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La disidencia siempre es apertura

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Jueves 12 de marzo, 19 horas. Centro La Lila, Oviedo:  Joven Asociación de Musicología de Asturias. II Ciclo de Música Antigua «Sonidos de la historia». Conferencia de Ángel Medina: «Disidencias del canto gregoriano».

Primera conferencia del «ciclo de los jueves» que organizan estos jóvenes de espíritu abierto, enamorados de la música sin etiquetas, consolidando la llamada antigua que tiene su espacio en la capital asturiana, estrenando escenario como es el Salón de Actos del Centro «La Lila», perfecto para eventos como el de esta tarde de jueves, donde el Catedrático Ángel Medina nos dio toda una clase magistral llena de anécdotas, ilustraciones musicales y sobre todo la amplitud de miras que da el conocimiento, presentado por la presidenta de la asociación María García.

Con el sustantivo tan sugerente de «disidencias» sumado al concepto que tenemos de canto gregoriano, pudimos comprobar de la mano de un estudioso cómo la unificación o intento de normalizar siempre supone perder identidad, más cuando además se realiza desde la imposición y el nepotismo. Interesantísimas teorías, bien documentadas como siempre en Ángel Medina, sobre los distintos cantos gregorianos repasando desde los orígenes hasta nuestros días sin olvidarse de Solesmes, Carlomagno, el Papado, Trento, Silos o nuestras Pelayas, de las distintas liturgias que acabarán prohibidas por la romana, trufado todo de anécdotas realmente jugosas. Impresionante el discurrir de la notación musical y su ejecución, las letras latinas, los tropos y secuencias, la tradición oral, el abrir los ojos sabiendo que siempre hubo disidentes que intentaban mantener lo propio como seña de identidad que no debemos perder, y siendo genial el juicio por considerar hereje la hispánica (visigoda y mozárabe), con la quema de los dos «misales» romano e hispano saltando éste del fuego que finalmente fue pateado por el rey Alfonso VI para volver a convencernos de que la ley es lo que diga el rey, tan vigente en pleno siglo XXI.

Igualmente maravilloso el análisis que el profesor Medina hizo de los «gori gori«, onomatopeya infantil para expresar lo ilegible de los cantos en las misas de difuntos, explicándonos cómo se pagaban hasta no hace mucho, siendo una fuente de ingresos tan imponente lo que suponían esas liturgias cantadas a toda prisa, porque entonces los curas cumplían a rajatabla, o la visión que la orden de Cluny tenía, no ya del arte o la decoración llevada al mínimo, incluyendo el gregoriano melismático para despojarlo de tanto adorno -que finalmente no se llevó a cabo- y de la regla benedictina del ora et labora que aún hoy parece rota olvidando la segunda parte, puede que por considerar el trabajo como castigo divino para los católicos (cosecha propia). Sabedor de las críticas que los llamados gregorianistas tienen hacia estas visiones, su razonamiento es apabullante por aplicar el sentido común del conocimiento.

Simpática la reflexión sobre Cielo e Infierno, en manos de Dios, y el Purgatorio con entrada y salida, direcciones incluidas, cuyas llaves están manejadas por la Iglesia, inventora del lugar más concurrido de la eternidad. Admiración por el saber enciclopédico del egregio catedrático al que siempre da gusto escuchar.

Por supuesto que no podía olvidar en esta lección, imposible de resumir, hacer referencias al ritmo, la polifonía, los instrumentos que estaban presentes en las liturgias hasta que, como suele suceder, algún avispado decide prohibirlos, con todo lo que ello supuso, citando el curioso caso del serpentón.

Y así con todos los puntos desgranados durante más de una hora de estos «cantos gregorianos» sin olvidarse de los populares, transmitidos oralmente de generación en generación, manteniendo desde la lejanía la identidad y evitando prohibiciones al preservarse geográficamente, como su estudiada «Misa de gaita» que pondría el broche de oro a una clase tan amena que el tiempo pasó volando. Gracias a mi querido Medina y enhorabuena a la JAM de Asturias por seguir instruyendo y deleitando con palabras musicales y música sin palabras. Los jueves no son santos y hasta el 23 de abril queda mucho por delante.

Musika Música toma 8 cerrando con pasión

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Domingo 8 marzo 2015, 14:00 horas: Músika-Música 2015, Bilbao. Palacio EuskaldunaSala Príncipe Leopoldo: Raquel Lojendio (soprano), Olatz Saitua (soprano), Maarten Engeltjens (contratenor), Andrew Tortise (tenor), Pablo García López (tenor), Stephan Loges (bajo-barítono), Javier Jiménez Cuevas (bajo), Coro El León de Oro (Marco A. García de Paz, director)Forma AntiqvaAarón Zapico (director): HaendelOratorio «Johannes Passion»Entrada: 8€.

