Miércoles 4 de mayo, 20:00 horas. Auditorio de Oviedo, sala de cámara: IX Primavera Barroca. De locuras y tormentos: Raquel Andueza (soprano) y La Galanía. Obras de Bailly, Monteverdi, Cavalli, Lully y anónimos.
Cada
concierto de la soprano navarra es siempre una locura de buen hacer y si además viene con su formación entonces se desatan los placeres. Tras una conferencia a la que asistieron alumnos del
CONSMUPA y de
Musicología de la Universidad de Oviedo con sus profesores, toda una lección sobre la voz o sus gustos personales, cercanía y sabiduría para todos, el programa que
Raquel Andueza y
La Galanía trajeron en colaboración con el
CNDM dentro de la novena primavera barroca carbayona que sigue manteniendo un público fiel, estaba conformado por las obras que sus muchos seguidores en las redes sociales elegimos de su repertorio, y no hay duda que acertamos de pleno.

El directo siempre digo que es irrepetible y las ganas de volver a escena por parte de
Andueza y su quinteto se transmitieron desde
Yo soy la locura que abría el concierto. Si
Monteverdi fue quien más sonó se debe al amor de la soprano por este grande que nos ha contagiado a sus fans, transportando sus arias al gusto de su voz siempre natural y única con interpretaciones íntimas, siempre bien acompañada por unos músicos de primera. Interesantes siempre los arreglos donde el violín contesta a la voz o se alternan el continuo de guitarra y tiorba con el arpa y violín, sin olvidarse nunca de las pinceladas que la percusión de
Mayoral dan a cada obra, discretas pero irreemplazables. Impresionante ese
Oblivion soave de «L’incoronazione di Poppea» con una Arnalta sentada, nodriza que apacigua el espíritu, y otro tanto de la conocida
Si dolce è’l tormento que
Andueza ha hecho suya.


De los anónimos hispanos son las danzas otro de los platos fuertes, bien intercalados con los instrumentales que
La Galanía consiguen darle un color especial por la elección del orgánico. Cada músico tiene sus momentos solistas en los arreglos de
Jesús Fernández Baena muy bien construidos para lucimiento del quinteto y aún mejores en el ropaje para la voz cautivadora de
Raquel Andueza. Alternancias de aires, textos (esta vez en el propio
programa de mano) que son poesía pura o picaresca de
nuestra mejor literatura, con la
Jácara de la trena recreada por el musicólogo y habitual colaborador
Álvaro Torrente, y otro tanto con la
Zarabanda del catálogo, historias censuradas que alentarían nuevas formas aunque Francia las volviese cortesanas y galantes.
El repertorio francés será otra aportación al repertorio barroco de
Andueza que pudimos disfrutar en la segunda propina tras el «
guineo»
A la zambarambé siempre alegre y explosivo, de su última grabación «
El Baile Perdido«.
Un nuevo éxito con el feliz regreso a Oviedo de esta artista única que cautiva, benditos tormentos y auténtica locura para un público que esta vez eligió las obras que seguimos disfrutando desde casa con
las grabaciones que no faltan en nuestras discotecas, aunque el directo siempre sea único.
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