Miércoles 10 de mayo, 20:00 horas. Teatro Jovellanos, concierto 1667 de la Sociedad Filarmónica de Gijón. Concerto 1700: Daniel Pinteño (violín y director artístico), Fumiko Morie (violín) y Ester Domingo (violonchelo). «Los tríos de la ilustración», obras de: José Castel, Luigi Boccherini y Cayetano Brunetti.

En apenas una semana volvía a Asturias Concerto 1700 con formato de trío para ir cerrando esta temporada gijonesa -que ya avanzó parte de la próxima– desde un programa muy interesante conformado por cuatro tríos. Como escribe el doctor Ramón Sobrino en sus detalladas notas al programa, y además daría una conferencia ayer martes titulada «Diálogos ilustrados entre Italia y España: tríos para cuerda de Castel, Boccherini y Brunetti», dos de ellos lo son de compositores nacidos en Italia aunque «madriñelizados«: Luigi Boccherini (1743-1805) y Gaetano Brunetti (1744-1798), ya traducido como Cayetano, más otro par del tudelano José Castell (1737-1807), del que precisamente esta misma formación ha llevado recientemente al estudio su CD con todos sus tríos, dos de los cuales escuchamos este miércoles más un movimiento como propina.

Imparable la labor discográfica además de musicológica en la recuperación de nuestro patrimonio junto al citado Brunetti igualmente grabado por esta formación, fundada por el violinista malagueño Daniel Pinteñosiempre a la búsqueda de estos «perdidos» repertorios para nuestro tiempo, que es otra forma de ganarse nuevo público joven.

Del navarro José Castel eligieron uno para abrir -y cerrar- cada bloque entre los italianos: El Trío de cuerda nº 4 en sol menor, en su momento escribí tras su escucha en el CD: «El único de los seis en modo menor, que le da un aroma diría que más vienés que francés, aportando una escritura madura digna de cualquier palacio europeo donde el trío se convertía no solo en la formación camerística por excelencia sino en todo un banco de pruebas a pequeña escala, casi preparatorio del repertorio sinfónico, y así lo entienden Concerto 1700 en estos cuatro movimientos, otra aportación, mejor que rareza del formato, que permite desarrollar el talento del compositor navarro. Interesante el segundo movimiento y nuevamente un delicioso minueto, que en una «escucha ciega» nadie reconocería al tudelano». Sigo paladeando estos tríos que respiran aires preclásicos por los «crescendi» y la escritura tan bien llevada para los dos violines con el cello, cuatro movimientos (I. Allegretto gratioso, II. Andante largo, III. Rondeau (Allegretto), IV. Menuetto (Andantino) – Trio) donde comprobar el elevado conocimiento de la forma y escritura avanzada en el final del XVIII, el llamado barroco español siempre por detrás cronológicamente pero demostrando con estos compositores que nos contaron mal la historia.

Del Trío de cuerda nº 3 en mi bemol mayor intentado describirlo en noviembre del pasado año dejaba en el blog lo siguiente: «Arranque ligero de amplias dinámicas, ataques precisos, el peso del grave soportando dos violines majestuosos y limpios, con un lirismo de sonoridad preciosista en el lento, aún con regusto del barroco, rematando en el rápido de «tempo giusto», el balance del trío con el empaste unificado de una formación que late a la misma velocidad». El vivo es siempre único e irrepetible, y en este «estreno en tiempos modernos» como así lo presentó Daniel Pinteño. nos hizo viajar como en la serie «El Ministerio del Tiempo» a los salones cortesanos del Madrid ilustrado desde el siempre coqueto coliseo gijonés. Música la de Castel que nada tiene que envidiar a los hijos de Bach o al «empfindsamkeit» tan de moda en su momento: dominio estilístico del compositor navarro y verdadero placer el empaste del Trío 1700 con los dos violines de Daniel y Fumiko sonando en precisa y preciosa unidad sonora con el cello de Ester, contrapunto necesario y base tímbrica además de armónica, equilibrio de dinámicas y fraseos que me reafirman en la perla de este tercero del maestro navarro en tres movimientos (I. Allegretto gratioso, II. Larghetto, III. Allegro) con un final lleno de efectistas guiños barrocos, más allá de la ornitología, que sonaron más vieneses que hispanos, hoy diríamos europeos, pues así eran estos compositores ilustrados,  aunque no me gusten los paralelismos, «el Haydn español».

Nunca se cansa uno de escuchar la música de Luigi Boccherini. De los 48 tríos que se conservan, y seguro aparecerán más en algún archivo o biblioteca, el Trío de cuerda nº 2 en sol mayor, op. 34, G.102 nos dejó ese protagonismo «lógico» y esperado del chelo de Ester Domingo en el que el italo-español era todo un virtuoso. Cuatro movimientos (I. Allegretto comodo assai, II. Menuetto – Trio, III. Adagio, IV. Rondó: Allegro, ma non presto) que Concerto 1700 interpretaron con verdadero preciosismo, bien encajado entre los dos elegidos de Castel para poner al músico navarro en un lugar primordial aunque evidentemente el de Lucca tuviese mucho más oficio, o como se diría hoy «más kilometros». El Adagio merece destacarse por su contenida emoción pero igual de intenso y claro el último rondó para admirar la compenetración que «con tres patas nunca cojea» cuando se interpreta como lo hicieron Pinteño-Morie-Domingo.

Cerraría velada Cayetano Brunetti, buen conocedor de la música de Haydn y del propio Boccherini, y que sería profesor de violín del futuro Carlos IV, entonces Príncipe de Asturias. De las dieciséis colecciones conocidas se conservan 52 tríos. El Trío de cuerda nº 6 en re mayor, L.108 sería perfecto colofón para admirar el estilo ilustrado de los «tres amadrileñados», con el de Fano auténtico eslabón de cierre barroco y avanzadilla clásica, música galante que la corte palaciega saboreaba con conocimiento y el compositor fallecido en Colmenar de Oreja sabía complacerles. Tres movimientos (I. Allegro, II. Larghetto, III. Allegro non  molto) donde la sonoridad bien trabajada de Concerto 1700 se notó, el lírico movimiento central y los extremos para admirar el virtuosismo de Pinteño, el contrapeso de Morie y la necesaria base de Domingo en un trío que sigue sonando actual.

Y siendo Castel cual argamasa para compactar estos tríos, nada mejor que dejarnos como propina el Larghetto del Trío nº1 en si bemol mayor para relajarnos con un sonido cuidado y entrega de Concerto 1700 en el mismo formato con que grabaron los seis, continuando una agenda que como grupo residente del CNDM les está haciendo viajar no ya en el tiempo sino también en el espacio. Londres les espera.

Y de la temporada actual con la Filarmónica de Gijón aún nos quedan dos conciertos más: el próximo miércoles 24 con canciones de E. Arrieta por Sofía Esparza y Rinaldo Zhok, más la clausura del 9 de junio con Oviedo Filarmonía, María Zapata, Serena Pérez, Juan Noval y Jorge Trillo y el Coro de la FPA, todos dirigidos por Rubén Díez, que estrenarán los Cantarinos de mi Asturias de nuestro siempre recordado y querido Fernando M. Viejo.