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La cuesta de septiembre

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La ópera supone el inicio del curso musical, paralelo al escolar, y el arranque de una temporada donde seguimos con el sueldo mermado en un 5% de la etapa anterior, tres cuartas partes de una paga de navidad en el aire y el coste de la vida subiendo. El pistoletazo de salida lo di el pasado 11S desde Turón en plenas fiestas de El Cristo, mezclando sidra y jazz, del que escribiré en un par de días.

Personalmente nunca me quejo pero septiembre es realmente la cuesta para el bolsillo porque toca pasar por taquilla para renovar los abonos, por otra parte más baratos que en el resto de la Península Ibérica y no digamos de la Europa que se resquebraja.

Paso a detallar precios y espectáculos, dejando en la cartera dinero, poco, para entradas sueltas a óperas (¡qué invento las de última hora!), zarzuelas y el ciclo barroco de la próxima primavera ¡y estamos que no ha empezado el otoño!, sin olvidarnos de alguna que otra escapada aunque cada vez menos o conciertos gratuitos, que los hay, como los del Ciclo de Música Sacra «Maestro de la Roza», la «Semana de Música Religiosa de Avilés» y recitales de órgano puntuales (León está cerca, casi como Covadonga), conservatorios, sociedades filarmónicas y otras formaciones regionales a las que sigo y apoyo en todo lo que puedo. Desaparecidos los ahorros y perdidas las cajas, el apoyo a ciclos musicales de las llamadas obras sociales se esfumó, dejando en la cuneta años de trabajo y oportunidades de acercar nuevos públicos y presentar artistas tanto consagrados como noveles. Seguiremos quejándonos, así somos, sin actuar, el dichoso IVA cultural, a la espera de la Ley de Mecenazgo reclamada hace años por todos los sectores, pensando en fórmulas innovadoras que nunca cristalizan… En el imperio del capitalismo la cultura no parece rentable, olvidando además de un derecho es inversión y no un gasto, cultura generadora de empleo y la mejor seña de identidad en estos tiempos de marcas que no entiendo quién las diseña. De no cambiar, y lo veo difícil, una excelente generación de profesionales de todos los campos formados en nuestra casa y en los que hemos invertido, los disfrutarán otros países con una emigración callada pero que pasará factura en menos de lo que pensamos, auténtica fuga de capital humano.

Lo dicho, que me enrollo y cabreo, voy como decimos en Asturias con «les perres»: el abono conjunto para los Conciertos del Auditorio y Jornadas de Piano «Luis G. Iberni» cuesta 379 € aunque como en el fútbol tenemos una especie de «Día del Socio» donde pagamos un extra a precio especial, esta vez Lang Lang, 58,50 € que estará en Oviedo el día 5 de marzo de 2016. En total 20 espectáculos que mientras se mantenga el apoyo institucional (algo dudoso a la vista de la miopía de los nuevos regidores y comparaciones o prioridades insostenibles) dan de media 22 €, algo irrisorio (aunque se paga como mucho en dos veces) con un cartel que sigue poniendo en el mapa musical la capital asturiana. Por citar algunos, la genial Mitsuko Ukida con la Mahler Chamber Orchestra, el regreso al auditorio del violinista griego Leonidas Kavakos y la Orquesta de Cámara de Europa, o del excelente chelista francés Müller-Schott con el tandem Eschenbach – National Symphony, los incombustibles y «omínivoros» The King’s Singers, sin olvidar otro regreso como el de Midori o las esperadas voces de Magdalena Kožená (acompañada por la Cetra Barockorchester Basel y Marcon) o la eterna Mariella Devia. Nuestra OFil tiene su protagonismo tanto con el titular Conti como el invitado Diego Matheuz de la cantera bolivariana que dirigiese el segundo concierto regalo de «mi segunda de Mahler» hace unos años el día antes de la llegada del hoy mediático Dudamel. Ya iremos contándolo al detalle pero los programas son muy interesantes.

