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Link Up: enganchadOS PAra siempre

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Tercer año que la OSPA nos trae «Link Up», un proyecto del Weill Music Institute del Carnegie Hall de Nueva York, una experiencia única dentro de la docencia musical en Asturias que implica alumnado de 1º de Primaria a 2º de Secundaria, este año más de 5.000 chavales de todo el Principado que durante una hora compartieron concierto con Rossen Milanov y nuestra orquesta. Moves, Sing y ahora Rocks, siempre entendiendo el concepto más allá de la mera traducción del inglés.

Muchas emociones antes, durante y después. Antes porque los materiales que editan los norteamericanos, actualizados y traducidos al español (porque también en EE.UU. hablan nuestro idioma aunque la música sea un lenguaje universal) son excelentes y válidos para cualquier nivel, adaptándolos según las necesidades y con criterios abiertos sin olvidar el propio proceso de autoevaluación, cuadernos que fueron repartidos ¡a cada alumno! más una guía didáctica para los profesores. Todo llegó como un regalo de Reyes tras las vacaciones, y desde entonces la clase de música se transformó en «Link Up».

A lo largo de casi cuatro meses hemos podido trabajar con nuestros alumnos todos los elementos que intervienen no ya en la escucha sino desde la práctica como todo el lenguaje musical, el ritmo, la lectura, la flauta dulce, el movimiento, la improvisación, incluso los idiomas… Cada año un repertorio distinto donde sólo repite el «himno Link Up», el Come to play (Cabannis) que es todo un boom, y para este 2015 un plantel variado de compositores, alguno relacionado con la mítica sala neoyorkina como Tchaikovsky, al que algunos creían todavía vivo.

Cada año más sesiones en el Auditorio de Oviedo, esta vez cinco sesiones para poder cumplir la demanda, miércoles 6 a las 12:00, más jueves 7 y viernes 8 con pases a las 10:30 y 12:00. Los músicos de la OSPA con Rossen Milanov que nos ha regalado este proyecto por él trabajado al otro lado del charco, volcados con este proyecto y de nuevo Gustavo Moral de maestro de ceremonias (quien también se reunión con los profesores implicados en diciembre y marzo), alma mater, guía durante el concierto, consejero antes, colaborador y defensor de este «Link Up» que une, «conecta» o aún mejor «engáncha» a la Música, así en mayúsculas. Y por supuesto el trío de solistas que completan un espectáculo más allá de lo que podemos entender por concierto: las sopranos Sonia de Munck y Elena Ramos más el tenor Julio Morales.

Pasatiempos musicales proyectados en la gran pantalla sobre el escenario mientras van ocupando sus localidades «profes y nenos» en una organización impresionante de recursos humanos, debiendo felicitar a tantos implicados: Policía Local, Protección Civil y todo el personal del Auditorio, aunque seguro que me olvido de algunos. Claro que el concierto ya arrancaba en el bus, ensayando los últimos pasajes, repasando letras, todos «enganchados», hasta un servidor con su camiseta «ad hoc».

Llega la hora de la verdad, afinación completada y Ven a tocar con todos participando, cantando, tocando flauta dulce o los instrumentos que estudian estos alumnos (flauta travesera, trompa, clarinete, violín… incluso gaita) porque así funciona «Link Up«. Los solistas y los alumnos conformando todos una gran orquesta y las primeras emociones tras el largo camino hasta aquí.

Sin entrar en el orden real, también hubo momentos de escucha muy trabajados en las aulas, Marte de «Los Planetas» de Holst, casi Star Wars, y sobre todo ese fogoso último movimiento de la Sinfonía nº 4 en fa menor, op. 36 de Tchaikovky para una OSPA con Milanov increíblemente inspirada en todas las secciones, una cuerda precisa y presente, una percusión impactante, una madera en su punto álgido y unos metales inspirados, también presentándose cada familia al alumnado, que las conoce e incluso también a algunos músicos.

De las obras trabajadas destacar In C de Terry Riley por lo que supone de improvisación a partir de nueve patrones, vocales, con flauta e incluso rítmicamente. Especial el O Fortuna de la conocida «Carmina Burana» (Orff), con la primera estrofa repetida pero igualmente efectiva, de respigarse al escucharlo cantado (por los pasillos del Instituto era mejor que «Los 40») y tocado por todos, aunque el empuje multitudinario iba por delante del tempo algo «retraído» que marcaba Milanov.

Y no digamos nada del famoso Bolero (Ravel), no previsto en N.Y. pero sí en Oviedo, incluso una letra adaptada siempre buscando elegir la opción individual. Orgullo tener una alumna capaz de tocar en la travesera todo, más allá de lo escrito, casi como la admirada Myra Pearse, uniéndose los compañeros y todo el auditorio en las partes indicadas, ostinato melódico, rítmico y hasta una coreografía al uso montada el último mes para no perder la presencia del movimiento (siempre marcado por el espacio de la butaca) de los dos anteriores proyectos. Por supuesto protagonismo de toda la orquesta y mención especial para Christian Brandhofer que se habrá «hartado» de tantos boleros…

El tiempo pasó volando y nada mejor que terminar como empezamos, Ven a tocar, ven a cantar, solistas entre el público también intérprete, orquesta cargándose las pilas, Milanov disfrutando y Gustavo en un sin parar, y así ¡tres días! que resultarán impagables por lo que ha supuesto para todos.

La vuelta al cole, al insti, otra fiesta, un disfrute y experiencia única, algunos estuvieron en los tres proyectos, otros en los últimos, algunos se estrenaban, todos compartieron emociones, vivencias, y además seguimos con la música a todas partes, queda curso y el trabajo bien hecho tiene recompensa. Felicidades a todo el alumnado asturiano y sobre todo gracias a todos los que han hecho posible que sigamos «LinkeUpeándonos». Esperamos ya el 2016 para volver a empezar… como la película oscarizada o el famoso tema de Cole Porter.

Frescura inflamada

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Jueves 7 de mayo, 20:00 horas. Sala de cámara, Auditorio de Oviedo. «Primavera barroca«: Ángeles y demonios: Valentina Varriale (soprano), I Turchini, Antonio Florio (director). Obras de Leonardo Vinci, Pietro Marchitelli, Leonardo Leo, Domenico Sarro, Niccolò Piccini y Nicola Fiorenza.

Tras ligeros chubascos la primavera barroca ovetense con la colaboración del CNDM volvió a florecer este jueves de la mano del maestro Antonio Florio al frente de I Turchini con un programa donde brilló con luz propia la soprano Valentina Varriale, todo un descubrimiento del profesor de Bari que continúa sacándonos a la luz no ya el repertorio del barroco napolitano sino versiones limpias, contrastadas, con una formación pura de cuerda que funciona a la perfección con Alessandro Ciccolini de concertino con otros cinco violines más un instrumento por cuerda donde no faltó el clave de Patrizia Varone, complemento ideal de cuerda percutida redondeando un continuo presente, auténtico cimiento tímbrico para un sonido global siempre poderoso, limpio, con ligeros problemas de afinación por este calor húmedo asturiano aunque consiguiendo siempre convencer.

El concierto, sin pausa, estuvo centrado en arias de la ópera belcantista barroca que la soprano napolitana bordó desde una voz con cuerpo, potencia y gusto a partes iguales, expresividad máxima con una dicción y técnica espectaculares que le abrirán muchas puertas. Vinci como Piccinni tienen nombre propio y la elección de las arias estuvo muy acertada para comprobar la vigencia de un repertorio cada vez más presente, fresco y agradecido para el gran público, que esta vez volvió a responder en la sala de cámara con madera crujiente en espera de reparación. El aria de «L’Alidoro» (Leonardo Leo) no desentonó al lado de sus «hermanas mayores» siendo un lujo Son Regina e son amante de «Didone abbandonata» (Piccini)  y las dos del «Artaserse» (Vinci), esplendor vocal, pasión inflamada, auténticos ángeles y demonios que titulaba el programa con una Varone pletórica de matices, agilidades de vértigo siempre precisas y arropada por una cuerda al mando de un Florio dominador absoluto de las partituras.

Las intervenciones instrumentales brillaron igualmente en el Concerto grosso en la menor (Marchitelli) donde el clave es más que relleno y percusión armónica, cinco movimientos de extraordinaria inventiva melódica en auténtica fórmula barroca, la movida Sinfonía de «Ginevra principessa di Scozia» (Sarro) y especialmente la Sonata para violín y cuerda en la menor (Fiorenza) con Ciccolini maestro y director junto a un instrumento por cuerda en virtuosismo y presencia de todos los músicos para una innovadora sonata barroca llena de pasiones, Nápoles como Sevilla con la luz del sur y el estilo contagioso e inimitablemente italiano.

Para cerrar una canzonetta napolitana anónima contemporánea de las figuras, enlace con la tradición bufa y la inspiración popular, «Lu cardillo«, en compás ternario contagioso y una instrumentación «callejera» con el clave cual mandolina, pizzicati guitarristicos, contrapunto del violín y devolvernos a «La Varriale» popular, animada, entregada, pletórica e incluso pícara, inyección de optimismo donde el contraste estuvo siempre presente.

La propina otro juguete popular para volver a disfrutar de la soprano napolitana en un tema de amor y traición, la vida misma hecha música y elevada al altar del belcanto nacido en las cálidas calles de la Italia meridional, en otros tiempos españolas, con quien tantos parecidos tenemos. Quedan dos sesiones primaverales con músicos nacionales y repertorio internacional, pero la carga de energía de estas músicas cantadas por Valentina Varriale con FlorioI Turchini nos han devuelto calor y color.