Buen arranque de las Jornadas de Piano «Luis G. Iberni» con el francés
David Kadouch (Niza, 1985) al que se sumaría el
Cuarteto Quiroga (2003) en plena mayoría de edad para rendir el merecido homenaje a su «
inspirador» y apoyo constante, mi querido
José Ramón Hevia, siempre
en nuestra memoria, padre de
Aitor y
David, que este jueves se hubiera «quitado el sombrero» orgulloso de este concierto en nuestro auditorio, el mismo que va retomando la (a)normalidad de toses, móviles, objetos caídos, aforos ampliados, programas de mano en papel, descansos y mascarillas varias.

Nada mejor que comenzar escuchando a
Frédéric Chopin (1810-1849) y sus tres
Nocturnos op. 9, que
Kadouch afrontó desde la elegancia e intimidad del
primero, la delicadeza nostálgica del famoso
segundo y la auténtica explosión romántica del
tercero, tres planetas sonoros en un mismo universo que fueron acercándose en ese firmamento pianístico que sigue siendo necesario tanto en las filarmónicas como en los grandes auditorios.
Y reivindicando el papel de las mujeres compositoras, buena idea incluir a
Clara Schumann, o mejor
Clara Wieck (1819-1896) con el apellido real, quien en sus
Variaciones sobre un tema de Robert Schumann, op. 20 no solo domina la obra de su esposo sino que la
reelabora como excelente intérprete que fue, con un
Kadouch esculpiendo el sonido claro, la digitación limpia y los pedales certeros en unas variaciones que fueron las estrellas del cielo pianístico.

Reubicando el escenario llegaría a continuación el
Cuarteto Quiroga (
Premio Nacional de Música 2018) con el gran
Alberto Ginastera (1916-1983) y su
Cuarteto de cuerda nº 1, op. 20 (1948) demostrando de nuevo la excelencia interpretativa en
este repertorio (grabado en
su CD Terra) que saca a relucir tanto los recursos de cada instrumento como la necesaria compenetración de sus miembros afrontando esta maravilla
del compositor argentino. Es maravilloso comprobar el sonido cuidado, la sonoridad única, el ímpetu y entrega en cada uno de los cuatro movimientos (
I. Allegro violento ed agitato II. Vivacissimo
III. Calmo e poetico
IV. Allegramente rustico) donde todo está encajado al milímetro, pulsión única pese a las dificultades que conlleva por los cambios de compás, ritmos enloquecidos y dinámicas asombrosas que «el Quiroga» lleva a la excelencia. Como escribe
Arturo Reverter en las notas al programa (enlazadas al inicio en las obras) de este cuarteto del compositor porteño, «
encontramos el espíritu estilizado -un factor folklórico subyacente- que habíamos anotado…» entendido a la perfección por estos cuatro intérpretes únicos (
Aitor Hevia,
Cibrán Sierra,
Josep Puchades y
Helena Poggio) que siguen ampliando horizontes en un repertorio ideal.

Y sumar el piano al cuarteto no resulta cinco sino UNO, inmenso, «experimento camerístico» de visión sinfónica como es el
Quinteto para piano y cuerda en mi bemol mayor, op. 44 de
Robert Schumann (1810-1856). Importante para el
Cuarteto Quiroga encontrar pianistas que respiren
como ellos, enriqueciendo sonoridades, latido único en esta formación donde la calidad se da por supuesta y la musicalidad es el toque de distinción.
David Kadouch encajó a la perfección con el espíritu interpretativo de este Schumann que homenajea a Beethoven, a Schubert e incluso a Mozart, tal y como disecciona Reverter el quinteto para piano y cuerda. Cuatro movimientos (
I. Allegro brillante II. In modo d’una marcia. Un poco largamente III. Scherzo: Molto vivace IV. Allegro ma non troppo ) que exploran formas y fondos, momentos líricos y concertísticos de protagonismos compartidos, conjunción y ejecución a cinco sonando en total y certera unidad, con balances cuidadísimos, fraseos impecables y entrega apasionada.

Pl. del Fresno, s/n, 33007 Oviedo, Asturias, España
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