Quienes me conocen personalmente o desde este rincón cibernético, sin olvidarme de mi «cenáculo musical» de Twitter©, saben que a menudo digo que estoy casado con la OSPA, pues su fundación como tal, sucediendo a la Orquesta Sinfónica de Asturias, fue en 1991, el año de mi boda, por lo que en 2016 celebraremos «nuestras» Bodas de Plata, planificadas en 16 conciertos de abono al precio de 220 €, con directores invitados muy relacionados con ella, vueltas esperadas como la de Max Valdés o los asturianos Pablo González y Óliver Díaz, batutas conocidas como SoLockington o Rasilainen, y cuarto curso del titular Milanov que a la vista de la programación espero colme las espectativas, estrenando obras y repertorios que le gustan, lo que debe traducirse en calidad. Agradecer que siga el programa didáctico LinkUp que vuelve a finales de abril desde el principio con «La orquesta se mueve«, una experiencia muy gratificante como docente y melómano. De los solistas vuelven a tomar protagonismo los propios de la orquesta asturiana y entre los invitados espero el cierre de mi admirado Luis Fernando Pérez y el reencuentro con el chelista Adolfo Gutiérrez Arenas.

Octubre es el mes de los Premios Princesa de Asturias, también mermados musicalmente (hace años había una semana musical que llegaba a media región) cuyo concierto más esperado es el presidido por los Reyes. De difícil acceso para el pueblo llano, al menos el ensayo general es gratuito y al institucional acude un público al que el programa suele serle ajeno, aunque siempre hay honrosas excepciones. El Coro de la FPA es el encargado siempre de la voz y por vez primera la orquesta será la OFil bajo la batuta de Conti, que interpretarán la Misa de Gloria de Puccini, sin ceremonia litúrgica aunque el clero sea habitual en el Auditorio, normalmente buenos melómanos. Ramón Vargas y el asturiano David Menéndez serán los solistas. Creo que la última vez sonó en los Carmelitas con la antes citada OSA y Victor Pablo más el Coro Universitario, con Luis Gutiérrez Arias al frente, precisamente en mis años estudiantiles.

Este curso 2015-2016, promete…

 

Ciclogénesis wagneriana

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Miércoles 16 de septiembre, 19:00 horas. Teatro Campoamor, Oviedo. LXVIII Temporada de Ópera: Wagner: Die Walküre (La Walkiria), tercera función. Entrada última hora: 15 €. © foto-alfonso en la web «Ópera de Oviedo«, y escaneadas.

En plena vorágine climática y de inicio de curso, al que dedicaré otra entrada, arrancaba esta nueva temporada de ópera en la capital asturiana con un equilibrio total capaz de asombrar incluso con casi cinco horas, conociendo el timing que las óperas de «La Tetralogía» tienen.

No hay un momento de respiro para nadie en una obra llena de brutales contrastes en todos y cada uno de los elementos de esta «obra de arte total» que concibió el músico de Leipzig, y la tensión mantenida supuso un esfuerzo titánico para todos, alcanzando momentos sublimes.

Quiero comenzar por la dirección musical de Guillermo García Calvo que de nuevo demostró con creces su dominio wagneriano tras su debut con Tristán asombrando como entonces y volviendo a conseguir una química con la OSPA que se notó desde el inicio de la obra, sacando lo mejor de todos los músicos para una plantilla reducida en número pero completa en calidades, intervenciones solistas acertadas cargadas de la emoción bien planteada desde la batuta del madrileño, sonoridad plenamente germana con un equilibrio impensable a la vista pero contundente al escucharlo, esa ciclogénesis de dinámicas que son las verdaderas protagonistas, la música pura con pianísimos capaces de cortar la respiración y fortísimos pletóricos, precisos, redondos, cada leitmotiv bien dibujado para alcanzar un color acorde con la escena. Bravísima la formación asturiana que este curso cumple sus bodas de plata en su mejor momento, madurez y entrega cuando la dirigen autoridades que con el dominio transmiten seguridad y confianza a todos sus componentes.

El reparto vocal estaba encabezado por Stuart Skelton que esta vez no falló y fue el tenor esperado para Siegmund, timbre apropiado, dinámicas también ciclogenéticas, poderío escénico y una verdadera lección de canto wagneriano. El Hundig de Liang Li fue el esperado de un bajo, registro rotundo con volúmenes que no se oscurecieron en parte por el mimo con el que el maestro García Calvo trata a todas las voces, exigiendo la presencia idónea en cada momento. Un poco decepcionado por Tómas Tómasson con un Wotan algo desigual, supongo que arrastrando el catarro (lógico ante un tiempo climatológico realmente de locos) desde la primera función, lo que llevó a cambios de color en una voz (más barítono que bajo) demasiado incómodos para dotar a su personaje de identidad propia, aunque lo suplió con el dominio de la partitura y con momentos íntimos, casi hablados, proyectando su voz hasta «mi anfiteatro». Trío masculino equilibrado que ya es un triunfo.

