Domingo 9 de julio, 20:00 horas. 72 Festival de Granada, Auditorio Manuel de Falla (Sala B), “Solo Bach”: Pierre Hantaï (clave). Obras de J S. Bach. Fotos propias y de Fermín Rodríguez.

Llegamos al decimonoveno día del Festival de Granada con la sesión matutina de “Nuestro Señor Bach” aún impregnando el Auditorio Manuel de Falla de su música y con uno de los apóstoles como el francés Pierre Hantaï (París, 28 de febrero de 1964), aunque nos hablase en inglés para redondear una clase magistral desde el clave (utilizando uno de los de la tarde anterior más la réplica y “joya” donada por nuestro irrepetible Rafael Puyana que evidentemente resultó imposible “caer en la tentación” de hacer lo sonar).

Muchos diletantes de “Mein Gott” donde tampoco faltaron móviles, toses (el propio Hantaï tuvo que parar a pedir agua para una espectadora ante su “ataque” si bien confundieron la petición para el propio intérprete, sin perder nunca la compostura y no como los “sufridores” de aires acondicionados) y la nueva pandemia veraniega de los abanicos, tan necesarios en Granada con estas temperaturas (pero tampoco es cuestión de exagerar el “recogimiento”).

Tras unas palabras iniciales en inglés donde el maestro Hantaï completó parte de las notas al programa del crítico valenciano Enrique Martínez Miura (1953), el verdadero carácter didáctico tanto de las primeras obras interpretadas, como del propio concierto, nos permitió pudimos disfrutar de los maravillosos registros del clave, la limpieza sonora, la claridad de las melodías y el indescriptible magisterio en las ornamentaciones del clavecinista francés que nos iluminaron con las primeras cinco piezas del Klavierbüchlein für Wilhelm Friedemann Bach, imaginándonos al Cantor en esta faceta de continuador de la saga transmitiendo el oficio a los herederos. Escribe el valenciano que “Bach empezó a anotar algunas piezas del Klavierbüchlein für Wilhelm Friedemann el 22 de enero de 1720, cuando su primer hijo varón, habido con Maria Barbara, contaba diez años. De obvia intención didáctica, reúne 63 páginas breves –preludios, minuetos, invenciones– que conocemos por otras fuentes de la producción bachiana, caso de El clave bien temperado. Varias son quizá del propio Wilhelm Friedemann y otras de Richter o Stölzel”.

No faltó el recuerdo al primer apóstol bachiano Gustav Leonhardt a quien escuché en mayo de 2011 un memorable concierto ovetense (“La Viena española” siempre), explicando Hantaï cómo trabajó y arregló algunos originales para laúd (aunque no editó sus adaptaciones, siendo Siebe Henstra en 2018 quien lo haría), pues el clave tiene mayor sonoridad, capacidad de expresión, y en los dedos del francés un perfecto dominio de ese registro que enriqueció más aún el Praludium de la Suite en sol menor, BWV 995 (1727-1731. Consiste a su vez en un arreglo de la Suite para violonchelo solo, BWV 1011, pues la creatividad de “dios Bach” aunque infinita también reutilizaba “recetas” siendo todo un ejemplo de reciclaje o “ecología musical”. Del nivel de exigencia interpretativa habría para escribir mucho y con dificultades inmensas caso de transponer el original a una quinta superior, armonía real a dos voces del laúd primigenio y en el clave jugar con las posibilidades que ofrece con numerosas voces y notas complementarias, todo un despliegue virtuosos de Leonhardt y de Hantaï, con este Preludio casi obertura “a la francesa”, que el oriundo se encargaría de aclarar los calificativos de la obra clavecinística de J. S. Bach.

Y del “Pater Petrus Leonhard” otro arreglo de la Partita en si menor, BWV 1002 (1720, original para violín) ofreciéndonos Sarabande y Bourré, con algunos aspectos semejantes a la anterior aunque la diferencia entre clave y violín sea  mucho mayor, volviendo a “ganar” en acordes y contrapunto en el clave.

Continuaba la clase con el asombro técnico de Hantaï y la sabia elección del programa, jugando con los registros, los teclados y la soberbia ornamentación en cada una, primero la Gigue de la Suite en do menor, BWV 997 (1737-1741), original para el instrumento donde la interminable capacidad de Bach se torna en libro donde cada versículo da luz y esta danza es un ejemplo.

No podía faltarnos un coral del Cantor, la sonoridad del órgano es evidente pero en el clave presenta recogimiento sin perder grandiosidad, «Wer nur den lieben Gott lässt walten», BWV 691 (1720), la educación desde casa sobre una melodía de Georg Neumark de 1657, que aparece ligeramente modificado (BWV 691a) tanto en el Klavierbüchlein de Wilhelm Friedemann como en el Notenbüchlein de Anna Magdalena, siempre presente el carácter didáctico de “Dios Bach” y la enseñanza en el propio hogar para lo que siempre en los países protestantes ha sido y es un oficio.

Y tras tanta página orientada a repertorio e instrumento, llegaría la Suite inglesa nº 2 en la menor, BWV 807 (1717-1723), que como explicaba Hantaï hay dudas hasta del calificativo, pues no hay nada de tal nacionalidad. Pero no olvidamos a la familia Bach pues los autógrafos no se conservaron pero sí una de las copias de Johann Christian Bach. Suite de estructura tradicional (Prélude – Allemande – Courante – Sarabande – Bourrée I – Bourrée II – Gigue), donde cada “danza” resultó un despliegue de buen gusto, mejor interpretación y hondura con interrupciones que no empañaron la unidad y complejidad de esta “joya” bachiana para el clave en manos de Pierre Hantaï.

No podía marcharse pese a la hora y el calor exterior sin cambiar el clave de Andrea Restelli (Milán, 2005, según modelo original de Christian Müller, Alemania, 1738 por el donado por Rafael Puyana al Archivo Manuel de Falla, contándonos la historia del original de Hieronymus Albrecht Hass, Hamburgo, 1740), traído por Bárbara de Braganza para Domenico Scarlatti. Dos nuevos redescubrimientos de “Nuestro padre Bach”, fantasía (sin fuga) en sol menor de rotundos graves en ese ·monumento a la memoria sonora” y extracto de la “inglesa” suite para encontrar la respuesta al enamoramiento del instrumento que podía conseguir el amplio sonido doméstico que en el trabajo daban los órganos.
Demos gracias a Bach y a Hantaï por dos clases excelentes para los acólitos y diletantes de nuestro “Padre de la música”.

PROGRAMA

Johann Sebastian Bach (1685-1750):

Cinco piezas de Klavierbüchlein für Wilhelm Friedemann Bach (colección iniciada en 1720)

De la Suite en sol menor, BWV 995 (1727-1731, original para laúd. arr. de Gustav Leonhardt):

Praludium

De la Partita en si menor, BWV 1002 (1720, original para violín. arr. de G. Leonhardt):

Sarabande

Bourrée

De la Suite en do menor, BWV 997 (1737-1741):

Gigue

Coral «Wer nur den lieben Gott lässt walten», BWV 691 (1720)

Suite inglesa nº 2 en la menor, BWV 807 (1717-1723)

Prélude – Allemande – Courante – Sarabande – Bourrée I – Bourrée II – Gigue