y de Fermín Rodríguez.

Si de algo puede presumir esta septuagésimosegunda edición del Festival Internacional de Música y Danza de Granada es contar con una pléyade de pianistas reconocidos mundialmente, y no podemos quejarnos de los que ya llevamos. Continuando con esta alineación de astros volvía tras su debut en 2020 el pianista ruso nacionalizado alemán Igor Levit (Nizhni Nóvgorod, Rusia, 1987) con un programa muy original (aunque volvimos a escuchar la Fantasía op. 17 de Schumann) lleno de homenajes, fantasías y virtuosismo al servicio de la música.

Una partitura me recuerda el paisaje al que se enfrenta un pintor, y podemos tener varios contemplándolo donde cada uno elegirá con su técnica el color, la intensidad, el brillo, las líneas, la profundidad, la perspectiva… El mismo paisaje pero enfoques distintos, los pianistas pintores de sonidos desde su punto de vista e interpretación. Incluso con la misma escuela, en este caso la rusa que sigue siendo referente y cantera mundial, enseña a mantener una visión propia sin perder el paisaje original aunque la luz cambie y los días también.

Levit comenzaba con una original obra del compositor y pianista escocés Ronald Stevenson (1928-2015), continuando con las fantasías al piano, esta vez homenaje a Benjamin Britten y su más célebre ópera, la Peter Grimes Fantasy (1971) llena de referencias casi “orquestales” de los preludios marinos. Levit pintó todo el colorido de esta partitura, mezclando los colores de los temas de Britten, el timbre como trazo, efectos de pedal y el necesario además de esperado virtuosismo,
eligiendo distintos pinceles según el grosor con un sonido que parecía tener claro en su propia paleta. Reconocibles los motivos y amplias dinámicas mezclando no sobre el óleo sino en un piano poderoso y elegante en todos los trazos. Las fantasías y homenajes pianísticos de estos “Grandes intérpretes” nos permiten comprobar la riqueza de partituras y ejecutantes.

Por lo apuntado del punto de vista, escuchábamos dos días después la Fantasía en do mayor, op. 17 (1836) de Robert Schumann (1810-1856) con un colorido distinto, Levit ofreció una visión más luminosa y emotiva que la de su compatriota Trifonov, elegancia y fuerza en la mano izquierda poderosa y la delicadeza en la derecha, tempi contenidos y sonoridad más difusa con un pedal “global” buscando ambientes y referencias claras a la inspiración de Schumann en Beethoven más que el amor a Clara. Los tres movimientos (I. Durchaus fantastisch und leidenschaftlich vorzutragen. Im legenden Ton – II. Mäßig. Durchaus energisch – III. Langsam getragen. Durchweg leise su halten) fueron como lienzos de gran tamaño y color, pasión en el primero bien dibujado, trazos amplios y enérgicos del segundo, y un tercero grisáceo casi abocetado por el propio paisaje que se vuelve triste. Dos visiones rusas de un mismo paisaje que podrían analizarse incluso por la forma de sentarse ante el caballete y en tiempos donde se habla de la “comunicación no verbal” la de los pianistas es al menos curiosa. Los “tics” de cada uno se reflejan en la interiorización de cada obra y en la siempre necesaria concentración previa, en el caso de Levit sus estiramientos tras los pasajes fuertes, la mano derecha que vuela en los silencios o se apoya en el taburete. Esta noche el sudor que se secaba con la manga y las inflexiones sobre el teclado reforzando toda su gama de matices asombrosos.

Sin pausa prosiguió la fantasía e inspiración operística desde la técnica apabullante del ruso con una transcripción pianística (como en Stevenson) del Preludio de Tristan und Isolde, WWV 90 de Richard Wagner (1813-1883) en el arreglo realizado por otro intérprete célebre y virtuoso como el húngaro Zoltán Kocsis. que el pianista ruso ha grabado recientemente, Si en Britten el trazo era amplio, para Wagner se rehacía el dibujo sobre el óleo musical, el paisaje era complicado de plasmar porque la densidad del original orquestal resulta más intrincada desde el piano. Pero Igor Levitt no sólo demostró oficio, también creatividad y conocimiento profundo del original, al igual que Kocsis. Intensidades extremas con variedad de pinceles y gama amplísima de colores, un tema que los grandes pintores han reflejado (como Rogelio de Egusquiza, Dalí o John William Waterhouse) cada uno inspirado en su tiempo y estilo. Este de Levitt fue un derroche de colores bien claros y líneas dibujadas con diferentes grosores, sobrescritas para encontrar la visión global.

Sin pausa ni aplausos, aún contemplando este preludio quedamos “en familia” pasando al yerno de Wagner, Franz Liszt (1811-1886) que como bien se indica en la web del Festival, decidió llevar al piano solo la Muerte de Isolda y no el Preludio. La Sonata para piano en si menor, S. 178 (1853) es la única incursión en esta forma, dedicada a Schumann en devolución a la Fantasía primera y de la que Clara Schumann escribió a su amigo Brahms que era un ruido ciego. Levit empleó todos los recursos para pintar este inmenso mural, más que un lienzo, sin atenerse a la norma clásica de los “cuatro movimientos”, huir y transgredir como buen romántico para romper con las tradiciones, y si al suegro le encantaron, a los presentes la visión que contémplanos aún más. Como apunta Rafael Ortega de esta Sonata en las notas al programa “monumental cuadro de carácter cíclico en el que se suceden los cambios de tempo y expresión, con sabios juegos de contrastes, y en el que la tradicional secuencia de exposición-desarrollo-reexposición aparece menos definida, con incorporación –como en el caso del Beethoven postrero– de formas raramente utilizadas antes por él mismo, como la fuga”. Innovador y rompedor tanto Liszt como Levit en plasmar la imaginación desbordante del húngaro, jugando con los matices y los aires de esta enormidad paisajística.

Cada movimiento (Lento assai / Allegro energico / Grandioso / Recitativo / Andante sostenuto Quasi adagio / Allegro energico / Stretta, quasi presto / Presto / Prestissimo Andante sostenuto / Allegro moderato / Lento assai) parecía independiente por lo variado del trazo, de la línea, de la perspectiva, de la dificultad que una vez finalizado pudimos comprobar la unidad estilística donde el virtuosismo ayudó a contemplar una obra maestra.

Noventa minutos de carga emocional a cargo de Igor Levit, enorme pintor que volvería a Schumann de regalo con el último número de las Kinderszenen, op. 15, las escenas de niños: pausado y emotivo “El poeta habla” (Der Dichter spricht) que podríamos retitular “El pianista pinta”. Grandes obras y otro gran intérprete del piano en este festival.

OBRAS

Ronald Stevenson (1928-2015):

Peter Grimes Fantasy (1971-1972)

Robert Schumann (1810-1856):

Fantasía en do mayor, op. 17 (1836)

I. Durchaus fantastisch und leidenschaftlich vorzutragen. Im legenden Ton

II. Mäßig. Durchaus energisch

III. Langsam getragen. Durchweg leise zu halten

Richard Wagner (1813-1883):
Preludio de Tristan und Isolde, WWV 90 (1859, arr. de Zoltán Kocsis)

Franz Liszt (1811-1886):

Sonata para piano en si menor, S. 178 (1853)

Lento assai / Allegro energico / Grandioso / Recitativo / Andante sostenuto Quasi adagio / Allegro energico / Stretta, quasi presto / Presto / Prestissimo Andante sostenuto / Allegro moderato / Lento assai