Pero las féminas son aquí el punto diferenciador, desde la Sieglinde de Nicola Beller Carbone dándolo todo sin dejarse ni un matiz (todavía recordada su Pepita Jiménez), hasta la Brünnhilde de Elisabete Matos que sigue siendo una voz en ascenso, brutal para este rol creciendo a lo largo de los tres actos convenciendo en dramatismo y línea de canto. La Fricka de la mezzo Michelle Breedt no desentonó con sus compañeras aunque tampoco su personaje resulta «agradecido» en la partitura, pero los colores quedaron bien diferenciados. Mención especial a las walkirias con acento español, voces de primera para el acto final que dibujaron un verdadero coro guerrero de empaste perfecto, agudos delirantes y necesarios, ocho guerreras con nombres y apellidos conocidos: Isabella Gaudí, Raquel Lojendio, Sandra Ferrández, María Luisa Corbacho, Maribel Ortega, Marina Pardo, Anna Alàs i Jovè y Marina Pinchuk, todo un lujo que ayudó a un reparto escénico redondo, unido a una dirección de escena que ayuda colocando los cantantes para la mejor proyección posible de su voz, en alto como la pasarela dentro del escenario, delante de la propia caja escénica, sentados sobre el foso e incluso en la esquina derecha frente a una de las bolsas, hasta las voces «fuera de cuadro» sonaron equilibradas, importantísimo a la vista de muchas barbaridades actuales.

Enlazo la dirección escénica con toda la escenografía, lograda con el ya casi habitual «Video Mapping» que dejó cuadros elegantes como la bajada de la espada Nothung, sombras muy logradas con luces resaltando la explosión y el dolor en perfecta sincronía con la música, sumando el elemento de las fichas de dominó que pudo resultar algo reiterativo aunque efectivo, incluso en el ruido, y un vestuario más que suficiente y de colores buscados e identificables para cada personaje cual «leit motiv» de ropaje.

Mención aparte los figurantes infantiles, personalmente un toque genial, la mitología de jugar con el tiempo, duplicar los protagonistas, verdaderos actores desde los protagonistas hasta las «miniwalkirias», siendo muy emotivo el beso de Wotan a la niña Brünnhilde para despojarla de su divinidad mientras la adulta con la corte de hermanas guerreras niñas compone una escultura yacente, caso, lanza y escudo bien colocados, y esa despedida infantil colocando el atrezzo con mimo, rigor y verdadera profesionalidad con dotes actorales dignos de mención.

Aún queda la cuarta función del sábado 19, coincidiendo con otra cabalgata, la del «Día de América en Asturias», que supongo rematará este título tan esperado para intentar completar la tetralogía con repartos equilibrados pese a la dificultad de acertar, una orquesta capaz de ella, ninguna mejor que la OSPA, y maestros como Guillermo García Calvo que saben trabajar meticulosamente todos los detalles para lograr representaciones de calidad y emoción como esta Valquiria que abre el festival escénico «El anillo del Nibelungo».


Ficha técnica
(más detallada en el programa de mano incluido en esta entrada)
Siegmund: Stuart Skelton HundingLiang Li Wotan: Tómas Tómasson
Sieglinde: Nicola Beller Carbone Brünnhilde: Elisabete Matos Fricka: Michelle Breedt
 Gerhilde: Isabella Gaudí
Ortlinde: Raquel Lojendio
Waltraute: Sandra Ferrández
Schwertleite: María Luisa Corbacho
Helmwige: Maribel Ortega
Siegrune: Marina Pardo
Grimgerde: Anna Alàs i Jové
Rossweisse: Marina Pinchuk
Dirección musical: Guillermo García Calvo
Dirección de escena, escenografía y vestuario: Michal Znaniecki
Video Mapping: MOOV
Diseño de iluminación: Bogumil Palewicz
Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias