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San Juan, femenino plural

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Finalizadas las fiestas de San Juan en Mieres, tres conciertos con voz femenina ocuparon mi tiempo de ocio, voces y estilos diferentes pero con personalidad.

El miércoles 22 de junio en el Auditorio «Teodoro Cuesta» de Mieres con entradas a 10 € se presentaba el CD «Reflejos» plenamente mierense de Elena Pérez-Herrero y Alfredo Morán, doce temas autoproducidos por ellos mismos tras el aperitivo de hace un año donde la voz de nuestra Elena juega con temas clásicos de Poulenc (Les Chemins de l’amour), Donizzeti (Me voglio fa ‘na casa), Villalobos (Melodía sentimental) o mi querido Piazzolla (el Oblivion con letra italiana al más puro estilo Mina) sentidos desde un canto personal perfectamente pronunciado en cualquier idioma, capaz de acercarnos con igual calidad al folclore sudamericano (esta vez no había bossa pero sí la Tonada de luna llena de Simón Díaz) o al bolero ranchero (Y de Mario de Jesús es único) que se convierte en jazz de sabor minero, traduciendo previamente unos textos siempre hermosos desde la misma dramaturgia con la que canta, siempre con ese segundo plano impecable de Alfredo, melodías en acordes, rasgueos de buen gusto, contestaciones, rítmica libre pero ajustada, esperando el momento preciso, el ropaje ideal desde tiempo inmemorial para atreverse también como compositor de una Nana de la ilusión o un Canto de Sirenas sin palabras que Elena hace mitología del siglo XXI, brillando y sintiendo. Un placer comprobar que mantiene su amplísimo registro con un grave poderoso, unos medios pletóricos y unos agudos con gusto, matices y musicalidad que sólo una trayectoria sólida como la suya puede dejarnos. What a wonderful world de propina cual perfecto resumen del concierto. El disco no para de sonar en mi equipo y la sensación de paz que transmite lo hace ideal para todo tipo de momentos, pero el directo es indescriptible.

Tras ser pregonera el viernes 17, mi ex-alumna batanera Paula Rojo (1990) se convertía en la figura de la noche mágica el jueves 23 tras los fuegos artificiales y la foguera, con el tiempo climatológico ayudando sin «orbayu» (ya hubo agua de sobra el día de San Juan) a un llenazo en el Parque Jovellanos, el mismo al que todos asistimos muchos años para escuchar tantos conciertos de nuestros artistas y grupos favoritos. No era un sueño sino la realidad de una carrera ya consolidada con la Dixie Band y el llanisco Tristán Armas al frente, perfectamente acoplados con la mierense, profeta en su tierra y mediática tras su paso por el programa de Tele5 «La Voz», que como tantos otros, no encumbra siempre a los ganadores y el tiempo pone a todos en su sitio.
Dos discos en el mercado («Érase un sueño» y «Creer para ver») que se han vendido y escuchado mucho en todas las emisoras además de tener buenas críticas, canciones para todos los públicos con especial presencia de adolescentes y hasta en niñas de colegio (que arrastran lógicamente a sus padres y abuelos) que ven en Paula alguien cercano con esa imagen y música country muy americana (steel guitar, banjo y ukelele no pueden faltar) pero con el sello personal de su voz y estilo que sigue triunfando tanto en dúo, versión acústica o con esta su banda, además del dúo con el también asturiano Toni Amboaje (1981) con quien comenzó sus primeros pasos y la tele también hizo visible, conviertiendo sus propios temas en verdaderos hits. Más de dos horas de concierto con recuerdo a Elvis en un mix prodigioso en interpretación por parte de todos y un sonido impecable donde se escuchaba todo sin molestar, Si me voy no necesitó vasos, el parque cantó a coro Sólo tú y Mieres sonó a country un Poco más…

La noche del sábado 25 nos traía a la también cantautora Rozalén (Yeye, 1986), nombre artístico de Mª de los Ángeles Rozalén Ortuño, la manchega de voz rasgada que descubrí una mañana en «No es un día cualquiera» gracias a mi admirado Carlos Santos que, como un servidor, es omnívoro musical además de periodista, escritor y viajero con su «libreta colorá«. Nuevo éxito de público de todas las edades donde no faltaron las fans que corean los temas de sus dos discos («Con derecho a…» y «Quién me ha visto»), especialmente Comiéndote a besos con ese cambio de ritmo impactante, humor e ironía como prometía antes del concierto, y sobre todo buen hacer musical con letras comprometidas para alguien que se declara «libre, firme y luchadora», unido al toque tan especial de su inseparable intérprete de signos que hace llegar unas letras cuidadas a los sordos (las vibraciones musicales las sentimos todos, las emocionales también y sin exclusión). Una banda típica de guitarras, teclados, batería y bajo arropó a la albaceteña de principio a fin, aunque Ni tú ni yo con Fetén sea otra joya a guardar porque con Rozalén siempre Saltan chispas y es un Alivio.

No asistí a los conciertos de pago en el patio del Liceo donde la estrella del viernes 17 fue Manel Fuentes cual Boss con banda de «Tu cara me suena«, y desconozco resultados pero mi agenda final estaba abarrotada, incluso volví a repetir como pianista «ambientador» el viernes 24 en la ceremonia de entrega de los galardones «Mierenses en el mundo», donde acompañando al Coro Minero de Turón hicimos una versión para voces graves y piano del «Himno de Asturias» que he compartido en mi canal de YouTube©, con mejor sonido que imagen.

Aún quedan memorias finales, balances y avances para la próxima temporada, con un verano donde no pararemos, pero curiosamente San Juan, en lo musical, me resultó femenino plural.

​ ¡Madriz! humor y color de revista

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Lunes 27 de junio, 20:00 horas: Teatro Campoamor, XXIII Festival de Teatro Lírico Español Oviedo 2016: tercera y última función de ¡Cómo está Madriz! (texto de Miguel del Arco en torno a «La Gran Vía» y «El año pasado por agua» de Chueca y Valverde).

Intérpretes: Paco LeónLuis CansinoMaría Rey-JolyÁngel Ruiz, Amelia FontIsabel Rodríguez, Amparo Navarro; Capilla Polifónica «Ciudad de Oviedo», Oviedo Filarmonía, dirección musical: José María Moreno, dirección de escena: Miguel del Arco. Entrada butaca: 38,50€ + 1€ de gestión (Liberbank, y pasando obligatoriamente por taquilla al no poder retirarse ya en los cajeros las del Campoamor).

Brillante clausura de la vigesimotercera temporada de «Teatro Lírico Español» de Oviedo con llenos en cada una de las tres funciones y una producción idéntica a la que se disfrutó hace poco en el Madrid del Teatro de la Zarzuela. Interesante haber asistido el pasado jueves 23, víspera del estreno, a la conferencia que el maestro Moreno, el dramaturgo Miguel del Arco y el doctor Ramón Sobrino (coautor con Mª Encina Cortizo de la edición crítica de «La Gran Vía«) nos dieron en la Universidad de Oviedo para conocer en qué estado se encontraban tanto las partituras de Chueca y su «inseparable» orquestador Valverde como la idea de unir los títulos añadiendo los guiños a Barbieri y sobre todo comprender qué era el género chico, el sainete o la revista, pues de eso se trata este ¡Cómo está Madriz! que sigue vigente en toda su crítica a los estratos sociales (iglesia incluida), culturales y políticos, puesto que España y su capital estamos condenados a repetir la historia, siendo normal que nos veamos fielmente reflejados en el sueño que Paco tiene, un durmiente Paco de León que llena él solo la escena y dinamiza todo el espectáculo, con la técnica del video mapping ayudando muchísimo a completar un impresionante despliegue de vestuario así como de personajes en escena. Escuchándoles se disiparon todas las dudas que podrían planear leyendo la prensa nacional tras los incidentes y críticas que sirvieron como la mejor publicidad para el Teatro Campoamor, agotando el papel para poder asistir en primera persona y sin intermediarios a un espectáculo que, como todos, gustaría o no, pues de eso se trata.

Solo con ver el reparto y la ficha técnica del equipo artístico podemos darnos una idea (así como con algunas de las fotos de las distintas webs de la prensa nacional tras su estreno madrileño que ilustran esta entrada) del ambiente creado sobre la escena, con especial mención a la Capilla Polifónica «Ciudad de Oviedo» (dirigida ahora por Pablo Moras Menéndez), coro titular solvente no ya en la parte vocal, que estuvo al máximo nivel -cuerdas juntas y por separado, pletóricos, afinados, empastados y siempre atentos, incluso aportando nuevamente solistas al inmenso elenco- sino en el escénico, porque esta revista de tanto humor y color no sería posible sin ellos, para una compleja producción de ritmo frenético sobre las tablas en cada escena con pocos momentos de relajación musical.

Algunos criticarán el espectáculo de mucho teatro y algunos números musicales, pero todo ello es la revista como se entendía hace cien años, doce números en la primera parte más otros diez en la segunda para tres horas con descanso incluido de excelentes textos bien declamados, que no olvidan a Valle Inclán, Benavente, Antonio Machado, Baroja, citas de Ortega y Gasset junto a otros grandes tan actuales como vigentes en su visión de esta España nuestra, sin faltar el humor (fino pero también de brochazo) como vehículo crítico, y es que todavía me río cuando Pablo pide varias veces quemar Iglesias contestando todos «No! que es patrimonio» (también lo es la propia zarzuela), unido a una buena elección de los títulos para completar una fiesta que abarrotó y puso en pie al teatro para el número final con el maestro en escena dirigiéndonos a todos.

Un lujo todo el elenco vocal con pocas romanzas (en algún caso solo una) para cada cantante pero defendidas con calidad, soltura y desenfado, bien rodadas en veintitantas funciones madrileñas que sirvieron para tenerlo todo bien encajado y medido, destacando el siempre seguro y muy querido en Oviedo Luis Cansino (en el doble papel de «El caballero de Gracia» y Policía), barítono pletórico en canto y dicción,  la «Doña Virtudes» de la soprano cómica Amelia Font o «El Elíseo» de la valenciana Amparo Navarro ambas en plenitud de facultades, o «La Menegilda» de la bella María Rey-Joly, la Merche de Paco que completan el dúo «protagonista» de esta humorada coral, sólo por citar mis preferencias, sin olvidarme del simpático «Neptuno» del actor Ángel Ruiz (también uno de «Los Tres Ratas» junto a Carlos Crooke y Pedro Quiralte) o el doblete «La Gomosa / La Bujía» de Isabel Rodríguez, más todas las calles madrileñas, y por supuesto todo el cuadro de actores, algunos reconocidos por sus intervenciones televisivas como el propio Paco León, con larga trayectoria en todo tipo de obras donde los musicales no les son ajenos y siguen revitalizándose con la implicación de tantos nombres de la escena que como Miguel del Arco encuentran en nuestra Zarzuela con mayúsculas la inspiración para recuperar títulos como los elegidos para este Madriz castizo, plural e incorregible.

De la Oviedo Filarmonía volver a destacar su excelente momento cerrando ya temporada (aunque en verano siga trabajando), formación ideal para el foso y perfecto acompañamiento para las partituras de los doctores Sobrino y Cortizo publicadas por el ICCMU, bien entendidas por José María Moreno que supo llevar con buen aire (alguna vez algo adelantado a las voces) unos números musicales que los que peinamos canas tenemos en nuestra memoria colectiva como verdaderos éxitos que espero resurjan en el público joven que ha vuelto al Campoamor. Hasta las mutaciones cual «morcillas musicales» ayudaron a encajar toda esta revista, donde no faltó «El Imperio Contraataca». Podemos presumir de nuestro género si nos despojamos de prejuicios y la calidad prima en todo, no caigamos en lo mismo de hace cien años porque tristemente parecemos abocados a repetir las historias en vez de aprender de los errores.