Para cerrar este «finde» tan completo nada mejor que volver a mis pasiones reconocidas de «leónigan» y «en forma antiqva«, unidos de nuevo y con solistas ya escuchados, incluso en esta maratón, sumándose otros y con Händel que también tiene su Pasión según San Juan, gran redescubrimiento que armaron todos estos intérpretes en una sala dedicada a quien en Köthen, pequeña y hermosa ciudad digna de conocerse, hizo posible que Bach pudiese desconectar un poco de la música para la iglesia, ahora con el relevo del nacionalizado inglés que pareció recorrer el camino contrario, por lo que nombre y ubicación idóneos en esta mi última toma, ocho conciertos en dos días y medio que han dado para mucho.
La pasión homónima de Bach en la noche del viernes puede que haya marcado la escucha de esta de Händel, máxime cuando volvió a cojear evitando un resultado óptimo para una obra poquísimo escuchada, puede que eclipsada por la inevitable comparación, y que requiere muchos solistas con pequeñas intervenciones no todas agradecidas y difíciles de encontrar en el panorama actual. Cierto que se trata de una obra de juventud estrenada en Hamburgo en 1704, un oratorio que combina texto del evangelio y glosas poéticas de Postel, musicalmente sencilla pero llena de dramatismo cargado de emotividad.
Para empezar por lo positivo volver a felicitar a Forma Antiqva, imbuidos todavía del «espíritu Halle» después del vespertino del sábado y llenando la «mediana» Sala Príncipe Leopoldo. Encomiable el trabajo de la formación asturiana con Aarón Zapico al frente, pues en los conciertos de Bilbao demostraron porqué son un referente europeo en la interpretación de la música barroca, con un público entregado que disfruta con sus interpretaciones, siempre novedosas al aportar el «plus» de un continuo siempre eficaz, simbiosis necesaria para unas partituras donde llenan momentos teóricamente menores pero iluminados por los gemelos, la «adoptada» Ruth o una Silvia Márquez «alter ego» del hermano mayor. Me consta el trabajo de preparar un solo tras el Mein Sünd’ mich werder kränken sehr trabajado como coral desde el laúd de Pablo, gusto y musicalidad totalmente ceñidos al estilo y ejecutado con la maestría de mi tocayo.
El León de Oro que dirige Marco A. García de Paz no estuvo tan a gusto como el viernes, puede que la colocación no ayudase y además las sopranos carecieron del color característicos para mostrarse menos empastadas de lo que nos tienen acostumbrados. Tampoco puedo decir que las entradas fueran decididas, el gesto de su titular y el de Aarón Zapico son totalmente distintos, por lo que hubo altibajos, bien el coral inicial pero indecisión en el Kreuzige, mejor el siguiente Wir haben ein Gesetz y cuando cantaron a capella, más el coral antes citado (tras la intervención de Pablo Zapico) volúmenes no siempre presentes, algo desequilibrados los planos entre cuerdas y «cortos» en los tutti pero manteniendo la afinación exquisita de la que pueden presumir. Estoy convencido que de haber cantado con la OSPA el resultado hubiese sido magnífico, quedándose en un notable alto por este último concierto, amén del esfuerzo que la maratón ha supuesto para todos los intérpretes.
Destacar la colocación de los solistas, centro para Jesús y el evangelista, con los extremos viniendo al centro para las restantes intervenciones. En las voces solistas teníamos de nuevo haciendo triplete a Lojendio y Loges o doblete de Engeltjes, en la línea de los anteriores conciertos, seguros en sus roles, sumándose el tenor cordobés Pablo García López (que además de la lírica comienza a destacar en estos repertorios religiosos), todos bien en sus intervenciones, color vocal apropiado, empastes hermosos, destacando el dúo de Pablo con el bajo del «león» y ópera ovetense Manuel Quintana Aspra (en la foto superior) realmente ensamblado y agradecido, pero bajando el listón la soprano local Olatz Saitua, voz algo «pequeña» con torpes agilidades -siendo el intríngulis del barroco por excelencia-, y muy flojo el bajo Javier Jiménez Cuevas, a quien es cierto le tocó el papel más difícil, pero suspendiendo por desafinado, falto de mayor técnica, desigualdades en los registros cambiando totalmente el color, careciendo del nivel mínimo para compartir escenario con auténticos profesionales, al menos en este programa.
Siempre con todo el respeto a quien se sube a un escenario, reconociendo el trabajo que supone llegar y mayor en mantenerse, el estudio a lo largo de toda la vida y el cansancio que todo músico pueda arrastrar, debo constatar estos detalles que sin empañar el resultado conjunto, desequilibran la interpretación de una obra como esta Johannes Passion de Händel en la que teníamos muchas esperanzas depositadas pero que no todos se involucraron de igual manera. Mi último concierto no colmó el fin de semana aunque la satisfacción por la experiencia vivida fue tan grande que tendré que dedicar otra entrada más que toma, a modo de epílogo, resumen de vivencias musicales. Al menos este año la agenda nos permitió una escapada que está más cerca de Asturias.