Mientras sonaban las «
Escenas asturianas» del siempre recordado
Benito Lauret a cargo de la
Oviedo Filarmonía dirigida por
Lara Diloy, iban acomodándose en el teatro autoridades civiles, militares, artística, docentes, mecenas, colaboradores, abonados y público que no querían perder esta
matiné donde una de las señas de identidad de la capital del Principado acogía
un acto emotivo para muchos que consideramos este coliseo como nuestra segunda casa. No pude dejar de recordar a mi abuelo Pachín con quien acudía en 1971 a mi debut operístico desde «gallinero» con un «
Andrea Chenier» cantado por Pedro Lavirgen, el inicio de una pasión que me acompaña desde entonces. También a mis tíos Paco (presente desde otro
Paraíso) y Mari Luz (que continúa asistiendo desde su juventud), y cómo no, a músicos conocidos que estuvieron en ese foso (César San Narciso, Rafael Veses, Carlos Luzuriaga, Alfonso Ordieres), a los actuales, a los aficionados que tanto me enseñaron en las tertulias de los descansos, (especialmente a Octavio Núñez o Lalo) o la afición mierense de los Enrique Álvarez, Cienfuegos, Ocio y tantos más, hoy «presentes» en el escenario representados por Luis Álvarez «Payares» -también cantor en coros y hasta comprimario- a quien reconocí nada más levantarse el telón junto a un elenco con los imprescindibles que forman esta familia lírica: artistas, empleados de la Fundación, escritores, críticos, mecenas y abonados.
Continuaría esta parte protocolaria con la lectura a cargo del secretario municipal del acta de
concesión del máximo galardón del consistorio ovetense, otorgada por unanimidad de todos los grupos políticos, lo que en estos tiempos marca un hito que sólo la lírica es capaz de aunar sentimientos y reconocimientos.
Nadie mejor que otro ovetense de genes operísticos, como
Emilio Sagi, para hacer llegar en vídeo no solo el saluda sino el lógico razonamiento de esta muy merecida medalla, dando comienzo al propio ceremonial de entrega de tan alta distinción.
Discurso de
Rodríguez Ovejero que no se olvidó de sus predecesores Jaime Martínez o Luis Álvarez Bartolomé (sus viudas recibieron el cariñoso aplauso de todos los presentes), de la historia operística ovetense, de esta temporada que celebra las bodas de platino (o mejor de brillante), agradecimientos varios, reflejar lo que supuso para ellos la temporada pandémica, un verdadero reto del que salieron airosos, y doy fe de ello, de la apuesta por títulos nuevos, y por todo lo nuestro desde los ámbitos más variados, así como recordarnos que la ópera en Oviedo es un verdadero motor económico por el que todos deberemos apostar y potenciar.

El «aria final» estuvo a cargo
del alcalde, quien incidió en lo anteriormente expuesto por el presidente, de nuevo el reconocimiento a la temporada pandémica y titánica con 11 representaciones de dos títulos que han sido reconocidas en todo el mundo, haciendo una petición casi obligada a su amiga
Berta Piñán (así se refirió a la Consejera de Cultura) de más apoyo económico para mantener la ópera de Oviedo y potenciarla, algo que todos entendemos y compartimos desde hace lustros, pues como en educación, la ópera no es un gasto sino una inversión. Pienso que de nuevo sigue siendo el verdadero motor que consigue unificar ideologías e intenciones.


En las tablas de nuevo «
La Suárez» pasaría a presentarnos la parte más esperada, la musical. Primero «
La Bohème» (Puccini) que es el título más representado, y el aria de
Mimì,
Donde lieta usci a cargo de
Beatriz Díaz, quien al fin
debutará este rol en Alicante (aunque figura erróneamente como Beatriz Martínez) para junio de 2023 alcanzando uno de sus sueños como tantas grandes sopranos que han sido «
Mussetta con alma de Mimì«. Maravillosa interpretación de nuestra cantante más internacional a quien escucharla siempre es un placer y más sobre las tablas con la orquesta en el foso para darnos una lección de entrega, gusto y emociones.


Y si
Puccini es de los más queridos en Oviedo,
Verdi es el más cantado en la ópera ovetense. Muchos recuerdos y emociones con el tenor gijonés
Alejandro Roy, a quien conozco desde sus tiempos de estudiante, quien nos brindaría el aria
La vita è inferno de «
La forza del destino», un derroche vocal, poderoso, dominador de la escena con otro ejemplo para la historia: la pasión juvenil que alcanza el sueño de convertirse en nuestro tenor asturiano de referencia por los mejores teatros del mundo. Voces asturianas hoy representadas por esta pareja, y que acudían a la ópera del Campoamor para encauzar su vida profesional a este mundo único y apasionante. De la larga lista histórica,
Díaz y Roy son dos de las voces actuales que siguen
triunfando más allá del Pajares.

La hoy presentadora
Mª José Suárez nos contaría la historia de la
OFIL y su también merecido reconocimiento a su labor, para rematar
Beatriz Díaz estos agradecimientos resumidos con tres palabras: Oviedo, Música y Cultura, sin olvidarse de todo el personal del
Teatro Campoamor que bien conocen desde dentro, para que sonase con todos en pie y unos solistas únicos el
Asturias Patria Querida.
C. Pelayo, 33003 Oviedo, Asturias, España
Relacionado
Gracias por dejar tu comentario