Martes 7 de marzo, 19:30 h. Centro de Cultura Antiguo Instituto, Salón de actos: Conferencia «La música de las mujeres y las mujeres en la música» a cargo de Eduardo Viñuela, Profesor titular del Departamento de Hª del Arte y Musicología de la Universidad de Oviedo.
Como actividad previa al concierto que se celebrará este miércoles 8M, la Sociedad Filarmónica de Gijón preparó esta interesante conferencia del profesor Viñuela presentado por Mar Fernández, vicepresidenta de la sociedad, haciendo hincapié que el concierto del trío Soyoung Yoon, Nadège Rochat y Judith Jáuregui ya estaba previsto independientemente de la efeméride, pero nada mejor que contar al final de la conferencia con su presencia, para completar una charla y coloquio de lo más enriquecedor en estos nuevos tiempos de feminismo.
El doctor Viñuela planteó una amena exposición desde dos preguntas ¿dónde está la música de las mujeres? y ¿dónde están las mujeres en la música?, primero por las pocas que se conocen en su faceta de compositoras, incluso descubriéndose pero sin escuchar sus obras. Desde la amplia lista en Wikipedia al mapa de Shakira Ventura vemos cómo aún queda mucho por descubrir en el planeta.
No faltó tampoco la explicación del llamado «Sistema patriarcal» y los pares binarios para dar respuesta y comprender mejor tantos interrogantes sobre la poca visibilidad femenina en el mundo de la composición, incluso en el de la interpretación, con la ausencia de referentes o modelos a seguir incluso en un siglo romántico y europeo que «silenciaba» a Hildegard von Bingen, Francesca Caccini o Barbara Strozzi, por lo que hasta Clara Wieck «desistiría» de su creatividad por el mero hecho de ser mujer, como reflejó en su diario:
«Una vez creí que tenía talento creativo, pero abandoné esa idea; una mujer no debe desear componer, no es bastante hábil para ello ¿por qué iba yo a esperar poder hacerlo?»
Analizar las causas supuso también un repaso histórico y sociológico de la mujer en la música, los instrumentos con que se las asociaba (arpa, guitarra y tecla), pues «la organología tiene género» y hasta cierto carácter doméstico, si exceptuamos la voz como algo más «femenino» por el sesgo de natural o emocional, una música interpretada para pocos y la posterior además de lenta incorporación a las orquestas (incluso exclusivamente femeninas) y bandas. Mayor desarrollo tendría el actual debate sobre la dirección que también se trató en el coloquio con las tres intérpretes, donde parece que volvamos del revés la propia historia (comentaba Soyoung Yoo su vivencia inglesa donde no pudo ampliar estudios de violín pero de haber elegido la batuta no hubiese tenido ni que superar pruebas, tal es el momento actual de las directoras que comienzan a «priorizarse» más allá de las llamadas cuotas).
Visibilizar, interpretar obras de mujeres, grabarlas pues son patrimonio (interesante el dato que Nadège Rochat aportó sobre la compositora irlandesa Ina Boyle, siendo la primera en grabarla) y por supuesto los sesgos machistas donde parece darse más importancia al vestido de la pianista que a su propia interpretación, como comentó también Judith Jáuregui, que a su propia interpretación, algo que a la inversa nos preguntamos por qué no sucede. Cierto que la calidad de las tres intérpretes va más allá del género y no han tenido problemas por su condición de mujeres para mantener una carrera imparable y plagada de éxitos.
Entrevista para «El Comercio»:
Como colofón y entre las posibilidades para impulsar un cambio Eduardo Viñuela propuso: «Normalizar la programación de las compositoras», «Romper con los estereotipos en la interpretación», «Ser críticos con los juicios de valor» en programas de mano, críticas y hasta conversaciones informales, y «Demandar música fuera del canon» decimonónico, pues son las claves para visibilizar y escuchar tanta música que duerme el sueño de los injustos, si se me permite la expresión. Todo un proceso interrelacionado donde el profesor sugiere:
1) Cuota de programación en conciertos y en centros de formación; 2) Preparación de repertorio de mujeres; 3) Demanda de partituras; 4) Producción de grabaciones; 5) Enriquecimiento del patrimonio musical, y 6) Incorporación a la historia de la música. Poco a poco vamos lográndolo desde distintas asociaciones como el Ateneo Musical de Mieres, aunque aún queda mucho camino por recorrer y mucho terreno que ganar en esa «Música con M de mujer».
Y el coloquio final que se prolongó hasta casi las nueve de la noche, lleno de anécdotas, experiencias de todo tipo, vivencias propias en sus carreras, sumando la ilusión de poder escuchar mañana a un trío con el entendimiento que se transmite incluso escuchándolas hablar y tan necesario para afrontar un programa exigente que se transmite. Desde aquí lo contaremos.





